-Un momento..-dice llevándose la mano a la cara con disgusto.- Como no había caído.. Zevatur.. ese hechizo que usas con Kat y Ash.. dime que se lo puedes lanzar a mi pequeño amigo.-Le dice al tiefling sacando de nuevo la poco antes descartada maravillosa figurilla de plata con la forma de un cuervo. -Creo que volando podría cubrir la distancia por lo menos hasta la empalizada.. Maese Morko, -refiriéndose esta vez al enano- mandaremos el mensaje, alertaremos a Mithral Hall, y estoy seguro que Mitrhal responderá.

Ash no hizo mucho caso de las reticencias de Morko. Sabía que, como había dicho Zevatur, tarde o temprano pasaría una patrulla duergar y les descubriría si se quedaban arriba. Como también sabía que si pillaban a uno buscarían al resto.

-¿Que es lo que te asusta, su majestad, el baño o la caída? -sonrió con sarcasmo- no sabemos que trucos tiene en su maga Lady Kyma, pero si Gowther puede flotar como una pluma, y Zevatur caminar por las paredes, quien sabe -se encogió de hombros.

Ash repartía el peso de sus cosas para bajar cuando Guilbert expuso su plan para avisar a los enanos.

-¡Buena idea Guibert! Hacedlo, claro. Pero cuanto más tiempo estamos aquí arriba más posibilidades hay de que los duergar nos descubran. Lady Kyma llegó hasta aquí y según Martin se pierde el rastro en este punto. No reaparece al otro lado del puente. Si se mueve como un pollo, huele como un pollo y sabe como un pollo, es que es un pollo. Han bajado -concluyó mirando a Morko- ¿Alguien necesita ayuda para bajar? -paseó su mirada por Helayna y Guilbert- puedo llevar a uno.

- Puede que ese pollo sea un dragón bajo un hechizo, deberías saber que no todo es lo que parece. Espero equivocarm y que está bajada no sea una perdida de tiempo. Seguramente cruzaron al otro lado por medios mágicos.-

Dirigiendose a Guilbert:- Gracias por avisar a mi gente, espero que se lo tomen en serio.

Dicho lo cual el enano se aseguró de que todo su equipo estaba bien sujeto antes de que le tocará bajar.

Con la decisión tomada, Gowther envía a Luthien a buscar una de las pequeñas playas que vio Zevatur para poder descender todos. Mientras tanto, Guilbert utiliza su figurilla con forma de cuervo y Zevatur lanza un encantamiento para permitirle ver en la oscuridad. El pájaro parte presto hacia Mithrall Hall para advertir de los planes de los duergar.

Luthien no tarda en volver y les guía hasta la vertical de un lugar adecuado para su descenso, a unos cien metro a la izquierda del puente. Confiando en el familiar del eladrin, comienzan a bajar. 

Aún con la cuerda infinita de Martin, apuntalada en el cetro inamovible de Zevatur, el descenso por la húmeda pared vertical no es sencillo.Martin les ha hecho nudos que les permiten deslizarse por la cuerda con cuidado, apoyando los pies en la pared, dando pequeños saltos hacia fuera de la pared y deslizándose hacia abajo. El semi-elfo les explica la técnica, dejando el caer el cuerpo hacia atrás y soltando cuerda poco a poco para evitar quemarse. Asegura que es más sencillo de lo que parece.  Guilbert encuentra algo perturbador el confiar su vida a una cuerda negra en la oscuridad atada a un cetro que flota en el aire.  Pero viendo cómo descienden sus compañeros se arma de valor y comienza a bajar. Descubre que, efectivamente, tras un par de intentos, le coge el tranquilo y desciende sin problemas. 

Poco a poco, uno a uno para no mover la cuerda y provocar la caída de algún compañeros, todos van descendiendo. Usan los cuervos y al búho como mensajeros para avisar cuando el que esta bajando ha llegado al fondo de la sima. Cuando llega el turno de Hela, Ash se da cuenta de que se muerde el labio inferior y aferra con fuerza su bastón, mirando con algo de aprensión la cuerda moverse mientras desciende Kath. Con una sonrisa y una media reverencia le dice.

