- Por el hijo de una hiena mal parido… - susurró Adriano agachado entre las ruinas - ¡aquí está, sin lugar a dudas, el rastro de la Muerte Carmesí!- bramó hacia sus compañeros - vertieron el veneno y lo prendieron, provocando una reacción en la que su acidez se ve multiplicada, llegando incluso a quebrar la roca más inquebrantable… Eso significa… - se irguió torpemente, mirando hacia los lados, escudriñando más allá del linde del claro en el que se encontraban - significa que Chack puede haberse adentrado en el mundo onírico. Nos sigue de cerca, se adelanta a nuestros planes… Debemos acabar con ese mal nacido, ¡rápido!- instó a sus compañeros, agitando su bastón al aire. Ya se regodeaba en su imaginación planeando el empalamiento de su primera víctima. Se acercó con toda la pesadez de su cuerpo hasta Mablungcela - ¿Has encontrado algo? ¿Algún rastro de Chack? - preguntó, ansioso.
Oyendo la algarada del semi-ogro, la princesa elfa volvió sobre sus pasos con una gracilidad y elegancia que hacia que pareciese que flotaba sobre la hierba en vez de pisarla. Una vez dentro y tras oír a Adriano dirigió su cristalina y pura mirada hacia él y con una sonrisa dijo:- En estos reinos no existe ese veneno, en la corte élfica, a todos los miembros de la realeza nos advierten y enseñan sobre ellos para evitar que puedan usarlos contra nosotros, me temo que te equivocas mi grueso compañero.-
-Mientras vosotros jugabais a inventaros fantasiosas historias sobre venenos, ya me podríais haber avisa para participar, parece un juego divertido; he encontrado un resto de pisadas que se alejan de aquí, parecen las de un niño, quizás el soñador tiene esa apariencia, basándonos en el paladín aquí presente. Deberíamos partir en su búsqueda- tras lo cual se dio media vuelta y se encamino hacia las huellas dejando tras de si un sutil aroma a flores de azahar.
-¡Ahí lo tienes!- exclamó Adriano haciendo caso omiso a las palabras de la elfa sobre la inexistencia del veneno, defendiendo a ultranza su teoría sin fisuras - Seguro que Chack se ha convertido en un niño al traspasar las fronteras del mundo onírico. ¡Vayamos a darle caza!- empuñó su bastón, sujetó con firmeza a Gastty y se dispuso a seguir las huellas descubiertas.
Muy a su pesar Nockolito asintió a los belicosos exabruptos de Adriano. Siguiendo la indicación de Mablungcela relató lo que había visto desde el aire. Después concluyó:
- Las huellas podrían conducirnos hacia la bruma oscura y sombría, donde cadenas invisibles se elevan hacia el cielo. Creo que, en ausencia de otras señales, seguir estas huellas es nuestro mejor curso de acción. No obstante, debemos mantener en mente la bruma anaranjada al noroeste; su presencia parece antitética a todo lo demás. - Su voz resonabacon la profunda majestuosidad de su digna herencia racial.
Nockolito, disfrutando de su recién adquirida nobleza, elevó el vuelo tras compartir su consejo, siguiendo al grupo desde el aire, su figura recortada contra el cielo de este reino onírico.
Leobaldina bajó del murete semiderruido de un salto. La armadura ni siquiera le molestó, como si el metal fuera muy ligero. Ya no recordaba como era moverse de aquella manera, ¡qué libertad! Sonrió y siguió a los demás por el sendero. El galimatías de Adriano y Nocktolito le pareció demasiado complicado, pero seguramente el del hombre águila era acertado. Ya lo entendería más adelante, no le preocupó. Las palabras de Mablungcela en cambio tenían sentido y además olía tan bien.
—¿Oye, qué te has puesto en el pelo? —preguntó la niña visiblemente emocionada cuando llego a su lado apretando el paso—. ¡Huele fenomenal! ¿De verdad hay otro niño por aquí? Tenemos que ayudarle, sea el prelado o no. Este lugar me da muy mala espina —dijo mirando de reojo los alrededores.
El enérgico y conversador grupo, más social que nunca, se dirigió en el sentido de las diminutas huellas, más o menos al unísono. Sólo el silencioso Khalionilo, permanecía ajeno y quizás algo distante del resto, quizás por su nuevo semblante introspectivo, o probablemente por su carencia de boca...
La aproximación sigilosa se abandonó de inmediato, cuando Adri-Ano apenas era capaz de no emitir un estruendoso sonido a cada paso, como el de un tambor de acordes graves y profundos que presagiara algo horriblemente escabroso a sus enemigos... como empalarlos... de algún modo. Afortunadamente, y tras internarse en el frondoso bosque, donde los árboles hacían difícil el tránsito, no sólo por su densidad, sino también por entrelazar sus raíces a ras de un suelo terroso cubierto de verde y musgo, una ligera tonada llamó la atención del grupo.
Cerca de un prácticamente desdibujado camino, devorado por la fronda, un diminuto goblin de piel verde y humildes vestimentas, parecía concentrado cerca de la base de un vetusto roble, silbando de manera distraída. En su espalda llevaba anclada una cesta de mimbre de su tamaño, repleta de raíces, tubérculos y gruesos frutos secos. Con sus callosas manos hurgaba cerca de la corteza extrayendo algún tipo de hongo de aspecto aplanado y pálido gracias a un cuchillo algo mellado. A pesar de no desviar la mirada, el pequeño humanoide claramente se había percatado de la presencia de los agentes y sus alter egos. Y con una aguda voz pareció recibirles mal disimulando tranquilidad.
