- No, claro que no dejaremos a la ciudad sola ante el peligro. Hemos perdido Vogler y no intención alguna de perder nada más. - dice Saxa con convicción. No dice nada sobre sus amigos, pero porque no quiere que se sientan forzados a participar. Aunque desde luego tampoco les dejaría solos a ellos. No mientras siga teniendo fuerzas para luchar.
Se queda callada un segundo y por fin saca valor para hacer la pregunta incómoda.
- Supongo que debo preguntar acerca de Lord Bakaris. Creía que estaría a sus ordenes y sin embargo no está aquí. No sé muy bien qué pensar. - comenta la bárbara, más confusa que esperanzada. Tenía bastante claro que no se iba a librar de aquella carga con facilidad.
- Bueno... es cierto que Lord Bakaris ha convencido al Consejo para darle un cargo en las fuerzas de Kalaman. Comandante nada menos - Averil se revuelve en su asiento - y oficialmente respondes ante él, igual que ante otros oficiales. Pero afortunadamente yo sigo ostentando el cargo de Mariscal y todos debeis responder ante mi.- sonríe con ironía - Le pese aquien le pese. Además vuestro amigo Darret se ha presentado voluntario para hacer de enlance entre el mando y vosotros, por lo que, no puedo prometerte que no tengas que lidiar con el nuevo Comandante Bakaris... pero no lo tendrás respirando en tu cuello todo el rato. -
Devlin sonrie y guiña un ojo a Saxa. Se palmea el muslo y dice - Bien! siguiente pregunta -
Saxa se habría levantado gustosamente para abrazar a la Marsical con fuerza, pero decidió contenerse y dejarlo tan solo en mostrar una amplísima y risueña sonrisa.
¡Efectivamente, aquel día estaba siendo fantástico!
Remi observaba a aquellas mujeres fuertes y desenvueltas afrontar aquella nueva aventura con un entusiasmo que le costaba compartir. Volver a cruzar las lineas enemigas era mortalmente peligroso. El Ejército Rojo había demostrado tener líderes capaces y tropas tan disciplinadas como despiadadas. ¿Cómo iban a burlar a sus vigías?
Lord Bakaris Comandante, increíble. En fin, en el fondo le traía sin cuidado donde acabara aquel engreído, siempre y cuando su estupidez o su orgullo no les granjeara problemas. Estaba seguro de que Vendri también había sabido medir al hombrecillo y confiaba en que pudiera vigilarlo.
—¿Hay alguna forma discreta de rodear la linea del frente? ¿Quizá alguna senda pequeña y poco transitada?—preguntó por fin a la Mariscal—. ¿Podremos comunicarnos de alguna manera una vez dejemos Kalaman?
Fritz escuchaba a los "mayores" hablar porque son cosas de humanos.. que si honor, que si orden, que si escala militar, que si "estas cosas no son cosas que deba entender un kender" .Siempre con lo mismo. -La amenaza que viene es terrible.. y además de destruír la ciudad mataron a Than. SI tienen mas dragones de metal con draconianos en su interior les costará unas lunas cruzar el río y traerlas hasta aquí..Me encantaría mandar alguna al fondo del Vingaard!- dijo tratando de explicar lo que había visto dentro del dragón mecanizado, rebuscando entre los bolsillos de sus mochilas y la bolsa bautizada como "mete de todo que entra" sacó una lámina garabateada de lo que recordaba por fuera y por dentro del artilugio lanza fuego.
-Ese señor que gusta de bajarse los pantalones delante de las damas es un peligro para las tropas y para la ciudad.. pero que va a saber un kender de cosas de "gentealtas"
- Si vuestra información es correcta - dice la Mariscal - las líneas enemigas ahora mismo se posicionan a unos kilómetros de Vogler. No creo que, de momento, sea necesario ir tras las líneas de ese Ejército Rojo. Pero necesitaremos información de sus movimientos e intenciones. Tenemos unos 60 kilómetros de aquí a Vogler. - dice como si llevara toda la noche dando vueltas al asunto - Hay muchas cosas que pueden pasar hasta que vengan, y que podemos hacer antes para prepararnos, porque no tengo dudas de que su siguiente objetivo es Kalaman. Pero desconocemos su verdadero número, su composición… - por un momento parece algo agobiada pero respira. - paso a paso. No debemos apresurarnos pero tampoco dormirnos en los laureles. Las murallas de Kalaman han resistido incluso al Cataclismo, pero siguen teniendo puertas por las que un ejército invasor puede pasar… -
Cuando Fritzz habla del artilugio la Mariscal parece muy interesada y cuando el kender saca sus bocetos hasta ignora que entre otras cosas que saca se encuentra su propia daga.
- Esto… esto es… ¿puedo quedarme con ello? - pregunta- tengo que verlo despacio. He hecho preparar para vosotros un alojamiento en la cuarta planta, si deseáis usarlo claro. Podéis subir ahora a verlo y familiarizados con el Castillo,si no tenéis más preguntas claro. por favor - añade levantado la vista y mirando a Saxa - cuidad que no desvalije toda la fortaleza… -
Tras la sonrisa que asomó en su rostro al enterarse del destino de Lord Bakaris y lanzarle una mirada cómplice a Saxa, Uri se rascó la coronilla, de nuevo nerviosa y algo tímida para intervenir dirigiéndose a Remi y a la Mariscal:
- No creo que hayan dejado camino, por pequeño que sea, sin vigilancia. Esos espías apostados en los árboles son muy difíciles de sortear, nosotros tuvimos suerte de no ser descubiertos, pero era demasiado arriesgado adentrarse más allá. Solo si fuéramos indetectables podríamos tener alguna posibilidad y no creo que Kalaman disponga de unos recursos de esas características- torció el gesto de preocupación, frustrada por no poder aportar nada positivo.
Meditó unos segundos. No tenía preguntas que formularle a aquella mujer, estaba acostumbrada a acatar órdenes y no quejarse demasiado. Cuando Fritz nombró a Than, una punzada de tristeza recorrió su interior y recordó a todos los Voglerianos caídos, sobre todo a la adorable anciana que viajaba con ellos. Con respeto se dirigió hacia la Mariscal:
- Gracias por su amabilidad y hospitalidad - contestó con un gesto afirmativo al ofrecimiento de alojarse en el castillo - Queríamos aprovechar la oportunidad de pedirle permiso para celebrar un entierro y un pequeño homenaje a los caídos que no lograron aguantar el viaje. Si nos da su consentimiento, haremos los preparativos necesarios para realizarlo al atardecer -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- Cuente con ello - dice Saxa, la sonrisa aún iluminando su cara - Nosotros cuidaremos de- "que el peque no la líe", está a punto de decir, pero se corta en en último momento y cambia a - de que todo siga en orden. Además si hay alguna sala de armas me encantará visitarla.
Luego mira a Uri, y añade:
- ¡Cierto! Fantástica idea, Uri. Nos vendrá muy bien a todos...- mira de nuevo hacia la Mariscal, dando por hecho que dirá que si, pero esperando igualmente a tener su aprobación para lenvantarse y echar un ojo por el castillo primero, y proceder con los preparativos del funeral después.