- ¿Me permite este baile milady? -

Hela rie, soltando algo de tensión y se abraza al ancho pecho de Ash. Intentando no pensar en el abismo que tiene debajo, la maga se concentra en sujetarse a su lider, no pudiendo evitar abrazarle un poco más fuerte cada vez que siente que Ash se deja caer otros metros. Pronto el ruido de las cascadas que la guiaron hasta aquí se convierte en un estruendo a su alrededor y, con los ojos cerrados, pierde toda noción de dónde se encuentra. Tan sólo el fuerte cuerpo de Ash la mantiene atada a esta realidad. Puede oler el aceite de su armadura, sentir el rítmico movimiento de sus brazos.  Para su alivio y sorpresa, y debe admitir algo de decepción, Ash recupera la verticalidad antes de lo que ella espera y la deposita con cuidado en el suelo formado por redondeadas piedras negras. Un par de cascadas dejan caer agua con espuma a su alrededor, haciendo que todos queden mojados por el vapor de agua. Kath le sonrie y le dice.

- La próxima vez me tienes que decir cómo has hecho para viajar en primera clase... - y le da un codazo a su amiga. 

La escalada hacia abajo es larga, mucho más de lo que Martin había pensado. Aún con su técnica de rappel que los demás no parecen tener problemas en dominar, pronto siente que sus músculos se resienten. Cuando ha perdido la cuenta de cuantos saltos ha dado hacia abajo, y está cerca de una de las numerosas cascadas que lanzan agua helada hacia el lado de abajo, sus pies resbalan en la húmeda piedra e, instintivamente, intenta agarrarse a la pared. Reconoce inmediatamente su error. Al soltarse de la cuerda su cuerpo comienza a desplomarse hacia abajo. Sus instintos toman el control antes de que pueda entrar en pánico, y su cuerpo gira y hace una elegante pirueta en el aire, colocándose en la posición perfecta para aterrizar. Por fortuna estaba más cerca del suelo de lo que imaginaba y en cuanto sus pies empiezan a tocarlo, da una voltereta y rueda sobre sí mismo para evitar partirse los tobillos. Se queda de pie, a la orilla del lago, y dos piedras salen rodando hasta romper la tranquilad del agua, enviando ondas que se pierden enseguida en la pulida superficie de ébano que es el lago.

Kath bromea con él. 

- Siempre tienes que exhibirte ¿eh? - 

Zevatur observa cómo Morko desciende y, cuando este está por la mitad de su descenso, escucha las voces de un grupo de duergar que está cruzando el puente. Su tono es relajado y el tiefling diría que están bromeando entre ellos, pero si se dirigen hacia ellos no tardaran en verlos. Mira hacia abajo, pero ya no puede ver al enano, tan sólo sentir el rítmico movimiento de la cuerda con cada salto del paladín. Mirando hacia el puente Zevatur ve con horror como la patrulla de enanos oscuros gira hacia su posición. Quizá vayan hacia el campamento goblin, o quizá los dioses les estén jugando una mala pasada. Vuelve a mirar hacia abajo, intentando ver algo, apremiando con su mente al enano para que se de prisa. Los duergar se acercan, y Zevatur sólo espera que la estalagmita que tiene delante le cubra lo suficiente. Cuando por fin, Morko da los tres tirones establecidos para indicar que puede bajar, Zevatur prácticamente se arroja por el borde, cogiendo su cetro. Se queda quieto unos segundos, con el cetro en la mano y la cuerda colgando laxa hacia abajo, pegado a la pared en una postura nada cómoda. La patrulla pasa por encima de él sin mirar, afortunadamente, hacia abajo. 

Cuando escucha que los enanos se han alejado, se pone en pie y comienza a bajar. Al llegar a la zona de las cascadas, tiene que irse un poco más a la izquierda, para evitar la zona más húmeda, pero finalmente llega hasta donde están sus compañeros reunidos en una pequeña playa que apenas les puede contener a todos. 

Ahora tienen que cruzar al otro lado del agua para llegar a la otra orilla. 

Martin esperó abajo a todos sus compañeros, intentando que todo pareciera normal y correcto como Kath había percibido y no un tropiezo más en su carrera como explorador de la suboscuridad. Observó, no sin cierta envidia, como Helayna había conseguido toda la dedicación del fornido Ash y sonrió al ver a ésta sentirse más cómoda una vez que estaban todos abajo. 

Fue cuando su atención se posó en las mejores maneras de cruzar el oscuro lago sin causar demasiadas perturbaciones en las aguas, a pesar del caer de las cascadas cercanas, el semielfo no quería llamar la atención de cualquier criatura que habitara las profundidades del estanque subterráneo. Mirando primero a Ash y con una chispa de ingenio, agradeció para sí mismo que Gowther no hubiera vendido cierto anillo en aquella ocasión.