- Hace eras que no tenemos visitantes en este eterno bosque... la posibilidad de que la cadena esté a punto de desaparecer... puede ser la causante. ¿Entiendo que buscáis a mi Señor? Como también lo hacía el que vino antes que vosotros, el que surgió de la sima... Me temo que seréis destruidos, como lo será el heraldo... os aconsejo volver por donde sea que hayáis llegado hasta aquí. Nadie es bienvenido a la vigilia del amanecer.
- Nadie se ha quedado vigilando a los durmientes - replica rápida la tiefling - asi que tu Señor puede estar tranquilo. ¿Puedes decirnos quién surgió de la Sima? Sus insondables profundidades son inescrutables incluso para aquel que hace de su hogar las abisales zonas marinas... -
Con elegancia el hombre-pájaro se posó cerca del grupo. Su profunda voz y perfecta dicción transmitían tranquilidad y determinación.
- Bien hallado. Somos agentes de la corona de Cormyr. El que habla es Nockolito - Dijo haciendo un breve saludo - A mi derecha están Khalionilo y Adri-Ano, a mi izquierda Leobaldina y Mablungcela.
- Hemos sido enviados por Gospiel para ayudar al durmiente... Entiendo que es tu señor? - A modo de explicación añadió. - El sueño se esta debilitando, corrompiendo. Por lo que dices ese ser surgido del abismo debe de ser la causa o quizas el síntoma.
La regia y pura elfa no puedo ocultar del todo su sorpresa al ver a un gobling parlanchín, claramente el reino onírico esta lleno de sorpresas. Tras dejar que sus compañeros hablaran añadió:- En cuanto hayamos resuelto el problema de la cadena y ayudado al durmiente os dejaremos tranquilos maese gobling, pero todo ello sería mucho más rápido y sencillo con su ayuda- concluyo posando la mirada más cristalina y reluciente, únicamente interrumpida por un perfecto parpadeo que no hacia otra cosas mas que remarcar la belleza tras esa mirada, en los abyectos ojos del gobling.
Con calmada elegancia asintió a las palabras de Mablungcela y esperó con rapaz paciencia a la respuesta de la criatura. Su cabeza hacía leves y rápidos giros.
El gran khalionilo el tritón parecía desconcertado fuera de su natural y líquido entorno habitual. Sus grandes labores comunicacitas por ultrasonidos carecían de efectividad fuera del agua y sólo parecían ser entendidas por la grácil y elaborada máscara flotante que al contrario del azulado tritón si que tenía boca. Y en esa conversación en frecuencias inaudibles para el resto pareció entretenerse un largo rato ajeno a las pesquisas que su peculiar grupo realizaban.
-Saludos hermosa criatura- dijo por fin la máscara de marfil flotante.- Le saluda su alteza Khalionilo, viajero de los siete mares, guardián de las mareas, protector de los susurros entre las olas, paladín de los corales, surcador de pecios en los remolinos.. Mi gran señor en su infinita sapiencia ofrece sus magníficos servicios y la de sus seguidores, válidos también.
Adriano (sin guión) se acercó hasta el goblin con sonoros y pesados pasos, que podrían parecer por su estruendo ciertamente amenazantes, hasta posicionarse justo a su lado. Le observó fijamente desde arriba, pareciéndole tan poca cosa que se imaginó lanzándole de una patada al otro extremo del camino. De momento no tenía ningún motivo para atacarle, así que decidió ser amable para obtener algo de información.
- Bien hallado, pequeño ser, ¿estás seguro de que ningún otro ser se ha adentrado en este bosque antes que nosotros? Venimos persiguiendo a un tipo despreciable y peligroso, creemos que ha podido tomar la forma de un niño - se cruzó de brazos y esperó la respuesta del goblin.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- Ante todo, permitir que me presente, mi nombre es Gorfeo, el goblin del sueño, habitante oriundo de este reino y humilde sirviente del Lord Belestrus, el alto mitrado del que arde en el amanecer. Con el paso de las eras, era inevitable, que una profunda amistad surgiera entre nosotros... que quizás se tornó en servidumbre... pero es como las cosas debían hacerse como él dice. Alguien tan majestuoso no debe ser tratado de igual a igual...
Dirigiéndose a la exuberante Asmogódrica, el diminuto ser, que no le llegaba más allá de las rodillas a la más que fogosa tiefling, comenzó a rebuscar entre su cesta hasta extraer una seta de pequeño tamaño, colorida y con motas púrpura en su sombrero, hasta terminar ofreciéndosela.
- No sé quien es ese heraldo de la sombra, "el abismo encarnado", así se hacía llamar, pero el Lord lo encerró sin dificultad en una prisión solar. Llegó poco tiempo antes que vosotros, aunque es difícil de determinar puesto que en este lugar el tiempo parece discurrir a su propio ritmo. Se alzó desde el mismo foso donde la actual trémula cadena ata al innombrable.
Haciendo una pequeña pausa, el curioso goblin cambió totalmente de tema como si lo anterior no fuera algo de lo que preocuparse, en teoría.
- Permitirme recomendaros esta seta de tulipa onírica, aliviará sin duda el perenne dolor de espalda que sufriréis debido a vuestras "generosas" proporciones delanteras. Estoy convencido de que vuestros múltiples vástagos nunca pasaron hambre, al menos no antes de que posiblemente los arrojaras a alguna fosa infernal como sacrificio...
Cuando el altivo Nocktolito se posó sobre el suelo delante de Gorfeo, éste no pudo evitar soltar una exclamación de clara admiración, como si hubiese visto algún ser celestial al que sin duda debería reverenciar. Sus ojos brillaron y sus rodillas temblaron por unos momentos, pero de no de terror, sino de total deleite ante tal visión.
