Confiado, Morko se preparó para volver a atacar, pero esta vez los los ojos del Umber Hulk consiguieron romper la concentración del paladín, que bajando su hacha miraba alrededor confundido y sin saber que hacía realmente en aquella caverna.
En el fragor del combate y con una mano aún inconscientemente sobre las heridas Guilbert comienza a maniobrar como aprendió en la orden, pero aprecia como el paladín enano baja su hacha atrapado en el juego de mentes que los insectoides gigantes perdiendo la ventaja de flanquear. Se repite una y otra vez, aún sobrecogido- no le mires a los ojos.. no le mires a los ojos..- mientras toca su cuerno a rebato. El caballero caído levanta su espada y esta vez consigue hundirla hasta las vísceras del Umber Hulk derramándoselas por el suelo justo antes de caer, derrotado.
Libre de enemigos a distancia de espada, el bardo saca la flauta de su cinturón, con tonos cada vez mas agudos que van provocando que en su palma se materialicen dos esferas de energía blanca, que crecen al son de la flauta para salir disparadas hacia el umber Hulk del ¿norte? en forma de rayos.
El aviso de Guilbert era sabio sin duda, pero el semielfo sabía que combatir a ciegas a estas criaturas, que requerían extrema precisión para ser golpeadas con éxito, requería de su visión, además la hechicería de Helayna, había conseguido afectarlas de algún modo, haciendo que entraran en una especia de sopor que las hacía más lentas y vulnerables. La erupción de voluntad que había surgido de su anterior embate de miradas le había ayudado a resistir la confusión de esos ojos insectoides y fragmentados que le llamaban a la demencia.
Sin embargo, cuando el asesino se preparó para el segundo asalto, su mente flaqueó y sus ojos se perdieron en los de su enemigo, ... todo empezó a dar vueltas y el mestizo casi se ve obligado a tirar su espadas al suelo para mantener el equilibrio, las paredes parecían cerrarse sobre él mientras giraban sobre sí mismas formando un túnel en espiral infinito. Todas las caras se volvieron borrosas, ¿quién era quien? ¿qué era qué?
Un cuchillo atravesó su costado, sintió el dolor intenso y punzante, que dejó paso a un cálido manar de sangre, se giró intentando adivinar el origen del ataque, pero todo era borroso, las imágenes parecían fantasmas, o dragones, o escarabajos... quizás todo a la vez... ¿un fantasma de dragones escarabajo? ¿era eso posible?... No... Si.. demasiado confuso. Por un segundo consiguió mantener la cordura de vuelta, y fue cuando se vio elevado sobre la horrenda y colosal mole bestial, atenazado por sus mandíbulas. Sus costillas crujieron ante la presión y un grito de dolor salió de su garganta justo antes de volver a cruzar la mirada con su quitinoso adversario. Más ojos reticulados y más confusión. Se sintió caer al suelo, o al techo. Ya daba todo igual...
Fue cuando empezó a escupir sangre. Martin cerró los ojos por un momento para intentar ordenar su mente con no demasiado éxito, sólo esperaba que Gowther, Morko y Ash estuvieran teniendo más éxito que él en el combate. Al fín y al cabo, él sólo era un divertido estorbo...
Volviendo a abrir los ojos se preparó para un último asalto, no creía que durara mucho más en pie.
Tras unos instantes con la mente nublada, pudo observar como Morko estaba con una postura congelada, ausente del combate y por alguna razón su hacha no estaba alzada... el mismo efecto recaía sobre el. No podía dejar que aquellas fauces le atacaran con la guardia tan baja. -¡Morko!- Antes de que acabara de pronunciar su nombre se posicionó en la espalda de aquella criatura para evitar su mirada. Como un destello gracias a su hechizo de alteración del tiempo, cruzó el espacio en un parpadeo. Encomendándose a Corellon y confiando en su fiel compañera, realizó dos tajos perfectos que chamuscaban la herida a su paso. Lo había conseguido... había captado su atención.
Lamentablemente para el, aquella bestia reacción instintivamente. Giró su cuerpo sobre si misma y movió sus garras circularmente impactando en el esbelto cuerpo del El'Tael. Para otro tipo de luchador cuerpo a cuerpo, un ataque de estas envergadura suponía un herida moderada, pero un hojacantante suponía algo más. El arte de los bladesinger se apoya en la evasión, la distracción y la prevención del daño... La resistencia de golpes directos basándose en la constitución o una recia armadura no era en ningún caso una salida. Otra vez más, antepuso la seguridad del grupo a la suya, pero esta vez le pasó factura.