- Propongo para cruzar que usemos el anillo de andar sobre las aguas de Ash, puede cruzar uno con unos de los familiares al hombro, y una vez que esté al otro lado sano y salvo, puede enviar de vuelta el anillo con uno de los cuervos o con "Luthien", que vez mejor en la oscuridad, de vuelta. Una vez con el anillo en este lado de la orilla repetimos el mismo plan hasta que todos hayamos cruzado ¿Qué os parece? Hay que optimizar nuestros escasos recursos aquí abajo... 

Martin sonríe mientras observa la superficie acuosa, y susurra una oración a la Reina cuervo para que el destino les sonría esta vez.

Hela tocó el suelo con los pies y abrió los ojos, soltándose de las espaldas de Ash despacio y con cuidado; era curioso como, ahora que había alcanzado tierra firme, se sentía menos segura que suspendida en el aire encaramada al cuerpo del guerrero. Además no pudo evitar recordar durante aquel viaje, mientras le abrazaba con fuerza, la imagen de su cuerpo corpulento y desnudo en el Oasis días atrás. Le sonrió ruborizada, con una risita nerviosa que se escapaba de su boca - Gracias Ash, te reservo otro baile para la próxima - le dijo devolviéndole una pequeña y graciosa reverencia y recolocándose la túnica nerviosamente, sin saber muy bien qué hacer. Se podía adivinar que la elfa no estaba acostumbrada a este tipo de situaciones y, cuando Kath le hizo el comentario seguido de un codazo, Hela se rió y le susurró - calla... - mientras miraba a Ash de reojo.

Observó al resto de sus compañeros para comprobar que todos estaban a salvo y se acercó al profundo y oscuro lago. Su mirada se perdió en las aguas negras e insondables, que junto con el sonido ensordecedor de las cascadas, transportaban a la hechicera a un lugar lejano. Se preguntó qué clase de criaturas morarían en aquellas aguas, deseando no tener que enfrentarse a ellas. Justo cuando empezó a plantearse cómo podrían cruzar el lago, la voz del semi-elfo les dio la solución. Le dirigió una mirada de alivio y un asentimiento con la cabeza como respuesta afirmativa a su propuesta. 

Ash tomo aliento al llegar abajo. Los músculos le ardían enrojecidos por el esfuerzo.

-Claro, cuando quieras guapa -guiñó a Helayna y departió algunas sonrisas a media voz- Bueno ya estamos todos juntos de nuevo, como una gran familia, mmm? Con mi anillo caminaremos sobre las aguas pero si hay alguna cosa en el fondo nos sentirá igualmente -recogió un canto de la orilla- que os parece ¿miramos si hay alguien en casa?

Antes de que pudieran responder el guerrero articuló su poderoso brazo para lanzar la piedra al agua docenas de metros más allá, lejos de su trayectoria para cruzar a la otra orilla. El tiempo pareció detenerse cuando el guijarro chapoteó en la oscuridad justo antes de hundirse. Todos contuvieron el aliento observando la superficie del agua.

La piedra rompió la superficie del agua y las ondas se expandieron por todo el lago, más allá incluso de la aguda vista de Zevatur. 

Todos esperaron unos tensos segundos, mientras la perturbación provocada por la piedra arrojada por Ash iba remitiendo poco a poco, hasta que el lago volvía a estar en calma.

Si había algún pez en las aguas subterráneas, sin duda la piedra parecía haberlos ahuyentado. 

El silencio sólo era roto por la caída de las cascadas que, a la altura de la superficie del lago era más bien espuma. 

Ash respiró y sonrió a sus compañeros satisfecho. 

-Nada que temer, podemos pasar. Que nadie se entretenga a medio camino de todas formas. Qué alguien me mande el pájaro al otro lado. Nos vemos allí.

Ash comprobó que realmente se sostenía sobre las aguas como un mesías antes de apresurar el paso en dirección a la otra orilla. Las cascadas amortiguanbam el ruido de la carrera así que solo se preocupó de llegar al otro lado lo antes posible.

-Cuanto mas se puede descender en esta montaña..-bromea asido con dificultad a la minúscula playa de cantos. - Siempre hay un pez mayor- dice mirando hacia la nada.

