Leobald y Adriana rodearon la posada, evitando el lujurioso y jadeante callejón de su izquierda y optaron por un más amplio pasaje por la derecha que pasaba por debajo de algunos arcos de manera que unían las calles, quizás más que usados como adornos, soportaban la función de apuntalamientos improvisados que evitaban los temidos derrumbamientos de las diversas y ruinosas propiedades. No pudieron evitar observar como justo detrás de la zona de Saltmarsh considerada como la más pobre de la ciudad, tras varias hileras de viviendas y vetustos almacenes, se elevaba sobre una casi regia meseta, un escenario paradójicamente opuesto, la zona más rica de la ciudad con diversas mansiones que se asomaban al abismo, y cuidados jardines que se desbordaban por la escarpada geometría, donde mucho más abajo, como famélicos parásitos, las estructuras pobres y la gente sin alma pululaba como espíritus en pena arrastrando las cadenas del hambre y la desventura.
La parte de atrás de la posada, en efecto tenía otra salida mucho más discreta, una puerta de madera reforzada parecía cubrir cualquier huida improvisada o quizás facilitaba el intercambio de mercancías con el interior. No parecía haber nadie por allí, aunque los ruidos de los retorcidos amantes se seguían oyendo a una decena de metros a su derecha ...
Un agudo silbido, acompañado de una siseante voz parecida a la de un reptil les interrumpió. Justo en otro callejón angosto, entre unas cochambrosas casas en el lado opuesto de la parte de atrás de la posada, un humanoide parecía haber salido de la nada entre las sombras. Tenía el rostro cubierto en unas extraña capucha vendada que sólo dejaba asomar sus ojos, extraños, amarillentos y de pupila alargada. Iba con el torso desnudo, cubierto de extraños tatuajes en un vívido color verde esmeralda, glifos y serpientes, quizás algún símbolo en un extraño alfabeto remoto adornaba su fibroso pero fuerte cuerpo. Unos pantalones cómodos en cuero teñido del mismo tono de verde y unas extrañamente caras y cómodas botas de piel completaban su atuendo. En un cinturón, medio caído hacia un lado, unas armas de hoja curva del tamaño entre una daga una espada ancha parecían envainadas.
- Sssshhh... Extraños visitantessssss.... en una zona como esta... tan baja para susssss señoríasssss... caballerosssss y damassss entre los escombros de una sociedad invissssssible... quizásss sois los clientessss que mi señor bussca... si me acompañáisssss, puedo ponerossss en contacto con Él, ... Xendros Yi'roko Zsash os espera... seguro que tiene bienesss y conocimientosss que deseáis... noblesssss señoresss... sino... ¿Qué estaríais buscando aquí? ....
El desconocido hace una discreta señal a la pareja mientras les indica que le sigan al callejón especialmente oscuro y sombrío de su espalda, mientras mira a los lados vigilante, asegurándose de que nadie más les está viendo.
Cerca, pero a distantes, trató de esquivar miradas inoportunas de la relación del grupo -Pierdes el tiempo-dijo al joven clérigo amigo de las causas perdidas cuando corrió al fútil socorro -Esas almas no importan ni a sus madres.-
Común escena allí donde la gente de su oficio se gana el pan. Rebuscar entre la calaña solo si hacía por "clientes especiales". Rodeado de chusma y desprecio en tugurios de mala muerte es el tipo de soledad que escasos disfrutan. Justo donde estaba a punto de entrar.
-Será fácil de localizar si está ahí dentro. -dijo tras escuchar la precisa descripción del druida.-Dadme un momento antes de acercarnos a él, querría descartar que tratemos con alguna organización.- improvisado plan en ciernes.- Dadle coba mientras.
Un gigante, valquirias serviciales, juego y alcohol. Aquel antro prometía. Miradas que pronto perdieron interés en ellos y otras que de mantenerlo pasaban furtivas. En los bolsillos solo una moneda, de orbe quebrado, aunque desconocedor de que podría conseguir con ella. Mala idea vérselas con aquel mastodonte por no sufragar las viandas. Apartándose de sus compañeros se acercó al dueño de la Red Vacía.
-Saludos jefe.- mientras muecas daban aviso del código encerrado- Acabo de llegar. y ya sabes.. ni tramas ni jaleos, quizá una trama sin ser paila o atrapar culebras.. seguro que puedes decirme quien maneja..-le dijo en jerga de ladrones esperando quizá, quien estaba detrás de tanto robo descrito por el druida.
Trastabillando e intentando limpiar la mugrienta marca de barro que la ebria lujuria del hombre había dejado en su ropa, Godric abrió la puerta de la posada y se refugió dentro. Aquel borracho nunca lo sabría pero acababa de salvarle la vida, con aquel trozo de barro en la garganta se hubiera ahogado. Claro que la desconocida Anabel puede que no le estuviera tan agradecida, y el joven humano no podría culparla.
Al ver al gigante que sentado en su trono se aseguraba de que nadie se descontrolara dio un respingo y procuró alejarse de él lo más rápido posible. Buscando a sus compañeros, que en aquella mezcolanza de algarabía y decadencia etílica, destacaban como peces fuera del agua, Godric intentó cruzar la sala sin llamar demasiado la atención y reunirse con ellos.
Leobald observó al hombre lagarto de arriba a abajo y dio un paso para interponerse entre él y Adriana. Deslizando el escudo a su antebrazo encaró al rufián con firmeza pero sin agresividad.
—Esta noche os equivocáis de nobles me temo. Nuestros asuntos se remiten a esta pequeña puerta y no otra —el caballero señaló ligeramente la pequeña puerta de la posada con el mentón—. Os sugiero que desaparezcáis en vuestras sombras antes de que ofendáis a quien no debéis. Quien sabe su quizá mañana busquemos los servicios de tu señor Xendros Yi'roko Zsash.
Esperando persuadir al delincuente con la promesa de una transacción futura, encomiendo nuestra suerte a Tyr, dispuesto secretamente para su embate.
Hago un Ready (si nos ataca) para interponerme entre él y Adriana y detener su ataque (Dodge, no atacaré el primer asalto) si finamente prefiere probarnos.
