El paladín recupera la conciencia viendo a Nessa curarle, si sonrisa al verla dura poco. Rápidamente se incorpora dispuesto a seguir luchando, pero la triste imagen de los hermanos muertos le para en seco. Tan solo siente a las palabras de Nessa, curar a Jen. Con la mirada llena de tristeza se dirige a curar a Jen.
- Odio las mentiras. - Susurra para si mismo mientras cura a Jen.
Una cálida sensacion devuelve al cambiaformas a su consciencia. Con un lento movimiento se lleva la mano a la cabeza al despertar. Lo primero que ve es el techo de piedra, negro como el carbón. Cuando su vista se aclara lo suficiente como para distinguir que, efectivamente, el techo es de piedra, el resto de sentidos atacan su cuerpo sin piedad. El sabor de la sangre en la boca. El olor a muerto, hongo y podredumbre. El sonido de su propia respiración, y los pasos de alguien alejándose de él. Y el tacto de la fria piedra contra la herida de su espalda, en carne viva.
-Ugh...- Se queja, gruñe y se retuerce, contrayendo su cuerpo tratando de incorporarse. Se marea y siente que va a vomitar. Si tan solo pudiera apartarse el pelo de la cara....
El pelo. El pelo. Es largo. Es azul. Los ojos se le abren de par en par, y levanta las manos para, efectivamente, ver que su precioso tono de piel azulada había cambiado a ser blanco como la leche. Oh no. Oh no, oh no, oh no.
Su respiración empieza a agitarse, inconscientemente. Oh no. Se toca la cara, los huesudos pómulos. Su nariz chata comparado con la graciosa nariz respingona de su otro "yo" Oh no. Y entonces viene a su mente el recuerdo de lo que estaba haciendo cuando cayó inconsciente. Huir. Huir por su vida. Huir de una muerte segura dejando atrás todo lo demás. Mira al grupo. Están todos en el suelo, vivos, a salvo. Siente que ha sido por los pelos y eso hace que se forme un nudo en su gargante, que le tiembla el labio y los ojos se le llenan de lágrimas. Iba a huir y a dejarles. Iba a hacer caso a su pánico y a su faceta mas cobarde. Se siente asqueado consigo mismo. Y ni siquiera sabe si respirar ahora es buena idea.
Observa al grupo, buscando la mirada de cualquiera de sus miembros. Algo que le diga si debe correr tan lejos como pueda, o quedarse, y que los dioses decidan su destino, si la muerte no era para él hoy.
Cuando Rolthos cura a Jen respiro con alivio. Estamos malheridos, pero al menos estamos todos vivos. Apoyando una mano en el paladín y otra en el cambiante, y haciendo un gesto hacia Será, digo:
- Por un momento temí perderos ... me alegro teneros de vuelta.
Luego miro con preocupación al paladín cuando le oigo decir que no le gustan las mentiras. ¿Vamos a tener problemas ahora que se ha descubierto el verdadero ser de Jen? Cuando Rolthos se va, hablo con le barde quedamente:
- Hey ... Ojos de Luna, no te preocupes. Es la reacción inicial, pero ... se le pasará.
Apoyo un brazo en si hombro para animarle. Su cara es de visible preocupación y aunque mis palabras solo son palabras, espero que entienda que puede contar conmigo.
- Perdona. Tengo que ir a ver los cadáveres ahora, pero si necesitas hablar ... ya sabes.
Con evidentes esfuerzos me levanto y me dirijo hasta donde están los cadáveres que ya está examinando Rolthos. Lo primero que hago es buscar los anillos que nos describió Kerowyn. Desanimada, miro al paladín y le digo:
- Sabíamos que era difícil que estuvieran con vida, pero no esperaba que los tuviéramos que matar nosotros. ¿Cómo le vamos a decir esto a Kerowyn?
Continuó revisando los cuerpos, prestando especial atención a la piel-corteza, y al hecho de que al tacto parecen ser más de madera que de carne. ¿Qué clase de hechizo les ha hecho así? También miro entre las pertenencias de los hermanos, por si hubiera algo de interés.
(Investigation: 16)
- Por cierto, Rolthos, ¿tienes algún arma? ¿Sigues necesitando mi espada?
Decir que la cara del pobre changeling se desencaja en una mueca de incredulidad ante las palabras de Nessa es decir poco. Preparado como estaba para poner pies en polvorosa, se encuentra con que su cuerpo no responde a ninguna orden.
Abre la boca. La vuelve a cerrar. La vuelve a abrir pero no encuentra nada util que decir asi que la vuelve a cerrar. Si sus ojos no estuvieran sujetos a su craneo se le hubieran caido de lo mucho que los tenia abiertos.
Oh, es verdad. Ahora que alguien le ha mirado a los ojos, estos son de color blanco completo. No es que no tengan iris o pupilas. Si los tienen. Pero son blancos.
-Uh... Erm..- Balbucea, incrédulo. Aunque Nessa ya se ha alejado de él, investigando los cuerpos. Con pasos tímidos se va acercando al grupo, tratando de limpiarse la sangre con la manga.
-Uh.... Alguien...- Carraspea al escuchar su propia voz, una mezcla de ecos masculino y femenino. Traga saliva, pero sabe a sangre. -Alguien necesita ayuda?- Ofrece su mano, en la que brilla un pequeño destello de energía curativa.
Poco a poco los compañeros se recuperan de las heridas de esta última batalla. Sin duda han estado muy cerca de perecer esta vez.
Entre Nessa y Rolthos, mientras Jen utiliza los pocos recursos mágicos que les quedan para sanar las heridas más serias del equipo, comprueban los cadáveres de sus enemigos.
Los seres arbóreos, como en otras ocasiones, parecen un amasijo de ramas y palos. Del temible Ojo de Fuego y Llama sólo queda la túnica roja ajada por el tiempo y unos cuantos huesos carbonizados. Los cuerpos de los hermanos y del druida demuestran ser mucho más interesantes.
La piel del druida ha comenzado a tornarse entre gris y marrón, y en varios puntos se adivinan bultos negruzcos de los que comienzan a salir esporas y hongos. Por pura precaución no se demoran mucho, recordando las temibles esporas que les quemaban los pulmones durante la batalla. Nessa y Rolthos utilizan guantes y se cubren la cara para examinar el cuerpo. No encuentran mucho que sea aprovechable, salvo una llave colgando de una tira de cuero rodeando su cuello.
Los dos hermanos requieren unos minutos más de estudio. Parece como si todo su cuerpo se hubiera convertido, de alguna manera, en madera. Tienen sangre, pero es más parecido a savia de un árbol que a la sangre de un mamífero. Es como si les hubieran replicado por completo con corteza de árbol. Su pelo son ramas muy finas y hojas entrelazadas, la barba recortada del guerrero es como líquen. Es hermoso y a la vez perturbador.
Nessa encuentra los dos anillos en sus manos. Sharwyn tiene un cinturón con componentes para hechizos de mago, y su hermano aún lleva puesta su armadura. El escudo y la espada, reluciente, descansan en el suelo a un lado, olvidados tras el último enfrentamiento con Cruços.
Mientras tanto, el cazador de sangre se interna aún más en el jardín, hasta llegar a la base del enorme árbol que domina la parte sur de la caverna. A su alrededor surgen más ruinas y más estatuas según avanza. El ramaje del árbol se extiende sobre su cabeza, su enorme tronco ascendiendo, elevándose amenazadoramente sobre él. De vez en cuando, gotas de humedad caen al suelo desde las ramas. Es el único sonido que Cruços puede escuchar mientras avanza. En el centro del tronco, Cruços observa algo extraño, una forma retorcida que parece tallada en el mismo centro del árbol.
Se aproxima para verla mejor, ayudándose de la antorcha para ver bien de qué se trata. No puede evitar dar un respingo.
En el centro del árbol hay tallada una figura humana, brazos y piernas extendidos a los lados, el torso elevado, el rostro del hombre vuelto hacia arriba, sus labios abiertos en un grito de agonía eterno, el pelo extendido a los lados hasta perderse en la corteza, formando parte de esta. Cruços observa que los colmillos del hombre son más grandes de lo normal, y su experto ojo se fija en las largas uñas en las que terminan sus dedos. Todas los extremos del cuerpo se difuminan en la madera para formar parte del árbol, es como si la madera del árbol fuera la superficie de un lago y la figura se estuviera sumergiendo en él. Es una talla macabra, pero exquisita, reproducido hasta el más mínimo detalle. Del centro del torso del hombre sobresale el extremo de un asta de madera, que atraviesa el pecho de la talla. Cruços no sabría decir porqué, pero le da la sensación que el árbol crece desde ese punto.
El cazador observa dos cosas más en el árbol o cerca de él. Hay una pequeña manzana roja colgando de una rama baja, al lado derecho de la talla. El fruto es pequeño y puede que no esté maduro aún, pero parece bastante apetitoso.
A un lado del árbol, algo torcida ya que las grandes raíces del árbol han horadado el suelo bajo ella, hay una estatua de una guerrera con una espada en alto y el otro brazo levantado sobre el pecho, como si portara un escudo.
"La estaca no mata a un vampiro, solo le detiene, eso nos enseñaban sobre los malditos chupasangres. Esta ha sido tu prisión durante eones y hoy será tu tumba..." - El rojo fruto llama la atención del cazador - "Si es así, ¿tal vez el druida estaba manipulando tu dormitante esencia para beber de tu poder a través de este árbol? JAJAJA, al vampiro le han chupado su energía, bonita justicia poética" - Cruços mira a sus espaldas y ve cómo sus compañeros aún están sanando y registrando los cuerpos de sus enemigos - " Bien fruto maldito, tú te vienes conmigo, tienes secretos que contarme para ayudarme a cazar a Zalphyros y dudo que ninguno aprobase esta investigación" - musita para sí, mientras desliza la roja manzana en su atillo.