Paciente, espera su turno para cruzar al otro lado. 

El muchacho de piel roja hizo un gesto y susurro en voz queda con firmeza. - Hay patrullas Duergar arriba, casi me ven! Seria mejor intentar guardar silencio, podrían oírnos. - Después asiente al plan de cruzar uno a uno por el lago. A pesar de sentir que podría respirar el agua gracias al ritual de Gothwer, preferiría no tener que sumergirse en el agua fría. 

Zevatur ve cómo Ash camina con paso decidido hacia la otra orilla, parece que se dirige hacia una playa un poco más ancha que en la que ellos se encuentran. Luthien vuela en silencio a su lado. 

Cuando ha cruzado más de la mitad parece detenerse, mirando hacia su izquierda y al fondo del agua, como si hubiera visto algo o estuviera escuchando. Al cabo de unos segundos, se vuelve hacia el grupo, a sabiendas que Zevatur aún puede verle y hace señas para que el resto vaya con él y señala hacia abajo y a la izquierda de la posición del grupo. 

Antes de que Zevatur pueda siquiera decírselo al resto, Ash se zambulle en el agua, no sin antes dedicar una sonrisa al tiefling. 

Zevatur mira a Ash mientras camina y da un pequeño respingo cuando se sumerge. - Algo malo ha pasado... Se ha metido dentro del agua sin avisar... Habrá sido encantado? Justo antes de entrar nos ha mirado, ha hecho gestos de que lo siguieramos y se ha metido en el agua. Encantado o no, no podemos dejarle solo! - Dice mientras se sumerge en el agua dispuesto a ayudar a su amigo.

Alertado por Zevatur el bardo solo puede sentir impotencia por su situación. A ciegas, en el fondo de una sima y con el agua agitándose según el tiefling rompe la quietud del lago. En un principio reticente a entrar en el agua, maldice entre murmullos cubriendo las espaldas de Zev. Se despoja de la mochila mientras sus extremidades, poco a poco, se introducen en las frías aguas. 

-Voy a tu zaga, chaval- le dice intentando emular las expresiones reconfortantes de Ash..-¿Un encantamiento? ¿Qué mas has visto, Zev?- Sacando su rapier conjura el escudo de energía mientras intenta recordar aquellas clases magistrales en el colegio bárdico sobre contrarrestar encantamientos.. tiempo en el que todo su interés era contrarrestar las resacas. -Me temo que bajo el agua mis trucos se acaban.

Martin observó casi con horror cuando Ash lanzó la piedra contra el lago removiendo las oscuras aguas y agitando a cualquier criatura agresiva que pudiera habitarlas, cuando intentó reprenderle y hacerle entender que las decisiones precipitadas y sin pensar podrían traer consecuencias, el fornido guerrero de músculos cincelados ya estaba cruzando el lago con Luthien a su lado. - Hubiera sido inútil razonarlo - murmuró más para si mismo que para los demás compañeros. Pronto le perdió de vista y esperó lo mejor tras su oración, pero a veces la Señora del Destino usa extraños caminos y toca inciertos hilos causando caos donde debería haber orden.

Tras oír la preocupante advertencia de Zevatur, que al parecer poseía un rango de visión incluso más desarrollado que el suyo, y la intrépida respuesta de Guilber adentrándose en el lago para ayudar a su indiscutible líder, Martin maldijo de nuevo en alto, algo que sin duda habría oído a algún rudo estibador de puerto de la peor calaña y que haría enrojecer incluso al más curtido enano. - ¡Me cago en la puta reina meretriz de la jodida Oscuridad que se dejó preñar por los múltiples tentáculos de un Aboleth - A gran velocidad empezó a valorar sus propios recursos... El arco iba ser inútil en un combate bajo el agua,  y su reducida capacidad de movimiento y reacción, tampoco harían mucho cuerpo a cuerpo. Decidiendo dejarle más espacio a los hechiceros del grupo para operar, se adelantó unos pasos adentrándose en el congelado lago, sintiendo como le calaba hasta los huesos, avanzó hasta que le llegó el agua hasta la cintura y sacó su arco apuntando en la distancia hacía donde Ash había desaparecido esperando su oportunidad por si alguna bestia o aberración asomaba a través de la superficie.

-Bravo por el pollo- dice Morko cuando ve a Ash sumergirse, pero rápidamente reacciona cuando ve a Guilbert prepararse para lanzarse.