Rechinando los dientes volvió a llamar al enano-Morko escucha mi voz, tienes a tu enemigo delante de ti-Sus palabras se acompañaron de un hilo de sangre escapando por la comisura de su boca. No obstante, seguía en guardia. Su pose y sus movimientos, aparentemente intactos, distaban mucho de la gravedad de sus heridas.
La mole que tenía delante cayó también presa de la magia de sus compañeros. Estupendo, otro menos, su mente solo se ocupaba del siguiente objetivo. Movió los pies con rapidez para flanquear al último de los monstruos, con la ayuda de Gowther lo tumbarían. Cuando llegó a su altura desvió la mirada y blandió allá donde pensaba que estaría la criatura, pero sus chicas no mordieron carne. Maldijo para si su torpeza, añorando los tiempos en que podías mirar a tu enemigo a los ojos. ¿Quizá se estaba haciendo viejo? ¡Ni hablar! El guerrero gruñó apretando los dientes y levantó la guardia de nuevo.
Desde el fondo del pasillo, de entre la oscuridad surgen dos rayos dorados hacia el mismo escarabajo gigante. Una de las pequeñas garras araña la armadura, pero la segunda penetra profundamente, destrozando las entrañas del gigantesco insecto y acabado con su vida.
Zevatur avanza unos pasos, y apareciendo desde las sombras maldice vengativamente a la criatura y su sabiduría, haciendo que se sienta un poco confusa, como sus compañeros.
Al caer la bestia que tenía delante, y evitar el contacto visual con su desquiciante mirada, Martin recobró la compostura por unos momentos, con un rápido vistazo intentó recapitular el estado del combate, vio a tres de las cuatro abominaciones insectoides en el suelo, mutiladas o agonizantes, pero aún una más quedaba en pie al otro lado del pasillo. Demasiado lejos para poder llegar, el semielfo envainó sus espadas cortas y sacó su arco largo.
Al apuntar, las miradas se volvieron a cruzar, y los ojos de la criatura intentaron de nuevo robarle la poca cordura que le quedaba, pero al parecer la distancia y el poco raciocinio que le mantenía atado aún a la realidad bloquearon su confusión esta vez.
La saeta voló precisa impulsada por la magia de la que estaba tejido el propio arco, a pesar de la total oscuridad que les rodeaba, ésta acabó clavándose entre dos placas quitinosas cerca del cuello de la criatura que emitió un nuevo agudo chillido de dolor.
Presto, el asesino extrajo una nueva flecha del carcaj dispuesto a repetir la hazaña si era necesario.
Una a una y no sin cierta dificultad, las criaturas iban cayendo bajo la implacable voluntad de sus compañeros, que seguían aguantando a pesar de la confusión y las heridas. Solo se mantenía en pie una de ellas, justo la que Helanya no había sido capaz de alcanzar con su hechizo, y sus golpes y movimientos mantenían la velocidad y la fuerza original; sin querer mirar a los ojos de aquella mole, aún a sabiendas de que sus posibilidades de impactar se reducían estrepitosamente, fijó su objetivo en una de las patas, replicando el hechizo que tantas otras veces había convocado. Tanto era así y tan automatizada tenía la letanía, que a veces se dejaba llevar por la confianza que le otorgaba la experiencia. Y esta vez, algo fue mal.
- Niña, céntrate- la voz de su maestro resurgió de nuevo en mitad de su conjuro, de manera tan inesperada que su última frase se congeló en el aire - nunca estés segura de nada, y menos de tu propia seguridad - el rayo de escarcha perdió potencia entre sus dedos y fue a morir en el cadáver de uno de los Umber Hulk que yacía en el suelo - Maldita sea - musitó la elfa, mirando enfadada su mano; quizá internarse en la profundidad de la roca y acercarse a la Suboscuridad estaba despertando en ella voces dormidas en su inconsciente que había olvidado al internarse en un nuevo plano. Debía encontrar la forma de utilizarlas en su favor.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La voz del eladrin parecía lejana pero fue suficiente para romper el efecto de la mirada del Umber Hulk, alzando de nuevo a Kheluzburk, el paladín descargó su arma sobre la bestia que encontró una abertura entre la armadu a quitinosa. Recuperando el arma la volvió a descargar en el mismo sitio, mientras decía a Gowther:- Te debo una compañero.
Satisfecho por haber podido salir de su estupor y los los dos certeros golpes, el paladín se permitió mirar el combate y sonrió al ver que solo uno de los Umber Hulk seguía en pie.
Con tan solo un Umber Hulk en pie Guilbert desenfunda el sable señalando al acorazado insecto gigante. Su cuerno resuena como el rugido de un Leon y la proclama a la carga es secundada por el fantasmagórico Highlander que porta el arma spiritual. La descarga energética terminó disipada sobre el caparazón mientras el sable no fue capaz de penetrar aquella superficie quitinosa.
