Las compañeras de Fritz cayeron en un profundo sueño del que no despertaron ni cuando uno de los guardias del castillo trajo al kender en volandas y con malas maneras. Todo fue después de colarse en alguna que otra dependencia, según estos humanos, privadas. La segunda vez que lo trajo de vuelta estaba mucho mas enfadado, pero al menos no tuvo que atarlo como en la tercera escapada nocturna. Al final el sueño, el cansancio y la numerosa guarnición armada y enfadada de la puerta sumieron al kender en un sueño reponedor.
-Buenos días!-dijo como si no hubiera pasado nada.- Humm.. desayuno.. yo ya tengo cubiertos..- mientras sacaba unos bonitos útiles con baño de plata seguramente reservados para las visitas elegantes. -Mañana os consigo unos, se donde nos los guardan..
Tras aparecer Darret con la misión rebuscó entre sus notas y libretas los bocetos de lo que había visto dentro de aquel terrible artilugio. Quería tenerlo localizado para cuando llegaran no perder un segundo y poder probar cualquier loca idea de los gnomos.
-A Caballo? No teneis en esta ciudad una catapulta como la de Than? sería taaaaaaaaaaan emocionante..
Sir Arhtur cruzó el umbral primero y se sentó en medio de la sala a lamerse el pelaje del pecho. En enseguida llegó Remi. Parecía descansado y sus ropas de terciopelo y sus botas de ante estaban limpias.
—Buenos días. Disculpad la tardanza. Tuve que ordenar unos libros—dijo mirando desde la puerta el mapa de Darren extendido sobre la mesa—. ¿Alguna novedad? ¿A dónde vamos?—preguntó mientras observaba la urgencia de Urianthalassa por salir de allí.
El aprendiz se acercó a la mesa mientras el kender movía unos centelleantes cubiertos de plata delante de sus ojos. Sonrió a Fritz y observó el mapa con detenimiento mientras le ponían al día.
Saxa se da una palmada en la frente cuando ve los cubiertos del kender. No llevaban ni un día en aquellos aposentos y al parecer el pequeñajo ya había hecho de las suyas ... ¡y ella ni se había enterado! Y había prometido que se encargaría de vigilarle.
- La mariscal me va a matar...- murmura.
Cuando Fritz menciona a Than, la guerrera le da un codazo, le mira con los ojos muy abiertos y luego ladea la cabeza hacia Uri, que en ese momento sigue preparando el equipaje.
- ¡Fritz! Controla lo que dices sobre Than, que estoy intentando que Uri se calme - le dice por lo bajini.
La bárbara saluda entonces al recién llegado Remi y le acerca no solo el mapa sino también el plato con lo que queda de bizcocho:
- Conociéndote ni habrás desayunado. Come algo anda, que nos van a hacer falta energías. Justo le estaba preguntando a Darret por el sitio exacto a donde vamos a tener que ir. Es unos 20 kilómetros al sur de Kalaman... - comenta, poniendo al día al mago.
Uri detuvo su frenético movimiento al escuchar las palabras de Saxa. Bajó la mirada con sumisión y depositó con cuidado su arco y su carcaj al lado de la mesa, sabiendo que su apresuramiento no serviría de nada sin una buena planificación. En ese momento, Remi hizo acto de presencia en la sala, al que saludó con la mano sin mucha energía. Se volcó sobre el mapa para observar el punto exacto al que debían dirigirse.
- Vamos en busca de una gnoma inventora llamada Tatina Rockeldust, el Consejo necesita hablar con ella- comenta al mago, ampliando la información que le ha ofrecido Saxa - A falta de catapulta… - susurró con tristeza hacia Fritz, recordando a Than y aquel momento de vuelo inolvidable - los caballos parecen la mejor opción -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- Hmmm no hay muchos caballos en los establos aparte de los de las unidades de caballeros claro... pero a lo mejor puedo conseguir algunos caballos ligeros. Reunios conmigo en la puerta principal en una hora.. - les dice y al salir, apoya la mano en el hombro de Uri en silenciosa comprensión.
Una hora más tarde, y tras conseguir devolver los plateados cubiertos que se habían traslocado en la noche a los saquillos del alegre kender, y sin que Saxa o Averil sepan que en el fondo de los mismos ahora descansan otros objetos que deberían estar en otros sitios, se reunen con Darret en la puerta principal. Sin embargo el rostro de su amigo esta cubierto de una mal disimulada ira y algo de vergüenza.
-Lo... lo siento - dice tendiendo una nota a los compañeros - No he podido encontrar a la Mariscal... - dice a modo de explicación mientras la leen.