- ¡Gospiel! Si recuerdo ese nombre, el Lord me habló mucho de ella, es normal que la conozcas, supongo que ambos pertenecéis a planos celestiales, incluso puede que al mismo... Por cierto tienes razón en todo, ... este lugar ... está a punto de derrumbarse y colapsar sobre sí mismo... creo ... que de algún modo...- El tono del goblin pareció descender varios tonos de volumen antes de continuar con su siguiente afirmación - el mitrado subestimó al heraldo... y éste ha conseguido liberarse, presentando una resistencia sin igual... llevan combatiendo desde entonces... ¡Seguidme! si os manda su protectora en la vigilia, tenéis que ayudarle.
Con cierta premura, casi arrojó la seta hacia Asmogódrica para que ésta la cogiera al vuelo, y salió disparado entre las raíces que horadaban el vetusto suelo del denso bosque, mirando hacia atrás para ver si era seguido por el resto. Mientras seguía su conversación con el grupo y sus mascotas inanimadas, en este caso con la máscara del profundo Khalionilo.
- Hermosa máscara de alabastro y coral, coméntale a tu señor que tiene que dar todo lo que pueda, puesto el enemigo parece poderoso si es capaz de hendir las defensas de Lord Belestrus y debilitar la gran cadena...
La presencia de Adriano (sin acento) parecía atemorizar bastante a Gorfeo, y éste intentaba evitarle a toda costa o alejarse si éste se acercaba demasiado... aún así, se atrevió a responderle de la manera más escueta posible.
- No, a parte de vosotros y el heraldo, nadie más ha pasado por aquí con las características que describes...
El ágil goblin, se movía con facilidad y velocidad por el terreno boscoso, como si lo conociera desde hacía eras, saltando y agachándose para pasar entre raíces, arbustos y ramas bajas. Sin embargo, esperaba al grupo con paciencia cada vez que éste parecía coger algo de distancia. Tras más de una hora de travesía, donde curiosamente, sus cuerpos no mostraban cansancio o agotamiento alguno, la densa foresta se terminó abriéndose de golpe, dando paso a un inmenso claro circular, del que costaba ver el extremo opuesto, no tanto por la ingente distancia, sino también por la repentina oscuridad que contrastaba con el eterno amanecer que habían vivido hasta ahora.
Como si estuvieran en un crepúsculo inminente, la mayor parte del claro estaba presidido por un insoldable foso también circular, concéntrico al linde del bosque. En éste podría caber prácticamente un pequeño pueblo entero, y ... de su centro radial, emergía una ciclópea cadena que se elevaba hasta un nuboso y oscuro cielo. Ésta parecía traslúcida en la mayoría de sus gigantescos eslabones del tamaño de edificios, dando a entender que estaba próxima a su completa desaparición, con las posibles y desconocidas consecuencias que esos pudiera traer.
Justo al filo del precipicio, una figura caballeresca brillaba con un aura dorada propia, alzando una espada cuya hoja estaba compuesta completamente de luz, envuelto en una esfera arcana que emitía una radiación similar al de un pequeño sol. El mitriado de Lathander se esforzaba en retener a una figura oscura, envuelta una túnica en tonos azules profundos, que levitaba varios metros sobre el mismo abismo, también protegido por una esfera arcana, como una burbuja marina. Sus manos y pies descalzos eran también de tonalidad turquesa, y los pocos rasgos que se adivinaban bajo la capucha que llevaba puesta, resonaban más que familiares para algunos. Aunque parecía que la lid estaba en un empate técnico, la siniestra sonrisa del heraldo parecía esconder un as en la manga...
Gorfeo volvió a dejar escapar una exclamación de pánico al ver el escenario que tanto tiempo había evitado...
La conspicua admiración del goblin provocó en Nockolito una sensación de exaltación y dignidad, pero también una melancolía amarga al saber que todo aquello que sentía, su identidad en este plano, era tan solo un sueño inalcanzable.
En su caminata hacia el claro, Nockolito disfrutó de su recién adquirida habilidad para volar. Así, esquivaba las zarzas más rebeldes, elegía el mejor sendero o simplemente disfrutaba de vuelos más largos cuando el bosque lo permitía. Al llegar a la escena del enfrentamiento, una incertidumbre germinó desde la semilla de la dicotomía entre su identidad real y su identidad onírica. Si todos habían alterado su apariencia externa para parecer lo contrario de lo que realmente eran... ¿Quién era quién en aquel enfrentamiento que observaban? ¿O acaso la nueva apariencia reflejaba su verdadero interior?
Observó al goblin y, arriesgándose a parecer idiota, le preguntó: - ¿Apoyamos al caballero de la hoja luminosa, cierto? - Pronunció adustamente, mientras se preparaba para el combate, desenfundando la ballesta y apuntando, listo para disparar
Asmogódrica cogió al vuelo la extraña seta que le lanzó el goblin mientras salía en pos de tan peculiar guía.
Al llegar al claro donde la cada vez más traslúcida y gargantuesca cadena mantenía a duras penas a innombrables horrores presos más allá del felizmente ignorante mundo mortal se detuvo y observó la batalla con asombro y estupefacción.
- Si claro... - respondió al majestuoso Nocktolito mientras le ponía una mano en el hombro para detener su ímpetu. Sin embargo, el cálido toque de la tiefling incendió la sangre del noble aarakocra aunque a él le costara admitirlo. El roce de piel de la mujer en sus plumas era... intoxicante y sin duda le aceleró el pulso - pero... ¿a cual? Las cosas aqui no siempre son lo que parecen...- dijo mirando a los contendientes con ojos entrecerrados intentando dilucidar si su visión estaba siendo engañada por algún hechizo
(Asmogódrica usa su Vigilant Blessing en Nocktolito y este tiene ventaja en su siguiente tirada de iniciativa)
Leobaldina apresuraba el paso a intervalos, detrás de los demás. Aquel goblin no le gustaba un pelo, pero necesitaban encontrar al durmiente.
