Sin retirarse más pero con los ojos fijos en la dama élfica que le hablaba tranquilizadoramente el joven clérigo contestó.
- Milady. Aunque he sido tildado de despistado en varias ocasiones por el padre Rotmur, jamás podría haber olvidado haberos encontrado anteriormente. No a una dama de tan alta alcurnia y belleza. Disculpadme - dice ruborizándose por su atrevimiento. - Mi nombre es Godric Whitestone, sirviente de Lathander, Lord de la Mañana y sin duda recordaría haber estado en presencia de alguien de vuestra condición y jamás osaría pensar que podría ser considerado como vuestro compañero e igual…. - se presenta con una leve reverencia.
- Perdonad mis modales pero me siento extremadamente confuso. - añade mirando de nuevo en rededor sin reconocer nada ni a nadie y mirando con cierto recelo al extraño monje con la boca sellada. Se vuelve hacia el heraldo divino, aún sin acercarse. - Disculpadme Señor pero ¿acaso me habéis traído aquí para tratar a este hombre? Debo regresar lo antes posible pues había muchos heridos esperando a ser atendidos urgentemente…-
Leobald observó circunspecto la rección de Godric. Sus ojos se estrecharon en dos rendijas, cargados de sospecha. ¿Qué era aquello que estaba presenciando? Casi había creído al joven respecto del conde, él también conocía los rumores. Y sin embargo sus sentidos y la escena que tenía delante remaban en la dirección de que algo oscuro y malvado anidaba dentro de su compañero. ¿Estaba siendo ahora sincero? ¿O quizás era aquello otro teatro de retorcidas intenciones? Leobald suspiró al fin relajando el gesto. Realmente quería creer que el chico no era absolutamente responsable de sus actos, pero era demasiado viejo para hacerlo completamente.
—Parece que algo malvado ha nublado tu entendimiento desde hace tiempo, joven Godric. Quizás desde la noche de la tragedia en la baronía de la viuda. El padre Dean no está aquí, pero estás entre amigos —añadió en tono conciliador—. Haremos lo posible por ayudarte. En la capilla de Lathander te lo explicaremos todo —cedió el paso al confundido clérigo hasta las puertas de la capilla—. Este sitio ejerce un influjo bondadoso en cada una de vuestras maldiciones personales —añadió con tristeza mirando a Khalion, Adriana y Godric—. Quizás aquí puedan libraros de vuestros males, si se lo permitís.
El caballero levantó en brazos, con delicadeza, el cuerpo del joven noble y se dispuso a entrar en el templo tras los demás.
-En serio no recuerdas nada, ¿tu juicio, tu condena a muerte y la opción que nos dieron para conmutar la pena?. Formas parte de un grupo de reos condenados a muerte por diversos crímenes y prestamos servicio bajo las ordenes de Bastianes, comandante de Ghostfinguer, aunque casi todas nuestra tareas se están desarrollando en el pueblucho de Saltmarsh. Juntos hemos eliminado una red de contrabandistas, capturado un barco pirata y nos hemos enfrentado a un horror en las alcantarillas del pueblo. Ahora mismo tenemos la misión de encontrar a unos exploradores y averiguar lo que podamos sobre los hombre lagartos que pueblan estos pantanos-
- Respecto a tu condena, por lo que tu mismo nos has contado, se te acuso de rituales demoniacos que costaron la vida a la señora de la baronía del Grifo y su hija. El barón a puesto precio a su cabeza, de hecho ese cuerpo es de uno de sus sobrinos, mandado a por tu cabeza, nos acabamos de enfrentar a él y sus hombres.
- La maza que portas fue obtenida en una misión anterior y la portas ya que parece ser que esta relacionada con tu culto-
-Pero lo interesante de esto es porque al entrar en la zona de influencia del templo pareces ser otra persona, y apostaría a que eres una versión anterior a los sucesos de la baronía.-
Comento Mablung para completar la parcial descripción del paladín.
Mientras el grupo preparaba los cuerpos, Nock se dispuso a ayudar, pero se detuvo en varias ocasiones para examinar minuciosamente el cuerpo del zombi. Buscaba en la piel y la carne, en busca de símbolos de su archienemigo. "¿Habría llegado su influencia hasta aquí? ¿O habría otro poder levantando muertos?" reflexionaba en silencio. Tras un examen exhaustivo, Nock asintió a Godric, indicando que estaban listos para continuar.
El camino se le hizo pesado a Nock, pero las palabras del monje sobre una antigua deidad de Lathander captaron su atención. Con discreta curiosidad, se acercó al monje para escuchar mejor sus palabras. Al acercarse al claro, Nock se detuvo intencionadamente, sumergiéndose en las sensaciones que lo rodeaban: el calor del claro, la luz, el aire fresco y menos húmedo, el olor a aire limpio. Avanzaba disfrutando del ambiente hasta que las palabras de Godric lo sacaron de su ensimismamiento.
- Godric... - Nock habló usando la voz de Bastianes, que habia eschuchado con anterioridad. - ¿Podría ser una posesión? - Murmuró a khalion que se encontraba cerca... aunque se arrepintió al momento de intentar iniciar con conversación con él. Al observar como sus companeros se apresuraban a dar multiples explicaciones para intentar calmar al joven, decidió que intervenir solo causaría más confusión y estres así que se mantuvo alejado, dejando que los mamíferos se calmasen entre si.
Cuando de primeras, el amnésico Godric se dirigió a la dorada estrella radiante que hacía de intérprete del prelado Artorius, está pareció calibrarse durante unos segundos, girando sobre sí misma en divina rotación con perfecta sincronía, para finalmente contestar, aunque ya no era distinguible si lo hacía comunicando la voluntad del monje, o la suya propia.
- Estás donde debes estar, la luz de Lathander que bendice este camposanto puede que no sea ya tan poderosa como para expulsar a los enemigos de la luz y palidece con lo que una vez fue, pero aún suficiente para paliar los efectos sobre las aflicciones que el mal y la oscuridad puedan infligir en las almas mortales. Maldiciones, posesiones, perniciosas enfermedades de origen impío, o influencias de artefactos que sirven a los enemigos de mi Dios, pierden parte de su intensidad en este lugar. Agradece a Lathander que ha encontrado a lo que parece un hijo hace tiempo perdido. Regocijémonos.
La musicalidad de la esfera se vio interrumpida ante las crudas revelaciones del Druida, que respetuosamente esperó a que todo el mal y la inquina asociada a los agentes, y a Godric en particular, se fuera desentrañando, hasta que volvió a intervenir en su característico tono metalizado.
- ¡Suficiente! Aquí ya no juzgamos por el pasado, y además ... la situación es bastante desesperada, si Lathander os ha enviado a ayudarnos en nuestra actual tribulación, nadie debe dudar de su sabiduría. Por favor, acompañadnos al interior, allí podréis dejar los cuerpos para ser preparados para el sepelio y encontrar a vuestro compañero.
Artorius hizo una señal de bienvenida con la mano, indicando el camino a la puerta principal, a la que se dirigió, abriendo parcialmente una de sus pesadas hojas talladas en gruesa madera de al menos quince centímetros de grosor. Una vez dentro, la grandiosidad de la planta en cruz principal se pudo apreciar en toda su apoteosis. A pesar de que se notaba el paso del tiempo, y parte de los nervios que sostenían las altas bóvedas lucían parcialmente gastados y con algunas hendiduras, la estructura parecía bastante sólida. A los lados de la amplía cámara rectangular que conducía a un bello altar esculpido enteramente en mármol blanco, de una pureza sin parangón, se abrían varias cámaras, dos a cada lado, hasta un total de cuatro.
Frescos bastante gastados dibujaban las paredes mostrando ilustraciones del imaginario religioso del Dios de la Mañana, paladines y sacerdotes rezando de rodillas ante un sol crepuscular. Campos de cultivo repletos de producción en lo que podría ser un caluroso día de verano, monjes peregrinando hacía una montaña presidida por el mismo Astro radiante al que adoraban, y un sinfín de lo que podría interpretarse como santos y mártires combatiendo contra hordas diabólicas en enormes campos de batalla.
