Adriana reflejó en sus ojos abiertos de par en par la sorpresa y el miedo que la invadieron cuando se vio atrapada entre los brazos de aquel pescador, temiendo por su vida. Petrificada, tras unos segundos, desvió su mirada a sus compañeros, haciendo un gesto con las manos hacia ellos, indicando que no atacaran. Parecía estar manteniendo alguna clase de conversación inaudible con su opresor.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El desquiciado pescador pareció entender las indirectas enlazadas de un sacerdote forcejeando con él, una ballesta apuntando a su cabeza, y unos convincentes susurros acerca de su posible futuro. Con un fuerte empujón, desplazó a la elfa contra el desesperado Godric para que éste la cogiera entre sus brazos...
- Está bien... seguidme os llevaré ...
Como si no hubiera pasado absolutamente nada segundos antes, el pescador saltó a su bote y se movió a popa donde se dispuso a ajustar el timón manual después de comprobar que las velas del único mástil de la pequeña embarcación estaban desplegadas y listas.
Nadie volvió a mirar a Khalion, su mano se había desplazado de nuevo, del pomo de su espada a la máscara de Oni que solía ponerse cuando había combate... esperando instrucciones.
Adriana, viéndose liberada de las garras del pescador, se recolocó los ropajes y se atusó el cabello, recuperando la dignidad perdida en esos escasos minutos. - Así está mejor - musitó, dirigiéndose a la barcaza - ¿Vamos? - inquirió al resto, imitando la misma actitud que aquel rudo hombre, como si no hubiese sucedido nada momentos antes.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Ante la mirada de Nadie tan solo pudo encogerse de hombros. Redujo su amenaza desenclavando el virote y devolviendo la enorme ballesta a su espalda y señalando hacia la barca para aceptar la invitación del hasta ese momento, plausible cadaver de pescador.
-Yo tampoco entiendo tal gasto de energías.. - le dijo discretamente sobre las maneras diplomáticas de Adriana cuando subían a la barca-.. pudiendo resolverlo a acero.
El bote de remos pareció aguantar bien el peso de todos los integrantes del grupo, incluído el robusto hobgoblin y su armadura pesada de escamas junto a todo su arsenal. Sin duda, la embarcación estaba diseñada para transportar gran cantidad de carga, principalmente proveniente de la pesca, lo que explicaba el penetrante olor que rezumaban sus maderas. La vela se infló, y henchidas sus velas, el trayecto discurrió por el centro de la bahía siguiendo una navegación indiferente...
El marinero no parecía tener prisa, y daba vueltas simulando revisar redes y cebos... mientras discretamente se iba alejando más y más de las demás embarcaciones hasta aproximarse a la zona que cubría el gran puente del Rey Pecador. En esa zona la corriente era algo más intensa puesto que justo coincidía con la desembocadura del río al mar, aunque ésta, era amortiguada por los tres grandes arcos construídos en enormes piedras oscuras, que se elevaban hacía la parte más alta del doble acantilado que los atenazaba, por casi medio centenar de metros, lo que la convertían en una estructura mastodóntica y de masonería casi perfecta.
A la sombra de su arquitectura, el bote viró con cierta maestría a contracorriente, usando hábilmente el viento a favor, aproximándose a una zona cercana a los pilares occidentales, donde, una camuflada rejilla del tamaño de un humano medio, se encontraba embebida en la piedra, elevada apenas un metro sobre el nivel actual del agua. Esta salida, supuestamente se podría anegar si el río sufría una subida repentina de caudal por fuertes lluvias, o si las mareas afectaran a esta zona del Dragonmeere.
Sin pensárselo mucho, el anónimo pescador señaló a los barrotes, indicando que un par de ellos estaban sueltos y serrados, lo que permitía que quitándolos, sin demasiado esfuerzo, se podía acceder con cierta facilidad. El túnel se perdía en la oscuridad más absoluta en línea recta, y tenía una depresión en su centro por la que deberían correr aguas fecales... pero estaba seco completamente. El ancho era reducido, y sólo permitía el paso en fila de dos.
Sobre el enrejado, y grabado en la misma roca, un extraño símbolo presidía el acceso.
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TocToc apenas reaccionó al repentino estallido del pescador. Apenas estaba siguiendo a sus compañeros in prestarles atención, las preocupaciones y las palabras que debía tener con Bastianes le absorbían toda su atención. Cuando quiso reaccionar el peligro ya había acabado. Con un pequeño graznido se recriminó a si mismo haber fallado a la bandada. Si hubiese sido un enfrentamiento de verdad su despieste hubiese podido tener consecuencias fatales. No podía a ver bandada más respecto a Akrul en este momento, así que se decidió mantenerse alerta en la tarea que hacían ahora.
Durante el trayecto en bote tato de orientarse, pero solo lo logró al ver más de cerca la construcción de piedra. Su mano palpó la superficie de la piedra sintiendo la castigada por la intemperie piedra.
- ¿Qué es este símbolo? - Preguntó al pescador hablando por primera vez desde que se habían encontrado mientras la examinaba.
Tiro por arcana por si acaso el simbolo me dice algo: Arcana: 8
Godric aprovechó para observar la mastodóntica construcción que, al pasar por su parte superior, tanto desasosiego causaba a los elfos y a Khalion. Aunque se había fijado en que esa misma mañana Adriana había caminado por el puente como si nada. Esperaba ver alguna señal o marca o símbolo o cualquier cosa que les pudiera indicar porqué pasaba aquello. Aunque quizá la clave estaba en la extraña piedra negra que el sacerdote tocó con cuidado de no perder el equilibrio cuando la pequeña pero robusta embarcación se acercó.
Perception: 9
Viendo que pronto se tendrían que adentrar en la oscuridad de aquel lúgubre túnel, invicó una pequeña plegaria a Lathander y una moneda de plata de su mano brilló por un segundo antes de que cerrar el puño sobre ella. Aún no sería necesario.