Cuando llegaron al claro tragó saliva ante la extraña escena de ensueño. Las palabras de sus compañeros la sacaron de su estado de estupor y la hicieron fijarse en los dos combatientes.
—Pero estáis lelos?! Ayudemos al caballero! —dijo empuñando sus armas con una fiereza impropia de un infante—. Por Tyr y todo lo que es justo! —gritó antes de unirse al combate a la carrera contra el nefando mago de piel azul.
Adriano (sin guion y sin acento) siguió al grupo a zancadas torpes y pesadas. Aún no controlaba bien aquella mole que era su cuerpo y en varias ocasiones perdió ligeramente el equilibrio, temiendo precipitarse al camino y arrasarlo todo a su paso. Pero afortunadamente, no llegó a ocurrir y llegaron a su destino sin más contratiempos.
Al ver aquella escena, se detuvo a una distancia prudencial y observó a las dos figuras, confuso por no saber quién era el enemigo y quién el aliado.
- ¡¿Qué está pasando aquí?! - exclamó, con un chorro de voz que reverberó en el ambiente - ¡dinos, goblin, a quién hay que empalar!- levantó el bastón en el aire de manera amenazante.
El aterrado goblin miró sorprendido ante la pregunta que en un principio carecía de sentido para él... aunque tardo sólo un instante en interiorizar el porqué de ésta... y moviendo sus vívidos ojos hacia la figura encapuchada, respondió. Gorfeo portaban más inteligencia en su mirada que muchos humanos, aunque sólo se podía atisbar ese rasgo en momentos de realización como éste.
Espetando a gritos señaló al invasor del plano, el ser encapuchado.
- !Expulsar al heraldo! ¡Defender al Mitriado, al Lord caballero!
Mientras se producía la carga de Leobaldina seguida del mastodóntico Adriano, que al correr sentía como su enorme miembro oscilaba descontrolado golpeando sus rodillas, el antagonista de la escena pareció dirigirse a los recién llegados aliados de su enemigo, sin desviar la mirada, ni interrumpir su ritual que intentaba quebrar la esfera luminiscente que protegía al soñador.
- Y así completamos el circo presidido por este insignificante payaso... ¿Llamaste a tus decrépitos caballeros de la vigilia para que te escuden? ... Tu cobardía la pagarás con creces mitrado... puesto que aunque no lo creas, lo que ocurrirá hoy aquí ya está escrito... y me fue revelado hace tiempo por el "Gran Devorador", aquel que vino de entre las estrellas, ... nada de lo que hagas cambiará ese destino... ¡Acudid a mí, mis "Bebedores del Amanecer"! ¡Absorber toda luz, alimentaros de la poca voluntad que aún queda en este lamentable seguidor de Lathander!
Tras una dramática pausa, el heraldo alzó su azulada mano izquierda, y con ella, el abismo alzó dos tentáculos del tamaño de sendas torres... creados de lo que parecía una materia negra y viscosa como la brea. Tocando el suelo, al filo del abismo, con sus apéndices superiores, y demostrando una velocidad y agilidad inusitada, vomitaron dos criaturas sacadas de las peores pesadillas, parecidas a enormes felinos con una piel similar a la de los tentáculos, su rostro sólo estaba compuesto por cinco esferas incluso más oscuras que la misma noche cerrada.
Según las bestias insoldables aparecieron, una a cada lado del Lord Belestrus, su misma presencia comenzó a arrancar retazos del escudo de luz que envolvía al Lord. Como dos grandes agujeros negros estelares, devorando un Sol cercano.
El azulado tritón sin rostro reconoció al heraldo del devorador al instante. Había fallado en su protección y su último recuerdo era cuando escapaba por el portal en el templo-barco, donde el terror tentacular trataba de invadir el mundo de Khalion el aasimar desde aquí, el mundo de Khalionino el tritón. Con paso firme avanzó hasta el arbol donde se encontraba la niña acorazada y el gigantón de tres piernas para que la voz de las aguas fuera escuchado. Mientras la máscara hablaba el tritón preparaba la enorme ballesta pesada para un futuro ataque.
-Adko!-gritó las máscara flotante, "boca de los oceanos"- Su alteza Khalionilo, paladín de los corales, surcador de pecios en los remolinos, se congracia de volver a saludarte! Su majestad Khalionino, guardián de las mareas, está feliz de encontrarte y que su palabra de mantenerte con vida se haya cumplido. Khalionino, viajero de los siete mares, lamentó la muerte de tu hermano aunque no mucho porque era débil y todos lo veían venir. Mi señor, protector de los susurros entre las olas, te invita a bajar de ahí porque una caída podría doler mucho y romper tus huesos que es un dolor terrible y puede ser grave si lacera una arteria. El rey tritón, cazador de krakens, considera que una actitud hostil entre nosotros puede derivar en una confrontación armada que puede escalar rápidamente porque intentaremos entre todos causar la la muerte de los demás y tendremos que causar la muerte de tus perros y seguramente cortarte y mutilarte para que finalicen tus actos y donde seguramente termines matando a Asmogódrica y Adriano que todos sabemos que son los mas débiles y siempre hay que dedicar muchos esfuerzos y recursos en protegerles.
