La puerta se abrió al segundo toque y Martin encontró a Laeral Silverhand abriendo la misma.
- Martin - dijo aliviada - pasa pasa. Me alegra que hayas podido llegar -La hermosa mujer le lleva hasta la pequeña sala en la que ya han estado antes y le ofrece asiento.
- Cuéntame. ¿qué ha ocurrido? ¿dónde están los demás? -
Martin intentó ocultar su desasosiego ante la la alta dama que le acompañaba, a pesar de que ésta no era elfa, el aura que radiaba le recordaba al mestizo a una de ellas por su porte y su poder, lo que inconscientemente hacía que éste le tratara como si fuera un miembro de esa raza. Sentado, y sin posar la mirada nunca directamente en ella, el semielfo comenzó a narrar los eventos que conocía intentando modular su voz para no parecer ansioso o irrespetuoso.
- La piedra que abre la cámara secreta que oculta los mayores tesoros de la ciudad, esa leyenda que desde siempre ha recorrido las calles y salones de esta ciudad, ha sido encontrada, y eso al parecer ha despertado el interés acérrimo de varias y peligrosas facciones, que pugnan entre sí y contra sus portadores para poseerla de inmediato. Esta noche ha sido larga, pero no hemos dejado de ser perseguidos por Demonios alados probablemente invocados por la casa Cassalanter, así como monjes y conjuradores de Thay, Drow, miembros del gremio de Xanathar, e incluso, nuestro antiguo enemigo, el culto de los dragones, en forma de un descomunal y brutal drangonborn de escamas color sangre y resiliencia imparable.
El fantasma que ahora era el ex-asesino, pausó su narración de los hechos, intentando poner orden en su mente por unos momentos antes de proseguir.
- Hemos sido asediados sin contemplaciones y no hemos podido evitar algunas bajas ... lamentablemente, hemos perdido también a uno de nuestros miembros, Guilbert, que ha sido abducido por los Drow tras nuestro fallido plan de distracción, ... debí estar allí con ellos ... pero nos la jugamos para que yo pudiera llegar hasta aquí y ... confiaros esto...
Martin sacó de uno de sus secretos bolsillos la piedra mágica que de algún modo ejercías de llave para la cámara que todos ansiaban, y posándola en la palma de sus manos, se la enseñó a la archimaga mientras bajaba la cabeza ante ella, para seguir evitando mirarla directamente.
- Mis amigos están ahora en el puesto de guardia más cercano, puesto que fueron interceptados por los agentes de seguridad de la ciudad montados en grifos... al parecer sacaron sus fuerzas de élite ante las explosiones y combates que se iban desencadenando por las calles. Actualmente están siendo interrogados por una magistrada ... y aunque estamos agotados y cansados, esa mujer los tiene retenidos y cada minuto que pasa puede ser el último para nuestro amigo y aliado.
La hermosa mujer escucha todo lo que le cuenta Martin mientras le sirve un té que el semi-elfo toma sólo porque ella, prácticamente se lo pone en las manos, sin interrumpirle. La bebida es cálida y reconstituyente, haciendo maravillas con el cansancio físico y mental de Martin.
- Todo esto es terrible, pero desde luego doy gracias a los dioses por que os hayáis visto envueltos. Dudo que nadie más hubiera podido traer esta Piedra a nosotros. Verás Martin... voy a confesarte algo, uno de los mayores secretos de la ciudad. Hay un objeto, un artefacto similar a los que estáis buscando para vuestros propósitos, que está en la Cámara. Este artefacto, utilizado por su guardián, impide que ningún dragón ataque la ciudad de Waterdeep. Dudo mucho que la mitad de los que has nombrado sepan de su existencia y vayan, tan sólo, tras las enormes riquezas que se encuentran en la Cámara - sonríe enigmáticamente. - Si te soy sincera, si no fuera por este objeto casi me sentiría tentada de decirte que le des la piedra a los que buscan el oro... iban a encontrar mucho más de lo que esperan, pues te aseguro que el tesoro existe, pero, al contrario de lo que se cree, no fue reunido por el padre de Raenar, esto sólo lo lanzamos como pista falsa. No... digamos que ese inmenso tesoro no pertenece a la ciudad ya que tiene su... propio dueño. - Vuelve a sonreir, al parecer imaginando qué pasaría si algún esperanzado ladrón llegara a entrar en la Cámara e intentara llevarse algo del tesoro Es curioso que te haya contado esto.. hay... algo disntinto en tí, no malo no te preocupes pero... distinto... -
Mira a Martin durante unos segundos y asiente, sonriendo, como si hubiera visto algo en que antes no se había fijado .
- En cualquier caso, lo primero que debemos hacer es reunirte con tus amigos y poder localizar a Guilbert. Haré que no los entretengan demasido. ¿Dices que habíais quedado aquí? ¿O debo asegurarme que vengan a la Torre? ¿Lo tienen los drow dices ? Dime. ¿Había sacerdotisas entre ellos o, quizá, eran todos hombres? Has hablado de más bajas ¿Qué ha ocurrido?
Sentado, Martin aceptó el té aunque por unos momentos pareció quedarse congelado sin saber muy bien que hacer. Cuando estaba en la Academia, existía otra facción de asesinos a los que entrenaban allí, pero no con el estilo marcial y eficiente desde las sombras que estudiaba el semielfo, sino con otro más derivado a moverse en la corte, entre recargadas cortinas de terciopelo y despampanantes festivales de máscaras. Era llamado el sendero de los susurros, y allí enviaban a los más hábiles con las artes, la música o la historia... El mestizo había "intimado" con alguno de ellos, y había escuchado cosas acerca de los protocolos con la gente de sangre noble, pero no los recordaba bien, no sabía si tenía que beber el té en pequeños sorbos y dejar la mitad, o negarse tres veces antes de aceptarlo finalmente, o depositarlo en la mesilla simplemente disfrutando del aroma sin probarlo...
Finalmente decidió ser él mismo y bebió con cierta ansiedad de la taza intentando mantenerse calmado y sintiendo como el brebaje le vigorizaba su cansado cuerpo.
- Si ese artefacto y objeto que mencionas está relacionado con Dragones... sería extremadamente peligroso que el Culto se hiciera con él ... tendrían prácticamente carta blanca para asaltar la ciudad, eso sin contar las ventajas que pudieran extraer de su posesión y uso... - La tez de Martin se volvió aún más blanquecina de su tono ya de por sí pálido habitual al pensar en las posibles consecuencias - Debemos evitarlo a toda costa... Quizás deberíamos avisar a su verdadero dueño para que proteja esa cámara a toda costa con todos los recursos que le sea posible ...
