Un silencio ominoso cayó en la estancia ante las palabras de Morko. Bruennor escuchó con gesto grave las palabras del joven príncipe y tomo un largo trago de cerveza antes de contestar.
- Muchacho, hablas con el corazón y eso te honra, pero tengo que decirte algo que quizá no te guste. No hablas con la cabeza. Tus intenciones son las correctas pero estas olvidando algo muy importante. El Culto atacó tu ciudad para conseguir eso - dice señalando con un dedo su hacha, que descansa apoyada en la pared no muy lejos - Llegaron a enviar todo un destacamento de dragones y tropas para conseguirla. ¿Quieres recuperar tus salones? Cuenta con los enanos de Mithrall Hall. Quinientos guerreros marcharán mañana mismo si así lo deseas para reconquistarlos. - hace una pausa. Su mirada dice que esta hablando totalmente en serio - Pero hasta que no detengamos al Culto y sus planes la realidad es que ningún lugar donde estés será seguro, y menos para guiar a grupos de refugiados o para liderar proyectos de reconstrucción. Muchos de los supervivientes del ataque han logrado llegar a Elturel, Waterdeep e incluso a Mithral Hall. Como hablamos estamos haciendo lo posible por localizarlos a todos, de manera discreta, pues el Culto no sabe dónde está Khelezburg y no podemos arriesgarnos a que sean capturados y torturados en un intento de localizarla. -
Laeral cruza una mirada con Khelben y Volo e interviene
- Deja que nosotros os ayudemos también. Los refugiados encontrarán un lugar seguro en Waterdeep, nos ocuparemos de que no les falte de nada -
- Incluso podemos enviarlos a Mithral Hall si es su deseo - añade Khelben y Bruennor asiente
- Si deseas recuperar tus tierras cuenta con las fuerzas de Mith Drannor -añade Finathiel, reforzando la promesa que ya le hizo a Morko cuando se conocieron - pero Bruennor habla con sabiduría. Deja que tus aliados se ocupen discretamente de reagrupar a tus súbditos. Los exploradores de mi gente ayudarán en lo que puedan. Detén la verdadera amenaza contra ellos. Con tus tierras libres o no, no estaréis realmente a salvo hasta que el Culto y sus planes hayan sido detenidos. -
- Disiento… - Dijo intentando ser cortes a pesar de contradecir a los insignes aristócratas de Waterdeep. - El culto del dragón no parece perseguir una lista determinada de objetos mágicos insustituibles, si no que tan solo intenta acumular un numero determinado de ellos. Parece que si uno es demasiado difícil de conseguir lo ignoran. Si fuese de otra manera bastaría con mantener tan uno solo de ellos fuera de su alcance para desbaratar sus planes. – Dijo haciendo un aspaviento hacia el hacha de Morko.
- Creo que ellos deben de saber ya que el hacha está en posesión de Morko, no me ceo que los rumores de nuestras últimas hazañas no hayan llegado ya a los oídos de sus agentes... oque lo hagan en breve. - Tras una pausa para ordenar un poco sus ideas prosiguió - Su interés en el territorio de Morko será circunstancial. Sus planes no consisten en mantener territorio si no en realizar el ritual. Si les arrebatamos el reino de Morko y alejamos el hacha del mismo, no tendrán demasiado interés en reconquistarlo.
- Creo que reconquistar el reino es una opción excelente para nuestros próximos pasos. – Dijo mirando francamente al paladín enano. – Los fragmentos no te abandonaran en tan justa y gloriosa lucha, Morko.
Después miro hacia Finathiel, dándole la razón. - Aunque es cierto que atacar ahora parece precipitado, sin ejército. Le primer paso sería reunir fuerzas, recursos y medios, reunir un ejército, empezando por los refugiados.
- Tu pueblo necesitará alimentos. Proteger o liberar los campos agrícolas de Waterdeep… Goldenfields, ¿verdad?.... Protegerlos podrían asegurar alimentos para los refugiados o para un ejército más adelante. Incluso algunos podrían trabajar temporalmente reconstruyendo los campos y replantando. – Y en la cámara de tesoro habrá incontables recursos para comprar armas e incluso para contratar mercenarios si fuese necesario. ¿La corona también puede ser usada para pedir algún tipo de rescate a los duergar? – Finalizo intentando reconciliar varios objetivos en la misma misión, no gustándole la posibilidad de ver a Morko abandonarles.
- Sobreestimas los conocimientos del Culto- responde Khelben con calma. Zevatur diria que incluso contento de que expongan sus propias ideas - y subestimas la importancia de vuestros objetos. Es cierto que el Culto está amasando dinero y objetos, posiblemente para ese ritual en el que me temo quieren atraer a la mismisima Tiamat a Faerûn. Para realizar tal hazaña necesitan del poder de armas y objetos como los vuestros, y las Máscaras. Estas son una pieza clave e importante en su ritual. Hemos mantenido todo lo posible vuestras identidades en secreto y vuestras hazañas para, precisamente, intentar ganar algo de tiempo y alguna ventaja contra el Culto. No digo que no vayamos a liberar los Salones de Morko, pero si lo hacemos debemos prepararnos para lo que vendrá después.Al menos una compañia de Grifos de la Ciudad luchará a vuestro lado si tal es la orden que dáis. - le dice a Morko.
- Sería interesante intentar averiguar qué sabe el Culto -añade Volo - Recientemente hemos averiguado que parte de las riquezas y cosas que han estado robando pasan por una torre que está a mitad de camino entre Waterdeep y Neverwinter. Si vais hacia el norte quizá podáis intentar averiguar algo. Suelen camuflar sus envíos entre caravanas que hacen el camino hacia el Norte. -
- Sin duda hay muchos caminos para elegir... - dice pensativa Laeral.
Martin se mantuvo igual de taciturno que Morko, escuchando a sus más elocuentes compañeros narrar las historias. Zevatur y el carismático Guilbert sabían hacer bien su trabajo, y sin duda mantenían el espíritu de unión y camaradería que necesitaban para mantener sus lazos. La mirada del semielfo pasaba de vez en cuando a posarse en Ash y Helayna, y siempre acababa con un suspiro más para sí mismo que otra cosa.
Cuando el príncipe enano narró sus inquietudes, de algún modo empatizó con él, y sintió la sensación de pérdida y abandono que debía padecer cada día que pasaba. Quizás debería ayudarle si finalmente decidía reconquistar su reino y dar un paso a un lado para dejar a los verdaderos héroes viajar al lejano norte en busca de más pistas en la torre de abastecimiento del Culto, y mucho más allá, en los páramos siempre nevados de las estepas heladas de Neverwinter, donde con suerte Kath también hallaría respuestas al origen de sus despertadas habilidades arcanas.
Aunque el tema del cuerno demoníaco le preocupaba, parecía que Lady Kima y Laeral lo tenían bajo control, así que se tranquilizó y les dejó hacer a ellas sin intervenir. De alguna manera desde que había llegado a la torre del archimago, Martin había notado que el lazo con sus fantasmas aliados era más débil, casi insustancial como ellos. Probablemente las defensas mágicas que protegían el refugio de Khelben amortiguaba sus lazos con el "Otro Lado" y eso le provocaba cierta sensación de soledad y vulnerabilidad a pesar de estar rodeado de amigos y compañeros.
Cuando todos parecieron exponer sus ideas y varios caminos se abrían ante ellos, el bastardo se levantó con discreción para salir a tomar el aire fuera de aquel mágico lugar dejando la decisión de sus próximos pasos a Ash y los demás. Necesitaba respirar el aire viciado de la ciudad, el humo de sus chimeneas, el aroma a humanidad de sus gentes y volver a pasear entre una realidad más común y palpable, admirar el cielo que tanto tiempo le había sido velado y pensar...
Sus pasos entre las calles de Waterdeep parecieron al principio aleatorios, pero pronto cobraron sentido por si mismos. Tras re-equiparse con sus últimos ahorros y conseguir un atuendo lo más parecido a su yo anterior y no al marinero que era ahora, se abandonó entre los mercados de aventureros y exploradores, tanto tiempo en la suboscuridad le hizo agradecer el contacto con el bullicio y las concentraciones de gente, disfrutó comprando capa nueva, del mismo color entre gris y verde que la que se deshizo por el efecto del ácido, el resto de sus ropajes se adaptaron a ella, y pronto volvió a parecer un amenazador tipo duro con el que habría que pensarse dos veces provocarle.
Su periplo le llevó también a su nuevo hogar, temeroso de la aberración decorativa que Volo podría haber acometido en su habitación y el resto de la casa. Allí se cambió rápidamente y se dirigió al puerto...