Tras entrar en la posada y ver al gigante le pareció extraño que solo hubiese huesos rotos en las peleas de taberna, aunque quizás por eso mismo la gente salía fuera a resolver sus diferencias. Tras oír a Khalion, Mablung miró con cara de no entender nada a Godric mientras le susurraba:-¿Que ha dicho?¿ a quien tenemos que darle coba?
Con un gesto de la cabeza señalando dijo:- Por la descripción ese es nuestro hombre, vamos a hablar mientras Kalion hace lo que sea que está haciendo. Dicho esto el druida se dirige hacia la mesa donde está sentado Filion.
Adriana observó con rictus serio y en estado de alarma el callejón en el que vigilaban pacientemente la puerta trasera de la taberna. Aunque no podía ignorar el sentimiento de inquietud y peligro que la embargaba, la presencia de Leobald le transmitía cierta tranquilidad. El sonido siseante de una voz escondida entre las sombras erizaron todo el vello de su piel, tensando sus músculos. Se colocó discretamente detrás del humano, intentando buscar su protección, mientras escuchaba las palabras misteriosas de aquel ser y observaba su cuerpo tatuado, que desaparecía en la penumbra. Tras las palabras de Leobald, la elfa deseó con intensidad que aquella figura aceptara la negativa y les dejara tranquilos sin recurrir a la violencia.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Al entrar en la posada su cansancio se consumió en un estallido de ansiedad y temor... - ¡Piratas! - Murmuro para si mismo, quizás algo alto de lo que hubiese querido. Por fortuna en aquel lugar su presencia no parecía haber llamado demasiado la atención. TocToc se detuvo en el umbral de la puerta y busco con la mirada kenkus, si hubiese allí uno y le reconociese... Demasiadas sombras, demasiadas figuras encapuchadas, demasiado ojos...
Cuando Khalion avanzó hacia el hombre que estaban buscando TocToc tocó a Mablung en el hombro. "Os espero fuera, aquí no seré de ninguna ayuda" le susurro, tirando nerviosamente de la capucha para cubrir su rostro aún más. Al cruzarse con un algo perdido Godric le indicó la dirección en donde estaban sus compañeros.
El posadero, tendió directamente una jarra de cerveza al Aasimar ignorando al resto de acompañantes, era un hombre de mediana edad, y con una sonrisa que conservaba todos los dientes, algo bastante notable en estos ambientes. Los ojos verdes llamaban bastante la atención, y se notaba que se movía con la soltura y experiencia de un veterano.
- Buenas y bienvenido a mi local, tu máscara es especial, me gusta, a la primera invita la casa... "nuevo", mi nombre es Kreb Shenker, y soy el dueño de esto, ... ya sabes, no causes problemas aquí dentro y seremos amigos, causalos y mi hermanastro Ben te acompañará amablemente al exterior, ... veo que te acompañan muchas palomitas blancas... tenlos vigilados o puede que acaben mal. En cuanto a los manejos, todos son un piso más abajo, tú tienes paso franco, y quizás el cuervo que sale corriendo ... el resto no...
[En la Red Vacía - Mesa de Filion]
El ebrio humano pareció abrir los ojos cuando sintió milagrosamente la proximidad de Mablung... intentó incorporarse pero sus ojos parecían virar en rápidos intervalos como si intentara mantener un equilibrio en su cabeza... cuando consiguió aferrarse al borde de la mesa con ambas manos, su cuerpo y ojos parecieron estabilizarse temporalmente...
- No te conozco ¿Eres mi amigo? ... ¿Los amigos invitan a cerveza? ... espera... recordaría a un elfo... no son muy comunes... ¿lo haría? ... si... tengo buena memoria... No pareces de aquí... pero si eres mi amigo seguro que tienes una buena historia acerca de como nos conocimos... yo sigo a partir de ahí... pero no olvides la cerveza...
[En la Red Vacía - Callejones traseros]
Tras la posición defensiva de Leobald con escudo en ristre y palabras que denotaban poco interés en socializar con el desconocido, este levantó las manos con las palmas hacia abajo en una señal de petición de calma, moviéndolas lentamente hacia arriba y hacia abajo, cambió el tono de su conversación a uno mucho más prudente y poco amenazante.
- Tranquilossssss... seguro que os confundí sin duda... no pretendía alarmarossssss.... buscaba a otros noblessss, no habrá problemassss... sin embargo quiero dejarossss una cosa, ssssería una pena perder futuros clientessssss, Xendros siempre está abierto a gente essssspecial como vosotrosssss... no os asustéisssss ....
Con un movimiento extremadamente pausado y un lenguaje corporal que rezumaba calma y nada de violencia, movió una de sus manos a un bolsillo secreto en su pantalón, por la parte de atrás, pero alejada de las cuchillas curvas de su cinturón. Con sumo cuidado sacó una especie de diminuto pergamino enrollado con una cinta verde... que colocó con delicadeza apoyado entre dos ladrillos desgastados de la pared cercana.
- Esto es una invitación essssspecial para acceder al centro de operacionesssss de mi jefe... con indicacionesssss de como llegar, por si en algún momento necesitáissssss objetos especiales más allá de lo mundano, información, ... o quizás... algún activo exótico....
Con pasos lentos y ágiles, la figura humanoide hace una ligera reverencia a la pareja que tiene delante y se pierde por el mismo oscuro callejón por el que había aparecido minutos antes, desapareciendo completamente.
- Gracias Leobald- dijo emitiendo un suspiro de alivio cuando el misterioso ser se disolvió en la oscuridad del callejón. Tras esperar unos instantes y cerciorarse de que ya no había rastro de la inquietante figura, Adriana salió de detrás de las espaldas del humano, acercándose rápidamente a la pared. Estiró el brazo y recogió el pergamino con curiosidad. Se acercó de nuevo a su compañero y deshizo el lazo verde, desenrollando el papel con la intención de leerlo en voz alta.
- Puede que nos sea de utilidad - dijo en un susurro - aún debemos descubrir los secretos de la moneda y, si Khalion no tiene éxito, puede que aquí encontremos una respuesta.