Las vidrieras estaban prácticamente intactas, situadas sobre el triforio, aunque algo descuidadas en su limpieza, y la luz que bañaba el templo, las atravesaba cambiando de tonalidad según recorrían un cristal u otro, dando una caleidoscópica iluminación a toda la nave. La temperatura parecía templarse hasta un frescor agradable libre de humedad, y los insidiosos insectos que se habían cebado con los agentes hasta entonces parecían rehuir el interior. A lo largo de la tribuna central, ocho hornacinas, cuatro por cada lado, contenían sendas armaduras de placas completas, fabricadas en un metal dorado y pulido que casi podía reflejar cualquier haz que incidiera sobre ellas. Todas parecían estar en un perfecto estado, y posaban arrodilladas sobre una pierna y el casco en posición agachada, imitando una postura de sumisión o contemplación. Cada brazo derecho blindado, portaba una espada larga en posición vertical, cuyo afilado extremo reposaba sobre el piso.
Dentro, otros tres hermanos se acercaron en silencio a recibir a la populada comitiva, todos ataviados con el mismo raído hábito y los mismos estigmas, ojos hundidos, cuerpos endebles y piel pegada a los huesos, también con los labios parcialmente sellados con costuras ennegrecidas. La estrella áurea volvió a hablar, o quizás cantar, la línea entre ambas modalidades era muy delgada al respecto.
- Dirigios si sois tan amables a la Apoteca, es la primera cámara de vuestra izquierda, allí descansa vuestro colega, y podéis dejar los cuerpos del joven noble y nuestro hermano, para que preparemos los santos ritos previos al sepelio. Después os ofreceremos un buen almuerzo con vegetales de nuestro huerto, está situado en la parte posterior del templo, y está bendecido con la abundancia, descubriréis que aunque humilde, nuestros guisos saciarán vuestra hambre y agotamiento. Después, tendremos tiempo para hablar, puesto que vuestra ayuda es necesaria... de manera inminente ... lo que guardamos aquí, nuestro secreto, debe preservarse, y quizás nosotros no estemos preparados para lo que está por llegar...
Khalion enmudeció al poco de entrar mientras saboreaba aquella sensación bajo máscara. Aquella sensación no era desconcida para el sangre celestial y se repetía en demasía desde que comenzó su extraña condena al servicio de la corona.
-Mis capacidades arcanes se ven minimizadas bajo supuesta influencia divina.. solo acero y pericia- dijo con severas dudas sobre lathander o su versión previa.-Ya he vivido esta sensación al menos dos veces.. bajo Ghostfinger en las celdas de piedra antigua y en los túneles de Saltamarsh que dibujan constelaciones de mundos ajenos.
Desde que descubrió al extraño monje espiando el mortal encuentro con los cazarrecompensas hermanos una duda le recorría. Que razones llevan a uno al autocastigo'. Había algo de efecto espejo en todo aquello que provocaba mas y mas curisoidad.
-Dime Artorius.. que os lleva a renunciar a la palabra? Se trata pues de un castigo o sufrís penitencia impuesta-dijo al ver que no solo él soportaba semejante castigo.- Qué miedo hay a escuchar vuestras palabras? ¿Qué hay que temer?-dijo el aasimar refugiado bajo la máscara que esoncdía su divina ascendencia, poco participe a compartirla con un mundo intolerante y despreciable y así pasar por mundano para garantizar supervivencia.
-Godric-dijo con aplomo y firmeza.- La batalla se acabó.. todos están a salvo.. es momento de descansar.- DIjo al mas joven de los humanos. Sufría una regresión preocupante así como desconcertante. Quizá tuvieran razón el humano mas veterano o el elfo pero aquello se asemejaba a situaciones ya vividas en viejos compañeros. Traumas serios del pasado que atormentan la vida a futuros. Lo cuestión quizá sería.. ¿Cuál había sido el detonante?
-¿Ayudarles? padre, tenemos varias misiones oficiales que cumplir y cierta prisa por volver a Saltamarsh, agradezco que nos de cobijo, pero no recuerdo que nos hayamos comprometido a nada. Si no suponen una interferencia grande, supongo que podremos echar una mano, pero no de por sentado que somos campeones elegidos por un dios...- mientras para si mismo pensaba que muy desesperado debía estar Lathander si nosotros somos lo único de lo que puede tirar.
Tras lo cual, Mablung se encaminó hacia la apoteca para ver quien era el otro invitado del extraño convento, algo no huele del todo bien, un santuario de Lathander regido por monjes cuasi cadavéricos, con un poco de suerte el "huésped" podría arrojar más luz sobre la situación.
Leobald admiró la arquitectura del templo y se preguntó como era posible erigir aquello en medio de un pantanal hediondo como el que les rodeaba. Quizá Mablung estaba en lo cierto al mostrarse desconfiado. El caballero se fijaba en silencio en cada gesto y modulación de Artorius, tratando de leer sus intenciones. Estaba seguro de que le movían las buenas intenciones, pero temía que el aislamiento del pantano hubiera acabado por afectarle al juicio. Desde luego, para construir una relación de confianza si algo sobraban eran los secretos y , aunque solícitos, también él tenía la sensación de los monjes callaban de lo que contaban.
Sin separarse de Godric y Adriana más de unos pasos, trataba también de estar pendiente del clérigo. El peso muerto del noble tiraba de sus hombros hacia le suelo, pero se resignó a esperarles antes de dirigirse a la Apoteca tras el druida.
- Mi buen caballero - contesta Godric a Leobald - De verdad que lamento no poder corresponder a vuestras palabras con conocimiento alguno. ¿Qué tragedia en la baronía? ¿Qué baronia? Si alguien necesita sanación haré lo que esté en mi mano pero parece que lo que decís aconteció hace tiempo... yo... no entiendo nad... -
Es entonces cuando Mablung interviene y su aspecto rudo parece amedrentar un poco al joven clérigo pero sus palabras le dejan boquiabierto y pálido. En especial cuando le narra los hechos que le llevaron ante tal supuesto juicio y la reciente muerte del joven noble. Godric vasiguiendo con la vista los elementos que le señala Mablung pero no da muestra alguna de reconocer nada, ni personas ni hechos ni objetos. Sintiendo la boca sea Godric le responde
- Lathander bendito. Lo que narrais es.... horrible... debo - traga saliva - debo pediros disculpas una vez más pero cada vez estoy más convencido que os equivocais de persona. ¿Acaso Lathander ha tenido a bien modificar no sólo mi ubicación si no mi aspecto para seros más familiar? - intenta verse en el reflejo de su escudo pero opta por continuar la conversación.
- Sin duda la persona de la que habláis debe ser un alma atormentada, rezaré para que Lathander le ilumne con su divina luz... pero recordaría todos esos acontecimientos... no solo los horribles que pasaron en la baronía si no todo lo que narrais que he hecho con ustedes... -
Incluo cuando Knock le habla con la voz de Bastianes Godric no da muestras de reconocer nada.
- Decidme mi buen señor... - le contesta cuando le nombra - poseeis una voz grave y fuerte... disculpadme es que nunca antes había tenido ocasión de conocer a alguien de vuestra ascendencia.. ¿Venis al templo en busca de sanacion? Estoy seguro de que el Señor de la Mañana podrá encontrar la forma de que volvais a disfrutar de su luz... contad con mis humildes habilidades por supuesto... -
Es entonces cuando Khalion habla y Godric le mira sorprendido, por atuendo y verbo.
- ¿La batalla terminó? ¿Todos bien pero... pero si había heridos que requerían mis atenciones...- Instintivamente mira en su fiel zurrón donde guarda los ungüentos y enseres de curación y se queda parado mirando algo. Con cuidado saca el viejo libro de recetas del desdichado posadero y, aunque no lo reconoce parece que encontrar algo extraño en su posesión más preciada le hace dudar. ¿Puede que haya algo de verdad en las palabras de los extraños que le rodeaban? Fue entonces cuando el heraldo divino habló de nuevo y el muchacho siguió al resto al interior del templo musitando para si "¿de donde ha salido este libro? "
Al entrar Godric, con actitud reverente, observa las imágenes representadas, reconociendo algunas, y saluda al resto de los monjes, intentando recordar si había algun rito o penitencia en su fe que requisiera tan cruel castigo, aunque estaba bastante seguro que no... pero todo era muy confuso.
No tomó la iniciativa cuando les indican que vayan a hablar con su compañero, aunque esperaba que tras aquella puerta estuviera el protagonista de la historia que le habian contado y todo se aclarara un poco, al menos en ese aspecto. Parecia que Lathander había decidido enviarle allí y que su presencia seria útil para estas personas y monjes. Y los caminos de Lathander eran inescrutables hasta que Él decidia iluminarnos con su divina luz.