Hela se dejó llevar a través de los inmensos y suntuosos pasillos de la Torre Blackstaff, inmersa en una nebulosa de emociones que le provocaba una sensación extraña de irrealidad.
Exhausta y herida, se zambulló en una de las bañeras, manteniéndose bajo el agua y dejando su cuerpo a merced de la plácida ingravidez. Sin embargo, no pudo encontrar la paz que la embargó en aquel lago profundo de la suboscuridad, y tampoco pudo evitar recordar a Klarotah con cierta tristeza, deseando que se encontrara bien.
Tras el baño reparador y gratificante, rescató de entre sus pertenencias el pequeño kit básico para tatuar. Escogió la parte interna de su brazo izquierdo, una zona aún libre de tinta muy cercana a la axila, y con movimientos gráciles y cuidadosos se dibujó las líneas de unos retorcidos tentáculos, haciendo un particular homenaje a Klarotah y el vínculo surgido entre ellos que siempre llevaría consigo.
El baño había sido un momento íntimo que le sirvió para calmar su ánimo y templar su mente que bullía con todo tipo de pensamientos; le otorgó la serenidad que necesitaba para centrarse en esta nueva realidad, dejando atrás los peligros que les habían perseguido sin descanso, sintiendo de nuevo la seguridad de sus aliados y del contexto que les rodeaba. Se concedió por fin una sonrisa de bienestar, orgullosa por las hazañas conseguidas por la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios.
Ahora, después de la soledad a la que estaba acostumbrada y en la que se sentía segura, una urgencia por permanecer al lado de Ash clamaba desde lo más hondo. Era otra de las cosas que debía agradecer a aquel viaje a las entrañas de las tinieblas, ese sentimiento que había surgido y que cada vez se hacía más fuerte y que la hechicera era incapaz de rechazar aunque le provocara un miedo atroz.
Desde que llegaron a la torre, Ash y Hela no se separaron. Ambos estaban agotados y débiles y siguieron el ritual del baño y el sueño casi como autómatas, cayendo rendidos y fundidos en un abrazo al acceder a la cama de una de las habitaciones. Ninguno de los dos forzó un primer contacto más íntimo; la simple cercanía eran lo único que necesitaban por el momento.
Al día siguiente, totalmente recuperada de los acontecimientos recientes, Hela se preparó para acudir al banquete que sus anfitriones habían preparado con tanto mimo.
Su traje mágico estaba impoluto y, tras varias vueltas sobre sí misma, se decidió por la versión de gala tan acorde a la situación. Así se dirigió al gran salón, ligeramente avergonzada al no estar acostumbrada a llevar ese tipo de ropaje pero con una sonrisa amplia que dedicó especialmente a Ash. Se sentó frente a él en la mesa, lanzándole miradas de complicidad durante la reunión.
- Lareal, Khelben - dijo dirigiéndose a sus anfitriones con los que estaba encantada de volver a reencontrarse - os agradecemos una vez más vuestra amabilidad y hospitalidad. Después del arduo y peligroso viaje a la suboscuridad, vuestro hogar es de nuevo, para nosotros, el refugio que necesitábamos para reponernos.
Después del agradecimiento a los magos, la elfa escuchó las historias narradas por sus compañeros con atención, asintiendo a todo lo expuesto, comentando detalles cuando lo creía necesario. Les habló de Klarotah, insistiendo en la importancia de su intervención como pieza clave y fundamental del éxito de aquella misión y el vínculo de amistad y alianza que habían forjado.
Con respecto a los siguientes pasos a seguir, Hela se dejaba guiar por su líder, acatando cualquier decisión que tomara sobre el nuevo destino para la Compañía. Le preocupó la exposición y las dudas de Morko, aunque empatizaba con sus motivaciones. Fuera lo que fuera lo que el enano decidiera, estaba segura de que no le dejarían solo.
- Varias opciones se abren ante nosotros, pero creo que estamos de acuerdo en que la decisión de Morko marcará nuestro primer destino - dijo sonriendo al enano, mostrándole su apoyo - por otra parte… creo importante tener en cuenta los sueños y visiones que hemos experimentado cada uno de nosotros; pueden contener pistas claves que nos ayuden a guiarnos a partir de ahora. Por mi parte, aceptaré cualquiera que sea la decisión tomada por el grupo.
Una exclamación emocionada fue su respuesta ante el comentario de Volo sobre la casa que les habían cedido.
- ¡Maravilloso! Muchísimas gracias Volo, estoy segura de que habrá quedado perfecta - dijo entusiasmada, deseando acudir a la hacienda e instalarse y, por fin, considerar un sitio como su hogar, aunque sus aventuras les obligaran a viajar constantemente.
Así, con esta ilusión renovada y la curiosidad por aquello que estuviera por venir, Hela disfrutó de la comida y la compañía de los que ahora formaban parte de su pequeña familia, con un talante alegre y esperanzador.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Con un flashazo todo pareció terminar. El cuerpo magullado y la mente en su momento mas débil, al límite, cuando escuchó la voz del Alto hechicero de waterdeep. Sus ojos, lejos de adaptarse a aquella luz, dejoron escapar lágrimas al sentirse al fin en casa. Entregó al archimago el grimorio mágico, mas pensado para hechizos, donde había registrado y dibujado todo lo que pudo de su terrible viaje a las entrañas de la tierra, como adelanto de sus desventuras y sufrimientos.. como muestra de los lugares visitados, siendo aquel grupo de las escasas personas vivas que hubieran presenciado aquellos lugares y ciudades.
Se fue a dormir extenuado, sin haber emitido palabra. Pese a las comodidades y lujos de aquella habitación se sentía de vuelta en la oscuridad a la comenzaba a temer tras tantos días. Arrastró el tupido colchón de lana hasta la terraza y solo cuando yació bajo el cielo estrellado pudo al fin descansar. Con los baños mágicos pudo recuperar la salud mas superficial. Mas adentro, solo el tiempo cerraría sus heridas. Fue al amanecer y sentir los primeros rayos de luz en su piel cuando rompió a llorar como un niño. Para un humano como él, tan cerca de morir y tan lejos de casa, volver a sentir aquel calor era un regalo. Nunca nadie agradeció tanto que aquel astro saliera por el este como cualquier otro día.
En la reunión informal volvió a ser el de siempre. El barullo, las voces superpuestas, los cánticos y poesías. Escuchó como todos hablaban desde sus experiencias en la suboscuridad. Cuando Bruennor le devolvió su figurilla agradeció el detalle con la satisfacción de un plan exitoso.- Es una bendición que mi pequeño amigo entregara su mensaje.-reconoció- Si nuestra misión fracasaba al menos Mitral Hall habría sido avisada.. aunque el golpe asestado a las entrañas duergar y acabar con K,Varn, mente detrás de aquellas aberraciones..
-Nuestra impensable aliado, el Iliithid Klarotah-añadió a los hablado por todos- dijo haber visto extraños enmascarados vestido de morado surtiendo de esclavos su ciudad y a K`varn.. quizá sea el nexo que une ambos asuntos.
Escuchó todo posible plan de acción. Su compromiso de sangre haría acompañarles hasta el fin de mundo, y de ser el plan elegido, lucharía por la liberación de la ciudad de Morko como si de su propia ciudad se tratara. Sin embargo, una imagen se repetía en su mente. Desde que sufrieron aquellas visiones bajo tierra, quería.. necesitaba volver a su ciudad.
-Hay algo..- inició discreto, con un tono debil.. no muy seguro.- que no consigo interpretar de los vívidos sueños que tuvimos. En mi caso, algo parecido a un autómata me indicaba un mausoleo en la ciudad de los muertos.. para luego ver entre los vivos a quien consideraba muerto. Asunto que me gustaría, aunque sea para disipar el velo onírico que lo empaña, investigar sin prejuicio de nuestro principàl plan de liberación o viaje al norte.
Tras escuchar las palabras de los presentes Morko carraspear y dice:- Quizás tengáis razón y lo mejor para mi gente sea reagruparse por el momento.- Volviéndose hacia Bruenor dice:- Me gustaría que cuando llegue ese momento mi gente este preparada, me gustaría pediros que corrieseis la voz de que volveremos a nuestros salones y me gustaría que entrenaseis voluntarios para ellos. Sé que ello conlleva un coste en material e instructores- Poniéndose en pie busca en su bolso de contencion y saca dos sacas y el martillo del rey duergar- Aquí hay 2000 monedas de oro y martillo del rey duergard, para costear el entrenamiento y equipamiento, aceptadlo y usarlo.-
Tomando aire se vuelve hacia el resto:- Si queremos acabar con el culto yo me dirigiría al norte, la torre y la máscara me parecen las mejores opciones, pero iré donde Los fragmentos vayan.-
Aún resonaban en su cabeza la palabras sobre las espadas élficas cuanto Ash enarcó una ceja ante el gesto de Morko.