"La petición de animales de monta para la misión ha sido DENEGADA" puede leerse en la nota, sorprendentemente bien escrita con letra elegante y legible. Firmada por Lord Bakaris no deja lugar a dudas sobre el porqué Darret se encuentra tan atribulado.
Remington asintió sin dar más vueltas al asunto. Palabras pequeñas para un hombre aún más pequeño con quien no merecía perder ni un instante.
—Bien, solo significa que tendremos que hacer noche extramuros. Consigamos algo de comer para el viaje y partamos —dijo con cierta urgencia—. No sabemos el tiempo que tenemos.
Saxa simplemente pone los ojos en blanco. Pero también le dice a Darret:
- No te preocupes, has hecho lo que has podido, Darret. Simplemente transmite a la Mariscal cuando puedas localizarla que ya nos hemos puesto en camino.
Luego asintió a Remi:
- Correcto. A parte de lo que has mencionado no creo que necesitemos mucho más. Vayamos, pues.
El hecho de tener que ir a pie a buscar a esa gnoma no era lo que había provocado el malestar en Uri. Incluso lo prefería, al estar tan acostumbrada a patrullar durante largas jornadas por los bosques y acampar en medio de la nada innumerables veces. Casi podría decir que era su forma de vida. Su malestar, obviamente, residía en que la negativa de la petición de los caballos provenía de Lord Bakaris y el motivo, estaba convencida, en su animadversión hacia ella y sus compañeros.
Sin hacer ningún comentario al respecto recogió su petate, sin deshacer, con las pertenencias con las que había llegado a estas tierras y con las que había recorrido el largo camino hasta Vogler, entre las que se encontraba aquella manta polvorienta que Remi rechazó con arrogancia y desagrado en su primer encuentro. Parecía que habían pasado eones desde aquel día. También le quedaban algunas raciones de comida, pero no suficientes, así que pensó en una visita rápida por las cocinas del castillo antes de abandonar el edificio y ponerse en marcha.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Una idea cruza fugaz por la pequeña cabeza del kender cuando escucha a sus compañeros hablar sobre comida para el viaje. Abriendo su bolsa "mete todo lo que puedas que entra" comenzó a sacar una, dos, tres.. 17 barras de pan que alguien dejó olvidadas aún calientes.
-No sabía cuanta eneregía consume el poder de convertir en piedra de Saxa.. ¿será suficiente? Déjame ver.. creo que tengo unas tiras de carne ahumada.. fruta.. Tienen un montón de cosas en las cocinas..
Con el problema del avituallamiento resuelto por el incorregible kender, los amigos emprenden el camino en busca de la casa de la gnoma Tatina Rookledust. Atraviesan un camino entre colinas cubiertas por algunos grupos de árboles aquí y allá.
Pesadas y bajas nubes grises acompañan su marcha y no pasa mucho tiempo hasta que una ligera lluvia comienza a caer sobre ellos. No es especialmente fuerte, pero no pasa mucho tiempo hasta que se encuentran con las capas mojadas y el suelo comienza a convertirse en un pequeño barrizal.
Al coronar una pequeña colina pueden ver, hacia el sur y extendiéndose por donde abarca su vista, las Montañas de Daargad. Las elevaciones parecen ominosas en el horizonte, recortándose contra el cielo y con sus cumbres cubiertas por las nubes. De vez en cuando pueden ver las laderas de las montañas iluminadas por relámpagos, que proyectan sombras entre las nubes que cubren aquella zona. Sin duda el tiempo es mucho peor allí.
Fritz, impertérrito ante lo ominoso del paisaje, les va comentando que siempre había querido explorar aquella zona de Solamnia, que antiguamente se conocía como la provinicia de Nightlund y abarcaba tanto la ciudad de Kalaman y las tierras cercanas a esta como las Montañas Daargad. Fritz comenta que su interés por conocer aquella zona era porque se decía que una maldición impedia que saliera el sol, cubriendo las tierras en una eterna penumbra. Y auqnue el tiempo del día parecía dar la razón a la leyenda, ya habían comprobado que el sol sale, y por lo tanto la zona no parece estar sumida en una terrible maldición. Saxa no deja de notar que el pequeño hombrecillo les cuenta que ha llegado a esta conclusión con algo de decepción.
Aunque al principio vieron alguna granja aquí o allá, al alejarse más de la ciudad dejan de ver edificaciones o pueblos, aunque pueden seguir en la dirección que se proponen siguiendo viejos caminos prácticamente cubiertos de maleza o por trochas de animales. En una ocasión encuentran una vieja granja que, en algún momento, fue pasto de las llamas. Los escrutadores ojos de Remi se dan cuenta de que el incendio tuvo su origen en el tejado de la casa, ahora un mero esqueleto ennegrecido y parcialmente derruido tras el incendio.
