Aquellos ojos les miraban.. y tenían que retrasar su entraba todo lo posible. Sin moverse de su posición apuntó virote con todo su mal hacer a uno de los ojos. Sabía que sin dar un paso su disparo sería mas certero.
El virote se clavó con precisión extrema en la pupila de uno de los ochos ojos del Ente que intentaba atravesar la realidad con su imposible presencia. El ojo intentó cerrarse mientras esputaba icores iridiscentes y enfermizos proyectados a varios metros de distancia y golpeando el rostro de Krell en el proceso, que quedó parcialmente cubierto de esa viscosidad cristalina. En un parpadeo imposible, el Ser proyectó su ira y dolor intentando casi con más ahínco fragmentar la barrera que ejercía casi como una membrana umbilical y una última presión sobre Él.
Por un instante, la pared pareció combarse hacia fuera, convirtiendo las geométricas lineas rectas del espacio que lo encarcelaba, en siluetas curvas como las córneas de esos horrendos ojos. Aparentes grietas se empezaron a dibujar en esa quebradiza superficie mientras un sonido grave y asíncrono parecía emitirse de las llagas que se abrían en el muro.
El horror de una cordura diluyéndose, como la sangre en un corte limpio de arteria, cobró vida en el impregnado rostro del semi-orco... que, de reojo y casi vencido, intentaba entender como era posible que en vez de seguir sus órdenes para que su sacrificio no fuera vacío, los agentes se regocijaban en intentar herir a un Dios caído de entre las estrellas...
Viendo la escena del druida y sus volubles cambios de humor, las viscerales reacciones del muro, y las crípticas hechicerías del druida corrupto TocToc sospechó que todo aquello bien podría ser un teatrillo de Krell para que le dejasen llevar a cabo su ritual. Reflexionó un momento sobre las palabras arcanas y la magia que allí tenia lugar, todo aquello era difícil de descifrar y mientras lo barruntaba sería mejor intentar seguir sus indicaciones.
Entonces TocToc lanzó un hechizo trazando una runa en el aire y con un movimiento vertiginoso se acerco al cofre, junto a Godric. Allí empezó a arrastrarlo hacia la salida, con dificultad, más concentrado en resolver el misterio del Krell que en mover el solo el pesado cofre.
En medio de aquella sinrazón Leobald avanzó por fin con intención de poner su mano derecha sobre Krell mientras musitaba las palabras de protección contra el mal.
—¡Aguantad! Os lo ruego —dijo al semiorco en cuanto finalizó la letanía mientras se cubría del impacto de los icores con el escudo—. Reponeos. Sujetad a las bestias.
Action: Protection from Evil (...If the target is already charmed, frightened, or possessed by such a creature, the target has advantage on any new saving throw against the relevant effect.)
El siempre valeroso TocToc se lanzó cruzando los treinta pies que le separaban del cofre y se dispuso a recogerlo con una endiablada velocidad, mientras, de reojo, intentaba descifrar las arcanas y ocultas intenciones que pudiera tener el druida semi-orco, sin demasiado éxito. Con un esfuerzo que puso al límite su fuerza y resiliencia como kenku, izó el cofre intentándolo desplazarlo con más facilidad, pero se dio cuenta de que el peso era demasiado masivo para él, y a pesar de la magia, sin ayuda no podría moverlo más hasta recuperar el aliento, al menos sin ayuda, aunque quizás con la ventaja que le otorgaba su propio hechizo de velocidad, la ayuda le pudiera entorpercer más que ayudar. Mentalmente decidió darse otra oportunidad e intentar moverse con él por sí mismo.
Mientras Godric le protegía, intentando adivinar si necesitaría ayuda o no para moverlo, Leobald abandonó su estratégica posición de protector de la puerta de salida del impío e improvisado templo, y se desplazó junto al sufrido Krell, que intentaba bloquear, ya casi sin fuerzas, al Ente que deseaba cruzar esa barrera y destruir todo lo que pudiera encontrar en este lugar, y quizás, de paso, parte de las costas del Dragonmeere...
Con su toque, el paladín 'pacifista' consiguió calmar parcialmente la angustia sufrida por el acólito del horror abisal, ... y este pareció encontrar un último resquicio de voluntad... quizás justo el necesario para que todos los agentes pudiera huir en ese preciso momento.
Morco apuntó con su arco largo de talla élfica, apunto aunando cierta calma a pesar del caos que parecía estar a punto de desatarse a su alrededor. Controlando la respiración, de una manera mecánica y fluida, fruto de los años de entrenamiento al que voluntariamente siempre se abandonaba desde que era prácticamente un crío, la punta serrada de su proyectil apunto directamente a otro de los ochos ojos que decoraban tétricamente el miro, pulsando con odio e ira por igual.
La madera de nogal blanco era flexible y resistente, sintió el suave tacto en su mano izquierda mientras recordaba con cierta melancolía la peculiar historia de como consiguió su arma tras ganar aquella apuesta a un estirado alto elfo de Sildëyuir.
Con la pupila como su objetivo, el druida liberó su saeta, que voló rauda y mortal hacia su objetivo... sin embargo, de algún modo, un segundo antes de impactar, el ente parpadeó, y con su párpado impenetrable como la más resiliente de las armadura, refractó la flecha de manera inofensiva hacia otra de las paredes perpendiculares más alejadas, peligrosamente cerca de uno de los mutantes que se contenían a duras penas...
Godric, con la maza de nuevo en su costado, se afanaba por ayudar a Toc Toc a llevar el pesado cofre. El zurrón donde llevaba sus fieles vendas y ungüentos curativos parecia insistir en echarse hacia delante, entorpeciendo los esfuerzos del monje por ayudar a su valeroso amigo.