Un último impulso y con suerte todo volvería a estar en aparente calma. Realizando una coreografía difícil de seguir, cercenó el caparazón de aquella criatura desparramando sus tripas por el suelo. El combate parecía haber acabado. Mientras se aseguraba el terreno, los ropajes de Gowther, manchados de sangre y rasgados, volvieron a su estado original. Mientras esto sucedía, se intentó recomponer del ataque. Cuando recobró un poco el aliento, se acercó a la cabeza de aquellas criaturas e intentó desentrañar si había algún interés místico detrás de aquella criatura.
Second wind: +6 puntos de vida
Tras concluir que podía sacar partido, pidió al medio-humano ayuda para conseguir unas muestras.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Guilbert vio caer el último engendro insectoide delante suyo. A su lado, la figura del caballero espectral blandiendo la espada de la orden de energía en bruto permaneció inmóvil frente al bardo. Con un rápido movimiento sostuvo el arma sobre sus dos manos, extendidas hacia delante hasta que ésta de disipó como la ceniza en el aire. Fue entonces, mirándose cara a cara ambos caballeros de la orden cuando el bardo inclinó la cabeza con respeto ante aquella figura sin rostro hasta que el espectral higlander fue difuminándose hasta desaparecer.
Entonces el dolor le devolvió a la realidad. Su costado sangraba profusamente allí donde se habían clavado las mandíbulas del escarabajo. Pero no solo él, algunos de sus compañeros también presentaban heridas de distinta consideración. Incapaz de valorar en blanco y negro al gravedad de los aventureros heridos devolvió la luz al candil enano y regulando su obturador fue regulando la intensidad dándole tiempo a sus ojos de adaptarse.
-Hemos organizado algo de ruido pero necesitamos tratar nuestras heridas.-les dijo a los demás mientras extraía algunas vendas del petate.- No se como veréis el que hagamos una parada.. en mi caso debo coserme algún tajo.
Cuando vio a Gowther comenzar su nuevo trabajo como matarife solo pudo añadir.. -Estaría bien que examinéis sus estómagos por si hay algún rastro de Kima y su escolta.. aunque han pasado días puede que haya algún resto metálico.. y también descubrir que mas hay en estos túneles. Ese tamaño no se consigue mordiendo piedras."
Con un gruñido de dolor el rojo tiefling jadea tras el combate... - Maldita sea, un solo impacto de una de estas criaturas me ha destrozado la pierna... - dice mientras examina su la dolorida pierna. - A mí me vendría bien un descanso. - dice con cierto dolor.
Después mientras ve a sus compañeros despieza las criaturas Zevatur ofrece su saco de contención - Si necesitáis guardar los caparazones, quizás los pueda guardar en el saco de contención. - Dice con cierta curiosidad y leve sorpresa al ver a Gothwer y Martin despiezar a los escarabajos. - Tambien tengo dos viales si los necesitáis.
Tras guardar su arco y aguantarse el dolor de la profunda herida causada por Kath, Martin se dedicó a despiazar cual carnicero experto a sus enemigos por petición de Gowther. La extracción de fluidos no se le dio mal del todo ayudado por los viales provistos por Zevatur, pero la parte de los cerebros no fue tan buen trabajo, aún así le ofreció los restos mutilados al eladrín esperando que sacara algo útil de ellos, él no era quien para cuestionar sus métodos, sin duda los necesitaba debido a complejos requerimientos arcanos que se le escapaban.
Con las manos aún manchadas de icores y restos de escarabajo, el semielfo se las lavó con un poco de agua de su odre y prosiguió a sentarse mientras vigilaba los túneles abiertos por las monstruosidades. No era experto en cavernas y derrumbamientos, pero quizás la estructura del pasillo donde estaban ahora mismo no era muy estable. Tras pedir la opinión de Morko al respecto, condujo al maltrecho grupo unos metros más adelante donde los escombros y boquetes en las paredes quedaban atrás y poder descansar sin peligro a mayores problemas como el desprendimiento de más rocas o el colapso completo de su pasillo/caverna.
Una vez seguros, pidió un momento de descanso para tratar sus heridas, y comenzó a hacer un rudimentario vendaje mientras su medallón brillaba levemente haciendo su trabajo y manteniéndole estable.
Morko atiende sus heridas y cuando considera que está listo para seguir, se levanta y se acerca a Gowther y mientras apoya una mano, de la que surge una cálida luz, en la herida del eladrin le dice- Gracias por la ayuda.
-Si alguno necesita ayuda con las curas que me avise.- dice mirando al resto del grupo, mientras saca el amuleto de Moradhin.