Tras una breve parada para comer bajo la mediana cobertura de un grupo de castaños, el grupo enfila la última parte de su camino. Esperan no haberse perdido, pero la confianza de Uri en seguir el trayecto correcto no se ve defraudada. Pronto encuentran su objetivo.
En lo alto de una colina ven una construcción de lo más inusual. Parece una mezcla de una cabaña y una fortaleza, hecha de metal. De las paredes y el techo del edificio surgen brillantes tubos y chimeneas de las que surge un vapor blanco. Pero lo que más les llama la atención es que el edificio se encuentra bajo ataque.
Entre varias estructuras de metal, un grupo de goblins intenta entrar en el edificio, impedidos por varios artilugios que giran, o aparecen de pronto como trampas de oso y les atrapan las piernas. De vez en cuando, una pequeña puerta redonda sobre la puerta principal se abre y una gnoma de cabellos rubios lanza una nueva calamidad de metal hacia los atacantes, que intentan huir mientras aullan y gritan de dolor y sorpresa. Saxa, intentando contener una risa mientras ve como la última bola de metal se abre por la mitad y aparecen unos dientes de metal que muerden en el trasero a un goblin que sale despavorido perseguido por el extraño artefacto, se da cuenta de que, eventualmente los artilugios se paran y que la gnoma se quedará sin ellos... y los goblin parecen determinados a entrar.
Un hobgoblin, algo alejado, intenta poner orden en el ataque lanzando órdenes que los goblin no acaban de ser capaces de seguir, perseguidos por los artilugios mecánicos.
Uri disfrutó del viaje más de lo que esperaba, observando, siguiendo rastros, concentrada en las habilidades a las que estaba acostumbrada, fuera por fin de la ciudad, rodeada de naturaleza. La lluvia, más que molestarle, le hacía sentir reconfortada, y el olor a humedad le transportó a su tierra natal. Bellota aprovechó para corretear de un lado a otro, subiendo a los árboles y siguiendo al grupo desde las alturas, recogiendo algún que otro fruto para alimentarse.
Nada más otear la casa asediada de goblins, Uri paró en seco, mostró un rictus serio y, con un movimiento automático y estudiado, preparó su arco, armándolo con una flecha. Ni siquiera se planteó comentarlo con sus compañeros. Ayudaría a esa gnoma fuera como fuera.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Saxa, al igual que Uri, terminó por disfrutar también del viaje. Aunque es cierto que se acordó unas cuantas veces de Bakaris - y quizás también de sus progenitores - al principio del mismo, sabiendo que habrían ido mucho más rápido a caballo, al final se dio cuenta de que estirar y ejercitar las piernas un poco no estaba nada mal.
Al llegar a su destino y encontrarse con semejante percal, la sureña no dudó un instante y echó rápido las manos al hacha, esbozando una sonrisa al tiempo que decía:
- Bueno, habrá que enseñarles una lección o dos a esos goblins, ¿no, chicos?
Sin desviar la mirada de su objetivo, escuchando cristalinas las palabras de Saxa, la cazadora apuntó y soltó suavemente la tensión de la cuerda. El recuerdo de Than surcó sus pensamientos en ese preciso instante y el dolor de su muerte provocaron que Uri temblara en el último momento. La joven elfa no fue capaz de controlar sus emociones y la flecha se perdió sin acertar a su objetivo. Chascando la lengua, en señal de enfado, se escabulló rápida y se parapetó tras uno de los muros de roca, esperando de nuevo su oportunidad.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Con gesto serio pero asintiendo a la alta guerrera, Averil salió corriendo hacia los atacantes a la casa, desenvainando su espada. La Caballero de Solamnia lanzó el grito de guerra de su orden como un desafío.
-Est Solamnus oh Mithas!!- y muchos goblin lanzaron un grito de sorpresa y miedo al ver a una Caballero de Solamnia cargar hacia ellos.
Viendo lo lejos que estaba su líder, Averil deseó poder llegar hasta él y, casi inconscientemente, rogó a Paladine que le permitiera alcanzar al guerrero que estaba tan lejos para acabar con aquel combate lo antes posible. Apuntó con su espada al gran hobgoblin retándole- Para su sorpresa sus plegarias fueron escuchadas y un rayo de energía plateada surgió de la punta de su arma hacia el enemigo, pero este, prevenido por la flecha errada de Uri de la presencia de los héroes, consiguió apartarse a un lado en el último momento y miró sorprendido a la paladin del Dragón de Platino. Sin amedrentarse, el hobgoblin cargó un gran arco de tejo que portaba y lanzó una flecha contra Averil, pero la guerrera interpuso su escudo y la flecha salió rebotada sin causar ningún daño.