La hechicera permanecía estupefacta por el estado de Godric, pero no se separó de él en ningún momento, ofreciéndole su apoyo en este momento en el que su memoria se veía intensamente alterada. Ahora que lo pensaba detenidamente, algo parecido le sucedía al sacerdote en su estado normal. Ostor se empeñaba en dirigirse a él como su siervo, y esa parte de su pasado también parecía haberse borrado de su memoria. ¿Qué se escondía en el intrincado inconsciente del joven Godric? Quizá en aquel lugar hallarían las respuestas.
Agarrándolo suavemente del brazo, ambos atravesaron la puerta de la capilla. La alta elfa dirigió su mirada abarcando todo el interior, sintiéndose reconfortada entre aquellas paredes. Asintió ante las palabras del monje y encaminó sus pasos hacia la Apoteca, deseosa de conocer al compañero que allí residía.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
En el umbral hacia la cámara que ejercía de herbolario y sala de sanación al mismo tiempo, Artorius pareció tomar la iniciativa y volver a contestar por sí mismo, abrazando el dolor que eso le producía, renunciando a la comodidad de la linterna esférica alada que le acompañaba en todo momento desde que entraron en la isla. Respondiendo primero a Khalion, para pasar después a Mablung.
- Mi juramente y mi martirio, como el de mis hermanos, es sólo nuestro y autoimpuesto... un recordatorio del secreto que aquí escondemos, y que por las diferentes circunstancias, tenemos que romper en estos momentos, puesto que la situación es verdaderamente desesperada, y así lo requiere. El origen de nuestra penitencia, quedará de momento con nosotros, no todo merece ser revelado, sobre todo, si es irrelevante para los acontecimientos futuros. Pero si hay miedo en mis palabras... porque si fallamos en nuestra empresa, para la que juramos servir... algo terrible se cernería sobre todos nosotros...
Ante las ominosas palabras del prelado, Mablung lanzó su irreverente respuesta, cargada de verdades, pero quizás dejando abierto un frente que quizás en un futuro pudiera volverse contra ellos.
- No pretendemos obligaros a nada, no tenemos esa capacidad ni la intención... si decidís seguir con vuestro camino, respetaremos vuestra decisión... puesto que lo que tenemos que proponeros es peligroso, y podría arrebataros la vida con facilidad... aunque si se da el caso de que os marchéis sin más, Vaalastroth habrá avanzado un poco más en su retorcido e insidioso plan ...- Artorius hizo una pausa, mirando fijamente a los presentes desde la profundidad de sus cuencas... observando si ese nombre levantaba alguna reacción en los allí presentes antes de proseguir pausadamente - Mis hermanos y yo intentaremos hacernos cargo con nuestros propios medios y recursos si tal es el caso. Por favor, adelante, vuestro colega os espera.
La Apoteca era una cámara rectangular y cerrada, con una única entrada. En el centro había tres enormes piedras talladas en forma de camastro simple, dos de ellas estaban vacías, y en la más cercana a la entrada, justo la central, un hombre descansaba totalmente tumbado. A pesar de haber sido privado de su equipo más pesado, como la armadura, aún se podían adivinar los colores de la guardia de Saltmarsh en sus ropajes. Sendos vendajes cubrían con bastante maestría su frente y parte de su cabeza, y otra porción de éstas, rodeaban su ejercitado abdomen. Manchas de sangre parecían dispersas por parte de los apósitos aplicados, pero parecía que lo peor ya había pasado y el paciente estaba estable. Los hermanos se dirigieron a Leobald para recuperar el cuerpo del noble y lo mismo hicieron con el ex-zombie monje, colocando con delicadeza ambos cadáveres sobre las mesas libres.
El resto de la estancia desprendía un olor particular, a hierbas secas y ungüentos pastosos sellados en frascos de cerámica simple tapados con cera o telas impregnadas en brea. Las paredes estaban cubiertas casi al completo de estanterías y armarios, donde infinidad de brebajes, materiales naturales, cuya procedencia era casi únicamente del mismo pantano o del huerto cercano. Había varios espacios más abiertos para poder trabajar mezclas o elaborar medicinas, y en esas zonas algunos libros de herbolistería avanzada y medicina podían verse abiertos por algunas páginas llenas de diminutas notas y bocetos dibujados a mano.
El paciente, algo aturdido aún por su estado convaleciente, elevó su cabeza unos centímetros mostrando el rostro de un hombre en la treintena, ojos oscuros con algunas arrugas ya anidando en ellos y aspecto agotado con una densa barba también negra de varios días. A pesar de su situación, el hombre no olía mal, y parecía bastante bien atendido y aseado. Al ver a los agentes y reconocer la banda dorada que algunos de ellos portaban en el antebrazo, su rostro se iluminó, y con un gesto pidió que se acercaran mientras expresaba atropelladamente sus palabras con cierta urgencia y ansiedad, aunque tuvo que parar en más de una ocasión bloqueado por sus propias toses.
- Debéis informar a Bastianes... ellos... los hombres lagarto... están más armados que nunca... su Reina... ha ordenado mover sus huevos, ... lo hacen hacía el oeste, lejos del inminente conflicto que piensan provocar, ... las diferentes tribus están reuniendo a sus mejores guerreros en la fortaleza costera... pronto atacarán sin duda ¿quien aleja a sus crías de sus hogares más protegidos si no es porque la invasión está a punto de comenzar? .... Mis compañeros... nos separamos... quizás ellos ... Soy el brigada Llondyl...
Con un quejumbroso quejido, y apoyando su mano derecha sobre su cabeza intentando contener un dolorozo pinchazo de dolor, el militar, tuvo que frenar su discurso, para reposar su cabeza de nuevo en su pétreo camastro.
La reacción del prelado fue de bajar la cabeza con tristeza, puesto que sabía que si los enviados por Lathander se marchaban a cumplir con su misión, que tras las declaraciones del brigada, parecía bastante urgente, abandonarían la ayuda que pudieran ofrecer a su orden.
Godric entró en el templo ruborizado al sentir el contacto de la hermosa dama élfica en su brazo, pero la llevo caballerosamente del mismo al interior.
Sin embargo, cuando el resto de agentes se dirigió al convaleciente guardia, Godric, sin dejar de lanzar una mirada curiosa a los libros de medicina y herbolismo, se quedó algo rezagado y en voz baja para no interrumpir la conversación que se desarrollaba apenas unos metros más allá dijo.
- Hermano. Como digo creo que Lathander a tenido a bien enviarme aqui para ayudaros. No conozco a estas personas y, aunque parecen confundirme con un compañero suyo y esto me inquieta, vuestra necesidad me inquieta más aún. Por favor, decidme en qué puedo ayudaros y así lo haré... -
Vaalastroth, Mablung freno en seco su avance hacia la apoteca al oír el nombre de la entidad que había corrompido a los druidas, se volvió hacia el prelado y con voz gélida contesto: -¿Que sabéis sobre Vaalastroth?, es el responsable de la corrupción de varios miembros de mi orden- haciendo una pausa y con tono más clamado añadió:-enhorabuena prelado habéis acaparado toda mi atención, así que decidnos ¿para que necesitáis nuestra ayuda?-.
Tras escuchar al brigada dijo:- ¿Cuánto tardaríamos en volver hasta el fuerte para avisar a Bastianes?, mañana puedo hacerle llegar un mensaje que seguramente llegue mucho antes que nosotros para advertirle del peligro. -Haciendo una pausa y frunciendo el ceño mientras recordaba añadió:- De todas formas ya nos hemos encontrado con ellos antes, incluso hablamos con alguno de ellos y reconocían un templo de Lathander cerca de su hogar que debe de ser este. Creo que el antiguo Godric podría esclarecernos algo más ya que hablo con el que parecía su líder, ¿salimos fuera de la influencia del templo a ver que nos cuenta?-
Adriana atravesó el umbral buscando con su mirada la figura del herido, pero en el momento en el que fue consciente del lugar en el que se encontraba, inevitablemente su atención cambió de objetivo, siendo poderosamente atraída por aquellas estanterías atestadas de hierbas, ungüentos y libros.
Soltó el brazo de Godric y se paseó lentamente por la estancia, sin atreverse a tocar nada, pero acercándose lo suficiente para analizar cada planta e intentar reconocerla y leer los títulos de los libros. Recordó con nostalgia su afición, ahora relegada, de recoger hierbas y estudiar sus propiedades, las horas que antaño dedicaba a empaparse de ese conocimiento, su zurrón ahora vacío de plantas y flores silvestres.