Frustrado, un poco, satisfecho en mayoría, Aasimar y mesonero cara a mascara. -Gracias- jarra en ristre el abstemio mercenario encontró uso al espumoso brebaje. -El asunto que nos trajo nos llevará poco..-Dijo mas mundano gozando del contacto establecido y la discreción del momento- Si de muelles y mercancías se trata, hay alguien aquí con quien hablar?
Al acabar con Kreb, tomó rumbo a la mesa, sin animo de interrumpir a Mablung.
[En la Red Vacía - Mesa de Filion]
Una jarra de cerveza apareció ante los vidriosos ojos de Filion. Fríos, gélidos y profundos ojos azules clavados en aquel hombre. Inerte e inmutable, a la vera del druida, asumió el clásico papel del poli malo dejándole continuar una charla ya empezada.
Antes de que Filion coja la cerveza, Mablung agarra el asa y dice:- No nos conocemos, pero tenemos conocidos en común. Me han dicho que eres la persona indicada con quien hablar para obtener ciertas mercancías. Mis acompañantes y yo queremos tener una charla contigo sobre cierto material en el que estamos interesados y con el que estas familiarizado.- tras lo que acerca la jarra a Filion pero sin soltarla.
Los ojos de Filion parecen salirse de sus órbitas al ver la jarra de cerveza recién servida en su mesa, su rostro parece reverenciar a Khalion casi como si fuera una divinidad dadivosa con sus feligreses, las babas de sus comisuras comenzaron a efervescer ante tal visión... mientras estiraba sus brazos para recoger aquella ambrosía. Fue cuando intervino el cruel druida, asiéndola del asa y alejándola del suplicante mozo de almacén.
- No... Amigos... no entiendo a que os referís amable elfo... soy un hombre honesto con un trabajo humilde... no soy un ladrón... no sé quien os ha dicho eso... pero por esa cerveza podéis sentaros conmigo... y os cuento todo lo que queráis oír... dejadme sólo un sorbo... sólo un pequeño buche para saborearlo...
Vertiendo un poco de la cerveza en la jarra que ya tenía, Mablung se sienta y dice en voz baja:- Quiero que me cuentes cómo es posible que durante tu turno desaparezcan las tinajas destinadas al fuerte de Ghsotfinguer. Quiero que me digas quien las tiene y entonces te daré toda la cerveza. Y piénsate bien la respuesta porque cuando aparezcan por aquí los soldados del fuerte buscando lo que les pertenece, seguro que tu nombre vuelve a salir...y ellos no te ofrecerán cerveza. Te damos la oportunidad de beber hoy y seguir bebiendo el resto de tus días.-
Filión sorbió sonoramente el escaso néctar divino que cayó en su jarra, con una ansiedad frenética y unos ojos vidriosos prácticamente carentes de cordura..., un quejumbroso gemido de pena infinita afloró de sus ajados labios cuando la espumosa cerveza se acabó. Automáticamente su mirada se fijó en la casi rebosante jarra que Mablung contenía lejos de él.
- Buscáis... las tinajas de aceite alquímico... si, me temía que alguien vendría a reclamarlas en algún momento... - Su mirada se volvió distante y lágrimas comenzaron bailar en sus ojos -Os he fallado mis buenos señores ... Vi como se las llevaban, unos contrabandistas, mala gente... aprovecharon mi momento de "descanso" para llevárselas todas... pero venían preparados, y estaban organizados... aún así... me armé de valor, cuando les observé sin que ellos me vieran salir por la puerta de servicio trasera, y cargar todo el botín en su carro, decidí seguirlos... se que eso haría que mi turno se viera desierto... pero no podía permitir algo así... cuando no estoy ebrio, soy bastante escurridizo... en mis años mozos trabajé de cazador y peletero, ... así que sé como moverme sin ser visto ... aún conservo algunas habilidades de aquella época... El caso es que los conseguí seguir para denunciarlos a la guardia como un buen ciudadano.
Los ojos de Filion parecieron recuperar cierto brillo, al recordar quizás mejores momentos de su vida, pero pronto su rostro pasó ser de terror según continuaba su etílica narración
- Salieron de la ciudad, por el camino principal, pero pronto se desviaron por el viejo sendero de la costa, subiendo hacia los acantilados... esa vía nunca se usa... porque conduce a la hacienda maldita... todo el mundo en Saltmarsh la conoce... pero la evita... está poseída por criaturas malignas del más allá, sedientas de beberse nuestras almas como yo me he bebido esta cerveza... cuando me acerqué, les vi... entraban en esa mansión... y el terror me paralizó, salí corriendo ... no podía volver a entrar allí... hace un par de años, oí que ese lugar poseía unas bodegas, con piezas de buen vino y alcohol destilado... abandonados al primero que las reclamara.... así que fue para allá y me adentré en sus jardines, atravesando el muro y rodeando el pozo... allí estaba, una puerta trasera que conducía directamente a un destartalada cocina abandonada... la atravesé rápidamente para encontrar el almacén adyacente con las escaleras que descendían a esas bodegas y a mi esperado tesoro... pero... entonces ocurrió lo peor... lamentos de ultratumba empezaron a resonar por todo el lúgubre sótano, fue cuando varios espíritus descarnados atravesaron las paredes para arrancarme el alma y arrastrarla al infierno, ... me di la vuelta y corrí, escaleras arriba... justo cuando una lluvia de ratas rabiosas caían sobre mi cabeza, mordían y desgarraban hambrientas, sin duda dominadas por algún que otro oscuro maestro... como un vampiro o algo peor... conseguí salir de allí con vida de milagro y me juré que nunca más volvería... ¡¡Imaginaos cuando hace unos días mis pasos me volvieron a llevar a ese fúnebre lugar de nuevo...!!! Esos hombres, los que robaron las tinajas, están muertos seguro, sus cuerpos estarán secos y retorcidos entre sus muros... dadlas por perdidas... yo huí de allí justo cuando empecé a oír de nuevo esos lamentos, y sólo he conseguido mantener mi cordura entre jarras de cerveza y licores de dudosa procedencia...
El cuerpo del mozo de almacén temblaba al terminar su historia, con los pelos de sus brazos erizados como escarpias al recordar el horror sufrido en aquella mansión abandonada... mientras, tímidamente, su brazo se estiraba despacio hacia su objetivo, la jarra que tenía presa Mablung.