Fritzz se preguntó cual sería la mejor manera de actuar, pero tenía que ser rápido si quería ayudar a sus amigos y a la gnoma que estaba siendo asediada.
Fritzz no pudo mas que quedarse paralizado ante la cantidad de ingenios gnomos que luchaban contra los goblins -Uaaalaaaaaaaaaaaaaaaaaa-. Las ordenes de aquel hobgoblin rompieron la fascinación por los artilugios y para poder tener mejor visión del campo de batalla, corrió hacia la caravana llena de tuercas y cachivaches mientras agitaba su Hoopak tratando de impresionar a los goblins y molestar lo justo para que no escucharan bien las indicaciones de su líder.
-Toma!! Casiii!!- dijo viendo como la tuerca que había elegido pasaba cerca de la cabeza del hobgoblin y se escondía detrás de las cajas para el siguiente lanzamiento.
Saxa corre tras Averil al tiempo que lanza su propio grito de guerra. Quizás suena menos sofisticado que el de la escudera de Solamnia, pero cumple perfectamente el papel de vigorizar a la bárbara que, fiel a su palabra, se dispone a enseñar una lección o dos a aquellas criaturas. Empieza por su líder, al cual lanza una de sus jabalinas. El hobgoblin empieza a aullar de dolor y la bárbara se sonríe mientras se gira para enfrentarse a la horda de goblins que empieza a acercarse.
Al ver a los nuevos enemigos, al menos la mitad de los atacantes se desplegaron para frenarlos. Saxa recibió alguna herida menor, pero envuelta en el fragor de la batalla la guerrera apenas notó los cortes que los goblin infringieron con sus cimitarras. La armadura y el escudo de Averil probaron ser demasiado resistentes a los ataques de los goblin, no importaba si le disparaban flechas con sus arcos cortos o la intentaban apuñalar con sus curvas y serradas cimitarras, la armadura de la Caballero de Solamnia era demasiado resistente. Fritzz estaba resguardado tras el carromato de las grandes flechas del hobgoblin, pero no vio a un goblin que le flanqueó y, pese a la protección que le daba los diferentes elementos que había su alrededor, una flecha rozó su brazo y le provocó un corte en el mismo.
El resto seguía luchando por entrar en la casa, pese a los pequeños artilugios que les seguían a todas partes y ahora también se acercaban a los recién llegados. Tres de ellos consiguieron escalar por la casa en dirección a alguna ventana o para acercarse a la esclusa que la gnoma abría para lanzar sus creaciones.
Remington deseó poder estar de vuelta en su cómoda y tranquila habitación en Palanthas... no era la primera vez que lo pensaba, ni sería la última.
La cobertura del muro de piedra otorgó a Uri la protección suficiente para tomarse unos segundos. Cerró los ojos y estiró los músculos, dejando la mente en blanco para recuperar la templanza que necesitaba. Recordó a su maestro y las palabras que, casi como mantras, les repetía para alcanzar la concentración tan necesaria en momentos críticos. Con seguridad renovada, reapareció para situarse al lado de Remi y tensó de nuevo el arco, apuntando al cabecilla de los goblins. Esta vez, la flecha no erró, poniendo fin al poco aliento que le quedaba, cayendo sobre la tierra pesadamente. Esperaba que el ánimo de sus seguidores decayera al ver a su líder vencido.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
De nuevo se veía envuelto en un combate multitudinario. Pero Remi ya no era el timorato joven que había sido en Vogler. Aquella experiencia le había curtido y ahora, casi sin darse cuenta, se encontraba agitando su varita de tejo contra sus enemigos con mas aplomo del que hubiera apostado jamás. Susurró las palabras y tres dardos de energía violeta zigzaguearon surcando el aire hasta impactar certeramente en los goblins que combatían contra sus compañeras.
—¡Concentremos esfuerzos en los mismos individuos! —gritó a sus compañeros para hacerse oír entre la algarabía del combate.
Se parapetó contra el talud, a cubierto de las flechas aprovechando el desnivel del terreno, pero sin perder de vista la refriega.
-¿En los mismos? - pregunta Averil luchando espalda con espalda con Saxa y atravesando el pecho de un goblin con su espada, arrojándolo después hacia atrás con una patada para evitar que su hoja quedara presa en el cadaver de la maloliente criatura. - ¿Como has hecho tú quieres decir? - El tono socarrón de la Caballero de Solamnia sorprendió a la bárbara, pues solía ser mucho más estoica, pero hizo que Frizzt, resguardado tras el carro, sonriera satisfecho.