Las costillas aún le ardían de dolor, pero tras comprobar que al menos parte del daño estaba reparado, y que había dejado de sangrar y manchar más el reciente vendaje, Martin no pudo evitar mirar de reojo a Gowther, parecía haber sufrido algunas heridas y eso en alguien que no está acostumbrado a ser golpeado, gracias a sus escudos arcanos y el perfecto y coordinado baile defensivo que conseguía elaborar, podría hacer algo de mella en su espíritu.
El juramento de la Academia volvió a latir en su conciencia fuerte y claro como un manantial de montaña. Levantándose se dispuso a solucionarlo, o al menos paliarlo, acercándose al eladrín con el exacerbado respeto que a éste le procesaba. Con un gentil gesto se desprendió de su colgante, que había dejado de radiar esa tenue luz tras completar su trabajo, y se lo ofreció al hojacantante.
-Maese Gowther, creo que este objeto le ayudaría más a ti que a mi. Mi rol a partir de ahora será más el combate a distancia y debería estar mucho menos expuesto a sufrir heridas. Por favor acéptelo, estoy convencido de que su utilidad se multiplicará si lo portas tú a partir de ahora. Se debe hacer un ritual de sintonización con el medallón, pero es algo sencillo para alguien de sus habilidades.
Sin esperar una respuesta del eladrín, cogió una de sus manos con suavidad, y depositó el artefacto en ella con una sincera sonrisa. Gowther pudo sentir el tacto áspero de la piel del mestizo, de manos algo callosas y castigadas por los elementos, en contraste con su perfecta piel de la textura del marfil más puro.
Cuando la última de las bestias cayó el guerrero se permitió hinchar el pecho, tomado aire, relajándose. Esbozó una onrisa en los labios cuando pudo comprobar que nadie había caído esa vez.
-Bien, vamos mejorando -palmeó el hombro con socarroneria a Zevatur que se unía a los demás- buen combate amigos. Buen tiro Martín. Buena jugada el flanqueo Gowther. Los magos, buenos trucos esta vez, pero yo no me guardaría ases, estaba esperando esa bola de fuego. Cualquier combate podría ser el último. Todos bien, esa Lady aún tiene una oportunidad, supongo. Por cierto que mierda son estas cosas?
Ash puso un pie sobre la cabeza del monstruo más cercano y sonríó con franqueza, satisfecho. Ayudó en la labores de despiece, nunca le había importado mancharse las manos, pero le sorprendió gratamente ver al eladrin arremangado. Parecía relativamente fresco, hizo la primera guardia después de lavarse un poco.
El combate había llegado a su fin y afortunadamente Helanya no presentaba ninguna herida. Se acercó con premura hacia Kath para evaluar su estado, sobre todo el mental, intentando descubrir si era consciente de los ataques que había proferido hacia sus compañeros presa de la locura. Sabía que en cuanto se diera cuenta, se sentiría tan culpable y abatida que necesitaría alguien a su lado que levantara su ánimo.
Un vez se hubo asegurado de que la moral de su amiga se había estabilizado y se encontraba bien, fue de un lado a otro, asistiendo a cualquiera que requiriera su ayuda con las vendas o las curaciones, e hizo guardia mientras sus aliados descansaban y se recuperaban al menos parcialmente. Ella también aprovechó para sentarse un rato en una de las rocas. Liberó a Gloom de sus ropajes mientras la luz del candil se mantenía encendida para que pudiera revolotear y disfrutar de la libertad antes de continuar la marcha.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Cuando todo estuvo más tranquilo abordó a Zevatur, Gowther y Morko en tono confidente. Helayna estaba demasiado cerca de Kath y no quería herir sensibilidades.
-¿Tenéis algún truco para evitar la enajenación en vuestro arsenal mágico, alguna protección? Podríamos haberlo pasado realmente mal si varios... -dejó la frase en el aire mirando a Kath disimuladamente-... Podría haberle pasado a cualquiera. Y combatir a ciegas nos merma demasiado.
Ash observó a sus compañeros esperando una respuesta.
Morko escucha y dice: -Me temo que no, a lo más que se quede cerca mia, mi aura la podrá ayudar a hacer frente a ataques y efectos de ese tipo, pero su alcance es corto. Si vuelve a caer podría tratar de paralizarla con un hechizo, pero no garantizo que surja efecto.¿ Alguna otra opción?
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Confiado, Morko se preparó para volver a atacar, pero esta vez los los ojos del Umber Hulk consiguieron romper la concentración del paladín, que bajando su hacha miraba alrededor confundido y sin saber que hacía realmente en aquella caverna.
