Después de la breve negociación con aquel ser llamado Klarotah, el grupo aceptó a regañadientes - Morko más que ninguno - la condición que les impuso para ayudarles. El tiempo apremiaba y el príncipe de los enanos no tuvo más remedio que ceder, no sin antes dirigir una mirada de desaprobación y una maldición incomprensible a Ash, que como líder indiscutible incitaba al movimiento.
Por otro lado, era de vital importancia decidir qué hacer con el aboleth y, finalmente e ignorando el consejo del nuevo acompañante, los aguerridos e intrépidos aventureros se decantaron por enviar a Luthien invisible hasta el campamento duergar, llevando en su pico la chirla encantada con la orden de depositarla en un rincón. Todos miraron con una sensación de satisfacción plena cómo una pequeña concha surcaba el espacio hasta perderse en la negrura. El ser oscuro del lago y los duergar se enzarzarían en una batalla en la que ambos bandos saldrían malheridos y confusos, otorgando el tiempo suficiente al grupo para adentrarse más aún en las entrañas de las rocas. Se trataba de un plan perfecto, nada podía fallar y, gracias a la confianza que ofrecía esta seguridad indiscutible, decidieron descansar para reponer fuerzas y curar parte de las heridas más graves de la última batalla.
La hechicera, que milagrosamente no había recibido ningún daño en la refriega, aprovechó el descanso de sus compañeros para adentrarse en las heladas aguas de nuevo, esta vez en soledad, sin encontrar más que algunas monedas de oro que recogió sin dilación. Al estar alejada del resto, no fue testigo del temor que experimentó Gowther cuando, repentinamente, dejó de sentir a su familiar. El eladrín miró a sus compañeros sin saber realmente lo que le había sucedido a su lechuza pero, aunque no llegó a expresarlo en voz alta, un reprobatorio “os lo dije” retumbó en sus pensamientos. Inquieto, manifestó su temor y una sombra de duda se impuso en el ánimo del grupo.
Hela volvió a salir de las aguas abandonando de nuevo aquella sensación de paz y serenidad que tanto le recordaba a su hogar para reunirse con sus aliados y comenzar la marcha hacia el interior de las rocas, guiados por la nueva compañía tentaculoide. La elfa le observaba con una curiosidad creciente, esperando tener oportunidad de hablar con él y conocerle un poco más. Aunque muchos de sus compañeros se mostraban reticentes ante su presencia, a ella le resultaba increíblemente interesante.
Reanudaron la marcha en el mismo orden en el que solían moverse, como si fueran figuras de ajedrez en un tablero en el que todos sabían sin preguntar cuál era su posición, mientras que Klarotah cerraba la marcha.
Cuando habían recorrido pocos metros camino a la entrada de un pasadizo, Martin detuvo en seco la marcha y levantó el brazo, señal inequívoca de que algo sucedía. Sin que nadie lo hubiera podido imaginar, ante ellos apareció el aboleth, el mismo que había sido convertido en almeja y debía yacer muerto en el campamento. A su alrededor, comenzaron a surgir figuras de duergars, armados y dispuestos a atacar, y un Illithid amenazador que se mantenía en la distancia.
Los aventureros les miraron absolutamente desconcertados e incrédulos, sin ser capaces de entender qué había podido salir mal de su perfecto plan, mientras el ser marino, que había recuperado su forma y su vigor, se dirigió a ellos dándoles a elegir la rendición instantánea o una muerte segura. Un silencio sepulcral se impuso en aquella playa, tan denso como una niebla espesa que casi se podía tocar. Hasta que una risilla nerviosa, proveniente de Ash y que se extendió como la pólvora a todo el grupo, estalló diluyendo la tensión y convirtiendo ese momento en uno de los más absurdos de toda su existencia. Todos menos Kath, que no entendía nada y miraba a sus compañeros desconcertada, reían incontrolablemente, como si fuera la única reacción posible ante semejante panorama. Ash, levantó los brazos en señal de obediencia intentando, entre sonoras carcajadas, rendirse ante el incuestionable poder del aboleth. Y aunque su intención era completamente veraz, las risotadas solo consiguieron que sus enemigos pensaran que les estaban tomando el pelo.
- De perdidos… - consiguió balbucear el guerrero, encogiéndose de hombros y aferrando fuertemente a sus chicas, lanzándose hacia uno de los duergars, dando el pistoletazo de salida al inicio de la batalla. En este momento, Klarotah desapareció sin dejar rastro.