Al pie de la estatua ve el escudo de piedra, con símbolos muy similares a los de la espada que aún tiene Lo-kag. Debió desprenderse de la estatua tiempo a, cayendo a tierra hasta que lo atraparon arbusto y helechos. Clava las dos estacas en el suelo y con la garra sana, hurga hasta que consigue recuperarlo.
Justo en ese momento y al mismo tiempo que el poder de su transformación se desvanece volviendo a su forma humana, llega Nessa la cazadora hasta el pié del árbol. Cruços le tiende una de las antorchas.
- Vamos, quememos este árbol y abandonemos este jardín. Necesitamos descanso, será bien merecido.
Desde las raíces hasta las ramas, entre los dos van creando diferentes puntos de ignición, hasta que parece claro que quedará completamente reducido a cenizas.
Mientras caminan para reunirse con el grupo, Cruços le inquiere preocupado.
- Parece que solucionamos dos de las intrigas que nos acontecen y surge una más. Nessa, estoy preocupado. Jen se ha desvelado como lo que intuía que era, una changeling. Esta raza es sirviente de Iuz, el demonio que ha conquistado y arrasado las tierras de Tenth. Comandados por este, son maestros de mentiras, espías e infilitrados. Les he visto actuar muchas veces ganándose la confianza de grupos enteros, luchando a su lado y siendo el enemigo invisible como uno más, antes de revelar su identidad en trampas que les llevaban a su perdición. No sé qué demonios trae a una criatura semejante tan al sur, ni cuales han sido sus intenciones. ¿Atrapada en mitad de unas ruinas milenarias? ¿Justo cuando nosotros pasábamos tranquilamente por aquí? Demasiada casualidad, su historia hace aguas por todas partes. Y no sé qué podemos hacer para conseguir derribar sus patrañas sin arriesgarnos a que nos traicione en el momento más inesperado. Escuché cómo te preguntaba si tu magia tenía posibilidad de comunicarse con el exterior, justo antes de que nos emboscasen - Cruços se detiene y sujeta por los hombros a Nessa - Temo que esté usándote para ganarse la confianza del grupo y no soy capaz de entrever cuales son sus verdaderas intenciones en estas ruinas. Por favor, desconfía, hasta que se nos ocurra como averiguar sus intenciones.
Con el árbol impío ardiendo de fondo, a medio camino del resto del grupo que ya está esperando para partir a lugar más seguro, el cazador ruega por que su advertencia cale en su compañera y no verse envuelto en los ardides de los demonios de Tenth... Otra vez.
A la madera le cuesta un poco prender por la humedad del ambiente, pero con la ayuda y conocimientos de Nessa finalmente lo consiguen. Llaman a Seth, que aunque herido es el que mejor se encuentra, y entre los tres consiguen que el gran árbol comience a arder.
Cruços deja que Seth se adelante para ayudar a levantarse a Sera y este confía sus sospechas con su compañera más antigua.
Ambos sienten el calor creciendo a su espalda. La madera cruje y cede ante el devorador fuego. Todos escuchan un quejido, un gemido largo mezclado con un crujido aún mayor mientras las llamas envuelven la figura tallada en la madera. Cruços y Nessa salen corriendo para evitar que ninguna rama les caiga encima. El fuego devora el Árbol de Gulthias. El humo comienza a llenar la caverna, sin ser capaz de poder evacuar por los respiraderos que debe tener en el techo.
Los compañeros llegan a la antesala que daba al jardín y se dejan caer, exhaustos. En el fondo de la caverna pueden verse las sombras que crea el árbol al arder. A Nessa se le ocurre una idea, aunque no espera que funcione, se levanta y camina hasta la puerta que está solo a unos metros remontando el pasillo. Mete la llave que le quito al druida y esta gira! Excitada llama a los demás y entran en una habitación que parece ser el dormitorio y estudio del druida. Una cama, simple pero robusta, está en la pared este. Hay un baúl a un lado y una gran mesa con algunos frascos y recipientes con hongos y sustancias de aspecto cuestionable. Seth hace un exhaustivo reconocimiento de la sala y determina que es seguro descansar allí, aunque le recuerda a todos que igual es buena idea no tocar los hongos del druida.
En unos cajones que tiene la mesa hallan un diario. Al parecer el druida se llamaba Belkar el Exiliado. Quizá uno de ellos pueda leerlo mientras descansan un poco. En una caja en la mesa encuentran dos grandes manzanas. Una roja y una blanca. Tienen el doble de tamaño que una manzana normal. En el baúl hay un cofre con monedas de oro, plata y cobre.
- He visto frutos similares entre las ramas del árbol que acabamos de quemar, no toquéis esas manzanas - advierte el cazador al grupo. - Si no tenéis inconveniente, me gustaría estudiar el diario de Belkar el Exiliado, arrojará luz a todo lo que nos ha acontecido.
Jen se apoya en la pared y poco a poco se desliza hasta el suelo, donde se desploma.
-Tengo la sensación de que ese arbol estaba vivo....-Comenta en alto, sin dar importancia ya al doble eco de su voz y lo raro que debe de sonar para todos. Está tan cansado y la adrenalina le da tal bajón que no puede casi ni moverse. -Quizá hemos matado a otra víctima de ese druida... Pero si yo estuviera así, creo que mi petición sería también que me matasen... -Se queda pensando unos segundos, mirando al techo.
-Por cierto. Que vais a hacer ahora? Habeis encontrado a los hermanos que buscabais. Aunque no en la mejor de las circunstancias. Qué pensais de todo esto? -Empieza a rebuscar en su mochila una de sus raciones de comida y la mordisquea mirando uno a uno a los componentes del grupo, esperando su respuesta.
Nessa no puede evitar temblar ante los chillidos que provienen del árbol mientras este arde. ¿Quien tenía tanto poder como para atrapar a un vampiro de aquella manera? Imaginaba que no habría sido el druida, o si había sido él, no lo había hecho solo. Recordó el nombre de Ryndor, que mencionó Garra Roja. ¿Acabarían teniendo que enfrentarse a ese ser también, fuera quien fuera?
A la ranger le preocupan estos pensamientos sobremanera. Faltó poco para que no sobrevivieran al encuentro anterior, y cada paso que avanzan en la mazmorra las dificultades incrementan. ¿Cuanto tiempo pasaría hasta que dieran con el enemigo que acabase con ellos definitivamente? Nessa camina en silencio, cansada, dolorida ... hasta qu Cruços le cuenta lo que piensa de Jen.
- ¿En serio crees que Jen es capaz de todo esto que cuentas? Ya la has visto. Cuando la encontramos unos gnoll la estaban usando de diana y en sus primeros combates prácticamente no sabía cómo colocar un virote en la ballesta ni dónde colocarse para no bloquear a sus amigos. Respecto a lo que dices de comunicarse con el exterior, creo que hay una explicación sencilla. ¿No te has dado cuenta de cómo mira su alianza cada dos por tres? Creo que dejó a alguien atrás con quién quiere volver a hablar.
Nessa se queda en silencio durante unos instantes, y luego añade:
- No sé, Cruços, ¿no te parece que tanto tiempo en este lugar te está haciendo dudar hasta de tus aliados?
Pero luego, conciliadora, dice también:
- De todas maneras, no olvidaré tu advertencia. Estaré atenta. Tú no hagas ninguna locura, que nos conocemos, y ahora mismo nuestra prioridad es salir de aquí con vida. Suficientes enemigos tenemos a nuestro alrededor como para añadir uno más...
Mientras cargamos el escudo hasta nuestros compañeros, y de camino a probar la llave que portaba el druida, voy pensando en la advertencia de Cruços. ¿Podría ser cierto? Repaso mentalmente mis conversaciones con Jen y lo que he hablado con ella, en busca de algún dato que me haga pensar que pueda tener intenciones ocultas. (Insight: 15).
Cuando entramos en la habitación y los compañeros la revisan y al ver que no hay peligro, me siento en la cama y lanzó un largo y sonoro suspiro. ¡Una cama de verdad! Cuanto había soñado por descansar de nuevo así, en lugar de sobre el suelo frío y duro. Con una risa, y un poco para alegrar el espíritu, dice:
- ¡Lucharé contra quién pretenda moverme de aquí!
Luego se quita las armas, la mochila y el peto, y se apoya la espalda. Luchando contra el sueño que empieza a asaltarla, responde a Jen:
- Los hermanos no eran la única razón por la que hemos venido aquí. Principalmente teníamos que buscar este escudo, que nos permitiría -un bostezo la interrumpe - ... esto.... si, continuar con la misión de ....
- Yo le daré la mala nueva de nuestro nuevo fracaso. - Responde a Nessa casi sin animo. Crucos había gritado exultante en la victoria, pero para Rolthos aquello sabia a amarga derrota. - Es posible que ellos mismos eligieran este destino, que el deseo de poder les llevara por este camino. - Dice tras examinar los cadáveres. - Mas esa infame posibilidad no llegara a los oídos de Kerowyn.