En el fragor del combate y con una mano aún inconscientemente sobre las heridas Guilbert comienza a maniobrar como aprendió en la orden, pero aprecia como el paladín enano baja su hacha atrapado en el juego de mentes que los insectoides gigantes perdiendo la ventaja de flanquear. Se repite una y otra vez, aún sobrecogido- no le mires a los ojos.. no le mires a los ojos..- mientras toca su cuerno a rebato. El caballero caído levanta su espada y esta vez consigue hundirla hasta las vísceras del Umber Hulk derramándoselas por el suelo justo antes de caer, derrotado.
18
Damage: 1d8 (7) + 5 [force] =12
Libre de enemigos a distancia de espada, el bardo saca la flauta de su cinturón, con tonos cada vez mas agudos que van provocando que en su palma se materialicen dos esferas de energía blanca, que crecen al son de la flauta para salir disparadas hacia el umber Hulk del ¿norte? en forma de rayos.
16
Damage: 1d10 (5) [force] =5
To Hit: 1d20 (16) + 8 =
24
Damage: 1d10 (4) [force] = 4El aviso de Guilbert era sabio sin duda, pero el semielfo sabía que combatir a ciegas a estas criaturas, que requerían extrema precisión para ser golpeadas con éxito, requería de su visión, además la hechicería de Helayna, había conseguido afectarlas de algún modo, haciendo que entraran en una especia de sopor que las hacía más lentas y vulnerables. La erupción de voluntad que había surgido de su anterior embate de miradas le había ayudado a resistir la confusión de esos ojos insectoides y fragmentados que le llamaban a la demencia.
Sin embargo, cuando el asesino se preparó para el segundo asalto, su mente flaqueó y sus ojos se perdieron en los de su enemigo, ... todo empezó a dar vueltas y el mestizo casi se ve obligado a tirar su espadas al suelo para mantener el equilibrio, las paredes parecían cerrarse sobre él mientras giraban sobre sí mismas formando un túnel en espiral infinito. Todas las caras se volvieron borrosas, ¿quién era quien? ¿qué era qué?
Un cuchillo atravesó su costado, sintió el dolor intenso y punzante, que dejó paso a un cálido manar de sangre, se giró intentando adivinar el origen del ataque, pero todo era borroso, las imágenes parecían fantasmas, o dragones, o escarabajos... quizás todo a la vez... ¿un fantasma de dragones escarabajo? ¿era eso posible?... No... Si.. demasiado confuso. Por un segundo consiguió mantener la cordura de vuelta, y fue cuando se vio elevado sobre la horrenda y colosal mole bestial, atenazado por sus mandíbulas. Sus costillas crujieron ante la presión y un grito de dolor salió de su garganta justo antes de volver a cruzar la mirada con su quitinoso adversario. Más ojos reticulados y más confusión. Se sintió caer al suelo, o al techo. Ya daba todo igual...
Fue cuando empezó a escupir sangre. Martin cerró los ojos por un momento para intentar ordenar su mente con no demasiado éxito, sólo esperaba que Gowther, Morko y Ash estuvieran teniendo más éxito que él en el combate. Al fín y al cabo, él sólo era un divertido estorbo...
Volviendo a abrir los ojos se preparó para un último asalto, no creía que durara mucho más en pie.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Tras unos instantes con la mente nublada, pudo observar como Morko estaba con una postura congelada, ausente del combate y por alguna razón su hacha no estaba alzada... el mismo efecto recaía sobre el. No podía dejar que aquellas fauces le atacaran con la guardia tan baja. -¡Morko!- Antes de que acabara de pronunciar su nombre se posicionó en la espalda de aquella criatura para evitar su mirada. Como un destello gracias a su hechizo de alteración del tiempo, cruzó el espacio en un parpadeo. Encomendándose a Corellon y confiando en su fiel compañera, realizó dos tajos perfectos que chamuscaban la herida a su paso. Lo había conseguido... había captado su atención.
Lamentablemente para el, aquella bestia reacción instintivamente. Giró su cuerpo sobre si misma y movió sus garras circularmente impactando en el esbelto cuerpo del El'Tael. Para otro tipo de luchador cuerpo a cuerpo, un ataque de estas envergadura suponía un herida moderada, pero un hojacantante suponía algo más. El arte de los bladesinger se apoya en la evasión, la distracción y la prevención del daño... La resistencia de golpes directos basándose en la constitución o una recia armadura no era en ningún caso una salida. Otra vez más, antepuso la seguridad del grupo a la suya, pero esta vez le pasó factura.
Rechinando los dientes volvió a llamar al enano-Morko escucha mi voz, tienes a tu enemigo delante de ti-Sus palabras se acompañaron de un hilo de sangre escapando por la comisura de su boca. No obstante, seguía en guardia. Su pose y sus movimientos, aparentemente intactos, distaban mucho de la gravedad de sus heridas.