- Claro por supuesto. Daba por sentado que cada familia haría la ceremonia de su elección pero si queréis hacer algo más simbólico, lo entiendo perfectamente. Tampoco necesitáis mi permiso pero intentaré asistir como muestra de respeto -
Tras despedirse de la Mariscal y quedar en enviarle nota de cuándo comenzará el funeral tras hablarlo con Raven, el pequeño grupo deja el despacho de la lider de las fuerzas armadas de Kalaman y se dirigen hacia el cuarto piso el cual está prácticamente desierto. Allí, en un antiguo salón de baile, han habilitado una especie de sala común al lado de la chimenea con una mesa y varias sillas y sillones. A ambos lados de la misma han distribuido varias camas apoyadas en la pared, delimitadas con biombos en tres lados para otorgarles algo de intimidad. Frente a los pequeños pero funcionales cubículos, al otro lado de la sala de suelo de madera, unos grandes ventanles les ofrecen unas increibles vistas de la bahía.
Uri observó la sala con curiosidad. Se acercó a una de las camas, la más alejada de la puerta, y se sentó en ella dando pequeños botecitos con el culo para comprobar su comodidad mientras sonreía divertida.
Tenía la costumbre de elegir su rincón de descanso lo más alejado posible de la entrada, por si cualquier enemigo les sorprendía durmiendo y tener capacidad y distancia de reacción.
Le gustaba que les hubieran acondicionado un lugar para estar todos juntos. Estaba acostumbrada a compartir espacio, desde luego mucho más pequeño y menos confortable que este, con sus compañeros guardianes. Separarse siempre era más arriesgado y le gustaba sentir la cercanía de su equipo, escuchar su respiración y estar preparada ante cualquier amenaza.
Con una mueca de satisfacción ante el catre elegido, se levantó y se acercó al grandioso ventanal para observar las vistas y reconocer el terreno. Cerrando un ojo y dejando volar su imaginación, calculó objetivos a los que podría acertar desde allí.
Se dio la vuelta sobre sus pies rápidamente. Siendo aquello un antiguo salón de baile, recorrió el espacio hasta llegar a la chimenea dando saltitos y graciosas vueltas sobre sí misma, con los brazos extendidos y tarareando una alegre canción.
Paró al llegar a la chimenea y se dirigió a sus compañeros.
- ¡Me gusta este sitio! Es bonito, ¿no creéis? Yo ya he elegido mi cama - dijo sonriente - en cuanto estéis listos deberíamos bajar al pueblo a comenzar los preparativos para esta tarde-
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Saxa, aún sumida en su buen humor, sonríe ampliamente cuando ve a Uri bailar por la sala y probar la cama que ha elegido para ella.
Mira a su alrededor y elige la cama más cercana a la puerta. No cree que vaya a entrar nadie por ahí en medio de la noche, pero desde luego, si sucediese, quién entrase tendría que pasar por ella primero antes de intentar siquiera poner un dedo encima al resto.
Contagiada más aún si cabe por el buen humor de la elfa, la sureña está a puntito de lanzarse cuan larga es sobre la cama que ha elegido, pero de repente se para a medio movimiento, se queda pensativa mientras enrosca un dedo en la larga melena rojiza y finalmente murmura:
- ... casi que no. La última vez no acabó muy bien...
Se acerca pues al camastro y se sienta con cuidado, mientras sigue murmurando:
- ... y mucho menos ahora, que peso aún más.
Ahi sentada, mira al resto mientras van eligiendo sus sitios y se quedan embobados con las vistas. No estaba nada mal. De haber pasado media vida durmiendo casi a ras hielo y la otra mitad en barracones, de repente tenía varios sitios donde elegir, y este estaba francamente bien. Asintió para si misma, satisfecha, y luego se acercó a Uri.
- Bueno, ¿qué vamos a hacer exactamente? Desde luego, ese funeral tiene que ser con vistas al mar, ¿no crees? Imagino que a los voglerianos les gustará despedir a los suyos de una forma que les recuerde a su pueblo.
Se queda un momento callada, mientras fija los ojos verdes en lo que se ve desde el bonito ventanal.
- Parece que hubieran pasado años desde el funeral de Ispin, y fue sólo hace unos días...
Remi miró a las chicas desde la puerta y finalmente se aceró al gran ventanal algo ausente y serio. Apenas admiró la vista, se concentró en localizar la tienda de la túnica negra. Sir Arthur se subió a una de las camas vacías y enrolló su esponjosa cola alrededor de su cuerpo. El elegante animal se deleitaba en amasar el colchón con las patitas delanteras mientras ronroneaba placenteramente.
—Voy a dejaros el asunto de los funerales a vosotros—dijo por fin el aprendiz algo preocupado—. Tenéis más mano con esas cosas y tengo trabajo que hacer. Estaré en la Botica de Wylhan —dijo a sus compañeros antes de dirigirse a la puerta.
Sir Arthur maulló confundido mientras miraba al mago ladeando la cabeza. Enseguida, saltó al suelo con donaire y siguió a Remington de cerca.
La cazadora entristeció su rostro por unos momentos ante las palabras de Remi y le mostró un mohín de decepción. Se acercó a Sr. Arthur y le acarició cariñosamente: - nos veremos más tarde, bonito- dirigiéndose al mago, se despidió de él: - Está bien, Remi, ve adelantando trabajo y luego nos pones al día. Nos encontraremos en la playa al atardecer-
Dirigió sus pasos de nuevo a la ventana, posicionándose cerca de Saxa, y miró de nuevo el horizonte:
- Sí, estoy de acuerdo. Parece que la tradición es dejarlos marchar por la corriente en una barcaza, como se hizo en el entierro de Ispin en el río. Pero quizá son demasiados cuerpos. Les podemos preguntar si aceptarían darles sepultura, quizá en un claro del bosque. Podríamos hasta plantar flores o algún árbol para que su espíritu se conserve en la naturaleza. Y, en una sola barca, colocar alguna de las pertenencias que se hayan conservado y echarla al mar. Yo podría lanzar una flecha flamígera y provocar una pira que alumbre la oscuridad de las aguas - se mesó la barbilla, pensativa - También podíamos lanzar al agua y al aire lamparillas de papel, tantas como vidas se han perdido en esta batalla y de las que no hay cuerpos ni pertenencias. Creo que sería un bonito homenaje- observó a Saxa y al kender, esperando sus opiniones.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Saxa dejó mirar por el ventanal y se volvió para mirar a Remi con cara seria. Se cruzó de brazos y, a lo dicho por Uri, añadió:
- De acuerdo. Pero no faltes al funeral, Remington. Esto también es importante. Piensa que esta gente necesita toda la ayuda que les podamos dar, y que estando allí les daremos esperanza y fuerzas para seguir adelante.- Se quedó callada unos instantes antes de continuar - Piensa que ya no eres uno más para ellos. Eres una de las personas que les ayudó a llegar con vida a Kalaman.
La bárbara vuelve a mirar hacia el ventanal:
- ... y Kalaman no es más que el principio de lo que está por llegar.
