Krag se rascó la cabeza ante la pregunta, mientras mantenía su pose pensativa ajustándose los anteojos.
- No ha pasado nada en el cementerio de relevancia... no entiendo tu pregunta... ah... espera... creo que ha habido una confusión aquí, me refería que quizás vuestra visita era debida a la voluntad de querer presentarle vuestros respetos al recién fallecido Lenkus, gran colaborador de la Corona y afín a vuestra causa... el día de su sepelio vinieron todos los representantes de vuestra facción a acompañarlo en su último viaje, Eliander, Kraddok, Manistrad, ... hasta estuvo Adrian en representación de la magistratura... pero no os vi a vosotros, tenía entendido que eráis sus huéspedes. Supongo que otros asuntos más apremiantes os traen hasta aquí, déjame ver pequeño kenku.
Las palabras del enterrador no contenían acritud o ironía alguna, era bastante neutra y contenía incluso cierto respeto hacia los presentes. Cuando los papeles llenos de contenido llegaron a sus manos, el semiorco comenzó a estudiarlos con avidez.
- Interesante... muy interesante... el sistema de encriptación no es muy común, pero tampoco me es ajeno, entiendo que no tenéis la palabra clave, aún así podría intentar descifrarlo con tiempo y si Eda me vuelve a dar acceso a su biblioteca, últimamente está muy reservada al respecto. Es curioso en especial este lugar, las ruinas sin duda deben pertenecer al desaparecido asentamiento de Warthalkeel, creía que su posición exacta se había perdido con el tiempo, dice la leyenda que ese pueblo era adorador de algún tipo de criatura aberrante que procedía del mar, de proporciones gargantuescas, casi como una deidad retorcida procedente de los más profundos abismos oceánicos...ésta visitaba el asentamiento una vez cada década demandando sacrificios y tesoros, pero al parecer un sacerdote de Akadi conocido como Malek Trandence llegó al asentamiento y convenció a los lugareños a abandonar su secta enfermiza y seguir a la dama de los vientos, ... por alguna razón, consiguió su propósito aunque esto fue la condena del emplazamiento, la siguiente vez que llegó ese dios Oscuro, al ver que ya nadie le rendía pleitesía, desató su ira sobre el pueblo situado en lo alto del acantilado, mandando a la mitad de éste al fondo del mar... Por supuesto es una leyenda, probablemente muy distorsionada debido al paso de los años y de bardos sedientos de fama a costa de adornar quizás algo de más la historia... Si alguien traiciona a su Dios, no te quedas a ver que pasa cuando vuelva en su siguiente visita... o al menos yo no lo haría...
Mientras seguía estudiando los papeles, Krag arrugaba su frente intentado entender la mayoría de su contenido, casi ofendido por que le costase tanto.
- No puedo sacar mucho más sin el código de encriptado, si conseguís convencer a Lady Oweland para que me vuelva a dar acceso, quizás podría esclareceros más cosas, hay también muchas anotaciones asociadas a puntos en la costa, parecen puntos de entrega de contrabandistas, demasiados, y todos parecen enlazados a las mismas dos marcas o símbolos, sin duda esa gente tiene demasiado controlado y organizado su negocio, dos marcas, dos personas o dos bandas... probablemente en estos lugares, aprovechando la bajamar y pleamar dejen lastradas sus mercancías, y las marcan con boyas o algo más sofisticado, para pasar a recogerlas más tarde... Quizás todo esto deberíais hacérselo saber a Eliander... sobre todo porque también estoy detectando alguna que otra marca asociada a ... "príncipes piratas"... que en teoría no deberían existir a día de hoy cuando fueron completamente derrotados y aniquilados tras la batalla de "Las tres flotas"... ¿Es esta información reciente?
Tras repasar los documentos asegurándose que no se dejaba nada más relacionado con los calendarios de mareas, el guardián del cementerio se dedicó a estudiar la constelación de estrellas clonadas del extraño medallón que portaba la criatura medio pez.
- No conozco esta configuración de estrellas, aunque tendría que revisar algunas cartas estelares detalladas, el único que conozco que posee algo parecido es el mago Keledek, aunque éste hombre es bastante... complicado de trato... y también bastante... "interesado", seguro que pide algo a cambio... y desgraciadamente yo no poseo nada que le interese. Si queréis convencerle, su hogar no tiene pérdida, es la torre situada en la zona noble sobre la colina, está muy bien colocada en la parte más elevada, así que es fácil de localizar.
TocToc observo al semiorco, admirando su concentracion y habilidad para desentranar el significado de los papeles con tan solo un examen superficial. En respuesta a la narración de la lucha de dioses el kenku inclinó su cabeza en gesto de interés y los ojos se le abrieron con repentina comprensión. Pero se callo sus pensamientos hasta después.
- Desgraciadamente, pensamos que la clave se perdió en un combate cuando ardieron unos documentos. - Según el semiorco iba desgranando sus revelaciones TocToc tomaba notas en una hoja que pronto se sumaria a las anteriores. “Warthalkeel, Malek Trandence, las tres flotas, principes piratas…”
- No sé cómo de actuales son estas marcas, aún no tenemos evidencias de que sean recientes. ¿Hace cuando fue la batalla de las tras flotas? - Ante la sugerencia de dar los documentos a Eliander Toctoc asintió – Si esta información es reciente, habrá que mostrársela a Eliander, sin duda.
Al recoger las hojas de las estrellas finalizo. - Tengo la sospecha de que estas estrellas y constelaciones están relacionadas con esa antigua deidad, ya que provienen de criaturas marítimas que atacaron ayer el templo de Akadi. Quizás no haya que mirar al cielo si no al mar y sus profundidades para comprender estas constelaciones… De cualquier manera, esto no corre tanta prisa como las marcas de la costa, pero es una información valiosa. Gracias Krag.
El caballero esperó hasta que el peculiar erudito respondió a TocToc. La mención del pasado sepelio de Lenkus cayó sobre él con cierta culpabilidad. No eran amigos, pero había sido atento con ellos. Deberían haberle despedido adecuadamente, pero aquella ciudad tenía la habilidad de desviar les del camino correcto. Visitaría al difunto nates de dejar el cementerio.
