Compota de cangrejo mezclada con jugos de profundo baboso, aquella misión ganaba por momentos. A mano diestra desató las energías del rayo, fracasando. A siniestra, un tajo bastante inocente en una horda de desgradables criaturas en miniatura. Duelista venido a menos mas parecido a un chef de barraca de puerto.
Lo único eficaz fueron sus movimientos con los que se zafó del desigual enfrentamiento colocando a los dos pesos pesados entre el y los cangrejos.. cerca del hombre cuervo.
Fustrado Khalion volvió a desplazarse hacia atrás en una mesurada retirada estrátegica, cuando llegó a la parte de detritus y basura, su concentración se tuvo que afinar para poder pasar sin tropezar por el irregular terreno, finalmente tres de los emjambres se lanzaron sobre él, aunque dos de ellos se retrasaron para buscar una presa más grande y jugosa... un oso marrón de proporciones enormes.
La bendición protectora del sacerdote cayó sobre Mablung, que bloqueaba a su vez la linea de visión sobre el enmascarado, y eso provocó que las criaturas de voluntad simple sintieran la compulsión de evitar sus ataques contra él, repartiendo sus objetivos entre el propio sacerdote y el acosado aasimar.
Previamente, la tétrica llamada a la muerte que Godric convocó, pareció sonar lejana y sin efecto sobre su víctima... que agitaba sus garras nerviosamente preparándose para despedazar a una indefensa Adriana...
Afortunadamente, los hambrientos cangrejos erraron todos sus intentos de encontrar bocados frescos de carne ... confusos por la protección del oso y sus cambios de objetivos, y la habilidad de evasión de un profesional del combate como Khalion.
Afianzado en su esquina, sobre la pila de escombros, y con la tranquilidad de no tener ninguna criatura a su lado amenazándole ToToc se sintió seguro de si mismo. Con calma apuntó la ballesta al mutante que estaba casi muerto pero que aún amenazada con despedazar a Adriana. Entonces disparó. Escuchó con satisfacción como el virote perforaba la dura piel y el chasquido de huesos romperse. Con sonido gutural y rocoso pasó su marca de cazador al otro mutante que lidiaba en combate singular contra Leobald. Después le gritó a ese mismo mutante varias veces, en cada una de ellas replicó el sonido de su compañero morir a modo de desmoralizante premonición.
El caballero se percató por el rabillo del ojo como el mercenario reculaba, seguido de cerca por la mortal alfombra de cangrejos asesinos. Con el aplomo y serenidad que logró reunir, murmuró las palabras apaciguadoras que le Tyr dictaba en sus oídos, mientras su mirada triste se posaba en los violentos crustáceos. Sentía pena por las torturadas aberraciones contra natura que el mal infinito de aquella caverna les arrojaba, como caricaturas sádicas de lo debieron ser.
Sin esperar a ver el resultado, dirigió el pesado escudo a las rótulas de su oponente tentacular a fin de derribarlo y ganar así algo de tiempo para reorganizarse, éste recibió el impacto de lleno en la cara, y al caer se golpeó la cabeza contra el pico de los restos de una desvencijada mesa... aturdiéndolo completamente en el proceso.
Aquelas criaturas pinzadas de las profundidades le perseguían allí donde fuera.. y por extraño que pareciera, veían en el un suculento manjar mas tierno y jugoso que el oso o los humanos.. o la sonrosada elfa pelirroja. El cuervo sin embargo, poca chicha parecía ofrecer.
Ante la quietud de alguno de los crustáceos, asestó imbuído ataque en artes mágicas a uno de los enjambres que aún se movína, tratando de hacer lo propio a mano zurda contra otro de ellos.. fracasando. Era el momento de moverse para que no le atacaran mas o algún compañero mas lustroso atrajera su atención.
Las estocadas cargadas de pura energía estática golpearon a uno de los enjambres, que enfadado persiguió al Cazador hasta la esquina donde se pudo desplazar, justo al lado de TocToc... la explosión sónica dañó con fiereza al grupo, diezmándolo casi hasta la mitad de sus miembros como poco... pero estos no dudaron en lanzarse esta vez sobre el apetitoso cuervo, que parecía más accesible que el esquivo aasimar
Al mismo tiempo, y mientras las heridas de la bestia parda que era Mablung prácticamente se terminaban de cerrar gracias a la magia sanadora de Godric, éste último cambió de tercio y dirigió sus habilidades divinas esta vez para dañar... condenando a uno de los enjambres cercanos, ... decenas de los pequeños cangrejos de otro enjambre comenzaron a oscurecer sus caparazones, quebradizos ahora como el papel y a desplomarse muertos casi de inmediato... según la piadosa Deidad que adoraba el sacerdote les robaba la vida.