Tras esto, y una vez Remi se ha ido, suspira y se vuelve hacia Uri, asintiendo levemente a todas sus ideas.
- Será un bonito homenaje. - añade, esta vez asintiendo con más firmeza. Luego pega una palmada y exclama - ¡Venga, manos a la obra!
Saxa, Fritz, Averil y Uri abandonaron el castillo en dirección al centro de la ciudad en busca del bullicioso y atestado mercado. El ruido y la aglomeración aturdían a la elfa de los bosques, acostumbrada a la paz y el sosiego de la naturaleza, pero se obligó a centrarse en el importante cometido que tenían por delante. Y Saxa era una inestimable ayuda en cuanto a relaciones sociales se refería.
Tras rebuscar en lo que parecían infinitos bolsillos y recovecos de su ropa, y dejar entrever objetos variopintos y sorprendentes que había sustraído en las pocas horas que llevaban allí, el kender tendió por fin una hoja arrugada y manchada de algo irreconocible en la que habían apuntado un esquema básico de organización. Entre los puntos importantes, se podían leer: hablar con los pescadores para que les cedieran una barcaza, conseguir paja para lumbre, fabricar farolillos de papel, comprar semillas de alguna planta que floreciera robusta y de flores amarillas, conversar con las distintas posadas para preparar comida y bebida tras el homenaje y hablar con algún músico que amablemente les cediera su arte para representar alguna tonada de despedida.
Se sucedían las intensas horas de conversaciones y negociaciones, organización y movimiento de un lado a otro de la ciudad, compras y fabricación, y se fue acercando el momento del atardecer. Exhaustos pero emocionados, el grupo de amigos se reunió en la playa en la que horas antes se había producido el desembarco. Aún quedaban restos de la llegada de los voglerianos, pero afortunadamente todos los supervivientes habían conseguido reubicarse en el interior de Kalaman.
Una barca reposaba encallada en la arena, sobre la que se amontonaban objetos diversos como restos de ropa rasgada, alhajas sin valor monetario pero sí emocional, armas rudimentarias y demás enseres cuyos dueños habían ofrecido como detalle simbólico, aquellos que querían que sus recuerdos se fundieran junto con el fuego y el mar y permanecieran inmortales en la inmensidad del océano. No costó mucho convencer al kender de que esos objetos no podían ser sustraídos. Aunque el pequeño Fritz fuera despistado y ciertamente cleptómano, respetó esta norma sin rechistar.
Los habitantes de la ciudad comenzaron a llegar a la playa, distribuyéndose por ella de manera homogénea. En la arena descansaban decenas de farolillos de papel que iban recogiendo para depositarlos más tarde en el agua. El sol descendía a través de un cielo que no auguraba lluvia, salpicado por nubes irregulares que se desplazaban con suavidad.
Frente a la barca, Fritz, Remi, Averil, Uri, Raven y Darret esperaban pacientemente a que llegara todo aquel que quisiera unirse. Lord Bakaris y su hijo no habían hecho acto de presencia, pero sí acudieron la Mariscal Devlin y el Gobernador que, tras saludar al grupo y presentar sus condolencias, se posicionaron en un lugar discreto para presentar sus respetos al pueblo de Vogler.
La luz de las pequeñas hogueras distribuidas por la playa comenzaron a cobrar protagonismo al tiempo que el sol emprendía su inexorable descenso, fundiéndose entre las nubes altas que salpicaban el cielo, creando una paleta de colores que inundaba el horizonte de tonos morados y anaranjados.
Raven dio un paso al frente y se tomó unos segundos para respirar profundamente. Su porte erguido le dio la seguridad para comenzar a hablar. Los murmullos desaparecieron para dar lugar a un silencio solo interrumpido por el crepitar de las hogueras y el romper de las olas.
- Queridos amigos - su voz se proyectó firme a lo largo de la playa - quiero agradeceros, como ex alcaldesa de la ciudad de Vogler vuestra presencia en este homenaje a nuestro pueblo caído. Vogler permanecerá vivo en nuestro corazón, al igual que todos nuestros amigos y vecinos, a los que recordaremos con tristeza pero también con alegría por haber podido compartir con ellos un tiempo precioso. La atrocidad que ha supuesto este ataque no caerá en el olvido y prometo hacer lo que esté en mi mano para cobrarnos la justicia que nos pertenece - su voz comenzó a quebrarse débilmente y los ojos se empañaron de unas lágrimas que intentó retener - Démosle el último adiós a nuestros amigos en la tierra, pero mantengámosles siempre presentes en nuestro pensamiento. Vivirán eternamente en nuestros corazones -
El silencio que reinó en el ambiente tras estas palabras fue invadido por una melodía, triste y profunda pero dulce y reconfortante a la vez, procedente de los violines de dos músicos de Kalaman.
Fritz, Remi, Averil y Darret se acercaron a la barcaza y la empujaron con determinación hasta que esta se adentró en el mar guiada por el movimiento del oleaje. Uri, subida a un murete cercano a la playa pero a la suficiente distancia, prendió la punta de una flecha envuelta con paja seca y disparó creando una parábola perfecta que surcó el espacio acertando de lleno en la barcaza. El sol se escondía en el horizonte y la explosión de luz en medio del mar alumbró la creciente oscuridad. Murmullos de asombro resonaron por la playa, al igual que sollozos quedos de tristeza y añoranza.
Raven fue la primera en recoger su farolillo y depositarlo en el agua del mar, observándolo fijamente, totalmente abstraída recordando a su pueblo. Las lágrimas en esta ocasión rodaron sin oposición por su rostro.
Poco a poco, todos los asistentes se acercaron para soltar sus farolillos, que se adentraban en la profundidad del horizonte sin rumbo fijo, alumbrando las aguas y creando un mar salpicado por pequeñas luces anaranjadas. El sol ya había desaparecido por completo y la noche caía en la ciudad de Kalaman.
En la plaza del pueblo se habían acondicionado puestos con comida y bebida como colofón del homenaje. Tras la emotividad en la playa, ahora se reunirían para comer, beber, charlar y compartir alegrías y penas.
Pero antes de que el grupo se uniera a esta celebración, se dirigieron al claro de un bosque cercano donde habían preparado la mortaja de la anciana Nana. Era el único cuerpo sin vida que había llegado a Kalaman y decidieron darle sepultura rodeada de naturaleza.
Los vecinos más allegados de la señora acompañaron al grupo a este particular homenaje, que fue sencillo e íntimo. Saxa y Uri enterraron su cuerpo con delicadeza y cariño, y la elfa sembró un puñado de semillas en su tumba. Cerró los ojos, murmuró unas palabras ininteligibles y se secó las lágrimas. Abrazó a Saxa emocionada, dando por finalizado su último adiós a la adorable Nana.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Remi llegó el último a la ceremonia a orillas del Vingaard. Traía el pelo alborotado y la mano en la barvillla, parecía distraído. Se colocó discretamente al lado de sus amigos y observó la escena algo ausente, como si estuviera pensando en otra cosa. Sir Arthur saltó a sus brazos y le obligó a concentrarse en presente. La ceremonia que habían preparado sus amigas era muy emotiva y la gente lloraba a sus familiares y amigos. De pronto se movió en su sitio, incómodo ante la evidencia del dolor ajeno, como si fuera un espectador sin derecho a contemplar aquel momento tan íntimo.
