Mientras bajaban por aquel ascensor de manufactura enana, Gowther pensó que era el momento de usar uno de sus últimos rituales dado el escenario en el que se estaban adentrando.-Si me lo permitís, voy a realizar un conjuro que podamos respirar bajo el agua. Dura aproximadamente un día. Espero que no nos tengamos que ver en esa tesitura, pero en cualquier caso no está demás ser precavidos.-

Cogió la empuñadura de su espada y sin desenfundarla comenzó a recitar una letanía élfica. En ella, pedía a su dios Corellon que les trajera la gracia de tiempos pasados. Aquellos tiempos dónde la naturaleza de su pueblo era uno con su dios. Aquellos tiempos en los que eran árbol, piedra y montaña, pero también ave, aire y agua. Cada cierto tiempo fue tocando en el cuello suavemente justo donde acababa la mandíbula a cada uno de ellos. Tras unos minutos, todos los que allí estaban comenzaron a percibir en el aire un aroma que variaba entre una fresca brisa marina de verano y el olor de un río al atardecer en otoño... Por unos minutos, parecieron desconectar de la peligrosa situación en la que se encontraban. Cuando se quisieron dar cuenta, el ritual había finalizado.

 -Fuertes, rápidas, en las sombras, cazadoras... - Tras escuchar las poco detalladas descripciones sobre las criaturas Zevatur intenta interpretaras junto a los hechos acaecidos. Y, ahora si, aproximándose a la criatura para examinarla.

 - Así que veían en la oscuridad... posiblemente no con esos ojos humanos... - Dice abriéndole los ojos y examinándoselos. - Quizás sentían el temblor en el suelo. Quizás usen la oscuridad para ocultarse... Quedarse invisible en la oscuridad sería una habilidad muy apropiada para criaturas como estas. Les permitiría elegir cuando atacar y elegir tan solo el momento en el que tengan superioridad. - Elucubra Zevatur con un gesto de esfuerzo mental.

Al fin, tras obtener el visto bueno de Bruenor y con un gesto de confianza asiente al enano y entra en la plataforma, comenzando a bajar de forma inexorable hacia las profundidades. 

 - En cualquier caso, habrá más peligros en el interior de las minas. Dejadme que os ayude, Ash, Kath... - Dice llamándoles para que acudan a su lado. Después, murmura unas palabras en draconiano, gesticula, y al fin toca sus hombros. En un instante sus ojos adquieren una morfología reptiliana, con un color ambarino, que les permite ver en la oscuridad con claridad. - Esto os durara unas ocho horas. Llevar algo de luz no está de más. Dice conjurando un cantrip de luz sobre una moneda y dándosela a Ash. - Pero quizás llevar una antorcha es algo llamativo, como adentrarse en un dungeon tocando una trompeta.

Hela escuchó y tomó buena nota de la información que sus compañeros habían recabado con sus preguntas e investigaciones, y pensó en lo diferente que resultaba la Suboscuridad de este plano comparada con su oscuridad natal. No recordaba seres compuestos de extremidades de diferentes razas, ni abominaciones creadas por magia oscura que pudiera compararse con lo que tenía delante. La oscuridad que ella conocía, sin embargo, se caracterizaba por una nada absoluta que podía helar los corazones tanto o más que aquellas bestias, arrebatando cualquier resquicio de emoción, anulando cualquier ápice de esperanza. Haciendo olvidar, incluso, que eso importara.

Este hilo de pensamiento la llevó a meditar de una manera más consciente sobre la verdadera razón por la que había acabado en este plano, más allá de la misión que su Reina Cuervo le había encomendado en las fronteras del Mundo de las Sombras. 