- Esto es una locura -le dijo a Toc Toc jadeando - Jamás conseguiremos volver arrastrando esto... tan pronto como podamos hay que abrirlo y coger lo que sea tan importante que hay dentro... -
Toc-Toc pudo comprobar que el acólito de Lathander procuraba no mirar hacia el ocular muro, ni a los deformes mutantes que les amenazaban desde las sombras, ni al caído druida que parecía haber recobrado algo de cordura... en realidad tan sólo miraba hacia el suelo frente a él, procurando no tropezar con nada y dar al traste con sus esfuerzos.
Mientras Godric concentraba todos sus esfuerzos en ayudar a TocToc moviendo el pesado cofre metálico, no sabía cuanto esto le iba a ayudar a evitar el caos que estaba a punto de desencadenarse sobre todos los presentes... y prácticamente sobre todo el templo. A pesar de estar fijando su vista hasta el suelo, de reojo sintió como una perturbación parecía rasgar el velo cerca de él, incluso antes de que pasara, como si su comunión con Ostor hubiera exacerbado sus sentidos sobrenaturales de algún modo, percibió como de entre una grieta entre planos, un gigantesco tentáculo cubierto de viscosas y lacerantes ventosas surgía como un coloso intentando aplastar y destruir todo a su paso.
Con más de seis metros de longitud, al menos la parte que asomaba de la grieta, y al menos dos más de grosor, el inmenso miembro se agitó buscando derribarle y aplastarle en el proceso. Afortunadamente, el sacerdote supo predecir de algún modo su azaroso embate, y guió a TocToc y al cofre que portaban a un lateral de la habitación sin que sufrieran daño alguno. Como si de una llamada se tratase, decenas de tentáculos de igual o mayor longitud y contundencia empezaron a brotar de grietas que se abrían por todo el salón, y que ha juzgar por los sonidos provenientes de las diferentes partes del templo, ese evento, estaba ocurriendo probablemente en la totalidad de la construcción, arrasando con todo y con todos... amigos y enemigos por igual.
Gritos de horror y desprendimientos masivos, cascotes de roca negra comenzaron a llover sobre todos, mientras la estructura amenazaba con derrumbarse y colapsar sobre si misma si el asalto de los tentáculos continuaba ocurriendo...
Los agentes pudieron esquivar milagrosamente todos la miriada de ataques y latigazos de tan inconmensurables apéndices... mientras más grietas iban apareciendo por todos los ángulos... augurando un segundo asalto más devastador que el anterior.
La peor parte se la llevó Krell... que mermada su capacidad para esquivar debido a su intenso esfuerzo por mantener al Ente al otro lado, no pudo evitar que fuera azotado sin piedad por los abisales tentáculos, arrojándolo como un pelele contra una de las paredes mientras varios huesos se partían con el impacto... terminando con cualquier efecto que pudiera estar frenando el último paso en su blasfemo ritual de invocación.
Sabiendo que poco podía hacer para ayudar con su inútil fuerza en la tarea del cofre, Adriana se dirigió hacia la salida convencida de que aquella cueva se convertiría en la tumba de todos ellos si no salían pronto.
- ¡Rápido! - gritó a sus compañeros - yo intentaré cubriros desde aquí- y se preparó para descargar su ira hacia cualquier cosa que intentara atacar al grupo.
Dejo un Eldritch Blast preparado para atacar a quien ataque a los que están con el cofre
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
NOTA: A partir del principio del siguiente turno, todo el terreno se considerará como terreno difícil para moverse, debido a los desprendimientos, cascotes y tentáculos agitándose azarosamente.
A pesar de la locura que se estaba desencadenado alrededor de Adriana, ésta decidió permanecer con la cabeza fría, y quizás con la mente apagada, para quedarse a cubrir la huida de sus compañeros. Cuando el corazón domina sobre la mente, cosas maravillosas pueden ocurrir... en un porcentaje prácticamente despreciable por supuesto.
Aún usando su peor hacer apenas había dañado al ente multi tentacular. Correr parecía tan buena como acertada maniobra pero con la revelaciones de Krell mas importante parecía hacerse con el contenido de aquel cofre que malgastar acero y virotes en un ser que a priori parecía invatible. Corrió junto a cuervo y monaguillo para sacar el pesado cofre ofreciéndoles protección de los tentáculos dispuesto a interceptar sus arremetidas contra los dos portadores.
-Krell.. hacia la puerta.. vamos!- gritó.. mas pensando en no perder una preciada presa y su consiguiente recompensa..
El horror que se estaba desencadenando en la estancia hizo que TocToc se estremeciese con recuerdos y flases visuales de sus terribles días sirviendo al Lich. Los tentáculos aprovecharon el momento de duda para fustigar a TocToc. Con movimientos agiles y veloces abandono el cofre un momento para retomarlo raudamente. Godric había esquivado con mas gracia aun los tentáculos y con la ayuda de Khalion arrastró el cofre hacia la salida.
- La cerradura es compleja y fuerte, llevaría tiempo abrirlo sin romperlo. - Contestó a Godric.
Leobald lamentó la pérdida del druida, pero se quedaban sin tiempo. Inmerso en el caos, embrazó su enorme escudo con fuerza y se dispuso a cubrir a sus compañeros en la carrera hacia la salida. Quizás podría desviar alguno de esos terribles tentáculos si el impacto no era directo. Los cascotes volaban en todas direcciones y el agua salada y la bilis de aquel ser enfermizo empapaban su cabello pegándolo a su frente a cada paso. O salían de allí pronto o no saldrían jamás.
—¡Fortaleza, que más pesan nuestras faltas! —trató de hacerse oír por encima del estruendo, mientras asentía ceñudo y desviaba algún cascote—. ¡A la salida! —señaló.
La endiablada velocidad que intentaba mantener TocToc se veía frenada por los ágiles pero no tan raudos pasos del sacerdote. Un graznido de frustración se alzó sobre el estruendo de un templo quebrándose, aún así, sabía que le necesitaba para moverlo, su fuerza no era suficiente por sí mismo, y de algún modo, ese joven seguidor de Lathander de despeinada melena y figura esbelta y bien cuidada, conseguía sacar una fuerza escondida incluso bajo su frágil apariencia. Sin duda ya había demostrado con creces como era capaz de crecerse cuando las situaciones se torcían demasiado, y ésta era una de esas veces.