Tras el cambio de tema de la hermosa archimaga sobre sus camaradas, el mestizo volvió a recordar toda la fatídica noche por la que habían pasado juntos.
- Si, el objetivo final era quedar aquí, aunque ellos se desviarían para llamar la atención de nuestros múltiples perseguidores. Pero quizás sería mejor asegurarse de que vengan a la torre directamente... En cuanto a los Drow, si, Guilbert ha sido capturado por ellos, ... cuando yo llegué prácticamente ya había pasado todo, y solo quedaban esferas de oscuridad obstaculizando toda la visión... así que no pude ver si había mujeres entre ellos, pero por las descripciones que estaban dando mis amigos en el puesto de la magistrada, parecía que no había presencia de matriarcas... y en cuanto a la baja, era un viejo conocido del bardo, un peculiar miembro de la raza que se asemeja a ... tortugas... no sé cual es su nombre, pero se ofreció a ayudarnos de manera altruista y el pobre no lo consiguió, esos elfos oscuros fueron brutalmente mortales con todos nosotros, especialmente contra él ...
La cabeza de Martin bajó apesadumbrado por el destino final de aquel optimista aliado, aunque su mano tembló ligeramente al oír las palabras de Laeral refiriéndose a él.
- ¿Diferente dices?- El fantasma que era ahora pareció coger fuerza, y de reojo miró a los espectros de los antiguos elegidos y campeones de la Tejedora de Destinos que le acompañaban en todo momento, se preguntaba si la inteligente mujer que tenía delante sería capaz de verlos también, o de sentir el fuerte lazo que el bastardo había establecido con las Shadowlands, un lazo tan fuerte como el que pudiera tener la propia Helayna. - No lo creo... sólo soy un alma perdida más en todo este caos ... me temo que mi pálida piel y el color violáceo de mis ojos confunden a la gente, pero no soy nadie especial.
- Parte de la protección de la Cámara es que ni siquiera nosotros podemos contactar con su protector. Ni siquiera encontrarla si no es con esta piedra. Pero hablaremos de eso más tarde, cuando estéis todos reunidos. Disculpa un momento. -
Laeral se levanta y se ausenta durante unos minutos, momentos que aprovecha Martin para relajarse y beberse el té. Cuando la mujer vuelve le sonríe y le comunica.
- Estarán aquí en breve. - dice refiriéndose a sus compañeros.
- ¿Mas té? - ofrece y observa al semi-elfo durante unos instantes.
- ¿Sabes? - le dice de manera causal - Todos somos almas perdidas en el caos de la creación. Pero algunas sirven de faro a las otras. Sé que toda tu vida te han dicho que no eras más que un... seguidor, pero lo que estaban haciendo en realidad era tratar de enfocar esa luz, como se hace con los faros. No debes dejar que nadie te menosprecie, pero sobretodo amigo mio, no debes hacerlo tú. - hace una pequeña pausa y sonríe - tranquilo, no te voy a decir que todos somos especiales para intentar que te sientas mejor. Pero por favor recuerda mis palabras. Tus compañeros no tardarán , pero si quieres ir a refrescarte mientras llegan el baño está listo - apunta hacia una de las puertas que dan al pequeño jardín donde los eladrin dieron su espectáculo y una de las puertas se abre.
Mientras tanto en el despacho de la Magistrada el escriba parecía impacientarse esperando las respuestas de los miembros de la Compañia de los Fragementos Extraordinaros que estaban alli sentados.
Martin escuchó las palabras de Laeral atentamente intentando interiorizarlas, parecian profundas pero estaban siendo comunicadas de una forma cercana y entendible. El símil del faro le llamó especialmente la atención, puesto que él siempre se había considerado alguien más afín a las sombras que a la luz... aunque no era la primera vez que en su camino que se podía aplicar a la frase que le habían inculcado a fuego en la Academia y que había usado como un tautológico mantra en su vida. "Las luces más brillantes son las que producen las sombras más extensas"...
La mención sobre el baño le sacó inmediatamente de su trance, y recordó forzosamente que para desplazarse hasta el refugio de Khelben había usado parcialmente el alcantarillado... lo que le haría emanar unos efluvios bastantes desagradables para cualquier ser humano, especialmente si éste pertenecía a la nobleza arcana de más alto rango. Sus mejillas, blancas como la nieve, consiguieron palidecer ante la vergüenza de su higiene actual, y disculpándose se alejó a grandes zancadas hacialos baños donde Laeral le había indicado sutilmente que podía descansar.
- Esperaré a mis amigos mientras me aseo un poco, mis disculpas por el aspecto y el ... aroma...
Zevatur bufó con algo de hastío. - No seria mejor esperar a que Reanar llegase y aclarase esto?. - Dijo mirando con sospecha al escriba. Parpadeó un par de veces y entonces m,iro a sus compañeros para ver que hacían. Al cabo de un momento en el que el resto no parecía decir nada se decidió al fin a hablar.
- Desconocemos por completo donde esta la piedra. Esa es la verdad. - Dijo haciéndose el derrotado. - Gilbert es la clave de todo, el que nos llevo a esta trama terrible... Y los drow lo han secuestrado. O le recuperamos o impedimos que los drow entren al tesoro. - Dijo entrelazando medias verdades y falsedades.
La Magistrada miro severamente a Zevatur durante largos segundos incluso cuando el escriba, que a Helayna le parecía molesto, incluso decepcionado, ya había transcrito la respuesta del tiefling.
La seca mujer se dirigió a su ayudante y con un simple gesto, le pidió los papeles, que el escriba entregó diligentemente. La Magistrada comenzó a repasarlos y se paró al llegar a uno de ellos, levantando una ceja mirando al escriba el cual enrojeció un poco y hasta hizo un leve gesto de disculpa. La mujer siguió leyendo y asintió.
- Sin embargo -dice - aquí ustedes decían que su otro compañero, no el que ha sido capturado por los drow, es el que posee la piedra. Pueden no saber dónde está su amigo con la piedra, pero al menos sabrán dónde pretendía dirigirse ¿no? - suspira y añade - les ruego sean claros, es del interés de todos poner a salvo a sus amigos y la piedra que parece ser la causante de tanto revuelo. -
Helayna se fijó que el escriba tenía la pluma lista para registrar diligentemente la respuesta de los Fragmentos.