Siguió los pasos de sus compañeros como una autómata hasta el ascensor. El bombardeo de estímulos que había recibido del exterior en esos pocos días la habían mantenido tan entretenida y fascinada que se había distraído de sus propios objetivos. Y ahora, en la oscuridad y el frío de la roca, sentía que cuanto más profundo se internaba, más ahondaba en sí misma. ¿Sería capaz de encontrar las respuestas a sus preguntas en aquel plano? ¿Encontraría a alguien que pudiera ayudarla en su búsqueda? ¿Debía centrarse o dejarse llevar hasta que las respuestas, simplemente, llegaran a ella? Ni siquiera se había percatado de la falta de luz en el descenso hasta que Ash encendió una antorcha, y un aroma extrañamente reconfortante a naturaleza y agua, seguido de una suave caricia, le hizo recordar la conversación de días atrás con Martin. Debía prestar atención a las señales y desentrañar los mensajes ocultos con ayuda de su intuición. 

Después de lo que le pareció un suspiro, el ascensor se detuvo. Dirigió su mirada a Ash, dispuesta a seguir sus indicaciones.

Martin no tardó en encontrar el "Norte" tras bajar del ascensor, con un gesto decidido y señalando a uno de los túneles empezó a caminar en la total oscuridad, con una firmeza y decisión difícil de discutir.

La figura del semielfo se difuminaba con las mismas sombras y era difícil de discernir, incluso había ocasiones donde parecía evaporarse totalmente para aparecer unos metros más adelante. Con el tiempo, el pícaro pareció aprender a ajustar esa esquiva técnica de ofuscación , y terminó siendo visible la mayor parte del recorrido, sólo para para sus aliados. El corredor de la mina parecía discurrir pero el puesto avanzado enano no aparecía...

Tras aproximadamente una hora caminando por el pulido y simétrico corredor hecho por los enanos el grupo vuelve a dar a la plataforma de hierro que han utilizado para bajar, solo que ahora encuentran la sala vacía, la plataforma ha tenido que subir en algún momento. Todos se miran un poco incómodos, y Martin mira hacia el otro pasadizo que se adentra en la oscuridad. Agradece en silencio que no haya más que tres  pasadizos que salen de la sala, por lo que continua andando por ella. 

Caminan por el pasadizo en el que se nota que aún se está trabajando en él, pero donde puede verse alguna veta de mineral plateado atravesando las rocas y donde puede verse el trabajo de los enanos. Al cabo de media hora llegan al límite del pasadizo trabajado por los enanos y ven una barricada custodiada por cuatro enanos en armadura completa. 

Tras departir con ellos y cruzar la barricada, los compañeros cruzan una clara zona de transición entre el trabajo de los enanos y la roca natural. No pasa mucho tiempo hasta que el corredor por el que caminan se estrecha y tienen que tener que caminar en fila de a uno, y empiezan a caminar en zig zag. 

Atraviesan cámaras más anchas pero no ven corredores que se bifurquen. Morko confirma que van descendiendo, aunque sea de forma leve, pero siguen adentrándose en el interior de la montaña. 

Aproximadamente dos horas más tarde, llegan a una sima que corta el pasadizo. Todos pueden que el mismo continua al otro lado y que hay un puente de cuatro cuerdas entre los dos lados. Dos cuerdas hacen de base para caminar por ellas mientras que las otras dos quedan a la altura de los hombros de Morko.

Ash se había acostumbrado con facilidad a la visión en la oscuridad y disfrutaba de sus ventajas, pero le reconfortaba saber que tenía la baza de las antorchas a mano. La lámpara que Guilbert le había dado colgaba del cinto, cerrada, pero se había percatado de como se había extinguido su luz unos pasos atrás. Mejor, la nueva oquedad que se habría ante ellos era lo suficientemente grande para albergar algún enemigo, no debían llamar la atención. El guerrero fruncio el ceño y se acercó a comprobar las cuerdas del puente, haciendo gestos a sus compañeros para que guardarán silencio. 