Leobald asintió al hombre lagarto educadamente antes de que este desapareciera. Mientras observaba las sombras por donde había desaparecido se dirigió a Adriana.
—Guardad bien eso —dijo deteniéndose un poco mirando los callejones antes de seguir—. Esperaremos un poco más y volvemos con el resto, si te parece bien. Si ese Filion no ha salido corriendo ya es que no va a huir. Y puede que el siguiente aldeano no sea tan comprensible como nuestro escamoso amigo.
Con todos los sentidos alerta se acercaron a la pequeña puerta trasera de la posada, tratando de refugiarse de la lluvia bajo el alerto del tejado.
Adriana desplegó el pequeño pergamino, de una longitud no mayor a la de un dedo índice pero de una extensión equivalente a tres palmos, e inmediatamente pudo olerlo, unos fuertes aromas selváticos que transportaban a los lectores a lejanas junglas del suroeste de Los Reinos, exóticas flores de dulzones néctares que casi se podían paladear a través del olor desprendido del diminuto pergamino.
El contenido estaba escrito con una letra exageradamente cursiva, pero muy elegante y adornada, en diferentes tintes verdes y esmeraldas, muy similares a las usadas en los tatuajes del misterioso encapuchado de ojos serpentinos. Había dibujado un pequeño mapa, situando un caserón grande no muy lejos de donde estaban ahora mismo, y adyacente a los muelles, justo en uno de los extremos casi rozando la pared natural que se elevaba hacia la zona noble varias decenas de metros más arriba.
El texto rezaba en elegantes palabras una invitación para los portadores del pergamino, donde se animaba a acudir para adquirir un trato especial, sin preguntas, y con los lujos que se merecen los bienaventurados clientes, ... firmado en la misma caligrafía delicada y adornada, el nombre de Xendros Yi'roko Zsash y el sello de la nación de Chult.
Gélidos ojos azules, dispersos alrededor, hasta el vampiro. Toda la atención, pues, en Filion y su cuento asusta infantes. Clavando mirada, discerniendo cuanta verdad y cuenta fantasía escondía tal relato, intervino una voz profunda, resonando especialmente cavernosa bajo la máscara.
-Cuentos de viejas..- intentando centrar el asunto.- Los contrabandistas.. Cuantos eran y se llevaron todas las tinajas?
Godric localizó a Khalion gracias a las indicaciones de Toc-toc y antes de que pudiera preguntarle a dónde iba el pequeño hombre cuervo salió de la posada. Encogiéndose de hombros el joven humano siguió al enmascarado aasimar hasta la mesa para escuchar la historia del asustado Filion.
Opniaba como Khalion, no tenía sentido que los fantasmas o vampiros estuvieran interesados en tinajas de aceite, pero se guardó su opinión dejando que los otros hablaran. Sin embargo el terror del peletero venido a menos era muy real. Algo había visto sin duda.
Filion pareció contrariado cuando el aasimar le contestó con condescendencia. Alzando la voz en su contestación, casi gritando, lo que provocó que varias caras cercanas se giraran en su dirección sorprendidos por la reacción del borracho de turno. La cabeza de Ben, viró también en su dirección, lentamente, el semi-gigante siguió sentado en su trono, pero repentinamente el extraño grupo que rodeaba al mozo del almacén llamó su atención.
- ¡¡NO SON CUENTOS DE VIEJAS!! - No es una historia que me haya contado un amigo de un amigo que le dijo su primo... Estuve allí, hace un par de años... y esa noche me marcó para siempre, mi vida, mi... adicción, todo... En realidad no queréis ser mis amigos... solo me utilizáis como todos, para ser vuestro bufón... ni siquiera me vais a dar la cerveza ¿verdad? veo crueldad en esos ojos que tapas, y crudeza en el rictus del elfo... no soy nada para vosotros... No diré más.
Ignorando la llegada de Godric, Filion comenzó a gimotear y entre lágrimas hincó su cabeza entres sus brazos apoyados en la mesa... abandonando toda esperanza de una recompensa justa por su historia.
[En la Red Vacía - Callejones traseros]
Los temores de Leobald de un siguiente aldeano aproximándose lamentablemente se hicieron ciertas casi de inmediato, en cuanto la pareja se refugió bajo el alero del tejado y volvieron a guardar el peculiar pergamino, por el lateral del callejón donde los marineros se abandonaban a la lujuria, una joven malvestida y semidesnuda apareció en su dirección, la chica no tendría apenas la pubertad cumplida, no más de quince o dieciséis veranos sobre sus hombros, que ya pesaban más que una vida entera para otras gentes más afortunadas. El caballero no puedo evitar ver cierto parecido fisico con una de sus hijas...
Al principio, la joven no pareció acertar a verlos perdida en sus pensamientos, con la mente lejana..., pero cuando estaba más o menos a su altura pareció percatarse de las dos figuras resguardadas de la lluvia junto a la puerta, lluvia que al parecer a ella no parecía importarle lo más mínimo, humedeciendo sus largos cabellos y pegándolos a su piel y a su ajada ropa por igual. Con paso inseguro se acercó a ambos repitiendo una letanía que ya parecía tener aprendida y memorizada.
- Nobles caballeros... ¿les gustaría compartir un buen rato en compañía? Puedo satisfacer sus más depravados deseos, no hay límite, sólo hay precio... también puedo ir con ella, o con los dos a la vez...
TocToc salió de la posada y tras observar que los otros compañeros habían desaparecido de la vista miró a su alrededor, encontrando unos metros mas alejado un edificio con unos mugrientos y medio putrefactos bultos previsiblemente abandonados como basura. Se dirigió hacia allí con un andar apresurado, y tras llegar a su altura dio un quiebro intentando ocultarse tras ellos. Después se agazapó, y miro a su alrededor y a la posada, intentando averiguar si alguien le había visto. "esto no me gusta... no.. no es bueno... no..." murmuro para si mismo con preocupación.