—Tengo entendido que sois un historiador entusiasta, además de un entendido en asuntos de códigos —sonrió amablemente al semiorco—. Vuestra fama os precede, varias personas me han hecho notar el particular. Me preguntaba si podríais arrojar algo de luz sobre un asunto pasado, una vieja batalla. Veréis, durante nuestra estancia en Ghostfinger pude leer un códice que relataba el curso de una batalla inusual en torno a unas ruinas cerca de la costa oeste. Demasiados esfuerzos para defender unas ruinas sin valor estratégico para Cormyr. ¿Os suena, quizá sepáis el motivo de aquella escaramuza?
Apesadumbrado ante las palabras sobre el pobre posadero afirma.
- Sí, a mi me gustaría darle un último adiós a Lenkus. Lamento no haber podido estar aquí y aún más su aciago destino. Era un buen hombre. -
Pese a estar realmente sorprendido por el despliegue de conocimientos del enterrador, Godric parece pensativo, casi como si estuviera intentando recordar algo.
- Espera un minuto... Nadie me llegó a decir algo sobre una palabra clave... -dice durante la disertación sobre esto del erudito - Melintrolas... no... Meníntolas. Si eso era Meníntolas. ¿Eso le ayuda en algo? -
Krag devolvió los papeles a TocToc mientras observaba atentamente como el kenku los ordenaba de nuevo para guardarlos mientras respondía distraídamente al estar cogiendo nuevas notas.
- La batalla de las tres flotas ocurrió exactamente hace cuarenta y tres años en esta misma bahía, las embarcaciones de locales y los galeones de guerra de la Corona provenientes de la cercana Seaton, corazón militar y naval del este de Cormyr, batallaron duramente con las caóticas pero sanguinarias flotas de los príncipes pirata, que fueron barridos del mapa a pesar de su superioridad logística y de fuerza fruta... se dice que varias emblemáticas embarcaciones de mercenarios que combatían del lado de los príncipes, se volvieron contra ellos traicionándolos en el momento más crítico del asalto tras ser comprados previamente con ingentes cantidades de oro... bajo oscuros pactos y acuerdos llevados en secreto escasos días antes por agentes especializados.
El semiorco asintió satisfecho cuando su córvido interlocutor confirmaba pasar la información delicada de los contrabandistas a Eliander, pero cuando éste mencionó el ataque al templo de Akadi, una sombría mirada de preocupación apareció en su rostro mientras su vista se desviaba ligeramente en dirección al sagrado lugar.
Cuando llegó la intervención de Leobald, los ojos del erudito y peculiar enterrador se iluminaron de nuevo, como si hubiera encontrado un tesoro entre las entrañas de rocoso arrecife.
- Ah, veo que sois un hombre de cultura también... esas batallas, pues fueron varias, creo haber recopilado hasta cinco más de ese calibre en diferentes campos de batalla de la región, son de sumo interés para mi, pero su antigüedad, mucho antes de la caída de Netheril, hace que apenas queden registros de ellas, además cuando intento seguir alguna pista, todo lo que la rodea suele dar a entender que los pocos textos que quedan están intentando ser recopilados por alguien más, que siempre va un paso por delante de mi... Es cierto que estratégicamente no tienen sentido alguno y salvo unas viejas ruinas, que siempre aparecen o mencionadas, o ilustradas en viejos papiros, no hay ningún hito o razón histórica de ser en ese contexto geopolítico de la zona. Eso me da a entender que una de las facciones al menos, consideraba esas ruinas algo lo suficientemente importante como para levantar ejércitos y defenderlas, normalmente el lado que consiste en humanoides, ya sabes ... hombres, elfos... enanos... En algún retazo o manuscrito de la época, se hace mención a esa facción como los "Elegidos del Sol vengador".. lo que suena muy ... ummm... marcial y estricto... aunque en otros escritos se les conoce simplemente como "La luz abrasadora" ... tras estudiarlos, y debido a mis escasos recursos, sólo he conseguido dilucidar que eran algún tipo de orden militar y religiosa... probablemente asociada con el antiguo dios Amanautor.
Krag se queda pensativo por unos momentos tratando de calmar su intensa curiosidad acerca del ese tema en particular, ...
- Has mencionado un códice... ¿lo conservas? ¿o crees que podrías conseguir que en Ghostfinger me lo prestaran por unas semanas?
Ante la mención de la supuesta palabra clave por parte de Godric, el semiorco pareció volverse sorprendido, pero con la mirada perdida en el encapotado cielo que seguía regalando su perenne fina lluvia.
- Si ayudaría sin duda si es la llave de encriptación, pero entonces necesitaría los papeles de vuestro compañero kenku y algunos días para conseguir invertir el cifrado.
Leobald atendió a las apasionadas palabras del Krag con curiosidad sosegada y empatía, con las manos a la espalda y asintiendo de vez en cuando. Siempre era agradable compartir el hobby con alguien de inclinaciones afines a las suyas. La historia le había dado en el pasado grandes satisfacciones. Leer sobre ella se había convertido en un hábito placentero, dibujar poco a poco el tapiz de la humanidad, como imaginaba que hacían los pintores de La Corte en Suzail.
—Un relato interesante Sr. Krag. Muchas gracias por compartirlo —asintió en agradecimiento cuando su anfitrión acabó—. Lamento no tener ya el volumen en mis manos. Fue un préstamo de Julius de Ghostfinger, le hablaré de vuestro interés. El tomo en cuestión era "Grandes batallas del antiguo reino" de André de Vientogris. Y ahora si es tan amable ¿podría llevarnos a la tumba de Lenkus, por favor?
El hombre cuervo, avaricioso con sus papeles los empezó a guardar a mayor velocidad, sin importarle mucho su orden ni su estado. Pero el repentino silencio ambiental hizo que alzase la cabeza. Mirando a su alrededor vio las miradas de sus compañeros fijas en él. La presión de grupo de la bandada pudo mas que su avaricia de conocimientos y murmurando por lo bajo algo acerca de información poder y como el dinero pasado sacó de nuevo los papeles y se los alcanzó al enterrador, seleccionando los papeles que se referían a la costa, las anotaciones en clave y .mapas esquemáticos.