Mientras tanto en la Torre Blackstaff Laeral hace un gesto divertido y despreocupado para calmar las inquietudes de Martin y le deja en la puerta del baño que el semi-elfo agradece tras la larga noche.
Hela había permanecido absorta en la observación tanto de la Magistrada como del escriba el tiempo que llevaban allí, asombrándose de los distintos roles que se representaban ante ella. En los pocos momentos en los que había intentando levantar tímidamente la mano para tomar la palabra, alguno de sus compañeros intervenía para dar su versión, lo que le había obligado a permanecer en un cómodo segundo plano.
En aquella ocasión, viendo que nadie respondía a aquella hirsuta mujer, extendió su brazo para llamar la atención de los presentes.
- Señora Magistrada - alzó un poco la voz - mi nombre es Helayna, shadar-kai del plano de las sombras - comentó a modo de presentación - Cuando su guardia acudió a nuestro encuentro, les pedí que se pusieran en contacto con Khebel, ya que él podría interceder por nosotros y ayudarnos. Me temo que mi petición no fue tomada en cuenta - hizo una pausa mientras observaba a su alrededor y prosiguió - Es uno de los lugares más probables a los que nuestro compañero ha podido acudir, aunque desconozco si lleva consigo la piedra. Ese, y la casa de Raenar. Si se pusiera en contacto con la Torre, quizá podría despejar esa incógnita. Si no estuviera allí, me temo que no tenemos forma de saber en qué rincón de la ciudad se ha escondido -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La Magistrada asintió para dar la voz a la, hasta ahora, silenciosa maga y escucha sus palabras mientras el escriba las registra.
Helayna se percata de que el hombrecillo se detiene durante un segundo cuando menciona a Khelben y su torre y cuando reanuda su trabajo parece un poco más pálido.
La Magistrada, ajena al parecer a las tribulaciones del escriba asiente, al parecer satisfecha por las explicaciones de la Shadar-Kai.
- Extrañas y poderosas amistades frecuentan ustedes -comenta, siendo la primera persona que parece dar crédito a que conozcan al acrhimago Blackstaff. - Puedo intentar enviar un mensajero a la Torre Oscura, pero normalmente nadie responde en el mejor de los casos, en el peor, y al parecer dependiendo del humor de Blackstaff, el mensajero puede sufrir algún inconveniente menor. -
El escriba carraspea e interrumpe a la Magistrada, acercándose a su oído y cuchicheando algo, tapando su mano con la oreja. La Magistrada asiente y el hombrecillo empieza a recoger sus cosas para marcharse. Helayna juraría que lo hace de manera algo apresurada.
- Por favor, en futuras ocasiones, consideren el acudir a la Guardia lo antes posible. Podremos ayudarles antes. Pueden quedarse aquí o volver a sus aposentos en la Ciudad. Les recomiendo que visiten algún templo donde puedan atender mejor sus heridas. Les localizaremos si encontramos alguna pista del paradero de su amigo desaparecido y les ruego, una vez se reunan con el esquivo... Martin -recuerda el nombre sin necesidad de mirar los papeles que se lleva el escriba el cual ya está en la puerta - vengan aquí lo antes posible para poner a buen recaudo ese objeto. ¿Necesitan algo más? -
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Martin se encerró en el lujoso baño, quedándose parado unos segundos ante la asombrosa vista, una estancia caldeada con paredes y suelo del mejor mármol que había vito jamás. La luz natural se podía adentrar a través de un tragaluz en su techo, que directamente daba la bienvenida a los primeros rayos de Sol de la mañana. Los tonos blancos imbuían de paz todo el ambiente, como si estuviera envuelto en un halo de anestésica luminosidad. Cerca del centro de la habitación, una hendidura rectangular adornada en los mismos exquisitos materiales y losas, estaba colmada hasta casi los bordes de un agua limpia y pura que dejaba escapar vapores calientes con un cierto aroma a eucalipto. Cerca de la artifical alberca, perfectamente dobladas, un conjunto de varias toallas de algodón y lino, del mismo tono blanco puro de los baños, descansaban para ser utilizadas tras la sesión de relajación inmerso en el amniótico líquido.
Sin querer manchar demasiado, el semielfo fue quitándose con cuidado las diversas secciones de ropa, incluída su cais nueva capa en tonos verdes y grises. Meticulosamente, fue doblando cada una de las prendas, camisas y perneras, ropa interior y cinturones, dejando apartadas las partes que pudieran manchar más, como la armadura de cuero y las botas adornadas con plumas negras. Toda la caterva de armas, vainas, mochila, carcaj y la media docenas de dagas también fueron depositadas ordenadamente alrededor de la extraordinaria bañera, hasta quedarse completamente desnudo.
La ropa seguía sucia a rabiar, y por tanto continuaba oliendo a alcantarilla que tiraba hacia atrás. Así que rascándose la cabeza pensativo, Martín pensó que asearse para luego embutirse en la mismas vestimentas llenas de restos de cloaca y sangre, tanto suya como ajena, iba a servir de poco, pero eso pasaría a ser un problema del futuro Martin, no del actual.
Sin demorarse más, el bastardo se dejó prácticamente caer dentro de las benefactoras aguas y reposó su cabeza en una de las losas mármorea que la rodeaba y contenía. Cerrándo los ojos, el cansancio finalmente ganó la batalla, dejando a un lado sus planes de darse algo de autoplacer para culminar eliminando todo el estrés acumulado de la noche. Los sueños le llevaron lejos, a una situación parecida, en una ciudad donde un faro regalaba su infinita luminiscencia a todos los ciudadanos, Elturel, ... allí Martin se sumergió también en otras aguas, pero eran oscuras, y negras como el alquitrán, renaciendo por primera vez bajo la guía de la Tejedora de Destinos...
Si me da para in short rest, lo hago y me gasto los cinco dados de Ranger para sanarme: 46
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Los ojos de Zevatur se abrieron de pronto al escuchar a Hela.
- También es posible que haya ido al templo de Try. - Dijo intentando proyectar convicción. - No es la primera vez que nos ayudan. O a hablar con Reanar. que sería el trayecto más directo.
Intento convencerles de que al menos esas posibilidades también son reales.
