Sonriendo Rolthos se relajó. Jen había transformado al bárbaro en un inofensivo conejo y tan solo quedaban dos demonios malheridos. Todo parecía estar bajo control. Entonces se centró en la ponzoñosa criatura que aun atacaba a Bathia. De pronto sintió los dientes del barbárico conejo en el cuello y tan solo acertó a apartarlo de un manotazo. – ¡JEN, que es esto, por Mayaheine!
Tras librarse del conejo focalizó su frustración en su ataque al demonio y lanzó dos cortes que atravesaron el pecho de la criatura, haciendo que cayese al suelo. Despues, viendo que Bathia permanecía concentrada en las cadenas que aguantaban la puerta y que Jen y Julian se habían reunido cerca decidió que el siguiente mayor peligro era Crucos. Parecía totalmente descontrolado. Con pesados pasos que levantaban silenciosas nuves de polvo se acercó hasta él. - ¡Cruços! ¡Centrate!
Ashrem, desde su elevada posición en lo alto del anfiteatro, lanzó un rayo contra el demonio que se escondía tras la roca y se disponía a lanzar sus flamígeras bolas contra la abnegada paladin espectral.
La criatura se deshizo entre estertores cuando el rayo invocado por el antiguo clérigo la golpeó de lleno.
Rolthos pudo ver que el ahora cunicular bárbaro no desistía en su empeño de proteger a la paladin y la puerta y se disponía a lanzarse contra él de nuevo. Aquellos dientes podían ser tan peligrosos como el hacha que enarbolaba hacía un momento.
Hacha que, por cierto, yacía abandonada en el suelo donde había estado el bárbaro.
Nessa percibe por el rabillo del ojo la asombrosa transformación de Sorlg pero no exterioriza ninguna reacción al respecto. Un "¿es eso un conejo?" cruza su mente, pero descarta rápido ese hilo de pensamiento ya que en realidad toda su mente está ocupada en un único interés: la presa que se le está escapando.
- ¿¿Dónde crees que vas, maldito?? - grita hacia Vraak, al tiempo que levanta su espada con intención de atacarle una vez más.
El arma ya está describiendo el arco de bajada cuando una voz la alcanza, clara y rotunda como si se tratase de un rayo que hubiese caído justo a su lado.
- Nessa sal de ahi!! Madre mia sal de ahi ahora mismo!
Jen, su queride Jen, es quien consigue sacarle de su estado de furia. Su grito de advertencia consigue que algo en su cabeza haga clic y sea de repente consciente de la situación. ¿Pero qué está haciendo? ¿Por qué va a atacar a Vraak? Lanza una mirada a su espada cubierta de sangre y la comprensión de lo que ha hecho le alcanza de golpe. "Idiota. Estúpida, estúpida Nessa ..." ¿Así es como ha devuelto el cuidado que ha tenido el semiorco para no hacerle daño? ¿Cediendo ella misma a la rabia y atacándole a él? Apesadumbrada, sólo acierta a decir:
- Oh no, no no no... dioses ... Vraak, ¡lo siento..!
Evalúa de nuevo la situación y ve que el semiorco tiene ya bastante entre manos con intentar controlar a un rabioso Crucos. Por suerte, cuenta con la ayuda de Rolthos y a Nessa le queda claro que ella no va a aportar nada más allí, por lo que decide seguir con el que había sido su plan original de acudir a la puerta. "Ya habrá tiempo para disculpas más tarde", piensa, mientras se gira para ir a recoger su arco de entre los restos de esqueletos.
Sin perder más tiempo, busca con la mirada el camino más rápido para llegar a la puerta sin pasar cerca del rabioso conejo que es Sorlg ahora y, casi sin pensarlo, apoya la mano derecha en su pecho al tiempo que murmura una petición que hasta entonces nunca había hecho. La pulsera-foco empieza a brillar y nota como una extraña neblina empieza a surgir del suelo hasta que la cubre por completo. De repente, sin comerlo ni beberlo, Nessa ve que ahora está bastante más cerca de la puerta. Solo tiene que correr un poco más para llegar donde ahora están Jen y Julian apostados. ¡Estaban tan alejados antes! Le había parecido tan difícil llegar a aquella puerta que casi no se podía creer que ya estuviera allí.
Cruza una mirada aliviada con le barde y el doctor y luego se acerca para comprobar el estado de Bathia. El gesto adusto de la paladina parece no haber cambiado ni un ápice a pesar de que ya queda ningún demonio con vida, sus profundos ojos azules centrados en Sorlg como si allí no hubiese nadie más que le importara. Aún así la ranger piensa quizás si le habla conseguirá atraer su atención, por lo que se acerca un paso más hacia ella. Una de las figuras fantasmales que la han estado protegiendo sale a su encuentro, pero no parece tener intención de atacarla, así que simplemente se para y alza las manos para indicar que no desea ningún mal mientras dice:
- Bathia, escúchame, te lo ruego: no somos vuestros enemigos. Las criaturas que os estaban atacando han desparecido y hemos acabado con quien las estaba enviando para dañaros. Ya no debería llegar ninguna más, nos aseguraremos de ello, pero por favor, no nos veáis como a enemigos. Hemos venido aquí para evitar la reactivación del Templo del Mal Elemental tras encontrarnos con Ornym. ¿Recuerdas a Ornym, Bathia?
Nessa contiene la respiración, preguntándose si habrá respuesta y qué deberían hacer en caso de que ni la paladín ni el bárbaro cejen en su actual comportamiento.
Cuando Nessa se acerca a Bathia siente que la rabia que aún seguía bullendo en su pecho desaparece. Por ese motivo, o quizá por el gesto resuelto y concentrado de la paladín, el sudor que perla su frente por el esfuerzo de mantener las cadenas y la puerta sellada y la sangre que mana de varias heridas de su imagen fantasmal, Nessa siente que su propia convicción y resolución se ven reforzadas. No. No se van a dar por rendidos. Cueste lo que cueste.
Cuanso habla, casi implora a la paladín el espectro tribal parece retirarse un poco al reconocer que no es una amenaza, pero se queda Justo al lado de Nessa.
La sierva de Mayaheine no parece escuchar a l joven ranger excepto cuando menciona a Ornym. En ese momento, por un breve instante los ojos azules de la paladín se vuelven hacia Nessa, pero tan rápidamente vuelven a fijarse en su compañero que l ranger se pregunta si no lo habrá imaginado.
Vraak parece entender lo que entre gritos y gestos le dicen sus compañeros y, con un gesto resignado, se arriesga a agarrar al salvaje conejo que le lanza dentelladas destinadas a arrancarle el brazo. Mascullando algo sobre el control de animales y la castración consigue sujetar al conejo e ir acercándose al resto. Pero no es tarea tan fácil. Por la tensión en los músculos de sus brazos el pequeño conejo es mucho más pesado de lo que parece y se debate en sus manos como un verdadero demonio. Extiende una de sus patas que, de pronto, se convierte en la gran pierna del Goliath y le propina una patada en el estómago que hace que se le escape el aire. A cada paso que da Vraak en dirección a Bathia en los últimos metros, Sorlg va recuperando su forma y finalmente su enorme cuerpo se encuentra con ambas manos trabadas con las de Vraak, ambos guerreros pugnando por alzarse victorioso en un duelo tanto físico como de voluntades. Los músculos de la espalda y brazos de Vraak están en tensión mientras mantiene a raya al enorme bárbaro .
“No sé… “ dice con los dientes apretados por el esfuerzo “cuanto tiempo podré contenerle…”
Como única respuesta el extrañamente sólido espectro del Goliath grita con furia a Vraak.