[En las afueras de La Red Vacía]
Leobald y Adriana rodearon la posada, evitando el lujurioso y jadeante callejón de su izquierda y optaron por un más amplio pasaje por la derecha que pasaba por debajo de algunos arcos de manera que unían las calles, quizás más que usados como adornos, soportaban la función de apuntalamientos improvisados que evitaban los temidos derrumbamientos de las diversas y ruinosas propiedades. No pudieron evitar observar como justo detrás de la zona de Saltmarsh considerada como la más pobre de la ciudad, tras varias hileras de viviendas y vetustos almacenes, se elevaba sobre una casi regia meseta, un escenario paradójicamente opuesto, la zona más rica de la ciudad con diversas mansiones que se asomaban al abismo, y cuidados jardines que se desbordaban por la escarpada geometría, donde mucho más abajo, como famélicos parásitos, las estructuras pobres y la gente sin alma pululaba como espíritus en pena arrastrando las cadenas del hambre y la desventura.
La parte de atrás de la posada, en efecto tenía otra salida mucho más discreta, una puerta de madera reforzada parecía cubrir cualquier huida improvisada o quizás facilitaba el intercambio de mercancías con el interior. No parecía haber nadie por allí, aunque los ruidos de los retorcidos amantes se seguían oyendo a una decena de metros a su derecha ...
Un agudo silbido, acompañado de una siseante voz parecida a la de un reptil les interrumpió. Justo en otro callejón angosto, entre unas cochambrosas casas en el lado opuesto de la parte de atrás de la posada, un humanoide parecía haber salido de la nada entre las sombras. Tenía el rostro cubierto en unas extraña capucha vendada que sólo dejaba asomar sus ojos, extraños, amarillentos y de pupila alargada. Iba con el torso desnudo, cubierto de extraños tatuajes en un vívido color verde esmeralda, glifos y serpientes, quizás algún símbolo en un extraño alfabeto remoto adornaba su fibroso pero fuerte cuerpo. Unos pantalones cómodos en cuero teñido del mismo tono de verde y unas extrañamente caras y cómodas botas de piel completaban su atuendo. En un cinturón, medio caído hacia un lado, unas armas de hoja curva del tamaño entre una daga una espada ancha parecían envainadas.
- Sssshhh... Extraños visitantessssss.... en una zona como esta... tan baja para susssss señoríasssss... caballerosssss y damassss entre los escombros de una sociedad invissssssible... quizásss sois los clientessss que mi señor bussca... si me acompañáisssss, puedo ponerossss en contacto con Él, ... Xendros Yi'roko Zsash os espera... seguro que tiene bienesss y conocimientosss que deseáis... noblesssss señoresss... sino... ¿Qué estaríais buscando aquí? ....
El desconocido hace una discreta señal a la pareja mientras les indica que le sigan al callejón especialmente oscuro y sombrío de su espalda, mientras mira a los lados vigilante, asegurándose de que nadie más les está viendo.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Cerca, pero a distantes, trató de esquivar miradas inoportunas de la relación del grupo -Pierdes el tiempo-dijo al joven clérigo amigo de las causas perdidas cuando corrió al fútil socorro -Esas almas no importan ni a sus madres.-
Común escena allí donde la gente de su oficio se gana el pan. Rebuscar entre la calaña solo si hacía por "clientes especiales". Rodeado de chusma y desprecio en tugurios de mala muerte es el tipo de soledad que escasos disfrutan. Justo donde estaba a punto de entrar.
-Será fácil de localizar si está ahí dentro. -dijo tras escuchar la precisa descripción del druida.-Dadme un momento antes de acercarnos a él, querría descartar que tratemos con alguna organización.- improvisado plan en ciernes.- Dadle coba mientras.
Un gigante, valquirias serviciales, juego y alcohol. Aquel antro prometía. Miradas que pronto perdieron interés en ellos y otras que de mantenerlo pasaban furtivas. En los bolsillos solo una moneda, de orbe quebrado, aunque desconocedor de que podría conseguir con ella. Mala idea vérselas con aquel mastodonte por no sufragar las viandas. Apartándose de sus compañeros se acercó al dueño de la Red Vacía.
-Saludos jefe.- mientras muecas daban aviso del código encerrado- Acabo de llegar. y ya sabes.. ni tramas ni jaleos, quizá una trama sin ser paila o atrapar culebras.. seguro que puedes decirme quien maneja..-le dijo en jerga de ladrones esperando quizá, quien estaba detrás de tanto robo descrito por el druida.
Trastabillando e intentando limpiar la mugrienta marca de barro que la ebria lujuria del hombre había dejado en su ropa, Godric abrió la puerta de la posada y se refugió dentro. Aquel borracho nunca lo sabría pero acababa de salvarle la vida, con aquel trozo de barro en la garganta se hubiera ahogado. Claro que la desconocida Anabel puede que no le estuviera tan agradecida, y el joven humano no podría culparla.
Al ver al gigante que sentado en su trono se aseguraba de que nadie se descontrolara dio un respingo y procuró alejarse de él lo más rápido posible. Buscando a sus compañeros, que en aquella mezcolanza de algarabía y decadencia etílica, destacaban como peces fuera del agua, Godric intentó cruzar la sala sin llamar demasiado la atención y reunirse con ellos.
PbP Character: A few ;)
[En las afueras de La Red Vacía]
Leobald observó al hombre lagarto de arriba a abajo y dio un paso para interponerse entre él y Adriana. Deslizando el escudo a su antebrazo encaró al rufián con firmeza pero sin agresividad.
—Esta noche os equivocáis de nobles me temo. Nuestros asuntos se remiten a esta pequeña puerta y no otra —el caballero señaló ligeramente la pequeña puerta de la posada con el mentón—. Os sugiero que desaparezcáis en vuestras sombras antes de que ofendáis a quien no debéis. Quien sabe su quizá mañana busquemos los servicios de tu señor Xendros Yi'roko Zsash.
Esperando persuadir al delincuente con la promesa de una transacción futura, encomiendo nuestra suerte a Tyr, dispuesto secretamente para su embate.
Hago un Ready (si nos ataca) para interponerme entre él y Adriana y detener su ataque (Dodge, no atacaré el primer asalto) si finamente prefiere probarnos.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Tras entrar en la posada y ver al gigante le pareció extraño que solo hubiese huesos rotos en las peleas de taberna, aunque quizás por eso mismo la gente salía fuera a resolver sus diferencias. Tras oír a Khalion, Mablung miró con cara de no entender nada a Godric mientras le susurraba:-¿Que ha dicho?¿ a quien tenemos que darle coba?