Helayna se da cuenta que, mientras se levanta y escucha el pobre intento de Zevatur de despistarles, el escriba se permite una pequeña sonrisa. Un gesto de condescendencia que apenas dura un segundo, seguramente provocado por el comentario sarcástico de la Magistrada que, por otro lado y dejando aparte el momento de indignación cuando Zevatur la acusó de estar compinchada con los atacantes, es el único signo de humanidad que ha mostrado. La verdad es que le recuerda bastante a muchos de sus compatriotas en el plano de las sombras por su falta de pasión.
Los ojos de Hela se abrieron de par en par, incapaz de evitar su reacción desmesurada cuando se percató de quién era aquel escriba en realidad. Se levantó como un resorte, lanzó una dura mirada hacia la Magistrada y concluyó:
- Gracias, Magistrada, ya nos vamos, no necesitamos nada más - y se dirigió hacia la puerta con rapidez, instando con la mirada a sus compañeros a abandonar la sala con urgencia.
Mientras caminaba por la sala en dirección a la puerta, tuvo que contenerse para no correr el riego de que aquella mujer la escuchara. Nada más salir del despacho, buscó con la mirada a su alrededor hasta detectar al hombrecillo. Le señaló y exclamó a sus compañeros
- ¡A por él! ¡Es el mayordomo tielfing que iba a recibir la piedra! - y acto seguido, salió disparada para intentar detenerle
Al escuchar el grito de advertencia de Helayna el escriba se para, palidece y con un grito agudo lanza al aire la carpeta con los papeles que llevaba y echa a correr por el pasillo por el que estaba a punto de desaparecer.
Los miembros de la Guardia que están cerca, parecen un poco confusos al principio, pero algunos reaccionan e intentan prenderlo, aunque sólo sea retenerlo hasta que la situación se aclare.
La magistrada mira confusa a Helayna y al resto.
- ¿Qué? ¿Cómo? pero que.. - dice mientras comienza a levantarse para intentar aclarar algo, pero Helayna ya ha salido disparada por el pasillo en persecución del impostor. Cuando gira la esquina le ve, a unos diez pies por delante que un par de guardias le han cogido de la túnica.
El hombrecillo se gira al ver a Helayna y su expresión cambia por completo. Del asustado y sorprendido escriba a una fría y amenazadora mirada, junto con el gesto de suficiencia que le delató antes. Mira fijamente a Helayna y sonríe irónicamente. Mantienen sus miradas durante un segundo y entonces el hombrecillo hace chasquear sus labios.
Todo el pasillo explota. Una onda expansiva arrasa con guardias, ventanas, puertas y la propia maga. El estruendo hace que a todos les piten los oídos. Cuando consigue mirar de nuevo Helayna sólo ve los destrozados cadáveres de los guardias que habían aprehendido al impostor y una lluvia de papeles y astillas, pero no hay ni rastro del culpable.
-¡Espía! - El joven tieflin respondió a la Magistrada con rencoroso veneno en su voz. Sabiendo que la persecución del escriba estaba más allá de sus posibilidades y que otros compañeros eran más rápidos se trabó con la Magistrada en un forcejeo intentando reducirla para evitar que se escapase. - Pagarás por tu corrupción ¡Id a por el tieflin! – Interpeló a sus compañeros.
Ash, que ya estaba levantado para seguir a Helayna, sale corriendo como un resorte hacia fuera gritando el nombre de Helayna.
La Magistrada, que ha saltado en su silla claramente sorprendida por la explosión, intenta zafarse del agarre del tiefling.
- Pero... Sueltame... - forcejea con Zevatur sin demasiado éxito - Esto es un escándalo, haré que te detengan por desacato y ataque a la autoridad... sueltame te digo... ¡¡GUARDIAS!! ¡¡GUARDIAS!! -viendo que la confusión reina fuera con gritos de alarma y de dolor, la Magistrada se concentra en soltarse y acaba mordiendo la mano de Zevatur.
El Tiefling, sorprendido, la suelta y ella, inmediatamente le cruza la cara.
Eso parece poner en pausa el forcejeo de los dos y se quedan mirando cara a cara.
- Que... me... sueltes...-dice con voz fria y una mirada desafiante con su mano izquierda aún sujeta por la muñeca por Zevatur.
- ¡Me has mordido! – Exclamó el Zevatur mientras se frotaba la mano dolorida. Entonces escuchó a Gowther explicar que el conjuro que había lanzado el escriba era una teleportación de corto alcance.
- ¡Rápido! - Dijo soltando a la magistrada mientras la apuntaba con el índice de la mano aún sana. – ¿Por donde está la salida? ¿Se puede atajar por alguna ventana? Hay que darle alcance.
La Magistrada se aparta de Zevatur intentado recobrar la compostura. Ella señala la puerta cuando le pregunta por la salida y la ventana de la habitación cuando, sin darle tiempo casi a contestar, el nervioso tiefling le pregunta por la ventana. Se la ve que quiere salir a ver qué ha pasado pero no se siente segura ante esa banda de locos que tiene en el despacho.
Mientras tanto los gritos de los heridos y de alarma se suceden en el exterior y Ash envuelve en sus brazos a una conmocionada Helayna
- ¿Estas bien ? - le pregunta mientras la ayuda a levantarse.
Hela logró mantenerse de pie con la ayuda de Ash, aún aturdida por la explosión, pero barriendo con la mirada los alrededores.
- Se ha escapado, maldita sea - refunfuñó molesta, observando con tristeza los cuerpos sin vida de los inocentes guardias.
Escuchó el forcejeo y las palabras que intercambiaban la magistrada y Zevatur, viendo a la enfadada mujer salir por la puerta para comprobar lo que había sucedido y la urgencia del tielfin para seguir con la persecución
- Zevatur, no te molestes… - le dijo con frustración - el cambiaformas debe estar muy lejos ya. Puede haber utilizado otro hechizo de teletransportación o se ha podido transformar en cualquiera, es imposible que le detectemos - se giró hacia la Magistrada - ¿usted no notó nada extraño en el escriba? disculpe la acusación de mi compañero… cómo ha podido comprobar, ese cambiaformas nos ha engañado a todos, incluso a usted. Entienda la suspicacia de Zevatur hacia su persona - le dijo intentando evitar que la mujer detuviera a su compañero - Lamentablemente, ninguno hemos sido conscientes hasta que ha sido demasiado tarde. Ahora ya sabe dónde puede encontrar a Martin. Démonos prisa, necesitamos llegar a la Torre cuanto antes - dijo esperando que la mujer les dejara marchar.
La puerta se abrió al segundo toque y Martin encontró a Laeral Silverhand abriendo la misma.