Cuando Raven terminó su discurso y las candelas se alejaron por el río, siguió a sus compañeros en silencio hasta el sepelio de Nana. Ese sentimiento de turbación no hizo más que crecer, sin que pudiera hacer nada por evitarlo. Sin embargo, aguantó el tipo lo más dignamente que pudo desde una posición muy secundaria, hasta que todo hubo acabado.
—En el castillo, ¿hay biblioteca?—preguntó a sus compañeros cuando abandonaban el claro del bosque de vuelta a la civilización—. Deberíamos consultar los tomos de Huma.
Tanta emoción había dejado al joven Fritz parado y dócil.. al menos cinco minutos. El resto se lo pasó ensimismado repasando sus notas y tratando de en su propio caos, ordenarlas. Un código de encriptación digno de mención para el futuro. No es que fuera frío, sino que ya había gastado todas las lágrimas por Than cuando vio su sacrificio. Algo que aún ocupaba pensamientos en la pequeña cabeza pelirroja del kender que no contemplaba el escenario sin solución.
-Había algunas puertas cerradas.. pero no recuerdo ver habitaciones llenas de libros..-dijo sacando planos garabateados del castillo.. o de una posada de de otro pueblo mas al oeste.. quien sabe.- Pero podemos rastrear las construcciones en la ciudad que conservan arquitectura anterior al cataclismo. Ahí quizá encuentres respuestas.
Para decepción de Remington el Castillo de Kalaman no cuenta con una biblioteca surtida y poco puede ahondar en sus investigaciones.
El equipo, agitado por los sentimientos, se retira a descansar poco después de las emotivas ceremonias, tanto públicas como privadas.
Al día siguiente, Darret va a buscarles mientras están disfrutando de un agradable desayuno en sus aposentos.
- Buenos dias. Espero que hayáis podido descansar - les saluda mientras se sienta a la mesa con ellos - Devlin tiene una misión para vosotros - Darret saca un mapa de la zona que rodea la ciudad de Kalaman. - A la Mariscal le gustaría que viajarais unos 20 kilómetros al sureste de la ciudad, en busca de una gnoma inventora llamada Tatina Rockeldust. A Devlin le preocupa ese artefacto con forma de dragón que atacó Vogler. Esta gnoma puede conocer o tener información de dicho artefacto. La tenga o no, al Consejo le gustaría que le pidiérais que os acompañe de vuelta a la ciudad para entrevistarse con ella y, posiblemente, reclutarla para ayudar en la defensa de la ciudad... -
Darret se calla, sabe que la herida de la pérdida de Than es reciente y las similitudes sin duda estén hurgando en la herida.
El descanso fue increíblemente reparador para Uri, que despertó antes que sus compañeros. Tras la primera impresión confusa de no saber dónde se encontraba, se desperezó sin hacer ruido y salió de su camastro. Comprobó, por la profunda y acompasada respiración de Saxa, que la guerrera descansaba por fin de la extenuación de la batalla, y los débiles murmullos y movimientos de Fritz arrebujado entre las mantas, le confirmaron que el kender se hallaba soñando con cosas de kenders.
Se acercó hasta la chimenea, en la que las ascuas agonizaban débilmente, luchando inútilmente por sobrevivir. Bellota, que se había enrollado como una bolita pelo en un pliegue de la alfombra de piel de oso, asomó su pequeña cabeza para saludar a Uri, que la acarició con ternura.
Con cuidado, depositó sobre las ascuas un par de troncos de los que se amontonaban en una cesta de mimbre en un rincón de la sala. Allí, bajo la lumbre que poco a poco comenzaba a calentar la estancia y dotaba de luz a la penumbra, se acomodó en la alfombra frente al fuego y extrajo de su mochila un papel y una pluma.
Sus padres debían estar preocupados, al igual que su mentor, por la ausencia de sus noticias. Hacía ya varias lunas que había abandonado su hogar y necesitaba avisarles de que su llegada se retrasaría indefinidamente. Escribió unas letras, explicando lo que había sucedido durante aquellos días, con la esperanza de que desde Kalaman pudieran hacerles llegar la misiva. No pudo evitar sentir la nostalgia de la lejanía de su tierra pero, a la vez, se sintió reconfortada al cerrar aquellas hojas que la acercaban a su familia.
Descansada y con la boca aún llena del exquisito bizcocho de zanahoria, saludó a Darret con alegría mientras le daba un trago a su vaso de leche fresca. Cuando escuchó sus palabras, la sombra de la culpa y la tristeza acudieron de nuevo como el torrente de un río desbocado, golpeando con fuerza el ánimo de la cazadora.
Se levantó de la silla atolondradamente, mostrando la intención de salir lo antes posible a buscar a aquella gnoma. No pudo salvar a Than, pero esta vez no iba a permitirse el mismo error. Bellota corrió y subió a su hombro en cuanto vio que su amiga se disponía a partir.
-Vayamos, no tenemos tiempo que perder- dijo mientras recogía sus pertenencias de manera nerviosa, sin apenas mirar el mapa. Se guardó la carta para entregársela más tarde a la Mariscal y pedirle que la hiciera llegar a su reino.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Al despertarse, la bárbara se desperezó y bostezó sonoramente. Murmuró un "ksdñflasikdodias" a Uri y Fritz cuando les entrevió por sus ojos semicerrados y no fue hasta que se dio un baño refrescante y que volvió a la habitación para desayunar que terminó de despertarse del todo. De hecho, antes de haber dado siquiera un sorbo a su ya bebida mañanera favorita del mundo mundial, pegó un buen bocado del bizcocho y dijo:
- Pues me sabe raro para ser de calabaza - Uri casi se ahoga de la risa cuando la escucha y le dice que eso es porque es de zanahoria, y entonces Saxa añade - Acabáramos. Eso tiene más sentido. - Da un largo trago al café y juguetea con Bellota, dándole unas migas del bizcocho. Tras eso se rie ligeramente y añade -¿De qué creéis que será el bizcocho que dará esa Wyhan a nuestro querido Remi? Jejej.
Cuando Darret les explica la misión, la sureña pone una mano que intenta ser tranquilizadora en la espalda de la elfa, imaginándose lo que va a suceder a continuación. Y efectivamente, no logra calmarla en absoluto, ya que Uri se pone en pie casi al momento para prepararse y salir. Entonces coge el mapa y lo mira con antención:
- Hmmmm, necesitamos avisar a Remi rápido. ¿O lo has hecho ya antes de venir aquí, Darret? ¿Y a qué punto te refieres en concreto del mapa? - se lo enseña de nuevo al joven escudero para que le indique el lugar más especificamente.
¿Qué correspondencia hay entre las celdas tipo Colonos de Catán y kilómetros?
Luego añade:
- Uri, espera un momento, vamos a preparar esto bien. ¿Vamos a ir a pie? ¿A caballo? Pensemos.