- Ten cuidado con ellos... no los pierdas - Dijo con aprehensión - Y con la información que contienen. -
Adriana observó el majestuoso campo santo manteniendo un respetuoso silencio, saludando al extraño enterrador mediante una sutil reverencia. Escuchó las narraciones de Krag, tomando alguna que otra nota en su libreta que pudiera ser de utilidad más tarde, pero sin intervenir.
Cuando se mencionó a Lenkus y el sepelio al que no pudieron acudir, el rostro de la alta elfa se ensombreció de tristeza.
- Cierto es que nuestra relación con Lenkus fue efímera, apenas tuvimos contacto con él unos pocos días, pero sentimos amargamente su pérdida y lamentamos profundamente que nos fuera imposible acudir a su sepelio. Por favor, condúzcanos al lugar en el que descansan sus restos para poder rendirle nuestros respetos - rogó al enterrador, apoyando las peticiones del resto de sus compañeros.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mablung se mantuvo en un discreto segundo plano, no le interesaban mucho las disquisiciones del grupo con el enterrador, pero a tenor de los acontecido en el circulo era lo mínimo que podía hacer. Manteniéndose en silencio siguió a sus compañeros hasta la tumba del desdichado Lenkus mientras esperaba pacientemente a que sus compañeros se dirigieran al templo.
Krag dejó escapar casi involuntariamente un gesto de dolor al escuchar como el caballero no conservaba el tomo en ese momento. Aunque anotó mentalmente el título para poder indagar por su cuenta más tarde. Con cierto cuidado, contrastando con el duro ejercicio al que le sometía su trabajo, tomó los papeles de TocToc y los guardó rápidamente en su caseta mientras con su mano marcaba un claro gesto de "esperad".
Cuando el enterrador salió de nuevo, volvió a indicar con otro gesto que le siguieran y comenzó a recorrer tranquilamente el cementerio sin prisa alguna, como si aquel lugar animara a que el tiempo en cierto modo se ralentizara... e incluso el mismo crepitar de la lluvia contra el terroso suelo se viera amortiguado por la quietud del ambiente. No fue un paseo demasiado extenso, apenas duró los diez minutos, aunque en cierto modo parecieran horas. Las hileras de caóticas lápidas se fueron tornando más marciales, y estatuas cubiertas de musgo y moho abrazaban las tumbas como extraños árboles de textura pétrea. Representaciones de héroes ya olvidados y figuras celestiales dieron paso a pequeños mausoleos marcados con el símbolo de la Corona de Cormyr, y entre ellos, a la sombra de sus marmóreas paredes, una tumba reciente, presidida por la estatua de un bastante bien conseguido Lenkus, les dio la bienvenida.
- Hemos llegado, entiendo que necesiten estar solos... por si quieren dedicarles unas últimas palabras. Eliander corrió con todos los gastos, su estancia aquí, en Saltmarsh, no fue precisamente un camino de rosas, más bien... una retirada envenenada... aunque él parecía llevarlo bastante bien, ... supongo que su optimismo siempre nos acompañará de algún modo. Si me disculpan, tengo importantes tareas que atender...
El semiorco se retiró educadamente tras inclinar su cabeza en una leve reverencia dirigida tanto a los allí presentes como al fallecido posadero que allí descansaba.
Godric escuchó la conversación entre Krag y Leobald. Era una conversación interesante y no pudo más que pensar en cómo los acontecimientos de los últimos meses le habían cambiado. El Godric de antes de todo aquello habría estado extremadamente interesado en aquello e incluso habría aportado sus propios conocimientos, por parcos que fueran, sobre Ammanutor y sus seguidores. Pero mientras caminaban por el camposanto reflexiono en que ese tipo de cosas, aunque las seguía reconociendo como curiosas, ahora mismo no le preocupaban en lo mas mínimo. Tenía demasiadas cosas en las que pensar para ocuparse de aquello.
Sin embargo cuando llegaron a la tumba del malogrado posadero Godric le agradeció a Krag su guía y se adelantó.
En silencio, sin hablar con sus compañeros comenzó a recorrer la tumba, caminando a su alrededor mientras, en voz baja, oraba de manera rítmica, de tal manera que parecía más un cántico que un rezo. Mientras caminaba alrededor de la tumba iba dejando un pequeño hilo de sal que, aparentemente, había traído de la posada. Al terminar se acercó a la tumba, y depositó dos monedas de cobre sobre la tierra húmeda, introduciendo los mismos en donde debería estar la cara del posadero.
Después, con cuidado de no romper su propio círculo de sal, encendió dos velas a los pies de la tumba, que prendieron incluso en el húmedo aire de Saltmarsh y, de rodillas, oró al Dios de la Mañana para que guiara el alma de Lenkus al lugar que le correspondería y que no permitiera que su cuerpo fuera mancillado.
Varios minutos después se levantó, parecía algo más cansado que antes.
- No pude salvarte Lenkus, y lo lamento. Te pido disculpas. Tú que nos trataste con respeto y amabilidad más allá de lo que era exigible. Tú que fuiste la primera persona que nos trató de manera amable, llevamos la muerte a tu hogar y no fui capaz de salvarte.Al menos ahora Lathander protegerá tu descanso y tus restos mortales no serán perturbados mientras tu alma llega a los dioses. - parece dudar un poco y luego añade, en voz un poco más baja - Con tu permiso me quedaré tu libro de recetas. Intentaré hacer justicia a tu talento como cocinero y con cada plato que sirva siguiendo tus instrucciones espero honrar tu memoria. Descansa en paz noble Lenkus. -
TocToc miró con aprehensión a la tumba del posadero y cuando el posadero comunicó que deseaba ausentarse abrió el pico con ansiedad.
- Ehh…. Por favor, quédese, presentar nuestros respetos no debería durar mucho y nos tendremos que despedir pronto. – Un mal presentimiento le invadía y la presencia del enterrador le reconfortaba. Si el posadero se levantaba como no muerto, no querría haberse quedado con él. No deseaba que dudas sobre lo que habían hecho cuando no había testigos se propagasen.
Después se dirigió hacia la tumba… - Lamento tu muerte, Lenkus. El causante último de tu muerte es mi más acérrimo enemigo y… - En un momento de rabia alzó un muy apretado puño hasta debajo de su pico y con una mirada férrea murmuró – Prometo que haré cuanto este en mi mano para vengar tu muerte. - Después bajo el puño, sorprendido de si mismo y de la repentina voluntad de venganza. Al fin se retiro unos pasos dando a entender que su intervención había acabado ya.