Luego tras examinar los cuerpos coge la espada y escudo del guerrero. - Poseo una hoja metálica de glaive de repuesto, pero hasta que consiga una asta para montarla, es inútil. De momento usaré esta espada y escudo, el ya no las necesita. Toma tu espada... gracias como siempre un placer luchar a tu lado. - Después al ver a Cucos preparar un fuego al árbol decide aproximar los cadáveres al fuego. - Mejor que ardan en fuego purificador, aquí abajo los cadáveres tienen la desagradable manía de animarse. Y no tengo fuerzas para enterrarlos.
Mientras los compañeros entran a la sala Rolthos se queda algo rezagado, mirando desde lejos con melancolía la escena del árbol ardiendo. Apenas presta atención a las palabras de Crucos. - Adelante, lee... quizás arroje algo de luz en todo este asunto. A mi luego también me gustaría echarle un vistazo.
Rolthos mira seriamente a Jen antes de contestar. - Nuestra misión aquí ha acabado. Pero... Pero me gustaría que leyésemos el diario antes de salir de aquí. Si hay algo más que emponzoña estas ruinas, me gustaría acabar con ello antes de salir de aquí. No entiendo muy bien quien o que pintaba la calavera flamígera. Por poner mencionar alguna de las incógnitas que aún quedan aquí.
Mientras el árbol empieza a arder, Rolthos, no sin esfuerzo, consigue llevar el cadáver del druida lo suficientemente cerca como para que sirva de pira funeraria.
Cuando llega al cuerpo de Sharwyn y Talgen se queda estupefacto. Los cuerpos han empezado a humear, y entre las grietas de su piel como corteza, se adivinan las trazas del fuego. Como ascuas, los cuerpos comienzan a arder a la vez que el Árbol es pasto de las llamas. Rolthos no tiene que mover los cuerpos, su destino parecía ligado al del Árbol.
Jen poco a poco va cerrando los ojos, vencido por el sueño y el bajón de adrenalina
-Avisadme cuando... Haya que hacer guardia....- dice antes de caer dormido como un bebé, hecho un ovillito junto a su mochila.
Durante el tiempo que duerme se le puede ver suspirar algunas veces el nombre de "Julian" y darse la vuelta. Revolverse un poco y quejarse de dolor antes de volver a caer en un profundo sueño.
Cruços pasa su guardia leyendo el diario hasta que es relevado por Rolthos. Además de oler en la distancia como la madera arde, escucha atentamente la respiración de Jen, para asegurarse que está dormida.
- Compañero, este diario arroja luz sobre lo aquí acontecido. Mañana os lo relataré a todos. - se estremece preso de la fiebre - Cuando finalice tu guardia, descansa, esta herida en la mano me está devorando por dentro y necesitaré tu ayuda... - mirando a Jen fijamente con semblante taciturno y preocupado - además de otras de las artes que domináis los paladines en lo que a dilucidar la verdad se refiere. Buenas noches.
Con dificultad, se desprende de su ligera armadura de cuero y se dispone a descansar. Al pasar unas cuantas horas, la necesidad de escupir un gargajo con coágulos de sangre le despierta durante la última guardia, la de Nessa. Saluda sonriente, recuperado del combate, pero exhausto y pálido por lidiar con la infección. "¿Habrá reflexionado la cazadora sobre el terrible peligro que corremos si mi temor es cierto? No solo nosotros, sino todo el reino... Espías de Iuz más allá de las fronteras de Tenth. Si no somos capaces de dilucidar la veracidad de la historia de Jen, podemos estar abriendo las puertas al peor enemigo en casa..."
El cazador se mueve pesadamente y recoge todas sus pertenencias. Se viste su armadura y ciñe el arma al cinto. Cuando el resto del grupo va despertando, les congrega para desayunar; ellos creen que ha de hablarles sobre lo que aprendido del diario de Belkar el Exiliado, pero la historia que ha de contar es otra. Cuando todos están sentados, él busca un sitio enfrente de Jen, con Sera y Rolthos a un lado, Nessa y Seth al otro (por ejemplo :) ) Deja su arco justo a su espalda, en el suelo, a mano para ser empuñado si fuese necesario.
- Permitidme que antes de hablaros sobre lo descubierto en el diario, os relate una historia. Algo que me ocurrió durante los años que pasé en Tenth. Como ya habréis escuchado alguna vez, por mi boca o la de tertulianos en tabernas, es tierra ocupada por el ejército de Iuz. Vivíamos como nómadas, sin las comodidades de ciudades ni aldeas, grupos variopintos de rebeldes cuyo único objetivo era dificultar lo más posible cualquier acción por parte de esos demonios. - Hace una pausa y mira uno a uno a todos - un poco como nosotros, gente que se juntaba aleatoriamente, con habilidades dispares, sin pasado pero con un objetivo común. Cuando encontrábamos a algún aventurero perdido, único superviviente de su antiguo grupo, se unía al pelotón como uno más. - hace una pausa, rememorando.
Ocurrió una vez que un guerrero se unió a nosotros. Era diestro con el arma y un hábil rastreador. Nos contó como era originario de un pueblo de Tenth. Todos los jóvenes del lugar se levantaron en armas para combatir contra el ejército invasor, sólo para descubrir meses después que mientras batallaban, su hogar había sido arrasado. No tenía donde volver y por supuesto le acogimos. Luchó con nosotros. Sangró con nosotros. Lloró con nosotros todas y cada una de las pérdidas que sufrimos. Sus habilidades rastreadoras nos salvaron de varias emboscadas y nos ayudó a tender otras tantas, matando tantos demonios que perdimos la cuenta... Hasta el día del concilio.
Cuando varios pelotones nos juntamos en un asentamiento, para descansar, unir fuerzas y trazar una estrategia eficiente. Aquél día, un contingente de demonios mayor del que habíamos visto jamás, nos rodeó y aniquiló. Apenas habíamos parado dos días en un claro, no era posible que Iuz nos hubiera rastreado y movilizado a semejante fuerza en tan poco tiempo... A no ser que un espía nos hubiese traicionado desde dentro.
Cruços detiene su narración, preso del dolor por el recuerdo. Mira fijamente a Jen. Rechina los dientes y casi podría escucharse un gruñido sordo en su garganta.
- El guerrero que acogimos era un cambiante. Un changeling. Los pocos que escapamos de aquella terrible masacre pudimos comprobar como no fue una casualidad. El ejército de Iuz comandaba la raza de changeling, como los espías infiltrados perfectos, mentirosos perfectos que eran capaces de hacerse pasar por aliados, agentes durmientes indetectables a toda magia que sólo esperarían el momento de asestar el golpe más doloroso. Hubo incluso casos de prisioneros rescatados que no eran más que caballos de Troya (NO SÉ CÓMO HACER ESTA REFERENCIA!!! XD)
Hace una pausa corta, solo para ver la reacción de sus compañeros.
- Aprendimos la lección. A partir de entonces, se corrió la voz y solo se admitieron nuevos consortes, sI no pasaban por el círculo del paladín. Una magia que dominan los sirvientes a los dioses, un círculo donde aquellos que están en el interior no pueden mentir. Disfruté la primera vez que uno asqueroso traidor espía se vio descubierto, disfruté viendo la cara de terror al ver cómo se vío consciente de no tener escapatoria alguna. Disfruté sus entrañas...
- Y... esto nos lleva al día de hoy, donde una pequeña barde resulta no ser tal, donde es sabido que Iuz está en campaña para extender sus fronteras más allá de Tenth. Donde podemos estar siendo la coartada de una espía que ha descubierto su ser, sin querer, al caer moribunda.
Mira a Nessa - Ayer compartí mis sospechas contigo y dijiste justo lo mismo que dijeron los compañeros incrédulos la primera vez que oían hablar de nada semejante. "Pero si la descubrimos presa". "Pero si ha estado a punto de morir por nosotros". "Pero si apenas sabe sostener una ballesta". Yo mismo podría decir las mismas palabras de aquél guerrero que acogimos sin dudar.
Mira a Sera y a Rolthos - Solo si disponéis de la capacidad de usar la magia del círculo de la verdad podemos llegar al fondo de esta cuestión. Mientras tanto, su mera presencia puede estar comprometiendo tanto nuestra seguridad como la del reino.
Se recuesta, tenso, pero calmado.
- Bién compañeros, antes de continuar, antes de desvelar los secretos de Belkar el Exiliado, ¿cómo queréis manejar esto?
Nessa no ha logrado descansar tan bien como le hubiera gustado. A pesar de caer rendida rápidamente, el sueño ha sido intranquilo, plagado por una amalgama de imágenes espeluznantes productos de todo lo vivido en las últimas horas. Lo último que soñó antes de que Cruços la despertara para su guardia fue cómo intentaba curarse las heridas del combate, pero en vez de manar sangre éstas goteaban savia, y cuando las examinaba en profundidad, en lugar de carne ... había corteza.
Desde luego, agradeció ser despertada.
Pasó su guardia bastante más tranquila, y se entretuvo limpiando y amolando su espada. También comprobó el estado de su arco, ajustando la cuerda que estaba un poco destensada. En cuanto llegaran a Greyhawk intentaría buscar un arco nuevo, más robusto.
Cuando sus compañeros se levantan, se sientan en círculo y desayunan con hambre. Y cuando el cazador de sangre empieza a contar su historia ... Nessa se preocupa, intuyendo a dónde va a llegar. Había dejado de pensar en su preocupación por Jen en cuanto llegaron a la habitación de Belkar, tal fue la fuerza con la que el sueño y el cansancio la golpearon.
Cuando Cruços menciona la palabra 'changeling', la ranger no puede evitar cruzar una mirada preocupada con Jen. Y luego, volviendo a mirar al cazador, intenta mostrarse conciliadora:
- Bueno, entiendo tu preocupación, Cruços. Desconocía esa parte de tu pasado y viendo cómo fue, puedo entender tu deconfianza.