 - Espera Guilbert, rápido Martín la cuerda, atate con ella Guilbert así podremos sacaros más deprisa. Danos tirones para saber cuándo lo tienes o quieres que te saquemos.

Morko espera a que sus compañeros hagan caso, y se dispone a coger la cuerda.

Hela se mantuvo alerta cuando Ash inició su marcha sobre las aguas, observando el lago en busca de cualquier indicio de movimiento o peligro y, aunque intentó detectar algún sonido, el estrepitoso ruido de las cascadas no le permitía discernir nada más. 

Cuando Zevatur alertó de la desaparición del guerrero hacia las profundidades, la elfa tensó todo su cuerpo, acercándose a la orilla intentando otear el punto en el que su líder se había desvanecido y visiblemente confusa y preocupada exclamó al aire: ¿cómo que se ha metido en el agua?¿Ha sido atacado?... ¡¿encantado?! - marcó esta última pregunta completamente desconcertada. Ash nunca haría una tontería semejante si no tuviera buenos motivos, y a la hechicera no se le ocurría ninguno más que no implicara peligro inminente.

Escuchó a Martin maldecir como nunca lo había hecho e internamente estuvo de acuerdo con él, mientras se adentraba en las aguas y el gélido y húmedo frío se apoderaba de su ropa y de su cuerpo; pero la adrenalina producida por la imperiosa necesidad de ayudar a Ash permitía que la temperatura no le afectara, al igual que las indicaciones de Morko de coger una cuerda. Sabiendo que no todos podrían hacerlo, decidió no perder tiempo y se zambulló de cabeza en la negrura líquida, cogiendo aire y aguantando la respiración. Sabía que disponían del hechizo de respirar bajo el agua de Gowther, pero su instinto de supervivencia le obligó a mantener el aliento. Comenzó a nadar hacia el lugar en el que se había perdido el rastro de Ash y, sin poder aguantar por más tiempo, experimentó como una bocanada de agua se transformaba automáticamente en oxígeno en sus pulmones. 

La situación no parecía muy positiva. Al parecer últimamente los enemigos que atacaban al grupo empleaban artimañas mentales en lugar de la fuerza física. Antes que Helayna se zambullera.-Helayna te animo que a que desconvoques a tu compañero, yo haré lo mismo. No querrás que el pobre se ahogue o le suceda cualquier altercado aquí fuera por no poder ver los peligros-Dijo con una sonrisa amigable. Tras pronunciar estas palabras, les acompañó e hizo desaparecer a Luthien con una caricia en su cabeza.

Los compañeros que se introducen en el agua tienen que reprimir un escalofrío mientras que Martin aprieta fuertemente los dientes para evitar castañear. Kath le guiña un ojo mientras se sumerge tras el resto. 
- Te vas a perder el tesoro que seguro ha encontrado. Igual es Lady Kima - comenta antes de que su cabeza desaparezca bajo el agua. 

Los segundos pasan lentamente y el semi-elfo sigue esperando pero ni siquiera las burbujas suben de nuevo, ya que gracias a la magia del eladrin pueden respirar. Morko sujeta la cuerda esperando tirar si Guilbert le hace la señal. 

Los demás van buceando, viendo cada vez menos en las oscuras aguas, pero Zevatur, que es el que mejor vista tiene, ve a Ash un poco delante. Van acercándose poco a poco a la zona donde perdieron a Ash pero no ven al guerrero. Es más. La visibilidad es extremadamente reducida sin algún punto de luz. 
Gowther calcula que aún les quedará la mitad del camino por recorrer y la sensación de Helayna bajo el agua negra es de, sorprendentemente, calma. 
Si no fuera por el frío sería hasta agradable. 
Manteniéndose cerca de la superficie para no perderse de vista entre ellos van avanzando con cautela. 

Martin y Morko contemplan la superficie del lago, con la tensión de la cuerda que arrastra Guilbert. Esperando. 

El resto del grupo está buceando hacia el lugar donde vieron por última vez a Ash, y allí le ven, algo más adelante y un poco más profundo haciéndoles señas para que se acerquen, se da la vuelta y se interna en las oscuras y frías aguas. El resto el grupo le sigue, perdiendo de vista la superficie. 

Morko, de repente, siente la cuerda quedar laxa en sus manos. Parece que Guilbert se ha soltado, o algo ha cortado la cuerda...