Con un gesto de la cabeza señalando dijo:- Por la descripción ese es nuestro hombre, vamos a hablar mientras Kalion hace lo que sea que está haciendo. Dicho esto el druida se dirige hacia la mesa donde está sentado Filion.
[En el callejón]
Adriana observó con rictus serio y en estado de alarma el callejón en el que vigilaban pacientemente la puerta trasera de la taberna. Aunque no podía ignorar el sentimiento de inquietud y peligro que la embargaba, la presencia de Leobald le transmitía cierta tranquilidad. El sonido siseante de una voz escondida entre las sombras erizaron todo el vello de su piel, tensando sus músculos. Se colocó discretamente detrás del humano, intentando buscar su protección, mientras escuchaba las palabras misteriosas de aquel ser y observaba su cuerpo tatuado, que desaparecía en la penumbra. Tras las palabras de Leobald, la elfa deseó con intensidad que aquella figura aceptara la negativa y les dejara tranquilos sin recurrir a la violencia.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Al entrar en la posada su cansancio se consumió en un estallido de ansiedad y temor... - ¡Piratas! - Murmuro para si mismo, quizás algo alto de lo que hubiese querido. Por fortuna en aquel lugar su presencia no parecía haber llamado demasiado la atención. TocToc se detuvo en el umbral de la puerta y busco con la mirada kenkus, si hubiese allí uno y le reconociese... Demasiadas sombras, demasiadas figuras encapuchadas, demasiado ojos...
Cuando Khalion avanzó hacia el hombre que estaban buscando TocToc tocó a Mablung en el hombro. "Os espero fuera, aquí no seré de ninguna ayuda" le susurro, tirando nerviosamente de la capucha para cubrir su rostro aún más. Al cruzarse con un algo perdido Godric le indicó la dirección en donde estaban sus compañeros.
Zevatur, Rolthos
[En la Red Vacía - Barra]
El posadero, tendió directamente una jarra de cerveza al Aasimar ignorando al resto de acompañantes, era un hombre de mediana edad, y con una sonrisa que conservaba todos los dientes, algo bastante notable en estos ambientes. Los ojos verdes llamaban bastante la atención, y se notaba que se movía con la soltura y experiencia de un veterano.
- Buenas y bienvenido a mi local, tu máscara es especial, me gusta, a la primera invita la casa... "nuevo", mi nombre es Kreb Shenker, y soy el dueño de esto, ... ya sabes, no causes problemas aquí dentro y seremos amigos, causalos y mi hermanastro Ben te acompañará amablemente al exterior, ... veo que te acompañan muchas palomitas blancas... tenlos vigilados o puede que acaben mal. En cuanto a los manejos, todos son un piso más abajo, tú tienes paso franco, y quizás el cuervo que sale corriendo ... el resto no...
[En la Red Vacía - Mesa de Filion]
El ebrio humano pareció abrir los ojos cuando sintió milagrosamente la proximidad de Mablung... intentó incorporarse pero sus ojos parecían virar en rápidos intervalos como si intentara mantener un equilibrio en su cabeza... cuando consiguió aferrarse al borde de la mesa con ambas manos, su cuerpo y ojos parecieron estabilizarse temporalmente...
- No te conozco ¿Eres mi amigo? ... ¿Los amigos invitan a cerveza? ... espera... recordaría a un elfo... no son muy comunes... ¿lo haría? ... si... tengo buena memoria... No pareces de aquí... pero si eres mi amigo seguro que tienes una buena historia acerca de como nos conocimos... yo sigo a partir de ahí... pero no olvides la cerveza...
[En la Red Vacía - Callejones traseros]
Tras la posición defensiva de Leobald con escudo en ristre y palabras que denotaban poco interés en socializar con el desconocido, este levantó las manos con las palmas hacia abajo en una señal de petición de calma, moviéndolas lentamente hacia arriba y hacia abajo, cambió el tono de su conversación a uno mucho más prudente y poco amenazante.
- Tranquilossssss... seguro que os confundí sin duda... no pretendía alarmarossssss.... buscaba a otros noblessss, no habrá problemassss... sin embargo quiero dejarossss una cosa, ssssería una pena perder futuros clientessssss, Xendros siempre está abierto a gente essssspecial como vosotrosssss... no os asustéisssss ....
Con un movimiento extremadamente pausado y un lenguaje corporal que rezumaba calma y nada de violencia, movió una de sus manos a un bolsillo secreto en su pantalón, por la parte de atrás, pero alejada de las cuchillas curvas de su cinturón. Con sumo cuidado sacó una especie de diminuto pergamino enrollado con una cinta verde... que colocó con delicadeza apoyado entre dos ladrillos desgastados de la pared cercana.
- Esto es una invitación essssspecial para acceder al centro de operacionesssss de mi jefe... con indicacionesssss de como llegar, por si en algún momento necesitáissssss objetos especiales más allá de lo mundano, información, ... o quizás... algún activo exótico....
Con pasos lentos y ágiles, la figura humanoide hace una ligera reverencia a la pareja que tiene delante y se pierde por el mismo oscuro callejón por el que había aparecido minutos antes, desapareciendo completamente.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- Gracias Leobald - dijo emitiendo un suspiro de alivio cuando el misterioso ser se disolvió en la oscuridad del callejón. Tras esperar unos instantes y cerciorarse de que ya no había rastro de la inquietante figura, Adriana salió de detrás de las espaldas del humano, acercándose rápidamente a la pared. Estiró el brazo y recogió el pergamino con curiosidad. Se acercó de nuevo a su compañero y deshizo el lazo verde, desenrollando el papel con la intención de leerlo en voz alta.
- Puede que nos sea de utilidad - dijo en un susurro - aún debemos descubrir los secretos de la moneda y, si Khalion no tiene éxito, puede que aquí encontremos una respuesta.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
[En la Red Vacía - Barra]
Frustrado, un poco, satisfecho en mayoría, Aasimar y mesonero cara a mascara. -Gracias- jarra en ristre el abstemio mercenario encontró uso al espumoso brebaje. -El asunto que nos trajo nos llevará poco..-Dijo mas mundano gozando del contacto establecido y la discreción del momento- Si de muelles y mercancías se trata, hay alguien aquí con quien hablar?