Luego me acerco a Jen y apoyo una mano en su hombro:
- De todas formas, yo le daría un voto de confianza. Primero porque no me ha dado ninguna razón para desconfiar. Y segundo, porque lo que pasó aquella vez en Tenth no debe condenar a una raza entera. Es como si ahora fuéramos a desconfiar de cualquier humano solo por el hecho de que otros hagan el mal, ¿no crees?
Luego pauso, meditando un momento y añado:
- En cualquier caso, si por el bien del grupo queréis hacer una Zona de verdad, yo también la puedo hacer.
Tras un reparador sueño en el que Jen no sabe si quizá ha muerto y ha vuelto a resucitar, se despereza con un sonoro bostezo. Se cruje los huesos de la espalda y de los brazos, y se retira el alborotado pelo azul de la cara.
-Buenos días princesaaas~- canturrea, visiblemente de mejor humor tras haber podido dormir en paz. No se ha molestado en ocultar su aspecto, puesto que se ha levantado con la idea de actualizar su máscara una vez vuelva a cambiar y aún no tiene claro como debería ser.
Desayunar junto con los demás, y cuando Cruços empieza a relatar su historia se cruza de piernas escuchando atentamente, sonriente. Por una vez no era él quien contaba el relato, y tan agradable era ser narrador como oyente. Sin embargo, mientras el cazador de sangre avanza en su historia, no puede evitar removerse un poco el el sitio. Jo, tenía que ser todo tan dramático? No podía haber algo de romance? Cruços le estaba mirando mucho, y eso hace que se aienta incomodo. En uno de los momentos desvia la mirada al suelo, solo por el hecho del nerviosismo que empieza a sentir. Cuando el cazador llega al punto álgido de la historia, mencionando a los de su raza, levanta la cabeza y se pone tieso como un palo. Su cara es de sorpresa máxima, y siente como sus orejas empiezan a enrojecer. Luego sus mejillas y finalmente su nariz. Se pone en pie bruscamente, indignado ante la sugestión de que sea un traidor.
-Como te atrev.....?!- No termina la frase, puesto que Nessa, su amiga, se pone de pie y a su lado. Por un momento respira aliviado, pensando que la cazadora va a salir en su defensa con uñas y dientes. Pero esta se muestra prudente, y sugiere hacer ella misma el hechizo de zona de verdad.
-Qué?! NO! -se zafa del agarre de la exploradora, alejandose un par de pasos de ella con los brazos cruzados en posición defensiva. -No pienso airear mis trapos sucios en encerrona. No! Mi intimidad es mía, y si me hubieras preguntado amablemente os lo hubiera contado de corazón.- Su voz tiembla y tiene que respirar para seguir. -Pero estas no son formas. -
Señala a Cruços con dedo acusador -Te crees muy guerrero pero no eres más que otro cerebro de chorlito con prejuicios! Hambriento de poder y gloria! No pienso contarte nada sobre mi vida, no me tengo que justificar ante ti! - Y escupe en el suelo. Ni siquiera él entiende realmente la rabia que arde ahora por todo su cuerpo. Sus palabras no son suyas, y parece que está escupiendo veneno. Pero la verdad es que sin de traicionado, y encerrado por los que pensaba que eran sus amigos.
Su pelo se vuelve rojo, su piel de color carbón, sus iris enrojecen y su cara adquiere facciones más duras, robustas. Inconscientemente está cambiando su aspecto a una de sus máscaras.
Nessa, apesadumbrada, siente que debería decirle algo a su amiga. Tranquilizarla, asegurarle que está con ella. Pero por haber querido ser neutral, no ha hecho más que traicionar su confianza.
- No es justo, es cierto. Y por los dioses que este no es el momento ni el lugar... Aún tenemos que salir de aquí con vida y aquí estamos, desconfiando entre nosotros.
Por un momento cruza la mirada con Rolthos, buscando su apoyo para que intente calmar la situación. Y luego, tras dudar, acude a Jen.
- Jen, lo siento. Quise intentar calmar la situación y lo único que he conseguido es que te enfades. Por favor, calmate ... Yo no dudo de ti. Lo único que quería era ayudar a que Cruços dejara de lado su desconfianza. Siento si no ha sido la mejor de las formas.
A pesar de los eventos anteriores Rolthos se levanta recompuesto tras el descanso. Incluso la amarga victoria parece más digerible. Mientras el resto de compañeros se levanta mira con cierta frustración la asta de su arma, quebrada en el combate. “Debo hallar alguna forma de llevar un arma de repuesto” piensa recordando que sucumbió poco después de perderla. Con cuidado rompe el resto de la asta para hacer la hoja metalica más manejable y la envuelve junto con la de repuesto que lleva. Sentado con la mochila a su lado reordena los objetos; grilletes, una cuerda, un pequeño espejo... Enrolla el fino futon y lo coloca bien atado debajo de la mochila, deja el oro y monedas que Nessa ha repartido al fondo de la mochila, bien protegido y equilibrando la mochila... Al fin y antes de ir a desayunar se acerca a Cruços .
- Déjame intentar curarte una vez más, Cruços . - Dice mientras le coloca las manos en su pecho, la palma sobre su piel. Un gesto de preocupación aparece en su cara al sentir en su piel el calor de la fiebre. Tras mascullar una plegaria a Mayaheine. “Mayaheine, por el valor de Cruços , sane sus heridas, limpia la ponzoña que atormenta su condición.”, un resplandor recorre su cuerpo, pero, aunque la energía parece calmar el dolor y bajar su fiebre, tras su paso la enfermedad parece seguir presente. - Me temo que no puedo hacer nada, deberemos buscar ayuda cuanto antes. Es hora de salir de estas ruinas, nos queda un largo viaje hasta cualquier núcleo de población importante.
No sin echar una última mirada de preocupación a Cruços se sienta a desayunar. Escuchando con atención sus palabras. La revelación sobre la naturaleza de Jen y el pasado de Cruços hace que suspire de frustración. Tras un problema viene otro y se acumulan como gotas de cera debajo de un candelero.
- Jen, cálmate. - La voz de Rolthos es firme, aunque se denota algo de hastío. - Nadie va a obligar a nadie a entrar en un círculo de verdad. - Añade mirando a Nessa y a Cruços . - Como dice Nessa, también los humanos están tanto en las filas de Iuz, como en las filas de los que las combaten. Ni Jen ha dado muestras de ser un espía, ni ha dado motivos de estar trabajando para Iuz, ni estas ruinas son el campo de batalla de Iuz. Más bien todo lo contrario, nos ha ayudado en los combates que hemos tenido... - Rolthos hace una pequeña pausa, recordando como el conjuro de Jen ayudó a escapar a la garra roja justo antes de ser derrotada, dándole una oportunidad adicional más delante de acabar con el grupo y haciendo las cosas mucho más complicadas. Sin embargo, niega con la cabeza, concluyendo que fueron azares del combate.
- Nos quedan apenas unas horas de convivencia hasta salir de aquí. Si no podéis reconciliar vuestras posiciones, cada cual puede seguir su camino cuando salgamos.
Luego mirando a Jen finaliza. - Pero si la zona de verdad puede establecer algo de confianza en Cruços , deberías considerarlo, Jen... No te vamos a forzar a entrar en él. Y si estas dentro, no te vamos a forzar a contestar a preguntas a las que no quieras responder. Si alguna de ellas fuese demasiado personal, siempre te puedes negar a responder.
Su forma termina de cambiar cuando le crecen unos cuernos de tiefling con un crujido.
-NO ME DIGAS QUE ME C....!- Se interrumpe al ver que está alzando la voz y recuerda que la última vez que alguien del grupo gritó, desataron a un wraith. Inspira sonoramente, y se muerde el labio, debatiéndose visiblemente consigo mismo y sus pensamientos. Se le llenan los ojos de lágrimas de ira. Se obliga a volver a respirar hondo, tranquilizando un poco sus pensamientos.
-No, claro que no me vais a forzar. Claro.- Si se hubiera mordido la lengua se hubiera envenenado en ese momento. -5 contra uno. CLARO.
-No voy a luchar contra vosotros en realidad.- Se sienta en el suelo de brazos cruzados, dándose por vencido. - Si no me dejais irme, haced lo que debais. Me da igual.- No mira a sus compañeros a los ojos. -Por lo que se, cualquiera de vosotros también podría ser un "mentiroso" y un "asesino"- Esta vez si que mira a Cruços, con el ceño fruncido -Te funciona así cuando quieres llevarte a una doncella a la cama? Le haces una encerrona para ver si es pura y sincera? Vete al carajo, Cruços.
-Venga, o Rolthos o Nessa, que no tenemos todo el dia, y quiero ver la luz del sol- Sigue cruzado de brazos en el suelo, sin oponer resistencia ya a que el paladin haga su magia.
- No, Jen. En lo que a mi respecta, eres libre de irte en cualquier momento. Yo tengo nada contra ti, excepto agradecimiento. Si deseas entrar en el circulo de verdad para tranquilizar a Crucos, estupendo... Si no, puedes intentar llegar a un acuerdo con el. O podéis partir cada uno por su lado. - Rolthos mira a Crucos y nessa, seth y sera viendo sus reacciones.
El paladín recupera la conciencia viendo a Nessa curarle, si sonrisa al verla dura poco. Rápidamente se incorpora dispuesto a seguir luchando, pero la triste imagen de los hermanos muertos le para en seco. Tan solo siente a las palabras de Nessa, curar a Jen. Con la mirada llena de tristeza se dirige a curar a Jen.