Recompuestos del ataque de risa, el grupo fue consciente de que era momento de desplegar los pocos recursos que les quedaban. Y todos eran conscientes igualmente de que el aboleth debía ser el objetivo prioritario a abatir, intentando minimizar el riesgo de volver a ser dominados por sus sortilegios, al igual que el mind flayer que se mantenía a su lado.
Entre ataques, disparos y hechizos, algunos más certeros que otros, el grupo de duegars fue menguando en número, mientras que la vida del aboleth iba disminuyendo poco a poco. Sin embargo, el Illithid enemigo había hecho uso de su invisibilidad, lo que suponía un riesgo aún mayor para el grupo.
El bardo tampoco tuvo suerte esta vez y, como si de una relación de amor-odio se tratara, volvió a ser el objetivo del ser de las profundidades, cayendo de nuevo en su trampa mental. Zevatur, tratando de librarle de la dominación, erró igualmente en su ataque y el humano músico atacó a sus compañeros una vez más, afortunadamente sin provocar bajas.
Martin expuso el absoluto dominio de su arco arrebatándole la vida a varias criaturas con unos disparos limpios y certeros, casi sin pestañear. La danza hipnótica, exquisita y letal de un Gowther en plenitud cercenó la vida de varios enemigos, hasta llegar al aboleth. Por su parte, la fuerza bruta y el manejo experimentado de las armas de Ash, permitieron al guerrero abrirse paso hasta la criatura que mantenía hechizado a Guilbert. Kath, presa aún del desconcierto de la situación, intentó defender a su amiga elfa de varios enemigos que la rodeaban, pero la humana falló varios de sus ataques. Morko por su parte, repartía hachazos a sus enemigos como si de un paseo matinal se tratase, sin ni siquiera hacer uso de sus magias más poderosas.
Y así fue avanzando el combate, hasta que las profundas y sangrantes heridas propinadas por Martin, Gowther y Ash obligaron al aboleth a intentar curarse y Guilbert fue liberado de su encantamiento; poco después, el ser marino fue condenado al fin de su existencia. Los pocos duergars que quedaban aún en pie fueron derribados por el resto del grupo y por Klarothad, que había resurgido detrás de un infeliz al que sorbió el cerebro con deleite. Solo la peligrosa amenaza del Illithid continuaba presente, pero fue breve gracias a la pericia una vez más de Gowther y Ash. Y esta vez, el último golpe certero del guerrero le perdonó la vida; necesitaban ese cerebro para conseguir información.
La calma reinó de nuevo en aquella playa plagada de cadáveres y olor a sangre y putrefacción. Solo la siseante y perturbadora voz de Klarothad rompió el silencio: Impresssssionante...
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin acabó el combate sorprendiéndose a si mismo al no haber sido herido, sabía que la ventaja de permanecer invisible en la oscuridad para todas las criaturas, incluso para aquellas de que dependían de su infravisión, era una buena baza a jugar y le hacía especialmente letal. Se alegró de haber salvado de una horrible y descarnada muerta a Ash, cuando vio que los tentáculos del desollamentes enemigo intentaban abrirse paso hasta el cerebro de su líder. Empezaba a sentirse útil de nuevo y parte de la confianza perdida en las últimas semanas se iba recuperando poco a poco.
Sin embargo su nuevo "aliado", Klarotah, le generaba todo tipo de desconfianzas. Apenas había abierto la boca en las presentaciones previas, o mejor dicho, abierto su mente al toque viscoso de las palabras de aquel ser. Era malvado, y simplemente se mantenía dentro de los límites de la diplomacia porque nos necesitaba. Otro "ente" aún más malvado y al parecer influyente que él le había hecho caer como un paria entre los suyos. Eso no le hacía mejor persona, o mejor abominación, lo que fuera más apropiado... simplemente le hacía más abierto a la negociación, pero el mal seguía ahí dentro, y tampoco hacía mucho por disimularlo.
El comandante de los Duergar yacía medio inconsciente y retenido a los pies del grupo, mientras el Illitihid se acercaba lentamente para efectuar su "interrogatorio". - Esto no va a ser nada agradable- pensó el mestizo, esperando que al menos la criatura tuviera algo de respeto y no se metiera en sus mentes para leer cada pensamiento.