Suspiró con añoranza, prometiéndose a sí misma retomar esta actividad siempre que se le presentara la ocasión. Quizá a aquellos monjes no les importara compartir con ella parte de la sabiduría que encerraban esas cuatro paredes.
- Claro que les ayudaremos - habló dulcemente, dirigiéndose al monje - si está en nuestra mano, no dude que haremos todo lo posible por aliviar vuestro mal- le sonrió tiernamente y, haciendo un esfuerzo consciente, se obligó a acercarse al herido para escuchar su historia.
Recordaba a los hombres lagarto de su aventura en el barco, aunque debía reconocer que no estuvo muy atenta a la conversación que se produjo con ellos; otros pensamientos distraían su atención en aquel momento, tal vez culpa de un torso fibrado y unos ojos de mirada intensa y penetrante. Pero, de lo poco que recordaba, le daba la sensación de que las versiones eran contrarias. Los hombres lagarto no parecían ser una amenaza, más bien eran ellos los amenazados. Decidió que fueran sus compañeros los que abordaran este asunto y no dejarse llevar por sus recuerdos vagos e imprecisos.
- Puede ser una buena idea llevar a Godric al linde de la capilla para que comparta su información con nosotros, y aprovechar para explicarle lo que le ocurre cada vez que se interna en este lugar- comentó tras las palabras de Mablung.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El prelado Artorius asintió ante el ofrecimiento de Godric, acompañando su afirmación con un amable gesto donde estrechaba el hombro al confuso muchacho con una de sus manos agrietadas y cenicientas acabadas en negras pero afiladas uñas endurecidas, que podrían recordar en cierto modo a la piel que cubre a un cadáver momificado. Ante el cambio de rumbo de la disponibilidad de Mablung al mencionar a tan terrible amenaza, el monje y sus hermanos agacharon la cabeza, arrepentidos de tener que haber vocalizado tan nefando nombre antes de volver a responder al druida, esta vez de nuevo usando el orbe como catalizador de su diálogo.
- Si reconocéis a esa criatura, es que os habéis enfrentado antes a ella, o al menos habéis mostrado el interés de estudiarla en los antiguos tomos... No eramos conscientes de la corrupción de tus iguales, ... pero encaja con el patrón que está ocurriendo últimamente. Su prisión se debilita, y sus acólitos crecen por doquier buscando como locos las últimas hebras que bloquean su entrada a este plano, al que desea devorar por completo... Esas hebras, esos candados, están encarnados en diferentes "soñadores", escondidos y sometidos a un ritual por el que, a través del mundo onírico, su única debilidad, lo retienen mientras sus cuerpos físicos se mantienen aquí, durmiendo eternamente... Si los "soñadores" caen, o despiertan, así lo hará su cárcel, ... no conocemos las localización de los otros, ni cual fue su sacrificio, pero nosotros... guardamos uno aquí, y su fuerza se debilita... la guardiana atada a defender su cuerpo carnal, no puede acceder al "Sueño" porque el ritual la ancla aquí, con su deber... y nosotros somos débiles y los únicos capaces de conjurar la magia que podría mandar a alguien allí... a defender al "soñador" en su propio reino... pero a su vez, como parte del juramento, no conocemos ni el número ni la localización de los demás "soñadores" por si Vaalastroth consigue corromper a alguno de ellos, que no pueda extraer la información a su costa del resto...
El aparente líder de los hermanos de Lathander hizo una pausa, mientras la esfera parecía sintonizarse una vez más, esperando la reacción de los agentes, y dejando muy obvia ya la ayuda que necesitaban.
- Es una misión mu peligrosa, si el "Sueño" ha empezado a corromperse, como una pesadilla, habría que ayudar al durmiente a que vuelva a forzar la armonía expulsando cualquier fuente de oscuridad o locura que allí se esté tejiendo... y si morís allí, así lo haréis aquí de igual modo... pues el puente entre los dos planos es extremádamente débil en estos nodos de poder, como es el templo... Si aceptáis ayudarnos, estaréis ayudando a este reino, y probablemente a muchos otros a sobrevivir una noche más... será un honor conduciros ante la guardiana y la cámara donde se esconde nuestro mártir, para iniciar el ritual donde podréis atravesar al otro lado del mundo onírico...
Cuando Adriana comentó la posibilidad de volver a sacar a Godric de la zona de influencia del camposanto, el prelado volvió a intervenir con marcada preocupación.
- No creo que sea buena idea, no al menos si decidís ayudarnos, ... lo que fuera que nublara la mente del sacerdote, en cuanto salga volverá a hacerlo... y sabiendo que si entra aquí, pierde la tenaza que lo tiene controlado, no querrá permitirlo... la primera vez le pillasteis desprevenido, no creo que permita que pase una segunda vez... Pero si aún así decidís hacerlo, no os lo impediremos...
- Yo soy un simple sanador -contesta Godric - Creo que lo único que podría hacer sería sanar la herida o dolencias de vuestro... Martir... supongo que tanto aquí como en ese otro lugar onírico del que habláis. La voluntad de Lathander ha sido Traerme aqui para ayudaros, puede que a ellos también... pero yo haré lo que esté en mi mano para verla cumplida. No puedo hablar por estos.. Agentes pues acabo de conocerlos, pero contad conmigo. Guiadme ante la Guardiana, os lo ruego... - dice Godric ajeno a la conversación que tiene lugar cerca y del problema de los hombre-lagarto.
—Si es como decís, la estabilidad de toda la zona está en peligro —asintió al monje tras convenir con sus compañeros—. Sí, ya hemos sentido la vileza infinita de ese ente. Si los Durmientes son nuestra única salvaguarda respecto esa funesta entidad con la que peleamos en templo-barco bajo la ciudad, no podemos sino ayudar —Leobald se tomó unos momentos para reflexionar antes de seguir—. Y quizás no solo aquí, quizá debamos encontrar al resto de Durmientes para ayudarles. En los libros de historia de Ghosfinguer, mis lecturas me llevaron a advertir por casualidad hasta seis lugares de extraño interés histórico asociados a Amanautor o sus campeones, a veces los "Elegidos del Sol vengador" otras "La luz abrasadora". ¿Acaso sois vosotros los herederos de tales cultos? —preguntó a Artorius respetuosamente.
-De sacarlo extra muros creo que mordaza y ataduras serían recomendables.. - dijo como el mas joven de los humanos no estuviera presente- ..si queremos garantizar su retorno al templo. Descartaremos un grave trauma o maligno influjo.. pero también confrontaremos a esa rata voladora de los avernos que hará lo posible por mantener esta vil mascarada.
Aunque la conversación provenía del orbe el enmascarado se dirigió directamente al prelado. -Hemos confrontado esa criatura en su intento para acceder a nuestra realidad.. hay brechas y súbditos buscándolas. ¿Tiene que ver esos extraños gemelos?
- Parece que la amenaza del durmiente va primero, una vez resuelta veremos que hacer con los hombre lagarto, bien ¿ como podemos ayudar al durmiente? ¿Tenemos que dormirnos?¿como funciona el mundo onírico, nuestros conjuros y armas nos valdrán allí?¿sabemos algo de las "pesadillas" a las que tendremos que hacer frente?...vamos un poco escasos de información para emprender una misión que parece tan importante- añadió Mablung.
Adriana se retorció las manos nerviosamente ante las palabras del monje y recordó cómo se les escapó la oportunidad en aquella cueva cuando se enfrentaron a los acólitos de este mismo ser. Por su parte, tenía muchas preguntas que hacerle a los moradores de la capilla, preguntas personales sobre su maldición y sobre Iram. Pero ahora lo urgente parecía ser adentrarse en el mundo de los sueños e intentar erradicar este mal de una vez por todas.
- Tiene razón, quizá no sea prudente hacer experimentos con Godric y su memoria en este momento. Centrémonos pues en intentar acabar con Vaalastroth - ante la impetuosidad del sacerdote, Adriana intentó calmar un poco su arrebato - Quizá debamos descansar antes para reponernos, venimos de un cansado viaje y necesitaremos el máximo de nuestra capacidad para afrontar esta amenaza -
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
To post a comment, please login or register a new account.
Sin retirarse más pero con los ojos fijos en la dama élfica que le hablaba tranquilizadoramente el joven clérigo contestó.