—Bueno pues todo esta dicho entonces. Dado que nuestro príncipe renuncia a su parte en las contiendas venideras, gesto que le alabó, estoy de acuerdo en ir al norte a ver esa torre —asintió a Volo—. Pero antes me gustaría explorar ese asunto de la espada de Guilbert. Y antes de nada un alto en nuestra nueva casa para prepararnos. Yo necesito algo para ver en la oscuridad y sobre todo una capa nueva.
El paseo por el puerto fue rápido, el olor a salitre, el barullo de los mercaderes, el constante trasiego de gente le trajo tranquilidad. En cualquier otra situación, hubiera huido de tal gentío sin dudarlo, pero después de su experiencia en la suboscuridad, no se sorprendió a verse caminar por una de las zonas más masificadas de la ciudad.
Cuando Martin se sintió satisfecho con el baño de gentes, sus pasos le alejaron de aquella inmersión hacia la zona más noble de Waterdeep, allí esperaba ver a un viejo amigo que sin duda le estaría esperando. Las calles se volvieron más limpias y menos aglomeradas, con edificios más altos y cuidados. Tras acelerar el ritmo debido a la impaciencia y las ganas del recuentro, por fin, el semielfo se vio frente a las cuadras de la hacienda del aprendiz de paladín que ayudaron en las alcantarillas... ¿Floon o Raener?... se avergonzó un poco al no recordar bien su nombre, sobre todo después de la determinación mostrada por el apuesto muchacho.
Entrando con cuidado al principio, finalmente casi terminó abalanzandose sobre "Obs", su caballo de color azabache que había sido su fiel compañero desde que visitó Elturel, La Joya de Lathander. Cerrando los ojos murmuró unas palabras antiguas que se mezclaron con dulzura en el tejido mágico de la misma naturaleza, y ese gesto le permitió poder comunicarse con su montura.
- ¿Me has echado de menos? ... buen chico... si yo también ... espero que te hayan tratado bien aquí, pero es hora de partir de nuevo juntos, una nueva aventura nos espera al Norte...
Tras agradecer al mozo de cuadras todo el buen trabajo y dejarle una nota de agradecimiento al joven noble que se había echo cargo de su amigo, Martin recogió a "Obs" y se fue con el galopando hacia su hogar, donde esperaba encontrar y reunirse con sus amigos para compartir el nuevo camino que se abría ante ellos. Bien pertrechado con su nueva equipación de campaña, dejó a su montura en las cuadras privadas de su pequeña mansión, y tras constatar que su habitación no estaba tan mal decorada como esperaba, cosa que tendría que agradecer a Volo, esperó a los demás en el salón común sentado en una silla mientras repasaba y preparaba pieza por pieza todas sus pertenencias.
Tras la llegada a la torre, Gowther contuvo como pudo el cansancio y la tensión acumulada sobre sus hombros por el deseo de proteger a su grupo. El último combate había puesto a relucir algunas de sus flaquezas y esto le preocupaba. Quería estar a la altura de su compañera y, si bien dio el paso para permitirse no ignorar sus emociones dándole la importancia que se merecían, también le situaban en una posición conflictiva. Sus recuerdos pasados parecían embestir como una imponente ola y, cuando parecía volver a levantarse, volvía a derrumbar su psique. Solo el sentimiento de pertenencia hacia sus compañeros y la preocupación por protegerles, opacaba aquella situación.
Durante las horas siguientes Gowther se mostró tranquilo, sin hacer muestras de sus inquietudes, musitaba una sonrisa y una mirada de confort por ver a sus compañeros a salvo. Mientras los demás dormían, el El'tael, tras un breve descanso, salió a uno de los jardines que contenía la torre gracias al sustento mágico de la mano que los conjuró y alzó su espada. Tomó la pose característica de su casta y se quedó inmovil. A la par, en su mente surgían multitud de combates. Gowther no basaba sus habilidades marciales en la fuerza, si no en el intelecto. Meditar sobre distintas estrategias, se equiparaba al entrenamiento bruto de un guerrero más visceral.
La quietud del momento fue interrumpida por la caída de una hoja de uno de los árboles que daba cobijo al eladrin. Mientras dibujaba cabriolas en el aire, fruto de un jugueteo azaroso con la brisa, el hojacantante cerró los ojos sumido en sus pensamientos y justo en el momento en el que la hoja entró en el rango de su espada, realizó un giro sobre si mismo y cortó la hoja exactamente por la mitad. Tras esto, ambas partes se consumieron en llamas. El resto de las horas continuó de la misma manera hasta que sus compañeros se levantaron a desayunar.
[Durante el desayuno]
Después de reunirse con sus compañeros y escuchar las distintas noticias mientras desayunaban, Gowther se alegró bastante al entender que los gigantes habían correspondido sus movimientos. Morko parecía bastante preocupado por lo suyos, también se habrían muchas opciones por delante.-Morko de sobra estar decirte que puedes contar conmigo. Aegnor y yo debemos responder cualquier injusticia.-Dijo mirándolo fijamente.-Estaré contigo ahí para reconstruir tu reino.-Al escuchar las palabras de Guilbert y el razonamiento de los invitados y de Khelben- Es cierto, la empresa de Morko es un asunto que requiere tiempo y preparación. Si ya se están articulando los primeros pasos en ese sentido, podemos paralelamente resolver aspectos como el misterioso sueño de Guilbert. Probablemente, esté en la línea con el resto de visiones del grupo, es decir, esté ligado a nuestro destino y no podamos ignorarlo.-Coincidiendo con Morko-Lo que decidáis me parecerá bien...En cualquier caso, puede ser interesante que nos preparemos. El último combate, nos puso contra la pared y me gustaría poder preparar mi libro de hechizos y ver el mercado para reponer nuestras reservas. Puede que incluso encontremos algo de utilidad.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
-No puedo mas que agradeceros el interés.-les dijo a los reunidos.- En el sueño de Zevatur, la espada perdida de la Orden aparecía junto al resto de fragmentos extraordinarios. Ese arma, un poderoso mandoble fue pieza clave en la lucha de mi orden contra demonios.. a la vez que llave custodia de poderosas fuerzas atrapadas en la torre fortaleza que era nuestra casa. En mi sueño, razorclaw era portada por alguien que suponía muerto.. y cuyo abrasado cuerpo enterré bajo las ruinas. Desconozco que relación guarda la visión de ese mausoleo con ella y la espada.. pero es el único hilo que veo para tirar. Guardad fuerzas, descansad o emborracharos, amad o dejad que la pasión os lleve. Tiempo hay. Os esperaré a las puertas de la ciudad de los muertos, al ocaso.
Mientras algunos miembros de la Compañía se dispersaban para atender sus propios asuntos, Ash, Helayna, Morko y Zevatur, acompañados por Kath, siguieron las instrucciones de Khelben para acudir a la casa de Mirt el Prestamista. Kima se despidió de ellos asegurándoles que se verían antes de que partieran hacia el Norte. Tanto Laeral como Bruennor y Finarthiel le aseguraron a Morko que comenzarían los preparativos para
El contraste de las últimas semanas con el silencio de la suboscuridad, que habían aprendido por las malas era absolutamente necesario para sobrevivir, con el bullicio de la ciudad de Waterdeep era casi ensordecedor. Miraban los carromatos, los vendedores que, a voces, pregonaban las beldades de sus mercancías y les parecía estar en un mundo extraño y alienígena.
Pero esa sensación fue desapareciendo poco a poco y para cuando llegaron a la casa de Mirt el Prestamista, una enorme mansión señorial, los más extrovertidos de ellos incluso estaban disfrutando del paseo.
Tras llamar a la puerta esta se abrió apenas unos segundos más tarde, casi como si les estuvieran esperando. Helayna pensó que un oso había abierto la puerta, un oso gigante. Ash tuvo que levantar la vista para encontrar la mirada de quien le había abierto y Morko tuvo que reconocer que había visto ogros más pequeños que aquel hombre.
Pero no sólo era alto, era oriundo, y las elegantes y pesadas pieles con las que se cubría en la fría mañana invernal acentuaban el aspecto de enormidad. Calvo, con una poblada barba negra el hombre les miró desde debajo de unas pobladas cejas.
- Entiendo que sois vosotros los que manda Blackstaff. ¿Es así? - Su voz resonó cavernosa.
Cuando respondieron el hombro esbozó algo parecido a una sonrisa, pero por su mirada dirían que estaba decepcionado, como si hubieran fallado una prueba que deberían haber pasado.