- No, claro que no dejaremos a la ciudad sola ante el peligro. Hemos perdido Vogler y no intención alguna de perder nada más. - dice Saxa con convicción. No dice nada sobre sus amigos, pero porque no quiere que se sientan forzados a participar. Aunque desde luego tampoco les dejaría solos a ellos. No mientras siga teniendo fuerzas para luchar.
Se queda callada un segundo y por fin saca valor para hacer la pregunta incómoda.
- Supongo que debo preguntar acerca de Lord Bakaris. Creía que estaría a sus ordenes y sin embargo no está aquí. No sé muy bien qué pensar. - comenta la bárbara, más confusa que esperanzada. Tenía bastante claro que no se iba a librar de aquella carga con facilidad.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
- Bueno... es cierto que Lord Bakaris ha convencido al Consejo para darle un cargo en las fuerzas de Kalaman. Comandante nada menos - Averil se revuelve en su asiento - y oficialmente respondes ante él, igual que ante otros oficiales. Pero afortunadamente yo sigo ostentando el cargo de Mariscal y todos debeis responder ante mi.- sonríe con ironía - Le pese aquien le pese. Además vuestro amigo Darret se ha presentado voluntario para hacer de enlance entre el mando y vosotros, por lo que, no puedo prometerte que no tengas que lidiar con el nuevo Comandante Bakaris... pero no lo tendrás respirando en tu cuello todo el rato. -
Devlin sonrie y guiña un ojo a Saxa. Se palmea el muslo y dice - Bien! siguiente pregunta -
PbP Character: A few ;)
Saxa se habría levantado gustosamente para abrazar a la Marsical con fuerza, pero decidió contenerse y dejarlo tan solo en mostrar una amplísima y risueña sonrisa.
¡Efectivamente, aquel día estaba siendo fantástico!
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Remi observaba a aquellas mujeres fuertes y desenvueltas afrontar aquella nueva aventura con un entusiasmo que le costaba compartir. Volver a cruzar las lineas enemigas era mortalmente peligroso. El Ejército Rojo había demostrado tener líderes capaces y tropas tan disciplinadas como despiadadas. ¿Cómo iban a burlar a sus vigías?
Lord Bakaris Comandante, increíble. En fin, en el fondo le traía sin cuidado donde acabara aquel engreído, siempre y cuando su estupidez o su orgullo no les granjeara problemas. Estaba seguro de que Vendri también había sabido medir al hombrecillo y confiaba en que pudiera vigilarlo.
—¿Hay alguna forma discreta de rodear la linea del frente? ¿Quizá alguna senda pequeña y poco transitada? —preguntó por fin a la Mariscal—. ¿Podremos comunicarnos de alguna manera una vez dejemos Kalaman?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Fritz escuchaba a los "mayores" hablar porque son cosas de humanos.. que si honor, que si orden, que si escala militar, que si "estas cosas no son cosas que deba entender un kender" .Siempre con lo mismo. -La amenaza que viene es terrible.. y además de destruír la ciudad mataron a Than. SI tienen mas dragones de metal con draconianos en su interior les costará unas lunas cruzar el río y traerlas hasta aquí..Me encantaría mandar alguna al fondo del Vingaard!- dijo tratando de explicar lo que había visto dentro del dragón mecanizado, rebuscando entre los bolsillos de sus mochilas y la bolsa bautizada como "mete de todo que entra" sacó una lámina garabateada de lo que recordaba por fuera y por dentro del artilugio lanza fuego.
-Ese señor que gusta de bajarse los pantalones delante de las damas es un peligro para las tropas y para la ciudad.. pero que va a saber un kender de cosas de "gentealtas"
- Si vuestra información es correcta - dice la Mariscal - las líneas enemigas ahora mismo se posicionan a unos kilómetros de Vogler. No creo que, de momento, sea necesario ir tras las líneas de ese Ejército Rojo. Pero necesitaremos información de sus movimientos e intenciones. Tenemos unos 60 kilómetros de aquí a Vogler. - dice como si llevara toda la noche dando vueltas al asunto - Hay muchas cosas que pueden pasar hasta que vengan, y que podemos hacer antes para prepararnos, porque no tengo dudas de que su siguiente objetivo es Kalaman. Pero desconocemos su verdadero número, su composición… - por un momento parece algo agobiada pero respira. - paso a paso. No debemos apresurarnos pero tampoco dormirnos en los laureles. Las murallas de Kalaman han resistido incluso al Cataclismo, pero siguen teniendo puertas por las que un ejército invasor puede pasar… -
Cuando Fritzz habla del artilugio la Mariscal parece muy interesada y cuando el kender saca sus bocetos hasta ignora que entre otras cosas que saca se encuentra su propia daga.
- Esto… esto es… ¿puedo quedarme con ello? - pregunta- tengo que verlo despacio. He hecho preparar para vosotros un alojamiento en la cuarta planta, si deseáis usarlo claro. Podéis subir ahora a verlo y familiarizados con el Castillo,si no tenéis más preguntas claro. por favor - añade levantado la vista y mirando a Saxa - cuidad que no desvalije toda la fortaleza… -
PbP Character: A few ;)
Tras la sonrisa que asomó en su rostro al enterarse del destino de Lord Bakaris y lanzarle una mirada cómplice a Saxa, Uri se rascó la coronilla, de nuevo nerviosa y algo tímida para intervenir dirigiéndose a Remi y a la Mariscal:
- No creo que hayan dejado camino, por pequeño que sea, sin vigilancia. Esos espías apostados en los árboles son muy difíciles de sortear, nosotros tuvimos suerte de no ser descubiertos, pero era demasiado arriesgado adentrarse más allá. Solo si fuéramos indetectables podríamos tener alguna posibilidad y no creo que Kalaman disponga de unos recursos de esas características - torció el gesto de preocupación, frustrada por no poder aportar nada positivo.
Meditó unos segundos. No tenía preguntas que formularle a aquella mujer, estaba acostumbrada a acatar órdenes y no quejarse demasiado. Cuando Fritz nombró a Than, una punzada de tristeza recorrió su interior y recordó a todos los Voglerianos caídos, sobre todo a la adorable anciana que viajaba con ellos. Con respeto se dirigió hacia la Mariscal:
- Gracias por su amabilidad y hospitalidad - contestó con un gesto afirmativo al ofrecimiento de alojarse en el castillo - Queríamos aprovechar la oportunidad de pedirle permiso para celebrar un entierro y un pequeño homenaje a los caídos que no lograron aguantar el viaje. Si nos da su consentimiento, haremos los preparativos necesarios para realizarlo al atardecer -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- Cuente con ello - dice Saxa, la sonrisa aún iluminando su cara - Nosotros cuidaremos de - "que el peque no la líe", está a punto de decir, pero se corta en en último momento y cambia a - de que todo siga en orden. Además si hay alguna sala de armas me encantará visitarla.
Luego mira a Uri, y añade:
- ¡Cierto! Fantástica idea, Uri. Nos vendrá muy bien a todos... - mira de nuevo hacia la Mariscal, dando por hecho que dirá que si, pero esperando igualmente a tener su aprobación para lenvantarse y echar un ojo por el castillo primero, y proceder con los preparativos del funeral después.