Krag se vio sorprendido por la insistencia del kenku a quedarse, a pesar de estar acostumbrado a dejar a los muertos con los suyos en las despedidas, pero algo en el timbre del hombre pájaro mezclado con la mirada de sus ojos hizo que éste accediera a quedarse y respetuosamente tomó una discreta posición en segunda linea escuchando las palabras de los "agentes" con quietud en su semblante.
El enterrador permaneció en silencio observando con curiosidad el ritual litúrgico y de preservación de Godric, su expresión dejaba adivinar que esos sagrados ritos no le era desconocidos y parecía estar juzgando cada movimiento del sacerdote, más como un maestro que observa a un aventajado alumno que como un simple guardián de tumbas. De vez en cuando dejaba escapar una ligera afirmación con su cabeza, confirmando que las palabras y actos del joven humano le confortaban en cierto modo.
Al llegar el turno de TocToc, el semiorco volvió a atender las palabras de su nuevo amigo emplumado, y de nuevo, se vio algo sorprendido al escuchar las ominosas palabras acerca del tenebroso y acérrimo enemigo del avispado e inquieto kenku. Su mano pasó a frotar suavemente su barbilla mientras sus ojos se elevaban al encapotado cielo perdiéndose por unos momentos en sus propios pensamientos.
Cuando todos los presentes acabaron, Krag les indicó que podía guiarles hasta la salida de nuevo, pero que eran libres de visitar cualquier parte del camposanto si era lo que deseaban, siempre que fueran respetuosos y mantuvieran el máximo silencio posible.
TocToc asintió satisfecho ante la ceremonia de Godric y después negó con la cabeza. - No creo que haya mucho más que visitar aquí. Y tenemos muchos asuntos que atender. Gracias por todo Krag. Espero que tengamos noticias de tus investigaciones pronto.
Adriana se situó cerca de la tumba, observando con tristeza la figura de piedra que representaba a Lenkus, recordándole aún con vida con más intensidad. Se mantuvo en silencio mientras sus compañeros rendían su particular homenaje, interviniendo ella en último lugar.
Se acercó unos pasos hasta situarse lo más cerca que pudo y con dulzura susurró unas palabras.
- Querido Lenkus, la responsabilidad y la culpa por haber traído la muerte hasta tu casa es algo con lo que deberemos vivir a partir de ahora. Te pido disculpas por no haber sido capaz de salvarte y mi más sincero agradecimiento por el trato siempre amable que nos profesaste desde el primer momento. Has sido y eres, sin duda, un ser de luz que no merecía una muerte tan atroz. Descansa en paz y que la luz de Icram guíe tu camino y te acoja más allá del mundo de los vivos - tras estas palabras, las manos de la alta elfa dibujaron arabescos en el aire que se convirtieron en un haz de luz simulando un arcoíris sobre la estatua de Lenkus, dirigiéndose hacia el cielo, como si le estuviera marcando el camino.
Prestidigitation
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald se mantuvo en un lacónico segundo plano dejando hacer a sus compañeros, que parecía más unidos al posadero. Musitó una plegaria breve para si y los dioses, con la barbilla muy cerca de su propio pecho. Nada más se podía hacer por aquel hombre. El caballero, asumía la situación con estoicismo y normalidad, casi con desapego. La gente muere, la buena gente también. Los que quedamos debemos hacer lo correcto en su memoria. Descansa en paz. Los ojos claros del hombre observaron la tumba unos momentos con pesar. No podía evitar sentir cierta empatía por aquel hombre, aunque apenas le conociera. Para él solo era alguien que trataba de enmendar su pasado, eso era suficiente. Pero además era de los pocos en esta ciudad que les había tratado con dignidad y respeto. La vida no es justa. Leobald suspiró y se retiró de la tumba para esperar a sus compañeros, inmersos en sus particulares y elaboradas formas de agradecimiento.
Cuando todos acabaron, un silencioso Krag les acompañó parte del camino, la que coincidía con su trayectoria hacia su casa y lugar de trabajo donde le encontraron por primera vez. Tras despedirse de todos con cierta cortesía, se adentró en su hogar para comenzar a trabajar en sus nuevas tareas de investigación y descifrado.
El sendero descendiente y pavimentado con irregulares losetas de pizarra plana pronto condujo a la elaborada puerta de hierro forjado, que abierta, indicaba el final del lugar de descanso para muchos de los habitantes de la ciudad. A unos escasos cien metros colina abajo, la exótica estructura del templo de Akadi, de varios angulosos tejados y tubos de viento colgantes en sus diferentes esquinas, les esperaba. El color negro y la madera castigada por los elementos contrastaba con un interior más cuidado y ornamentado. En su umbral, varios adeptos trabajaban intentando reponer la puerta que había cedido la noche anterior desvencijándose al caer y convertir el gran salón de rituales en un mar de astillas. Acompañando a los acólitos, un cuarteto de carpinteros más expertos parecían colaborar y liderar la obra de restauración. El ruido y las voces amortiguaban lo pudiera acontencer en el interior del templo.
Al fondo, junto al altar principal donde la estatua de la Diosa presidia toda la cámara, el sumo sacerdote Wellgar, parecía discutir algo con otro de los jóvenes iniciados sin apenas percatarse de la inminente visita.
TocToc anduvo distraído, absorto en sus pensamientos. En algún momento durante el camino sacó su libro y pensaba en las posibles implicaciones de aquella palabra clave. No parecía tener mucho sentido, no cuadraba... Pero desde luego debía estudiar con más detenimiento su esperanza era escasa. Guardo de nuevo el libro. Miro hacia la ciudad, posiblemente algún mago podría conjurar algún sortilegio para desentrañar aquel misterio. Pero no se fiaba de nadie allí.
Al fin llegaron al templo y TocToc observo los acontecimientos.
Godric se mantuvo en segundo plano pero al llegar al templo apretó levemente el antebrazo de Adriana para infundirle ánimo. Su mirada le confirmaba a la elfa que él la apoyaba.
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Krag se rascó la cabeza ante la pregunta, mientras mantenía su pose pensativa ajustándose los anteojos.