Desembarcó y se metió en el túnel para ayudar al resto a hacer lo mismo.
Adriana se mantuvo en silencio y observando el paisaje durante todo el trayecto. Cuando llegaron a su destino, le entregó al pescador unas cuantas monedas de cantidad generosa y se dirigió a él:
- Gracias por tus servicios. Supongo que encontraremos una salida tras nuestro encuentro o, por el contrario, ¿nos esperarás hasta que salgamos? ¿Qué otra manera hay de volver a la ciudad? - preguntó preocupada por el retorno.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El marinero parecía tener prisa por moverse del lugar, sin duda el desasosiego era provocado por la necesidad de no ser visto en una zona con cero interés para la pesca, lo que podía levantar sospechas en otros marineros que recorrieran la bahía. Aún así, mientras viraba el bote para volver a dirigirse a mar adentro, el anónimo trabajador del mar, tuvo tiempo de responder a algunas preguntas ante la crecientes dudas y enigmas que parecían tejerse ante los ojos de TocToc y Godric, sin que sus capacidades fueran capaces de desentrañarlos aún.
- Es el símbolo del Amo, ... la entrada a su reino comienza ahí... - El marino local se dirigió al kenku con una retorcida sonrisa en sus agrietados labios - Suerte ahí ... dentro ...
Tras recibir el pago por parte de Adriana, su sonrisa pareción acrecentarse aún más, pero nego con la cabeza...
- No hay espera milady, ... si sois del agrado del Amo, él os indicará el camino de vuelta..., Suerte ahí... dentro ...
Tras repetir su aciaga coletilla por segunda vez, la embarcación comenzó a alejarse de la orilla bajo el puente, y el grupo se quedó a solas delante de la oxidada reja, que, como había predicho su transportista, estaba suelta y serrada en partes estratégicas, lo que permitía ser retidada con facilidad, permitiendo el paso al interior.
El tunel era relativamente estrecho, pero si se iba en fila de a dos, se podía recorrer con cierta comodidad, aunque si hubiera combate, quizás el espacio no ayudara mucho a maniobrar permitiendo una pelea fluída. Sin duda un oso gigante, por ejemplo, bien podría taponar casi la totalidad del túnel. Cuando la oscuridad comenzó a abrazarlos, Godric abrió de nuevo la palma de su mano, dejando que la plateada luz con halos dorados que radiaba la moneda obrara con su labor de dejar ver con claridad a aquellos no dotados para la visión nocturna.
En el bolsillo de la alta elfa, un par de saneadas ratas comenzaron a agitarse, presas de una extraña emoción. Adriana parecía empatizar con ellas, y no creía que fuera una excitación por temor o angustia, sino por todo lo contrario, la vuelta al hogar parecía motivarlas lo sufiente para asomar sus cabecitas y olisquear el ambiente.
Pronto el tunel, con cierta inclinación ascendente, se topó con una especie de cisterna cilíndrica por la que se adivinaban tres salidas más en forma de tridente, a parte de la utilizada por el grupo para llegar hasta allí. Todas parecían iguales a la ya recorrida, no había restos de caudal alguno, aunque el nivel de humedad si había aumentado, y el musgo junto al moho parecían cubrir parte de las paredes circulares de la peculiar sala. Ambas especies no se mezclaban, dejando la cámara dividida en dos mitades, cada una cosquitada por un tipo diferente de forma vital primaria.
Llagas y Betty parecieron no poder contener más su necesidad de saltar del bolsillo de su nueva amiga y aterrizaron ágilmente con sus patitas en el suelo, tras un par de vueltas moviendo los bigotes, ambas parecieron estar de acuerdo en moverse cerca de la salida situada más a la derecha, en la parte donde el moho predominaba sobre el musgo...
Necesito saber el orden... , de dos en dos, en el que vaís caminando.
TocToc asintió al marinero ladeando la cabeza ligeramente. No llegó a entender muy bien si su deseo era sincero o irónico. Sin darle más importancia se dirigió hacia la entrada. Dejó que todos sus compañeros pasaran primero. Cuando todos estaban dentro, con cuidado, recolocó la reja para ocultar la entrada de nuevo. Era mejor no importunar a aquel que se hacía llamar Amo. Después avanzó rápidamente hacia sus compañeros. El silencio en el que se habían sumido sus compañeros se interrumpió por la resonancia de sus pasos en la oscuridad creciente.
El hombre cuervo se irguió un poco más para ver a las ratillas elegir el camino. Que eligieran el moho no le dio demasiada seguridad pero parecía que ellas sabían bien el camino.
Hacía tiempo que las almas de la ciudad dormían o medraban impunemente entre la inmundicia, al amparo de la medianoche. Las estrellas y la luna permanecían ocultas por las nubes de tormenta. Llovía de nuevo en Saltmarsh, una lluvia ligera, pero pertinaz, que calaba los huesos y empañaba los pensamientos. Una sombra se recortaba en el centro de la basta construcción el Puente de Tiburón. El caballero, con la mirada perdida en la caída hasta el agua, parecía ajeno a la llovizna y la fría brisa que soplaba de mar, trayendo el aroma a salitre y ozono.
Algo en su fuero interno no podía creer lo que parecía irrefutable en los papeles de los piratas. Su anciano padre, Sir Edward Tenhall, el gran diplomático de Cormyr, era un traidor a la corona. ¿Cómo era posible? No le sorprendía la frialdad con que se refería a las almas de La Comunidad, Burle o Seaton. Era un estratega despiadado, pero a pesar de las diferencias que había tenido con su padre, siempre le había tenido por un hombre de ley y un patriota. La referencia a las Sombras de Medianoche y a su padre como aliados se le antojaba una idea imposible. Todo aquello no tenía sentido y sin embargo todas las pruebas le incriminaban. ¿Qué ganaba el anciano marqués con todo aquello? ¿Y si algún enemigo político trataba simplemente de ensuciar su nombre como sugirió el mago de Ghostfinger?