- Entrad pues, no os quedéis ahí fuera -
Sin más se giró y se internó en el interior de la casa, dirigiéndose a un salón recibidor donde ardía una gran chimenea y había dispuestas varias cómodas sillas de elegante madera noble cubiertas de mullidos cojines. Atendiendo el fuego, con los pies descalzos sobre una alfombra había una atractiva mujer con el pelo rubio recogido en una trenza que le llegaba más allá de la cintura. Vestía una camisola de seda verde y por debajo calzaba unos cómodos pantalones de terciopelo marrón. Se cubría los hombros con un elegante chal anaranjado, tan delicadamente bordador que casi parecía de gasa.
- Bienhallados -dijo - bienvenidos a la casa de Mirt el Prestamista. - dijo esbozando una sonrisa - ¿Puedo ofreceros algo de beber? -
Las bulliciosas calles animaron a Zevatur aún más. Ese ánimo contrastaba con el de Canela que miraba todo con curiosidad y algo de aprensión, pues no había estado nunca en una ciudad tan enorme y densamente poblada. Desde el interior de su alforja se comunicaba con el ufano tiefing que iba relatándole algunas de las extraordinarias cosas que se veían en la ciudad, compartiendo recuerdos y anécdotas.
Cuando llegaron a la mansión Canela se relajó, más acostumbrado a este tipo de ambientes.
Zevatur asintió a la mujer - Así es. - Dijo alegremente antes de presentar a el resto y a si mismo. – No para mí. Tras tantos días en la suboscuridad, pasando penurias creo que mi estomago ha encogido y no me cabe nada más tras el copioso desayuno con Blackstaff. Pero os los agradezco.
- Nos gustaría equiparnos para las siguientes misiones, algunos de mis compañeros necesitan equipo concreto y creo que podremos pagar de alguna forma. – Entonces miro a sus compañeros a la espera de que ofreciesen recursos y expresaran sus peticiones.
Zevatur se dirigió hacia su hogar, a visitar a lo que consideraba su familia. Canela de nuevo metido en el zurrón escuchaba y preguntaba por la gente del burdel y sus historias y personalidades, con una curiosidad bordeando la fascinación por tan diferente origen de Zevatur.
- Laeral nos ha informado de vuestras habilidades y puede que necesidades - dice Mirt con su vozarrón - he seleccionado algunas de las cosas que pueden interesaros. Venid -
Se dirige de nuevo hacia la entrada y les lleva a otra sala donde, sobre una mesa, hay dispuestos varios objetos.
- Esto puede serle útil a vuestro arquero - dice mostrando un carcaj y un par de brazales.
Zevatur avanzó hacia la mesa donde cogió un pequeño vial y un anillo de calor que le llamaron la atención.
- A si... Hmmm - Contestó a algún comentario que debía haberle hecho Canela. - No quiero abusar de su generosidad... Mirt? Señorita? - Cogiendo la varita del war mague en su poder la depósito en la mesa. - Os ruego que aceptéis esto como parte del pago.
Ash paseaba por la casa admirando sus enseres hasta detenerse frente a los objetos que el gigantón desplegó frente a ellos.
—Muy bonito todo. Desde luego le va bien el negocio —comentó antes poner los pulgares en el cinto relajadamente—, Mirt, supongo. En fin, yo soy Ash. Busco una capa nueva, que sea roja. La mía quedó arruinada tras nuestro último enfrentamiento con un Contemplador Cornudo —alardeó estúpidamente—. Y algo que me permita ver en la oscuridad o que emita luz sin que tenga que empuñarlo. Oh y si tienes alguna espada larga tampoco me importaría echarle un ojo. Siempre hay sitio para una chica más, ¿mmm? —bromeó guiñando a Hela.
Mirt enarca una ceja, algo sorprendido cuando Zevatur deja, casi con vergüenza, la varita en la mesa.
La mujer sonríe.
- No debéis preocuparos por el precio -dice - Khelben os envía y ha hablado con Mirt. -El gigantón se enconge de hombros y pone los ojos en blanco - Conocemos quiénes sois y qué pretendéis. Contáis con nuestro apoyo por supuesto. Tu generosidad será recordada Zevatur -dice ella tomando la varita de la mesa y contemplándola.
- ¿Crees que Mirt tiene una tienda de moda muchacho? -responde el enorme humano con voz atronadora. - Bastante es que os hemos preparado ropa y provisiones para soportar el frio invierno. He oído que las cosas no están, precisamente, muy bien por allí. Llevad cuidado. - Si Mirt se ha dado cuenta de la broma no hace señales de ello.
- Tengo una hoja que quizá pueda servirte. Volveré -Se gira y abandona la sala donde había preparado las cosas para la Compañía.
Tras sus palabras Hela ve que, efectivamente, a un lado de la mesa, hay un montón de ropa de invierno para todos ellos preparada para ser llevada a su casa. También ve una caja abierta, con varias pociones de curación. La mujer le sonríe y asiente cuando se acerca a examinarlas, dándole a entender que también están incluidas entre las cosas que pueden llevarse.
Viendo que Khelben y Laeral se habían ocupado de todo lo referente a su viaje al norte Ash se relajó un poco y se dispuso a disfrutar del momento. Se frotó las manos ante la perspectiva de una espada nueva. Una espada mágica nada menos que de Mirt, el gran prestamista de los prohombres de Aguaprofunda como Khelben, de quien había rumores incluso de que era uno de los Lores Ocultos. Sopesó su bolsa con cierto recelo y espero el regreso del hombretón tratando de disimular su impaciencia.
Morko se reunió con sus compañeros y su aspecto parecía ...más regio. El conjunto que formaban el hacha a dos manos y la nueva armadura que portaba, hablaban de poder y grandes gestas. Con una sonrisa un poco picara, sabiendo el aspecto que tenia ahora, el paladín siguió a sus compañeros a la hacienda de Mirt, donde se quedo a un lado, ya que el ya contaba con lo que necesitaba y ya había adquirido ropas para el invierno antes de partir hacia Mithrill Hall.
Hela terminó de disfrutar del banquete contenta y risueña, y un poco más borracha de lo que lo había empezado. Antes de abandonar la torre, se despidió de Laeral con un cariñoso abrazo, prometiéndole una visita antes de partir hacia el norte.
Cuando procedía a salir por la puerta al exterior, una graciosa pirueta con la que casi pierde el equilibrio y se da de bruces contra el suelo, convirtió su vestido de gala en el traje negro de pantalón de hebillas y bolsillos que solía llevar, más cómodo y acorde para recorrer la ciudad e ir de compras.
La luz del exterior volvió a cegarla escasos segundos, para enamorarla de nuevo con los colores y matices que le ofrecía de la ciudad. Maravillada por las vistas y los sonidos, siguió a sus compañeros, haciéndoles de nuevo preguntas curiosas y de aspectos banales sobre las costumbres de los lugareños y todo aquello que le llamaba la atención.
Aunque estaba deseosa de visitar su nuevo hogar, la parada en la casa de Mirt el Prestamista le resultó igualmente interesante. Probablemente intimidada por el porte de aquel ser que les abría la puerta, la elfa entró en la morada con timidez y respeto, observando su alrededor con interés. La figura y las palabras de la mujer consiguieron relajarla y hacerla sentir más cómoda, sintiéndose con permiso para moverse por el espacio, acercándose a observar las pociones. Le dedicó igualmente una sonrisa de agradecimiento y se presentó:
- Me llamo Helayna, encantada. Muchas gracias por vuestra amabilidad y por todos estos objetos que nos ofrecéis -
Se acercó a los ropajes de invierno, buscando una capa que le sirviera para sustituir la calcinada, dándose por satisfecha con cualquiera que encontrara. Observó el resto de enseres de aquella habitación y una pequeña vitrina colgada de una de las paredes llamó poderosamente su atención. Acercándose, examinó los collares que se mostraban relucientes y acarició con sumo cuidado uno de ellos, que contenía una perla delicadamente engarzada. Lo sujetó con ambas manos, como si fuera un objeto extremadamente precioso y frágil y, al darle la vuelta, pudo descubrir una runa grabada en dracónico con la palabra Vers.
Dirigió su mirada hacia la mujer, interrogante: - Es precioso - exclamó - ¿sería posible adquirirlo? - le preguntó, sin atreverse a dar por hecho que ese collar también se incluía en el pacto entre los archimagos y los prestamistas.
Un silencio ominoso cayó en la estancia ante las palabras de Morko. Bruennor escuchó con gesto grave las palabras del joven príncipe y tomo un largo trago de cerveza antes de contestar.