- Odio las mentiras. - Susurra para si mismo mientras cura a Jen.
Después de dirige a los hermanos, a examinarles.
Zevatur, Rolthos
Una cálida sensacion devuelve al cambiaformas a su consciencia. Con un lento movimiento se lleva la mano a la cabeza al despertar.
Lo primero que ve es el techo de piedra, negro como el carbón. Cuando su vista se aclara lo suficiente como para distinguir que, efectivamente, el techo es de piedra, el resto de sentidos atacan su cuerpo sin piedad.
El sabor de la sangre en la boca. El olor a muerto, hongo y podredumbre. El sonido de su propia respiración, y los pasos de alguien alejándose de él. Y el tacto de la fria piedra contra la herida de su espalda, en carne viva.
-Ugh...- Se queja, gruñe y se retuerce, contrayendo su cuerpo tratando de incorporarse. Se marea y siente que va a vomitar. Si tan solo pudiera apartarse el pelo de la cara....
El pelo. El pelo. Es largo. Es azul. Los ojos se le abren de par en par, y levanta las manos para, efectivamente, ver que su precioso tono de piel azulada había cambiado a ser blanco como la leche.
Oh no. Oh no, oh no, oh no.
Su respiración empieza a agitarse, inconscientemente.
Oh no.
Se toca la cara, los huesudos pómulos. Su nariz chata comparado con la graciosa nariz respingona de su otro "yo"
Oh no.
Y entonces viene a su mente el recuerdo de lo que estaba haciendo cuando cayó inconsciente. Huir. Huir por su vida. Huir de una muerte segura dejando atrás todo lo demás.
Mira al grupo. Están todos en el suelo, vivos, a salvo. Siente que ha sido por los pelos y eso hace que se forme un nudo en su gargante, que le tiembla el labio y los ojos se le llenan de lágrimas.
Iba a huir y a dejarles. Iba a hacer caso a su pánico y a su faceta mas cobarde. Se siente asqueado consigo mismo.
Y ni siquiera sabe si respirar ahora es buena idea.
Observa al grupo, buscando la mirada de cualquiera de sus miembros. Algo que le diga si debe correr tan lejos como pueda, o quedarse, y que los dioses decidan su destino, si la muerte no era para él hoy.
Cuando Rolthos cura a Jen respiro con alivio. Estamos malheridos, pero al menos estamos todos vivos. Apoyando una mano en el paladín y otra en el cambiante, y haciendo un gesto hacia Será, digo:
- Por un momento temí perderos ... me alegro teneros de vuelta.
Luego miro con preocupación al paladín cuando le oigo decir que no le gustan las mentiras. ¿Vamos a tener problemas ahora que se ha descubierto el verdadero ser de Jen? Cuando Rolthos se va, hablo con le barde quedamente:
- Hey ... Ojos de Luna, no te preocupes. Es la reacción inicial, pero ... se le pasará.
Apoyo un brazo en si hombro para animarle. Su cara es de visible preocupación y aunque mis palabras solo son palabras, espero que entienda que puede contar conmigo.
- Perdona. Tengo que ir a ver los cadáveres ahora, pero si necesitas hablar ... ya sabes.
Con evidentes esfuerzos me levanto y me dirijo hasta donde están los cadáveres que ya está examinando Rolthos. Lo primero que hago es buscar los anillos que nos describió Kerowyn. Desanimada, miro al paladín y le digo:
- Sabíamos que era difícil que estuvieran con vida, pero no esperaba que los tuviéramos que matar nosotros. ¿Cómo le vamos a decir esto a Kerowyn?
Continuó revisando los cuerpos, prestando especial atención a la piel-corteza, y al hecho de que al tacto parecen ser más de madera que de carne. ¿Qué clase de hechizo les ha hecho así? También miro entre las pertenencias de los hermanos, por si hubiera algo de interés.
(Investigation: 16)
- Por cierto, Rolthos, ¿tienes algún arma? ¿Sigues necesitando mi espada?
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Decir que la cara del pobre changeling se desencaja en una mueca de incredulidad ante las palabras de Nessa es decir poco. Preparado como estaba para poner pies en polvorosa, se encuentra con que su cuerpo no responde a ninguna orden.
Abre la boca. La vuelve a cerrar. La vuelve a abrir pero no encuentra nada util que decir asi que la vuelve a cerrar. Si sus ojos no estuvieran sujetos a su craneo se le hubieran caido de lo mucho que los tenia abiertos.
Oh, es verdad. Ahora que alguien le ha mirado a los ojos, estos son de color blanco completo. No es que no tengan iris o pupilas. Si los tienen. Pero son blancos.
-Uh... Erm..- Balbucea, incrédulo. Aunque Nessa ya se ha alejado de él, investigando los cuerpos. Con pasos tímidos se va acercando al grupo, tratando de limpiarse la sangre con la manga.
-Uh.... Alguien...- Carraspea al escuchar su propia voz, una mezcla de ecos masculino y femenino. Traga saliva, pero sabe a sangre. -Alguien necesita ayuda?- Ofrece su mano, en la que brilla un pequeño destello de energía curativa.
Poco a poco los compañeros se recuperan de las heridas de esta última batalla. Sin duda han estado muy cerca de perecer esta vez.
Entre Nessa y Rolthos, mientras Jen utiliza los pocos recursos mágicos que les quedan para sanar las heridas más serias del equipo, comprueban los cadáveres de sus enemigos.
Los seres arbóreos, como en otras ocasiones, parecen un amasijo de ramas y palos. Del temible Ojo de Fuego y Llama sólo queda la túnica roja ajada por el tiempo y unos cuantos huesos carbonizados. Los cuerpos de los hermanos y del druida demuestran ser mucho más interesantes.
La piel del druida ha comenzado a tornarse entre gris y marrón, y en varios puntos se adivinan bultos negruzcos de los que comienzan a salir esporas y hongos. Por pura precaución no se demoran mucho, recordando las temibles esporas que les quemaban los pulmones durante la batalla. Nessa y Rolthos utilizan guantes y se cubren la cara para examinar el cuerpo. No encuentran mucho que sea aprovechable, salvo una llave colgando de una tira de cuero rodeando su cuello.
Los dos hermanos requieren unos minutos más de estudio. Parece como si todo su cuerpo se hubiera convertido, de alguna manera, en madera. Tienen sangre, pero es más parecido a savia de un árbol que a la sangre de un mamífero. Es como si les hubieran replicado por completo con corteza de árbol. Su pelo son ramas muy finas y hojas entrelazadas, la barba recortada del guerrero es como líquen. Es hermoso y a la vez perturbador.
Nessa encuentra los dos anillos en sus manos. Sharwyn tiene un cinturón con componentes para hechizos de mago, y su hermano aún lleva puesta su armadura. El escudo y la espada, reluciente, descansan en el suelo a un lado, olvidados tras el último enfrentamiento con Cruços.
Mientras tanto, el cazador de sangre se interna aún más en el jardín, hasta llegar a la base del enorme árbol que domina la parte sur de la caverna. A su alrededor surgen más ruinas y más estatuas según avanza. El ramaje del árbol se extiende sobre su cabeza, su enorme tronco ascendiendo, elevándose amenazadoramente sobre él. De vez en cuando, gotas de humedad caen al suelo desde las ramas. Es el único sonido que Cruços puede escuchar mientras avanza. En el centro del tronco, Cruços observa algo extraño, una forma retorcida que parece tallada en el mismo centro del árbol.
Se aproxima para verla mejor, ayudándose de la antorcha para ver bien de qué se trata. No puede evitar dar un respingo.
En el centro del árbol hay tallada una figura humana, brazos y piernas extendidos a los lados, el torso elevado, el rostro del hombre vuelto hacia arriba, sus labios abiertos en un grito de agonía eterno, el pelo extendido a los lados hasta perderse en la corteza, formando parte de esta. Cruços observa que los colmillos del hombre son más grandes de lo normal, y su experto ojo se fija en las largas uñas en las que terminan sus dedos. Todas los extremos del cuerpo se difuminan en la madera para formar parte del árbol, es como si la madera del árbol fuera la superficie de un lago y la figura se estuviera sumergiendo en él. Es una talla macabra, pero exquisita, reproducido hasta el más mínimo detalle. Del centro del torso del hombre sobresale el extremo de un asta de madera, que atraviesa el pecho de la talla. Cruços no sabría decir porqué, pero le da la sensación que el árbol crece desde ese punto.
El cazador observa dos cosas más en el árbol o cerca de él. Hay una pequeña manzana roja colgando de una rama baja, al lado derecho de la talla. El fruto es pequeño y puede que no esté maduro aún, pero parece bastante apetitoso.
A un lado del árbol, algo torcida ya que las grandes raíces del árbol han horadado el suelo bajo ella, hay una estatua de una guerrera con una espada en alto y el otro brazo levantado sobre el pecho, como si portara un escudo.
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15
"La estaca no mata a un vampiro, solo le detiene, eso nos enseñaban sobre los malditos chupasangres. Esta ha sido tu prisión durante eones y hoy será tu tumba..." - El rojo fruto llama la atención del cazador - "Si es así, ¿tal vez el druida estaba manipulando tu dormitante esencia para beber de tu poder a través de este árbol? JAJAJA, al vampiro le han chupado su energía, bonita justicia poética" - Cruços mira a sus espaldas y ve cómo sus compañeros aún están sanando y registrando los cuerpos de sus enemigos - " Bien fruto maldito, tú te vienes conmigo, tienes secretos que contarme para ayudarme a cazar a Zalphyros y dudo que ninguno aprobase esta investigación" - musita para sí, mientras desliza la roja manzana en su atillo.