Por otro lado, ¿qué sentido tenía explicar las lineas maestras de su plan al capitán de un barco de contrabandistas? Si lo había entendido bien, la cofradía de ladrones de Westgate aliada con los restos de los Príncipes Piratas era lo único que parecía tener sentido.
Lo más sensato sería tratar de contrastar la escritura del manuscrito con alguna carta de su padre. Su mirada se desvió al norte, en dirección a los salones Tenhall, al otro lado del reino. Sabía que lo más seguro para sus compañeros era separarse de ellos. Había reunido el valor para romper con la palabra dada a Bastianes, consciente de que tendría que volver a responder por ello. Sin embargo, allí, en medio de aquel ominoso puente, bajo la lluvia, tuvo que admitir que lo que realmente le preocupaba era que no podía abandonar a sus compañeros. Tuvo que admitir que se sentía responsable de ellos, la joven elfa con sus erradas decisiones, el solitario mercenario torturado por su sentido de pertenencia, el joven novicio impetuoso, el elfo salvaje en tierra de hombres y el buscavidas córvido, el mejor de todos nosotros. Se sintió como una rata por haber dado aquel paso con nocturnidad y alevosía. No, Sir Edward Tenhall tendría que esperar para responder por aquella carta. Había unido su destino al de aquellas almas perdidas y no podía abandonarlas justo cuando sentía que los acontecimientos se iban a precipitar vertiginosa y peligrosamente.
Con un suspiro abatido, se irguió sombre si mismo dispuesto a reunirse de nuevo con el resto del grupo. Si alguien le hubiera visto quizás podría habría apreciado en su pesado caminar un renovado aplomo. La lluvia arreció mientras su figura se perdía entre las brumas.
Los pasos de Leobald se detuvieron justo antes de abandonar el puente en dirección opuesta, de nuevo hacia la posada que ahora ejercía de su hogar temporal. A pesar de la bruma, de reojo, algo llamó su atención, una embarcación parecía separarse del resto, su cansada vista aún le permitiía ver nítidamente de lejos, y sin duda, pudo reconocer en ese barco pesquero a la totalidad de los agentes que parecían dirigirse a aún lugar cercano a la construcción sobre la que estaba. Algo en su interior se agitó, como si ese movimiento pudiese meter en graves problemas a sus copañeros... Cuando a los pocos minutos, el bote volviía de nuevo a su ruta habitual, pero está vez sin la totalidad de su tripulación a bordo, una alarma saltó en la cabeza del caballero. Así que, oteando el horizonte, Leobald intentó buscar una manera alternativa para intentar llegar a donde se dirigían antes de que fuera demasiado tarde para ellos.
El tiempo parecía correr de una manera extraña allí abajo, y tanto Khalion como Mablung sintieron, aunque de una manera más paliativa, como el bello de sus brazos se erizaba tras recordar ciertas sensaciones ya vividas en unos pasillos de geometrías imposibles no hace demasiadas noches. Ambas ratitas se detuvieron en el umbral elegido por ellas esperando a que la silenciosa comitiva, más parecida a un paso fúnebre que a una compañía de ávidos agentes bajo una investigación trascendental para el futuro de la ciudad, reaccionara. El orden se comenzó a decidir debido a las limitaciones de los pasajes a atravesar, cuando un ofendido Nadie, que parecía sentirse excluído de toda formación gruñó de una manera poco discreta para hacerse notar... Su expresión mostraba que estaba a punto de intervenir para quejarse cuando el ruido de unos pesados pasos alertaron a todos. Estos provenían del mismo pasillo del que provenían, así que el hobgoblin sacó sus armas en tiempo record y se dispuso a colocarse en primera fila, sin preguntar a los demás, para enfrentarse a lo que por allí apareciera.
Una conocida voz, algo cansada, se alzó para indentificarse y tranquilizar a todos. El paladín apareció de entre las sombras saludando con un escueto gesto, esperando que su regreso no levantara demasiados ampollas...
Una vocecilla diabólica proveniente de algún lugar cerca de Godric pareció ser la primera en reaccionar.
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Silencio desordenado y pasos perdidos de nuevo en los túneles de tal funesta ciudad. Bajo penumbra sus ojos funcionaban finos, certeros penetrando no lo suficiente en los túneles del tridente que ante ellos se abrían. Los recuerdos de una semejante sala y la anomalía espacio tiempo sufrida junto al druida le hicieron sentir sincero malestar. Buscó en las paredes las marcas que entonces vieron, líneas y puntos de constelaciones desconocidas y cielos ajenos.
Percepción: 18
Tengo +3 tb a investigación.. no se cual es mas apropiada.
-Bajo esta tenebrosa y anciana piedra el tiempo fluye distinto.. demorarnos aquí pueden ser días fuera.. eso si no somos recolocados..
Apenas acabó de hablarse presente la presencia del humano en retaguardia. Más músculo nunca está de mas siempre que terminaran limando los remilgos y complejos en batalla que con frecuencia atenazaban al rígido de equivocados principios humano.
-Leobald..-acercándose a él según llegaba.- Los pecados de los padres no son de sus hijos..- le repitió con discreción lo dicho horas antes al entregarle comprometida documentación y pruebas. -¿Necesitas luz?
Godric pareció ajustarse el enganche de la capa en el hombro al vovlerse a Leobald, dadno unas leves palmaditas en el lugar donde estaba su extraño aliado.
- ¡Leobald! me alegra ver que estas aquí -su voz sonaba sincera - escucha... no puedo ni imaginar lo difícil que está siendo pero creo que has tomado la decisión correcta. No era buena idea agravar la situación con una orden de búsqueda y captura por haber roto tu juramento a Bastianes. Si permanecemos juntos... ya se nos ocurrirá una forma de poder ayudarte con tus problemas... si tú quieres claro... -
—Os agradezco vuestras palabras de aliento —asintió el caballero con humildad a sus compañeros—. Yo también me alegro de veros. Lamento haberme ido sin despedirme, os pido perdón. Una errada decisión que trato de remediar, estamos juntos en esto —sonrió con tristeza.