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La Mariscal asiente
- Claro por supuesto. Daba por sentado que cada familia haría la ceremonia de su elección pero si queréis hacer algo más simbólico, lo entiendo perfectamente. Tampoco necesitáis mi permiso pero intentaré asistir como muestra de respeto -
Tras despedirse de la Mariscal y quedar en enviarle nota de cuándo comenzará el funeral tras hablarlo con Raven, el pequeño grupo deja el despacho de la lider de las fuerzas armadas de Kalaman y se dirigen hacia el cuarto piso el cual está prácticamente desierto. Allí, en un antiguo salón de baile, han habilitado una especie de sala común al lado de la chimenea con una mesa y varias sillas y sillones. A ambos lados de la misma han distribuido varias camas apoyadas en la pared, delimitadas con biombos en tres lados para otorgarles algo de intimidad. Frente a los pequeños pero funcionales cubículos, al otro lado de la sala de suelo de madera, unos grandes ventanles les ofrecen unas increibles vistas de la bahía.
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Uri observó la sala con curiosidad. Se acercó a una de las camas, la más alejada de la puerta, y se sentó en ella dando pequeños botecitos con el culo para comprobar su comodidad mientras sonreía divertida.
Tenía la costumbre de elegir su rincón de descanso lo más alejado posible de la entrada, por si cualquier enemigo les sorprendía durmiendo y tener capacidad y distancia de reacción.
Le gustaba que les hubieran acondicionado un lugar para estar todos juntos. Estaba acostumbrada a compartir espacio, desde luego mucho más pequeño y menos confortable que este, con sus compañeros guardianes. Separarse siempre era más arriesgado y le gustaba sentir la cercanía de su equipo, escuchar su respiración y estar preparada ante cualquier amenaza.
Con una mueca de satisfacción ante el catre elegido, se levantó y se acercó al grandioso ventanal para observar las vistas y reconocer el terreno. Cerrando un ojo y dejando volar su imaginación, calculó objetivos a los que podría acertar desde allí.
Se dio la vuelta sobre sus pies rápidamente. Siendo aquello un antiguo salón de baile, recorrió el espacio hasta llegar a la chimenea dando saltitos y graciosas vueltas sobre sí misma, con los brazos extendidos y tarareando una alegre canción.
Paró al llegar a la chimenea y se dirigió a sus compañeros.
- ¡Me gusta este sitio! Es bonito, ¿no creéis? Yo ya he elegido mi cama - dijo sonriente - en cuanto estéis listos deberíamos bajar al pueblo a comenzar los preparativos para esta tarde-
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Saxa, aún sumida en su buen humor, sonríe ampliamente cuando ve a Uri bailar por la sala y probar la cama que ha elegido para ella.
Mira a su alrededor y elige la cama más cercana a la puerta. No cree que vaya a entrar nadie por ahí en medio de la noche, pero desde luego, si sucediese, quién entrase tendría que pasar por ella primero antes de intentar siquiera poner un dedo encima al resto.
Contagiada más aún si cabe por el buen humor de la elfa, la sureña está a puntito de lanzarse cuan larga es sobre la cama que ha elegido, pero de repente se para a medio movimiento, se queda pensativa mientras enrosca un dedo en la larga melena rojiza y finalmente murmura:
- ... casi que no. La última vez no acabó muy bien...
Se acerca pues al camastro y se sienta con cuidado, mientras sigue murmurando:
- ... y mucho menos ahora, que peso aún más.
Ahi sentada, mira al resto mientras van eligiendo sus sitios y se quedan embobados con las vistas. No estaba nada mal. De haber pasado media vida durmiendo casi a ras hielo y la otra mitad en barracones, de repente tenía varios sitios donde elegir, y este estaba francamente bien. Asintió para si misma, satisfecha, y luego se acercó a Uri.
- Bueno, ¿qué vamos a hacer exactamente? Desde luego, ese funeral tiene que ser con vistas al mar, ¿no crees? Imagino que a los voglerianos les gustará despedir a los suyos de una forma que les recuerde a su pueblo.
Se queda un momento callada, mientras fija los ojos verdes en lo que se ve desde el bonito ventanal.
- Parece que hubieran pasado años desde el funeral de Ispin, y fue sólo hace unos días...
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Remi miró a las chicas desde la puerta y finalmente se aceró al gran ventanal algo ausente y serio. Apenas admiró la vista, se concentró en localizar la tienda de la túnica negra. Sir Arthur se subió a una de las camas vacías y enrolló su esponjosa cola alrededor de su cuerpo. El elegante animal se deleitaba en amasar el colchón con las patitas delanteras mientras ronroneaba placenteramente.
—Voy a dejaros el asunto de los funerales a vosotros —dijo por fin el aprendiz algo preocupado—. Tenéis más mano con esas cosas y tengo trabajo que hacer. Estaré en la Botica de Wylhan —dijo a sus compañeros antes de dirigirse a la puerta.
Sir Arthur maulló confundido mientras miraba al mago ladeando la cabeza. Enseguida, saltó al suelo con donaire y siguió a Remington de cerca.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La cazadora entristeció su rostro por unos momentos ante las palabras de Remi y le mostró un mohín de decepción. Se acercó a Sr. Arthur y le acarició cariñosamente: - nos veremos más tarde, bonito - dirigiéndose al mago, se despidió de él: - Está bien, Remi, ve adelantando trabajo y luego nos pones al día. Nos encontraremos en la playa al atardecer-
Dirigió sus pasos de nuevo a la ventana, posicionándose cerca de Saxa, y miró de nuevo el horizonte:
- Sí, estoy de acuerdo. Parece que la tradición es dejarlos marchar por la corriente en una barcaza, como se hizo en el entierro de Ispin en el río. Pero quizá son demasiados cuerpos. Les podemos preguntar si aceptarían darles sepultura, quizá en un claro del bosque. Podríamos hasta plantar flores o algún árbol para que su espíritu se conserve en la naturaleza. Y, en una sola barca, colocar alguna de las pertenencias que se hayan conservado y echarla al mar. Yo podría lanzar una flecha flamígera y provocar una pira que alumbre la oscuridad de las aguas - se mesó la barbilla, pensativa - También podíamos lanzar al agua y al aire lamparillas de papel, tantas como vidas se han perdido en esta batalla y de las que no hay cuerpos ni pertenencias. Creo que sería un bonito homenaje - observó a Saxa y al kender, esperando sus opiniones.
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Saxa dejó mirar por el ventanal y se volvió para mirar a Remi con cara seria. Se cruzó de brazos y, a lo dicho por Uri, añadió:
- De acuerdo. Pero no faltes al funeral, Remington. Esto también es importante. Piensa que esta gente necesita toda la ayuda que les podamos dar, y que estando allí les daremos esperanza y fuerzas para seguir adelante. - Se quedó callada unos instantes antes de continuar - Piensa que ya no eres uno más para ellos. Eres una de las personas que les ayudó a llegar con vida a Kalaman.
La bárbara vuelve a mirar hacia el ventanal:
- ... y Kalaman no es más que el principio de lo que está por llegar.