-Grandiosa Paladina. Bathia, de los intrépidos Nueve. Quizá creais que os engañan vuestros sentidos, pero os aseguro que venimos en vuestra ayuda. Somos vuestros aliados, amigos de Ornym Galadornë. Por favor. -suplica, y guarda su arma y levanta las manos en seña de paz-... por favor.... Si no me creeis, si pensais que mis palabras son un espejismo, quizá os convenzaun rostro conocido. - Y extiende el brazo, al cual sube Oswald Glimfeather Tercero, abriendo las alas en toda su majestuosidad. -Podeis detener la furia de Sorlg, os lo suplico, no venimos a haceros mal! Deseamos ayudaros. Oswald desea ayudaros. Ornym desea ayudaros! Bathia, os lo ruego escúchanos!
La abnegada paladín de Mayaheine vuelve a mirar hacia su interlocutore al nombrar a Ornym. Pero su mirada parece perdida aún como si tan solo escuchara las palabras desde un lugar muy lejano. No es hasta que Oswald Glimfeather Tercero se posa en el brazo de Jen que Bathia parpadea y parece reconocer sus alrededores.
-Os… ¿Oswald? ¿Cómo es posible? ¿Tú también has muerto? - sus ojos miran el desolado paisaje - No… no estamos muertos. Pero tampoco vivos. ¿Verdad? -
- Oh Bathia - dice Oswald Glimfeather Tercero, su voz tomada por la emoción- Lo siento tanto… -
La paladín sonríe a su viejo amigo.
- Está bien - le consuela - No pasa nada. Es solo que… estoy cansada… tan cansada. Sorlg… Sorlg tuvo que soltar las cadenas, defender la puerta y a mi. Está cerca, puedo sentirlo, sigue luchando, defendiéndome. Temo por su mente, puede que haya ido demasiado lejos…-
En ese momento el bárbaro ruge y Bathia parece recabar en él por primera vez. Sus ojos se llenan de lágrimas
- Mi buen y pobre amigo -
- Bathia… - dice Oswald Glimfeather Tercero y la paladín vuelve a centrar su atención en él - ¿Qué ha pasado? ¿Qué es este lugar? -
- No lo sabíamos todo Oswald. El hechizo no salió como esperábamos. El Templo y Zuggtumoy obtenían su poder de lugares como este. Semiplanos dedicados a cada aspecto malvado de los elementos, lugares que debían ser sellados para evitar que Ella se hiciera cada vez más fuerte. Lo conseguimos pero nos volvimos vulnerables. Alguien lo descubrió y ha estado enviando demonios para acabar con nosotros. -
Laa cadenas se le deslizan entre los dedos y ella aprieta aún más fuerte su agarre, sus músculos estirándose por el titánico esfuerzo
- Pero… pero hay algo más. No lo sabíamos pero con Ella hay alguien más. Alguien más poderoso aún. Un aliado de la Señora de los Miconidos que planeaba en la sombra y se hacía también más poderoso con cada sacrificio del Templo. Oswald… fuimos tan necios. Con cada muerte en la batalla del Templo le hicimos más fuerte. Estuvo a punto de romper el Hechizo. Pero por un momento estuvimos todos juntos y nos enfrentamos a El para que el Mithral fuera completado. Ahora está atrapado con nosotros. O al menos parte de El. Es terrible Oswald. Puedo sentirlo golpeando contra las otras puertas, su odio es inconmensurable. El poder lo tenia concentrado en un Orbe. Un Orbe con gemas alineadas con los elementos y con estos semiplanos. Lo rompimos y dispersamos las gemas entre los semiplanos. El Mithral bloquea también el viaje entre los semiplanos. Sólo así podemos mantenerlo atrapado. -
La paladina mira hacia Oswald Glimfeather Tercero y parece darse cuenta de algo.
- Pero si tú y tus amigos estáis aquí. Significa que también estáis atrapados… -
Ahora, por primera vez, mira hacia el resto del grupo pasando su mirada por Jen, Julian, Cruços, Vraak, Nessa y por último en Rolthos. - Tú… te he escuchado… - le dice
-¿Qué hacéis aquí? - Pregunta tanto al grupo como a Oswald Glimfeather Tercero .
Nessa no hace ni el más mínimo movimiento durante la petición de Jen, temerosa de que cualquier interrupción - por pequeña que sea - provoque que una mala reacción en la paladina. Tras unos instantes que se le hacen eternos ve que las palabras de le barde y la presencia de Oswald calan hondo en Bathia, que parece despertar de su estupor y verles por lo que realmente son: aliados.
Aliviada, mira hacia Jen y esboza una sonrisa, viendo como su don para elegir y transmitir las palabras adecuadas en el momento adecuado han logrado ponerles en una mejor posición. Pero... ¿por cuánto tiempo? Mira hacia donde está Rolthos - vigilando a un rabioso Cruços - y hacia Vraak - que tiene su propia lucha intentando contener a Sorlg - y siente que no aún no están fuera de peligro.
Decide dirigirse a Bathia, preguntándose si ella podría ayudar a calmar de alguna forma enloquecido bárbaro.
- Lady Bathia, no tenemos palabras para describir lo que nos produce ver lo que estáis pasando. Ornym nos contó lo sucedido en el templo hace veinte años, el increíble sacrificio que realizasteis, pero haberos visto luchando y sufriendo de primera mano... es ... - mira al suelo y niega con la cabeza, incapaz de continuar por unos instantes.
Cuando vuelve a tener suficiente presencia para mirar a la paladina de nuevo, añade:
- Os contaremos por qué estamos aquí, ¿pero qué podemos hacer con respecto a Sorlg? Vraak no podrá sujetarle mucho más tiempo. Creíamos que una vez estuviérais fuera de peligro y juntos se calmaría, pero ... - la frase muere en su boca ante un nuevo rugido de Sorlg.
Una vez más Cruços alzó una de sus garras para atacar a Rolthos. En sus rostro se veía la furia descontrolada, la pérdida de control. Su garra se detuvo un momento en lo alto, como buscando el mejor ángulo de descenso. Pero en vez de un fiero ataque Cucos sonrió y bajo la mano lentamente mostrando el dedo índice. - Será mejor que me acerque a Bathia. - Dijo mientras se acercaba a ella, buscando la calma de la que el resto disfrutaban y allí ayudo a Vraak a retener a Slorg.
El paladín observó a lo lejos a Ashrem y le indicó con un firme gesto mostrándole la palma de la mano que permaneciese allí, alejado. No sabía cómo Slorg o Bathia podría reaccionar a su presencia, pero bien seguro que no y las explicaciones iban a ser complicadas. Echó un vistazo a el hacha que permanecía en el suelo y decidió dejarla allí. No podía traer nada bueno llevarla hasta Slorg.
- ¿Si le ponemos las cadenas en la mano, a Slorg, quizás recupere su misión inicial? - Preguntó Rolthos mientras regresaba raudo. - La contestación de Bathia le defraudó. Debía ser un acto voluntario y si no aceptaba y Bathia soltaba las cadenas, la puerta se abriría. - ¿Hay ataques tambien en los otros planos?
- No estamos aquí atrapados, estamos aquí para ayudaros. - Respondió a Bathia, intentándole darle esperanza.
Entonces se dirigió al rabioso Slorg y le agarró la cabeza firmemente, mirándole fijamente a los enloquecidos ojos. - Si no te controlas vas a fracasar en tu misión. Vuestro sacrificio habrá sido en vano. Bathia te necesita. ¡Control o fracaso! - Las palabras eran duras, cortantes, firmes. Esperaba que la más cruda realidad le llegase, que algo dentro de él aun pudiese reaccionar.
Sus palabras tuvieron poco efecto, quizás, en parte, por la falta de convicción, nadie podía echar en cara a Slorg ni su determinación ni su sacrificio . Nadie podía decir que había fracasado. Con un suspiro se encomendó a Mayaheine y rezando una plegaria inundó de luz curativa al bárbaro. Sus manos se iluminaron y el cálido y reconfortante resplandor le cerró parte de sus numerosas heridas. - Mayaheine. Si alguien merece tu bendición es Slorg. Encarna como nadie el valor y la protección. Que tu energía calme su sufrimiento y sus heridas. Deja que tu bendición le de paz y consuelo, le den sosiego. Y así, este momento, encuentre el camino hacia la justicia.