Con un gesto amable desestimó los conjuros de Khalion para tratar de encender una antorcha. Cuando la tea prendió, la luz cálida del fuego arrojó sombras en su rostro acentuando sus arrugas.
—Ignoro lo que hacéis aquí, pero puedo ir delante, si os parece bien —dijo descendiendo el pesado escudo alagrimado desde el hombro.
TocToc sonrió al ver a Leobald llegar a donde estaba el grupo se acerco para darle un pequeño golpe en la espalda. - Encontraremos la forma de encárganos de tus asuntos, Leobald.
Adriana escudriñó la entrada de la cueva, adoptando una pose de guardia al escuchar los sonidos provenientes del exterior. Cuando reconoció la figura de Leobald y su voz llegó nítida y clara, algo parecido al alivio y la esperanza, fugaz pero reconfortante, inundó su atribulado ánimo. El hecho de que Leobald hubiese vuelto era, por fin, algo bueno entre toda la amalgama de desgracias acaecidas recientemente.
En las últimas jornadas, Adriana había estado realmente preocupada por él, mostrándose el caballero cada vez más taciturno, esquivo, distante y desconfiado. Se alegró sinceramente de verle allí de nuevo, lo que significaba que aún no estaba todo perdido, que aún se sentía parte del grupo.
Cuando Leoblad pasó por su lado para colocarse al frente de la expedición, la alta elfa posó una de sus manos en su brazo, apretándolo cariñosamente, como gesto de bienvenida.
- Leobald, me alegro de que hayas vuelto - le dijo con una sonrisa aliviada y sincera - No hay mucho tiempo ahora, pero has de saber que estamos aquí en busca del Amo, un ser de las profundidades de las alcantarillas que puede darnos información sobre la maldición y quizá sobre el paradero de Adso y su hermano gemelo. Han desaparecido, o se han escondido en algún lugar del que nada sabemos. Venimos aquí en busca de respuestas - Dirigió su mirada hacia Betty y Llagas, que se revolvían nerviosas y expectantes a la entrada del pasadizo por el que debían continuar, emitiendo pequeños chillidos de urgencia - será mejor que nos pongamos en marcha - concluyó la hechicera, colocándose tras Mablung y Leobald.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El orden se volvió a distribuir contando con el nuevo miembro de los Agentes, que en primera fila presidiría la marcha a través del túnel carcomido por el moho. Sin embargo Nadie alzó la mano justo en el último momento, y dirigió una furtiva mirada al pasaje que habían usado tanto ellos como Leobald para acceder a la cisterna desecada donde se encontraban ahora mismo.
- Si el hidalgo ha podido encontrarnos y seguirnos tan fácilmente, cualquiera con un mínimo de habilidades, o simplemente suerte, podría encontrarnos o seguir la misma pista por igual, ... sobre todo si pretendemos confiar en la estabilidad mental de ese marino. Cubriré la salida, y me aseguraré de que nadie más ajeno a nuestra misión pase por ese enrejado. Tened cuidado y ... no os metáis en demasiados líos...
Las palabras del hobgoblin no mostraban cobardía, sino todo lo contrario, determinación y estrategia, aunque eso supusiera enfrentarse sólo a cualquier peligro que acechara en las sombras o intentara seguir el rastro del grupo principal. Inclinando muy levemente la cabeza hacia Leobald, a modo de saludo, el fornido humanoide de tez anaranjada, se perdió por el canal de entrada de una manera bastante poco sigilosa, puesto que su pesada armadura, y la multitud de armas que acarreaba, permitía que se le escuchara con decenas de pies de ventaja.
Tras su marcha, la extraña amalgama que componía al núcleo de Agentes, tanto los oficiales, como los que habían dejado de serlo, se adentraron de nuevo en el laberíntico entramado de pasajes y canales, ... persiguiendo a los pequeños roedores que ante cada bifurcación, o estancia nueva, se detenían a olisquear de nuevo el ambiente, cada vez más húmedo, para proseguir su camino.
Todo marchaba de una manera tranquila, dentro de lo que cabía, mientras se navegaba a través de un innecesario y enrevesado sistema que parecía a veces carecer de sentido o lógica. El desasosiego de Mablung y Khalion no aumentaba, pero tampoco disminuía, y aunque no encontraban patrones parecidos a los del sótano de la posada, ni paredes labradas con constelaciones inexistentes, ni cámaras de paredes octogonales donde el tiempo parecía tomarse su independencia, de alguna manera, ambos podía sentir debajo de su piel la cercanía de aquellos lugares de vértigo y sinsentido.
Llagas y Betty se detuvieron de repente cuando una densa bruma comenzó lentamente a cubrirlo todo de rodillas hacía abajo... como lentos retazos de niebla densa que avanzaban a cámara lenta extendiendo sus tentáculos de un opaco humo pálido casi blanco... el camino que habían tomado parecía confundir a los roedores guía de repente y asustados volvieron hasta los pies de Adriana, la cual a duras penas podía entreverlos entre la repentina calima. El pasillo donde se encontraban era largo, aunque de frente se podía vislumbrar otro canal que cruzaba perpendicularmente al suyo justo en frente, componiendo una intersección en forma de cruz a unos treinta pies de distancia.
Hacerme los cuatro primeros una tirada de Percepción Dificultad: 15
Adriana reflejó en sus ojos abiertos de par en par la sorpresa y el miedo que la invadieron cuando se vio atrapada entre los brazos de aquel pescador, temiendo por su vida. Petrificada, tras unos segundos, desvió su mirada a sus compañeros, haciendo un gesto con las manos hacia ellos, indicando que no atacaran. Parecía estar manteniendo alguna clase de conversación inaudible con su opresor.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El desquiciado pescador pareció entender las indirectas enlazadas de un sacerdote forcejeando con él, una ballesta apuntando a su cabeza, y unos convincentes susurros acerca de su posible futuro. Con un fuerte empujón, desplazó a la elfa contra el desesperado Godric para que éste la cogiera entre sus brazos...