Al pie de la estatua ve el escudo de piedra, con símbolos muy similares a los de la espada que aún tiene Lo-kag. Debió desprenderse de la estatua tiempo a, cayendo a tierra hasta que lo atraparon arbusto y helechos. Clava las dos estacas en el suelo y con la garra sana, hurga hasta que consigue recuperarlo.
Justo en ese momento y al mismo tiempo que el poder de su transformación se desvanece volviendo a su forma humana, llega Nessa la cazadora hasta el pié del árbol. Cruços le tiende una de las antorchas.
- Vamos, quememos este árbol y abandonemos este jardín. Necesitamos descanso, será bien merecido.
Desde las raíces hasta las ramas, entre los dos van creando diferentes puntos de ignición, hasta que parece claro que quedará completamente reducido a cenizas.
Mientras caminan para reunirse con el grupo, Cruços le inquiere preocupado.
- Parece que solucionamos dos de las intrigas que nos acontecen y surge una más. Nessa, estoy preocupado. Jen se ha desvelado como lo que intuía que era, una changeling. Esta raza es sirviente de Iuz, el demonio que ha conquistado y arrasado las tierras de Tenth. Comandados por este, son maestros de mentiras, espías e infilitrados. Les he visto actuar muchas veces ganándose la confianza de grupos enteros, luchando a su lado y siendo el enemigo invisible como uno más, antes de revelar su identidad en trampas que les llevaban a su perdición. No sé qué demonios trae a una criatura semejante tan al sur, ni cuales han sido sus intenciones. ¿Atrapada en mitad de unas ruinas milenarias? ¿Justo cuando nosotros pasábamos tranquilamente por aquí? Demasiada casualidad, su historia hace aguas por todas partes. Y no sé qué podemos hacer para conseguir derribar sus patrañas sin arriesgarnos a que nos traicione en el momento más inesperado. Escuché cómo te preguntaba si tu magia tenía posibilidad de comunicarse con el exterior, justo antes de que nos emboscasen - Cruços se detiene y sujeta por los hombros a Nessa - Temo que esté usándote para ganarse la confianza del grupo y no soy capaz de entrever cuales son sus verdaderas intenciones en estas ruinas. Por favor, desconfía, hasta que se nos ocurra como averiguar sus intenciones.
Con el árbol impío ardiendo de fondo, a medio camino del resto del grupo que ya está esperando para partir a lugar más seguro, el cazador ruega por que su advertencia cale en su compañera y no verse envuelto en los ardides de los demonios de Tenth... Otra vez.
A la madera le cuesta un poco prender por la humedad del ambiente, pero con la ayuda y conocimientos de Nessa finalmente lo consiguen. Llaman a Seth, que aunque herido es el que mejor se encuentra, y entre los tres consiguen que el gran árbol comience a arder.
Cruços deja que Seth se adelante para ayudar a levantarse a Sera y este confía sus sospechas con su compañera más antigua.
Ambos sienten el calor creciendo a su espalda. La madera cruje y cede ante el devorador fuego. Todos escuchan un quejido, un gemido largo mezclado con un crujido aún mayor mientras las llamas envuelven la figura tallada en la madera. Cruços y Nessa salen corriendo para evitar que ninguna rama les caiga encima. El fuego devora el Árbol de Gulthias.
El humo comienza a llenar la caverna, sin ser capaz de poder evacuar por los respiraderos que debe tener en el techo.
Los compañeros llegan a la antesala que daba al jardín y se dejan caer, exhaustos. En el fondo de la caverna pueden verse las sombras que crea el árbol al arder.
A Nessa se le ocurre una idea, aunque no espera que funcione, se levanta y camina hasta la puerta que está solo a unos metros remontando el pasillo. Mete la llave que le quito al druida y esta gira!
Excitada llama a los demás y entran en una habitación que parece ser el dormitorio y estudio del druida.
Una cama, simple pero robusta, está en la pared este. Hay un baúl a un lado y una gran mesa con algunos frascos y recipientes con hongos y sustancias de aspecto cuestionable.
Seth hace un exhaustivo reconocimiento de la sala y determina que es seguro descansar allí, aunque le recuerda a todos que igual es buena idea no tocar los hongos del druida.
En unos cajones que tiene la mesa hallan un diario. Al parecer el druida se llamaba Belkar el Exiliado. Quizá uno de ellos pueda leerlo mientras descansan un poco.
En una caja en la mesa encuentran dos grandes manzanas. Una roja y una blanca. Tienen el doble de tamaño que una manzana normal.
En el baúl hay un cofre con monedas de oro, plata y cobre.
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- He visto frutos similares entre las ramas del árbol que acabamos de quemar, no toquéis esas manzanas - advierte el cazador al grupo. - Si no tenéis inconveniente, me gustaría estudiar el diario de Belkar el Exiliado, arrojará luz a todo lo que nos ha acontecido.
Jen se apoya en la pared y poco a poco se desliza hasta el suelo, donde se desploma.
-Tengo la sensación de que ese arbol estaba vivo....-Comenta en alto, sin dar importancia ya al doble eco de su voz y lo raro que debe de sonar para todos. Está tan cansado y la adrenalina le da tal bajón que no puede casi ni moverse. -Quizá hemos matado a otra víctima de ese druida... Pero si yo estuviera así, creo que mi petición sería también que me matasen... -Se queda pensando unos segundos, mirando al techo.
-Por cierto. Que vais a hacer ahora? Habeis encontrado a los hermanos que buscabais. Aunque no en la mejor de las circunstancias. Qué pensais de todo esto? -Empieza a rebuscar en su mochila una de sus raciones de comida y la mordisquea mirando uno a uno a los componentes del grupo, esperando su respuesta.
Nessa no puede evitar temblar ante los chillidos que provienen del árbol mientras este arde. ¿Quien tenía tanto poder como para atrapar a un vampiro de aquella manera? Imaginaba que no habría sido el druida, o si había sido él, no lo había hecho solo. Recordó el nombre de Ryndor, que mencionó Garra Roja. ¿Acabarían teniendo que enfrentarse a ese ser también, fuera quien fuera?
A la ranger le preocupan estos pensamientos sobremanera. Faltó poco para que no sobrevivieran al encuentro anterior, y cada paso que avanzan en la mazmorra las dificultades incrementan. ¿Cuanto tiempo pasaría hasta que dieran con el enemigo que acabase con ellos definitivamente? Nessa camina en silencio, cansada, dolorida ... hasta qu Cruços le cuenta lo que piensa de Jen.
- ¿En serio crees que Jen es capaz de todo esto que cuentas? Ya la has visto. Cuando la encontramos unos gnoll la estaban usando de diana y en sus primeros combates prácticamente no sabía cómo colocar un virote en la ballesta ni dónde colocarse para no bloquear a sus amigos. Respecto a lo que dices de comunicarse con el exterior, creo que hay una explicación sencilla. ¿No te has dado cuenta de cómo mira su alianza cada dos por tres? Creo que dejó a alguien atrás con quién quiere volver a hablar.
Nessa se queda en silencio durante unos instantes, y luego añade:
- No sé, Cruços, ¿no te parece que tanto tiempo en este lugar te está haciendo dudar hasta de tus aliados?
Pero luego, conciliadora, dice también:
- De todas maneras, no olvidaré tu advertencia. Estaré atenta. Tú no hagas ninguna locura, que nos conocemos, y ahora mismo nuestra prioridad es salir de aquí con vida. Suficientes enemigos tenemos a nuestro alrededor como para añadir uno más...
Mientras cargamos el escudo hasta nuestros compañeros, y de camino a probar la llave que portaba el druida, voy pensando en la advertencia de Cruços. ¿Podría ser cierto? Repaso mentalmente mis conversaciones con Jen y lo que he hablado con ella, en busca de algún dato que me haga pensar que pueda tener intenciones ocultas. (Insight: 15).
Cuando entramos en la habitación y los compañeros la revisan y al ver que no hay peligro, me siento en la cama y lanzó un largo y sonoro suspiro. ¡Una cama de verdad! Cuanto había soñado por descansar de nuevo así, en lugar de sobre el suelo frío y duro. Con una risa, y un poco para alegrar el espíritu, dice:
- ¡Lucharé contra quién pretenda moverme de aquí!
Luego se quita las armas, la mochila y el peto, y se apoya la espalda. Luchando contra el sueño que empieza a asaltarla, responde a Jen:
- Los hermanos no eran la única razón por la que hemos venido aquí. Principalmente teníamos que buscar este escudo, que nos permitiría -un bostezo la interrumpe - ... esto.... si, continuar con la misión de ....
El sueño termina por vencerla.
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- Yo le daré la mala nueva de nuestro nuevo fracaso. - Responde a Nessa casi sin animo. Crucos había gritado exultante en la victoria, pero para Rolthos aquello sabia a amarga derrota. - Es posible que ellos mismos eligieran este destino, que el deseo de poder les llevara por este camino. - Dice tras examinar los cadáveres. - Mas esa infame posibilidad no llegara a los oídos de Kerowyn.