Algunas de las heridas que cubrían el cuerpo del enorme goliath se cerraron, iluminadas por la magia curativa de Mayaheine. Por un segundo Sorlg se miró el cuerpo y pareció relajarse. Levantó la mirada hacia Rolthos, que aún tenía las manos en su rostro... e ¿intentó morderlo!.
El paladín apartó la mano justo a tiempo y dio un pequeño salto hacia atrás. Cruços se interpuso, uniéndose a Vraak en su intento de contener al enrome bárbaro.
- ¡Luego el que tiene que llevar bozal soy yo! - le dice el hombre-lobo al paladín.
Nessa no responde a la paladina, incapaz de encontrar palabras que sirvan de apoyo ante el cansancio que nota en su voz. Veinte años le había parecido un número tan elevado - tan alejado del presente - cuando Ornym les había hablado de la batalla del Templo. Y sin embargo, para quien los estaba pasando con tanto sufrimiento, la sensación era completamente distinta.
Tenía que haber alguna forma, algo que pudieran hacer para ayudar a Bathia, Slorg y al resto. Algo que aliviase la carga que llevaban en sus hombros. Habían detenido a Kelto y los sacrificios, sí, pero no podían detenerse allí. Tenían que acabar con la situación que estaban viviendo aquellas personas de forma definitiva. ¿Pero cómo? ¿Cómo?
Un nuevo rugido de Sorlg, con la consiguiente dentellada que lanza hacia Rolthos, la devuelve a la realidad. Ése es un problema que deberán plantearse, pero ahora mismo la urgencia es sacar al Goliath de la rabia que le está consumiendo antes de que termine liberándose y poniéndoles en la situación de tener que luchar con él.
Viendo como la curación de Rolthos parece tener un cierto efecto calmante en Sorlg, Nessa se decide a dirigir unas palabras al bárbaro. Quizás si lograse recordarle la persona que una vez fue ... La ranger no sabía nada de su vida, pero sí conocía nombres importantes para él: los de los Nueve, sus compañeros y amigos, con los que había compartido vivencias y luchado codo con codo. Si Jen, Julian, Cruços, Rolthos y Vraak tenían el peso que tenían en su vida, ¿acaso no sería similar en el caso de Sorlg?
Tratando de sonar todo lo calmada y tranquila posible dice:
- Sorlg, recuerda quién eres. Recuerda a tus compañeros. Ellos son tu energía, tu apoyo, tu motivación. Diente de Jade. Arcandor. Azemar. Slykmeduck. Krelzoshak. Isarana y Ornym. Bathia.- Se queda callada unos instantes con la esperanza de que estos nombres resuenen en la mente del bárbaro - Te necesitan, Sorlg. Necesitan que domines tu rabia, en lugar de que sea ella la que te domine a ti. Ayúdanos. Vuelve a ser el que eras para que podamos ayudaros a todos.
Mientras dice esto vuelve a tocar una vez más el colgante de berilio que lleva al cuello, como esperando que su contacto le traiga un golpe de suerte, un rayo de esperanza que logre iluminar la oscuridad en la que está sumido antiguo héroe.
Pese a la distancia que les separa y el rugido del viento, el goliath vuelve su mirada hacia Nessa al escuchar los nombres de sus amigos. Por un instante el bárbaro parpadea y parece fijar la mirada en la joven ranger que le habla. Pero su rabia se impone y no deja de forcejear contra Vraak y Cruços que le llegan por el pecho al semi-gigante que extiende los brazos intentado alcanzar a Nessa.
El impetu coge por sorpresa a Vraak y Cruços, que ven cómo el goliath comienza a pasar, casi literalmente, por encima de ellos. Pero Vraak se aferra con fuerza a la cintura de Sorlg y consigue placarlo. Cruços se lanza encima de Sorlg y entre los dos consiguen detenerlo, sus pies levantan pequeñas esquirlas de la pizarra que compone el suelo.
Viendo a sus compañeros al bode de sus fuerzas, Jen no puede evitar que se le encoja el corazón de angustia al ver al bárbaro completamente enagenado. La rabia y el odio que desprende este lugar, solo por existir es ya inconmensurable....
"Imagina estar aquí sin salida, en un limbo entre la vida y la muerte. Imagina no tener un segundo de descanso en tu alma, porque eres la resistencia que evita que se introduzca el mal en este mundo... Imagina saber que alguien hoy duerme feliz en su lecho solo porque tú te cubres de sangre..."
Imagina toda esa desgracia, concentrada en un solo cuerpo.
Yo también me volvería loco."
Y sin mediar mas palabra, Jen se adelanta hacia el trio de titanes que forcejean por resistir su propia furia y la del Goliath.Alguien detiene su marcha. Julian, querido, valiente Julian. Aferrándose a su túnica como quien agarra las riendas de un caballo.
-Jen.- Le dice el médico, con voz estricta. Por un momento Jen piensa que va a rogarle que no vaya, o a decirle "ni se te ocurra". Y sería lógico. Pero, sorprendentemente, él también se adelanta. -Y para esto me he dado la carrera? Dioses.- Y de la túnica pasa a agarrarle la mano.
Ambos se dirigen juntos hacia donde se está produciendo el forcejeo. En este momento, Vraak tiene presionado contra el suelo al Goliath. Abre la boca, incrédulo de que la delgada y fragil figura de le barde se adentre en el terreno donde se estaba produciendo la pelea.
-Maldita sea!! Estás mal de la cabeza!- Ruge el sargento.
Pero Jen se detiene junto al protector de Bathia. Coge aire, y mirándole a los ojos solo dice una palabra.
-Respira.-
No es solo una palabra, es más bien una súplica. -Respira.- Repite. E inhala aire, en parte para encoraginarse a si misme, en parte para incitar a que el bárbaro haga lo mismo.-Duele. Todo lo que haces duele. Lo se. Duele. Pesa. Quema.Pero escúchame. Escúchame y respira.- Y vuelve a inspirar aire.- Y vuelve. Vuelve, recupera la consciencia. No nos conoces, pero no hace falta. Solo escucha mi ruego. Vuelve con nosotros. El mundo necesita tu fuerza.-
Julian aprieta mas fuerte la mano de le barde, que empieza a temblar por momentos de verse expueste a recibir un golpe del bárbaro que lo deje para siempre sin consciencia. Recuerda por un momento que, afortunadamente, tiene un par de tranquilizantes de veterinario. Las ventajas e tener contactos en el mundo de los narcóticos.
-Bathia, ella te necesita. Necesita que seas consciente. Que seas fuerte, y dueño de tu fuerza. Sorlg. Eres dueño de tu fuerza. Se que quema, que es como un incendio en medio de un campo desolado, imparable, un combustible eterno. Respira. Y mira bien. Te consume por dentro. Y si eso ocurre, que será de ella? Que será del mundo?- Jen sigue hablando, con aparente voz tranquila, sin dejar de respirar profundamente entre frases, y rogando a todos los dioses que sus palabras alcancen aunque sea solo un resquicio de la fracturada mente del bárbaro. -Tienes que ser dueño de tu fuerza.-
El bárbaro intenta agarrar a le barde, pasando los brazos por encima de Vraak y Cruços que itentan desesperadamente mantener al goliath alejado de Jen. Sin duda, si le atrapara podría partirle por la mitad como una rama seca.
Con cada frase de Jen el bárbaro parece perder más en control, gritando y rugiendo. Cuando Jen dice su última palabra Sorlg lanza un alarido de furia y dolor. Un resplandor rojizo hace que todos tengan que apartar la vista. Se escucha una tremenda explosión y una onda expansiva lanza a todos por los aires, un resplandor blanco y rojo les ciega por un momento.