Tras esto, y una vez Remi se ha ido, suspira y se vuelve hacia Uri, asintiendo levemente a todas sus ideas.
- Será un bonito homenaje. - añade, esta vez asintiendo con más firmeza. Luego pega una palmada y exclama - ¡Venga, manos a la obra!
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Saxa, Fritz, Averil y Uri abandonaron el castillo en dirección al centro de la ciudad en busca del bullicioso y atestado mercado. El ruido y la aglomeración aturdían a la elfa de los bosques, acostumbrada a la paz y el sosiego de la naturaleza, pero se obligó a centrarse en el importante cometido que tenían por delante. Y Saxa era una inestimable ayuda en cuanto a relaciones sociales se refería.
Tras rebuscar en lo que parecían infinitos bolsillos y recovecos de su ropa, y dejar entrever objetos variopintos y sorprendentes que había sustraído en las pocas horas que llevaban allí, el kender tendió por fin una hoja arrugada y manchada de algo irreconocible en la que habían apuntado un esquema básico de organización. Entre los puntos importantes, se podían leer: hablar con los pescadores para que les cedieran una barcaza, conseguir paja para lumbre, fabricar farolillos de papel, comprar semillas de alguna planta que floreciera robusta y de flores amarillas, conversar con las distintas posadas para preparar comida y bebida tras el homenaje y hablar con algún músico que amablemente les cediera su arte para representar alguna tonada de despedida.
Se sucedían las intensas horas de conversaciones y negociaciones, organización y movimiento de un lado a otro de la ciudad, compras y fabricación, y se fue acercando el momento del atardecer. Exhaustos pero emocionados, el grupo de amigos se reunió en la playa en la que horas antes se había producido el desembarco. Aún quedaban restos de la llegada de los voglerianos, pero afortunadamente todos los supervivientes habían conseguido reubicarse en el interior de Kalaman.
Una barca reposaba encallada en la arena, sobre la que se amontonaban objetos diversos como restos de ropa rasgada, alhajas sin valor monetario pero sí emocional, armas rudimentarias y demás enseres cuyos dueños habían ofrecido como detalle simbólico, aquellos que querían que sus recuerdos se fundieran junto con el fuego y el mar y permanecieran inmortales en la inmensidad del océano. No costó mucho convencer al kender de que esos objetos no podían ser sustraídos. Aunque el pequeño Fritz fuera despistado y ciertamente cleptómano, respetó esta norma sin rechistar.
Los habitantes de la ciudad comenzaron a llegar a la playa, distribuyéndose por ella de manera homogénea. En la arena descansaban decenas de farolillos de papel que iban recogiendo para depositarlos más tarde en el agua. El sol descendía a través de un cielo que no auguraba lluvia, salpicado por nubes irregulares que se desplazaban con suavidad.
Frente a la barca, Fritz, Remi, Averil, Uri, Raven y Darret esperaban pacientemente a que llegara todo aquel que quisiera unirse. Lord Bakaris y su hijo no habían hecho acto de presencia, pero sí acudieron la Mariscal Devlin y el Gobernador que, tras saludar al grupo y presentar sus condolencias, se posicionaron en un lugar discreto para presentar sus respetos al pueblo de Vogler.
La luz de las pequeñas hogueras distribuidas por la playa comenzaron a cobrar protagonismo al tiempo que el sol emprendía su inexorable descenso, fundiéndose entre las nubes altas que salpicaban el cielo, creando una paleta de colores que inundaba el horizonte de tonos morados y anaranjados.
Raven dio un paso al frente y se tomó unos segundos para respirar profundamente. Su porte erguido le dio la seguridad para comenzar a hablar. Los murmullos desaparecieron para dar lugar a un silencio solo interrumpido por el crepitar de las hogueras y el romper de las olas.
- Queridos amigos - su voz se proyectó firme a lo largo de la playa - quiero agradeceros, como ex alcaldesa de la ciudad de Vogler vuestra presencia en este homenaje a nuestro pueblo caído. Vogler permanecerá vivo en nuestro corazón, al igual que todos nuestros amigos y vecinos, a los que recordaremos con tristeza pero también con alegría por haber podido compartir con ellos un tiempo precioso. La atrocidad que ha supuesto este ataque no caerá en el olvido y prometo hacer lo que esté en mi mano para cobrarnos la justicia que nos pertenece - su voz comenzó a quebrarse débilmente y los ojos se empañaron de unas lágrimas que intentó retener - Démosle el último adiós a nuestros amigos en la tierra, pero mantengámosles siempre presentes en nuestro pensamiento. Vivirán eternamente en nuestros corazones -
El silencio que reinó en el ambiente tras estas palabras fue invadido por una melodía, triste y profunda pero dulce y reconfortante a la vez, procedente de los violines de dos músicos de Kalaman.
https://youtu.be/EM9wDCXjHzg?feature=shared
Fritz, Remi, Averil y Darret se acercaron a la barcaza y la empujaron con determinación hasta que esta se adentró en el mar guiada por el movimiento del oleaje. Uri, subida a un murete cercano a la playa pero a la suficiente distancia, prendió la punta de una flecha envuelta con paja seca y disparó creando una parábola perfecta que surcó el espacio acertando de lleno en la barcaza. El sol se escondía en el horizonte y la explosión de luz en medio del mar alumbró la creciente oscuridad. Murmullos de asombro resonaron por la playa, al igual que sollozos quedos de tristeza y añoranza.
Raven fue la primera en recoger su farolillo y depositarlo en el agua del mar, observándolo fijamente, totalmente abstraída recordando a su pueblo. Las lágrimas en esta ocasión rodaron sin oposición por su rostro.
Poco a poco, todos los asistentes se acercaron para soltar sus farolillos, que se adentraban en la profundidad del horizonte sin rumbo fijo, alumbrando las aguas y creando un mar salpicado por pequeñas luces anaranjadas. El sol ya había desaparecido por completo y la noche caía en la ciudad de Kalaman.
En la plaza del pueblo se habían acondicionado puestos con comida y bebida como colofón del homenaje. Tras la emotividad en la playa, ahora se reunirían para comer, beber, charlar y compartir alegrías y penas.
Pero antes de que el grupo se uniera a esta celebración, se dirigieron al claro de un bosque cercano donde habían preparado la mortaja de la anciana Nana. Era el único cuerpo sin vida que había llegado a Kalaman y decidieron darle sepultura rodeada de naturaleza.
Los vecinos más allegados de la señora acompañaron al grupo a este particular homenaje, que fue sencillo e íntimo. Saxa y Uri enterraron su cuerpo con delicadeza y cariño, y la elfa sembró un puñado de semillas en su tumba. Cerró los ojos, murmuró unas palabras ininteligibles y se secó las lágrimas. Abrazó a Saxa emocionada, dando por finalizado su último adiós a la adorable Nana.
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Remi llegó el último a la ceremonia a orillas del Vingaard. Traía el pelo alborotado y la mano en la barvillla, parecía distraído. Se colocó discretamente al lado de sus amigos y observó la escena algo ausente, como si estuviera pensando en otra cosa. Sir Arthur saltó a sus brazos y le obligó a concentrarse en presente. La ceremonia que habían preparado sus amigas era muy emotiva y la gente lloraba a sus familiares y amigos. De pronto se movió en su sitio, incómodo ante la evidencia del dolor ajeno, como si fuera un espectador sin derecho a contemplar aquel momento tan íntimo.