El contrataque de las diminutas criaturas no se hizo esperar, y salvo en grupo que estaba en letargo, los viciosos cangrejos volviero a atacar repartiéndose esta vez entre los diferentes objetivos. El enjambre que acosaba a TocToc redirigido desde el esquivo cazarrempensas, no consiguió probar su carne emplumada... por el contrario, Mablung y Godric, se vieron envueltos entre los pequeños predadores, que usando sus pinzas y mandíbulas, comenzaron a lacerar y alimentarse de su carne con voracidad extrema.
El cambio de posición de Toctoc para aprovecharse de la incapacidad del mutante cubierto de tentáculos prensiles, le costó demasiado caro, el enjambre que tenía prácticamente encima se cebó con sus piernas, y arranco grandes trozos de carne y cartílago de sus patas... renqueando y herido, no consiguió la concentración y precisión necesaria para rematar a su debilitado oponente.
En el otro extremo de la habitación, Adriana, libre de su presa, llamó a las fuerzas arcanas para invocar una esfera de... larvas ... todas parecían arder en unas llamas azuladas mezcladas con un verde pálido enfermizo. La amalgama rodante de crías de insectos rodó sobre uno de los enjambres, y, aunque éste consiguió apartarse y separar parte de sus miembros a tiempo, otros muchos cayeron bajo la presión el fuego corruptor de larvas envueltas en piro-tumefacción profunda.
Viendo que los oponentes humanoides habían caido bajo sus armas, Mablung pasó a concentrarse en el ejambre de carngrejos mas cercano descargando sus garras y su mandíbula contra la miriada de crustaceos que trataban de comerse a sus compañeros. Un un rugido de satisfacción surgió de su mandibula mientras restos de pequeños cangrejos caian de entre sus poderosos dientes,
Las diminutas pero letales criaturas no eran rivales para un oso gigante enfurecido, y uno de los enjambres de crustáceos cayó desmantelado ante los embates de la bestia, ... decenas de cascarones vacíos desparramaban las carnosas sustancias que componían a los cangrejos por todo el suelo del templo... aromatizando la zona de batalla con un intenso hedor a marisco fresco.
Los ataques del úrsido animal no acabaron ahí, y éste continuó mordiendo y aplastando más criaturas de otra de las marabuntas más cercanas... mientras cerca de ellas, una intensa bola de fuego y larvas... amenazaba con terminar de preparar una suculenta cena cociendo los restos descarnados de los seres, que a pesar del cruel castigo que estaban sufriendo, insistían en no rendirse y devorar a parte de sus presas.
Una nefanda campana sonó en la lejanía, una que sólo podían escuchar las criaturas que intentaba pugnar por un resquicio de comida a base de ser arrancada de los cuerpos de los Agentes... y a pesar de que los diminutos crustáceos carecían de oídos... su percepción del sonido parecía duplicar la de un ser humano.
Otra tanda de decenas de seres cayeron fulminados por el replicar de esa campana, anunciando su requiem final... al final de último campanazo, sólo dos enjambres quedaban ya en pie, el dormido, que parecía levemente dañado, y el que intentaba devorar insistentemente a Khalion, que seguía intacto y pegado a sus pies como una melaza pringosa.
El mas temible acero en duelo descarnado siendo rodedo por una masa acorazada y y numerosa, con sus pincitas, su conchtas y su mal café. Tajo por aquí y retjo por allá, para terminar moviendose lo que estaba en su capacidad hacia otra de las esquinas esperado que la magia imbuída en los crustáceos hiciera mella al desplazarse.
Tras cortar más cangrejos con su cimitarra, y desperdigar más viscosas entrañas allí donde había cercenado conchas y pinzas, el enmascarado se desplazó con agilidad a la esquina paralela en dirección al kenku, que parecía estar intentando cambiar su estrategia pasando a usar armas más afiladas y de corto alcance. El enjambre, o lo poco que quedaba de éste, siguieron al enmascarado, provocando una leve explosión que apenas dejó muertos un par de criaturas en su detonación... De nuevo, los rencorosos crustáceos intentaron devorar parte del cazarrecompensas sin demasiado éxito, pero trabando en el proceso a TocToc.