- Haced caso al caballero ... - Una estridente y desesperada vocecilla, apenas audible en la vorágine de la tormenta, por alguna razón y por primera vez en su impía existencia, parecía estar de acuerdo con el paladín... lo que daba cierto toque cómico a una escena dantesca ya de por sí.
Protegidos por ballestero armado con cimitarra y escoltados por un blindado Leobald con su escudo en alza, presto para desviar cualquier ataque proveniente de los tentáculos que aparecían azarosamente a través de los efímeros portales, la comitiva llegó has el primer umbral que conectaba con la sala previa, donde esquivando cascotes, Adriana y Mablung, les esperaban. La primera parecía profundamente concentrada en atacar con sus desviados haces de energía putrescente cualquier amenaza que se acercara a la comitiva del cofre, y el segundo parecía mirar con cierta melancolía a su excompañero de Círculos, protector de Dreadwood, ... que con un último quejido pareció perder la consciencia en el lado opuesto de la sala... roto por fuera y por dentro, a punto de ser sepultado para toda la eternidad... sin ni siquiera poder tener los adecuados ritos que un druida mereciera...
Otra ronda de portales parecieron abrirse en la habitación siguiente, donde todos se encontraban creyéndose a salvo, esto disparó el instinto de la alta elfa y el enmascarado, que lanzaron sendos ataques mientras Leobald continuaba desviando los impredecibles ataques, aunque esto último era casi una tarea imposible, pues podían provenir de cualquier ángulo o lugar posible sin patrón o sentido alguno. Las cimitarras cortaron, y los haces de verde luminiscencia, color parecido al de un ponzoñoso pantano, volaron impactando... sin apenas hendir o herir en lo más mínimo los serpenteantes y colosales apéndices. Como si sus armas o magia carecieran de la fuerza o poder necesario para generar amenaza alguna...
El grupo de malogrados agentes, consiguió llegar a la base de las escaleras a duras penas, cuando sintieron una complicación más extrema que comenzaba a agravarse con creces. De los portales no sólo parecían brotar tentáculos de bulbosas ventosas, sino corrientes de agua salada y prácticamente congelada que comenzaron a inundar todas las estancias. Los lacerados pies de TocToc, a pesar de estar sanados parcialmente por el sacerdote, sintieron ese contraste de temperatura tan abrumador... ese líquido salino estaba tan frío que estaría al límite de cristalizar en hielo, teniendo en cuenta que la sal disminuía ese punto crítico, ... el entumecimiento golpeó los pies de todos los presentes, puesto que en escasos segundos, la abisal agua les cubría ya hasta poco más arriba de los tobillos, y el caudal no pareciera que fuera a disminuir.
Las escaleras ascendentes que le llevaría a las estancia del altar, donde previamente fuero atacados por los mutantes, ahora parecía más resbaladizas y complicadas de transitar... casi todo un esfuerzo pírrico, complicado por el pesado cofre metálico que algunos portaban, cada vez con más esfuerzo.
La segunda tanda de ataques de "Aquel que transita más Allá" no se hizo esperar, y todos los allí presentes intentaron evitar los viciados embates que profetizaban una horrible muerte parecida a la que Krell estaba a punto de tener... Mablung y Adriana, de nuevo, consumaron las esquivas sin problema alguno, su gracia y destreza élfica brillaban más que nunca, y los torpes latigazos de los colosales tentáculos parecía sencillos de evitar provistos de su preternatural percepción. La entrenada memoria muscular del aasimar, también cobró sus frutos, y éste rodó por debajo de uno de los apéndices que amenazaban con arrancarle la cabeza evitando ser golpeado. El frío polar abrazó todo su cuerpo al sumergirse parcialmente en el terreno inundado, y su cuerpo entero grito pidiendo algo de calor ... aún así, el ataque había sido evitado. El presto e ingenioso TocToc, presa de su celeridad instaurada, apenas se esforzó en esquivar otro ataque, incluso portando el pesado cofre, ante sus ojos todo parecía correr a cámara lenta... lo que le ayudó a no zozobrar en el peor momento posible...
El mismo peso de la caja blindada no fue el mejor aliado de Godric, que dependiendo de los pasos del kenku y con sus dos manos ocupadas y en tensión constante, apenas pudo hacer nada por ser golpeado en su hombro derecho, y aunque el impacto fue leve y la armadura absorbió la mayoría del daño, sintió como su hombro se desencajaba parcialmente por un momento... aguantando un grito de dolor en el proceso.
La suerte fue cruel con el caballero..., que ligeramente más rezagado y protegiendo a todo y a todos, calculó mal la fuerza con la que uno de los gargantuescos tentáculos pretendía aplastar a medio grupo..., interponiéndose y elevando su escudo confió en desviar el ataque... pero el brutal embate lo desequilibró totalmente, el dolor que sintió en su envejecido brazo fue como un latigazo que recorrió desde su puño hasta su torso superior... miles de agujas clavándose hasta la médula de sus huesos, dejándole casi sin aliento... en su interior escuchó como algo se quebraba... y el dolor se multiplicó exponencialmente. Sus años como veterano le había hecho saber cuando algo iba realmente mal, y ahora sentía que uno de los huesos del antebrazo se había quebrado... inutilizando ese brazo de momento...
Os toca en el orden de iniciativa que tirasteis en la anterior sala, revisar la sección privada para las reglas nuevas que se aplican a partir de ahora.
Desde su posición al pie de la escalera, Mablung echó un ojo a la situación; los dos porteadores del cofre a los que no podía ayudar en su labor, el caballero que aún se mantenía en pie, pero parecía que fuese a caer de un momento a otro, el asesino que de momento parecía indemne y Adriana, a la que parecía que una ,añada de caballos la hubiese pasado por encíma, sin olvidarse del extraño ser que trataba de abrirse paso y estaba derrumbando el templo. Tras aquel escrutinio se volvió hacia la escalera y fue obvio que la elfa en su estado no subiría por ahi.