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- Por el hijo de una hiena mal parido… - susurró Adriano agachado entre las ruinas - ¡aquí está, sin lugar a dudas, el rastro de la Muerte Carmesí! - bramó hacia sus compañeros - vertieron el veneno y lo prendieron, provocando una reacción en la que su acidez se ve multiplicada, llegando incluso a quebrar la roca más inquebrantable… Eso significa… - se irguió torpemente, mirando hacia los lados, escudriñando más allá del linde del claro en el que se encontraban - significa que Chack puede haberse adentrado en el mundo onírico. Nos sigue de cerca, se adelanta a nuestros planes… Debemos acabar con ese mal nacido, ¡rápido! - instó a sus compañeros, agitando su bastón al aire. Ya se regodeaba en su imaginación planeando el empalamiento de su primera víctima. Se acercó con toda la pesadez de su cuerpo hasta Mablungcela - ¿Has encontrado algo? ¿Algún rastro de Chack? - preguntó, ansioso.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Oyendo la algarada del semi-ogro, la princesa elfa volvió sobre sus pasos con una gracilidad y elegancia que hacia que pareciese que flotaba sobre la hierba en vez de pisarla. Una vez dentro y tras oír a Adriano dirigió su cristalina y pura mirada hacia él y con una sonrisa dijo:- En estos reinos no existe ese veneno, en la corte élfica, a todos los miembros de la realeza nos advierten y enseñan sobre ellos para evitar que puedan usarlos contra nosotros, me temo que te equivocas mi grueso compañero.-
-Mientras vosotros jugabais a inventaros fantasiosas historias sobre venenos, ya me podríais haber avisa para participar, parece un juego divertido; he encontrado un resto de pisadas que se alejan de aquí, parecen las de un niño, quizás el soñador tiene esa apariencia, basándonos en el paladín aquí presente. Deberíamos partir en su búsqueda- tras lo cual se dio media vuelta y se encamino hacia las huellas dejando tras de si un sutil aroma a flores de azahar.
-¡Ahí lo tienes! - exclamó Adriano haciendo caso omiso a las palabras de la elfa sobre la inexistencia del veneno, defendiendo a ultranza su teoría sin fisuras - Seguro que Chack se ha convertido en un niño al traspasar las fronteras del mundo onírico. ¡Vayamos a darle caza! - empuñó su bastón, sujetó con firmeza a Gastty y se dispuso a seguir las huellas descubiertas.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Muy a su pesar Nockolito asintió a los belicosos exabruptos de Adriano. Siguiendo la indicación de Mablungcela relató lo que había visto desde el aire. Después concluyó:
- Las huellas podrían conducirnos hacia la bruma oscura y sombría, donde cadenas invisibles se elevan hacia el cielo. Creo que, en ausencia de otras señales, seguir estas huellas es nuestro mejor curso de acción. No obstante, debemos mantener en mente la bruma anaranjada al noroeste; su presencia parece antitética a todo lo demás. - Su voz resonabacon la profunda majestuosidad de su digna herencia racial.
Nockolito, disfrutando de su recién adquirida nobleza, elevó el vuelo tras compartir su consejo, siguiendo al grupo desde el aire, su figura recortada contra el cielo de este reino onírico.
Zevatur, Rolthos
Leobaldina bajó del murete semiderruido de un salto. La armadura ni siquiera le molestó, como si el metal fuera muy ligero. Ya no recordaba como era moverse de aquella manera, ¡qué libertad! Sonrió y siguió a los demás por el sendero. El galimatías de Adriano y Nocktolito le pareció demasiado complicado, pero seguramente el del hombre águila era acertado. Ya lo entendería más adelante, no le preocupó. Las palabras de Mablungcela en cambio tenían sentido y además olía tan bien.
—¿Oye, qué te has puesto en el pelo? —preguntó la niña visiblemente emocionada cuando llego a su lado apretando el paso—. ¡Huele fenomenal! ¿De verdad hay otro niño por aquí? Tenemos que ayudarle, sea el prelado o no. Este lugar me da muy mala espina —dijo mirando de reojo los alrededores.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El enérgico y conversador grupo, más social que nunca, se dirigió en el sentido de las diminutas huellas, más o menos al unísono. Sólo el silencioso Khalionilo, permanecía ajeno y quizás algo distante del resto, quizás por su nuevo semblante introspectivo, o probablemente por su carencia de boca...
La aproximación sigilosa se abandonó de inmediato, cuando Adri-Ano apenas era capaz de no emitir un estruendoso sonido a cada paso, como el de un tambor de acordes graves y profundos que presagiara algo horriblemente escabroso a sus enemigos... como empalarlos... de algún modo. Afortunadamente, y tras internarse en el frondoso bosque, donde los árboles hacían difícil el tránsito, no sólo por su densidad, sino también por entrelazar sus raíces a ras de un suelo terroso cubierto de verde y musgo, una ligera tonada llamó la atención del grupo.
Cerca de un prácticamente desdibujado camino, devorado por la fronda, un diminuto goblin de piel verde y humildes vestimentas, parecía concentrado cerca de la base de un vetusto roble, silbando de manera distraída. En su espalda llevaba anclada una cesta de mimbre de su tamaño, repleta de raíces, tubérculos y gruesos frutos secos. Con sus callosas manos hurgaba cerca de la corteza extrayendo algún tipo de hongo de aspecto aplanado y pálido gracias a un cuchillo algo mellado. A pesar de no desviar la mirada, el pequeño humanoide claramente se había percatado de la presencia de los agentes y sus alter egos. Y con una aguda voz pareció recibirles mal disimulando tranquilidad.
- Hace eras que no tenemos visitantes en este eterno bosque... la posibilidad de que la cadena esté a punto de desaparecer... puede ser la causante. ¿Entiendo que buscáis a mi Señor? Como también lo hacía el que vino antes que vosotros, el que surgió de la sima... Me temo que seréis destruidos, como lo será el heraldo... os aconsejo volver por donde sea que hayáis llegado hasta aquí. Nadie es bienvenido a la vigilia del amanecer.