Al acabar con Kreb, tomó rumbo a la mesa, sin animo de interrumpir a Mablung.
[En la Red Vacía - Mesa de Filion]
Una jarra de cerveza apareció ante los vidriosos ojos de Filion. Fríos, gélidos y profundos ojos azules clavados en aquel hombre. Inerte e inmutable, a la vera del druida, asumió el clásico papel del poli malo dejándole continuar una charla ya empezada.
Antes de que Filion coja la cerveza, Mablung agarra el asa y dice:- No nos conocemos, pero tenemos conocidos en común. Me han dicho que eres la persona indicada con quien hablar para obtener ciertas mercancías. Mis acompañantes y yo queremos tener una charla contigo sobre cierto material en el que estamos interesados y con el que estas familiarizado.- tras lo que acerca la jarra a Filion pero sin soltarla.
- ¿Podemos sentarnos para hablar del tema?-
Los ojos de Filion parecen salirse de sus órbitas al ver la jarra de cerveza recién servida en su mesa, su rostro parece reverenciar a Khalion casi como si fuera una divinidad dadivosa con sus feligreses, las babas de sus comisuras comenzaron a efervescer ante tal visión... mientras estiraba sus brazos para recoger aquella ambrosía. Fue cuando intervino el cruel druida, asiéndola del asa y alejándola del suplicante mozo de almacén.
- No... Amigos... no entiendo a que os referís amable elfo... soy un hombre honesto con un trabajo humilde... no soy un ladrón... no sé quien os ha dicho eso... pero por esa cerveza podéis sentaros conmigo... y os cuento todo lo que queráis oír... dejadme sólo un sorbo... sólo un pequeño buche para saborearlo...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Vertiendo un poco de la cerveza en la jarra que ya tenía, Mablung se sienta y dice en voz baja:- Quiero que me cuentes cómo es posible que durante tu turno desaparezcan las tinajas destinadas al fuerte de Ghsotfinguer. Quiero que me digas quien las tiene y entonces te daré toda la cerveza. Y piénsate bien la respuesta porque cuando aparezcan por aquí los soldados del fuerte buscando lo que les pertenece, seguro que tu nombre vuelve a salir...y ellos no te ofrecerán cerveza. Te damos la oportunidad de beber hoy y seguir bebiendo el resto de tus días.-
[En la Red Vacía - Mesa de Filion]
Filión sorbió sonoramente el escaso néctar divino que cayó en su jarra, con una ansiedad frenética y unos ojos vidriosos prácticamente carentes de cordura..., un quejumbroso gemido de pena infinita afloró de sus ajados labios cuando la espumosa cerveza se acabó. Automáticamente su mirada se fijó en la casi rebosante jarra que Mablung contenía lejos de él.
- Buscáis... las tinajas de aceite alquímico... si, me temía que alguien vendría a reclamarlas en algún momento... - Su mirada se volvió distante y lágrimas comenzaron bailar en sus ojos - Os he fallado mis buenos señores ... Vi como se las llevaban, unos contrabandistas, mala gente... aprovecharon mi momento de "descanso" para llevárselas todas... pero venían preparados, y estaban organizados... aún así... me armé de valor, cuando les observé sin que ellos me vieran salir por la puerta de servicio trasera, y cargar todo el botín en su carro, decidí seguirlos... se que eso haría que mi turno se viera desierto... pero no podía permitir algo así... cuando no estoy ebrio, soy bastante escurridizo... en mis años mozos trabajé de cazador y peletero, ... así que sé como moverme sin ser visto ... aún conservo algunas habilidades de aquella época... El caso es que los conseguí seguir para denunciarlos a la guardia como un buen ciudadano.
Los ojos de Filion parecieron recuperar cierto brillo, al recordar quizás mejores momentos de su vida, pero pronto su rostro pasó ser de terror según continuaba su etílica narración
- Salieron de la ciudad, por el camino principal, pero pronto se desviaron por el viejo sendero de la costa, subiendo hacia los acantilados... esa vía nunca se usa... porque conduce a la hacienda maldita... todo el mundo en Saltmarsh la conoce... pero la evita... está poseída por criaturas malignas del más allá, sedientas de beberse nuestras almas como yo me he bebido esta cerveza... cuando me acerqué, les vi... entraban en esa mansión... y el terror me paralizó, salí corriendo ... no podía volver a entrar allí... hace un par de años, oí que ese lugar poseía unas bodegas, con piezas de buen vino y alcohol destilado... abandonados al primero que las reclamara.... así que fue para allá y me adentré en sus jardines, atravesando el muro y rodeando el pozo... allí estaba, una puerta trasera que conducía directamente a un destartalada cocina abandonada... la atravesé rápidamente para encontrar el almacén adyacente con las escaleras que descendían a esas bodegas y a mi esperado tesoro... pero... entonces ocurrió lo peor... lamentos de ultratumba empezaron a resonar por todo el lúgubre sótano, fue cuando varios espíritus descarnados atravesaron las paredes para arrancarme el alma y arrastrarla al infierno, ... me di la vuelta y corrí, escaleras arriba... justo cuando una lluvia de ratas rabiosas caían sobre mi cabeza, mordían y desgarraban hambrientas, sin duda dominadas por algún que otro oscuro maestro... como un vampiro o algo peor... conseguí salir de allí con vida de milagro y me juré que nunca más volvería... ¡¡Imaginaos cuando hace unos días mis pasos me volvieron a llevar a ese fúnebre lugar de nuevo...!!! Esos hombres, los que robaron las tinajas, están muertos seguro, sus cuerpos estarán secos y retorcidos entre sus muros... dadlas por perdidas... yo huí de allí justo cuando empecé a oír de nuevo esos lamentos, y sólo he conseguido mantener mi cordura entre jarras de cerveza y licores de dudosa procedencia...