Mientras el otro enjambre despertaba al recibir el aciago calor de la llama de Adriana.. y se agitaba mientras los componentes más cercanos de la miriada a la bola de fuego compuesta por larvas ardientes, se consumían en un festín de apetitoso aroma, TocToc enarbolaba torpemente su hoja, abrumado por el constante acoso que sufría de los remanentes que perseguían a su aliado, amigo y compañero... Khalion. Fallando una y otra vez en su objetivo.
Dando un discreto paso alante, la agotada hechicera alzo sus manos para invocar unas llamas sagradas de iridiscentes colores sobre los recién despertados cangrejos, el fuego surgió sobre ellos cayendo con poca precisión sobre la parte menos poblada del enjambre... causando apenas efecto alguno... sin embargo, cuando ordenó a su esfera que rodara sobre ellos, ésta cumplió su función con mejor eficacia calcinando casi a la mitad de ellos en el proceso...
Mablung en forma de enorme oso intentó remediar el ineficiente pisotón del caballero, que intentando cambiar de arma a una más roma para ganar efectividad, descubrió que los caparazones de sus diminutos contrincantes eran más resistentes de lo que parecía en un principio a sus pesadas botas metálicas.
Garras y colmillos hicieron su trabajo a la perfección, y el enjambre fue diezmado hasta prácitcamente dejar de existir... los poco supervivientes huyeron por sus crustáceas vidas en varias direcciones, la puerta por la que habían entrado los agentes, las escaleras o escondiéndose entre los deshechos y muebles quebrados de la estancia, dejando de ser una amenaza para nadie.
Lo que restaba del otro grupo de cangrejos, pareció decidir tomar la misma estrategia, reducidos ya a menos de la mitad de su tamaño original, y sin más enjambres que les apoyaran, se dispersaron rápidamente usando las mismas salidas para dejar a solas al grupo entero una vez más, ... acompañados una vez más, tan solo por el sonido de los tablones de manera al crujir bajos su peso, o la ardiente bola de larvas que seguía incandescente cerca del centro de la habitación esperando las órdenes de Adriana.
En el suelo, un mutante ex-druida de aspecto más de monstruo que de humano yacía inconsciente en el suelo cerca de los pies de Leobald...
Viendo que el enemigo huía, Leobald envainó el cero y se retiró los restos de cangrejo de las botas con cansada resignación. Una vez erguido de nuevo se retiró los cabellos hacia atrás y respiró hondo. Las canas asomaban sus sienes con desfachatez. El caballero dedicó una mirada cansada a sus compañeros y observó su estado. Habían salido con bien, pero el combate les había hecho mella. ¿Qué otros horrores aguardarían allá abajo? Pensó mientras miraba de reojo el vano de la escalera.
—Mablung, vuestro camarada del Círculo duerme aun. Quizá si abatimos el mal que le maldijo vuelva a su ser, o quizá está más allá de toda ayuda, lo ignoro —se lamentó—. Pero es justo que, dado que un día fue un miembro de vuestra congregación, decidas qué debemos hacer con él —dijo el caballero con amabilidad y respeto.
Entre tanto, ató al desdichado durmiente para evitar males mayores. Una vez estuvo satisfecho con el nudo, caminó hasta el hueco de las escalera y trató de escuchar cualquier indicio de movimiento allá abajo.
—Sugiero que atendáis vuestras heridas antes de seguir —apuntó a sus compañeros—. ¿Godric, puedes ayudarles, por favor? —preguntó al clérigo.
EL enmascarado agente comprobó con serena sorpresa que había salido airosos y sin daños serios. Se sacudió los restos de pinzas y restos de cangrejo en su ropa y armadura y comprobó las heridas, no muy serias, de los demás compañeros. Aquellos seres parecían proteger aquel ídolo.. así que sin tocarlo buscó a primera vista si había algún resorte o indicio de trampas en él.
-Quizá quede algo entre esos restos.. cuidad vuestros movimientos.-señalando las esquinas desde las que fueron sorprendidos.
Godric, tras comprobar que Adriana se encontraba bien, asintió a las palabras del caballero y abrió su fiel zurrón para sacar vendas y limpiar las heridas de sus compañeros con agua fresca de su cantimplora extra.
TocToc se sentó en el suelo y palpó con algo de dolor sus encallecidos pies. Numerosos y pequeños cortes los marcaban y se los limpió como pudo. – No deberíamos detenernos mucho, sea lo que sea que esté detrás de estos mutantes nos estará esperando. Y quizás se estará preparando. – Dijo mirando a el prisionero. – ¿Quién le interrogara?