To Hit: 2d20kl1 (12, ) + 8 =
20
Damage: 1d8 (5) + 7 [piercing^] + 1d6 (5) [piercing^] =17
To Hit: 2d20kl1 (10, ) + 8 =
18
Damage: 1d8 (4) + 7 [piercing^] + 1d6 (6) [piercing^] =17
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
La mole que tenía delante cayó también presa de la magia de sus compañeros. Estupendo, otro menos, su mente solo se ocupaba del siguiente objetivo. Movió los pies con rapidez para flanquear al último de los monstruos, con la ayuda de Gowther lo tumbarían. Cuando llegó a su altura desvió la mirada y blandió allá donde pensaba que estaría la criatura, pero sus chicas no mordieron carne. Maldijo para si su torpeza, añorando los tiempos en que podías mirar a tu enemigo a los ojos. ¿Quizá se estaba haciendo viejo? ¡Ni hablar! El guerrero gruñó apretando los dientes y levantó la guardia de nuevo.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Desde el fondo del pasillo, de entre la oscuridad surgen dos rayos dorados hacia el mismo escarabajo gigante. Una de las pequeñas garras araña la armadura, pero la segunda penetra profundamente, destrozando las entrañas del gigantesco insecto y acabado con su vida.
Zevatur avanza unos pasos, y apareciendo desde las sombras maldice vengativamente a la criatura y su sabiduría, haciendo que se sienta un poco confusa, como sus compañeros.
Zevatur, Rolthos
Al caer la bestia que tenía delante, y evitar el contacto visual con su desquiciante mirada, Martin recobró la compostura por unos momentos, con un rápido vistazo intentó recapitular el estado del combate, vio a tres de las cuatro abominaciones insectoides en el suelo, mutiladas o agonizantes, pero aún una más quedaba en pie al otro lado del pasillo. Demasiado lejos para poder llegar, el semielfo envainó sus espadas cortas y sacó su arco largo.
Al apuntar, las miradas se volvieron a cruzar, y los ojos de la criatura intentaron de nuevo robarle la poca cordura que le quedaba, pero al parecer la distancia y el poco raciocinio que le mantenía atado aún a la realidad bloquearon su confusión esta vez.
La saeta voló precisa impulsada por la magia de la que estaba tejido el propio arco, a pesar de la total oscuridad que les rodeaba, ésta acabó clavándose entre dos placas quitinosas cerca del cuello de la criatura que emitió un nuevo agudo chillido de dolor.
Presto, el asesino extrajo una nueva flecha del carcaj dispuesto a repetir la hazaña si era necesario.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Una a una y no sin cierta dificultad, las criaturas iban cayendo bajo la implacable voluntad de sus compañeros, que seguían aguantando a pesar de la confusión y las heridas. Solo se mantenía en pie una de ellas, justo la que Helanya no había sido capaz de alcanzar con su hechizo, y sus golpes y movimientos mantenían la velocidad y la fuerza original; sin querer mirar a los ojos de aquella mole, aún a sabiendas de que sus posibilidades de impactar se reducían estrepitosamente, fijó su objetivo en una de las patas, replicando el hechizo que tantas otras veces había convocado. Tanto era así y tan automatizada tenía la letanía, que a veces se dejaba llevar por la confianza que le otorgaba la experiencia. Y esta vez, algo fue mal.
- Niña, céntrate - la voz de su maestro resurgió de nuevo en mitad de su conjuro, de manera tan inesperada que su última frase se congeló en el aire - nunca estés segura de nada, y menos de tu propia seguridad - el rayo de escarcha perdió potencia entre sus dedos y fue a morir en el cadáver de uno de los Umber Hulk que yacía en el suelo - Maldita sea - musitó la elfa, mirando enfadada su mano; quizá internarse en la profundidad de la roca y acercarse a la Suboscuridad estaba despertando en ella voces dormidas en su inconsciente que había olvidado al internarse en un nuevo plano. Debía encontrar la forma de utilizarlas en su favor.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La voz del eladrin parecía lejana pero fue suficiente para romper el efecto de la mirada del Umber Hulk, alzando de nuevo a Kheluzburk, el paladín descargó su arma sobre la bestia que encontró una abertura entre la armadu a quitinosa. Recuperando el arma la volvió a descargar en el mismo sitio, mientras decía a Gowther:- Te debo una compañero.
Satisfecho por haber podido salir de su estupor y los los dos certeros golpes, el paladín se permitió mirar el combate y sonrió al ver que solo uno de los Umber Hulk seguía en pie.