-Vale pasamos de a uno. Martín necesitamos una cuerda de seguridad, haz los nudos -dijo a media voz buscando una cuerda entre sus cosas- necesitamos ojos al otro lado del puente, quizá podáis mandar a vuestros pájaros. Nada de ruidos ni de luces, puede vivir cualquier cosa en esa sima y mientras cruzamos estaremos expuestos. Los que veáis mejor tendréis que cubrir al resto mientras pasamos. Morko es hora de ver que hay debajo de todo ese metal, armaduras fuera a menos que puedas llegar al otro lado con magia. Una cosa más, Martin ¿puedes ver si hay restos del paso de Lady Kuma? Debieron detenerse aquí.

Ash miró a sus compañeros y asintió.

-Intentaré cruzar- dice Guilbert comprobando la robustez de las cuerdas enanas.- Parece resistente, aunque no vendría mal establecer una linea de vida adicional por si mis facultades como equilibrista no están a la altura.. Puedes usar mi equipo de escalada.

Una vez asegurado con un cabo a su arnés de cuero y el sombrero bien calado, se encamina al recio puente de cuerdas. Un paso, luego otro y así sucesivamente hasta que se encuentra al otro lado de la sima.

Después de la caminata que resultó más larga de lo esperado, alcanzaron con alivio el asentamiento enano que les indicaba el buen camino y continuaron su incursión hacia un terreno desconocido. La elfa se preparó para estar atenta a cualquier señal de peligro y un destello de luz azul eléctrico iluminó su figura durante unos segundos, envolviéndola en un halo mágico que desapareció casi automáticamente. 

Observó el puente rudimentario de cuerdas de los enanos y escuchó las indicaciones de Ash: - Gloom no puede ayudar esta vez, no tiene visión en la oscuridad. En su lugar, seré una de las primeras en cruzar, desde el otro lado podré avisaros si detecto actividad -

Guilbert ya se había aventurado y la hechicera se mantuvo atenta para comprobar cómo respondían las cuerdas al peso del bardo. Parecían seguras por lo que, en cuanto su compañero hubo llegado al otro lado, se dispuso a cruzar con determinación; tras unos minutos y algún que otro susto debido al inevitable movimiento inestable, la shadar-kai alcanzó el otro lado de la sima. Se hizo a un lado y permaneció observando y alerta ante cualquier sonido o movimiento que pudiera provenir de la oscuridad. 

Zevatur mira al abismo y se dispone a pasar, pero de pronto se da cuenta de que su inamovible rod quizás le pueda ser útil en esta ocasión. - Un momento, un momento! - Interrumpe al grupo. Sacando un equipo de escalada de su mochila y  acercandose a Martín le pide que le ate a la vara - Si me caigo quizás esto pueda detener la caída... Dice dejando el rod atado a su cuerpo y colocado ceñido en su cinturón.

Luego una vez más se dirige al puente, empezando a cruzarlo. Con pasos inseguros Zevatur atraviesa poco a poco el puente. A mitad de camino mira el abismo y un escalofrío recorre su cuerpo.

De pronto se da cuenta de que una caída aquí podría significar la muerte segura. Tras entender repentinamente el peligro de la situación se apresura a atravesar el resto del puente.

Tras esperar a que sus compañeros pasaran, y aún gruñendo para sus adentros, por la pérdida de orientación temporal que obligó al grupo a perder un valioso tiempo. Martin se ató la cuerda con cierta experiencia al igual que hizo con Guilbert momentos antes y se dispuso a pasar, con bastante destreza el semielfo cruzó rápidamente y sin demasiado problema, dedicando incluso alguna mirada al foso que yacía por debajo intrigado cual sería su profundidad real y que horrores habitarían allí abajo.

 Al llegar al otro lado, y mientras el resto de sus aliados cruzaban, el pícaro acarició de manera distraída a "Seeker" mientras observaba cauto paredes y bóvedas para no ser sorprendidos por aquellos seres con manos de garfio, sacados de una pesadilla febril. O por si simplemente cualquier criatura de la suboscuridad les estuviera acechando. Tras confirmar que todo parecía seguro, empezó a dirigir su investigación hacia el suelo e intentar encontrar pisadas o rastros antiguos que pudieran darle alguna pista de Lady Kima y sus acompañantes.