-En cuanto me transforme súbete a mi lomo, te llevaré escaleras arriba- sin esperar inicio la transformación en oso y se agacho para facilitar a la elfa que subiese. Una vez estuviese asida a su pelaje, emprenderían la ascensión por la traicionera y medio derruida escalera.
Las palabras del recio elfo de los bosques se tornaron realidad en cuanto su cuerpo adoptó de nuevo la forma del enorme oso al que todos estaban acostumbrados a intentar esquivar en los espacios cerrados. Siguiendo sus instrucciones, Adriana, casi de manera natural a pesar de su agotamiento, saltó grácilmente sobre su lomo, aferrándose con cierta ternura pero fuertemente a su pelaje. No era como montar un caballo ni de lejos, pero de algún modo su agilidad equilibró las diferencias rápidamente. Afortunadamente, el techo que colapsaba sobre sus cabezas era alto en esta cámara, y no tenía que agacharse o tumbarse sobre la noble bestia devoradora de acólitos... y miel.
En el momento en el que la alta elfa ya estaba acomodada, Mablung clavó sus zarpas sobre en pedregoso e inestable terreno, ascendiendo las escaleras sin dificultad alguna y abandonando la zona inundada al conseguir llegar a la planta superior, donde más suciedad y cascotes desprendidos les separaba de la última salida hacia el exterior y a la parte superior del templo... Una estela de pelaje tostado y cabellos rojos como el ardiente fuego, fue adelantando a cada uno de los desesperados agentes a los que dejaban atrás con extrema facilidad.
Una vez en el piso superior, solo había que orar para ese techo no cediera ante los embates del Ente más abajo y cayeran todos al vacío, abrazando las heladas aguas abisales que allí les esperaban si fallaban en su intento de huida. En el centro de la estancia superior, el extraño e impío altar que portaba anteriormente la estatuilla, yacía indenme, sin grieta o fisura alguna, hierático, como un aislado dolmen en la campiña.
Tras las sanadoras palabras de Godric, que agradeció que su letanía solo constara de una sencilla pero sincera oración dedicada a Lathander, sin requerir de sus manos u otros elementos externos, un calor reconfortante comenzó a envolver el brazo roto del caballero, sintiendo éste como su maltrechos huesos comenzaban a restaurarse parcialmente. El dolor pareció remitir prácticamente en su totalidad, a pesar del entumecimiento de su antebrazo, sintiendo que podía de nuevo usar su escudo con cierta precaución y sin forzarlo demasiado.
Las escaleras fueron un escollo complicado para el joven sacerdote sin embargo. Sus resbaladizos peldaños fueron demasiado traicioneros, y el peso del cofre blindado sumado al frío de sus piernas, que hacía que cada paso fuera prácticamente una tortura, terminaron de hacerle ceder hincando rodilla. Cuando apenas llevaba tres escalones subidos, resbaló, perdiendo el equilibrio, su cuerpo fue a dar contra el inundado suelo, y terminó deslizándose escaleras abajo hasta sumergirse parcialmente en las congeladas aguas que intentaban a cada segundo robarle todo el calor posible de su cuerpo...
TocToc sintió como la parte de la sujeción frontal del cofre cedía, y a pesar de su velocidad no pudo evitar que su preciado tesoro cayera con un estrendoroso sonido que amortiguó parcialmente la superficie acuosa por la que intentaban avanzar. Aún así permaneció con su parte izada... pero su enclenque cuerpo no era capaz apenas de avanzar por si mismo a través de un terreno tan difícil sin ayuda de alguien más.
A la vez que una melena roja cabalgaba un enorme mamífero escaleras arriba, el humano joven recorría el mismo lugar pero en sentido contrario. Cuando vio al hombre pájaro sujetando en soledad el cofre corrió presto y dispuesto a suplir al clérigo de oscuros pactos demoniacos. Ya había dejado escapar un preciado tesoro encima de los hombros de Krell y no iba a permitirse el lijo de renunciar al cofre y lo que fuera que tuviera dentro.
Con la agilidad mas normal del un elfo bajó hasta Toc-toc y aferro el lado del cofre que había quedado vacante acompañándole en el nuevo ascenso por aquellas escaleras llenas de agua, escombros y tentáculos siderales.
Las heladas garras de TocToc chapoteaban mientras se movían buscando puntos de apoyo en lo que se aferrarse y empujarse hacia la salida de aquel inferno. Graznó de dolor en un quedo susurro al sentir los tentáculos de la criatura impactar en su cuerpo. Pero ello le dio fuerzas para continuar tirando del cofre con inexorable tesón. - Maldita criatura... - Si se hubiese detenido a pensar un momento habría soltado el cofre y corrido por su vida, pero el caos y el pánico a su alrededor habían bloqueado sus pensamientos y tan solo pensaba en salir de allí sin pensar que el cofre le estaba reteniendo.
Leobald apretó los dientes tratando de ignorar sin éxito el dolor del antebrazo roto. Con el brazo sano sujetaba su brazo quebrado junto al cuerpo. Aquellos tentáculos gigantescos simplemente eran demasiado fuertes como para manejarlos. El agua traía consigo la cuchillada del frío que auguraba una muerte segura. Entonces sintió el calor de la magia que sanaba su brazo herido y asintió a Godric en agradecimiento antes de que acabara de conjurar. Con las fuerzas que fue capaz de reunir, y dado que TocToc y Khalion parecían manejarse bien con el cofre, emprendió la ascensión por las escaleras al piso superior. Sin embargo se detuvo para ayudar al joven acólito que parecía haber tropezado al intentar subir.
Mi acción es Help a Godric para que tire con ventaja Atletics la próxima vez.
Aquellos ojos les miraban.. y tenían que retrasar su entraba todo lo posible. Sin moverse de su posición apuntó virote con todo su mal hacer a uno de los ojos. Sabía que sin dar un paso su disparo sería mas certero.