Con tan solo un Umber Hulk en pie Guilbert desenfunda el sable señalando al acorazado insecto gigante. Su cuerno resuena como el rugido de un Leon y la proclama a la carga es secundada por el fantasmagórico Highlander que porta el arma spiritual. La descarga energética terminó disipada sobre el caparazón mientras el sable no fue capaz de penetrar aquella superficie quitinosa.
Un último impulso y con suerte todo volvería a estar en aparente calma. Realizando una coreografía difícil de seguir, cercenó el caparazón de aquella criatura desparramando sus tripas por el suelo. El combate parecía haber acabado. Mientras se aseguraba el terreno, los ropajes de Gowther, manchados de sangre y rasgados, volvieron a su estado original. Mientras esto sucedía, se intentó recomponer del ataque. Cuando recobró un poco el aliento, se acercó a la cabeza de aquellas criaturas e intentó desentrañar si había algún interés místico detrás de aquella criatura.
Second wind: +6 puntos de vida
Tras concluir que podía sacar partido, pidió al medio-humano ayuda para conseguir unas muestras.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Guilbert vio caer el último engendro insectoide delante suyo. A su lado, la figura del caballero espectral blandiendo la espada de la orden de energía en bruto permaneció inmóvil frente al bardo. Con un rápido movimiento sostuvo el arma sobre sus dos manos, extendidas hacia delante hasta que ésta de disipó como la ceniza en el aire. Fue entonces, mirándose cara a cara ambos caballeros de la orden cuando el bardo inclinó la cabeza con respeto ante aquella figura sin rostro hasta que el espectral higlander fue difuminándose hasta desaparecer.
Entonces el dolor le devolvió a la realidad. Su costado sangraba profusamente allí donde se habían clavado las mandíbulas del escarabajo. Pero no solo él, algunos de sus compañeros también presentaban heridas de distinta consideración. Incapaz de valorar en blanco y negro al gravedad de los aventureros heridos devolvió la luz al candil enano y regulando su obturador fue regulando la intensidad dándole tiempo a sus ojos de adaptarse.
-Hemos organizado algo de ruido pero necesitamos tratar nuestras heridas.- les dijo a los demás mientras extraía algunas vendas del petate.- No se como veréis el que hagamos una parada.. en mi caso debo coserme algún tajo.
Cuando vio a Gowther comenzar su nuevo trabajo como matarife solo pudo añadir.. -Estaría bien que examinéis sus estómagos por si hay algún rastro de Kima y su escolta.. aunque han pasado días puede que haya algún resto metálico.. y también descubrir que mas hay en estos túneles. Ese tamaño no se consigue mordiendo piedras."
Con un gruñido de dolor el rojo tiefling jadea tras el combate... - Maldita sea, un solo impacto de una de estas criaturas me ha destrozado la pierna... - dice mientras examina su la dolorida pierna. - A mí me vendría bien un descanso. - dice con cierto dolor.
Después mientras ve a sus compañeros despieza las criaturas Zevatur ofrece su saco de contención - Si necesitáis guardar los caparazones, quizás los pueda guardar en el saco de contención. - Dice con cierta curiosidad y leve sorpresa al ver a Gothwer y Martin despiezar a los escarabajos. - Tambien tengo dos viales si los necesitáis.
Zevatur, Rolthos
Tras guardar su arco y aguantarse el dolor de la profunda herida causada por Kath, Martin se dedicó a despiazar cual carnicero experto a sus enemigos por petición de Gowther. La extracción de fluidos no se le dio mal del todo ayudado por los viales provistos por Zevatur, pero la parte de los cerebros no fue tan buen trabajo, aún así le ofreció los restos mutilados al eladrín esperando que sacara algo útil de ellos, él no era quien para cuestionar sus métodos, sin duda los necesitaba debido a complejos requerimientos arcanos que se le escapaban.
Con las manos aún manchadas de icores y restos de escarabajo, el semielfo se las lavó con un poco de agua de su odre y prosiguió a sentarse mientras vigilaba los túneles abiertos por las monstruosidades. No era experto en cavernas y derrumbamientos, pero quizás la estructura del pasillo donde estaban ahora mismo no era muy estable. Tras pedir la opinión de Morko al respecto, condujo al maltrecho grupo unos metros más adelante donde los escombros y boquetes en las paredes quedaban atrás y poder descansar sin peligro a mayores problemas como el desprendimiento de más rocas o el colapso completo de su pasillo/caverna.
Una vez seguros, pidió un momento de descanso para tratar sus heridas, y comenzó a hacer un rudimentario vendaje mientras su medallón brillaba levemente haciendo su trabajo y manteniéndole estable.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Morko atiende sus heridas y cuando considera que está listo para seguir, se levanta y se acerca a Gowther y mientras apoya una mano, de la que surge una cálida luz, en la herida del eladrin le dice- Gracias por la ayuda.