Cuando comienzan a recuperar la vista, tumbados en el suelo e incorporándose pueden ver la enorme figura de Sorlg elevándose amenazadora frente a la frágil figura de Jen que, por algún motivo, no se ha visto afectade por la explosión y es la unique que permanece en pie frente al inmenso goliath.
Las nubes se mueven en el cielo y un rayo de luz blanquecina atraviesa las nubes. El color rojizo del cielo ha desaparecido. La luz es débil, pero suficiente como para iluminar a Sorlg por la espalda. Sus anchos hombros se mueven al ritmo de su agitada respiración. Levanta la vista hacia Jen. Vraak sabe que no llegará a tiempo. Un brazo tan ancho como la pierna del semi-orco se levanta y una mano capaz de atrapar una sandia y aplastarla se acerca a Jen.
- Tu... - dice la voz grave y rasposa de Sorlg. Las palabras se arrastran al principio, como si le costase hablar o las tuviera que recordar. - ... Tienes razón... y valor. Sorlg está en deuda contigo pequeña... -duda -¿pequeño? - finalmente los rasgos de Sorlg se ensanchan en un gesto que ninguno de ellos pensaba que serían capaces de ver. - Hermanite! -sentencia el bárbaro y apoya su manaza en el hombro de Jen.
Una lágrima recorre la traslúcida mejilla de Bathia.
Nessa se levanta rápidamente tras la explosión, preocupada por Jen, y no es hasta que ve a Sorlg hablándole y apoyando su enorme manaza sobre elle, que no vuelve a recuperar la respiración.
Visiblemente aliviada, pero bastante dolorida, se aparta unos pasos del grupo y aprovecha esos instantes para recomponerse un poco, respirando varias veces profundamente para calmar sus nervios. El combate ha sido excepcionalmente duro. Un carrusel emocional en toda regla en el que ha perdido el control de sí misma como nunca antes le había sucedido, hasta el punto de incluso llegar a atacar a Vraak - precisamente a Vraak -, y además demasiado cercano para ella, que está acostumbrada a luchar desde la distancia.
Cuando el resto del grupo se recupera y empieza a hablar con Bathia y Sorlg, la ranger vuelve a acercarse. Con el peligro más inminente solucionando, deben plantearse los siguientes pasos. El más acuciante, ¿cómo salir del semi-plano en el que están? ¿Y qué van a hacer con Ahsrem? Fijándose en que de momento se mantiene en la distancia, Nessa se mantiene vigilante mientras el resto inicia la conversación con Bathia y Sorlg.
Tras la explosión Rolthos se empezó a incorporar rápidamente, pero las palabras de Slorg le detuvieron en el acto dejándole medio arrodillado. Observó la escena mientras asimilaba la recuperación del rabioso bárbaro. Al fin susurro para si mismo “Bien, Jen” mientras movía levemente su apretado puño en contenida señal de victoria.
Tras levantarse y recuperar algo de dignidad se dirigió hacia el atormentado bárbaro. - Me alegro de que hayas regresado Slorg. Así Mayaheine te bendiga por mostrar inconmensurable valor, irreductible defensa de Bathia y el sello y, finalmente, inquebrantable sentido de la justicia. No he conocido a nadie que se lo mereciera mas que vosotros. – Dijo mientras les hacia una reverencia mostrando su respeto.
Jen sonrie nerviosamente, dejando escapar un "umph!" cuando Sorlg le pone la mano en el hombro. -
Es entonces cuando Rolthos intercede, dirigiendose al bárbaro con el mayor de los respetos. Eso le da tiempo a Jen a dar un paso a un lado y abrir el círculo para que el resto entren en conversacion.
Con algo mas de suavidad, Julian apoya la mano en la espalda de le barde, que deja escapar un suspiro que mo sabía que estaba conteniendo. Toda la tensión sale de su cuerpo y parece que se deshincha.
-Dioses.... No pensé que funcionaría.- Dice Jen, con una risita nerviosa. -Jaja... No pensé, a secas.
-Pero ha funcionado- Comenta el médico sin dejar de frotar la espalda de Jen de manera tranquilizadora, y asiente. -Ha sido impresionante.
- JAJAJAJA Los humanos seguis usando muchas palabras -contesta Sorlg al paladin mientras se acerca a la puerta y a Bathia.
Acaricia delicadamente el rostro de esta, con la palma vuelta hacia arriba y rozándola apenas con un dedo. Este gesto tan delicado en manos del enorme y peligroso guerrero lo hace aún mas delicado y tierno.
La paladin le sonríe entre agradecida y apenada.
- ¿Estas seguro? - le pregunta
- Aparta - le dice él sonriendo con seguridad.
La guerrera se aparta un poco, sin soltar las cadenas, y le ofrece una al gran goliath, el cual estira su espalda una vez más antes de volver a sujetar las cadenas. Extiende un musculoso brazo hacia ellas y cierra la mano en torno a los grandes eslabones. Y su mano la atraviesa limpiamente.
- ¿QUE?! - pregunta hacia las cadenas. Intentando cogerlas una y otra vez pero sus manos continúan atravesando las cadenas y la puerta como si no estuvieran allí.
Una preocupada Bathia le calma y Oswald Glimfeather Tercero vuela hasta su cara para hablar con él, temiendo que vuelva a caer en la rabia incontrolada de antes.
- Sorlg, escucha escucha - le dice poniéndose ante sus ojos y el semi gigante parece ser consciente de su presencia por primera vez - Prometo usar menos palabras que los humanos esta vez -
El bárbaro se calma y aparta un poco de la puerta y sonríe ante las palabras del buho
- Eso sí que sería un prodigio. Oswald Glimfeather Tercero ahorrando en palabras -los tres sonríen ante la broma de su viejo amigo. El gran Goliath se sienta en el suelo - ¿Por qué esta estúpida cadena no me deja cogerla más? -
- Me temo que al soltarla para luchar has modificado el hechizo que te unía a ella. Si mi teoría es correcta, no podrás volver a tu puesto a su lado. Lo... lo lamento - termina Oswald Glimfeather Tercero mirando a Bathia.
- Esta bien -le contesta ella y repite mirando al goliath - Esta bien. De veras. Al menos tú podrás protegerme de los demonios. Pero no podemos dejar que vuelva a pasar lo de antes -
- No paraban de llegar - dice él, como si tuviera que excusarse - ¿Cuantó tiempo estuvimos luchando Bathia? ¿Por qué ya no vienen más? - parece preguntar a su amiga.
Todos se dan cuenta que, si no hacen un esfuerzo por mantener la atención en ellos es como si dejaran de verlos y los olvidaran, incluso parecen haber olvidado a Oswald Glimfeather Tercero que acaba de hablar con ellos. Su extraño estado entre dos realidades parece hacerles dificil seguir centrados en la que se encuentran ellos.
- No lo sé... pero me alegro de que puedas descansar un rato. ¿Dónde está tu hacha? -
Sorlg miró sus manos vacías y miró en el suelo a su alrededor, algo confuso
- No lo sé... me la quitó ese otro guerrero. Era muy fuerte... -
Al ver como los dos héroes parecían olvidar los acontecimientos recientes Rolthos sintió una mezcla de pena y alivio. Aunque parecía que no podían recordar bien, al menos parecían olvidar parte de los acontecimientos más recientes y quizás ese olvido les hiciera su condena algo más llevadera. Miró a Vraak y al hacha que yacia en el suelo, quizas el se la podria acercar.
- Bathia, Solrg. Una de las razones por la que estamos aquí es para ayudaros. Acabamos con el clérigo que hacia los sacrificios que mandaban los demonios. Eso se ha acabado. Pero necesitamos hacer más para acabar con esta precaria situación – Dijo señalando la resquebrajada puerta - ¿Que nos podéis contar del orbe y las gemas?, podemos ir a por ellos.