- Martin - dijo aliviada - pasa pasa. Me alegra que hayas podido llegar - La hermosa mujer le lleva hasta la pequeña sala en la que ya han estado antes y le ofrece asiento.
- Cuéntame. ¿qué ha ocurrido? ¿dónde están los demás? -
PbP Character: A few ;)
Martin intentó ocultar su desasosiego ante la la alta dama que le acompañaba, a pesar de que ésta no era elfa, el aura que radiaba le recordaba al mestizo a una de ellas por su porte y su poder, lo que inconscientemente hacía que éste le tratara como si fuera un miembro de esa raza. Sentado, y sin posar la mirada nunca directamente en ella, el semielfo comenzó a narrar los eventos que conocía intentando modular su voz para no parecer ansioso o irrespetuoso.
- La piedra que abre la cámara secreta que oculta los mayores tesoros de la ciudad, esa leyenda que desde siempre ha recorrido las calles y salones de esta ciudad, ha sido encontrada, y eso al parecer ha despertado el interés acérrimo de varias y peligrosas facciones, que pugnan entre sí y contra sus portadores para poseerla de inmediato. Esta noche ha sido larga, pero no hemos dejado de ser perseguidos por Demonios alados probablemente invocados por la casa Cassalanter, así como monjes y conjuradores de Thay, Drow, miembros del gremio de Xanathar, e incluso, nuestro antiguo enemigo, el culto de los dragones, en forma de un descomunal y brutal drangonborn de escamas color sangre y resiliencia imparable.
El fantasma que ahora era el ex-asesino, pausó su narración de los hechos, intentando poner orden en su mente por unos momentos antes de proseguir.
- Hemos sido asediados sin contemplaciones y no hemos podido evitar algunas bajas ... lamentablemente, hemos perdido también a uno de nuestros miembros, Guilbert, que ha sido abducido por los Drow tras nuestro fallido plan de distracción, ... debí estar allí con ellos ... pero nos la jugamos para que yo pudiera llegar hasta aquí y ... confiaros esto...
Martin sacó de uno de sus secretos bolsillos la piedra mágica que de algún modo ejercías de llave para la cámara que todos ansiaban, y posándola en la palma de sus manos, se la enseñó a la archimaga mientras bajaba la cabeza ante ella, para seguir evitando mirarla directamente.
- Mis amigos están ahora en el puesto de guardia más cercano, puesto que fueron interceptados por los agentes de seguridad de la ciudad montados en grifos... al parecer sacaron sus fuerzas de élite ante las explosiones y combates que se iban desencadenando por las calles. Actualmente están siendo interrogados por una magistrada ... y aunque estamos agotados y cansados, esa mujer los tiene retenidos y cada minuto que pasa puede ser el último para nuestro amigo y aliado.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La hermosa mujer escucha todo lo que le cuenta Martin mientras le sirve un té que el semi-elfo toma sólo porque ella, prácticamente se lo pone en las manos, sin interrumpirle. La bebida es cálida y reconstituyente, haciendo maravillas con el cansancio físico y mental de Martin.
- Todo esto es terrible, pero desde luego doy gracias a los dioses por que os hayáis visto envueltos. Dudo que nadie más hubiera podido traer esta Piedra a nosotros. Verás Martin... voy a confesarte algo, uno de los mayores secretos de la ciudad. Hay un objeto, un artefacto similar a los que estáis buscando para vuestros propósitos, que está en la Cámara. Este artefacto, utilizado por su guardián, impide que ningún dragón ataque la ciudad de Waterdeep. Dudo mucho que la mitad de los que has nombrado sepan de su existencia y vayan, tan sólo, tras las enormes riquezas que se encuentran en la Cámara - sonríe enigmáticamente. - Si te soy sincera, si no fuera por este objeto casi me sentiría tentada de decirte que le des la piedra a los que buscan el oro... iban a encontrar mucho más de lo que esperan, pues te aseguro que el tesoro existe, pero, al contrario de lo que se cree, no fue reunido por el padre de Raenar, esto sólo lo lanzamos como pista falsa. No... digamos que ese inmenso tesoro no pertenece a la ciudad ya que tiene su... propio dueño. - Vuelve a sonreir, al parecer imaginando qué pasaría si algún esperanzado ladrón llegara a entrar en la Cámara e intentara llevarse algo del tesoro Es curioso que te haya contado esto.. hay... algo disntinto en tí, no malo no te preocupes pero... distinto... -
Mira a Martin durante unos segundos y asiente, sonriendo, como si hubiera visto algo en que antes no se había fijado .
- En cualquier caso, lo primero que debemos hacer es reunirte con tus amigos y poder localizar a Guilbert. Haré que no los entretengan demasido. ¿Dices que habíais quedado aquí? ¿O debo asegurarme que vengan a la Torre? ¿Lo tienen los drow dices ? Dime. ¿Había sacerdotisas entre ellos o, quizá, eran todos hombres? Has hablado de más bajas ¿Qué ha ocurrido?
PbP Character: A few ;)
Sentado, Martin aceptó el té aunque por unos momentos pareció quedarse congelado sin saber muy bien que hacer. Cuando estaba en la Academia, existía otra facción de asesinos a los que entrenaban allí, pero no con el estilo marcial y eficiente desde las sombras que estudiaba el semielfo, sino con otro más derivado a moverse en la corte, entre recargadas cortinas de terciopelo y despampanantes festivales de máscaras. Era llamado el sendero de los susurros, y allí enviaban a los más hábiles con las artes, la música o la historia... El mestizo había "intimado" con alguno de ellos, y había escuchado cosas acerca de los protocolos con la gente de sangre noble, pero no los recordaba bien, no sabía si tenía que beber el té en pequeños sorbos y dejar la mitad, o negarse tres veces antes de aceptarlo finalmente, o depositarlo en la mesilla simplemente disfrutando del aroma sin probarlo...
Finalmente decidió ser él mismo y bebió con cierta ansiedad de la taza intentando mantenerse calmado y sintiendo como el brebaje le vigorizaba su cansado cuerpo.
- Si ese artefacto y objeto que mencionas está relacionado con Dragones... sería extremadamente peligroso que el Culto se hiciera con él ... tendrían prácticamente carta blanca para asaltar la ciudad, eso sin contar las ventajas que pudieran extraer de su posesión y uso... - La tez de Martin se volvió aún más blanquecina de su tono ya de por sí pálido habitual al pensar en las posibles consecuencias - Debemos evitarlo a toda costa... Quizás deberíamos avisar a su verdadero dueño para que proteja esa cámara a toda costa con todos los recursos que le sea posible ...