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Las compañeras de Fritz cayeron en un profundo sueño del que no despertaron ni cuando uno de los guardias del castillo trajo al kender en volandas y con malas maneras. Todo fue después de colarse en alguna que otra dependencia, según estos humanos, privadas. La segunda vez que lo trajo de vuelta estaba mucho mas enfadado, pero al menos no tuvo que atarlo como en la tercera escapada nocturna. Al final el sueño, el cansancio y la numerosa guarnición armada y enfadada de la puerta sumieron al kender en un sueño reponedor.
-Buenos días!- dijo como si no hubiera pasado nada.- Humm.. desayuno.. yo ya tengo cubiertos..- mientras sacaba unos bonitos útiles con baño de plata seguramente reservados para las visitas elegantes. -Mañana os consigo unos, se donde nos los guardan..
Tras aparecer Darret con la misión rebuscó entre sus notas y libretas los bocetos de lo que había visto dentro de aquel terrible artilugio. Quería tenerlo localizado para cuando llegaran no perder un segundo y poder probar cualquier loca idea de los gnomos.
-A Caballo? No teneis en esta ciudad una catapulta como la de Than? sería taaaaaaaaaaan emocionante..
Sir Arhtur cruzó el umbral primero y se sentó en medio de la sala a lamerse el pelaje del pecho. En enseguida llegó Remi. Parecía descansado y sus ropas de terciopelo y sus botas de ante estaban limpias.
—Buenos días. Disculpad la tardanza. Tuve que ordenar unos libros —dijo mirando desde la puerta el mapa de Darren extendido sobre la mesa—. ¿Alguna novedad? ¿A dónde vamos? —preguntó mientras observaba la urgencia de Urianthalassa por salir de allí.
El aprendiz se acercó a la mesa mientras el kender movía unos centelleantes cubiertos de plata delante de sus ojos. Sonrió a Fritz y observó el mapa con detenimiento mientras le ponían al día.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Saxa se da una palmada en la frente cuando ve los cubiertos del kender. No llevaban ni un día en aquellos aposentos y al parecer el pequeñajo ya había hecho de las suyas ... ¡y ella ni se había enterado! Y había prometido que se encargaría de vigilarle.
- La mariscal me va a matar... - murmura.
Cuando Fritz menciona a Than, la guerrera le da un codazo, le mira con los ojos muy abiertos y luego ladea la cabeza hacia Uri, que en ese momento sigue preparando el equipaje.
- ¡Fritz! Controla lo que dices sobre Than, que estoy intentando que Uri se calme - le dice por lo bajini.
La bárbara saluda entonces al recién llegado Remi y le acerca no solo el mapa sino también el plato con lo que queda de bizcocho:
- Conociéndote ni habrás desayunado. Come algo anda, que nos van a hacer falta energías. Justo le estaba preguntando a Darret por el sitio exacto a donde vamos a tener que ir. Es unos 20 kilómetros al sur de Kalaman... - comenta, poniendo al día al mago.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Uri detuvo su frenético movimiento al escuchar las palabras de Saxa. Bajó la mirada con sumisión y depositó con cuidado su arco y su carcaj al lado de la mesa, sabiendo que su apresuramiento no serviría de nada sin una buena planificación. En ese momento, Remi hizo acto de presencia en la sala, al que saludó con la mano sin mucha energía. Se volcó sobre el mapa para observar el punto exacto al que debían dirigirse.
- Vamos en busca de una gnoma inventora llamada Tatina Rockeldust, el Consejo necesita hablar con ella - comenta al mago, ampliando la información que le ha ofrecido Saxa - A falta de catapulta… - susurró con tristeza hacia Fritz, recordando a Than y aquel momento de vuelo inolvidable - los caballos parecen la mejor opción -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Darret se rasca la coronilla mientras piensa.
- Hmmm no hay muchos caballos en los establos aparte de los de las unidades de caballeros claro... pero a lo mejor puedo conseguir algunos caballos ligeros. Reunios conmigo en la puerta principal en una hora.. - les dice y al salir, apoya la mano en el hombro de Uri en silenciosa comprensión.
Una hora más tarde, y tras conseguir devolver los plateados cubiertos que se habían traslocado en la noche a los saquillos del alegre kender, y sin que Saxa o Averil sepan que en el fondo de los mismos ahora descansan otros objetos que deberían estar en otros sitios, se reunen con Darret en la puerta principal. Sin embargo el rostro de su amigo esta cubierto de una mal disimulada ira y algo de vergüenza.
-Lo... lo siento - dice tendiendo una nota a los compañeros - No he podido encontrar a la Mariscal... - dice a modo de explicación mientras la leen.
"La petición de animales de monta para la misión ha sido DENEGADA" puede leerse en la nota, sorprendentemente bien escrita con letra elegante y legible. Firmada por Lord Bakaris no deja lugar a dudas sobre el porqué Darret se encuentra tan atribulado.