- Milady. Aunque he sido tildado de despistado en varias ocasiones por el padre Rotmur, jamás podría haber olvidado haberos encontrado anteriormente. No a una dama de tan alta alcurnia y belleza. Disculpadme - dice ruborizándose por su atrevimiento. - Mi nombre es Godric Whitestone, sirviente de Lathander, Lord de la Mañana y sin duda recordaría haber estado en presencia de alguien de vuestra condición y jamás osaría pensar que podría ser considerado como vuestro compañero e igual…. - se presenta con una leve reverencia.
- Perdonad mis modales pero me siento extremadamente confuso. - añade mirando de nuevo en rededor sin reconocer nada ni a nadie y mirando con cierto recelo al extraño monje con la boca sellada.
Se vuelve hacia el heraldo divino, aún sin acercarse.
- Disculpadme Señor pero ¿acaso me habéis traído aquí para tratar a este hombre? Debo regresar lo antes posible pues había muchos heridos esperando a ser atendidos urgentemente…-
PbP Character: A few ;)
Leobald observó circunspecto la rección de Godric. Sus ojos se estrecharon en dos rendijas, cargados de sospecha. ¿Qué era aquello que estaba presenciando? Casi había creído al joven respecto del conde, él también conocía los rumores. Y sin embargo sus sentidos y la escena que tenía delante remaban en la dirección de que algo oscuro y malvado anidaba dentro de su compañero. ¿Estaba siendo ahora sincero? ¿O quizás era aquello otro teatro de retorcidas intenciones? Leobald suspiró al fin relajando el gesto. Realmente quería creer que el chico no era absolutamente responsable de sus actos, pero era demasiado viejo para hacerlo completamente.
—Parece que algo malvado ha nublado tu entendimiento desde hace tiempo, joven Godric. Quizás desde la noche de la tragedia en la baronía de la viuda. El padre Dean no está aquí, pero estás entre amigos —añadió en tono conciliador—. Haremos lo posible por ayudarte. En la capilla de Lathander te lo explicaremos todo —cedió el paso al confundido clérigo hasta las puertas de la capilla—. Este sitio ejerce un influjo bondadoso en cada una de vuestras maldiciones personales —añadió con tristeza mirando a Khalion, Adriana y Godric—. Quizás aquí puedan libraros de vuestros males, si se lo permitís.
El caballero levantó en brazos, con delicadeza, el cuerpo del joven noble y se dispuso a entrar en el templo tras los demás.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
-En serio no recuerdas nada, ¿tu juicio, tu condena a muerte y la opción que nos dieron para conmutar la pena?. Formas parte de un grupo de reos condenados a muerte por diversos crímenes y prestamos servicio bajo las ordenes de Bastianes, comandante de Ghostfinguer, aunque casi todas nuestra tareas se están desarrollando en el pueblucho de Saltmarsh. Juntos hemos eliminado una red de contrabandistas, capturado un barco pirata y nos hemos enfrentado a un horror en las alcantarillas del pueblo. Ahora mismo tenemos la misión de encontrar a unos exploradores y averiguar lo que podamos sobre los hombre lagartos que pueblan estos pantanos-
- Respecto a tu condena, por lo que tu mismo nos has contado, se te acuso de rituales demoniacos que costaron la vida a la señora de la baronía del Grifo y su hija. El barón a puesto precio a su cabeza, de hecho ese cuerpo es de uno de sus sobrinos, mandado a por tu cabeza, nos acabamos de enfrentar a él y sus hombres.
- La maza que portas fue obtenida en una misión anterior y la portas ya que parece ser que esta relacionada con tu culto-
-Pero lo interesante de esto es porque al entrar en la zona de influencia del templo pareces ser otra persona, y apostaría a que eres una versión anterior a los sucesos de la baronía.-
Comento Mablung para completar la parcial descripción del paladín.
Mientras el grupo preparaba los cuerpos, Nock se dispuso a ayudar, pero se detuvo en varias ocasiones para examinar minuciosamente el cuerpo del zombi. Buscaba en la piel y la carne, en busca de símbolos de su archienemigo. "¿Habría llegado su influencia hasta aquí? ¿O habría otro poder levantando muertos?" reflexionaba en silencio. Tras un examen exhaustivo, Nock asintió a Godric, indicando que estaban listos para continuar.
El camino se le hizo pesado a Nock, pero las palabras del monje sobre una antigua deidad de Lathander captaron su atención. Con discreta curiosidad, se acercó al monje para escuchar mejor sus palabras. Al acercarse al claro, Nock se detuvo intencionadamente, sumergiéndose en las sensaciones que lo rodeaban: el calor del claro, la luz, el aire fresco y menos húmedo, el olor a aire limpio. Avanzaba disfrutando del ambiente hasta que las palabras de Godric lo sacaron de su ensimismamiento.
- Godric... - Nock habló usando la voz de Bastianes, que habia eschuchado con anterioridad. - ¿Podría ser una posesión? - Murmuró a khalion que se encontraba cerca... aunque se arrepintió al momento de intentar iniciar con conversación con él. Al observar como sus companeros se apresuraban a dar multiples explicaciones para intentar calmar al joven, decidió que intervenir solo causaría más confusión y estres así que se mantuvo alejado, dejando que los mamíferos se calmasen entre si.
Zevatur, Rolthos
Cuando de primeras, el amnésico Godric se dirigió a la dorada estrella radiante que hacía de intérprete del prelado Artorius, está pareció calibrarse durante unos segundos, girando sobre sí misma en divina rotación con perfecta sincronía, para finalmente contestar, aunque ya no era distinguible si lo hacía comunicando la voluntad del monje, o la suya propia.
- Estás donde debes estar, la luz de Lathander que bendice este camposanto puede que no sea ya tan poderosa como para expulsar a los enemigos de la luz y palidece con lo que una vez fue, pero aún suficiente para paliar los efectos sobre las aflicciones que el mal y la oscuridad puedan infligir en las almas mortales. Maldiciones, posesiones, perniciosas enfermedades de origen impío, o influencias de artefactos que sirven a los enemigos de mi Dios, pierden parte de su intensidad en este lugar. Agradece a Lathander que ha encontrado a lo que parece un hijo hace tiempo perdido. Regocijémonos.
La musicalidad de la esfera se vio interrumpida ante las crudas revelaciones del Druida, que respetuosamente esperó a que todo el mal y la inquina asociada a los agentes, y a Godric en particular, se fuera desentrañando, hasta que volvió a intervenir en su característico tono metalizado.
- ¡Suficiente! Aquí ya no juzgamos por el pasado, y además ... la situación es bastante desesperada, si Lathander os ha enviado a ayudarnos en nuestra actual tribulación, nadie debe dudar de su sabiduría. Por favor, acompañadnos al interior, allí podréis dejar los cuerpos para ser preparados para el sepelio y encontrar a vuestro compañero.
Artorius hizo una señal de bienvenida con la mano, indicando el camino a la puerta principal, a la que se dirigió, abriendo parcialmente una de sus pesadas hojas talladas en gruesa madera de al menos quince centímetros de grosor. Una vez dentro, la grandiosidad de la planta en cruz principal se pudo apreciar en toda su apoteosis. A pesar de que se notaba el paso del tiempo, y parte de los nervios que sostenían las altas bóvedas lucían parcialmente gastados y con algunas hendiduras, la estructura parecía bastante sólida. A los lados de la amplía cámara rectangular que conducía a un bello altar esculpido enteramente en mármol blanco, de una pureza sin parangón, se abrían varias cámaras, dos a cada lado, hasta un total de cuatro.
Frescos bastante gastados dibujaban las paredes mostrando ilustraciones del imaginario religioso del Dios de la Mañana, paladines y sacerdotes rezando de rodillas ante un sol crepuscular. Campos de cultivo repletos de producción en lo que podría ser un caluroso día de verano, monjes peregrinando hacía una montaña presidida por el mismo Astro radiante al que adoraban, y un sinfín de lo que podría interpretarse como santos y mártires combatiendo contra hordas diabólicas en enormes campos de batalla.