- No ha pasado nada en el cementerio de relevancia... no entiendo tu pregunta... ah... espera... creo que ha habido una confusión aquí, me refería que quizás vuestra visita era debida a la voluntad de querer presentarle vuestros respetos al recién fallecido Lenkus, gran colaborador de la Corona y afín a vuestra causa... el día de su sepelio vinieron todos los representantes de vuestra facción a acompañarlo en su último viaje, Eliander, Kraddok, Manistrad, ... hasta estuvo Adrian en representación de la magistratura... pero no os vi a vosotros, tenía entendido que eráis sus huéspedes. Supongo que otros asuntos más apremiantes os traen hasta aquí, déjame ver pequeño kenku.
Las palabras del enterrador no contenían acritud o ironía alguna, era bastante neutra y contenía incluso cierto respeto hacia los presentes. Cuando los papeles llenos de contenido llegaron a sus manos, el semiorco comenzó a estudiarlos con avidez.
- Interesante... muy interesante... el sistema de encriptación no es muy común, pero tampoco me es ajeno, entiendo que no tenéis la palabra clave, aún así podría intentar descifrarlo con tiempo y si Eda me vuelve a dar acceso a su biblioteca, últimamente está muy reservada al respecto. Es curioso en especial este lugar, las ruinas sin duda deben pertenecer al desaparecido asentamiento de Warthalkeel, creía que su posición exacta se había perdido con el tiempo, dice la leyenda que ese pueblo era adorador de algún tipo de criatura aberrante que procedía del mar, de proporciones gargantuescas, casi como una deidad retorcida procedente de los más profundos abismos oceánicos...ésta visitaba el asentamiento una vez cada década demandando sacrificios y tesoros, pero al parecer un sacerdote de Akadi conocido como Malek Trandence llegó al asentamiento y convenció a los lugareños a abandonar su secta enfermiza y seguir a la dama de los vientos, ... por alguna razón, consiguió su propósito aunque esto fue la condena del emplazamiento, la siguiente vez que llegó ese dios Oscuro, al ver que ya nadie le rendía pleitesía, desató su ira sobre el pueblo situado en lo alto del acantilado, mandando a la mitad de éste al fondo del mar... Por supuesto es una leyenda, probablemente muy distorsionada debido al paso de los años y de bardos sedientos de fama a costa de adornar quizás algo de más la historia... Si alguien traiciona a su Dios, no te quedas a ver que pasa cuando vuelva en su siguiente visita... o al menos yo no lo haría...
Mientras seguía estudiando los papeles, Krag arrugaba su frente intentado entender la mayoría de su contenido, casi ofendido por que le costase tanto.
- No puedo sacar mucho más sin el código de encriptado, si conseguís convencer a Lady Oweland para que me vuelva a dar acceso, quizás podría esclareceros más cosas, hay también muchas anotaciones asociadas a puntos en la costa, parecen puntos de entrega de contrabandistas, demasiados, y todos parecen enlazados a las mismas dos marcas o símbolos, sin duda esa gente tiene demasiado controlado y organizado su negocio, dos marcas, dos personas o dos bandas... probablemente en estos lugares, aprovechando la bajamar y pleamar dejen lastradas sus mercancías, y las marcan con boyas o algo más sofisticado, para pasar a recogerlas más tarde... Quizás todo esto deberíais hacérselo saber a Eliander... sobre todo porque también estoy detectando alguna que otra marca asociada a ... "príncipes piratas"... que en teoría no deberían existir a día de hoy cuando fueron completamente derrotados y aniquilados tras la batalla de "Las tres flotas"... ¿Es esta información reciente?
Tras repasar los documentos asegurándose que no se dejaba nada más relacionado con los calendarios de mareas, el guardián del cementerio se dedicó a estudiar la constelación de estrellas clonadas del extraño medallón que portaba la criatura medio pez.
- No conozco esta configuración de estrellas, aunque tendría que revisar algunas cartas estelares detalladas, el único que conozco que posee algo parecido es el mago Keledek, aunque éste hombre es bastante... complicado de trato... y también bastante... "interesado", seguro que pide algo a cambio... y desgraciadamente yo no poseo nada que le interese. Si queréis convencerle, su hogar no tiene pérdida, es la torre situada en la zona noble sobre la colina, está muy bien colocada en la parte más elevada, así que es fácil de localizar.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
TocToc observo al semiorco, admirando su concentracion y habilidad para desentranar el significado de los papeles con tan solo un examen superficial. En respuesta a la narración de la lucha de dioses el kenku inclinó su cabeza en gesto de interés y los ojos se le abrieron con repentina comprensión. Pero se callo sus pensamientos hasta después.
- Desgraciadamente, pensamos que la clave se perdió en un combate cuando ardieron unos documentos. - Según el semiorco iba desgranando sus revelaciones TocToc tomaba notas en una hoja que pronto se sumaria a las anteriores. “Warthalkeel, Malek Trandence, las tres flotas, principes piratas…”
- No sé cómo de actuales son estas marcas, aún no tenemos evidencias de que sean recientes. ¿Hace cuando fue la batalla de las tras flotas? - Ante la sugerencia de dar los documentos a Eliander Toctoc asintió – Si esta información es reciente, habrá que mostrársela a Eliander, sin duda.
Al recoger las hojas de las estrellas finalizo. - Tengo la sospecha de que estas estrellas y constelaciones están relacionadas con esa antigua deidad, ya que provienen de criaturas marítimas que atacaron ayer el templo de Akadi. Quizás no haya que mirar al cielo si no al mar y sus profundidades para comprender estas constelaciones… De cualquier manera, esto no corre tanta prisa como las marcas de la costa, pero es una información valiosa. Gracias Krag.
Zevatur, Rolthos
El caballero esperó hasta que el peculiar erudito respondió a TocToc. La mención del pasado sepelio de Lenkus cayó sobre él con cierta culpabilidad. No eran amigos, pero había sido atento con ellos. Deberían haberle despedido adecuadamente, pero aquella ciudad tenía la habilidad de desviar les del camino correcto. Visitaría al difunto nates de dejar el cementerio.