- Está bien... seguidme os llevaré ...
Como si no hubiera pasado absolutamente nada segundos antes, el pescador saltó a su bote y se movió a popa donde se dispuso a ajustar el timón manual después de comprobar que las velas del único mástil de la pequeña embarcación estaban desplegadas y listas.
Nadie volvió a mirar a Khalion, su mano se había desplazado de nuevo, del pomo de su espada a la máscara de Oni que solía ponerse cuando había combate... esperando instrucciones.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Adriana, viéndose liberada de las garras del pescador, se recolocó los ropajes y se atusó el cabello, recuperando la dignidad perdida en esos escasos minutos. - Así está mejor - musitó, dirigiéndose a la barcaza - ¿Vamos? - inquirió al resto, imitando la misma actitud que aquel rudo hombre, como si no hubiese sucedido nada momentos antes.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Godric miro a Khalion y Nadie y se encogió un poco de hombros al ver que Adriana seguía a aquel perturbado marinero.
En voz baja dijo - ¿Pero es que él no hay nadie normal?-
Una leve risilla en su hombro fue la única respuesta
PbP Character: A few ;)
Ante la mirada de Nadie tan solo pudo encogerse de hombros. Redujo su amenaza desenclavando el virote y devolviendo la enorme ballesta a su espalda y señalando hacia la barca para aceptar la invitación del hasta ese momento, plausible cadaver de pescador.
-Yo tampoco entiendo tal gasto de energías.. - le dijo discretamente sobre las maneras diplomáticas de Adriana cuando subían a la barca-.. pudiendo resolverlo a acero.
Sin hacer mucho caso del resto, pero con una ceñida al pasar al lado del marinero, Mablung subió al bote.
El bote de remos pareció aguantar bien el peso de todos los integrantes del grupo, incluído el robusto hobgoblin y su armadura pesada de escamas junto a todo su arsenal. Sin duda, la embarcación estaba diseñada para transportar gran cantidad de carga, principalmente proveniente de la pesca, lo que explicaba el penetrante olor que rezumaban sus maderas. La vela se infló, y henchidas sus velas, el trayecto discurrió por el centro de la bahía siguiendo una navegación indiferente...
El marinero no parecía tener prisa, y daba vueltas simulando revisar redes y cebos... mientras discretamente se iba alejando más y más de las demás embarcaciones hasta aproximarse a la zona que cubría el gran puente del Rey Pecador. En esa zona la corriente era algo más intensa puesto que justo coincidía con la desembocadura del río al mar, aunque ésta, era amortiguada por los tres grandes arcos construídos en enormes piedras oscuras, que se elevaban hacía la parte más alta del doble acantilado que los atenazaba, por casi medio centenar de metros, lo que la convertían en una estructura mastodóntica y de masonería casi perfecta.
A la sombra de su arquitectura, el bote viró con cierta maestría a contracorriente, usando hábilmente el viento a favor, aproximándose a una zona cercana a los pilares occidentales, donde, una camuflada rejilla del tamaño de un humano medio, se encontraba embebida en la piedra, elevada apenas un metro sobre el nivel actual del agua. Esta salida, supuestamente se podría anegar si el río sufría una subida repentina de caudal por fuertes lluvias, o si las mareas afectaran a esta zona del Dragonmeere.
Sin pensárselo mucho, el anónimo pescador señaló a los barrotes, indicando que un par de ellos estaban sueltos y serrados, lo que permitía que quitándolos, sin demasiado esfuerzo, se podía acceder con cierta facilidad. El túnel se perdía en la oscuridad más absoluta en línea recta, y tenía una depresión en su centro por la que deberían correr aguas fecales... pero estaba seco completamente. El ancho era reducido, y sólo permitía el paso en fila de dos.
Sobre el enrejado, y grabado en la misma roca, un extraño símbolo presidía el acceso.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
TocToc apenas reaccionó al repentino estallido del pescador. Apenas estaba siguiendo a sus compañeros in prestarles atención, las preocupaciones y las palabras que debía tener con Bastianes le absorbían toda su atención. Cuando quiso reaccionar el peligro ya había acabado. Con un pequeño graznido se recriminó a si mismo haber fallado a la bandada. Si hubiese sido un enfrentamiento de verdad su despieste hubiese podido tener consecuencias fatales. No podía a ver bandada más respecto a Akrul en este momento, así que se decidió mantenerse alerta en la tarea que hacían ahora.
Durante el trayecto en bote tato de orientarse, pero solo lo logró al ver más de cerca la construcción de piedra. Su mano palpó la superficie de la piedra sintiendo la castigada por la intemperie piedra.
- ¿Qué es este símbolo? - Preguntó al pescador hablando por primera vez desde que se habían encontrado mientras la examinaba.
Tiro por arcana por si acaso el simbolo me dice algo: Arcana: 8
Zevatur, Rolthos
Godric aprovechó para observar la mastodóntica construcción que, al pasar por su parte superior, tanto desasosiego causaba a los elfos y a Khalion. Aunque se había fijado en que esa misma mañana Adriana había caminado por el puente como si nada. Esperaba ver alguna señal o marca o símbolo o cualquier cosa que les pudiera indicar porqué pasaba aquello. Aunque quizá la clave estaba en la extraña piedra negra que el sacerdote tocó con cuidado de no perder el equilibrio cuando la pequeña pero robusta embarcación se acercó.
Perception: 9
Viendo que pronto se tendrían que adentrar en la oscuridad de aquel lúgubre túnel, invicó una pequeña plegaria a Lathander y una moneda de plata de su mano brilló por un segundo antes de que cerrar el puño sobre ella. Aún no sería necesario.