Las vidrieras estaban prácticamente intactas, situadas sobre el triforio, aunque algo descuidadas en su limpieza, y la luz que bañaba el templo, las atravesaba cambiando de tonalidad según recorrían un cristal u otro, dando una caleidoscópica iluminación a toda la nave. La temperatura parecía templarse hasta un frescor agradable libre de humedad, y los insidiosos insectos que se habían cebado con los agentes hasta entonces parecían rehuir el interior. A lo largo de la tribuna central, ocho hornacinas, cuatro por cada lado, contenían sendas armaduras de placas completas, fabricadas en un metal dorado y pulido que casi podía reflejar cualquier haz que incidiera sobre ellas. Todas parecían estar en un perfecto estado, y posaban arrodilladas sobre una pierna y el casco en posición agachada, imitando una postura de sumisión o contemplación. Cada brazo derecho blindado, portaba una espada larga en posición vertical, cuyo afilado extremo reposaba sobre el piso.
Dentro, otros tres hermanos se acercaron en silencio a recibir a la populada comitiva, todos ataviados con el mismo raído hábito y los mismos estigmas, ojos hundidos, cuerpos endebles y piel pegada a los huesos, también con los labios parcialmente sellados con costuras ennegrecidas. La estrella áurea volvió a hablar, o quizás cantar, la línea entre ambas modalidades era muy delgada al respecto.
- Dirigios si sois tan amables a la Apoteca, es la primera cámara de vuestra izquierda, allí descansa vuestro colega, y podéis dejar los cuerpos del joven noble y nuestro hermano, para que preparemos los santos ritos previos al sepelio. Después os ofreceremos un buen almuerzo con vegetales de nuestro huerto, está situado en la parte posterior del templo, y está bendecido con la abundancia, descubriréis que aunque humilde, nuestros guisos saciarán vuestra hambre y agotamiento. Después, tendremos tiempo para hablar, puesto que vuestra ayuda es necesaria... de manera inminente ... lo que guardamos aquí, nuestro secreto, debe preservarse, y quizás nosotros no estemos preparados para lo que está por llegar...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Khalion enmudeció al poco de entrar mientras saboreaba aquella sensación bajo máscara. Aquella sensación no era desconcida para el sangre celestial y se repetía en demasía desde que comenzó su extraña condena al servicio de la corona.
-Mis capacidades arcanes se ven minimizadas bajo supuesta influencia divina.. solo acero y pericia- dijo con severas dudas sobre lathander o su versión previa.-Ya he vivido esta sensación al menos dos veces.. bajo Ghostfinger en las celdas de piedra antigua y en los túneles de Saltamarsh que dibujan constelaciones de mundos ajenos.
Desde que descubrió al extraño monje espiando el mortal encuentro con los cazarrecompensas hermanos una duda le recorría. Que razones llevan a uno al autocastigo'. Había algo de efecto espejo en todo aquello que provocaba mas y mas curisoidad.
-Dime Artorius.. que os lleva a renunciar a la palabra? Se trata pues de un castigo o sufrís penitencia impuesta- dijo al ver que no solo él soportaba semejante castigo.- Qué miedo hay a escuchar vuestras palabras? ¿Qué hay que temer?- dijo el aasimar refugiado bajo la máscara que esoncdía su divina ascendencia, poco participe a compartirla con un mundo intolerante y despreciable y así pasar por mundano para garantizar supervivencia.
-Godric- dijo con aplomo y firmeza.- La batalla se acabó.. todos están a salvo.. es momento de descansar.- DIjo al mas joven de los humanos. Sufría una regresión preocupante así como desconcertante. Quizá tuvieran razón el humano mas veterano o el elfo pero aquello se asemejaba a situaciones ya vividas en viejos compañeros. Traumas serios del pasado que atormentan la vida a futuros. Lo cuestión quizá sería.. ¿Cuál había sido el detonante?
-¿Ayudarles? padre, tenemos varias misiones oficiales que cumplir y cierta prisa por volver a Saltamarsh, agradezco que nos de cobijo, pero no recuerdo que nos hayamos comprometido a nada. Si no suponen una interferencia grande, supongo que podremos echar una mano, pero no de por sentado que somos campeones elegidos por un dios...- mientras para si mismo pensaba que muy desesperado debía estar Lathander si nosotros somos lo único de lo que puede tirar.
Tras lo cual, Mablung se encaminó hacia la apoteca para ver quien era el otro invitado del extraño convento, algo no huele del todo bien, un santuario de Lathander regido por monjes cuasi cadavéricos, con un poco de suerte el "huésped" podría arrojar más luz sobre la situación.
Leobald admiró la arquitectura del templo y se preguntó como era posible erigir aquello en medio de un pantanal hediondo como el que les rodeaba. Quizá Mablung estaba en lo cierto al mostrarse desconfiado. El caballero se fijaba en silencio en cada gesto y modulación de Artorius, tratando de leer sus intenciones. Estaba seguro de que le movían las buenas intenciones, pero temía que el aislamiento del pantano hubiera acabado por afectarle al juicio. Desde luego, para construir una relación de confianza si algo sobraban eran los secretos y , aunque solícitos, también él tenía la sensación de los monjes callaban de lo que contaban.
Sin separarse de Godric y Adriana más de unos pasos, trataba también de estar pendiente del clérigo. El peso muerto del noble tiraba de sus hombros hacia le suelo, pero se resignó a esperarles antes de dirigirse a la Apoteca tras el druida.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
(Hago un poco de retrospección )
- Mi buen caballero - contesta Godric a Leobald - De verdad que lamento no poder corresponder a vuestras palabras con conocimiento alguno. ¿Qué tragedia en la baronía? ¿Qué baronia? Si alguien necesita sanación haré lo que esté en mi mano pero parece que lo que decís aconteció hace tiempo... yo... no entiendo nad... -
Es entonces cuando Mablung interviene y su aspecto rudo parece amedrentar un poco al joven clérigo pero sus palabras le dejan boquiabierto y pálido. En especial cuando le narra los hechos que le llevaron ante tal supuesto juicio y la reciente muerte del joven noble. Godric vasiguiendo con la vista los elementos que le señala Mablung pero no da muestra alguna de reconocer nada, ni personas ni hechos ni objetos. Sintiendo la boca sea Godric le responde
- Lathander bendito. Lo que narrais es.... horrible... debo - traga saliva - debo pediros disculpas una vez más pero cada vez estoy más convencido que os equivocais de persona. ¿Acaso Lathander ha tenido a bien modificar no sólo mi ubicación si no mi aspecto para seros más familiar? - intenta verse en el reflejo de su escudo pero opta por continuar la conversación.
- Sin duda la persona de la que habláis debe ser un alma atormentada, rezaré para que Lathander le ilumne con su divina luz... pero recordaría todos esos acontecimientos... no solo los horribles que pasaron en la baronía si no todo lo que narrais que he hecho con ustedes... -
Incluo cuando Knock le habla con la voz de Bastianes Godric no da muestras de reconocer nada.
- Decidme mi buen señor... - le contesta cuando le nombra - poseeis una voz grave y fuerte... disculpadme es que nunca antes había tenido ocasión de conocer a alguien de vuestra ascendencia.. ¿Venis al templo en busca de sanacion? Estoy seguro de que el Señor de la Mañana podrá encontrar la forma de que volvais a disfrutar de su luz... contad con mis humildes habilidades por supuesto... -
Es entonces cuando Khalion habla y Godric le mira sorprendido, por atuendo y verbo.
- ¿La batalla terminó? ¿Todos bien pero... pero si había heridos que requerían mis atenciones...-
Instintivamente mira en su fiel zurrón donde guarda los ungüentos y enseres de curación y se queda parado mirando algo. Con cuidado saca el viejo libro de recetas del desdichado posadero y, aunque no lo reconoce parece que encontrar algo extraño en su posesión más preciada le hace dudar. ¿Puede que haya algo de verdad en las palabras de los extraños que le rodeaban? Fue entonces cuando el heraldo divino habló de nuevo y el muchacho siguió al resto al interior del templo musitando para si "¿de donde ha salido este libro? "
Al entrar Godric, con actitud reverente, observa las imágenes representadas, reconociendo algunas, y saluda al resto de los monjes, intentando recordar si había algun rito o penitencia en su fe que requisiera tan cruel castigo, aunque estaba bastante seguro que no... pero todo era muy confuso.
No tomó la iniciativa cuando les indican que vayan a hablar con su compañero, aunque esperaba que tras aquella puerta estuviera el protagonista de la historia que le habian contado y todo se aclarara un poco, al menos en ese aspecto. Parecia que Lathander había decidido enviarle allí y que su presencia seria útil para estas personas y monjes. Y los caminos de Lathander eran inescrutables hasta que Él decidia iluminarnos con su divina luz.