—Tengo entendido que sois un historiador entusiasta, además de un entendido en asuntos de códigos —sonrió amablemente al semiorco—. Vuestra fama os precede, varias personas me han hecho notar el particular. Me preguntaba si podríais arrojar algo de luz sobre un asunto pasado, una vieja batalla. Veréis, durante nuestra estancia en Ghostfinger pude leer un códice que relataba el curso de una batalla inusual en torno a unas ruinas cerca de la costa oeste. Demasiados esfuerzos para defender unas ruinas sin valor estratégico para Cormyr. ¿Os suena, quizá sepáis el motivo de aquella escaramuza?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Apesadumbrado ante las palabras sobre el pobre posadero afirma.
- Sí, a mi me gustaría darle un último adiós a Lenkus. Lamento no haber podido estar aquí y aún más su aciago destino. Era un buen hombre. -
Pese a estar realmente sorprendido por el despliegue de conocimientos del enterrador, Godric parece pensativo, casi como si estuviera intentando recordar algo.
- Espera un minuto... Nadie me llegó a decir algo sobre una palabra clave... - dice durante la disertación sobre esto del erudito - Melintrolas... no... Meníntolas. Si eso era Meníntolas. ¿Eso le ayuda en algo? -
PbP Character: A few ;)
Krag devolvió los papeles a TocToc mientras observaba atentamente como el kenku los ordenaba de nuevo para guardarlos mientras respondía distraídamente al estar cogiendo nuevas notas.
- La batalla de las tres flotas ocurrió exactamente hace cuarenta y tres años en esta misma bahía, las embarcaciones de locales y los galeones de guerra de la Corona provenientes de la cercana Seaton, corazón militar y naval del este de Cormyr, batallaron duramente con las caóticas pero sanguinarias flotas de los príncipes pirata, que fueron barridos del mapa a pesar de su superioridad logística y de fuerza fruta... se dice que varias emblemáticas embarcaciones de mercenarios que combatían del lado de los príncipes, se volvieron contra ellos traicionándolos en el momento más crítico del asalto tras ser comprados previamente con ingentes cantidades de oro... bajo oscuros pactos y acuerdos llevados en secreto escasos días antes por agentes especializados.
El semiorco asintió satisfecho cuando su córvido interlocutor confirmaba pasar la información delicada de los contrabandistas a Eliander, pero cuando éste mencionó el ataque al templo de Akadi, una sombría mirada de preocupación apareció en su rostro mientras su vista se desviaba ligeramente en dirección al sagrado lugar.
Cuando llegó la intervención de Leobald, los ojos del erudito y peculiar enterrador se iluminaron de nuevo, como si hubiera encontrado un tesoro entre las entrañas de rocoso arrecife.
- Ah, veo que sois un hombre de cultura también... esas batallas, pues fueron varias, creo haber recopilado hasta cinco más de ese calibre en diferentes campos de batalla de la región, son de sumo interés para mi, pero su antigüedad, mucho antes de la caída de Netheril, hace que apenas queden registros de ellas, además cuando intento seguir alguna pista, todo lo que la rodea suele dar a entender que los pocos textos que quedan están intentando ser recopilados por alguien más, que siempre va un paso por delante de mi... Es cierto que estratégicamente no tienen sentido alguno y salvo unas viejas ruinas, que siempre aparecen o mencionadas, o ilustradas en viejos papiros, no hay ningún hito o razón histórica de ser en ese contexto geopolítico de la zona. Eso me da a entender que una de las facciones al menos, consideraba esas ruinas algo lo suficientemente importante como para levantar ejércitos y defenderlas, normalmente el lado que consiste en humanoides, ya sabes ... hombres, elfos... enanos... En algún retazo o manuscrito de la época, se hace mención a esa facción como los "Elegidos del Sol vengador".. lo que suena muy ... ummm... marcial y estricto... aunque en otros escritos se les conoce simplemente como "La luz abrasadora" ... tras estudiarlos, y debido a mis escasos recursos, sólo he conseguido dilucidar que eran algún tipo de orden militar y religiosa... probablemente asociada con el antiguo dios Amanautor.
Krag se queda pensativo por unos momentos tratando de calmar su intensa curiosidad acerca del ese tema en particular, ...
- Has mencionado un códice... ¿lo conservas? ¿o crees que podrías conseguir que en Ghostfinger me lo prestaran por unas semanas?
Ante la mención de la supuesta palabra clave por parte de Godric, el semiorco pareció volverse sorprendido, pero con la mirada perdida en el encapotado cielo que seguía regalando su perenne fina lluvia.
- Si ayudaría sin duda si es la llave de encriptación, pero entonces necesitaría los papeles de vuestro compañero kenku y algunos días para conseguir invertir el cifrado.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Leobald atendió a las apasionadas palabras del Krag con curiosidad sosegada y empatía, con las manos a la espalda y asintiendo de vez en cuando. Siempre era agradable compartir el hobby con alguien de inclinaciones afines a las suyas. La historia le había dado en el pasado grandes satisfacciones. Leer sobre ella se había convertido en un hábito placentero, dibujar poco a poco el tapiz de la humanidad, como imaginaba que hacían los pintores de La Corte en Suzail.
—Un relato interesante Sr. Krag. Muchas gracias por compartirlo —asintió en agradecimiento cuando su anfitrión acabó—. Lamento no tener ya el volumen en mis manos. Fue un préstamo de Julius de Ghostfinger, le hablaré de vuestro interés. El tomo en cuestión era "Grandes batallas del antiguo reino" de André de Vientogris. Y ahora si es tan amable ¿podría llevarnos a la tumba de Lenkus, por favor?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El hombre cuervo, avaricioso con sus papeles los empezó a guardar a mayor velocidad, sin importarle mucho su orden ni su estado. Pero el repentino silencio ambiental hizo que alzase la cabeza. Mirando a su alrededor vio las miradas de sus compañeros fijas en él. La presión de grupo de la bandada pudo mas que su avaricia de conocimientos y murmurando por lo bajo algo acerca de información poder y como el dinero pasado sacó de nuevo los papeles y se los alcanzó al enterrador, seleccionando los papeles que se referían a la costa, las anotaciones en clave y .mapas esquemáticos.
- Ten cuidado con ellos... no los pierdas - Dijo con aprehensión - Y con la información que contienen. -
Después les siguió hacia la tumba de Lenkus.
Zevatur, Rolthos
Adriana observó el majestuoso campo santo manteniendo un respetuoso silencio, saludando al extraño enterrador mediante una sutil reverencia. Escuchó las narraciones de Krag, tomando alguna que otra nota en su libreta que pudiera ser de utilidad más tarde, pero sin intervenir.