Mientras Khalion volvía a intentar infructuosamente buscar algo de provecho entre los escombros y la basura del extraño camarote transformado en algún tipo de lugar de culto, los demás agentes se volvían a reunir intentando vislumbrar sus próximos pasos. La inerte estatuilla permanecía impasible presidiendo el impío altar sobre el que reposaba, como un monolítico testigo de sus actos.
El silencio parecía ser más allá que asfixiante, interrumpido únicamente por el ulular de viento en la caverna exterior o sus propias voces, pero todo sonaba hueco, como si reverberara con un eco abisal. El pelo de sus brazos parecía erizarse, según pasaba el tiempo, sintiendo la misma experiencia de ser acechados, pero no por algo o alguien este mundo, sino en otro más allá de este, y que solo puede ser percibido por el rabillo del ojo, entre las sombras más profundas. Al menos no parecía que nada fuera a asomar por las escaleras que descendían a la planta inferior.
Ante la pregunta de TocToc, una aguda y demoníaca vocecilla, proveniente de algún lugar invisible cerca de Godric, parecía ser la única en responderle de momento.
- Creo que este ser está más allá de toda redención... os lo dice un experto en... "corrupción" de almas humanas... mi voto es ejecutarlo antes de que nos traiga más problemas... no creo que quede nada de lo que una vez fue...
Godric miró al antiguo druida y dirigió una mirada de pena a Mablung
- Nunca he visto ago igual - asegura - Sólo puedo decirte que mis poderes y mis conocimientos no son suficientes como para hacerle volver. Y si queda algo de su anterior mente sin duda estará totalmente destruida al igual que su cuerpo... - baja los hombros en señal de derrota - me avergüenza decir que no puedo ayudarle. Lo siento Mablung. -
Las vendas de Godric en sus patas aliviaron el dolor de los mordisquitos de los cangrejos. Apoyó sus garras con curiosidad sobre el suelo, probando su eficacia. La falta de sensación del suelo le hizo pensar en que así debían sentir los humanos el suelo, lejano y difuminado.
TocToc agradeció el vendaje A Godric con un cabeceo de cabeza.
Después se incorporó y miró a su alrededor aproximándose a la estatua que presidia la sala, estudiándola. La disminuida sensación de falta de profundidad de su visión le hizo preocuparse de nuevo. Suspiro. – Hay algo en esta sala, en esta guarida, que amortigua mi visión, algo que reduce mi magia. – Dijo sin querer preocupar demasiado a sus compañeros.
Examino la estatua del ser tentacular. Si puedo tiro investigación o lo que proceda.
Adriana no estaba herida, pero el cansancio que atenazaba cada milímetro de sus músculos comenzaba a doler más que cualquier lesión que se hubiese producido en su cuerpo. Se recostó contra una de las paredes húmedas recobrando el aliento, demasiada energía gastada en el pequeño combate que acababan de acometer. A punto estuvo de pedirle a sus compañeros un descanso, unas horas para poder recuperarse, pero la urgencia por llegar hasta el ser que allí anidaba era mayor, las consecuencias del retraso del grupo por su deseo de descansar podrían ser nefastas, así que permaneció en silencio y volvió a hacer acopio de las fuerzas que le quedaban para proseguir el camino.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Volviendo a su forma humanoide, Mablung se acercó para inspeccionar al antiguo druida y tras oír lo que sus compañeros dijeron se incorporó mientras acariciaba la hoz de Fenrir:-quizás sea hora para ver si queda algo para la esperanza- tras lo cual se volvió hacia Adriana y acercándose, se acuclilló a su lado y dijo suavemente :- Necesito que me dejes el amuleto, te lo devuelvo enseguida- y volviendo a sus compañero dijo mientras espera que la elfa le diese el amuleto: -Si esto no funciona estad preparados para acabar con él-.
Adriana, con un gesto suave y grácil, rescató el colgante de su cuello, escondido bajo su ropa. Con infinito cuidado lo depositó en las manos de Mablung, pudiendo el druida sentir el calor que emanaba de él al haber permanecido constantemente en contacto con la piel de la alta elfa. Le sonrió, confiando que aquel colgante les ayudara en lo que fuera que Mablung tuviera en mente.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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Compota de cangrejo mezclada con jugos de profundo baboso, aquella misión ganaba por momentos. A mano diestra desató las energías del rayo, fracasando. A siniestra, un tajo bastante inocente en una horda de desgradables criaturas en miniatura. Duelista venido a menos mas parecido a un chef de barraca de puerto.