Sonriendo Rolthos se relajó. Jen había transformado al bárbaro en un inofensivo conejo y tan solo quedaban dos demonios malheridos. Todo parecía estar bajo control. Entonces se centró en la ponzoñosa criatura que aun atacaba a Bathia. De pronto sintió los dientes del barbárico conejo en el cuello y tan solo acertó a apartarlo de un manotazo. – ¡JEN, que es esto, por Mayaheine!
Tras librarse del conejo focalizó su frustración en su ataque al demonio y lanzó dos cortes que atravesaron el pecho de la criatura, haciendo que cayese al suelo. Despues, viendo que Bathia permanecía concentrada en las cadenas que aguantaban la puerta y que Jen y Julian se habían reunido cerca decidió que el siguiente mayor peligro era Crucos. Parecía totalmente descontrolado. Con pesados pasos que levantaban silenciosas nuves de polvo se acercó hasta él. - ¡Cruços! ¡Centrate!
Zevatur, Rolthos
Ashrem, desde su elevada posición en lo alto del anfiteatro, lanzó un rayo contra el demonio que se escondía tras la roca y se disponía a lanzar sus flamígeras bolas contra la abnegada paladin espectral.
La criatura se deshizo entre estertores cuando el rayo invocado por el antiguo clérigo la golpeó de lleno.
Rolthos pudo ver que el ahora cunicular bárbaro no desistía en su empeño de proteger a la paladin y la puerta y se disponía a lanzarse contra él de nuevo. Aquellos dientes podían ser tan peligrosos como el hacha que enarbolaba hacía un momento.
Hacha que, por cierto, yacía abandonada en el suelo donde había estado el bárbaro.
PbP Character: A few ;)
Nessa percibe por el rabillo del ojo la asombrosa transformación de Sorlg pero no exterioriza ninguna reacción al respecto. Un "¿es eso un conejo?" cruza su mente, pero descarta rápido ese hilo de pensamiento ya que en realidad toda su mente está ocupada en un único interés: la presa que se le está escapando.
- ¿¿Dónde crees que vas, maldito?? - grita hacia Vraak, al tiempo que levanta su espada con intención de atacarle una vez más.
El arma ya está describiendo el arco de bajada cuando una voz la alcanza, clara y rotunda como si se tratase de un rayo que hubiese caído justo a su lado.
- Nessa sal de ahi!! Madre mia sal de ahi ahora mismo!
Jen, su queride Jen, es quien consigue sacarle de su estado de furia. Su grito de advertencia consigue que algo en su cabeza haga clic y sea de repente consciente de la situación. ¿Pero qué está haciendo? ¿Por qué va a atacar a Vraak? Lanza una mirada a su espada cubierta de sangre y la comprensión de lo que ha hecho le alcanza de golpe. "Idiota. Estúpida, estúpida Nessa ..." ¿Así es como ha devuelto el cuidado que ha tenido el semiorco para no hacerle daño? ¿Cediendo ella misma a la rabia y atacándole a él? Apesadumbrada, sólo acierta a decir:
- Oh no, no no no... dioses ... Vraak, ¡lo siento..!
Evalúa de nuevo la situación y ve que el semiorco tiene ya bastante entre manos con intentar controlar a un rabioso Crucos. Por suerte, cuenta con la ayuda de Rolthos y a Nessa le queda claro que ella no va a aportar nada más allí, por lo que decide seguir con el que había sido su plan original de acudir a la puerta. "Ya habrá tiempo para disculpas más tarde", piensa, mientras se gira para ir a recoger su arco de entre los restos de esqueletos.
Sin perder más tiempo, busca con la mirada el camino más rápido para llegar a la puerta sin pasar cerca del rabioso conejo que es Sorlg ahora y, casi sin pensarlo, apoya la mano derecha en su pecho al tiempo que murmura una petición que hasta entonces nunca había hecho. La pulsera-foco empieza a brillar y nota como una extraña neblina empieza a surgir del suelo hasta que la cubre por completo. De repente, sin comerlo ni beberlo, Nessa ve que ahora está bastante más cerca de la puerta. Solo tiene que correr un poco más para llegar donde ahora están Jen y Julian apostados. ¡Estaban tan alejados antes! Le había parecido tan difícil llegar a aquella puerta que casi no se podía creer que ya estuviera allí.
Cruza una mirada aliviada con le barde y el doctor y luego se acerca para comprobar el estado de Bathia. El gesto adusto de la paladina parece no haber cambiado ni un ápice a pesar de que ya queda ningún demonio con vida, sus profundos ojos azules centrados en Sorlg como si allí no hubiese nadie más que le importara. Aún así la ranger piensa quizás si le habla conseguirá atraer su atención, por lo que se acerca un paso más hacia ella. Una de las figuras fantasmales que la han estado protegiendo sale a su encuentro, pero no parece tener intención de atacarla, así que simplemente se para y alza las manos para indicar que no desea ningún mal mientras dice:
- Bathia, escúchame, te lo ruego: no somos vuestros enemigos. Las criaturas que os estaban atacando han desparecido y hemos acabado con quien las estaba enviando para dañaros. Ya no debería llegar ninguna más, nos aseguraremos de ello, pero por favor, no nos veáis como a enemigos. Hemos venido aquí para evitar la reactivación del Templo del Mal Elemental tras encontrarnos con Ornym. ¿Recuerdas a Ornym, Bathia?
Nessa contiene la respiración, preguntándose si habrá respuesta y qué deberían hacer en caso de que ni la paladín ni el bárbaro cejen en su actual comportamiento.
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Cuando Nessa se acerca a Bathia siente que la rabia que aún seguía bullendo en su pecho desaparece. Por ese motivo, o quizá por el gesto resuelto y concentrado de la paladín, el sudor que perla su frente por el esfuerzo de mantener las cadenas y la puerta sellada y la sangre que mana de varias heridas de su imagen fantasmal, Nessa siente que su propia convicción y resolución se ven reforzadas. No. No se van a dar por rendidos. Cueste lo que cueste.
Cuanso habla, casi implora a la paladín el espectro tribal parece retirarse un poco al reconocer que no es una amenaza, pero se queda Justo al lado de Nessa.
La sierva de Mayaheine no parece escuchar a l joven ranger excepto cuando menciona a Ornym. En ese momento, por un breve instante los ojos azules de la paladín se vuelven hacia Nessa, pero tan rápidamente vuelven a fijarse en su compañero que l ranger se pregunta si no lo habrá imaginado.
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Vraak parece entender lo que entre gritos y gestos le dicen sus compañeros y, con un gesto resignado, se arriesga a agarrar al salvaje conejo que le lanza dentelladas destinadas a arrancarle el brazo.
Mascullando algo sobre el control de animales y la castración consigue sujetar al conejo e ir acercándose al resto. Pero no es tarea tan fácil. Por la tensión en los músculos de sus brazos el pequeño conejo es mucho más pesado de lo que parece y se debate en sus manos como un verdadero demonio.
Extiende una de sus patas que, de pronto, se convierte en la gran pierna del Goliath y le propina una patada en el estómago que hace que se le escape el aire.
A cada paso que da Vraak en dirección a Bathia en los últimos metros, Sorlg va recuperando su forma y finalmente su enorme cuerpo se encuentra con ambas manos trabadas con las de Vraak, ambos guerreros pugnando por alzarse victorioso en un duelo tanto físico como de voluntades. Los músculos de la espalda y brazos de Vraak están en tensión mientras mantiene a raya al enorme bárbaro .
“No sé… “ dice con los dientes apretados por el esfuerzo “cuanto tiempo podré contenerle…”
Como única respuesta el extrañamente sólido espectro del Goliath grita con furia a Vraak.