- Muchacho, hablas con el corazón y eso te honra, pero tengo que decirte algo que quizá no te guste. No hablas con la cabeza. Tus intenciones son las correctas pero estas olvidando algo muy importante. El Culto atacó tu ciudad para conseguir eso - dice señalando con un dedo su hacha, que descansa apoyada en la pared no muy lejos - Llegaron a enviar todo un destacamento de dragones y tropas para conseguirla. ¿Quieres recuperar tus salones? Cuenta con los enanos de Mithrall Hall. Quinientos guerreros marcharán mañana mismo si así lo deseas para reconquistarlos. - hace una pausa. Su mirada dice que esta hablando totalmente en serio - Pero hasta que no detengamos al Culto y sus planes la realidad es que ningún lugar donde estés será seguro, y menos para guiar a grupos de refugiados o para liderar proyectos de reconstrucción. Muchos de los supervivientes del ataque han logrado llegar a Elturel, Waterdeep e incluso a Mithral Hall. Como hablamos estamos haciendo lo posible por localizarlos a todos, de manera discreta, pues el Culto no sabe dónde está Khelezburg y no podemos arriesgarnos a que sean capturados y torturados en un intento de localizarla. -
Laeral cruza una mirada con Khelben y Volo e interviene
- Deja que nosotros os ayudemos también. Los refugiados encontrarán un lugar seguro en Waterdeep, nos ocuparemos de que no les falte de nada -
- Incluso podemos enviarlos a Mithral Hall si es su deseo - añade Khelben y Bruennor asiente
- Si deseas recuperar tus tierras cuenta con las fuerzas de Mith Drannor - añade Finathiel, reforzando la promesa que ya le hizo a Morko cuando se conocieron - pero Bruennor habla con sabiduría. Deja que tus aliados se ocupen discretamente de reagrupar a tus súbditos. Los exploradores de mi gente ayudarán en lo que puedan. Detén la verdadera amenaza contra ellos. Con tus tierras libres o no, no estaréis realmente a salvo hasta que el Culto y sus planes hayan sido detenidos. -
PbP Character: A few ;)
- Disiento… - Dijo intentando ser cortes a pesar de contradecir a los insignes aristócratas de Waterdeep. - El culto del dragón no parece perseguir una lista determinada de objetos mágicos insustituibles, si no que tan solo intenta acumular un numero determinado de ellos. Parece que si uno es demasiado difícil de conseguir lo ignoran. Si fuese de otra manera bastaría con mantener tan uno solo de ellos fuera de su alcance para desbaratar sus planes. – Dijo haciendo un aspaviento hacia el hacha de Morko.
- Creo que ellos deben de saber ya que el hacha está en posesión de Morko, no me ceo que los rumores de nuestras últimas hazañas no hayan llegado ya a los oídos de sus agentes... oque lo hagan en breve. - Tras una pausa para ordenar un poco sus ideas prosiguió - Su interés en el territorio de Morko será circunstancial. Sus planes no consisten en mantener territorio si no en realizar el ritual. Si les arrebatamos el reino de Morko y alejamos el hacha del mismo, no tendrán demasiado interés en reconquistarlo.
- Creo que reconquistar el reino es una opción excelente para nuestros próximos pasos. – Dijo mirando francamente al paladín enano. – Los fragmentos no te abandonaran en tan justa y gloriosa lucha, Morko.
Después miro hacia Finathiel, dándole la razón. - Aunque es cierto que atacar ahora parece precipitado, sin ejército. Le primer paso sería reunir fuerzas, recursos y medios, reunir un ejército, empezando por los refugiados.
- Tu pueblo necesitará alimentos. Proteger o liberar los campos agrícolas de Waterdeep… Goldenfields, ¿verdad?.... Protegerlos podrían asegurar alimentos para los refugiados o para un ejército más adelante. Incluso algunos podrían trabajar temporalmente reconstruyendo los campos y replantando. – Y en la cámara de tesoro habrá incontables recursos para comprar armas e incluso para contratar mercenarios si fuese necesario. ¿La corona también puede ser usada para pedir algún tipo de rescate a los duergar? – Finalizo intentando reconciliar varios objetivos en la misma misión, no gustándole la posibilidad de ver a Morko abandonarles.
Zevatur, Rolthos
- Sobreestimas los conocimientos del Culto - responde Khelben con calma. Zevatur diria que incluso contento de que expongan sus propias ideas - y subestimas la importancia de vuestros objetos. Es cierto que el Culto está amasando dinero y objetos, posiblemente para ese ritual en el que me temo quieren atraer a la mismisima Tiamat a Faerûn. Para realizar tal hazaña necesitan del poder de armas y objetos como los vuestros, y las Máscaras. Estas son una pieza clave e importante en su ritual. Hemos mantenido todo lo posible vuestras identidades en secreto y vuestras hazañas para, precisamente, intentar ganar algo de tiempo y alguna ventaja contra el Culto. No digo que no vayamos a liberar los Salones de Morko, pero si lo hacemos debemos prepararnos para lo que vendrá después.Al menos una compañia de Grifos de la Ciudad luchará a vuestro lado si tal es la orden que dáis. - le dice a Morko.
- Sería interesante intentar averiguar qué sabe el Culto - añade Volo - Recientemente hemos averiguado que parte de las riquezas y cosas que han estado robando pasan por una torre que está a mitad de camino entre Waterdeep y Neverwinter. Si vais hacia el norte quizá podáis intentar averiguar algo. Suelen camuflar sus envíos entre caravanas que hacen el camino hacia el Norte. -
- Sin duda hay muchos caminos para elegir... - dice pensativa Laeral.
PbP Character: A few ;)
Martin se mantuvo igual de taciturno que Morko, escuchando a sus más elocuentes compañeros narrar las historias. Zevatur y el carismático Guilbert sabían hacer bien su trabajo, y sin duda mantenían el espíritu de unión y camaradería que necesitaban para mantener sus lazos. La mirada del semielfo pasaba de vez en cuando a posarse en Ash y Helayna, y siempre acababa con un suspiro más para sí mismo que otra cosa.
Cuando el príncipe enano narró sus inquietudes, de algún modo empatizó con él, y sintió la sensación de pérdida y abandono que debía padecer cada día que pasaba. Quizás debería ayudarle si finalmente decidía reconquistar su reino y dar un paso a un lado para dejar a los verdaderos héroes viajar al lejano norte en busca de más pistas en la torre de abastecimiento del Culto, y mucho más allá, en los páramos siempre nevados de las estepas heladas de Neverwinter, donde con suerte Kath también hallaría respuestas al origen de sus despertadas habilidades arcanas.
Aunque el tema del cuerno demoníaco le preocupaba, parecía que Lady Kima y Laeral lo tenían bajo control, así que se tranquilizó y les dejó hacer a ellas sin intervenir. De alguna manera desde que había llegado a la torre del archimago, Martin había notado que el lazo con sus fantasmas aliados era más débil, casi insustancial como ellos. Probablemente las defensas mágicas que protegían el refugio de Khelben amortiguaba sus lazos con el "Otro Lado" y eso le provocaba cierta sensación de soledad y vulnerabilidad a pesar de estar rodeado de amigos y compañeros.
Cuando todos parecieron exponer sus ideas y varios caminos se abrían ante ellos, el bastardo se levantó con discreción para salir a tomar el aire fuera de aquel mágico lugar dejando la decisión de sus próximos pasos a Ash y los demás. Necesitaba respirar el aire viciado de la ciudad, el humo de sus chimeneas, el aroma a humanidad de sus gentes y volver a pasear entre una realidad más común y palpable, admirar el cielo que tanto tiempo le había sido velado y pensar...
Sus pasos entre las calles de Waterdeep parecieron al principio aleatorios, pero pronto cobraron sentido por si mismos. Tras re-equiparse con sus últimos ahorros y conseguir un atuendo lo más parecido a su yo anterior y no al marinero que era ahora, se abandonó entre los mercados de aventureros y exploradores, tanto tiempo en la suboscuridad le hizo agradecer el contacto con el bullicio y las concentraciones de gente, disfrutó comprando capa nueva, del mismo color entre gris y verde que la que se deshizo por el efecto del ácido, el resto de sus ropajes se adaptaron a ella, y pronto volvió a parecer un amenazador tipo duro con el que habría que pensarse dos veces provocarle.
Su periplo le llevó también a su nuevo hogar, temeroso de la aberración decorativa que Volo podría haber acometido en su habitación y el resto de la casa. Allí se cambió rápidamente y se dirigió al puerto...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Hela se dejó llevar a través de los inmensos y suntuosos pasillos de la Torre Blackstaff, inmersa en una nebulosa de emociones que le provocaba una sensación extraña de irrealidad.