El virote se clavó con precisión extrema en la pupila de uno de los ochos ojos del Ente que intentaba atravesar la realidad con su imposible presencia. El ojo intentó cerrarse mientras esputaba icores iridiscentes y enfermizos proyectados a varios metros de distancia y golpeando el rostro de Krell en el proceso, que quedó parcialmente cubierto de esa viscosidad cristalina. En un parpadeo imposible, el Ser proyectó su ira y dolor intentando casi con más ahínco fragmentar la barrera que ejercía casi como una membrana umbilical y una última presión sobre Él.
Por un instante, la pared pareció combarse hacia fuera, convirtiendo las geométricas lineas rectas del espacio que lo encarcelaba, en siluetas curvas como las córneas de esos horrendos ojos. Aparentes grietas se empezaron a dibujar en esa quebradiza superficie mientras un sonido grave y asíncrono parecía emitirse de las llagas que se abrían en el muro.
El horror de una cordura diluyéndose, como la sangre en un corte limpio de arteria, cobró vida en el impregnado rostro del semi-orco... que, de reojo y casi vencido, intentaba entender como era posible que en vez de seguir sus órdenes para que su sacrificio no fuera vacío, los agentes se regocijaban en intentar herir a un Dios caído de entre las estrellas...
Turno de TocToc
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Viendo la escena del druida y sus volubles cambios de humor, las viscerales reacciones del muro, y las crípticas hechicerías del druida corrupto TocToc sospechó que todo aquello bien podría ser un teatrillo de Krell para que le dejasen llevar a cabo su ritual. Reflexionó un momento sobre las palabras arcanas y la magia que allí tenia lugar, todo aquello era difícil de descifrar y mientras lo barruntaba sería mejor intentar seguir sus indicaciones.
Entonces TocToc lanzó un hechizo trazando una runa en el aire y con un movimiento vertiginoso se acerco al cofre, junto a Godric. Allí empezó a arrastrarlo hacia la salida, con dificultad, más concentrado en resolver el misterio del Krell que en mover el solo el pesado cofre.
Zevatur, Rolthos
En medio de aquella sinrazón Leobald avanzó por fin con intención de poner su mano derecha sobre Krell mientras musitaba las palabras de protección contra el mal.
—¡Aguantad! Os lo ruego —dijo al semiorco en cuanto finalizó la letanía mientras se cubría del impacto de los icores con el escudo—. Reponeos. Sujetad a las bestias.
Action: Protection from Evil (...If the target is already charmed, frightened, or possessed by such a creature, the target has advantage on any new saving throw against the relevant effect.)
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El siempre valeroso TocToc se lanzó cruzando los treinta pies que le separaban del cofre y se dispuso a recogerlo con una endiablada velocidad, mientras, de reojo, intentaba descifrar las arcanas y ocultas intenciones que pudiera tener el druida semi-orco, sin demasiado éxito. Con un esfuerzo que puso al límite su fuerza y resiliencia como kenku, izó el cofre intentándolo desplazarlo con más facilidad, pero se dio cuenta de que el peso era demasiado masivo para él, y a pesar de la magia, sin ayuda no podría moverlo más hasta recuperar el aliento, al menos sin ayuda, aunque quizás con la ventaja que le otorgaba su propio hechizo de velocidad, la ayuda le pudiera entorpercer más que ayudar. Mentalmente decidió darse otra oportunidad e intentar moverse con él por sí mismo.
Mientras Godric le protegía, intentando adivinar si necesitaría ayuda o no para moverlo, Leobald abandonó su estratégica posición de protector de la puerta de salida del impío e improvisado templo, y se desplazó junto al sufrido Krell, que intentaba bloquear, ya casi sin fuerzas, al Ente que deseaba cruzar esa barrera y destruir todo lo que pudiera encontrar en este lugar, y quizás, de paso, parte de las costas del Dragonmeere...
Con su toque, el paladín 'pacifista' consiguió calmar parcialmente la angustia sufrida por el acólito del horror abisal, ... y este pareció encontrar un último resquicio de voluntad... quizás justo el necesario para que todos los agentes pudiera huir en ese preciso momento.
Turno de Mablung
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Morco apuntó con su arco largo de talla élfica, apunto aunando cierta calma a pesar del caos que parecía estar a punto de desatarse a su alrededor. Controlando la respiración, de una manera mecánica y fluida, fruto de los años de entrenamiento al que voluntariamente siempre se abandonaba desde que era prácticamente un crío, la punta serrada de su proyectil apunto directamente a otro de los ochos ojos que decoraban tétricamente el miro, pulsando con odio e ira por igual.
La madera de nogal blanco era flexible y resistente, sintió el suave tacto en su mano izquierda mientras recordaba con cierta melancolía la peculiar historia de como consiguió su arma tras ganar aquella apuesta a un estirado alto elfo de Sildëyuir.
Con la pupila como su objetivo, el druida liberó su saeta, que voló rauda y mortal hacia su objetivo... sin embargo, de algún modo, un segundo antes de impactar, el ente parpadeó, y con su párpado impenetrable como la más resiliente de las armadura, refractó la flecha de manera inofensiva hacia otra de las paredes perpendiculares más alejadas, peligrosamente cerca de uno de los mutantes que se contenían a duras penas...
Turno de Godric
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric, con la maza de nuevo en su costado, se afanaba por ayudar a Toc Toc a llevar el pesado cofre. El zurrón donde llevaba sus fieles vendas y ungüentos curativos parecia insistir en echarse hacia delante, entorpeciendo los esfuerzos del monje por ayudar a su valeroso amigo.