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-Grandiosa Paladina. Bathia, de los intrépidos Nueve. Quizá creais que os engañan vuestros sentidos, pero os aseguro que venimos en vuestra ayuda. Somos vuestros aliados, amigos de Ornym Galadornë. Por favor. -suplica, y guarda su arma y levanta las manos en seña de paz-... por favor.... Si no me creeis, si pensais que mis palabras son un espejismo, quizá os convenza un rostro conocido. - Y extiende el brazo, al cual sube Oswald Glimfeather Tercero, abriendo las alas en toda su majestuosidad. -Podeis detener la furia de Sorlg, os lo suplico, no venimos a haceros mal! Deseamos ayudaros. Oswald desea ayudaros. Ornym desea ayudaros! Bathia, os lo ruego escúchanos!
La abnegada paladín de Mayaheine vuelve a mirar hacia su interlocutore al nombrar a Ornym. Pero su mirada parece perdida aún como si tan solo escuchara las palabras desde un lugar muy lejano. No es hasta que Oswald Glimfeather Tercero se posa en el brazo de Jen que Bathia parpadea y parece reconocer sus alrededores.
-Os… ¿Oswald? ¿Cómo es posible? ¿Tú también has muerto? - sus ojos miran el desolado paisaje - No… no estamos muertos. Pero tampoco vivos. ¿Verdad? -
- Oh Bathia - dice Oswald Glimfeather Tercero, su voz tomada por la emoción- Lo siento tanto… -
La paladín sonríe a su viejo amigo.
- Está bien - le consuela - No pasa nada. Es solo que… estoy cansada… tan cansada. Sorlg… Sorlg tuvo que soltar las cadenas, defender la puerta y a mi. Está cerca, puedo sentirlo, sigue luchando, defendiéndome. Temo por su mente, puede que haya ido demasiado lejos…-
En ese momento el bárbaro ruge y Bathia parece recabar en él por primera vez. Sus ojos se llenan de lágrimas
- Mi buen y pobre amigo -
- Bathia… - dice Oswald Glimfeather Tercero y la paladín vuelve a centrar su atención en él - ¿Qué ha pasado? ¿Qué es este lugar? -
- No lo sabíamos todo Oswald. El hechizo no salió como esperábamos. El Templo y Zuggtumoy obtenían su poder de lugares como este. Semiplanos dedicados a cada aspecto malvado de los elementos, lugares que debían ser sellados para evitar que Ella se hiciera cada vez más fuerte. Lo conseguimos pero nos volvimos vulnerables. Alguien lo descubrió y ha estado enviando demonios para acabar con nosotros. -
Laa cadenas se le deslizan entre los dedos y ella aprieta aún más fuerte su agarre, sus músculos estirándose por el titánico esfuerzo
- Pero… pero hay algo más. No lo sabíamos pero con Ella hay alguien más. Alguien más poderoso aún. Un aliado de la Señora de los Miconidos que planeaba en la sombra y se hacía también más poderoso con cada sacrificio del Templo. Oswald… fuimos tan necios. Con cada muerte en la batalla del Templo le hicimos más fuerte. Estuvo a punto de romper el Hechizo. Pero por un momento estuvimos todos juntos y nos enfrentamos a El para que el Mithral fuera completado. Ahora está atrapado con nosotros. O al menos parte de El. Es terrible Oswald. Puedo sentirlo golpeando contra las otras puertas, su odio es inconmensurable. El poder lo tenia concentrado en un Orbe. Un Orbe con gemas alineadas con los elementos y con estos semiplanos. Lo rompimos y dispersamos las gemas entre los semiplanos. El Mithral bloquea también el viaje entre los semiplanos. Sólo así podemos mantenerlo atrapado. -
La paladina mira hacia Oswald Glimfeather Tercero y parece darse cuenta de algo.
- Pero si tú y tus amigos estáis aquí. Significa que también estáis atrapados… -
Ahora, por primera vez, mira hacia el resto del grupo pasando su mirada por Jen, Julian, Cruços, Vraak, Nessa y por último en Rolthos.
- Tú… te he escuchado… - le dice
-¿Qué hacéis aquí? - Pregunta tanto al grupo como a Oswald Glimfeather Tercero .
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Nessa no hace ni el más mínimo movimiento durante la petición de Jen, temerosa de que cualquier interrupción - por pequeña que sea - provoque que una mala reacción en la paladina. Tras unos instantes que se le hacen eternos ve que las palabras de le barde y la presencia de Oswald calan hondo en Bathia, que parece despertar de su estupor y verles por lo que realmente son: aliados.
Aliviada, mira hacia Jen y esboza una sonrisa, viendo como su don para elegir y transmitir las palabras adecuadas en el momento adecuado han logrado ponerles en una mejor posición. Pero... ¿por cuánto tiempo? Mira hacia donde está Rolthos - vigilando a un rabioso Cruços - y hacia Vraak - que tiene su propia lucha intentando contener a Sorlg - y siente que no aún no están fuera de peligro.
Decide dirigirse a Bathia, preguntándose si ella podría ayudar a calmar de alguna forma enloquecido bárbaro.
- Lady Bathia, no tenemos palabras para describir lo que nos produce ver lo que estáis pasando. Ornym nos contó lo sucedido en el templo hace veinte años, el increíble sacrificio que realizasteis, pero haberos visto luchando y sufriendo de primera mano... es ... - mira al suelo y niega con la cabeza, incapaz de continuar por unos instantes.
Cuando vuelve a tener suficiente presencia para mirar a la paladina de nuevo, añade:
- Os contaremos por qué estamos aquí, ¿pero qué podemos hacer con respecto a Sorlg? Vraak no podrá sujetarle mucho más tiempo. Creíamos que una vez estuviérais fuera de peligro y juntos se calmaría, pero ... - la frase muere en su boca ante un nuevo rugido de Sorlg.
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La paladina mira a Nessa.
- ¿Veinte años? ¿Tan poco tiempo ha pasado? - musita algo incrédula.
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Una vez más Cruços alzó una de sus garras para atacar a Rolthos. En sus rostro se veía la furia descontrolada, la pérdida de control. Su garra se detuvo un momento en lo alto, como buscando el mejor ángulo de descenso. Pero en vez de un fiero ataque Cucos sonrió y bajo la mano lentamente mostrando el dedo índice. - Será mejor que me acerque a Bathia. - Dijo mientras se acercaba a ella, buscando la calma de la que el resto disfrutaban y allí ayudo a Vraak a retener a Slorg.
El paladín observó a lo lejos a Ashrem y le indicó con un firme gesto mostrándole la palma de la mano que permaneciese allí, alejado. No sabía cómo Slorg o Bathia podría reaccionar a su presencia, pero bien seguro que no y las explicaciones iban a ser complicadas. Echó un vistazo a el hacha que permanecía en el suelo y decidió dejarla allí. No podía traer nada bueno llevarla hasta Slorg.
- ¿Si le ponemos las cadenas en la mano, a Slorg, quizás recupere su misión inicial? - Preguntó Rolthos mientras regresaba raudo. - La contestación de Bathia le defraudó. Debía ser un acto voluntario y si no aceptaba y Bathia soltaba las cadenas, la puerta se abriría. - ¿Hay ataques tambien en los otros planos?
- No estamos aquí atrapados, estamos aquí para ayudaros. - Respondió a Bathia, intentándole darle esperanza.
Entonces se dirigió al rabioso Slorg y le agarró la cabeza firmemente, mirándole fijamente a los enloquecidos ojos. - Si no te controlas vas a fracasar en tu misión. Vuestro sacrificio habrá sido en vano. Bathia te necesita. ¡Control o fracaso! - Las palabras eran duras, cortantes, firmes. Esperaba que la más cruda realidad le llegase, que algo dentro de él aun pudiese reaccionar.
Sus palabras tuvieron poco efecto, quizás, en parte, por la falta de convicción, nadie podía echar en cara a Slorg ni su determinación ni su sacrificio . Nadie podía decir que había fracasado. Con un suspiro se encomendó a Mayaheine y rezando una plegaria inundó de luz curativa al bárbaro. Sus manos se iluminaron y el cálido y reconfortante resplandor le cerró parte de sus numerosas heridas. - Mayaheine. Si alguien merece tu bendición es Slorg. Encarna como nadie el valor y la protección. Que tu energía calme su sufrimiento y sus heridas. Deja que tu bendición le de paz y consuelo, le den sosiego. Y así, este momento, encuentre el camino hacia la justicia.