Cuando Raven terminó su discurso y las candelas se alejaron por el río, siguió a sus compañeros en silencio hasta el sepelio de Nana. Ese sentimiento de turbación no hizo más que crecer, sin que pudiera hacer nada por evitarlo. Sin embargo, aguantó el tipo lo más dignamente que pudo desde una posición muy secundaria, hasta que todo hubo acabado.
—En el castillo, ¿hay biblioteca? —preguntó a sus compañeros cuando abandonaban el claro del bosque de vuelta a la civilización—. Deberíamos consultar los tomos de Huma.
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Tanta emoción había dejado al joven Fritz parado y dócil.. al menos cinco minutos. El resto se lo pasó ensimismado repasando sus notas y tratando de en su propio caos, ordenarlas. Un código de encriptación digno de mención para el futuro. No es que fuera frío, sino que ya había gastado todas las lágrimas por Than cuando vio su sacrificio. Algo que aún ocupaba pensamientos en la pequeña cabeza pelirroja del kender que no contemplaba el escenario sin solución.
-Había algunas puertas cerradas.. pero no recuerdo ver habitaciones llenas de libros..- dijo sacando planos garabateados del castillo.. o de una posada de de otro pueblo mas al oeste.. quien sabe.- Pero podemos rastrear las construcciones en la ciudad que conservan arquitectura anterior al cataclismo. Ahí quizá encuentres respuestas.
Para decepción de Remington el Castillo de Kalaman no cuenta con una biblioteca surtida y poco puede ahondar en sus investigaciones.
El equipo, agitado por los sentimientos, se retira a descansar poco después de las emotivas ceremonias, tanto públicas como privadas.
Al día siguiente, Darret va a buscarles mientras están disfrutando de un agradable desayuno en sus aposentos.
- Buenos dias. Espero que hayáis podido descansar - les saluda mientras se sienta a la mesa con ellos - Devlin tiene una misión para vosotros - Darret saca un mapa de la zona que rodea la ciudad de Kalaman. - A la Mariscal le gustaría que viajarais unos 20 kilómetros al sureste de la ciudad, en busca de una gnoma inventora llamada Tatina Rockeldust. A Devlin le preocupa ese artefacto con forma de dragón que atacó Vogler. Esta gnoma puede conocer o tener información de dicho artefacto. La tenga o no, al Consejo le gustaría que le pidiérais que os acompañe de vuelta a la ciudad para entrevistarse con ella y, posiblemente, reclutarla para ayudar en la defensa de la ciudad... -
Darret se calla, sabe que la herida de la pérdida de Than es reciente y las similitudes sin duda estén hurgando en la herida.
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El descanso fue increíblemente reparador para Uri, que despertó antes que sus compañeros. Tras la primera impresión confusa de no saber dónde se encontraba, se desperezó sin hacer ruido y salió de su camastro. Comprobó, por la profunda y acompasada respiración de Saxa, que la guerrera descansaba por fin de la extenuación de la batalla, y los débiles murmullos y movimientos de Fritz arrebujado entre las mantas, le confirmaron que el kender se hallaba soñando con cosas de kenders.
Se acercó hasta la chimenea, en la que las ascuas agonizaban débilmente, luchando inútilmente por sobrevivir. Bellota, que se había enrollado como una bolita pelo en un pliegue de la alfombra de piel de oso, asomó su pequeña cabeza para saludar a Uri, que la acarició con ternura.
Con cuidado, depositó sobre las ascuas un par de troncos de los que se amontonaban en una cesta de mimbre en un rincón de la sala. Allí, bajo la lumbre que poco a poco comenzaba a calentar la estancia y dotaba de luz a la penumbra, se acomodó en la alfombra frente al fuego y extrajo de su mochila un papel y una pluma.
Sus padres debían estar preocupados, al igual que su mentor, por la ausencia de sus noticias. Hacía ya varias lunas que había abandonado su hogar y necesitaba avisarles de que su llegada se retrasaría indefinidamente. Escribió unas letras, explicando lo que había sucedido durante aquellos días, con la esperanza de que desde Kalaman pudieran hacerles llegar la misiva. No pudo evitar sentir la nostalgia de la lejanía de su tierra pero, a la vez, se sintió reconfortada al cerrar aquellas hojas que la acercaban a su familia.
Descansada y con la boca aún llena del exquisito bizcocho de zanahoria, saludó a Darret con alegría mientras le daba un trago a su vaso de leche fresca. Cuando escuchó sus palabras, la sombra de la culpa y la tristeza acudieron de nuevo como el torrente de un río desbocado, golpeando con fuerza el ánimo de la cazadora.
Se levantó de la silla atolondradamente, mostrando la intención de salir lo antes posible a buscar a aquella gnoma. No pudo salvar a Than, pero esta vez no iba a permitirse el mismo error. Bellota corrió y subió a su hombro en cuanto vio que su amiga se disponía a partir.
- Vayamos, no tenemos tiempo que perder - dijo mientras recogía sus pertenencias de manera nerviosa, sin apenas mirar el mapa. Se guardó la carta para entregársela más tarde a la Mariscal y pedirle que la hiciera llegar a su reino.
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Al despertarse, la bárbara se desperezó y bostezó sonoramente. Murmuró un "ksdñflasikdodias" a Uri y Fritz cuando les entrevió por sus ojos semicerrados y no fue hasta que se dio un baño refrescante y que volvió a la habitación para desayunar que terminó de despertarse del todo. De hecho, antes de haber dado siquiera un sorbo a su ya bebida mañanera favorita del mundo mundial, pegó un buen bocado del bizcocho y dijo:
- Pues me sabe raro para ser de calabaza - Uri casi se ahoga de la risa cuando la escucha y le dice que eso es porque es de zanahoria, y entonces Saxa añade - Acabáramos. Eso tiene más sentido. - Da un largo trago al café y juguetea con Bellota, dándole unas migas del bizcocho. Tras eso se rie ligeramente y añade - ¿De qué creéis que será el bizcocho que dará esa Wyhan a nuestro querido Remi? Jejej.
Cuando Darret les explica la misión, la sureña pone una mano que intenta ser tranquilizadora en la espalda de la elfa, imaginándose lo que va a suceder a continuación. Y efectivamente, no logra calmarla en absoluto, ya que Uri se pone en pie casi al momento para prepararse y salir. Entonces coge el mapa y lo mira con antención:
- Hmmmm, necesitamos avisar a Remi rápido. ¿O lo has hecho ya antes de venir aquí, Darret? ¿Y a qué punto te refieres en concreto del mapa? - se lo enseña de nuevo al joven escudero para que le indique el lugar más especificamente.
¿Qué correspondencia hay entre las celdas tipo Colonos de Catán y kilómetros?
Luego añade:
- Uri, espera un momento, vamos a preparar esto bien. ¿Vamos a ir a pie? ¿A caballo? Pensemos.
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