- Esto es una locura - le dijo a Toc Toc jadeando - Jamás conseguiremos volver arrastrando esto... tan pronto como podamos hay que abrirlo y coger lo que sea tan importante que hay dentro... -
Toc-Toc pudo comprobar que el acólito de Lathander procuraba no mirar hacia el ocular muro, ni a los deformes mutantes que les amenazaban desde las sombras, ni al caído druida que parecía haber recobrado algo de cordura... en realidad tan sólo miraba hacia el suelo frente a él, procurando no tropezar con nada y dar al traste con sus esfuerzos.
PbP Character: A few ;)
Mientras Godric concentraba todos sus esfuerzos en ayudar a TocToc moviendo el pesado cofre metálico, no sabía cuanto esto le iba a ayudar a evitar el caos que estaba a punto de desencadenarse sobre todos los presentes... y prácticamente sobre todo el templo. A pesar de estar fijando su vista hasta el suelo, de reojo sintió como una perturbación parecía rasgar el velo cerca de él, incluso antes de que pasara, como si su comunión con Ostor hubiera exacerbado sus sentidos sobrenaturales de algún modo, percibió como de entre una grieta entre planos, un gigantesco tentáculo cubierto de viscosas y lacerantes ventosas surgía como un coloso intentando aplastar y destruir todo a su paso.
Con más de seis metros de longitud, al menos la parte que asomaba de la grieta, y al menos dos más de grosor, el inmenso miembro se agitó buscando derribarle y aplastarle en el proceso. Afortunadamente, el sacerdote supo predecir de algún modo su azaroso embate, y guió a TocToc y al cofre que portaban a un lateral de la habitación sin que sufrieran daño alguno. Como si de una llamada se tratase, decenas de tentáculos de igual o mayor longitud y contundencia empezaron a brotar de grietas que se abrían por todo el salón, y que ha juzgar por los sonidos provenientes de las diferentes partes del templo, ese evento, estaba ocurriendo probablemente en la totalidad de la construcción, arrasando con todo y con todos... amigos y enemigos por igual.
Gritos de horror y desprendimientos masivos, cascotes de roca negra comenzaron a llover sobre todos, mientras la estructura amenazaba con derrumbarse y colapsar sobre si misma si el asalto de los tentáculos continuaba ocurriendo...
Los agentes pudieron esquivar milagrosamente todos la miriada de ataques y latigazos de tan inconmensurables apéndices... mientras más grietas iban apareciendo por todos los ángulos... augurando un segundo asalto más devastador que el anterior.
La peor parte se la llevó Krell... que mermada su capacidad para esquivar debido a su intenso esfuerzo por mantener al Ente al otro lado, no pudo evitar que fuera azotado sin piedad por los abisales tentáculos, arrojándolo como un pelele contra una de las paredes mientras varios huesos se partían con el impacto... terminando con cualquier efecto que pudiera estar frenando el último paso en su blasfemo ritual de invocación.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Sabiendo que poco podía hacer para ayudar con su inútil fuerza en la tarea del cofre, Adriana se dirigió hacia la salida convencida de que aquella cueva se convertiría en la tumba de todos ellos si no salían pronto.
- ¡Rápido! - gritó a sus compañeros - yo intentaré cubriros desde aquí - y se preparó para descargar su ira hacia cualquier cosa que intentara atacar al grupo.
Dejo un Eldritch Blast preparado para atacar a quien ataque a los que están con el cofre
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
NOTA: A partir del principio del siguiente turno, todo el terreno se considerará como terreno difícil para moverse, debido a los desprendimientos, cascotes y tentáculos agitándose azarosamente.
A pesar de la locura que se estaba desencadenado alrededor de Adriana, ésta decidió permanecer con la cabeza fría, y quizás con la mente apagada, para quedarse a cubrir la huida de sus compañeros. Cuando el corazón domina sobre la mente, cosas maravillosas pueden ocurrir... en un porcentaje prácticamente despreciable por supuesto.
Turno de Khalion.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Aún usando su peor hacer apenas había dañado al ente multi tentacular. Correr parecía tan buena como acertada maniobra pero con la revelaciones de Krell mas importante parecía hacerse con el contenido de aquel cofre que malgastar acero y virotes en un ser que a priori parecía invatible. Corrió junto a cuervo y monaguillo para sacar el pesado cofre ofreciéndoles protección de los tentáculos dispuesto a interceptar sus arremetidas contra los dos portadores.
-Krell.. hacia la puerta.. vamos!- gritó.. mas pensando en no perder una preciada presa y su consiguiente recompensa..
El horror que se estaba desencadenando en la estancia hizo que TocToc se estremeciese con recuerdos y flases visuales de sus terribles días sirviendo al Lich. Los tentáculos aprovecharon el momento de duda para fustigar a TocToc. Con movimientos agiles y veloces abandono el cofre un momento para retomarlo raudamente. Godric había esquivado con mas gracia aun los tentáculos y con la ayuda de Khalion arrastró el cofre hacia la salida.
- La cerradura es compleja y fuerte, llevaría tiempo abrirlo sin romperlo. - Contestó a Godric.
Zevatur, Rolthos
Leobald lamentó la pérdida del druida, pero se quedaban sin tiempo. Inmerso en el caos, embrazó su enorme escudo con fuerza y se dispuso a cubrir a sus compañeros en la carrera hacia la salida. Quizás podría desviar alguno de esos terribles tentáculos si el impacto no era directo. Los cascotes volaban en todas direcciones y el agua salada y la bilis de aquel ser enfermizo empapaban su cabello pegándolo a su frente a cada paso. O salían de allí pronto o no saldrían jamás.
—¡Fortaleza, que más pesan nuestras faltas! —trató de hacerse oír por encima del estruendo, mientras asentía ceñudo y desviaba algún cascote—. ¡A la salida! —señaló.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La endiablada velocidad que intentaba mantener TocToc se veía frenada por los ágiles pero no tan raudos pasos del sacerdote. Un graznido de frustración se alzó sobre el estruendo de un templo quebrándose, aún así, sabía que le necesitaba para moverlo, su fuerza no era suficiente por sí mismo, y de algún modo, ese joven seguidor de Lathander de despeinada melena y figura esbelta y bien cuidada, conseguía sacar una fuerza escondida incluso bajo su frágil apariencia. Sin duda ya había demostrado con creces como era capaz de crecerse cuando las situaciones se torcían demasiado, y ésta era una de esas veces.