Exhausta y herida, se zambulló en una de las bañeras, manteniéndose bajo el agua y dejando su cuerpo a merced de la plácida ingravidez. Sin embargo, no pudo encontrar la paz que la embargó en aquel lago profundo de la suboscuridad, y tampoco pudo evitar recordar a Klarotah con cierta tristeza, deseando que se encontrara bien.
Tras el baño reparador y gratificante, rescató de entre sus pertenencias el pequeño kit básico para tatuar. Escogió la parte interna de su brazo izquierdo, una zona aún libre de tinta muy cercana a la axila, y con movimientos gráciles y cuidadosos se dibujó las líneas de unos retorcidos tentáculos, haciendo un particular homenaje a Klarotah y el vínculo surgido entre ellos que siempre llevaría consigo.
El baño había sido un momento íntimo que le sirvió para calmar su ánimo y templar su mente que bullía con todo tipo de pensamientos; le otorgó la serenidad que necesitaba para centrarse en esta nueva realidad, dejando atrás los peligros que les habían perseguido sin descanso, sintiendo de nuevo la seguridad de sus aliados y del contexto que les rodeaba. Se concedió por fin una sonrisa de bienestar, orgullosa por las hazañas conseguidas por la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios.
Ahora, después de la soledad a la que estaba acostumbrada y en la que se sentía segura, una urgencia por permanecer al lado de Ash clamaba desde lo más hondo. Era otra de las cosas que debía agradecer a aquel viaje a las entrañas de las tinieblas, ese sentimiento que había surgido y que cada vez se hacía más fuerte y que la hechicera era incapaz de rechazar aunque le provocara un miedo atroz.
Desde que llegaron a la torre, Ash y Hela no se separaron. Ambos estaban agotados y débiles y siguieron el ritual del baño y el sueño casi como autómatas, cayendo rendidos y fundidos en un abrazo al acceder a la cama de una de las habitaciones. Ninguno de los dos forzó un primer contacto más íntimo; la simple cercanía eran lo único que necesitaban por el momento.
Al día siguiente, totalmente recuperada de los acontecimientos recientes, Hela se preparó para acudir al banquete que sus anfitriones habían preparado con tanto mimo.
Su traje mágico estaba impoluto y, tras varias vueltas sobre sí misma, se decidió por la versión de gala tan acorde a la situación. Así se dirigió al gran salón, ligeramente avergonzada al no estar acostumbrada a llevar ese tipo de ropaje pero con una sonrisa amplia que dedicó especialmente a Ash. Se sentó frente a él en la mesa, lanzándole miradas de complicidad durante la reunión.
- Lareal, Khelben - dijo dirigiéndose a sus anfitriones con los que estaba encantada de volver a reencontrarse - os agradecemos una vez más vuestra amabilidad y hospitalidad. Después del arduo y peligroso viaje a la suboscuridad, vuestro hogar es de nuevo, para nosotros, el refugio que necesitábamos para reponernos.
Después del agradecimiento a los magos, la elfa escuchó las historias narradas por sus compañeros con atención, asintiendo a todo lo expuesto, comentando detalles cuando lo creía necesario. Les habló de Klarotah, insistiendo en la importancia de su intervención como pieza clave y fundamental del éxito de aquella misión y el vínculo de amistad y alianza que habían forjado.
Con respecto a los siguientes pasos a seguir, Hela se dejaba guiar por su líder, acatando cualquier decisión que tomara sobre el nuevo destino para la Compañía. Le preocupó la exposición y las dudas de Morko, aunque empatizaba con sus motivaciones. Fuera lo que fuera lo que el enano decidiera, estaba segura de que no le dejarían solo.
- Varias opciones se abren ante nosotros, pero creo que estamos de acuerdo en que la decisión de Morko marcará nuestro primer destino - dijo sonriendo al enano, mostrándole su apoyo - por otra parte… creo importante tener en cuenta los sueños y visiones que hemos experimentado cada uno de nosotros; pueden contener pistas claves que nos ayuden a guiarnos a partir de ahora. Por mi parte, aceptaré cualquiera que sea la decisión tomada por el grupo.
Una exclamación emocionada fue su respuesta ante el comentario de Volo sobre la casa que les habían cedido.
- ¡Maravilloso! Muchísimas gracias Volo, estoy segura de que habrá quedado perfecta - dijo entusiasmada, deseando acudir a la hacienda e instalarse y, por fin, considerar un sitio como su hogar, aunque sus aventuras les obligaran a viajar constantemente.
Así, con esta ilusión renovada y la curiosidad por aquello que estuviera por venir, Hela disfrutó de la comida y la compañía de los que ahora formaban parte de su pequeña familia, con un talante alegre y esperanzador.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Con un flashazo todo pareció terminar. El cuerpo magullado y la mente en su momento mas débil, al límite, cuando escuchó la voz del Alto hechicero de waterdeep. Sus ojos, lejos de adaptarse a aquella luz, dejoron escapar lágrimas al sentirse al fin en casa. Entregó al archimago el grimorio mágico, mas pensado para hechizos, donde había registrado y dibujado todo lo que pudo de su terrible viaje a las entrañas de la tierra, como adelanto de sus desventuras y sufrimientos.. como muestra de los lugares visitados, siendo aquel grupo de las escasas personas vivas que hubieran presenciado aquellos lugares y ciudades.
Se fue a dormir extenuado, sin haber emitido palabra. Pese a las comodidades y lujos de aquella habitación se sentía de vuelta en la oscuridad a la comenzaba a temer tras tantos días. Arrastró el tupido colchón de lana hasta la terraza y solo cuando yació bajo el cielo estrellado pudo al fin descansar. Con los baños mágicos pudo recuperar la salud mas superficial. Mas adentro, solo el tiempo cerraría sus heridas. Fue al amanecer y sentir los primeros rayos de luz en su piel cuando rompió a llorar como un niño. Para un humano como él, tan cerca de morir y tan lejos de casa, volver a sentir aquel calor era un regalo. Nunca nadie agradeció tanto que aquel astro saliera por el este como cualquier otro día.
En la reunión informal volvió a ser el de siempre. El barullo, las voces superpuestas, los cánticos y poesías. Escuchó como todos hablaban desde sus experiencias en la suboscuridad. Cuando Bruennor le devolvió su figurilla agradeció el detalle con la satisfacción de un plan exitoso.- Es una bendición que mi pequeño amigo entregara su mensaje.- reconoció- Si nuestra misión fracasaba al menos Mitral Hall habría sido avisada.. aunque el golpe asestado a las entrañas duergar y acabar con K,Varn, mente detrás de aquellas aberraciones..
-Nuestra impensable aliado, el Iliithid Klarotah- añadió a los hablado por todos- dijo haber visto extraños enmascarados vestido de morado surtiendo de esclavos su ciudad y a K`varn.. quizá sea el nexo que une ambos asuntos.
Escuchó todo posible plan de acción. Su compromiso de sangre haría acompañarles hasta el fin de mundo, y de ser el plan elegido, lucharía por la liberación de la ciudad de Morko como si de su propia ciudad se tratara. Sin embargo, una imagen se repetía en su mente. Desde que sufrieron aquellas visiones bajo tierra, quería.. necesitaba volver a su ciudad.
-Hay algo..- inició discreto, con un tono debil.. no muy seguro.- que no consigo interpretar de los vívidos sueños que tuvimos. En mi caso, algo parecido a un autómata me indicaba un mausoleo en la ciudad de los muertos.. para luego ver entre los vivos a quien consideraba muerto. Asunto que me gustaría, aunque sea para disipar el velo onírico que lo empaña, investigar sin prejuicio de nuestro principàl plan de liberación o viaje al norte.
Tras escuchar las palabras de los presentes Morko carraspear y dice:- Quizás tengáis razón y lo mejor para mi gente sea reagruparse por el momento.- Volviéndose hacia Bruenor dice:- Me gustaría que cuando llegue ese momento mi gente este preparada, me gustaría pediros que corrieseis la voz de que volveremos a nuestros salones y me gustaría que entrenaseis voluntarios para ellos. Sé que ello conlleva un coste en material e instructores- Poniéndose en pie busca en su bolso de contencion y saca dos sacas y el martillo del rey duergar- Aquí hay 2000 monedas de oro y martillo del rey duergard, para costear el entrenamiento y equipamiento, aceptadlo y usarlo.-
Tomando aire se vuelve hacia el resto:- Si queremos acabar con el culto yo me dirigiría al norte, la torre y la máscara me parecen las mejores opciones, pero iré donde Los fragmentos vayan.-
Tras lo cual se vuelve a sentar.
Aún resonaban en su cabeza la palabras sobre las espadas élficas cuanto Ash enarcó una ceja ante el gesto de Morko.