Gorfeo, el goblin del Sueño.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- Nadie se ha quedado vigilando a los durmientes - replica rápida la tiefling - asi que tu Señor puede estar tranquilo. ¿Puedes decirnos quién surgió de la Sima? Sus insondables profundidades son inescrutables incluso para aquel que hace de su hogar las abisales zonas marinas... -
PbP Character: A few ;)
Con elegancia el hombre-pájaro se posó cerca del grupo. Su profunda voz y perfecta dicción transmitían tranquilidad y determinación.
- Bien hallado. Somos agentes de la corona de Cormyr. El que habla es Nockolito - Dijo haciendo un breve saludo - A mi derecha están Khalionilo y Adri-Ano, a mi izquierda Leobaldina y Mablungcela.
- Hemos sido enviados por Gospiel para ayudar al durmiente... Entiendo que es tu señor? - A modo de explicación añadió. - El sueño se esta debilitando, corrompiendo. Por lo que dices ese ser surgido del abismo debe de ser la causa o quizas el síntoma.
Zevatur, Rolthos
La regia y pura elfa no puedo ocultar del todo su sorpresa al ver a un gobling parlanchín, claramente el reino onírico esta lleno de sorpresas. Tras dejar que sus compañeros hablaran añadió:- En cuanto hayamos resuelto el problema de la cadena y ayudado al durmiente os dejaremos tranquilos maese gobling, pero todo ello sería mucho más rápido y sencillo con su ayuda- concluyo posando la mirada más cristalina y reluciente, únicamente interrumpida por un perfecto parpadeo que no hacia otra cosas mas que remarcar la belleza tras esa mirada, en los abyectos ojos del gobling.
Con calmada elegancia asintió a las palabras de Mablungcela y esperó con rapaz paciencia a la respuesta de la criatura. Su cabeza hacía leves y rápidos giros.
Zevatur, Rolthos
El gran khalionilo el tritón parecía desconcertado fuera de su natural y líquido entorno habitual. Sus grandes labores comunicacitas por ultrasonidos carecían de efectividad fuera del agua y sólo parecían ser entendidas por la grácil y elaborada máscara flotante que al contrario del azulado tritón si que tenía boca. Y en esa conversación en frecuencias inaudibles para el resto pareció entretenerse un largo rato ajeno a las pesquisas que su peculiar grupo realizaban.
-Saludos hermosa criatura- dijo por fin la máscara de marfil flotante.- Le saluda su alteza Khalionilo, viajero de los siete mares, guardián de las mareas, protector de los susurros entre las olas, paladín de los corales, surcador de pecios en los remolinos.. Mi gran señor en su infinita sapiencia ofrece sus magníficos servicios y la de sus seguidores, válidos también.
Adriano (sin guión) se acercó hasta el goblin con sonoros y pesados pasos, que podrían parecer por su estruendo ciertamente amenazantes, hasta posicionarse justo a su lado. Le observó fijamente desde arriba, pareciéndole tan poca cosa que se imaginó lanzándole de una patada al otro extremo del camino. De momento no tenía ningún motivo para atacarle, así que decidió ser amable para obtener algo de información.
- Bien hallado, pequeño ser, ¿estás seguro de que ningún otro ser se ha adentrado en este bosque antes que nosotros? Venimos persiguiendo a un tipo despreciable y peligroso, creemos que ha podido tomar la forma de un niño - se cruzó de brazos y esperó la respuesta del goblin.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- Ante todo, permitir que me presente, mi nombre es Gorfeo, el goblin del sueño, habitante oriundo de este reino y humilde sirviente del Lord Belestrus, el alto mitrado del que arde en el amanecer. Con el paso de las eras, era inevitable, que una profunda amistad surgiera entre nosotros... que quizás se tornó en servidumbre... pero es como las cosas debían hacerse como él dice. Alguien tan majestuoso no debe ser tratado de igual a igual...
Dirigiéndose a la exuberante Asmogódrica, el diminuto ser, que no le llegaba más allá de las rodillas a la más que fogosa tiefling, comenzó a rebuscar entre su cesta hasta extraer una seta de pequeño tamaño, colorida y con motas púrpura en su sombrero, hasta terminar ofreciéndosela.
- No sé quien es ese heraldo de la sombra, "el abismo encarnado", así se hacía llamar, pero el Lord lo encerró sin dificultad en una prisión solar. Llegó poco tiempo antes que vosotros, aunque es difícil de determinar puesto que en este lugar el tiempo parece discurrir a su propio ritmo. Se alzó desde el mismo foso donde la actual trémula cadena ata al innombrable.
Haciendo una pequeña pausa, el curioso goblin cambió totalmente de tema como si lo anterior no fuera algo de lo que preocuparse, en teoría.
- Permitirme recomendaros esta seta de tulipa onírica, aliviará sin duda el perenne dolor de espalda que sufriréis debido a vuestras "generosas" proporciones delanteras. Estoy convencido de que vuestros múltiples vástagos nunca pasaron hambre, al menos no antes de que posiblemente los arrojaras a alguna fosa infernal como sacrificio...
Cuando el altivo Nocktolito se posó sobre el suelo delante de Gorfeo, éste no pudo evitar soltar una exclamación de clara admiración, como si hubiese visto algún ser celestial al que sin duda debería reverenciar. Sus ojos brillaron y sus rodillas temblaron por unos momentos, pero de no de terror, sino de total deleite ante tal visión.