Desembarcó y se metió en el túnel para ayudar al resto a hacer lo mismo.
PbP Character: A few ;)
Adriana se mantuvo en silencio y observando el paisaje durante todo el trayecto. Cuando llegaron a su destino, le entregó al pescador unas cuantas monedas de cantidad generosa y se dirigió a él:
- Gracias por tus servicios. Supongo que encontraremos una salida tras nuestro encuentro o, por el contrario, ¿nos esperarás hasta que salgamos? ¿Qué otra manera hay de volver a la ciudad? - preguntó preocupada por el retorno.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El marinero parecía tener prisa por moverse del lugar, sin duda el desasosiego era provocado por la necesidad de no ser visto en una zona con cero interés para la pesca, lo que podía levantar sospechas en otros marineros que recorrieran la bahía. Aún así, mientras viraba el bote para volver a dirigirse a mar adentro, el anónimo trabajador del mar, tuvo tiempo de responder a algunas preguntas ante la crecientes dudas y enigmas que parecían tejerse ante los ojos de TocToc y Godric, sin que sus capacidades fueran capaces de desentrañarlos aún.
- Es el símbolo del Amo, ... la entrada a su reino comienza ahí... - El marino local se dirigió al kenku con una retorcida sonrisa en sus agrietados labios - Suerte ahí ... dentro ...
Tras recibir el pago por parte de Adriana, su sonrisa pareción acrecentarse aún más, pero nego con la cabeza...
- No hay espera milady, ... si sois del agrado del Amo, él os indicará el camino de vuelta..., Suerte ahí... dentro ...
Tras repetir su aciaga coletilla por segunda vez, la embarcación comenzó a alejarse de la orilla bajo el puente, y el grupo se quedó a solas delante de la oxidada reja, que, como había predicho su transportista, estaba suelta y serrada en partes estratégicas, lo que permitía ser retidada con facilidad, permitiendo el paso al interior.
El tunel era relativamente estrecho, pero si se iba en fila de a dos, se podía recorrer con cierta comodidad, aunque si hubiera combate, quizás el espacio no ayudara mucho a maniobrar permitiendo una pelea fluída. Sin duda un oso gigante, por ejemplo, bien podría taponar casi la totalidad del túnel. Cuando la oscuridad comenzó a abrazarlos, Godric abrió de nuevo la palma de su mano, dejando que la plateada luz con halos dorados que radiaba la moneda obrara con su labor de dejar ver con claridad a aquellos no dotados para la visión nocturna.
En el bolsillo de la alta elfa, un par de saneadas ratas comenzaron a agitarse, presas de una extraña emoción. Adriana parecía empatizar con ellas, y no creía que fuera una excitación por temor o angustia, sino por todo lo contrario, la vuelta al hogar parecía motivarlas lo sufiente para asomar sus cabecitas y olisquear el ambiente.
Pronto el tunel, con cierta inclinación ascendente, se topó con una especie de cisterna cilíndrica por la que se adivinaban tres salidas más en forma de tridente, a parte de la utilizada por el grupo para llegar hasta allí. Todas parecían iguales a la ya recorrida, no había restos de caudal alguno, aunque el nivel de humedad si había aumentado, y el musgo junto al moho parecían cubrir parte de las paredes circulares de la peculiar sala. Ambas especies no se mezclaban, dejando la cámara dividida en dos mitades, cada una cosquitada por un tipo diferente de forma vital primaria.
Llagas y Betty parecieron no poder contener más su necesidad de saltar del bolsillo de su nueva amiga y aterrizaron ágilmente con sus patitas en el suelo, tras un par de vueltas moviendo los bigotes, ambas parecieron estar de acuerdo en moverse cerca de la salida situada más a la derecha, en la parte donde el moho predominaba sobre el musgo...
Necesito saber el orden... , de dos en dos, en el que vaís caminando.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
TocToc asintió al marinero ladeando la cabeza ligeramente. No llegó a entender muy bien si su deseo era sincero o irónico. Sin darle más importancia se dirigió hacia la entrada. Dejó que todos sus compañeros pasaran primero. Cuando todos estaban dentro, con cuidado, recolocó la reja para ocultar la entrada de nuevo. Era mejor no importunar a aquel que se hacía llamar Amo. Después avanzó rápidamente hacia sus compañeros. El silencio en el que se habían sumido sus compañeros se interrumpió por la resonancia de sus pasos en la oscuridad creciente.
El hombre cuervo se irguió un poco más para ver a las ratillas elegir el camino. Que eligieran el moho no le dio demasiada seguridad pero parecía que ellas sabían bien el camino.
Zevatur, Rolthos
Hacía tiempo que las almas de la ciudad dormían o medraban impunemente entre la inmundicia, al amparo de la medianoche. Las estrellas y la luna permanecían ocultas por las nubes de tormenta. Llovía de nuevo en Saltmarsh, una lluvia ligera, pero pertinaz, que calaba los huesos y empañaba los pensamientos. Una sombra se recortaba en el centro de la basta construcción el Puente de Tiburón. El caballero, con la mirada perdida en la caída hasta el agua, parecía ajeno a la llovizna y la fría brisa que soplaba de mar, trayendo el aroma a salitre y ozono.
Algo en su fuero interno no podía creer lo que parecía irrefutable en los papeles de los piratas. Su anciano padre, Sir Edward Tenhall, el gran diplomático de Cormyr, era un traidor a la corona. ¿Cómo era posible? No le sorprendía la frialdad con que se refería a las almas de La Comunidad, Burle o Seaton. Era un estratega despiadado, pero a pesar de las diferencias que había tenido con su padre, siempre le había tenido por un hombre de ley y un patriota. La referencia a las Sombras de Medianoche y a su padre como aliados se le antojaba una idea imposible. Todo aquello no tenía sentido y sin embargo todas las pruebas le incriminaban. ¿Qué ganaba el anciano marqués con todo aquello? ¿Y si algún enemigo político trataba simplemente de ensuciar su nombre como sugirió el mago de Ghostfinger?