Lo único eficaz fueron sus movimientos con los que se zafó del desigual enfrentamiento colocando a los dos pesos pesados entre el y los cangrejos.. cerca del hombre cuervo.
Fustrado Khalion volvió a desplazarse hacia atrás en una mesurada retirada estrátegica, cuando llegó a la parte de detritus y basura, su concentración se tuvo que afinar para poder pasar sin tropezar por el irregular terreno, finalmente tres de los emjambres se lanzaron sobre él, aunque dos de ellos se retrasaron para buscar una presa más grande y jugosa... un oso marrón de proporciones enormes.
La bendición protectora del sacerdote cayó sobre Mablung, que bloqueaba a su vez la linea de visión sobre el enmascarado, y eso provocó que las criaturas de voluntad simple sintieran la compulsión de evitar sus ataques contra él, repartiendo sus objetivos entre el propio sacerdote y el acosado aasimar.
Previamente, la tétrica llamada a la muerte que Godric convocó, pareció sonar lejana y sin efecto sobre su víctima... que agitaba sus garras nerviosamente preparándose para despedazar a una indefensa Adriana...
Afortunadamente, los hambrientos cangrejos erraron todos sus intentos de encontrar bocados frescos de carne ... confusos por la protección del oso y sus cambios de objetivos, y la habilidad de evasión de un profesional del combate como Khalion.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Afianzado en su esquina, sobre la pila de escombros, y con la tranquilidad de no tener ninguna criatura a su lado amenazándole ToToc se sintió seguro de si mismo. Con calma apuntó la ballesta al mutante que estaba casi muerto pero que aún amenazada con despedazar a Adriana. Entonces disparó. Escuchó con satisfacción como el virote perforaba la dura piel y el chasquido de huesos romperse. Con sonido gutural y rocoso pasó su marca de cazador al otro mutante que lidiaba en combate singular contra Leobald. Después le gritó a ese mismo mutante varias veces, en cada una de ellas replicó el sonido de su compañero morir a modo de desmoralizante premonición.
Zevatur, Rolthos
El caballero se percató por el rabillo del ojo como el mercenario reculaba, seguido de cerca por la mortal alfombra de cangrejos asesinos. Con el aplomo y serenidad que logró reunir, murmuró las palabras apaciguadoras que le Tyr dictaba en sus oídos, mientras su mirada triste se posaba en los violentos crustáceos. Sentía pena por las torturadas aberraciones contra natura que el mal infinito de aquella caverna les arrojaba, como caricaturas sádicas de lo debieron ser.
Sin esperar a ver el resultado, dirigió el pesado escudo a las rótulas de su oponente tentacular a fin de derribarlo y ganar así algo de tiempo para reorganizarse, éste recibió el impacto de lleno en la cara, y al caer se golpeó la cabeza contra el pico de los restos de una desvencijada mesa... aturdiéndolo completamente en el proceso.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Aquelas criaturas pinzadas de las profundidades le perseguían allí donde fuera.. y por extraño que pareciera, veían en el un suculento manjar mas tierno y jugoso que el oso o los humanos.. o la sonrosada elfa pelirroja. El cuervo sin embargo, poca chicha parecía ofrecer.
Ante la quietud de alguno de los crustáceos, asestó imbuído ataque en artes mágicas a uno de los enjambres que aún se movína, tratando de hacer lo propio a mano zurda contra otro de ellos.. fracasando. Era el momento de moverse para que no le atacaran mas o algún compañero mas lustroso atrajera su atención.
Las estocadas cargadas de pura energía estática golpearon a uno de los enjambres, que enfadado persiguió al Cazador hasta la esquina donde se pudo desplazar, justo al lado de TocToc... la explosión sónica dañó con fiereza al grupo, diezmándolo casi hasta la mitad de sus miembros como poco... pero estos no dudaron en lanzarse esta vez sobre el apetitoso cuervo, que parecía más accesible que el esquivo aasimar
Al mismo tiempo, y mientras las heridas de la bestia parda que era Mablung prácticamente se terminaban de cerrar gracias a la magia sanadora de Godric, éste último cambió de tercio y dirigió sus habilidades divinas esta vez para dañar... condenando a uno de los enjambres cercanos, ... decenas de los pequeños cangrejos de otro enjambre comenzaron a oscurecer sus caparazones, quebradizos ahora como el papel y a desplomarse muertos casi de inmediato... según la piadosa Deidad que adoraba el sacerdote les robaba la vida.