- Haced caso al caballero ... - Una estridente y desesperada vocecilla, apenas audible en la vorágine de la tormenta, por alguna razón y por primera vez en su impía existencia, parecía estar de acuerdo con el paladín... lo que daba cierto toque cómico a una escena dantesca ya de por sí.
Protegidos por ballestero armado con cimitarra y escoltados por un blindado Leobald con su escudo en alza, presto para desviar cualquier ataque proveniente de los tentáculos que aparecían azarosamente a través de los efímeros portales, la comitiva llegó has el primer umbral que conectaba con la sala previa, donde esquivando cascotes, Adriana y Mablung, les esperaban. La primera parecía profundamente concentrada en atacar con sus desviados haces de energía putrescente cualquier amenaza que se acercara a la comitiva del cofre, y el segundo parecía mirar con cierta melancolía a su excompañero de Círculos, protector de Dreadwood, ... que con un último quejido pareció perder la consciencia en el lado opuesto de la sala... roto por fuera y por dentro, a punto de ser sepultado para toda la eternidad... sin ni siquiera poder tener los adecuados ritos que un druida mereciera...
Otra ronda de portales parecieron abrirse en la habitación siguiente, donde todos se encontraban creyéndose a salvo, esto disparó el instinto de la alta elfa y el enmascarado, que lanzaron sendos ataques mientras Leobald continuaba desviando los impredecibles ataques, aunque esto último era casi una tarea imposible, pues podían provenir de cualquier ángulo o lugar posible sin patrón o sentido alguno. Las cimitarras cortaron, y los haces de verde luminiscencia, color parecido al de un ponzoñoso pantano, volaron impactando... sin apenas hendir o herir en lo más mínimo los serpenteantes y colosales apéndices. Como si sus armas o magia carecieran de la fuerza o poder necesario para generar amenaza alguna...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
El grupo de malogrados agentes, consiguió llegar a la base de las escaleras a duras penas, cuando sintieron una complicación más extrema que comenzaba a agravarse con creces. De los portales no sólo parecían brotar tentáculos de bulbosas ventosas, sino corrientes de agua salada y prácticamente congelada que comenzaron a inundar todas las estancias. Los lacerados pies de TocToc, a pesar de estar sanados parcialmente por el sacerdote, sintieron ese contraste de temperatura tan abrumador... ese líquido salino estaba tan frío que estaría al límite de cristalizar en hielo, teniendo en cuenta que la sal disminuía ese punto crítico, ... el entumecimiento golpeó los pies de todos los presentes, puesto que en escasos segundos, la abisal agua les cubría ya hasta poco más arriba de los tobillos, y el caudal no pareciera que fuera a disminuir.
Las escaleras ascendentes que le llevaría a las estancia del altar, donde previamente fuero atacados por los mutantes, ahora parecía más resbaladizas y complicadas de transitar... casi todo un esfuerzo pírrico, complicado por el pesado cofre metálico que algunos portaban, cada vez con más esfuerzo.
La segunda tanda de ataques de "Aquel que transita más Allá" no se hizo esperar, y todos los allí presentes intentaron evitar los viciados embates que profetizaban una horrible muerte parecida a la que Krell estaba a punto de tener... Mablung y Adriana, de nuevo, consumaron las esquivas sin problema alguno, su gracia y destreza élfica brillaban más que nunca, y los torpes latigazos de los colosales tentáculos parecía sencillos de evitar provistos de su preternatural percepción. La entrenada memoria muscular del aasimar, también cobró sus frutos, y éste rodó por debajo de uno de los apéndices que amenazaban con arrancarle la cabeza evitando ser golpeado. El frío polar abrazó todo su cuerpo al sumergirse parcialmente en el terreno inundado, y su cuerpo entero grito pidiendo algo de calor ... aún así, el ataque había sido evitado. El presto e ingenioso TocToc, presa de su celeridad instaurada, apenas se esforzó en esquivar otro ataque, incluso portando el pesado cofre, ante sus ojos todo parecía correr a cámara lenta... lo que le ayudó a no zozobrar en el peor momento posible...
El mismo peso de la caja blindada no fue el mejor aliado de Godric, que dependiendo de los pasos del kenku y con sus dos manos ocupadas y en tensión constante, apenas pudo hacer nada por ser golpeado en su hombro derecho, y aunque el impacto fue leve y la armadura absorbió la mayoría del daño, sintió como su hombro se desencajaba parcialmente por un momento... aguantando un grito de dolor en el proceso.
La suerte fue cruel con el caballero..., que ligeramente más rezagado y protegiendo a todo y a todos, calculó mal la fuerza con la que uno de los gargantuescos tentáculos pretendía aplastar a medio grupo..., interponiéndose y elevando su escudo confió en desviar el ataque... pero el brutal embate lo desequilibró totalmente, el dolor que sintió en su envejecido brazo fue como un latigazo que recorrió desde su puño hasta su torso superior... miles de agujas clavándose hasta la médula de sus huesos, dejándole casi sin aliento... en su interior escuchó como algo se quebraba... y el dolor se multiplicó exponencialmente. Sus años como veterano le había hecho saber cuando algo iba realmente mal, y ahora sentía que uno de los huesos del antebrazo se había quebrado... inutilizando ese brazo de momento...
Os toca en el orden de iniciativa que tirasteis en la anterior sala, revisar la sección privada para las reglas nuevas que se aplican a partir de ahora.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Desde su posición al pie de la escalera, Mablung echó un ojo a la situación; los dos porteadores del cofre a los que no podía ayudar en su labor, el caballero que aún se mantenía en pie, pero parecía que fuese a caer de un momento a otro, el asesino que de momento parecía indemne y Adriana, a la que parecía que una ,añada de caballos la hubiese pasado por encíma, sin olvidarse del extraño ser que trataba de abrirse paso y estaba derrumbando el templo. Tras aquel escrutinio se volvió hacia la escalera y fue obvio que la elfa en su estado no subiría por ahi.