Por otro lado, ¿qué sentido tenía explicar las lineas maestras de su plan al capitán de un barco de contrabandistas? Si lo había entendido bien, la cofradía de ladrones de Westgate aliada con los restos de los Príncipes Piratas era lo único que parecía tener sentido.
Lo más sensato sería tratar de contrastar la escritura del manuscrito con alguna carta de su padre. Su mirada se desvió al norte, en dirección a los salones Tenhall, al otro lado del reino. Sabía que lo más seguro para sus compañeros era separarse de ellos. Había reunido el valor para romper con la palabra dada a Bastianes, consciente de que tendría que volver a responder por ello. Sin embargo, allí, en medio de aquel ominoso puente, bajo la lluvia, tuvo que admitir que lo que realmente le preocupaba era que no podía abandonar a sus compañeros. Tuvo que admitir que se sentía responsable de ellos, la joven elfa con sus erradas decisiones, el solitario mercenario torturado por su sentido de pertenencia, el joven novicio impetuoso, el elfo salvaje en tierra de hombres y el buscavidas córvido, el mejor de todos nosotros. Se sintió como una rata por haber dado aquel paso con nocturnidad y alevosía. No, Sir Edward Tenhall tendría que esperar para responder por aquella carta. Había unido su destino al de aquellas almas perdidas y no podía abandonarlas justo cuando sentía que los acontecimientos se iban a precipitar vertiginosa y peligrosamente.
Con un suspiro abatido, se irguió sombre si mismo dispuesto a reunirse de nuevo con el resto del grupo. Si alguien le hubiera visto quizás podría habría apreciado en su pesado caminar un renovado aplomo. La lluvia arreció mientras su figura se perdía entre las brumas.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Los pasos de Leobald se detuvieron justo antes de abandonar el puente en dirección opuesta, de nuevo hacia la posada que ahora ejercía de su hogar temporal. A pesar de la bruma, de reojo, algo llamó su atención, una embarcación parecía separarse del resto, su cansada vista aún le permitiía ver nítidamente de lejos, y sin duda, pudo reconocer en ese barco pesquero a la totalidad de los agentes que parecían dirigirse a aún lugar cercano a la construcción sobre la que estaba. Algo en su interior se agitó, como si ese movimiento pudiese meter en graves problemas a sus copañeros... Cuando a los pocos minutos, el bote volviía de nuevo a su ruta habitual, pero está vez sin la totalidad de su tripulación a bordo, una alarma saltó en la cabeza del caballero. Así que, oteando el horizonte, Leobald intentó buscar una manera alternativa para intentar llegar a donde se dirigían antes de que fuera demasiado tarde para ellos.
El tiempo parecía correr de una manera extraña allí abajo, y tanto Khalion como Mablung sintieron, aunque de una manera más paliativa, como el bello de sus brazos se erizaba tras recordar ciertas sensaciones ya vividas en unos pasillos de geometrías imposibles no hace demasiadas noches. Ambas ratitas se detuvieron en el umbral elegido por ellas esperando a que la silenciosa comitiva, más parecida a un paso fúnebre que a una compañía de ávidos agentes bajo una investigación trascendental para el futuro de la ciudad, reaccionara. El orden se comenzó a decidir debido a las limitaciones de los pasajes a atravesar, cuando un ofendido Nadie, que parecía sentirse excluído de toda formación gruñó de una manera poco discreta para hacerse notar... Su expresión mostraba que estaba a punto de intervenir para quejarse cuando el ruido de unos pesados pasos alertaron a todos. Estos provenían del mismo pasillo del que provenían, así que el hobgoblin sacó sus armas en tiempo record y se dispuso a colocarse en primera fila, sin preguntar a los demás, para enfrentarse a lo que por allí apareciera.
Una conocida voz, algo cansada, se alzó para indentificarse y tranquilizar a todos. El paladín apareció de entre las sombras saludando con un escueto gesto, esperando que su regreso no levantara demasiados ampollas...
Una vocecilla diabólica proveniente de algún lugar cerca de Godric pareció ser la primera en reaccionar.
- Mierda... estas cosas sólo me pasan a mi ...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Silencio desordenado y pasos perdidos de nuevo en los túneles de tal funesta ciudad. Bajo penumbra sus ojos funcionaban finos, certeros penetrando no lo suficiente en los túneles del tridente que ante ellos se abrían. Los recuerdos de una semejante sala y la anomalía espacio tiempo sufrida junto al druida le hicieron sentir sincero malestar. Buscó en las paredes las marcas que entonces vieron, líneas y puntos de constelaciones desconocidas y cielos ajenos.
Percepción: 18
Tengo +3 tb a investigación.. no se cual es mas apropiada.
-Bajo esta tenebrosa y anciana piedra el tiempo fluye distinto.. demorarnos aquí pueden ser días fuera.. eso si no somos recolocados..
Apenas acabó de hablarse presente la presencia del humano en retaguardia. Más músculo nunca está de mas siempre que terminaran limando los remilgos y complejos en batalla que con frecuencia atenazaban al rígido de equivocados principios humano.
-Leobald.. -acercándose a él según llegaba.- Los pecados de los padres no son de sus hijos..- le repitió con discreción lo dicho horas antes al entregarle comprometida documentación y pruebas. -¿Necesitas luz?
Godric pareció ajustarse el enganche de la capa en el hombro al vovlerse a Leobald, dadno unas leves palmaditas en el lugar donde estaba su extraño aliado.