—Bueno pues todo esta dicho entonces. Dado que nuestro príncipe renuncia a su parte en las contiendas venideras, gesto que le alabó, estoy de acuerdo en ir al norte a ver esa torre —asintió a Volo—. Pero antes me gustaría explorar ese asunto de la espada de Guilbert. Y antes de nada un alto en nuestra nueva casa para prepararnos. Yo necesito algo para ver en la oscuridad y sobre todo una capa nueva.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El paseo por el puerto fue rápido, el olor a salitre, el barullo de los mercaderes, el constante trasiego de gente le trajo tranquilidad. En cualquier otra situación, hubiera huido de tal gentío sin dudarlo, pero después de su experiencia en la suboscuridad, no se sorprendió a verse caminar por una de las zonas más masificadas de la ciudad.
Cuando Martin se sintió satisfecho con el baño de gentes, sus pasos le alejaron de aquella inmersión hacia la zona más noble de Waterdeep, allí esperaba ver a un viejo amigo que sin duda le estaría esperando. Las calles se volvieron más limpias y menos aglomeradas, con edificios más altos y cuidados. Tras acelerar el ritmo debido a la impaciencia y las ganas del recuentro, por fin, el semielfo se vio frente a las cuadras de la hacienda del aprendiz de paladín que ayudaron en las alcantarillas... ¿Floon o Raener?... se avergonzó un poco al no recordar bien su nombre, sobre todo después de la determinación mostrada por el apuesto muchacho.
Entrando con cuidado al principio, finalmente casi terminó abalanzandose sobre "Obs", su caballo de color azabache que había sido su fiel compañero desde que visitó Elturel, La Joya de Lathander. Cerrando los ojos murmuró unas palabras antiguas que se mezclaron con dulzura en el tejido mágico de la misma naturaleza, y ese gesto le permitió poder comunicarse con su montura.
Lanzo un Speak with Animals
- ¿Me has echado de menos? ... buen chico... si yo también ... espero que te hayan tratado bien aquí, pero es hora de partir de nuevo juntos, una nueva aventura nos espera al Norte...
Tras agradecer al mozo de cuadras todo el buen trabajo y dejarle una nota de agradecimiento al joven noble que se había echo cargo de su amigo, Martin recogió a "Obs" y se fue con el galopando hacia su hogar, donde esperaba encontrar y reunirse con sus amigos para compartir el nuevo camino que se abría ante ellos. Bien pertrechado con su nueva equipación de campaña, dejó a su montura en las cuadras privadas de su pequeña mansión, y tras constatar que su habitación no estaba tan mal decorada como esperaba, cosa que tendría que agradecer a Volo, esperó a los demás en el salón común sentado en una silla mientras repasaba y preparaba pieza por pieza todas sus pertenencias.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
[En la noche anterior]
Tras la llegada a la torre, Gowther contuvo como pudo el cansancio y la tensión acumulada sobre sus hombros por el deseo de proteger a su grupo. El último combate había puesto a relucir algunas de sus flaquezas y esto le preocupaba. Quería estar a la altura de su compañera y, si bien dio el paso para permitirse no ignorar sus emociones dándole la importancia que se merecían, también le situaban en una posición conflictiva. Sus recuerdos pasados parecían embestir como una imponente ola y, cuando parecía volver a levantarse, volvía a derrumbar su psique. Solo el sentimiento de pertenencia hacia sus compañeros y la preocupación por protegerles, opacaba aquella situación.
Durante las horas siguientes Gowther se mostró tranquilo, sin hacer muestras de sus inquietudes, musitaba una sonrisa y una mirada de confort por ver a sus compañeros a salvo. Mientras los demás dormían, el El'tael, tras un breve descanso, salió a uno de los jardines que contenía la torre gracias al sustento mágico de la mano que los conjuró y alzó su espada. Tomó la pose característica de su casta y se quedó inmovil. A la par, en su mente surgían multitud de combates. Gowther no basaba sus habilidades marciales en la fuerza, si no en el intelecto. Meditar sobre distintas estrategias, se equiparaba al entrenamiento bruto de un guerrero más visceral.
La quietud del momento fue interrumpida por la caída de una hoja de uno de los árboles que daba cobijo al eladrin. Mientras dibujaba cabriolas en el aire, fruto de un jugueteo azaroso con la brisa, el hojacantante cerró los ojos sumido en sus pensamientos y justo en el momento en el que la hoja entró en el rango de su espada, realizó un giro sobre si mismo y cortó la hoja exactamente por la mitad. Tras esto, ambas partes se consumieron en llamas. El resto de las horas continuó de la misma manera hasta que sus compañeros se levantaron a desayunar.
[Durante el desayuno]
Después de reunirse con sus compañeros y escuchar las distintas noticias mientras desayunaban, Gowther se alegró bastante al entender que los gigantes habían correspondido sus movimientos. Morko parecía bastante preocupado por lo suyos, también se habrían muchas opciones por delante.-Morko de sobra estar decirte que puedes contar conmigo. Aegnor y yo debemos responder cualquier injusticia.-Dijo mirándolo fijamente.-Estaré contigo ahí para reconstruir tu reino.-Al escuchar las palabras de Guilbert y el razonamiento de los invitados y de Khelben- Es cierto, la empresa de Morko es un asunto que requiere tiempo y preparación. Si ya se están articulando los primeros pasos en ese sentido, podemos paralelamente resolver aspectos como el misterioso sueño de Guilbert. Probablemente, esté en la línea con el resto de visiones del grupo, es decir, esté ligado a nuestro destino y no podamos ignorarlo.-Coincidiendo con Morko-Lo que decidáis me parecerá bien... En cualquier caso, puede ser interesante que nos preparemos. El último combate, nos puso contra la pared y me gustaría poder preparar mi libro de hechizos y ver el mercado para reponer nuestras reservas. Puede que incluso encontremos algo de utilidad.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
-No puedo mas que agradeceros el interés. -les dijo a los reunidos.- En el sueño de Zevatur, la espada perdida de la Orden aparecía junto al resto de fragmentos extraordinarios. Ese arma, un poderoso mandoble fue pieza clave en la lucha de mi orden contra demonios.. a la vez que llave custodia de poderosas fuerzas atrapadas en la torre fortaleza que era nuestra casa. En mi sueño, razorclaw era portada por alguien que suponía muerto.. y cuyo abrasado cuerpo enterré bajo las ruinas. Desconozco que relación guarda la visión de ese mausoleo con ella y la espada.. pero es el único hilo que veo para tirar. Guardad fuerzas, descansad o emborracharos, amad o dejad que la pasión os lleve. Tiempo hay. Os esperaré a las puertas de la ciudad de los muertos, al ocaso.
Mientras algunos miembros de la Compañía se dispersaban para atender sus propios asuntos, Ash, Helayna, Morko y Zevatur, acompañados por Kath, siguieron las instrucciones de Khelben para acudir a la casa de Mirt el Prestamista. Kima se despidió de ellos asegurándoles que se verían antes de que partieran hacia el Norte. Tanto Laeral como Bruennor y Finarthiel le aseguraron a Morko que comenzarían los preparativos para
El contraste de las últimas semanas con el silencio de la suboscuridad, que habían aprendido por las malas era absolutamente necesario para sobrevivir, con el bullicio de la ciudad de Waterdeep era casi ensordecedor. Miraban los carromatos, los vendedores que, a voces, pregonaban las beldades de sus mercancías y les parecía estar en un mundo extraño y alienígena.
Pero esa sensación fue desapareciendo poco a poco y para cuando llegaron a la casa de Mirt el Prestamista, una enorme mansión señorial, los más extrovertidos de ellos incluso estaban disfrutando del paseo.
Tras llamar a la puerta esta se abrió apenas unos segundos más tarde, casi como si les estuvieran esperando. Helayna pensó que un oso había abierto la puerta, un oso gigante. Ash tuvo que levantar la vista para encontrar la mirada de quien le había abierto y Morko tuvo que reconocer que había visto ogros más pequeños que aquel hombre.
Pero no sólo era alto, era oriundo, y las elegantes y pesadas pieles con las que se cubría en la fría mañana invernal acentuaban el aspecto de enormidad. Calvo, con una poblada barba negra el hombre les miró desde debajo de unas pobladas cejas.
- Entiendo que sois vosotros los que manda Blackstaff. ¿Es así? - Su voz resonó cavernosa.
Cuando respondieron el hombro esbozó algo parecido a una sonrisa, pero por su mirada dirían que estaba decepcionado, como si hubieran fallado una prueba que deberían haber pasado.