- ¡Gospiel! Si recuerdo ese nombre, el Lord me habló mucho de ella, es normal que la conozcas, supongo que ambos pertenecéis a planos celestiales, incluso puede que al mismo... Por cierto tienes razón en todo, ... este lugar ... está a punto de derrumbarse y colapsar sobre sí mismo... creo ... que de algún modo... - El tono del goblin pareció descender varios tonos de volumen antes de continuar con su siguiente afirmación - el mitrado subestimó al heraldo... y éste ha conseguido liberarse, presentando una resistencia sin igual... llevan combatiendo desde entonces... ¡Seguidme! si os manda su protectora en la vigilia, tenéis que ayudarle.
Con cierta premura, casi arrojó la seta hacia Asmogódrica para que ésta la cogiera al vuelo, y salió disparado entre las raíces que horadaban el vetusto suelo del denso bosque, mirando hacia atrás para ver si era seguido por el resto. Mientras seguía su conversación con el grupo y sus mascotas inanimadas, en este caso con la máscara del profundo Khalionilo.
- Hermosa máscara de alabastro y coral, coméntale a tu señor que tiene que dar todo lo que pueda, puesto el enemigo parece poderoso si es capaz de hendir las defensas de Lord Belestrus y debilitar la gran cadena...
La presencia de Adriano (sin acento) parecía atemorizar bastante a Gorfeo, y éste intentaba evitarle a toda costa o alejarse si éste se acercaba demasiado... aún así, se atrevió a responderle de la manera más escueta posible.
- No, a parte de vosotros y el heraldo, nadie más ha pasado por aquí con las características que describes...
El ágil goblin, se movía con facilidad y velocidad por el terreno boscoso, como si lo conociera desde hacía eras, saltando y agachándose para pasar entre raíces, arbustos y ramas bajas. Sin embargo, esperaba al grupo con paciencia cada vez que éste parecía coger algo de distancia. Tras más de una hora de travesía, donde curiosamente, sus cuerpos no mostraban cansancio o agotamiento alguno, la densa foresta se terminó abriéndose de golpe, dando paso a un inmenso claro circular, del que costaba ver el extremo opuesto, no tanto por la ingente distancia, sino también por la repentina oscuridad que contrastaba con el eterno amanecer que habían vivido hasta ahora.
Como si estuvieran en un crepúsculo inminente, la mayor parte del claro estaba presidido por un insoldable foso también circular, concéntrico al linde del bosque. En éste podría caber prácticamente un pequeño pueblo entero, y ... de su centro radial, emergía una ciclópea cadena que se elevaba hasta un nuboso y oscuro cielo. Ésta parecía traslúcida en la mayoría de sus gigantescos eslabones del tamaño de edificios, dando a entender que estaba próxima a su completa desaparición, con las posibles y desconocidas consecuencias que esos pudiera traer.
Justo al filo del precipicio, una figura caballeresca brillaba con un aura dorada propia, alzando una espada cuya hoja estaba compuesta completamente de luz, envuelto en una esfera arcana que emitía una radiación similar al de un pequeño sol. El mitriado de Lathander se esforzaba en retener a una figura oscura, envuelta una túnica en tonos azules profundos, que levitaba varios metros sobre el mismo abismo, también protegido por una esfera arcana, como una burbuja marina. Sus manos y pies descalzos eran también de tonalidad turquesa, y los pocos rasgos que se adivinaban bajo la capucha que llevaba puesta, resonaban más que familiares para algunos. Aunque parecía que la lid estaba en un empate técnico, la siniestra sonrisa del heraldo parecía esconder un as en la manga...
Gorfeo volvió a dejar escapar una exclamación de pánico al ver el escenario que tanto tiempo había evitado...
- Necesita ayuda... hacer algo ... moveos ...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La conspicua admiración del goblin provocó en Nockolito una sensación de exaltación y dignidad, pero también una melancolía amarga al saber que todo aquello que sentía, su identidad en este plano, era tan solo un sueño inalcanzable.
En su caminata hacia el claro, Nockolito disfrutó de su recién adquirida habilidad para volar. Así, esquivaba las zarzas más rebeldes, elegía el mejor sendero o simplemente disfrutaba de vuelos más largos cuando el bosque lo permitía. Al llegar a la escena del enfrentamiento, una incertidumbre germinó desde la semilla de la dicotomía entre su identidad real y su identidad onírica. Si todos habían alterado su apariencia externa para parecer lo contrario de lo que realmente eran... ¿Quién era quién en aquel enfrentamiento que observaban? ¿O acaso la nueva apariencia reflejaba su verdadero interior?
Observó al goblin y, arriesgándose a parecer idiota, le preguntó: - ¿Apoyamos al caballero de la hoja luminosa, cierto? - Pronunció adustamente, mientras se preparaba para el combate, desenfundando la ballesta y apuntando, listo para disparar
Zevatur, Rolthos
Asmogódrica cogió al vuelo la extraña seta que le lanzó el goblin mientras salía en pos de tan peculiar guía.
Al llegar al claro donde la cada vez más traslúcida y gargantuesca cadena mantenía a duras penas a innombrables horrores presos más allá del felizmente ignorante mundo mortal se detuvo y observó la batalla con asombro y estupefacción.
- Si claro... - respondió al majestuoso Nocktolito mientras le ponía una mano en el hombro para detener su ímpetu. Sin embargo, el cálido toque de la tiefling incendió la sangre del noble aarakocra aunque a él le costara admitirlo. El roce de piel de la mujer en sus plumas era... intoxicante y sin duda le aceleró el pulso - pero... ¿a cual? Las cosas aqui no siempre son lo que parecen...- dijo mirando a los contendientes con ojos entrecerrados intentando dilucidar si su visión estaba siendo engañada por algún hechizo
(Asmogódrica usa su Vigilant Blessing en Nocktolito y este tiene ventaja en su siguiente tirada de iniciativa)
PbP Character: A few ;)
Leobaldina apresuraba el paso a intervalos, detrás de los demás. Aquel goblin no le gustaba un pelo, pero necesitaban encontrar al durmiente.