PbP Character: A few ;)
Remington asintió sin dar más vueltas al asunto. Palabras pequeñas para un hombre aún más pequeño con quien no merecía perder ni un instante.
—Bien, solo significa que tendremos que hacer noche extramuros. Consigamos algo de comer para el viaje y partamos —dijo con cierta urgencia—. No sabemos el tiempo que tenemos.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Saxa simplemente pone los ojos en blanco. Pero también le dice a Darret:
- No te preocupes, has hecho lo que has podido, Darret. Simplemente transmite a la Mariscal cuando puedas localizarla que ya nos hemos puesto en camino.
Luego asintió a Remi:
- Correcto. A parte de lo que has mencionado no creo que necesitemos mucho más. Vayamos, pues.
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Auriel | Shenua | Arren | Lyra
El hecho de tener que ir a pie a buscar a esa gnoma no era lo que había provocado el malestar en Uri. Incluso lo prefería, al estar tan acostumbrada a patrullar durante largas jornadas por los bosques y acampar en medio de la nada innumerables veces. Casi podría decir que era su forma de vida. Su malestar, obviamente, residía en que la negativa de la petición de los caballos provenía de Lord Bakaris y el motivo, estaba convencida, en su animadversión hacia ella y sus compañeros.
Sin hacer ningún comentario al respecto recogió su petate, sin deshacer, con las pertenencias con las que había llegado a estas tierras y con las que había recorrido el largo camino hasta Vogler, entre las que se encontraba aquella manta polvorienta que Remi rechazó con arrogancia y desagrado en su primer encuentro. Parecía que habían pasado eones desde aquel día. También le quedaban algunas raciones de comida, pero no suficientes, así que pensó en una visita rápida por las cocinas del castillo antes de abandonar el edificio y ponerse en marcha.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Una idea cruza fugaz por la pequeña cabeza del kender cuando escucha a sus compañeros hablar sobre comida para el viaje. Abriendo su bolsa "mete todo lo que puedas que entra" comenzó a sacar una, dos, tres.. 17 barras de pan que alguien dejó olvidadas aún calientes.
-No sabía cuanta eneregía consume el poder de convertir en piedra de Saxa.. ¿será suficiente? Déjame ver.. creo que tengo unas tiras de carne ahumada.. fruta.. Tienen un montón de cosas en las cocinas..
Con el problema del avituallamiento resuelto por el incorregible kender, los amigos emprenden el camino en busca de la casa de la gnoma Tatina Rookledust. Atraviesan un camino entre colinas cubiertas por algunos grupos de árboles aquí y allá.
Pesadas y bajas nubes grises acompañan su marcha y no pasa mucho tiempo hasta que una ligera lluvia comienza a caer sobre ellos. No es especialmente fuerte, pero no pasa mucho tiempo hasta que se encuentran con las capas mojadas y el suelo comienza a convertirse en un pequeño barrizal.
Al coronar una pequeña colina pueden ver, hacia el sur y extendiéndose por donde abarca su vista, las Montañas de Daargad. Las elevaciones parecen ominosas en el horizonte, recortándose contra el cielo y con sus cumbres cubiertas por las nubes. De vez en cuando pueden ver las laderas de las montañas iluminadas por relámpagos, que proyectan sombras entre las nubes que cubren aquella zona. Sin duda el tiempo es mucho peor allí.
Fritz, impertérrito ante lo ominoso del paisaje, les va comentando que siempre había querido explorar aquella zona de Solamnia, que antiguamente se conocía como la provinicia de Nightlund y abarcaba tanto la ciudad de Kalaman y las tierras cercanas a esta como las Montañas Daargad. Fritz comenta que su interés por conocer aquella zona era porque se decía que una maldición impedia que saliera el sol, cubriendo las tierras en una eterna penumbra. Y auqnue el tiempo del día parecía dar la razón a la leyenda, ya habían comprobado que el sol sale, y por lo tanto la zona no parece estar sumida en una terrible maldición. Saxa no deja de notar que el pequeño hombrecillo les cuenta que ha llegado a esta conclusión con algo de decepción.
(Mapa aqui)
Aunque al principio vieron alguna granja aquí o allá, al alejarse más de la ciudad dejan de ver edificaciones o pueblos, aunque pueden seguir en la dirección que se proponen siguiendo viejos caminos prácticamente cubiertos de maleza o por trochas de animales. En una ocasión encuentran una vieja granja que, en algún momento, fue pasto de las llamas. Los escrutadores ojos de Remi se dan cuenta de que el incendio tuvo su origen en el tejado de la casa, ahora un mero esqueleto ennegrecido y parcialmente derruido tras el incendio.