Tras el cambio de tema de la hermosa archimaga sobre sus camaradas, el mestizo volvió a recordar toda la fatídica noche por la que habían pasado juntos.
- Si, el objetivo final era quedar aquí, aunque ellos se desviarían para llamar la atención de nuestros múltiples perseguidores. Pero quizás sería mejor asegurarse de que vengan a la torre directamente... En cuanto a los Drow, si, Guilbert ha sido capturado por ellos, ... cuando yo llegué prácticamente ya había pasado todo, y solo quedaban esferas de oscuridad obstaculizando toda la visión... así que no pude ver si había mujeres entre ellos, pero por las descripciones que estaban dando mis amigos en el puesto de la magistrada, parecía que no había presencia de matriarcas... y en cuanto a la baja, era un viejo conocido del bardo, un peculiar miembro de la raza que se asemeja a ... tortugas... no sé cual es su nombre, pero se ofreció a ayudarnos de manera altruista y el pobre no lo consiguió, esos elfos oscuros fueron brutalmente mortales con todos nosotros, especialmente contra él ...
La cabeza de Martin bajó apesadumbrado por el destino final de aquel optimista aliado, aunque su mano tembló ligeramente al oír las palabras de Laeral refiriéndose a él.
- ¿Diferente dices? - El fantasma que era ahora pareció coger fuerza, y de reojo miró a los espectros de los antiguos elegidos y campeones de la Tejedora de Destinos que le acompañaban en todo momento, se preguntaba si la inteligente mujer que tenía delante sería capaz de verlos también, o de sentir el fuerte lazo que el bastardo había establecido con las Shadowlands, un lazo tan fuerte como el que pudiera tener la propia Helayna. - No lo creo... sólo soy un alma perdida más en todo este caos ... me temo que mi pálida piel y el color violáceo de mis ojos confunden a la gente, pero no soy nadie especial.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- Parte de la protección de la Cámara es que ni siquiera nosotros podemos contactar con su protector. Ni siquiera encontrarla si no es con esta piedra. Pero hablaremos de eso más tarde, cuando estéis todos reunidos. Disculpa un momento. -
Laeral se levanta y se ausenta durante unos minutos, momentos que aprovecha Martin para relajarse y beberse el té. Cuando la mujer vuelve le sonríe y le comunica.
- Estarán aquí en breve. - dice refiriéndose a sus compañeros.
- ¿Mas té? - ofrece y observa al semi-elfo durante unos instantes.
- ¿Sabes? - le dice de manera causal - Todos somos almas perdidas en el caos de la creación. Pero algunas sirven de faro a las otras. Sé que toda tu vida te han dicho que no eras más que un... seguidor, pero lo que estaban haciendo en realidad era tratar de enfocar esa luz, como se hace con los faros. No debes dejar que nadie te menosprecie, pero sobretodo amigo mio, no debes hacerlo tú. - hace una pequeña pausa y sonríe - tranquilo, no te voy a decir que todos somos especiales para intentar que te sientas mejor. Pero por favor recuerda mis palabras. Tus compañeros no tardarán , pero si quieres ir a refrescarte mientras llegan el baño está listo - apunta hacia una de las puertas que dan al pequeño jardín donde los eladrin dieron su espectáculo y una de las puertas se abre.
Mientras tanto en el despacho de la Magistrada el escriba parecía impacientarse esperando las respuestas de los miembros de la Compañia de los Fragementos Extraordinaros que estaban alli sentados.
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Martin escuchó las palabras de Laeral atentamente intentando interiorizarlas, parecian profundas pero estaban siendo comunicadas de una forma cercana y entendible. El símil del faro le llamó especialmente la atención, puesto que él siempre se había considerado alguien más afín a las sombras que a la luz... aunque no era la primera vez que en su camino que se podía aplicar a la frase que le habían inculcado a fuego en la Academia y que había usado como un tautológico mantra en su vida. "Las luces más brillantes son las que producen las sombras más extensas"...
La mención sobre el baño le sacó inmediatamente de su trance, y recordó forzosamente que para desplazarse hasta el refugio de Khelben había usado parcialmente el alcantarillado... lo que le haría emanar unos efluvios bastantes desagradables para cualquier ser humano, especialmente si éste pertenecía a la nobleza arcana de más alto rango. Sus mejillas, blancas como la nieve, consiguieron palidecer ante la vergüenza de su higiene actual, y disculpándose se alejó a grandes zancadas hacialos baños donde Laeral le había indicado sutilmente que podía descansar.
- Esperaré a mis amigos mientras me aseo un poco, mis disculpas por el aspecto y el ... aroma...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Zevatur bufó con algo de hastío. - No seria mejor esperar a que Reanar llegase y aclarase esto?. - Dijo mirando con sospecha al escriba. Parpadeó un par de veces y entonces m,iro a sus compañeros para ver que hacían. Al cabo de un momento en el que el resto no parecía decir nada se decidió al fin a hablar.
- Desconocemos por completo donde esta la piedra. Esa es la verdad. - Dijo haciéndose el derrotado. - Gilbert es la clave de todo, el que nos llevo a esta trama terrible... Y los drow lo han secuestrado. O le recuperamos o impedimos que los drow entren al tesoro. - Dijo entrelazando medias verdades y falsedades.
Zevatur, Rolthos
La Magistrada miro severamente a Zevatur durante largos segundos incluso cuando el escriba, que a Helayna le parecía molesto, incluso decepcionado, ya había transcrito la respuesta del tiefling.
La seca mujer se dirigió a su ayudante y con un simple gesto, le pidió los papeles, que el escriba entregó diligentemente. La Magistrada comenzó a repasarlos y se paró al llegar a uno de ellos, levantando una ceja mirando al escriba el cual enrojeció un poco y hasta hizo un leve gesto de disculpa. La mujer siguió leyendo y asintió.
- Sin embargo - dice - aquí ustedes decían que su otro compañero, no el que ha sido capturado por los drow, es el que posee la piedra. Pueden no saber dónde está su amigo con la piedra, pero al menos sabrán dónde pretendía dirigirse ¿no? - suspira y añade - les ruego sean claros, es del interés de todos poner a salvo a sus amigos y la piedra que parece ser la causante de tanto revuelo. -
Helayna se fijó que el escriba tenía la pluma lista para registrar diligentemente la respuesta de los Fragmentos.