Zevatur, Rolthos
Algunas de las heridas que cubrían el cuerpo del enorme goliath se cerraron, iluminadas por la magia curativa de Mayaheine. Por un segundo Sorlg se miró el cuerpo y pareció relajarse. Levantó la mirada hacia Rolthos, que aún tenía las manos en su rostro... e ¿intentó morderlo!.
El paladín apartó la mano justo a tiempo y dio un pequeño salto hacia atrás. Cruços se interpuso, uniéndose a Vraak en su intento de contener al enrome bárbaro.
- ¡Luego el que tiene que llevar bozal soy yo! - le dice el hombre-lobo al paladín.
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Nessa no responde a la paladina, incapaz de encontrar palabras que sirvan de apoyo ante el cansancio que nota en su voz. Veinte años le había parecido un número tan elevado - tan alejado del presente - cuando Ornym les había hablado de la batalla del Templo. Y sin embargo, para quien los estaba pasando con tanto sufrimiento, la sensación era completamente distinta.
Tenía que haber alguna forma, algo que pudieran hacer para ayudar a Bathia, Slorg y al resto. Algo que aliviase la carga que llevaban en sus hombros. Habían detenido a Kelto y los sacrificios, sí, pero no podían detenerse allí. Tenían que acabar con la situación que estaban viviendo aquellas personas de forma definitiva. ¿Pero cómo? ¿Cómo?
Un nuevo rugido de Sorlg, con la consiguiente dentellada que lanza hacia Rolthos, la devuelve a la realidad. Ése es un problema que deberán plantearse, pero ahora mismo la urgencia es sacar al Goliath de la rabia que le está consumiendo antes de que termine liberándose y poniéndoles en la situación de tener que luchar con él.
Viendo como la curación de Rolthos parece tener un cierto efecto calmante en Sorlg, Nessa se decide a dirigir unas palabras al bárbaro. Quizás si lograse recordarle la persona que una vez fue ... La ranger no sabía nada de su vida, pero sí conocía nombres importantes para él: los de los Nueve, sus compañeros y amigos, con los que había compartido vivencias y luchado codo con codo. Si Jen, Julian, Cruços, Rolthos y Vraak tenían el peso que tenían en su vida, ¿acaso no sería similar en el caso de Sorlg?
Tratando de sonar todo lo calmada y tranquila posible dice:
- Sorlg, recuerda quién eres. Recuerda a tus compañeros. Ellos son tu energía, tu apoyo, tu motivación. Diente de Jade. Arcandor. Azemar. Slykmeduck. Krelzoshak. Isarana y Ornym. Bathia. - Se queda callada unos instantes con la esperanza de que estos nombres resuenen en la mente del bárbaro - Te necesitan, Sorlg. Necesitan que domines tu rabia, en lugar de que sea ella la que te domine a ti. Ayúdanos. Vuelve a ser el que eras para que podamos ayudaros a todos.
Mientras dice esto vuelve a tocar una vez más el colgante de berilio que lleva al cuello, como esperando que su contacto le traiga un golpe de suerte, un rayo de esperanza que logre iluminar la oscuridad en la que está sumido antiguo héroe.
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Pese a la distancia que les separa y el rugido del viento, el goliath vuelve su mirada hacia Nessa al escuchar los nombres de sus amigos. Por un instante el bárbaro parpadea y parece fijar la mirada en la joven ranger que le habla. Pero su rabia se impone y no deja de forcejear contra Vraak y Cruços que le llegan por el pecho al semi-gigante que extiende los brazos intentado alcanzar a Nessa.
El impetu coge por sorpresa a Vraak y Cruços, que ven cómo el goliath comienza a pasar, casi literalmente, por encima de ellos. Pero Vraak se aferra con fuerza a la cintura de Sorlg y consigue placarlo. Cruços se lanza encima de Sorlg y entre los dos consiguen detenerlo, sus pies levantan pequeñas esquirlas de la pizarra que compone el suelo.
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Viendo a sus compañeros al bode de sus fuerzas, Jen no puede evitar que se le encoja el corazón de angustia al ver al bárbaro completamente enagenado. La rabia y el odio que desprende este lugar, solo por existir es ya inconmensurable....
"Imagina estar aquí sin salida, en un limbo entre la vida y la muerte. Imagina no tener un segundo de descanso en tu alma, porque eres la resistencia que evita que se introduzca el mal en este mundo... Imagina saber que alguien hoy duerme feliz en su lecho solo porque tú te cubres de sangre..."
Imagina toda esa desgracia, concentrada en un solo cuerpo.
Yo también me volvería loco."
Y sin mediar mas palabra, Jen se adelanta hacia el trio de titanes que forcejean por resistir su propia furia y la del Goliath.Alguien detiene su marcha. Julian, querido, valiente Julian. Aferrándose a su túnica como quien agarra las riendas de un caballo.
-Jen.- Le dice el médico, con voz estricta. Por un momento Jen piensa que va a rogarle que no vaya, o a decirle "ni se te ocurra". Y sería lógico. Pero, sorprendentemente, él también se adelanta. -Y para esto me he dado la carrera? Dioses.- Y de la túnica pasa a agarrarle la mano.
Ambos se dirigen juntos hacia donde se está produciendo el forcejeo. En este momento, Vraak tiene presionado contra el suelo al Goliath. Abre la boca, incrédulo de que la delgada y fragil figura de le barde se adentre en el terreno donde se estaba produciendo la pelea.
-Maldita sea!! Estás mal de la cabeza!- Ruge el sargento.
Pero Jen se detiene junto al protector de Bathia. Coge aire, y mirándole a los ojos solo dice una palabra.
-Respira.-
No es solo una palabra, es más bien una súplica. -Respira.- Repite. E inhala aire, en parte para encoraginarse a si misme, en parte para incitar a que el bárbaro haga lo mismo.-Duele. Todo lo que haces duele. Lo se. Duele. Pesa. Quema.Pero escúchame. Escúchame y respira.- Y vuelve a inspirar aire.- Y vuelve. Vuelve, recupera la consciencia. No nos conoces, pero no hace falta. Solo escucha mi ruego. Vuelve con nosotros. El mundo necesita tu fuerza.-
Julian aprieta mas fuerte la mano de le barde, que empieza a temblar por momentos de verse expueste a recibir un golpe del bárbaro que lo deje para siempre sin consciencia. Recuerda por un momento que, afortunadamente, tiene un par de tranquilizantes de veterinario. Las ventajas e tener contactos en el mundo de los narcóticos.
-Bathia, ella te necesita. Necesita que seas consciente. Que seas fuerte, y dueño de tu fuerza. Sorlg. Eres dueño de tu fuerza. Se que quema, que es como un incendio en medio de un campo desolado, imparable, un combustible eterno. Respira. Y mira bien. Te consume por dentro. Y si eso ocurre, que será de ella? Que será del mundo?- Jen sigue hablando, con aparente voz tranquila, sin dejar de respirar profundamente entre frases, y rogando a todos los dioses que sus palabras alcancen aunque sea solo un resquicio de la fracturada mente del bárbaro. -Tienes que ser dueño de tu fuerza.-
El bárbaro intenta agarrar a le barde, pasando los brazos por encima de Vraak y Cruços que itentan desesperadamente mantener al goliath alejado de Jen. Sin duda, si le atrapara podría partirle por la mitad como una rama seca.
Con cada frase de Jen el bárbaro parece perder más en control, gritando y rugiendo. Cuando Jen dice su última palabra Sorlg lanza un alarido de furia y dolor. Un resplandor rojizo hace que todos tengan que apartar la vista. Se escucha una tremenda explosión y una onda expansiva lanza a todos por los aires, un resplandor blanco y rojo les ciega por un momento.