Tras una breve parada para comer bajo la mediana cobertura de un grupo de castaños, el grupo enfila la última parte de su camino. Esperan no haberse perdido, pero la confianza de Uri en seguir el trayecto correcto no se ve defraudada. Pronto encuentran su objetivo.
En lo alto de una colina ven una construcción de lo más inusual. Parece una mezcla de una cabaña y una fortaleza, hecha de metal. De las paredes y el techo del edificio surgen brillantes tubos y chimeneas de las que surge un vapor blanco. Pero lo que más les llama la atención es que el edificio se encuentra bajo ataque.
Entre varias estructuras de metal, un grupo de goblins intenta entrar en el edificio, impedidos por varios artilugios que giran, o aparecen de pronto como trampas de oso y les atrapan las piernas. De vez en cuando, una pequeña puerta redonda sobre la puerta principal se abre y una gnoma de cabellos rubios lanza una nueva calamidad de metal hacia los atacantes, que intentan huir mientras aullan y gritan de dolor y sorpresa.
Saxa, intentando contener una risa mientras ve como la última bola de metal se abre por la mitad y aparecen unos dientes de metal que muerden en el trasero a un goblin que sale despavorido perseguido por el extraño artefacto, se da cuenta de que, eventualmente los artilugios se paran y que la gnoma se quedará sin ellos... y los goblin parecen determinados a entrar.
Un hobgoblin, algo alejado, intenta poner orden en el ataque lanzando órdenes que los goblin no acaban de ser capaces de seguir, perseguidos por los artilugios mecánicos.
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Uri disfrutó del viaje más de lo que esperaba, observando, siguiendo rastros, concentrada en las habilidades a las que estaba acostumbrada, fuera por fin de la ciudad, rodeada de naturaleza. La lluvia, más que molestarle, le hacía sentir reconfortada, y el olor a humedad le transportó a su tierra natal. Bellota aprovechó para corretear de un lado a otro, subiendo a los árboles y siguiendo al grupo desde las alturas, recogiendo algún que otro fruto para alimentarse.
Nada más otear la casa asediada de goblins, Uri paró en seco, mostró un rictus serio y, con un movimiento automático y estudiado, preparó su arco, armándolo con una flecha. Ni siquiera se planteó comentarlo con sus compañeros. Ayudaría a esa gnoma fuera como fuera.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Saxa, al igual que Uri, terminó por disfrutar también del viaje. Aunque es cierto que se acordó unas cuantas veces de Bakaris - y quizás también de sus progenitores - al principio del mismo, sabiendo que habrían ido mucho más rápido a caballo, al final se dio cuenta de que estirar y ejercitar las piernas un poco no estaba nada mal.
Al llegar a su destino y encontrarse con semejante percal, la sureña no dudó un instante y echó rápido las manos al hacha, esbozando una sonrisa al tiempo que decía:
- Bueno, habrá que enseñarles una lección o dos a esos goblins, ¿no, chicos?
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Sin desviar la mirada de su objetivo, escuchando cristalinas las palabras de Saxa, la cazadora apuntó y soltó suavemente la tensión de la cuerda. El recuerdo de Than surcó sus pensamientos en ese preciso instante y el dolor de su muerte provocaron que Uri temblara en el último momento. La joven elfa no fue capaz de controlar sus emociones y la flecha se perdió sin acertar a su objetivo. Chascando la lengua, en señal de enfado, se escabulló rápida y se parapetó tras uno de los muros de roca, esperando de nuevo su oportunidad.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Con gesto serio pero asintiendo a la alta guerrera, Averil salió corriendo hacia los atacantes a la casa, desenvainando su espada. La Caballero de Solamnia lanzó el grito de guerra de su orden como un desafío.
-Est Solamnus oh Mithas!!- y muchos goblin lanzaron un grito de sorpresa y miedo al ver a una Caballero de Solamnia cargar hacia ellos.
Viendo lo lejos que estaba su líder, Averil deseó poder llegar hasta él y, casi inconscientemente, rogó a Paladine que le permitiera alcanzar al guerrero que estaba tan lejos para acabar con aquel combate lo antes posible. Apuntó con su espada al gran hobgoblin retándole- Para su sorpresa sus plegarias fueron escuchadas y un rayo de energía plateada surgió de la punta de su arma hacia el enemigo, pero este, prevenido por la flecha errada de Uri de la presencia de los héroes, consiguió apartarse a un lado en el último momento y miró sorprendido a la paladin del Dragón de Platino. Sin amedrentarse, el hobgoblin cargó un gran arco de tejo que portaba y lanzó una flecha contra Averil, pero la guerrera interpuso su escudo y la flecha salió rebotada sin causar ningún daño.