Mientras tanto en la Torre Blackstaff Laeral hace un gesto divertido y despreocupado para calmar las inquietudes de Martin y le deja en la puerta del baño que el semi-elfo agradece tras la larga noche.
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Hela había permanecido absorta en la observación tanto de la Magistrada como del escriba el tiempo que llevaban allí, asombrándose de los distintos roles que se representaban ante ella. En los pocos momentos en los que había intentando levantar tímidamente la mano para tomar la palabra, alguno de sus compañeros intervenía para dar su versión, lo que le había obligado a permanecer en un cómodo segundo plano.
En aquella ocasión, viendo que nadie respondía a aquella hirsuta mujer, extendió su brazo para llamar la atención de los presentes.
- Señora Magistrada - alzó un poco la voz - mi nombre es Helayna, shadar-kai del plano de las sombras - comentó a modo de presentación - Cuando su guardia acudió a nuestro encuentro, les pedí que se pusieran en contacto con Khebel, ya que él podría interceder por nosotros y ayudarnos. Me temo que mi petición no fue tomada en cuenta - hizo una pausa mientras observaba a su alrededor y prosiguió - Es uno de los lugares más probables a los que nuestro compañero ha podido acudir, aunque desconozco si lleva consigo la piedra. Ese, y la casa de Raenar. Si se pusiera en contacto con la Torre, quizá podría despejar esa incógnita. Si no estuviera allí, me temo que no tenemos forma de saber en qué rincón de la ciudad se ha escondido -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La Magistrada asintió para dar la voz a la, hasta ahora, silenciosa maga y escucha sus palabras mientras el escriba las registra.
Helayna se percata de que el hombrecillo se detiene durante un segundo cuando menciona a Khelben y su torre y cuando reanuda su trabajo parece un poco más pálido.
La Magistrada, ajena al parecer a las tribulaciones del escriba asiente, al parecer satisfecha por las explicaciones de la Shadar-Kai.
- Extrañas y poderosas amistades frecuentan ustedes - comenta, siendo la primera persona que parece dar crédito a que conozcan al acrhimago Blackstaff. - Puedo intentar enviar un mensajero a la Torre Oscura, pero normalmente nadie responde en el mejor de los casos, en el peor, y al parecer dependiendo del humor de Blackstaff, el mensajero puede sufrir algún inconveniente menor. -
El escriba carraspea e interrumpe a la Magistrada, acercándose a su oído y cuchicheando algo, tapando su mano con la oreja. La Magistrada asiente y el hombrecillo empieza a recoger sus cosas para marcharse. Helayna juraría que lo hace de manera algo apresurada.
- Por favor, en futuras ocasiones, consideren el acudir a la Guardia lo antes posible. Podremos ayudarles antes. Pueden quedarse aquí o volver a sus aposentos en la Ciudad. Les recomiendo que visiten algún templo donde puedan atender mejor sus heridas. Les localizaremos si encontramos alguna pista del paradero de su amigo desaparecido y les ruego, una vez se reunan con el esquivo... Martin - recuerda el nombre sin necesidad de mirar los papeles que se lleva el escriba el cual ya está en la puerta - vengan aquí lo antes posible para poner a buen recaudo ese objeto. ¿Necesitan algo más? -
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Martin se encerró en el lujoso baño, quedándose parado unos segundos ante la asombrosa vista, una estancia caldeada con paredes y suelo del mejor mármol que había vito jamás. La luz natural se podía adentrar a través de un tragaluz en su techo, que directamente daba la bienvenida a los primeros rayos de Sol de la mañana. Los tonos blancos imbuían de paz todo el ambiente, como si estuviera envuelto en un halo de anestésica luminosidad. Cerca del centro de la habitación, una hendidura rectangular adornada en los mismos exquisitos materiales y losas, estaba colmada hasta casi los bordes de un agua limpia y pura que dejaba escapar vapores calientes con un cierto aroma a eucalipto. Cerca de la artifical alberca, perfectamente dobladas, un conjunto de varias toallas de algodón y lino, del mismo tono blanco puro de los baños, descansaban para ser utilizadas tras la sesión de relajación inmerso en el amniótico líquido.
Sin querer manchar demasiado, el semielfo fue quitándose con cuidado las diversas secciones de ropa, incluída su cais nueva capa en tonos verdes y grises. Meticulosamente, fue doblando cada una de las prendas, camisas y perneras, ropa interior y cinturones, dejando apartadas las partes que pudieran manchar más, como la armadura de cuero y las botas adornadas con plumas negras. Toda la caterva de armas, vainas, mochila, carcaj y la media docenas de dagas también fueron depositadas ordenadamente alrededor de la extraordinaria bañera, hasta quedarse completamente desnudo.
La ropa seguía sucia a rabiar, y por tanto continuaba oliendo a alcantarilla que tiraba hacia atrás. Así que rascándose la cabeza pensativo, Martín pensó que asearse para luego embutirse en la mismas vestimentas llenas de restos de cloaca y sangre, tanto suya como ajena, iba a servir de poco, pero eso pasaría a ser un problema del futuro Martin, no del actual.
Sin demorarse más, el bastardo se dejó prácticamente caer dentro de las benefactoras aguas y reposó su cabeza en una de las losas mármorea que la rodeaba y contenía. Cerrándo los ojos, el cansancio finalmente ganó la batalla, dejando a un lado sus planes de darse algo de autoplacer para culminar eliminando todo el estrés acumulado de la noche. Los sueños le llevaron lejos, a una situación parecida, en una ciudad donde un faro regalaba su infinita luminiscencia a todos los ciudadanos, Elturel, ... allí Martin se sumergió también en otras aguas, pero eran oscuras, y negras como el alquitrán, renaciendo por primera vez bajo la guía de la Tejedora de Destinos...
Si me da para in short rest, lo hago y me gasto los cinco dados de Ranger para sanarme: 46
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Los ojos de Zevatur se abrieron de pronto al escuchar a Hela.
- También es posible que haya ido al templo de Try. - Dijo intentando proyectar convicción. - No es la primera vez que nos ayudan. O a hablar con Reanar. que sería el trayecto más directo.
Intento convencerles de que al menos esas posibilidades también son reales.
Deception: 18
Zevatur, Rolthos
La Magistrada mira al tiefling.