Luego tras examinar los cuerpos coge la espada y escudo del guerrero. - Poseo una hoja metálica de glaive de repuesto, pero hasta que consiga una asta para montarla, es inútil. De momento usaré esta espada y escudo, el ya no las necesita. Toma tu espada... gracias como siempre un placer luchar a tu lado. - Después al ver a Cucos preparar un fuego al árbol decide aproximar los cadáveres al fuego. - Mejor que ardan en fuego purificador, aquí abajo los cadáveres tienen la desagradable manía de animarse. Y no tengo fuerzas para enterrarlos.
Mientras los compañeros entran a la sala Rolthos se queda algo rezagado, mirando desde lejos con melancolía la escena del árbol ardiendo. Apenas presta atención a las palabras de Crucos. - Adelante, lee... quizás arroje algo de luz en todo este asunto. A mi luego también me gustaría echarle un vistazo.
Rolthos mira seriamente a Jen antes de contestar. - Nuestra misión aquí ha acabado. Pero... Pero me gustaría que leyésemos el diario antes de salir de aquí. Si hay algo más que emponzoña estas ruinas, me gustaría acabar con ello antes de salir de aquí. No entiendo muy bien quien o que pintaba la calavera flamígera. Por poner mencionar alguna de las incógnitas que aún quedan aquí.
Zevatur, Rolthos
Mientras el árbol empieza a arder, Rolthos, no sin esfuerzo, consigue llevar el cadáver del druida lo suficientemente cerca como para que sirva de pira funeraria.
Cuando llega al cuerpo de Sharwyn y Talgen se queda estupefacto. Los cuerpos han empezado a humear, y entre las grietas de su piel como corteza, se adivinan las trazas del fuego. Como ascuas, los cuerpos comienzan a arder a la vez que el Árbol es pasto de las llamas. Rolthos no tiene que mover los cuerpos, su destino parecía ligado al del Árbol.
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Jen poco a poco va cerrando los ojos, vencido por el sueño y el bajón de adrenalina
-Avisadme cuando... Haya que hacer guardia....- dice antes de caer dormido como un bebé, hecho un ovillito junto a su mochila.
Durante el tiempo que duerme se le puede ver suspirar algunas veces el nombre de "Julian" y darse la vuelta. Revolverse un poco y quejarse de dolor antes de volver a caer en un profundo sueño.
Cruços pasa su guardia leyendo el diario hasta que es relevado por Rolthos. Además de oler en la distancia como la madera arde, escucha atentamente la respiración de Jen, para asegurarse que está dormida.
- Compañero, este diario arroja luz sobre lo aquí acontecido. Mañana os lo relataré a todos. - se estremece preso de la fiebre - Cuando finalice tu guardia, descansa, esta herida en la mano me está devorando por dentro y necesitaré tu ayuda... - mirando a Jen fijamente con semblante taciturno y preocupado - además de otras de las artes que domináis los paladines en lo que a dilucidar la verdad se refiere. Buenas noches.
Con dificultad, se desprende de su ligera armadura de cuero y se dispone a descansar. Al pasar unas cuantas horas, la necesidad de escupir un gargajo con coágulos de sangre le despierta durante la última guardia, la de Nessa. Saluda sonriente, recuperado del combate, pero exhausto y pálido por lidiar con la infección. "¿Habrá reflexionado la cazadora sobre el terrible peligro que corremos si mi temor es cierto? No solo nosotros, sino todo el reino... Espías de Iuz más allá de las fronteras de Tenth. Si no somos capaces de dilucidar la veracidad de la historia de Jen, podemos estar abriendo las puertas al peor enemigo en casa..."
El cazador se mueve pesadamente y recoge todas sus pertenencias. Se viste su armadura y ciñe el arma al cinto. Cuando el resto del grupo va despertando, les congrega para desayunar; ellos creen que ha de hablarles sobre lo que aprendido del diario de Belkar el Exiliado, pero la historia que ha de contar es otra. Cuando todos están sentados, él busca un sitio enfrente de Jen, con Sera y Rolthos a un lado, Nessa y Seth al otro (por ejemplo :) ) Deja su arco justo a su espalda, en el suelo, a mano para ser empuñado si fuese necesario.
- Permitidme que antes de hablaros sobre lo descubierto en el diario, os relate una historia. Algo que me ocurrió durante los años que pasé en Tenth. Como ya habréis escuchado alguna vez, por mi boca o la de tertulianos en tabernas, es tierra ocupada por el ejército de Iuz. Vivíamos como nómadas, sin las comodidades de ciudades ni aldeas, grupos variopintos de rebeldes cuyo único objetivo era dificultar lo más posible cualquier acción por parte de esos demonios. - Hace una pausa y mira uno a uno a todos - un poco como nosotros, gente que se juntaba aleatoriamente, con habilidades dispares, sin pasado pero con un objetivo común. Cuando encontrábamos a algún aventurero perdido, único superviviente de su antiguo grupo, se unía al pelotón como uno más. - hace una pausa, rememorando.
Ocurrió una vez que un guerrero se unió a nosotros. Era diestro con el arma y un hábil rastreador. Nos contó como era originario de un pueblo de Tenth. Todos los jóvenes del lugar se levantaron en armas para combatir contra el ejército invasor, sólo para descubrir meses después que mientras batallaban, su hogar había sido arrasado. No tenía donde volver y por supuesto le acogimos. Luchó con nosotros. Sangró con nosotros. Lloró con nosotros todas y cada una de las pérdidas que sufrimos. Sus habilidades rastreadoras nos salvaron de varias emboscadas y nos ayudó a tender otras tantas, matando tantos demonios que perdimos la cuenta... Hasta el día del concilio.
Cuando varios pelotones nos juntamos en un asentamiento, para descansar, unir fuerzas y trazar una estrategia eficiente. Aquél día, un contingente de demonios mayor del que habíamos visto jamás, nos rodeó y aniquiló. Apenas habíamos parado dos días en un claro, no era posible que Iuz nos hubiera rastreado y movilizado a semejante fuerza en tan poco tiempo... A no ser que un espía nos hubiese traicionado desde dentro.
Cruços detiene su narración, preso del dolor por el recuerdo. Mira fijamente a Jen. Rechina los dientes y casi podría escucharse un gruñido sordo en su garganta.
- El guerrero que acogimos era un cambiante. Un changeling. Los pocos que escapamos de aquella terrible masacre pudimos comprobar como no fue una casualidad. El ejército de Iuz comandaba la raza de changeling, como los espías infiltrados perfectos, mentirosos perfectos que eran capaces de hacerse pasar por aliados, agentes durmientes indetectables a toda magia que sólo esperarían el momento de asestar el golpe más doloroso. Hubo incluso casos de prisioneros rescatados que no eran más que caballos de Troya (NO SÉ CÓMO HACER ESTA REFERENCIA!!! XD)
Hace una pausa corta, solo para ver la reacción de sus compañeros.
- Aprendimos la lección. A partir de entonces, se corrió la voz y solo se admitieron nuevos consortes, sI no pasaban por el círculo del paladín. Una magia que dominan los sirvientes a los dioses, un círculo donde aquellos que están en el interior no pueden mentir. Disfruté la primera vez que uno asqueroso traidor espía se vio descubierto, disfruté viendo la cara de terror al ver cómo se vío consciente de no tener escapatoria alguna. Disfruté sus entrañas...
- Y... esto nos lleva al día de hoy, donde una pequeña barde resulta no ser tal, donde es sabido que Iuz está en campaña para extender sus fronteras más allá de Tenth. Donde podemos estar siendo la coartada de una espía que ha descubierto su ser, sin querer, al caer moribunda.
Mira a Nessa - Ayer compartí mis sospechas contigo y dijiste justo lo mismo que dijeron los compañeros incrédulos la primera vez que oían hablar de nada semejante. "Pero si la descubrimos presa". "Pero si ha estado a punto de morir por nosotros". "Pero si apenas sabe sostener una ballesta". Yo mismo podría decir las mismas palabras de aquél guerrero que acogimos sin dudar.
Mira a Sera y a Rolthos - Solo si disponéis de la capacidad de usar la magia del círculo de la verdad podemos llegar al fondo de esta cuestión. Mientras tanto, su mera presencia puede estar comprometiendo tanto nuestra seguridad como la del reino.
Se recuesta, tenso, pero calmado.
- Bién compañeros, antes de continuar, antes de desvelar los secretos de Belkar el Exiliado, ¿cómo queréis manejar esto?
Nessa no ha logrado descansar tan bien como le hubiera gustado. A pesar de caer rendida rápidamente, el sueño ha sido intranquilo, plagado por una amalgama de imágenes espeluznantes productos de todo lo vivido en las últimas horas. Lo último que soñó antes de que Cruços la despertara para su guardia fue cómo intentaba curarse las heridas del combate, pero en vez de manar sangre éstas goteaban savia, y cuando las examinaba en profundidad, en lugar de carne ... había corteza.
Desde luego, agradeció ser despertada.
Pasó su guardia bastante más tranquila, y se entretuvo limpiando y amolando su espada. También comprobó el estado de su arco, ajustando la cuerda que estaba un poco destensada. En cuanto llegaran a Greyhawk intentaría buscar un arco nuevo, más robusto.
Cuando sus compañeros se levantan, se sientan en círculo y desayunan con hambre. Y cuando el cazador de sangre empieza a contar su historia ... Nessa se preocupa, intuyendo a dónde va a llegar. Había dejado de pensar en su preocupación por Jen en cuanto llegaron a la habitación de Belkar, tal fue la fuerza con la que el sueño y el cansancio la golpearon.
Cuando Cruços menciona la palabra 'changeling', la ranger no puede evitar cruzar una mirada preocupada con Jen. Y luego, volviendo a mirar al cazador, intenta mostrarse conciliadora:
- Bueno, entiendo tu preocupación, Cruços. Desconocía esa parte de tu pasado y viendo cómo fue, puedo entender tu deconfianza.