PbP Character: A few ;)
La hechicera permanecía estupefacta por el estado de Godric, pero no se separó de él en ningún momento, ofreciéndole su apoyo en este momento en el que su memoria se veía intensamente alterada. Ahora que lo pensaba detenidamente, algo parecido le sucedía al sacerdote en su estado normal. Ostor se empeñaba en dirigirse a él como su siervo, y esa parte de su pasado también parecía haberse borrado de su memoria. ¿Qué se escondía en el intrincado inconsciente del joven Godric? Quizá en aquel lugar hallarían las respuestas.
Agarrándolo suavemente del brazo, ambos atravesaron la puerta de la capilla. La alta elfa dirigió su mirada abarcando todo el interior, sintiéndose reconfortada entre aquellas paredes. Asintió ante las palabras del monje y encaminó sus pasos hacia la Apoteca, deseosa de conocer al compañero que allí residía.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
En el umbral hacia la cámara que ejercía de herbolario y sala de sanación al mismo tiempo, Artorius pareció tomar la iniciativa y volver a contestar por sí mismo, abrazando el dolor que eso le producía, renunciando a la comodidad de la linterna esférica alada que le acompañaba en todo momento desde que entraron en la isla. Respondiendo primero a Khalion, para pasar después a Mablung.
- Mi juramente y mi martirio, como el de mis hermanos, es sólo nuestro y autoimpuesto... un recordatorio del secreto que aquí escondemos, y que por las diferentes circunstancias, tenemos que romper en estos momentos, puesto que la situación es verdaderamente desesperada, y así lo requiere. El origen de nuestra penitencia, quedará de momento con nosotros, no todo merece ser revelado, sobre todo, si es irrelevante para los acontecimientos futuros. Pero si hay miedo en mis palabras... porque si fallamos en nuestra empresa, para la que juramos servir... algo terrible se cernería sobre todos nosotros...
Ante las ominosas palabras del prelado, Mablung lanzó su irreverente respuesta, cargada de verdades, pero quizás dejando abierto un frente que quizás en un futuro pudiera volverse contra ellos.
- No pretendemos obligaros a nada, no tenemos esa capacidad ni la intención... si decidís seguir con vuestro camino, respetaremos vuestra decisión... puesto que lo que tenemos que proponeros es peligroso, y podría arrebataros la vida con facilidad... aunque si se da el caso de que os marchéis sin más, Vaalastroth habrá avanzado un poco más en su retorcido e insidioso plan ... - Artorius hizo una pausa, mirando fijamente a los presentes desde la profundidad de sus cuencas... observando si ese nombre levantaba alguna reacción en los allí presentes antes de proseguir pausadamente - Mis hermanos y yo intentaremos hacernos cargo con nuestros propios medios y recursos si tal es el caso. Por favor, adelante, vuestro colega os espera.
La Apoteca era una cámara rectangular y cerrada, con una única entrada. En el centro había tres enormes piedras talladas en forma de camastro simple, dos de ellas estaban vacías, y en la más cercana a la entrada, justo la central, un hombre descansaba totalmente tumbado. A pesar de haber sido privado de su equipo más pesado, como la armadura, aún se podían adivinar los colores de la guardia de Saltmarsh en sus ropajes. Sendos vendajes cubrían con bastante maestría su frente y parte de su cabeza, y otra porción de éstas, rodeaban su ejercitado abdomen. Manchas de sangre parecían dispersas por parte de los apósitos aplicados, pero parecía que lo peor ya había pasado y el paciente estaba estable. Los hermanos se dirigieron a Leobald para recuperar el cuerpo del noble y lo mismo hicieron con el ex-zombie monje, colocando con delicadeza ambos cadáveres sobre las mesas libres.
El resto de la estancia desprendía un olor particular, a hierbas secas y ungüentos pastosos sellados en frascos de cerámica simple tapados con cera o telas impregnadas en brea. Las paredes estaban cubiertas casi al completo de estanterías y armarios, donde infinidad de brebajes, materiales naturales, cuya procedencia era casi únicamente del mismo pantano o del huerto cercano. Había varios espacios más abiertos para poder trabajar mezclas o elaborar medicinas, y en esas zonas algunos libros de herbolistería avanzada y medicina podían verse abiertos por algunas páginas llenas de diminutas notas y bocetos dibujados a mano.
El paciente, algo aturdido aún por su estado convaleciente, elevó su cabeza unos centímetros mostrando el rostro de un hombre en la treintena, ojos oscuros con algunas arrugas ya anidando en ellos y aspecto agotado con una densa barba también negra de varios días. A pesar de su situación, el hombre no olía mal, y parecía bastante bien atendido y aseado. Al ver a los agentes y reconocer la banda dorada que algunos de ellos portaban en el antebrazo, su rostro se iluminó, y con un gesto pidió que se acercaran mientras expresaba atropelladamente sus palabras con cierta urgencia y ansiedad, aunque tuvo que parar en más de una ocasión bloqueado por sus propias toses.
- Debéis informar a Bastianes... ellos... los hombres lagarto... están más armados que nunca... su Reina... ha ordenado mover sus huevos, ... lo hacen hacía el oeste, lejos del inminente conflicto que piensan provocar, ... las diferentes tribus están reuniendo a sus mejores guerreros en la fortaleza costera... pronto atacarán sin duda ¿quien aleja a sus crías de sus hogares más protegidos si no es porque la invasión está a punto de comenzar? .... Mis compañeros... nos separamos... quizás ellos ... Soy el brigada Llondyl...
Con un quejumbroso quejido, y apoyando su mano derecha sobre su cabeza intentando contener un dolorozo pinchazo de dolor, el militar, tuvo que frenar su discurso, para reposar su cabeza de nuevo en su pétreo camastro.
La reacción del prelado fue de bajar la cabeza con tristeza, puesto que sabía que si los enviados por Lathander se marchaban a cumplir con su misión, que tras las declaraciones del brigada, parecía bastante urgente, abandonarían la ayuda que pudieran ofrecer a su orden.
Brigada Llondyl:
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric entró en el templo ruborizado al sentir el contacto de la hermosa dama élfica en su brazo, pero la llevo caballerosamente del mismo al interior.
Sin embargo, cuando el resto de agentes se dirigió al convaleciente guardia, Godric, sin dejar de lanzar una mirada curiosa a los libros de medicina y herbolismo, se quedó algo rezagado y en voz baja para no interrumpir la conversación que se desarrollaba apenas unos metros más allá dijo.
- Hermano. Como digo creo que Lathander a tenido a bien enviarme aqui para ayudaros. No conozco a estas personas y, aunque parecen confundirme con un compañero suyo y esto me inquieta, vuestra necesidad me inquieta más aún. Por favor, decidme en qué puedo ayudaros y así lo haré... -
PbP Character: A few ;)
Vaalastroth, Mablung freno en seco su avance hacia la apoteca al oír el nombre de la entidad que había corrompido a los druidas, se volvió hacia el prelado y con voz gélida contesto: -¿Que sabéis sobre Vaalastroth?, es el responsable de la corrupción de varios miembros de mi orden- haciendo una pausa y con tono más clamado añadió:-enhorabuena prelado habéis acaparado toda mi atención, así que decidnos ¿para que necesitáis nuestra ayuda?-.
Tras escuchar al brigada dijo:- ¿Cuánto tardaríamos en volver hasta el fuerte para avisar a Bastianes?, mañana puedo hacerle llegar un mensaje que seguramente llegue mucho antes que nosotros para advertirle del peligro. -Haciendo una pausa y frunciendo el ceño mientras recordaba añadió:- De todas formas ya nos hemos encontrado con ellos antes, incluso hablamos con alguno de ellos y reconocían un templo de Lathander cerca de su hogar que debe de ser este. Creo que el antiguo Godric podría esclarecernos algo más ya que hablo con el que parecía su líder, ¿salimos fuera de la influencia del templo a ver que nos cuenta?-
-
Adriana atravesó el umbral buscando con su mirada la figura del herido, pero en el momento en el que fue consciente del lugar en el que se encontraba, inevitablemente su atención cambió de objetivo, siendo poderosamente atraída por aquellas estanterías atestadas de hierbas, ungüentos y libros.