Cuando llegaron al claro tragó saliva ante la extraña escena de ensueño. Las palabras de sus compañeros la sacaron de su estado de estupor y la hicieron fijarse en los dos combatientes.
—Pero estáis lelos?! Ayudemos al caballero! —dijo empuñando sus armas con una fiereza impropia de un infante—. Por Tyr y todo lo que es justo! —gritó antes de unirse al combate a la carrera contra el nefando mago de piel azul.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La tiefling lanzó un suspiro al ver cargar a la pequeña caballera.
- Sólo espero que no se equivoque y acabe matando al que se supone tenemos que proteger..." dice a nadie en particular pero todos pueden oirla.
PbP Character: A few ;)
Adriano (sin guion y sin acento) siguió al grupo a zancadas torpes y pesadas. Aún no controlaba bien aquella mole que era su cuerpo y en varias ocasiones perdió ligeramente el equilibrio, temiendo precipitarse al camino y arrasarlo todo a su paso. Pero afortunadamente, no llegó a ocurrir y llegaron a su destino sin más contratiempos.
Al ver aquella escena, se detuvo a una distancia prudencial y observó a las dos figuras, confuso por no saber quién era el enemigo y quién el aliado.
- ¡¿Qué está pasando aquí?! - exclamó, con un chorro de voz que reverberó en el ambiente - ¡dinos, goblin, a quién hay que empalar! - levantó el bastón en el aire de manera amenazante.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El aterrado goblin miró sorprendido ante la pregunta que en un principio carecía de sentido para él... aunque tardo sólo un instante en interiorizar el porqué de ésta... y moviendo sus vívidos ojos hacia la figura encapuchada, respondió. Gorfeo portaban más inteligencia en su mirada que muchos humanos, aunque sólo se podía atisbar ese rasgo en momentos de realización como éste.
Espetando a gritos señaló al invasor del plano, el ser encapuchado.
- !Expulsar al heraldo! ¡Defender al Mitriado, al Lord caballero!
Mientras se producía la carga de Leobaldina seguida del mastodóntico Adriano, que al correr sentía como su enorme miembro oscilaba descontrolado golpeando sus rodillas, el antagonista de la escena pareció dirigirse a los recién llegados aliados de su enemigo, sin desviar la mirada, ni interrumpir su ritual que intentaba quebrar la esfera luminiscente que protegía al soñador.
- Y así completamos el circo presidido por este insignificante payaso... ¿Llamaste a tus decrépitos caballeros de la vigilia para que te escuden? ... Tu cobardía la pagarás con creces mitrado... puesto que aunque no lo creas, lo que ocurrirá hoy aquí ya está escrito... y me fue revelado hace tiempo por el "Gran Devorador", aquel que vino de entre las estrellas, ... nada de lo que hagas cambiará ese destino... ¡Acudid a mí, mis "Bebedores del Amanecer"! ¡Absorber toda luz, alimentaros de la poca voluntad que aún queda en este lamentable seguidor de Lathander!
Tras una dramática pausa, el heraldo alzó su azulada mano izquierda, y con ella, el abismo alzó dos tentáculos del tamaño de sendas torres... creados de lo que parecía una materia negra y viscosa como la brea. Tocando el suelo, al filo del abismo, con sus apéndices superiores, y demostrando una velocidad y agilidad inusitada, vomitaron dos criaturas sacadas de las peores pesadillas, parecidas a enormes felinos con una piel similar a la de los tentáculos, su rostro sólo estaba compuesto por cinco esferas incluso más oscuras que la misma noche cerrada.
Según las bestias insoldables aparecieron, una a cada lado del Lord Belestrus, su misma presencia comenzó a arrancar retazos del escudo de luz que envolvía al Lord. Como dos grandes agujeros negros estelares, devorando un Sol cercano.
Dawndrinkers:
" ¡Oh la Oscuridad...! "
El azulado tritón sin rostro reconoció al heraldo del devorador al instante. Había fallado en su protección y su último recuerdo era cuando escapaba por el portal en el templo-barco, donde el terror tentacular trataba de invadir el mundo de Khalion el aasimar desde aquí, el mundo de Khalionino el tritón. Con paso firme avanzó hasta el arbol donde se encontraba la niña acorazada y el gigantón de tres piernas para que la voz de las aguas fuera escuchado. Mientras la máscara hablaba el tritón preparaba la enorme ballesta pesada para un futuro ataque.
-Adko!- gritó las máscara flotante, "boca de los oceanos"- Su alteza Khalionilo, paladín de los corales, surcador de pecios en los remolinos, se congracia de volver a saludarte! Su majestad Khalionino, guardián de las mareas, está feliz de encontrarte y que su palabra de mantenerte con vida se haya cumplido. Khalionino, viajero de los siete mares, lamentó la muerte de tu hermano aunque no mucho porque era débil y todos lo veían venir. Mi señor, protector de los susurros entre las olas, te invita a bajar de ahí porque una caída podría doler mucho y romper tus huesos que es un dolor terrible y puede ser grave si lacera una arteria. El rey tritón, cazador de krakens, considera que una actitud hostil entre nosotros puede derivar en una confrontación armada que puede escalar rápidamente porque intentaremos entre todos causar la la muerte de los demás y tendremos que causar la muerte de tus perros y seguramente cortarte y mutilarte para que finalicen tus actos y donde seguramente termines matando a Asmogódrica y Adriano que todos sabemos que son los mas débiles y siempre hay que dedicar muchos esfuerzos y recursos en protegerles.