Tras el paseo por las minas, la verdad es que orientarse en unas minas desconocidas no es fácil, y tras repartir con los enanos de guardia, llegamos al puente. La cara del paladín se torna en sorpresa cuando escucha a Ash pedirle que se quite la armadura:- Ni de coña pienso quitarme la armadura dice. Por este puente seguro que cruzan enanos bastante más equipadosy pesados que yo.

Según van cruzando sus compañeros se reafirma en su idea y cuando Zevatur llega al otro lado, el paladín cruza el puente asegurándose de no mirar abajo. Una vez al otro lado monta guardia mientras espera que crucen los que faltan.

Las cuerdas crujen cuando el pesado enano y el fornido Ash cruzan el puente, pero aguantan recias y, antes de que todos se den cuenta, están al otro lado. 

Martin no encuentra signos de Lady Kima o su grupo, si es que no fueron ellos los que colocaron el puente de cuerdas, pero no se preocupa porque el pasadizo no muestra bifurcaciones ni desvíos. Parece que, de momento no han tenido otra opción que seguir el pasadizo por el que caminan todos. Martin no es un experto, pero juraría que este camino natural fue excavado por agua hace muchos muchos siglos. 

Cuando todos empiezan a sentirse bastante cansados y desorientados, el pasadizo desemboca en una pequeña caverna, de apenas veinte metros de diámetro, y con varías estalagtitas y estalagmitas, donde poder descansar. De la caverna salen otros tres pasadizos que tendrán que investigar con más detenimiento, pero Martin y Morko consideran que este es un buen lugar para descansar, incluso para acampar pues llevan todo el día caminando, siempre descendiendo, siempre envueltos en la oscuridad que para algunos comienza a pesar más que las rocas que tienen por encima de sus cabezas. 

Buscando el lugar más despejado para montar el campamento, Martin encuentra restos de una acampada previa. Alguien hizo un pequeño círculo de piedras para encender un fuego en el lado derecho de la caverna. 

Zevatur ve que hay algo pintado en la pared, justo donde Martin ha encontrado el campamento. Reconoce al instante el símbolo de Bahamut pintado en la pared. 

Tras horas deambulando por aquellas cavernas, Gowrher pensaba acerca del paradero de Kima. ¿Era posible que hubiera sobrevivido tanto tiempo en estas circunstancias? Entonces llegaron a los restos de un aparente campamento. Había incluso restos de una fogata. -Me pregunto si hay signos de violencia o todo parece normal.-Dijo mirando detenidamente el escenario.-En cualquier caso, si consideráis que este es un buen lugar para descansar, me gustaría saber dónde veis mejor que sitúe el domo de protección para estar lo más seguro y oculto posible. Puedo controlar la iluminación, la humedad y la temperatura dentro del mismo. Por lo que no tendremos la necesidad de encender fuegos. Además podré ponerlo del mismo color que estas rocas-Esta vez se dirigió al medio humano para saber su punto de vista. Aunque al inicio mostró un cacareado sentido de la orientación, parecía que la caminata había despejado su mente del alcohol que bebió durante toda la mañana.

Tras estudiar la zona, especialmente el campamento antiguo donde Lady Kima pernoctó días atrás, Martin, siguiendo las instrucciones de Gowther, señaló una parte de la cueva cercana donde le parecía más segura construir la mágica cabaña del Eladrín. Mientras el hechicero elfo tejía su magia ritual, el pícaro sacó algunas herramientas, como escarpias, trozos de un cordel y algunos fragmentos metálicos y se dispuso a preparar algunas alarmas caseras por las diversas entradas a la estancia. Eran muy rudimentarias, pero con suerte algo harían si las conseguía ocultar bien.

La imagen de Bahamut en la pared le intrigaba, pero nunca había sido muy ducho en religiones, y además era el nuevo protector y benefactor de Zevatur, así que decidió dejarle su espacio y que él se encargara de examinarla mejor.