El contrataque de las diminutas criaturas no se hizo esperar, y salvo en grupo que estaba en letargo, los viciosos cangrejos volviero a atacar repartiéndose esta vez entre los diferentes objetivos. El enjambre que acosaba a TocToc redirigido desde el esquivo cazarrempensas, no consiguió probar su carne emplumada... por el contrario, Mablung y Godric, se vieron envueltos entre los pequeños predadores, que usando sus pinzas y mandíbulas, comenzaron a lacerar y alimentarse de su carne con voracidad extrema.
El cambio de posición de Toctoc para aprovecharse de la incapacidad del mutante cubierto de tentáculos prensiles, le costó demasiado caro, el enjambre que tenía prácticamente encima se cebó con sus piernas, y arranco grandes trozos de carne y cartílago de sus patas... renqueando y herido, no consiguió la concentración y precisión necesaria para rematar a su debilitado oponente.
En el otro extremo de la habitación, Adriana, libre de su presa, llamó a las fuerzas arcanas para invocar una esfera de... larvas ... todas parecían arder en unas llamas azuladas mezcladas con un verde pálido enfermizo. La amalgama rodante de crías de insectos rodó sobre uno de los enjambres, y, aunque éste consiguió apartarse y separar parte de sus miembros a tiempo, otros muchos cayeron bajo la presión el fuego corruptor de larvas envueltas en piro-tumefacción profunda.
Turno de Leobald, os debo mapa actualizado.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Viendo que los oponentes humanoides habían caido bajo sus armas, Mablung pasó a concentrarse en el ejambre de carngrejos mas cercano descargando sus garras y su mandíbula contra la miriada de crustaceos que trataban de comerse a sus compañeros. Un un rugido de satisfacción surgió de su mandibula mientras restos de pequeños cangrejos caian de entre sus poderosos dientes,
Las diminutas pero letales criaturas no eran rivales para un oso gigante enfurecido, y uno de los enjambres de crustáceos cayó desmantelado ante los embates de la bestia, ... decenas de cascarones vacíos desparramaban las carnosas sustancias que componían a los cangrejos por todo el suelo del templo... aromatizando la zona de batalla con un intenso hedor a marisco fresco.
Los ataques del úrsido animal no acabaron ahí, y éste continuó mordiendo y aplastando más criaturas de otra de las marabuntas más cercanas... mientras cerca de ellas, una intensa bola de fuego y larvas... amenazaba con terminar de preparar una suculenta cena cociendo los restos descarnados de los seres, que a pesar del cruel castigo que estaban sufriendo, insistían en no rendirse y devorar a parte de sus presas.
Una nefanda campana sonó en la lejanía, una que sólo podían escuchar las criaturas que intentaba pugnar por un resquicio de comida a base de ser arrancada de los cuerpos de los Agentes... y a pesar de que los diminutos crustáceos carecían de oídos... su percepción del sonido parecía duplicar la de un ser humano.
Otra tanda de decenas de seres cayeron fulminados por el replicar de esa campana, anunciando su requiem final... al final de último campanazo, sólo dos enjambres quedaban ya en pie, el dormido, que parecía levemente dañado, y el que intentaba devorar insistentemente a Khalion, que seguía intacto y pegado a sus pies como una melaza pringosa.
Turrno de Khalion.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
El mas temible acero en duelo descarnado siendo rodedo por una masa acorazada y y numerosa, con sus pincitas, su conchtas y su mal café. Tajo por aquí y retjo por allá, para terminar moviendose lo que estaba en su capacidad hacia otra de las esquinas esperado que la magia imbuída en los crustáceos hiciera mella al desplazarse.
Tras cortar más cangrejos con su cimitarra, y desperdigar más viscosas entrañas allí donde había cercenado conchas y pinzas, el enmascarado se desplazó con agilidad a la esquina paralela en dirección al kenku, que parecía estar intentando cambiar su estrategia pasando a usar armas más afiladas y de corto alcance. El enjambre, o lo poco que quedaba de éste, siguieron al enmascarado, provocando una leve explosión que apenas dejó muertos un par de criaturas en su detonación... De nuevo, los rencorosos crustáceos intentaron devorar parte del cazarrecompensas sin demasiado éxito, pero trabando en el proceso a TocToc.