Cuando comienzan a recuperar la vista, tumbados en el suelo e incorporándose pueden ver la enorme figura de Sorlg elevándose amenazadora frente a la frágil figura de Jen que, por algún motivo, no se ha visto afectade por la explosión y es la unique que permanece en pie frente al inmenso goliath.
Las nubes se mueven en el cielo y un rayo de luz blanquecina atraviesa las nubes. El color rojizo del cielo ha desaparecido. La luz es débil, pero suficiente como para iluminar a Sorlg por la espalda. Sus anchos hombros se mueven al ritmo de su agitada respiración. Levanta la vista hacia Jen. Vraak sabe que no llegará a tiempo. Un brazo tan ancho como la pierna del semi-orco se levanta y una mano capaz de atrapar una sandia y aplastarla se acerca a Jen.
- Tu... - dice la voz grave y rasposa de Sorlg. Las palabras se arrastran al principio, como si le costase hablar o las tuviera que recordar. - ... Tienes razón... y valor. Sorlg está en deuda contigo pequeña... - duda -¿pequeño? - finalmente los rasgos de Sorlg se ensanchan en un gesto que ninguno de ellos pensaba que serían capaces de ver. - Hermanite! - sentencia el bárbaro y apoya su manaza en el hombro de Jen.
Una lágrima recorre la traslúcida mejilla de Bathia.
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Nessa se levanta rápidamente tras la explosión, preocupada por Jen, y no es hasta que ve a Sorlg hablándole y apoyando su enorme manaza sobre elle, que no vuelve a recuperar la respiración.
Visiblemente aliviada, pero bastante dolorida, se aparta unos pasos del grupo y aprovecha esos instantes para recomponerse un poco, respirando varias veces profundamente para calmar sus nervios. El combate ha sido excepcionalmente duro. Un carrusel emocional en toda regla en el que ha perdido el control de sí misma como nunca antes le había sucedido, hasta el punto de incluso llegar a atacar a Vraak - precisamente a Vraak -, y además demasiado cercano para ella, que está acostumbrada a luchar desde la distancia.
Cuando el resto del grupo se recupera y empieza a hablar con Bathia y Sorlg, la ranger vuelve a acercarse. Con el peligro más inminente solucionando, deben plantearse los siguientes pasos. El más acuciante, ¿cómo salir del semi-plano en el que están? ¿Y qué van a hacer con Ahsrem? Fijándose en que de momento se mantiene en la distancia, Nessa se mantiene vigilante mientras el resto inicia la conversación con Bathia y Sorlg.
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Tras la explosión Rolthos se empezó a incorporar rápidamente, pero las palabras de Slorg le detuvieron en el acto dejándole medio arrodillado. Observó la escena mientras asimilaba la recuperación del rabioso bárbaro. Al fin susurro para si mismo “Bien, Jen” mientras movía levemente su apretado puño en contenida señal de victoria.
Tras levantarse y recuperar algo de dignidad se dirigió hacia el atormentado bárbaro. - Me alegro de que hayas regresado Slorg. Así Mayaheine te bendiga por mostrar inconmensurable valor, irreductible defensa de Bathia y el sello y, finalmente, inquebrantable sentido de la justicia. No he conocido a nadie que se lo mereciera mas que vosotros. – Dijo mientras les hacia una reverencia mostrando su respeto.
Zevatur, Rolthos
Jen sonrie nerviosamente, dejando escapar un "umph!" cuando Sorlg le pone la mano en el hombro. -
Es entonces cuando Rolthos intercede, dirigiendose al bárbaro con el mayor de los respetos. Eso le da tiempo a Jen a dar un paso a un lado y abrir el círculo para que el resto entren en conversacion.
Con algo mas de suavidad, Julian apoya la mano en la espalda de le barde, que deja escapar un suspiro que mo sabía que estaba conteniendo. Toda la tensión sale de su cuerpo y parece que se deshincha.
-Dioses.... No pensé que funcionaría.- Dice Jen, con una risita nerviosa. -Jaja... No pensé, a secas.
-Pero ha funcionado- Comenta el médico sin dejar de frotar la espalda de Jen de manera tranquilizadora, y asiente. -Ha sido impresionante.
- JAJAJAJA Los humanos seguis usando muchas palabras - contesta Sorlg al paladin mientras se acerca a la puerta y a Bathia.
Acaricia delicadamente el rostro de esta, con la palma vuelta hacia arriba y rozándola apenas con un dedo. Este gesto tan delicado en manos del enorme y peligroso guerrero lo hace aún mas delicado y tierno.
La paladin le sonríe entre agradecida y apenada.
- ¿Estas seguro? - le pregunta
- Aparta - le dice él sonriendo con seguridad.
La guerrera se aparta un poco, sin soltar las cadenas, y le ofrece una al gran goliath, el cual estira su espalda una vez más antes de volver a sujetar las cadenas. Extiende un musculoso brazo hacia ellas y cierra la mano en torno a los grandes eslabones. Y su mano la atraviesa limpiamente.
- ¿QUE?! - pregunta hacia las cadenas. Intentando cogerlas una y otra vez pero sus manos continúan atravesando las cadenas y la puerta como si no estuvieran allí.
Una preocupada Bathia le calma y Oswald Glimfeather Tercero vuela hasta su cara para hablar con él, temiendo que vuelva a caer en la rabia incontrolada de antes.
- Sorlg, escucha escucha - le dice poniéndose ante sus ojos y el semi gigante parece ser consciente de su presencia por primera vez - Prometo usar menos palabras que los humanos esta vez -
El bárbaro se calma y aparta un poco de la puerta y sonríe ante las palabras del buho
- Eso sí que sería un prodigio. Oswald Glimfeather Tercero ahorrando en palabras - los tres sonríen ante la broma de su viejo amigo. El gran Goliath se sienta en el suelo - ¿Por qué esta estúpida cadena no me deja cogerla más? -
- Me temo que al soltarla para luchar has modificado el hechizo que te unía a ella. Si mi teoría es correcta, no podrás volver a tu puesto a su lado. Lo... lo lamento - termina Oswald Glimfeather Tercero mirando a Bathia.
- Esta bien - le contesta ella y repite mirando al goliath - Esta bien. De veras. Al menos tú podrás protegerme de los demonios. Pero no podemos dejar que vuelva a pasar lo de antes -
- No paraban de llegar - dice él, como si tuviera que excusarse - ¿Cuantó tiempo estuvimos luchando Bathia? ¿Por qué ya no vienen más? - parece preguntar a su amiga.
Todos se dan cuenta que, si no hacen un esfuerzo por mantener la atención en ellos es como si dejaran de verlos y los olvidaran, incluso parecen haber olvidado a Oswald Glimfeather Tercero que acaba de hablar con ellos. Su extraño estado entre dos realidades parece hacerles dificil seguir centrados en la que se encuentran ellos.
- No lo sé... pero me alegro de que puedas descansar un rato. ¿Dónde está tu hacha? -
Sorlg miró sus manos vacías y miró en el suelo a su alrededor, algo confuso
- No lo sé... me la quitó ese otro guerrero. Era muy fuerte... -
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Al ver como los dos héroes parecían olvidar los acontecimientos recientes Rolthos sintió una mezcla de pena y alivio. Aunque parecía que no podían recordar bien, al menos parecían olvidar parte de los acontecimientos más recientes y quizás ese olvido les hiciera su condena algo más llevadera. Miró a Vraak y al hacha que yacia en el suelo, quizas el se la podria acercar.
- Bathia, Solrg. Una de las razones por la que estamos aquí es para ayudaros. Acabamos con el clérigo que hacia los sacrificios que mandaban los demonios. Eso se ha acabado. Pero necesitamos hacer más para acabar con esta precaria situación – Dijo señalando la resquebrajada puerta - ¿Que nos podéis contar del orbe y las gemas?, podemos ir a por ellos.
Zevatur, Rolthos