- Hágase un favor joven. Aprenda a mentir. -
Helayna se da cuenta que, mientras se levanta y escucha el pobre intento de Zevatur de despistarles, el escriba se permite una pequeña sonrisa. Un gesto de condescendencia que apenas dura un segundo, seguramente provocado por el comentario sarcástico de la Magistrada que, por otro lado y dejando aparte el momento de indignación cuando Zevatur la acusó de estar compinchada con los atacantes, es el único signo de humanidad que ha mostrado. La verdad es que le recuerda bastante a muchos de sus compatriotas en el plano de las sombras por su falta de pasión.
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Los ojos de Hela se abrieron de par en par, incapaz de evitar su reacción desmesurada cuando se percató de quién era aquel escriba en realidad. Se levantó como un resorte, lanzó una dura mirada hacia la Magistrada y concluyó:
- Gracias, Magistrada, ya nos vamos, no necesitamos nada más - y se dirigió hacia la puerta con rapidez, instando con la mirada a sus compañeros a abandonar la sala con urgencia.
Mientras caminaba por la sala en dirección a la puerta, tuvo que contenerse para no correr el riego de que aquella mujer la escuchara. Nada más salir del despacho, buscó con la mirada a su alrededor hasta detectar al hombrecillo. Le señaló y exclamó a sus compañeros
- ¡A por él! ¡Es el mayordomo tielfing que iba a recibir la piedra! - y acto seguido, salió disparada para intentar detenerle
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Al escuchar el grito de advertencia de Helayna el escriba se para, palidece y con un grito agudo lanza al aire la carpeta con los papeles que llevaba y echa a correr por el pasillo por el que estaba a punto de desaparecer.
Los miembros de la Guardia que están cerca, parecen un poco confusos al principio, pero algunos reaccionan e intentan prenderlo, aunque sólo sea retenerlo hasta que la situación se aclare.
La magistrada mira confusa a Helayna y al resto.
- ¿Qué? ¿Cómo? pero que.. - dice mientras comienza a levantarse para intentar aclarar algo, pero Helayna ya ha salido disparada por el pasillo en persecución del impostor. Cuando gira la esquina le ve, a unos diez pies por delante que un par de guardias le han cogido de la túnica.
El hombrecillo se gira al ver a Helayna y su expresión cambia por completo. Del asustado y sorprendido escriba a una fría y amenazadora mirada, junto con el gesto de suficiencia que le delató antes. Mira fijamente a Helayna y sonríe irónicamente. Mantienen sus miradas durante un segundo y entonces el hombrecillo hace chasquear sus labios.
Todo el pasillo explota. Una onda expansiva arrasa con guardias, ventanas, puertas y la propia maga. El estruendo hace que a todos les piten los oídos. Cuando consigue mirar de nuevo Helayna sólo ve los destrozados cadáveres de los guardias que habían aprehendido al impostor y una lluvia de papeles y astillas, pero no hay ni rastro del culpable.
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-¡Espía! - El joven tieflin respondió a la Magistrada con rencoroso veneno en su voz. Sabiendo que la persecución del escriba estaba más allá de sus posibilidades y que otros compañeros eran más rápidos se trabó con la Magistrada en un forcejeo intentando reducirla para evitar que se escapase. - Pagarás por tu corrupción ¡Id a por el tieflin! – Interpeló a sus compañeros.
Zevatur, Rolthos
Ash, que ya estaba levantado para seguir a Helayna, sale corriendo como un resorte hacia fuera gritando el nombre de Helayna.
La Magistrada, que ha saltado en su silla claramente sorprendida por la explosión, intenta zafarse del agarre del tiefling.
- Pero... Sueltame... - forcejea con Zevatur sin demasiado éxito - Esto es un escándalo, haré que te detengan por desacato y ataque a la autoridad... sueltame te digo... ¡¡GUARDIAS!! ¡¡GUARDIAS!! - viendo que la confusión reina fuera con gritos de alarma y de dolor, la Magistrada se concentra en soltarse y acaba mordiendo la mano de Zevatur.
El Tiefling, sorprendido, la suelta y ella, inmediatamente le cruza la cara.
Eso parece poner en pausa el forcejeo de los dos y se quedan mirando cara a cara.
- Que... me... sueltes...- dice con voz fria y una mirada desafiante con su mano izquierda aún sujeta por la muñeca por Zevatur.
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- ¡Me has mordido! – Exclamó el Zevatur mientras se frotaba la mano dolorida. Entonces escuchó a Gowther explicar que el conjuro que había lanzado el escriba era una teleportación de corto alcance.
- ¡Rápido! - Dijo soltando a la magistrada mientras la apuntaba con el índice de la mano aún sana. – ¿Por donde está la salida? ¿Se puede atajar por alguna ventana? Hay que darle alcance.
Zevatur, Rolthos
La Magistrada se aparta de Zevatur intentado recobrar la compostura. Ella señala la puerta cuando le pregunta por la salida y la ventana de la habitación cuando, sin darle tiempo casi a contestar, el nervioso tiefling le pregunta por la ventana. Se la ve que quiere salir a ver qué ha pasado pero no se siente segura ante esa banda de locos que tiene en el despacho.
Mientras tanto los gritos de los heridos y de alarma se suceden en el exterior y Ash envuelve en sus brazos a una conmocionada Helayna
- ¿Estas bien ? - le pregunta mientras la ayuda a levantarse.
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Hela logró mantenerse de pie con la ayuda de Ash, aún aturdida por la explosión, pero barriendo con la mirada los alrededores.
- Se ha escapado, maldita sea - refunfuñó molesta, observando con tristeza los cuerpos sin vida de los inocentes guardias.
Escuchó el forcejeo y las palabras que intercambiaban la magistrada y Zevatur, viendo a la enfadada mujer salir por la puerta para comprobar lo que había sucedido y la urgencia del tielfin para seguir con la persecución
- Zevatur, no te molestes… - le dijo con frustración - el cambiaformas debe estar muy lejos ya. Puede haber utilizado otro hechizo de teletransportación o se ha podido transformar en cualquiera, es imposible que le detectemos - se giró hacia la Magistrada - ¿usted no notó nada extraño en el escriba? disculpe la acusación de mi compañero… cómo ha podido comprobar, ese cambiaformas nos ha engañado a todos, incluso a usted. Entienda la suspicacia de Zevatur hacia su persona - le dijo intentando evitar que la mujer detuviera a su compañero - Lamentablemente, ninguno hemos sido conscientes hasta que ha sido demasiado tarde. Ahora ya sabe dónde puede encontrar a Martin. Démonos prisa, necesitamos llegar a la Torre cuanto antes - dijo esperando que la mujer les dejara marchar.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"