Mientras el otro enjambre despertaba al recibir el aciago calor de la llama de Adriana.. y se agitaba mientras los componentes más cercanos de la miriada a la bola de fuego compuesta por larvas ardientes, se consumían en un festín de apetitoso aroma, TocToc enarbolaba torpemente su hoja, abrumado por el constante acoso que sufría de los remanentes que perseguían a su aliado, amigo y compañero... Khalion. Fallando una y otra vez en su objetivo.
Dando un discreto paso alante, la agotada hechicera alzo sus manos para invocar unas llamas sagradas de iridiscentes colores sobre los recién despertados cangrejos, el fuego surgió sobre ellos cayendo con poca precisión sobre la parte menos poblada del enjambre... causando apenas efecto alguno... sin embargo, cuando ordenó a su esfera que rodara sobre ellos, ésta cumplió su función con mejor eficacia calcinando casi a la mitad de ellos en el proceso...
Mablung en forma de enorme oso intentó remediar el ineficiente pisotón del caballero, que intentando cambiar de arma a una más roma para ganar efectividad, descubrió que los caparazones de sus diminutos contrincantes eran más resistentes de lo que parecía en un principio a sus pesadas botas metálicas.
Garras y colmillos hicieron su trabajo a la perfección, y el enjambre fue diezmado hasta prácitcamente dejar de existir... los poco supervivientes huyeron por sus crustáceas vidas en varias direcciones, la puerta por la que habían entrado los agentes, las escaleras o escondiéndose entre los deshechos y muebles quebrados de la estancia, dejando de ser una amenaza para nadie.
Lo que restaba del otro grupo de cangrejos, pareció decidir tomar la misma estrategia, reducidos ya a menos de la mitad de su tamaño original, y sin más enjambres que les apoyaran, se dispersaron rápidamente usando las mismas salidas para dejar a solas al grupo entero una vez más, ... acompañados una vez más, tan solo por el sonido de los tablones de manera al crujir bajos su peso, o la ardiente bola de larvas que seguía incandescente cerca del centro de la habitación esperando las órdenes de Adriana.
En el suelo, un mutante ex-druida de aspecto más de monstruo que de humano yacía inconsciente en el suelo cerca de los pies de Leobald...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Viendo que el enemigo huía, Leobald envainó el cero y se retiró los restos de cangrejo de las botas con cansada resignación. Una vez erguido de nuevo se retiró los cabellos hacia atrás y respiró hondo. Las canas asomaban sus sienes con desfachatez. El caballero dedicó una mirada cansada a sus compañeros y observó su estado. Habían salido con bien, pero el combate les había hecho mella. ¿Qué otros horrores aguardarían allá abajo? Pensó mientras miraba de reojo el vano de la escalera.
—Mablung, vuestro camarada del Círculo duerme aun. Quizá si abatimos el mal que le maldijo vuelva a su ser, o quizá está más allá de toda ayuda, lo ignoro —se lamentó—. Pero es justo que, dado que un día fue un miembro de vuestra congregación, decidas qué debemos hacer con él —dijo el caballero con amabilidad y respeto.
Entre tanto, ató al desdichado durmiente para evitar males mayores. Una vez estuvo satisfecho con el nudo, caminó hasta el hueco de las escalera y trató de escuchar cualquier indicio de movimiento allá abajo.
—Sugiero que atendáis vuestras heridas antes de seguir —apuntó a sus compañeros—. ¿Godric, puedes ayudarles, por favor? —preguntó al clérigo.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
EL enmascarado agente comprobó con serena sorpresa que había salido airosos y sin daños serios. Se sacudió los restos de pinzas y restos de cangrejo en su ropa y armadura y comprobó las heridas, no muy serias, de los demás compañeros. Aquellos seres parecían proteger aquel ídolo.. así que sin tocarlo buscó a primera vista si había algún resorte o indicio de trampas en él.
-Quizá quede algo entre esos restos.. cuidad vuestros movimientos.-señalando las esquinas desde las que fueron sorprendidos.
Godric, tras comprobar que Adriana se encontraba bien, asintió a las palabras del caballero y abrió su fiel zurrón para sacar vendas y limpiar las heridas de sus compañeros con agua fresca de su cantimplora extra.
PbP Character: A few ;)
TocToc se sentó en el suelo y palpó con algo de dolor sus encallecidos pies. Numerosos y pequeños cortes los marcaban y se los limpió como pudo. – No deberíamos detenernos mucho, sea lo que sea que esté detrás de estos mutantes nos estará esperando. Y quizás se estará preparando. – Dijo mirando a el prisionero. – ¿Quién le interrogara?