- ¡Leobald! me alegra ver que estas aquí - su voz sonaba sincera - escucha... no puedo ni imaginar lo difícil que está siendo pero creo que has tomado la decisión correcta. No era buena idea agravar la situación con una orden de búsqueda y captura por haber roto tu juramento a Bastianes. Si permanecemos juntos... ya se nos ocurrirá una forma de poder ayudarte con tus problemas... si tú quieres claro... -
PbP Character: A few ;)
—Os agradezco vuestras palabras de aliento —asintió el caballero con humildad a sus compañeros—. Yo también me alegro de veros. Lamento haberme ido sin despedirme, os pido perdón. Una errada decisión que trato de remediar, estamos juntos en esto —sonrió con tristeza.
Con un gesto amable desestimó los conjuros de Khalion para tratar de encender una antorcha. Cuando la tea prendió, la luz cálida del fuego arrojó sombras en su rostro acentuando sus arrugas.
—Ignoro lo que hacéis aquí, pero puedo ir delante, si os parece bien —dijo descendiendo el pesado escudo alagrimado desde el hombro.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
TocToc sonrió al ver a Leobald llegar a donde estaba el grupo se acerco para darle un pequeño golpe en la espalda. - Encontraremos la forma de encárganos de tus asuntos, Leobald.
Zevatur, Rolthos
Adriana escudriñó la entrada de la cueva, adoptando una pose de guardia al escuchar los sonidos provenientes del exterior. Cuando reconoció la figura de Leobald y su voz llegó nítida y clara, algo parecido al alivio y la esperanza, fugaz pero reconfortante, inundó su atribulado ánimo. El hecho de que Leobald hubiese vuelto era, por fin, algo bueno entre toda la amalgama de desgracias acaecidas recientemente.
En las últimas jornadas, Adriana había estado realmente preocupada por él, mostrándose el caballero cada vez más taciturno, esquivo, distante y desconfiado. Se alegró sinceramente de verle allí de nuevo, lo que significaba que aún no estaba todo perdido, que aún se sentía parte del grupo.
Cuando Leoblad pasó por su lado para colocarse al frente de la expedición, la alta elfa posó una de sus manos en su brazo, apretándolo cariñosamente, como gesto de bienvenida.
- Leobald, me alegro de que hayas vuelto - le dijo con una sonrisa aliviada y sincera - No hay mucho tiempo ahora, pero has de saber que estamos aquí en busca del Amo, un ser de las profundidades de las alcantarillas que puede darnos información sobre la maldición y quizá sobre el paradero de Adso y su hermano gemelo. Han desaparecido, o se han escondido en algún lugar del que nada sabemos. Venimos aquí en busca de respuestas - Dirigió su mirada hacia Betty y Llagas, que se revolvían nerviosas y expectantes a la entrada del pasadizo por el que debían continuar, emitiendo pequeños chillidos de urgencia - será mejor que nos pongamos en marcha - concluyó la hechicera, colocándose tras Mablung y Leobald.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El orden se volvió a distribuir contando con el nuevo miembro de los Agentes, que en primera fila presidiría la marcha a través del túnel carcomido por el moho. Sin embargo Nadie alzó la mano justo en el último momento, y dirigió una furtiva mirada al pasaje que habían usado tanto ellos como Leobald para acceder a la cisterna desecada donde se encontraban ahora mismo.
- Si el hidalgo ha podido encontrarnos y seguirnos tan fácilmente, cualquiera con un mínimo de habilidades, o simplemente suerte, podría encontrarnos o seguir la misma pista por igual, ... sobre todo si pretendemos confiar en la estabilidad mental de ese marino. Cubriré la salida, y me aseguraré de que nadie más ajeno a nuestra misión pase por ese enrejado. Tened cuidado y ... no os metáis en demasiados líos...
Las palabras del hobgoblin no mostraban cobardía, sino todo lo contrario, determinación y estrategia, aunque eso supusiera enfrentarse sólo a cualquier peligro que acechara en las sombras o intentara seguir el rastro del grupo principal. Inclinando muy levemente la cabeza hacia Leobald, a modo de saludo, el fornido humanoide de tez anaranjada, se perdió por el canal de entrada de una manera bastante poco sigilosa, puesto que su pesada armadura, y la multitud de armas que acarreaba, permitía que se le escuchara con decenas de pies de ventaja.
Tras su marcha, la extraña amalgama que componía al núcleo de Agentes, tanto los oficiales, como los que habían dejado de serlo, se adentraron de nuevo en el laberíntico entramado de pasajes y canales, ... persiguiendo a los pequeños roedores que ante cada bifurcación, o estancia nueva, se detenían a olisquear de nuevo el ambiente, cada vez más húmedo, para proseguir su camino.
Todo marchaba de una manera tranquila, dentro de lo que cabía, mientras se navegaba a través de un innecesario y enrevesado sistema que parecía a veces carecer de sentido o lógica. El desasosiego de Mablung y Khalion no aumentaba, pero tampoco disminuía, y aunque no encontraban patrones parecidos a los del sótano de la posada, ni paredes labradas con constelaciones inexistentes, ni cámaras de paredes octogonales donde el tiempo parecía tomarse su independencia, de alguna manera, ambos podía sentir debajo de su piel la cercanía de aquellos lugares de vértigo y sinsentido.
Llagas y Betty se detuvieron de repente cuando una densa bruma comenzó lentamente a cubrirlo todo de rodillas hacía abajo... como lentos retazos de niebla densa que avanzaban a cámara lenta extendiendo sus tentáculos de un opaco humo pálido casi blanco... el camino que habían tomado parecía confundir a los roedores guía de repente y asustados volvieron hasta los pies de Adriana, la cual a duras penas podía entreverlos entre la repentina calima. El pasillo donde se encontraban era largo, aunque de frente se podía vislumbrar otro canal que cruzaba perpendicularmente al suyo justo en frente, componiendo una intersección en forma de cruz a unos treinta pies de distancia.
Hacerme los cuatro primeros una tirada de Percepción Dificultad: 15
" ¡Oh la Oscuridad...! "