Luego me acerco a Jen y apoyo una mano en su hombro:
- De todas formas, yo le daría un voto de confianza. Primero porque no me ha dado ninguna razón para desconfiar. Y segundo, porque lo que pasó aquella vez en Tenth no debe condenar a una raza entera. Es como si ahora fuéramos a desconfiar de cualquier humano solo por el hecho de que otros hagan el mal, ¿no crees?
Luego pauso, meditando un momento y añado:
- En cualquier caso, si por el bien del grupo queréis hacer una Zona de verdad, yo también la puedo hacer.
Miro al changeling:
- Jen, ¿estarías dispuesta?
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Tras un reparador sueño en el que Jen no sabe si quizá ha muerto y ha vuelto a resucitar, se despereza con un sonoro bostezo. Se cruje los huesos de la espalda y de los brazos, y se retira el alborotado pelo azul de la cara.
-Buenos días princesaaas~- canturrea, visiblemente de mejor humor tras haber podido dormir en paz. No se ha molestado en ocultar su aspecto, puesto que se ha levantado con la idea de actualizar su máscara una vez vuelva a cambiar y aún no tiene claro como debería ser.
Desayunar junto con los demás, y cuando Cruços empieza a relatar su historia se cruza de piernas escuchando atentamente, sonriente. Por una vez no era él quien contaba el relato, y tan agradable era ser narrador como oyente.
Sin embargo, mientras el cazador de sangre avanza en su historia, no puede evitar removerse un poco el el sitio. Jo, tenía que ser todo tan dramático? No podía haber algo de romance?
Cruços le estaba mirando mucho, y eso hace que se aienta incomodo. En uno de los momentos desvia la mirada al suelo, solo por el hecho del nerviosismo que empieza a sentir.
Cuando el cazador llega al punto álgido de la historia, mencionando a los de su raza, levanta la cabeza y se pone tieso como un palo. Su cara es de sorpresa máxima, y siente como sus orejas empiezan a enrojecer. Luego sus mejillas y finalmente su nariz. Se pone en pie bruscamente, indignado ante la sugestión de que sea un traidor.
-Como te atrev.....?!- No termina la frase, puesto que Nessa, su amiga, se pone de pie y a su lado. Por un momento respira aliviado, pensando que la cazadora va a salir en su defensa con uñas y dientes. Pero esta se muestra prudente, y sugiere hacer ella misma el hechizo de zona de verdad.
-Qué?! NO! -se zafa del agarre de la exploradora, alejandose un par de pasos de ella con los brazos cruzados en posición defensiva. -No pienso airear mis trapos sucios en encerrona. No! Mi intimidad es mía, y si me hubieras preguntado amablemente os lo hubiera contado de corazón.- Su voz tiembla y tiene que respirar para seguir. -Pero estas no son formas. -
Señala a Cruços con dedo acusador -Te crees muy guerrero pero no eres más que otro cerebro de chorlito con prejuicios! Hambriento de poder y gloria! No pienso contarte nada sobre mi vida, no me tengo que justificar ante ti! - Y escupe en el suelo. Ni siquiera él entiende realmente la rabia que arde ahora por todo su cuerpo. Sus palabras no son suyas, y parece que está escupiendo veneno. Pero la verdad es que sin de traicionado, y encerrado por los que pensaba que eran sus amigos.
Su pelo se vuelve rojo, su piel de color carbón, sus iris enrojecen y su cara adquiere facciones más duras, robustas. Inconscientemente está cambiando su aspecto a una de sus máscaras.
-Si no me quereis aquí, pues me voy!
Nessa, apesadumbrada, siente que debería decirle algo a su amiga. Tranquilizarla, asegurarle que está con ella. Pero por haber querido ser neutral, no ha hecho más que traicionar su confianza.
- No es justo, es cierto. Y por los dioses que este no es el momento ni el lugar... Aún tenemos que salir de aquí con vida y aquí estamos, desconfiando entre nosotros.
Por un momento cruza la mirada con Rolthos, buscando su apoyo para que intente calmar la situación. Y luego, tras dudar, acude a Jen.
- Jen, lo siento. Quise intentar calmar la situación y lo único que he conseguido es que te enfades. Por favor, calmate ... Yo no dudo de ti. Lo único que quería era ayudar a que Cruços dejara de lado su desconfianza. Siento si no ha sido la mejor de las formas.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
A pesar de los eventos anteriores Rolthos se levanta recompuesto tras el descanso. Incluso la amarga victoria parece más digerible. Mientras el resto de compañeros se levanta mira con cierta frustración la asta de su arma, quebrada en el combate. “Debo hallar alguna forma de llevar un arma de repuesto” piensa recordando que sucumbió poco después de perderla. Con cuidado rompe el resto de la asta para hacer la hoja metalica más manejable y la envuelve junto con la de repuesto que lleva. Sentado con la mochila a su lado reordena los objetos; grilletes, una cuerda, un pequeño espejo... Enrolla el fino futon y lo coloca bien atado debajo de la mochila, deja el oro y monedas que Nessa ha repartido al fondo de la mochila, bien protegido y equilibrando la mochila... Al fin y antes de ir a desayunar se acerca a Cruços .
- Déjame intentar curarte una vez más, Cruços . - Dice mientras le coloca las manos en su pecho, la palma sobre su piel. Un gesto de preocupación aparece en su cara al sentir en su piel el calor de la fiebre. Tras mascullar una plegaria a Mayaheine. “Mayaheine, por el valor de Cruços , sane sus heridas, limpia la ponzoña que atormenta su condición.”, un resplandor recorre su cuerpo, pero, aunque la energía parece calmar el dolor y bajar su fiebre, tras su paso la enfermedad parece seguir presente. - Me temo que no puedo hacer nada, deberemos buscar ayuda cuanto antes. Es hora de salir de estas ruinas, nos queda un largo viaje hasta cualquier núcleo de población importante.
No sin echar una última mirada de preocupación a Cruços se sienta a desayunar. Escuchando con atención sus palabras. La revelación sobre la naturaleza de Jen y el pasado de Cruços hace que suspire de frustración. Tras un problema viene otro y se acumulan como gotas de cera debajo de un candelero.
- Jen, cálmate. - La voz de Rolthos es firme, aunque se denota algo de hastío. - Nadie va a obligar a nadie a entrar en un círculo de verdad. - Añade mirando a Nessa y a Cruços . - Como dice Nessa, también los humanos están tanto en las filas de Iuz, como en las filas de los que las combaten. Ni Jen ha dado muestras de ser un espía, ni ha dado motivos de estar trabajando para Iuz, ni estas ruinas son el campo de batalla de Iuz. Más bien todo lo contrario, nos ha ayudado en los combates que hemos tenido... - Rolthos hace una pequeña pausa, recordando como el conjuro de Jen ayudó a escapar a la garra roja justo antes de ser derrotada, dándole una oportunidad adicional más delante de acabar con el grupo y haciendo las cosas mucho más complicadas. Sin embargo, niega con la cabeza, concluyendo que fueron azares del combate.
- Nos quedan apenas unas horas de convivencia hasta salir de aquí. Si no podéis reconciliar vuestras posiciones, cada cual puede seguir su camino cuando salgamos.
Luego mirando a Jen finaliza. - Pero si la zona de verdad puede establecer algo de confianza en Cruços , deberías considerarlo, Jen... No te vamos a forzar a entrar en él. Y si estas dentro, no te vamos a forzar a contestar a preguntas a las que no quieras responder. Si alguna de ellas fuese demasiado personal, siempre te puedes negar a responder.
Zevatur, Rolthos
Su forma termina de cambiar cuando le crecen unos cuernos de tiefling con un crujido.
-NO ME DIGAS QUE ME C....!- Se interrumpe al ver que está alzando la voz y recuerda que la última vez que alguien del grupo gritó, desataron a un wraith. Inspira sonoramente, y se muerde el labio, debatiéndose visiblemente consigo mismo y sus pensamientos. Se le llenan los ojos de lágrimas de ira. Se obliga a volver a respirar hondo, tranquilizando un poco sus pensamientos.
-No, claro que no me vais a forzar. Claro.- Si se hubiera mordido la lengua se hubiera envenenado en ese momento. -5 contra uno. CLARO.
-No voy a luchar contra vosotros en realidad.- Se sienta en el suelo de brazos cruzados, dándose por vencido. - Si no me dejais irme, haced lo que debais. Me da igual.- No mira a sus compañeros a los ojos. -Por lo que se, cualquiera de vosotros también podría ser un "mentiroso" y un "asesino"- Esta vez si que mira a Cruços, con el ceño fruncido -Te funciona así cuando quieres llevarte a una doncella a la cama? Le haces una encerrona para ver si es pura y sincera? Vete al carajo, Cruços.
-Venga, o Rolthos o Nessa, que no tenemos todo el dia, y quiero ver la luz del sol- Sigue cruzado de brazos en el suelo, sin oponer resistencia ya a que el paladin haga su magia.
- No, Jen. En lo que a mi respecta, eres libre de irte en cualquier momento. Yo tengo nada contra ti, excepto agradecimiento. Si deseas entrar en el circulo de verdad para tranquilizar a Crucos, estupendo... Si no, puedes intentar llegar a un acuerdo con el. O podéis partir cada uno por su lado. - Rolthos mira a Crucos y nessa, seth y sera viendo sus reacciones.
Zevatur, Rolthos