Fritzz se preguntó cual sería la mejor manera de actuar, pero tenía que ser rápido si quería ayudar a sus amigos y a la gnoma que estaba siendo asediada.
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Fritzz no pudo mas que quedarse paralizado ante la cantidad de ingenios gnomos que luchaban contra los goblins -Uaaalaaaaaaaaaaaaaaaaaa-. Las ordenes de aquel hobgoblin rompieron la fascinación por los artilugios y para poder tener mejor visión del campo de batalla, corrió hacia la caravana llena de tuercas y cachivaches mientras agitaba su Hoopak tratando de impresionar a los goblins y molestar lo justo para que no escucharan bien las indicaciones de su líder.
-Toma!! Casiii!!- dijo viendo como la tuerca que había elegido pasaba cerca de la cabeza del hobgoblin y se escondía detrás de las cajas para el siguiente lanzamiento.
Saxa corre tras Averil al tiempo que lanza su propio grito de guerra. Quizás suena menos sofisticado que el de la escudera de Solamnia, pero cumple perfectamente el papel de vigorizar a la bárbara que, fiel a su palabra, se dispone a enseñar una lección o dos a aquellas criaturas. Empieza por su líder, al cual lanza una de sus jabalinas. El hobgoblin empieza a aullar de dolor y la bárbara se sonríe mientras se gira para enfrentarse a la horda de goblins que empieza a acercarse.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Al ver a los nuevos enemigos, al menos la mitad de los atacantes se desplegaron para frenarlos. Saxa recibió alguna herida menor, pero envuelta en el fragor de la batalla la guerrera apenas notó los cortes que los goblin infringieron con sus cimitarras. La armadura y el escudo de Averil probaron ser demasiado resistentes a los ataques de los goblin, no importaba si le disparaban flechas con sus arcos cortos o la intentaban apuñalar con sus curvas y serradas cimitarras, la armadura de la Caballero de Solamnia era demasiado resistente. Fritzz estaba resguardado tras el carromato de las grandes flechas del hobgoblin, pero no vio a un goblin que le flanqueó y, pese a la protección que le daba los diferentes elementos que había su alrededor, una flecha rozó su brazo y le provocó un corte en el mismo.
El resto seguía luchando por entrar en la casa, pese a los pequeños artilugios que les seguían a todas partes y ahora también se acercaban a los recién llegados. Tres de ellos consiguieron escalar por la casa en dirección a alguna ventana o para acercarse a la esclusa que la gnoma abría para lanzar sus creaciones.
Remington deseó poder estar de vuelta en su cómoda y tranquila habitación en Palanthas... no era la primera vez que lo pensaba, ni sería la última.
PbP Character: A few ;)
La cobertura del muro de piedra otorgó a Uri la protección suficiente para tomarse unos segundos. Cerró los ojos y estiró los músculos, dejando la mente en blanco para recuperar la templanza que necesitaba. Recordó a su maestro y las palabras que, casi como mantras, les repetía para alcanzar la concentración tan necesaria en momentos críticos. Con seguridad renovada, reapareció para situarse al lado de Remi y tensó de nuevo el arco, apuntando al cabecilla de los goblins. Esta vez, la flecha no erró, poniendo fin al poco aliento que le quedaba, cayendo sobre la tierra pesadamente. Esperaba que el ánimo de sus seguidores decayera al ver a su líder vencido.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
De nuevo se veía envuelto en un combate multitudinario. Pero Remi ya no era el timorato joven que había sido en Vogler. Aquella experiencia le había curtido y ahora, casi sin darse cuenta, se encontraba agitando su varita de tejo contra sus enemigos con mas aplomo del que hubiera apostado jamás. Susurró las palabras y tres dardos de energía violeta zigzaguearon surcando el aire hasta impactar certeramente en los goblins que combatían contra sus compañeras.
—¡Concentremos esfuerzos en los mismos individuos! —gritó a sus compañeros para hacerse oír entre la algarabía del combate.
Se parapetó contra el talud, a cubierto de las flechas aprovechando el desnivel del terreno, pero sin perder de vista la refriega.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
-¿En los mismos? - pregunta Averil luchando espalda con espalda con Saxa y atravesando el pecho de un goblin con su espada, arrojándolo después hacia atrás con una patada para evitar que su hoja quedara presa en el cadaver de la maloliente criatura. - ¿Como has hecho tú quieres decir? - El tono socarrón de la Caballero de Solamnia sorprendió a la bárbara, pues solía ser mucho más estoica, pero hizo que Frizzt, resguardado tras el carro, sonriera satisfecho.
PbP Character: A few ;)