Cuando se mencionó a Lenkus y el sepelio al que no pudieron acudir, el rostro de la alta elfa se ensombreció de tristeza.
- Cierto es que nuestra relación con Lenkus fue efímera, apenas tuvimos contacto con él unos pocos días, pero sentimos amargamente su pérdida y lamentamos profundamente que nos fuera imposible acudir a su sepelio. Por favor, condúzcanos al lugar en el que descansan sus restos para poder rendirle nuestros respetos - rogó al enterrador, apoyando las peticiones del resto de sus compañeros.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mablung se mantuvo en un discreto segundo plano, no le interesaban mucho las disquisiciones del grupo con el enterrador, pero a tenor de los acontecido en el circulo era lo mínimo que podía hacer. Manteniéndose en silencio siguió a sus compañeros hasta la tumba del desdichado Lenkus mientras esperaba pacientemente a que sus compañeros se dirigieran al templo.
Krag dejó escapar casi involuntariamente un gesto de dolor al escuchar como el caballero no conservaba el tomo en ese momento. Aunque anotó mentalmente el título para poder indagar por su cuenta más tarde. Con cierto cuidado, contrastando con el duro ejercicio al que le sometía su trabajo, tomó los papeles de TocToc y los guardó rápidamente en su caseta mientras con su mano marcaba un claro gesto de "esperad".
Cuando el enterrador salió de nuevo, volvió a indicar con otro gesto que le siguieran y comenzó a recorrer tranquilamente el cementerio sin prisa alguna, como si aquel lugar animara a que el tiempo en cierto modo se ralentizara... e incluso el mismo crepitar de la lluvia contra el terroso suelo se viera amortiguado por la quietud del ambiente. No fue un paseo demasiado extenso, apenas duró los diez minutos, aunque en cierto modo parecieran horas. Las hileras de caóticas lápidas se fueron tornando más marciales, y estatuas cubiertas de musgo y moho abrazaban las tumbas como extraños árboles de textura pétrea. Representaciones de héroes ya olvidados y figuras celestiales dieron paso a pequeños mausoleos marcados con el símbolo de la Corona de Cormyr, y entre ellos, a la sombra de sus marmóreas paredes, una tumba reciente, presidida por la estatua de un bastante bien conseguido Lenkus, les dio la bienvenida.
- Hemos llegado, entiendo que necesiten estar solos... por si quieren dedicarles unas últimas palabras. Eliander corrió con todos los gastos, su estancia aquí, en Saltmarsh, no fue precisamente un camino de rosas, más bien... una retirada envenenada... aunque él parecía llevarlo bastante bien, ... supongo que su optimismo siempre nos acompañará de algún modo. Si me disculpan, tengo importantes tareas que atender...
El semiorco se retiró educadamente tras inclinar su cabeza en una leve reverencia dirigida tanto a los allí presentes como al fallecido posadero que allí descansaba.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric escuchó la conversación entre Krag y Leobald. Era una conversación interesante y no pudo más que pensar en cómo los acontecimientos de los últimos meses le habían cambiado. El Godric de antes de todo aquello habría estado extremadamente interesado en aquello e incluso habría aportado sus propios conocimientos, por parcos que fueran, sobre Ammanutor y sus seguidores. Pero mientras caminaban por el camposanto reflexiono en que ese tipo de cosas, aunque las seguía reconociendo como curiosas, ahora mismo no le preocupaban en lo mas mínimo. Tenía demasiadas cosas en las que pensar para ocuparse de aquello.
Sin embargo cuando llegaron a la tumba del malogrado posadero Godric le agradeció a Krag su guía y se adelantó.
En silencio, sin hablar con sus compañeros comenzó a recorrer la tumba, caminando a su alrededor mientras, en voz baja, oraba de manera rítmica, de tal manera que parecía más un cántico que un rezo. Mientras caminaba alrededor de la tumba iba dejando un pequeño hilo de sal que, aparentemente, había traído de la posada. Al terminar se acercó a la tumba, y depositó dos monedas de cobre sobre la tierra húmeda, introduciendo los mismos en donde debería estar la cara del posadero.
Después, con cuidado de no romper su propio círculo de sal, encendió dos velas a los pies de la tumba, que prendieron incluso en el húmedo aire de Saltmarsh y, de rodillas, oró al Dios de la Mañana para que guiara el alma de Lenkus al lugar que le correspondería y que no permitiera que su cuerpo fuera mancillado.
Varios minutos después se levantó, parecía algo más cansado que antes.
- No pude salvarte Lenkus, y lo lamento. Te pido disculpas. Tú que nos trataste con respeto y amabilidad más allá de lo que era exigible. Tú que fuiste la primera persona que nos trató de manera amable, llevamos la muerte a tu hogar y no fui capaz de salvarte. Al menos ahora Lathander protegerá tu descanso y tus restos mortales no serán perturbados mientras tu alma llega a los dioses. - parece dudar un poco y luego añade, en voz un poco más baja - Con tu permiso me quedaré tu libro de recetas. Intentaré hacer justicia a tu talento como cocinero y con cada plato que sirva siguiendo tus instrucciones espero honrar tu memoria. Descansa en paz noble Lenkus. -
PbP Character: A few ;)
TocToc miró con aprehensión a la tumba del posadero y cuando el posadero comunicó que deseaba ausentarse abrió el pico con ansiedad.
- Ehh…. Por favor, quédese, presentar nuestros respetos no debería durar mucho y nos tendremos que despedir pronto. – Un mal presentimiento le invadía y la presencia del enterrador le reconfortaba. Si el posadero se levantaba como no muerto, no querría haberse quedado con él. No deseaba que dudas sobre lo que habían hecho cuando no había testigos se propagasen.
Después se dirigió hacia la tumba… - Lamento tu muerte, Lenkus. El causante último de tu muerte es mi más acérrimo enemigo y… - En un momento de rabia alzó un muy apretado puño hasta debajo de su pico y con una mirada férrea murmuró – Prometo que haré cuanto este en mi mano para vengar tu muerte. - Después bajo el puño, sorprendido de si mismo y de la repentina voluntad de venganza. Al fin se retiro unos pasos dando a entender que su intervención había acabado ya.