-Si alguno necesita ayuda con las curas que me avise.- dice mirando al resto del grupo, mientras saca el amuleto de Moradhin.
(Gasto 4 puntos del lay en Gowther)
Las costillas aún le ardían de dolor, pero tras comprobar que al menos parte del daño estaba reparado, y que había dejado de sangrar y manchar más el reciente vendaje, Martin no pudo evitar mirar de reojo a Gowther, parecía haber sufrido algunas heridas y eso en alguien que no está acostumbrado a ser golpeado, gracias a sus escudos arcanos y el perfecto y coordinado baile defensivo que conseguía elaborar, podría hacer algo de mella en su espíritu.
El juramento de la Academia volvió a latir en su conciencia fuerte y claro como un manantial de montaña. Levantándose se dispuso a solucionarlo, o al menos paliarlo, acercándose al eladrín con el exacerbado respeto que a éste le procesaba. Con un gentil gesto se desprendió de su colgante, que había dejado de radiar esa tenue luz tras completar su trabajo, y se lo ofreció al hojacantante.
-Maese Gowther, creo que este objeto le ayudaría más a ti que a mi. Mi rol a partir de ahora será más el combate a distancia y debería estar mucho menos expuesto a sufrir heridas. Por favor acéptelo, estoy convencido de que su utilidad se multiplicará si lo portas tú a partir de ahora. Se debe hacer un ritual de sintonización con el medallón, pero es algo sencillo para alguien de sus habilidades.
Sin esperar una respuesta del eladrín, cogió una de sus manos con suavidad, y depositó el artefacto en ella con una sincera sonrisa. Gowther pudo sentir el tacto áspero de la piel del mestizo, de manos algo callosas y castigadas por los elementos, en contraste con su perfecta piel de la textura del marfil más puro.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Cuando la última de las bestias cayó el guerrero se permitió hinchar el pecho, tomado aire, relajándose. Esbozó una onrisa en los labios cuando pudo comprobar que nadie había caído esa vez.
-Bien, vamos mejorando -palmeó el hombro con socarroneria a Zevatur que se unía a los demás- buen combate amigos. Buen tiro Martín. Buena jugada el flanqueo Gowther. Los magos, buenos trucos esta vez, pero yo no me guardaría ases, estaba esperando esa bola de fuego. Cualquier combate podría ser el último. Todos bien, esa Lady aún tiene una oportunidad, supongo. Por cierto que mierda son estas cosas?
Ash puso un pie sobre la cabeza del monstruo más cercano y sonríó con franqueza, satisfecho. Ayudó en la labores de despiece, nunca le había importado mancharse las manos, pero le sorprendió gratamente ver al eladrin arremangado. Parecía relativamente fresco, hizo la primera guardia después de lavarse un poco.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El combate había llegado a su fin y afortunadamente Helanya no presentaba ninguna herida. Se acercó con premura hacia Kath para evaluar su estado, sobre todo el mental, intentando descubrir si era consciente de los ataques que había proferido hacia sus compañeros presa de la locura. Sabía que en cuanto se diera cuenta, se sentiría tan culpable y abatida que necesitaría alguien a su lado que levantara su ánimo.
Un vez se hubo asegurado de que la moral de su amiga se había estabilizado y se encontraba bien, fue de un lado a otro, asistiendo a cualquiera que requiriera su ayuda con las vendas o las curaciones, e hizo guardia mientras sus aliados descansaban y se recuperaban al menos parcialmente. Ella también aprovechó para sentarse un rato en una de las rocas. Liberó a Gloom de sus ropajes mientras la luz del candil se mantenía encendida para que pudiera revolotear y disfrutar de la libertad antes de continuar la marcha.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Cuando todo estuvo más tranquilo abordó a Zevatur, Gowther y Morko en tono confidente. Helayna estaba demasiado cerca de Kath y no quería herir sensibilidades.
-¿Tenéis algún truco para evitar la enajenación en vuestro arsenal mágico, alguna protección? Podríamos haberlo pasado realmente mal si varios... -dejó la frase en el aire mirando a Kath disimuladamente-... Podría haberle pasado a cualquiera. Y combatir a ciegas nos merma demasiado.
Ash observó a sus compañeros esperando una respuesta.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Morko escucha y dice: -Me temo que no, a lo más que se quede cerca mia, mi aura la podrá ayudar a hacer frente a ataques y efectos de ese tipo, pero su alcance es corto. Si vuelve a caer podría tratar de paralizarla con un hechizo, pero no garantizo que surja efecto.¿ Alguna otra opción?