-En cuanto me transforme súbete a mi lomo, te llevaré escaleras arriba- sin esperar inicio la transformación en oso y se agacho para facilitar a la elfa que subiese. Una vez estuviese asida a su pelaje, emprenderían la ascensión por la traicionera y medio derruida escalera.
Las palabras del recio elfo de los bosques se tornaron realidad en cuanto su cuerpo adoptó de nuevo la forma del enorme oso al que todos estaban acostumbrados a intentar esquivar en los espacios cerrados. Siguiendo sus instrucciones, Adriana, casi de manera natural a pesar de su agotamiento, saltó grácilmente sobre su lomo, aferrándose con cierta ternura pero fuertemente a su pelaje. No era como montar un caballo ni de lejos, pero de algún modo su agilidad equilibró las diferencias rápidamente. Afortunadamente, el techo que colapsaba sobre sus cabezas era alto en esta cámara, y no tenía que agacharse o tumbarse sobre la noble bestia devoradora de acólitos... y miel.
En el momento en el que la alta elfa ya estaba acomodada, Mablung clavó sus zarpas sobre en pedregoso e inestable terreno, ascendiendo las escaleras sin dificultad alguna y abandonando la zona inundada al conseguir llegar a la planta superior, donde más suciedad y cascotes desprendidos les separaba de la última salida hacia el exterior y a la parte superior del templo... Una estela de pelaje tostado y cabellos rojos como el ardiente fuego, fue adelantando a cada uno de los desesperados agentes a los que dejaban atrás con extrema facilidad.
Una vez en el piso superior, solo había que orar para ese techo no cediera ante los embates del Ente más abajo y cayeran todos al vacío, abrazando las heladas aguas abisales que allí les esperaban si fallaban en su intento de huida. En el centro de la estancia superior, el extraño e impío altar que portaba anteriormente la estatuilla, yacía indenme, sin grieta o fisura alguna, hierático, como un aislado dolmen en la campiña.
Tras las sanadoras palabras de Godric, que agradeció que su letanía solo constara de una sencilla pero sincera oración dedicada a Lathander, sin requerir de sus manos u otros elementos externos, un calor reconfortante comenzó a envolver el brazo roto del caballero, sintiendo éste como su maltrechos huesos comenzaban a restaurarse parcialmente. El dolor pareció remitir prácticamente en su totalidad, a pesar del entumecimiento de su antebrazo, sintiendo que podía de nuevo usar su escudo con cierta precaución y sin forzarlo demasiado.
Las escaleras fueron un escollo complicado para el joven sacerdote sin embargo. Sus resbaladizos peldaños fueron demasiado traicioneros, y el peso del cofre blindado sumado al frío de sus piernas, que hacía que cada paso fuera prácticamente una tortura, terminaron de hacerle ceder hincando rodilla. Cuando apenas llevaba tres escalones subidos, resbaló, perdiendo el equilibrio, su cuerpo fue a dar contra el inundado suelo, y terminó deslizándose escaleras abajo hasta sumergirse parcialmente en las congeladas aguas que intentaban a cada segundo robarle todo el calor posible de su cuerpo...
TocToc sintió como la parte de la sujeción frontal del cofre cedía, y a pesar de su velocidad no pudo evitar que su preciado tesoro cayera con un estrendoroso sonido que amortiguó parcialmente la superficie acuosa por la que intentaban avanzar. Aún así permaneció con su parte izada... pero su enclenque cuerpo no era capaz apenas de avanzar por si mismo a través de un terreno tan difícil sin ayuda de alguien más.
Turno de Khalion.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
A la vez que una melena roja cabalgaba un enorme mamífero escaleras arriba, el humano joven recorría el mismo lugar pero en sentido contrario. Cuando vio al hombre pájaro sujetando en soledad el cofre corrió presto y dispuesto a suplir al clérigo de oscuros pactos demoniacos. Ya había dejado escapar un preciado tesoro encima de los hombros de Krell y no iba a permitirse el lijo de renunciar al cofre y lo que fuera que tuviera dentro.
Con la agilidad mas normal del un elfo bajó hasta Toc-toc y aferro el lado del cofre que había quedado vacante acompañándole en el nuevo ascenso por aquellas escaleras llenas de agua, escombros y tentáculos siderales.
Las heladas garras de TocToc chapoteaban mientras se movían buscando puntos de apoyo en lo que se aferrarse y empujarse hacia la salida de aquel inferno. Graznó de dolor en un quedo susurro al sentir los tentáculos de la criatura impactar en su cuerpo. Pero ello le dio fuerzas para continuar tirando del cofre con inexorable tesón. - Maldita criatura... - Si se hubiese detenido a pensar un momento habría soltado el cofre y corrido por su vida, pero el caos y el pánico a su alrededor habían bloqueado sus pensamientos y tan solo pensaba en salir de allí sin pensar que el cofre le estaba reteniendo.
Zevatur, Rolthos
Leobald apretó los dientes tratando de ignorar sin éxito el dolor del antebrazo roto. Con el brazo sano sujetaba su brazo quebrado junto al cuerpo. Aquellos tentáculos gigantescos simplemente eran demasiado fuertes como para manejarlos. El agua traía consigo la cuchillada del frío que auguraba una muerte segura. Entonces sintió el calor de la magia que sanaba su brazo herido y asintió a Godric en agradecimiento antes de que acabara de conjurar. Con las fuerzas que fue capaz de reunir, y dado que TocToc y Khalion parecían manejarse bien con el cofre, emprendió la ascensión por las escaleras al piso superior. Sin embargo se detuvo para ayudar al joven acólito que parecía haber tropezado al intentar subir.
Mi acción es Help a Godric para que tire con ventaja Atletics la próxima vez.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)