El cuerpo del mozo de almacén temblaba al terminar su historia, con los pelos de sus brazos erizados como escarpias al recordar el horror sufrido en aquella mansión abandonada... mientras, tímidamente, su brazo se estiraba despacio hacia su objetivo, la jarra que tenía presa Mablung.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Leobald asintió al hombre lagarto educadamente antes de que este desapareciera. Mientras observaba las sombras por donde había desaparecido se dirigió a Adriana.
—Guardad bien eso —dijo deteniéndose un poco mirando los callejones antes de seguir—. Esperaremos un poco más y volvemos con el resto, si te parece bien. Si ese Filion no ha salido corriendo ya es que no va a huir. Y puede que el siguiente aldeano no sea tan comprensible como nuestro escamoso amigo.
Con todos los sentidos alerta se acercaron a la pequeña puerta trasera de la posada, tratando de refugiarse de la lluvia bajo el alerto del tejado.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
[En la Red Vacía - Callejones traseros]
Adriana desplegó el pequeño pergamino, de una longitud no mayor a la de un dedo índice pero de una extensión equivalente a tres palmos, e inmediatamente pudo olerlo, unos fuertes aromas selváticos que transportaban a los lectores a lejanas junglas del suroeste de Los Reinos, exóticas flores de dulzones néctares que casi se podían paladear a través del olor desprendido del diminuto pergamino.
El contenido estaba escrito con una letra exageradamente cursiva, pero muy elegante y adornada, en diferentes tintes verdes y esmeraldas, muy similares a las usadas en los tatuajes del misterioso encapuchado de ojos serpentinos. Había dibujado un pequeño mapa, situando un caserón grande no muy lejos de donde estaban ahora mismo, y adyacente a los muelles, justo en uno de los extremos casi rozando la pared natural que se elevaba hacia la zona noble varias decenas de metros más arriba.
El texto rezaba en elegantes palabras una invitación para los portadores del pergamino, donde se animaba a acudir para adquirir un trato especial, sin preguntas, y con los lujos que se merecen los bienaventurados clientes, ... firmado en la misma caligrafía delicada y adornada, el nombre de Xendros Yi'roko Zsash y el sello de la nación de Chult.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Gélidos ojos azules, dispersos alrededor, hasta el vampiro. Toda la atención, pues, en Filion y su cuento asusta infantes. Clavando mirada, discerniendo cuanta verdad y cuenta fantasía escondía tal relato, intervino una voz profunda, resonando especialmente cavernosa bajo la máscara.
-Cuentos de viejas..- intentando centrar el asunto.- Los contrabandistas.. Cuantos eran y se llevaron todas las tinajas?
Godric localizó a Khalion gracias a las indicaciones de Toc-toc y antes de que pudiera preguntarle a dónde iba el pequeño hombre cuervo salió de la posada.
Encogiéndose de hombros el joven humano siguió al enmascarado aasimar hasta la mesa para escuchar la historia del asustado Filion.
Opniaba como Khalion, no tenía sentido que los fantasmas o vampiros estuvieran interesados en tinajas de aceite, pero se guardó su opinión dejando que los otros hablaran. Sin embargo el terror del peletero venido a menos era muy real. Algo había visto sin duda.
PbP Character: A few ;)
[En la Red Vacía - Mesa de Filion]
Filion pareció contrariado cuando el aasimar le contestó con condescendencia. Alzando la voz en su contestación, casi gritando, lo que provocó que varias caras cercanas se giraran en su dirección sorprendidos por la reacción del borracho de turno. La cabeza de Ben, viró también en su dirección, lentamente, el semi-gigante siguió sentado en su trono, pero repentinamente el extraño grupo que rodeaba al mozo del almacén llamó su atención.
- ¡¡NO SON CUENTOS DE VIEJAS!! - No es una historia que me haya contado un amigo de un amigo que le dijo su primo... Estuve allí, hace un par de años... y esa noche me marcó para siempre, mi vida, mi... adicción, todo... En realidad no queréis ser mis amigos... solo me utilizáis como todos, para ser vuestro bufón... ni siquiera me vais a dar la cerveza ¿verdad? veo crueldad en esos ojos que tapas, y crudeza en el rictus del elfo... no soy nada para vosotros... No diré más.
Ignorando la llegada de Godric, Filion comenzó a gimotear y entre lágrimas hincó su cabeza entres sus brazos apoyados en la mesa... abandonando toda esperanza de una recompensa justa por su historia.
[En la Red Vacía - Callejones traseros]
Los temores de Leobald de un siguiente aldeano aproximándose lamentablemente se hicieron ciertas casi de inmediato, en cuanto la pareja se refugió bajo el alero del tejado y volvieron a guardar el peculiar pergamino, por el lateral del callejón donde los marineros se abandonaban a la lujuria, una joven malvestida y semidesnuda apareció en su dirección, la chica no tendría apenas la pubertad cumplida, no más de quince o dieciséis veranos sobre sus hombros, que ya pesaban más que una vida entera para otras gentes más afortunadas. El caballero no puedo evitar ver cierto parecido fisico con una de sus hijas...
Al principio, la joven no pareció acertar a verlos perdida en sus pensamientos, con la mente lejana..., pero cuando estaba más o menos a su altura pareció percatarse de las dos figuras resguardadas de la lluvia junto a la puerta, lluvia que al parecer a ella no parecía importarle lo más mínimo, humedeciendo sus largos cabellos y pegándolos a su piel y a su ajada ropa por igual. Con paso inseguro se acercó a ambos repitiendo una letanía que ya parecía tener aprendida y memorizada.
- Nobles caballeros... ¿les gustaría compartir un buen rato en compañía? Puedo satisfacer sus más depravados deseos, no hay límite, sólo hay precio... también puedo ir con ella, o con los dos a la vez...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
TocToc salió de la posada y tras observar que los otros compañeros habían desaparecido de la vista miró a su alrededor, encontrando unos metros mas alejado un edificio con unos mugrientos y medio putrefactos bultos previsiblemente abandonados como basura. Se dirigió hacia allí con un andar apresurado, y tras llegar a su altura dio un quiebro intentando ocultarse tras ellos. Después se agazapó, y miro a su alrededor y a la posada, intentando averiguar si alguien le había visto. "esto no me gusta... no.. no es bueno... no..." murmuro para si mismo con preocupación.
Zevatur, Rolthos