- Mañana intentaré encontrar algún rastro de esta gente, intentaré no volver... a perderos.

Zevatur se acerca en silencio al símbolo de Bahamut dibujado en la pared, sorprendido por encontrarlo en estas circunstancias. Se acuclilla para una observación minuciosa, haciendo que sus nuevos ojos reptilianos parpadeen un par de veces. Tras unos segundos su cabeza se ladea, cambiando el ángulo de visión. Finalmente, con unos gestos invoca una imagen estática en el aire. En ella parece un dibujo muy parecido... Pero el muchacho lo observa insatisfecho. Agita la mano y vuelve a dibujar la imagen en el aire. Y otra vez, y otra vez... Finalmente la imagen reproduce fielmente el dibujo en la pared. Solo entonces Zevatur asiente satisfecho con una leve sonrisa. - Sin duda Lady Kima pasó por aquí. Quizás haya más símbolos como estos que nos ayuden a saber por dónde pasó.

Al despertar Zevatur lanza de nuevo el conjuro de darkvison sobre Kath y Ash, toma parte de sus raciones y se dispone a partir.

Tras mostrar sus reticencias por la idea de parte del grupo a descansar en vez de forzar un poco la marcha, todos saben que los elfos no son de hacer esfuerzos físico, Morko ayuda en las labores del campamento y en la guardia durante el periodo de descanso. Durante un momento se queda absorto viendo cómo Zevatur dibuja una y otra vez el símbolo de Bahamut, para volver con sus quehaceres con una sonrisa.

Transcurrido el descanso se presta para partir cuanto antes

Aunque las gafas de visión en la oscuridad eran uno de los artículos mas fantásticos con los que había tenido contacto Guilbert, nada como poder contemplar su alrededor con sus propios ojos y percibir los colores tal y como son. Con un pequeño canturreo entre murmullos la luz volvió al interior del candil enano, y poco a poco lo fue regulando para que sus ojos se adaptaran tras tantas horas de absoluta oscuridad.

El enano como siempre empleaba el hacha para pensar... No llegaba a ser consciente que si vamos extenuados, seríamos una carga más que una ayuda... Zevatur analizó las pinturas y consiguió un modo de seguir su pista. Cuando todos estaban descansando por fin, el eladrin se acercó a Martin:

-Podemos probar con el hechizo que he desarrollado en Waterdeep. Si todo sale bien, puede que eliminemos la afección que está lastrando tu mente. Lo dejo a tu elección.-Haciendo una pausa-Si no ves que es el momento adecuado, no pasa nada. Podemos probar en otro momento.

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Recuperados de la jornada anterior, Gowther volvió a realizar el ritual para poder respirar bajo el agua y convocó la magia alrededor suyo para protegerse antes de partir. Cogió de nuevo una baya generada por la curiosa magia del mediohumano.

Martin observó con una mirada casi agradecida al Eladrin y asintió levemente con la cabeza.

- Qué mejor momento que este, adelante... ¿debo hacer algo especial?

El semielfo dejó hacer a su compañero con la esperanza de que quizás se pudiera paliar el vacío que sentía en su interior gracias a las habilidades arcanas supremas de su raza. Al fin y al cabo, los daños que causaron la magia, quizás pudieran ser reparadas con ésta.

Martin sintió la magia del Eladrin recorrer su cuerpo. Atravesó su mente y su cuerpo como si de una cascada de agua fresca y clara se tratase, buscando arrastrar cualquier nodo de corrupción que pudiera haber. 
Sin embargo cuando la agradable sensación desapareció Martin comprobó que nada había cambiado. El vacío en sus emociones seguía ahí. 
El ranger suspiró. En realidad lo que ocurrió fue un intercambio acordado, no hubo nada malicioso en ello. El conocía el precio y aceptó pagarlo. Lo que no tuvo en cuenta fueron las consecuencias del mismo.