Soltó el brazo de Godric y se paseó lentamente por la estancia, sin atreverse a tocar nada, pero acercándose lo suficiente para analizar cada planta e intentar reconocerla y leer los títulos de los libros. Recordó con nostalgia su afición, ahora relegada, de recoger hierbas y estudiar sus propiedades, las horas que antaño dedicaba a empaparse de ese conocimiento, su zurrón ahora vacío de plantas y flores silvestres.
Suspiró con añoranza, prometiéndose a sí misma retomar esta actividad siempre que se le presentara la ocasión. Quizá a aquellos monjes no les importara compartir con ella parte de la sabiduría que encerraban esas cuatro paredes.
- Claro que les ayudaremos - habló dulcemente, dirigiéndose al monje - si está en nuestra mano, no dude que haremos todo lo posible por aliviar vuestro mal - le sonrió tiernamente y, haciendo un esfuerzo consciente, se obligó a acercarse al herido para escuchar su historia.
Recordaba a los hombres lagarto de su aventura en el barco, aunque debía reconocer que no estuvo muy atenta a la conversación que se produjo con ellos; otros pensamientos distraían su atención en aquel momento, tal vez culpa de un torso fibrado y unos ojos de mirada intensa y penetrante. Pero, de lo poco que recordaba, le daba la sensación de que las versiones eran contrarias. Los hombres lagarto no parecían ser una amenaza, más bien eran ellos los amenazados. Decidió que fueran sus compañeros los que abordaran este asunto y no dejarse llevar por sus recuerdos vagos e imprecisos.
- Puede ser una buena idea llevar a Godric al linde de la capilla para que comparta su información con nosotros, y aprovechar para explicarle lo que le ocurre cada vez que se interna en este lugar - comentó tras las palabras de Mablung.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El prelado Artorius asintió ante el ofrecimiento de Godric, acompañando su afirmación con un amable gesto donde estrechaba el hombro al confuso muchacho con una de sus manos agrietadas y cenicientas acabadas en negras pero afiladas uñas endurecidas, que podrían recordar en cierto modo a la piel que cubre a un cadáver momificado. Ante el cambio de rumbo de la disponibilidad de Mablung al mencionar a tan terrible amenaza, el monje y sus hermanos agacharon la cabeza, arrepentidos de tener que haber vocalizado tan nefando nombre antes de volver a responder al druida, esta vez de nuevo usando el orbe como catalizador de su diálogo.
- Si reconocéis a esa criatura, es que os habéis enfrentado antes a ella, o al menos habéis mostrado el interés de estudiarla en los antiguos tomos... No eramos conscientes de la corrupción de tus iguales, ... pero encaja con el patrón que está ocurriendo últimamente. Su prisión se debilita, y sus acólitos crecen por doquier buscando como locos las últimas hebras que bloquean su entrada a este plano, al que desea devorar por completo... Esas hebras, esos candados, están encarnados en diferentes "soñadores", escondidos y sometidos a un ritual por el que, a través del mundo onírico, su única debilidad, lo retienen mientras sus cuerpos físicos se mantienen aquí, durmiendo eternamente... Si los "soñadores" caen, o despiertan, así lo hará su cárcel, ... no conocemos las localización de los otros, ni cual fue su sacrificio, pero nosotros... guardamos uno aquí, y su fuerza se debilita... la guardiana atada a defender su cuerpo carnal, no puede acceder al "Sueño" porque el ritual la ancla aquí, con su deber... y nosotros somos débiles y los únicos capaces de conjurar la magia que podría mandar a alguien allí... a defender al "soñador" en su propio reino... pero a su vez, como parte del juramento, no conocemos ni el número ni la localización de los demás "soñadores" por si Vaalastroth consigue corromper a alguno de ellos, que no pueda extraer la información a su costa del resto...
El aparente líder de los hermanos de Lathander hizo una pausa, mientras la esfera parecía sintonizarse una vez más, esperando la reacción de los agentes, y dejando muy obvia ya la ayuda que necesitaban.
- Es una misión mu peligrosa, si el "Sueño" ha empezado a corromperse, como una pesadilla, habría que ayudar al durmiente a que vuelva a forzar la armonía expulsando cualquier fuente de oscuridad o locura que allí se esté tejiendo... y si morís allí, así lo haréis aquí de igual modo... pues el puente entre los dos planos es extremádamente débil en estos nodos de poder, como es el templo... Si aceptáis ayudarnos, estaréis ayudando a este reino, y probablemente a muchos otros a sobrevivir una noche más... será un honor conduciros ante la guardiana y la cámara donde se esconde nuestro mártir, para iniciar el ritual donde podréis atravesar al otro lado del mundo onírico...
Cuando Adriana comentó la posibilidad de volver a sacar a Godric de la zona de influencia del camposanto, el prelado volvió a intervenir con marcada preocupación.
- No creo que sea buena idea, no al menos si decidís ayudarnos, ... lo que fuera que nublara la mente del sacerdote, en cuanto salga volverá a hacerlo... y sabiendo que si entra aquí, pierde la tenaza que lo tiene controlado, no querrá permitirlo... la primera vez le pillasteis desprevenido, no creo que permita que pase una segunda vez... Pero si aún así decidís hacerlo, no os lo impediremos...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- Yo soy un simple sanador - contesta Godric - Creo que lo único que podría hacer sería sanar la herida o dolencias de vuestro... Martir... supongo que tanto aquí como en ese otro lugar onírico del que habláis. La voluntad de Lathander ha sido Traerme aqui para ayudaros, puede que a ellos también... pero yo haré lo que esté en mi mano para verla cumplida. No puedo hablar por estos.. Agentes pues acabo de conocerlos, pero contad conmigo. Guiadme ante la Guardiana, os lo ruego... - dice Godric ajeno a la conversación que tiene lugar cerca y del problema de los hombre-lagarto.
PbP Character: A few ;)
—Si es como decís, la estabilidad de toda la zona está en peligro —asintió al monje tras convenir con sus compañeros—. Sí, ya hemos sentido la vileza infinita de ese ente. Si los Durmientes son nuestra única salvaguarda respecto esa funesta entidad con la que peleamos en templo-barco bajo la ciudad, no podemos sino ayudar —Leobald se tomó unos momentos para reflexionar antes de seguir—. Y quizás no solo aquí, quizá debamos encontrar al resto de Durmientes para ayudarles. En los libros de historia de Ghosfinguer, mis lecturas me llevaron a advertir por casualidad hasta seis lugares de extraño interés histórico asociados a Amanautor o sus campeones, a veces los "Elegidos del Sol vengador" otras "La luz abrasadora". ¿Acaso sois vosotros los herederos de tales cultos? —preguntó a Artorius respetuosamente.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
-De sacarlo extra muros creo que mordaza y ataduras serían recomendables.. - dijo como el mas joven de los humanos no estuviera presente- ..si queremos garantizar su retorno al templo. Descartaremos un grave trauma o maligno influjo.. pero también confrontaremos a esa rata voladora de los avernos que hará lo posible por mantener esta vil mascarada.
Aunque la conversación provenía del orbe el enmascarado se dirigió directamente al prelado. -Hemos confrontado esa criatura en su intento para acceder a nuestra realidad.. hay brechas y súbditos buscándolas. ¿Tiene que ver esos extraños gemelos?
- Parece que la amenaza del durmiente va primero, una vez resuelta veremos que hacer con los hombre lagarto, bien ¿ como podemos ayudar al durmiente? ¿Tenemos que dormirnos?¿como funciona el mundo onírico, nuestros conjuros y armas nos valdrán allí?¿sabemos algo de las "pesadillas" a las que tendremos que hacer frente?...vamos un poco escasos de información para emprender una misión que parece tan importante- añadió Mablung.
Adriana se retorció las manos nerviosamente ante las palabras del monje y recordó cómo se les escapó la oportunidad en aquella cueva cuando se enfrentaron a los acólitos de este mismo ser. Por su parte, tenía muchas preguntas que hacerle a los moradores de la capilla, preguntas personales sobre su maldición y sobre Iram. Pero ahora lo urgente parecía ser adentrarse en el mundo de los sueños e intentar erradicar este mal de una vez por todas.
- Tiene razón, quizá no sea prudente hacer experimentos con Godric y su memoria en este momento. Centrémonos pues en intentar acabar con Vaalastroth - ante la impetuosidad del sacerdote, Adriana intentó calmar un poco su arrebato - Quizá debamos descansar antes para reponernos, venimos de un cansado viaje y necesitaremos el máximo de nuestra capacidad para afrontar esta amenaza -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"