- Entrad pues, no os quedéis ahí fuera -
Sin más se giró y se internó en el interior de la casa, dirigiéndose a un salón recibidor donde ardía una gran chimenea y había dispuestas varias cómodas sillas de elegante madera noble cubiertas de mullidos cojines. Atendiendo el fuego, con los pies descalzos sobre una alfombra había una atractiva mujer con el pelo rubio recogido en una trenza que le llegaba más allá de la cintura. Vestía una camisola de seda verde y por debajo calzaba unos cómodos pantalones de terciopelo marrón. Se cubría los hombros con un elegante chal anaranjado, tan delicadamente bordador que casi parecía de gasa.
- Bienhallados - dijo - bienvenidos a la casa de Mirt el Prestamista. - dijo esbozando una sonrisa - ¿Puedo ofreceros algo de beber? -
PbP Character: A few ;)
Las bulliciosas calles animaron a Zevatur aún más. Ese ánimo contrastaba con el de Canela que miraba todo con curiosidad y algo de aprensión, pues no había estado nunca en una ciudad tan enorme y densamente poblada. Desde el interior de su alforja se comunicaba con el ufano tiefing que iba relatándole algunas de las extraordinarias cosas que se veían en la ciudad, compartiendo recuerdos y anécdotas.
Cuando llegaron a la mansión Canela se relajó, más acostumbrado a este tipo de ambientes.
Zevatur asintió a la mujer - Así es. - Dijo alegremente antes de presentar a el resto y a si mismo. – No para mí. Tras tantos días en la suboscuridad, pasando penurias creo que mi estomago ha encogido y no me cabe nada más tras el copioso desayuno con Blackstaff. Pero os los agradezco.
- Nos gustaría equiparnos para las siguientes misiones, algunos de mis compañeros necesitan equipo concreto y creo que podremos pagar de alguna forma. – Entonces miro a sus compañeros a la espera de que ofreciesen recursos y expresaran sus peticiones.
Zevatur se dirigió hacia su hogar, a visitar a lo que consideraba su familia. Canela de nuevo metido en el zurrón escuchaba y preguntaba por la gente del burdel y sus historias y personalidades, con una curiosidad bordeando la fascinación por tan diferente origen de Zevatur.
Zevatur, Rolthos
- Laeral nos ha informado de vuestras habilidades y puede que necesidades - dice Mirt con su vozarrón - he seleccionado algunas de las cosas que pueden interesaros. Venid -
Se dirige de nuevo hacia la entrada y les lleva a otra sala donde, sobre una mesa, hay dispuestos varios objetos.
- Esto puede serle útil a vuestro arquero - dice mostrando un carcaj y un par de brazales.
Para Martin hay Carcaj y Brazales
- El bardo creo que podría aprovechar esta mochila y, para variar, algo que le haga un poco más silencioso. -
Para Guilbert tiene listo unas botas y una mochila
Hay otros objetos en la mesa que los demás encuentran igual de útiles.
PbP Character: A few ;)
Zevatur avanzó hacia la mesa donde cogió un pequeño vial y un anillo de calor que le llamaron la atención.
- A si... Hmmm - Contestó a algún comentario que debía haberle hecho Canela. - No quiero abusar de su generosidad... Mirt? Señorita? - Cogiendo la varita del war mague en su poder la depósito en la mesa. - Os ruego que aceptéis esto como parte del pago.
Zevatur, Rolthos
Ash paseaba por la casa admirando sus enseres hasta detenerse frente a los objetos que el gigantón desplegó frente a ellos.
—Muy bonito todo. Desde luego le va bien el negocio —comentó antes poner los pulgares en el cinto relajadamente—, Mirt, supongo. En fin, yo soy Ash. Busco una capa nueva, que sea roja. La mía quedó arruinada tras nuestro último enfrentamiento con un Contemplador Cornudo —alardeó estúpidamente—. Y algo que me permita ver en la oscuridad o que emita luz sin que tenga que empuñarlo. Oh y si tienes alguna espada larga tampoco me importaría echarle un ojo. Siempre hay sitio para una chica más, ¿mmm? —bromeó guiñando a Hela.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Mirt enarca una ceja, algo sorprendido cuando Zevatur deja, casi con vergüenza, la varita en la mesa.
La mujer sonríe.
- No debéis preocuparos por el precio - dice - Khelben os envía y ha hablado con Mirt. - El gigantón se enconge de hombros y pone los ojos en blanco - Conocemos quiénes sois y qué pretendéis. Contáis con nuestro apoyo por supuesto. Tu generosidad será recordada Zevatur - dice ella tomando la varita de la mesa y contemplándola.
- ¿Crees que Mirt tiene una tienda de moda muchacho? - responde el enorme humano con voz atronadora. - Bastante es que os hemos preparado ropa y provisiones para soportar el frio invierno. He oído que las cosas no están, precisamente, muy bien por allí. Llevad cuidado. - Si Mirt se ha dado cuenta de la broma no hace señales de ello.
- Tengo una hoja que quizá pueda servirte. Volveré - Se gira y abandona la sala donde había preparado las cosas para la Compañía.
Tras sus palabras Hela ve que, efectivamente, a un lado de la mesa, hay un montón de ropa de invierno para todos ellos preparada para ser llevada a su casa. También ve una caja abierta, con varias pociones de curación. La mujer le sonríe y asiente cuando se acerca a examinarlas, dándole a entender que también están incluidas entre las cosas que pueden llevarse.
PbP Character: A few ;)
Viendo que Khelben y Laeral se habían ocupado de todo lo referente a su viaje al norte Ash se relajó un poco y se dispuso a disfrutar del momento. Se frotó las manos ante la perspectiva de una espada nueva. Una espada mágica nada menos que de Mirt, el gran prestamista de los prohombres de Aguaprofunda como Khelben, de quien había rumores incluso de que era uno de los Lores Ocultos. Sopesó su bolsa con cierto recelo y espero el regreso del hombretón tratando de disimular su impaciencia.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Morko se reunió con sus compañeros y su aspecto parecía ...más regio. El conjunto que formaban el hacha a dos manos y la nueva armadura que portaba, hablaban de poder y grandes gestas. Con una sonrisa un poco picara, sabiendo el aspecto que tenia ahora, el paladín siguió a sus compañeros a la hacienda de Mirt, donde se quedo a un lado, ya que el ya contaba con lo que necesitaba y ya había adquirido ropas para el invierno antes de partir hacia Mithrill Hall.
Hela terminó de disfrutar del banquete contenta y risueña, y un poco más borracha de lo que lo había empezado. Antes de abandonar la torre, se despidió de Laeral con un cariñoso abrazo, prometiéndole una visita antes de partir hacia el norte.
Cuando procedía a salir por la puerta al exterior, una graciosa pirueta con la que casi pierde el equilibrio y se da de bruces contra el suelo, convirtió su vestido de gala en el traje negro de pantalón de hebillas y bolsillos que solía llevar, más cómodo y acorde para recorrer la ciudad e ir de compras.
La luz del exterior volvió a cegarla escasos segundos, para enamorarla de nuevo con los colores y matices que le ofrecía de la ciudad. Maravillada por las vistas y los sonidos, siguió a sus compañeros, haciéndoles de nuevo preguntas curiosas y de aspectos banales sobre las costumbres de los lugareños y todo aquello que le llamaba la atención.
Aunque estaba deseosa de visitar su nuevo hogar, la parada en la casa de Mirt el Prestamista le resultó igualmente interesante. Probablemente intimidada por el porte de aquel ser que les abría la puerta, la elfa entró en la morada con timidez y respeto, observando su alrededor con interés. La figura y las palabras de la mujer consiguieron relajarla y hacerla sentir más cómoda, sintiéndose con permiso para moverse por el espacio, acercándose a observar las pociones. Le dedicó igualmente una sonrisa de agradecimiento y se presentó:
- Me llamo Helayna, encantada. Muchas gracias por vuestra amabilidad y por todos estos objetos que nos ofrecéis -
Se acercó a los ropajes de invierno, buscando una capa que le sirviera para sustituir la calcinada, dándose por satisfecha con cualquiera que encontrara. Observó el resto de enseres de aquella habitación y una pequeña vitrina colgada de una de las paredes llamó poderosamente su atención. Acercándose, examinó los collares que se mostraban relucientes y acarició con sumo cuidado uno de ellos, que contenía una perla delicadamente engarzada. Lo sujetó con ambas manos, como si fuera un objeto extremadamente precioso y frágil y, al darle la vuelta, pudo descubrir una runa grabada en dracónico con la palabra Vers.
Dirigió su mirada hacia la mujer, interrogante: - Es precioso - exclamó - ¿sería posible adquirirlo? - le preguntó, sin atreverse a dar por hecho que ese collar también se incluía en el pacto entre los archimagos y los prestamistas.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"