Zevatur, Rolthos
Krag se vio sorprendido por la insistencia del kenku a quedarse, a pesar de estar acostumbrado a dejar a los muertos con los suyos en las despedidas, pero algo en el timbre del hombre pájaro mezclado con la mirada de sus ojos hizo que éste accediera a quedarse y respetuosamente tomó una discreta posición en segunda linea escuchando las palabras de los "agentes" con quietud en su semblante.
El enterrador permaneció en silencio observando con curiosidad el ritual litúrgico y de preservación de Godric, su expresión dejaba adivinar que esos sagrados ritos no le era desconocidos y parecía estar juzgando cada movimiento del sacerdote, más como un maestro que observa a un aventajado alumno que como un simple guardián de tumbas. De vez en cuando dejaba escapar una ligera afirmación con su cabeza, confirmando que las palabras y actos del joven humano le confortaban en cierto modo.
Al llegar el turno de TocToc, el semiorco volvió a atender las palabras de su nuevo amigo emplumado, y de nuevo, se vio algo sorprendido al escuchar las ominosas palabras acerca del tenebroso y acérrimo enemigo del avispado e inquieto kenku. Su mano pasó a frotar suavemente su barbilla mientras sus ojos se elevaban al encapotado cielo perdiéndose por unos momentos en sus propios pensamientos.
Cuando todos los presentes acabaron, Krag les indicó que podía guiarles hasta la salida de nuevo, pero que eran libres de visitar cualquier parte del camposanto si era lo que deseaban, siempre que fueran respetuosos y mantuvieran el máximo silencio posible.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
TocToc asintió satisfecho ante la ceremonia de Godric y después negó con la cabeza. - No creo que haya mucho más que visitar aquí. Y tenemos muchos asuntos que atender. Gracias por todo Krag. Espero que tengamos noticias de tus investigaciones pronto.
Zevatur, Rolthos
Adriana se situó cerca de la tumba, observando con tristeza la figura de piedra que representaba a Lenkus, recordándole aún con vida con más intensidad. Se mantuvo en silencio mientras sus compañeros rendían su particular homenaje, interviniendo ella en último lugar.
Se acercó unos pasos hasta situarse lo más cerca que pudo y con dulzura susurró unas palabras.
- Querido Lenkus, la responsabilidad y la culpa por haber traído la muerte hasta tu casa es algo con lo que deberemos vivir a partir de ahora. Te pido disculpas por no haber sido capaz de salvarte y mi más sincero agradecimiento por el trato siempre amable que nos profesaste desde el primer momento. Has sido y eres, sin duda, un ser de luz que no merecía una muerte tan atroz. Descansa en paz y que la luz de Icram guíe tu camino y te acoja más allá del mundo de los vivos - tras estas palabras, las manos de la alta elfa dibujaron arabescos en el aire que se convirtieron en un haz de luz simulando un arcoíris sobre la estatua de Lenkus, dirigiéndose hacia el cielo, como si le estuviera marcando el camino.
Prestidigitation
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald se mantuvo en un lacónico segundo plano dejando hacer a sus compañeros, que parecía más unidos al posadero. Musitó una plegaria breve para si y los dioses, con la barbilla muy cerca de su propio pecho. Nada más se podía hacer por aquel hombre. El caballero, asumía la situación con estoicismo y normalidad, casi con desapego. La gente muere, la buena gente también. Los que quedamos debemos hacer lo correcto en su memoria. Descansa en paz. Los ojos claros del hombre observaron la tumba unos momentos con pesar. No podía evitar sentir cierta empatía por aquel hombre, aunque apenas le conociera. Para él solo era alguien que trataba de enmendar su pasado, eso era suficiente. Pero además era de los pocos en esta ciudad que les había tratado con dignidad y respeto. La vida no es justa. Leobald suspiró y se retiró de la tumba para esperar a sus compañeros, inmersos en sus particulares y elaboradas formas de agradecimiento.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Cuando todos acabaron, un silencioso Krag les acompañó parte del camino, la que coincidía con su trayectoria hacia su casa y lugar de trabajo donde le encontraron por primera vez. Tras despedirse de todos con cierta cortesía, se adentró en su hogar para comenzar a trabajar en sus nuevas tareas de investigación y descifrado.
El sendero descendiente y pavimentado con irregulares losetas de pizarra plana pronto condujo a la elaborada puerta de hierro forjado, que abierta, indicaba el final del lugar de descanso para muchos de los habitantes de la ciudad. A unos escasos cien metros colina abajo, la exótica estructura del templo de Akadi, de varios angulosos tejados y tubos de viento colgantes en sus diferentes esquinas, les esperaba. El color negro y la madera castigada por los elementos contrastaba con un interior más cuidado y ornamentado. En su umbral, varios adeptos trabajaban intentando reponer la puerta que había cedido la noche anterior desvencijándose al caer y convertir el gran salón de rituales en un mar de astillas. Acompañando a los acólitos, un cuarteto de carpinteros más expertos parecían colaborar y liderar la obra de restauración. El ruido y las voces amortiguaban lo pudiera acontencer en el interior del templo.
Al fondo, junto al altar principal donde la estatua de la Diosa presidia toda la cámara, el sumo sacerdote Wellgar, parecía discutir algo con otro de los jóvenes iniciados sin apenas percatarse de la inminente visita.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Una vez abandonado el cementerio y ya en el templo, Mablung espero a que Adriana comentase su situación antes de interpelar a Wellgar.
TocToc anduvo distraído, absorto en sus pensamientos. En algún momento durante el camino sacó su libro y pensaba en las posibles implicaciones de aquella palabra clave. No parecía tener mucho sentido, no cuadraba... Pero desde luego debía estudiar con más detenimiento su esperanza era escasa. Guardo de nuevo el libro. Miro hacia la ciudad, posiblemente algún mago podría conjurar algún sortilegio para desentrañar aquel misterio. Pero no se fiaba de nadie allí.
Al fin llegaron al templo y TocToc observo los acontecimientos.
Zevatur, Rolthos
Godric se mantuvo en segundo plano pero al llegar al templo apretó levemente el antebrazo de Adriana para infundirle ánimo. Su mirada le confirmaba a la elfa que él la apoyaba.
PbP Character: A few ;)