Zevatur, Rolthos
Mientras Khalion volvía a intentar infructuosamente buscar algo de provecho entre los escombros y la basura del extraño camarote transformado en algún tipo de lugar de culto, los demás agentes se volvían a reunir intentando vislumbrar sus próximos pasos. La inerte estatuilla permanecía impasible presidiendo el impío altar sobre el que reposaba, como un monolítico testigo de sus actos.
El silencio parecía ser más allá que asfixiante, interrumpido únicamente por el ulular de viento en la caverna exterior o sus propias voces, pero todo sonaba hueco, como si reverberara con un eco abisal. El pelo de sus brazos parecía erizarse, según pasaba el tiempo, sintiendo la misma experiencia de ser acechados, pero no por algo o alguien este mundo, sino en otro más allá de este, y que solo puede ser percibido por el rabillo del ojo, entre las sombras más profundas. Al menos no parecía que nada fuera a asomar por las escaleras que descendían a la planta inferior.
Ante la pregunta de TocToc, una aguda y demoníaca vocecilla, proveniente de algún lugar invisible cerca de Godric, parecía ser la única en responderle de momento.
- Creo que este ser está más allá de toda redención... os lo dice un experto en... "corrupción" de almas humanas... mi voto es ejecutarlo antes de que nos traiga más problemas... no creo que quede nada de lo que una vez fue...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric miró al antiguo druida y dirigió una mirada de pena a Mablung
- Nunca he visto ago igual - asegura - Sólo puedo decirte que mis poderes y mis conocimientos no son suficientes como para hacerle volver. Y si queda algo de su anterior mente sin duda estará totalmente destruida al igual que su cuerpo... - baja los hombros en señal de derrota - me avergüenza decir que no puedo ayudarle. Lo siento Mablung. -
PbP Character: A few ;)
Las vendas de Godric en sus patas aliviaron el dolor de los mordisquitos de los cangrejos. Apoyó sus garras con curiosidad sobre el suelo, probando su eficacia. La falta de sensación del suelo le hizo pensar en que así debían sentir los humanos el suelo, lejano y difuminado.
TocToc agradeció el vendaje A Godric con un cabeceo de cabeza.
Después se incorporó y miró a su alrededor aproximándose a la estatua que presidia la sala, estudiándola. La disminuida sensación de falta de profundidad de su visión le hizo preocuparse de nuevo. Suspiro. – Hay algo en esta sala, en esta guarida, que amortigua mi visión, algo que reduce mi magia. – Dijo sin querer preocupar demasiado a sus compañeros.
Examino la estatua del ser tentacular. Si puedo tiro investigación o lo que proceda.
Zevatur, Rolthos
Adriana no estaba herida, pero el cansancio que atenazaba cada milímetro de sus músculos comenzaba a doler más que cualquier lesión que se hubiese producido en su cuerpo. Se recostó contra una de las paredes húmedas recobrando el aliento, demasiada energía gastada en el pequeño combate que acababan de acometer. A punto estuvo de pedirle a sus compañeros un descanso, unas horas para poder recuperarse, pero la urgencia por llegar hasta el ser que allí anidaba era mayor, las consecuencias del retraso del grupo por su deseo de descansar podrían ser nefastas, así que permaneció en silencio y volvió a hacer acopio de las fuerzas que le quedaban para proseguir el camino.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Volviendo a su forma humanoide, Mablung se acercó para inspeccionar al antiguo druida y tras oír lo que sus compañeros dijeron se incorporó mientras acariciaba la hoz de Fenrir:-quizás sea hora para ver si queda algo para la esperanza- tras lo cual se volvió hacia Adriana y acercándose, se acuclilló a su lado y dijo suavemente :- Necesito que me dejes el amuleto, te lo devuelvo enseguida- y volviendo a sus compañero dijo mientras espera que la elfa le diese el amuleto: -Si esto no funciona estad preparados para acabar con él-.
Adriana, con un gesto suave y grácil, rescató el colgante de su cuello, escondido bajo su ropa. Con infinito cuidado lo depositó en las manos de Mablung, pudiendo el druida sentir el calor que emanaba de él al haber permanecido constantemente en contacto con la piel de la alta elfa. Le sonrió, confiando que aquel colgante les ayudara en lo que fuera que Mablung tuviera en mente.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"