Ash tomó aire y observó la escena que dejaba el combate. Lo habían conseguido. Todos habían hecho su parte perfectamente. Observó a Helayna desenvolverse entre los caídos. Sin saber por qué, se sintió aliviado al verla sana y salva. Cruzó un saludo agradecido con Martin, ese disparo le había salvado el pellejo. Ash observó con una mueca de desagrado a su nuevo aliado illithid relamerse el pico tras haber vaciado la cabeza de uno de los duergars. Era una criatura vil, nadie perdía eso de vista, pero se necesitaban mutuamente. El destino hace extrañas compañías, esa era una de las primeras cosas que había aprendido de campañas. Registró a los caídos que tenía cerca con metódica indiferencia.
El crujido del cráneo del general duergar le alertó de que el interrogatorio al general de los duergar había comenzado. Klarotah ferraba con sus tentáculos la cabeza del duergar, cuyo cuerpo yacía desmadejado en la arena de guijarros negros de la cala.
—¿Qué queréisss saber? —siseó obscenamente en sus mentes mientras las babas se deslizaban repujnantemente sobre el rostro de su víctima.
Tras una serie de preguntas sacaron en claro que lady Kyma y su grupo había sido apresada en el puente de piedra por una patrulla duergar hacía dos semanas y que la habían llevado a Emberhold, para interrogarla antes de ajusticiarla. Quizá estaba muerta ya, pero sonsacaron al general la existencia de una entrada secreta oculta bajo una cascada de lava que llevaba a los calabozos. Tenían que intentarlo, habían llegado demasiado lejos para darse la vuelta ahora.
Dejando un rastro de muerte tras ellos, el grupo se internó en los túneles que habían de llevarles a la pérfida capital de los duergars. Nadie hablaba, ni siquiera Guilbert. Tras un rato avanzando a buen ritmo por los túneles, guiados por el siniestro illithid, por fin pudieron detenerse y descansar relajadamente, lejos del emplazamiento fronterizo duergar. Hicieron guardia y durmieron por turnos. Ash advirtió la curiosidad de Helanya por Klarotah y, sin saber exactamente por qué, le hirvió la sangre. En un momento dado se acercó a ella.
—Lo hiciste muy bien antes, todos lo hicieron, pero no había tenido la oportunidad de decírtelo —susurró a la elfa amablemente—. Fuiste muy valiente al tomar aquella posición. Una apuesta, un riesgo asumible, sabías que podías contar con el resto. Pero él —observó al illithid con seriedad— él es una certeza, nos traicionará, no te encariñes con algo así.
La hechicera se mantuvo atenta al interrogatorio del illithid, sin intervenir excepto para intentar asegurarse de que Lady Kima seguía con vida. La información no fue esperanzadora y, una vez más, el tiempo se convertía en el mayor enemigo del grupo y en el monstruo más difícil de combatir.
Se pusieron en marcha poco después, recorriendo aquellas grutas silenciosas y gélidas como el ánimo de la mayoría del grupo; aún cuando habían salido airosos de la batalla, todos estaban exhaustos y heridos, y los acontecimientos de las últimas horas comenzaban a pesar demasiado sobre sus hombros. Encontraron por fin un lugar en el que refugiarse y descansar y Hela buscó un rincón en el que recostarse lo más alejado posible de las corrientes de aire. Sus ropajes aún continuaban húmedos y, desde que había salido de las aguas de aquella laguna, no había sido capaz de entrar en calor.
Cuando el guerrero se acercó a ella, la elfa le sonrió con ternura. El humano ejercía ese extraño poder de hacerla sentir reconfortada y a salvo, una luz a la que aferrarse y continuar en medio del caos y la oscuridad. Era ya la segunda vez que se dirigía a ella alabando su valentía, pero la hechicera se veía aún muy alejada de sentirse valiente; no obstante, le producía un profundo bienestar que Ash le regalara esas palabras - sé que me desvié de mi posición - contestó, recordando las directrices generales del líder ante cualquier combate - pero creí que la situación bien valía el riesgo; no pintaba muy bien el escenario con nuestro aboleth renacido, aunque debemos reconocer que tuvo momentos divertidos - no pudo evitar una leve carcajada al recordar el ataque de risa grupal - pero siento que soy yo la que debe darte las gracias por... por todo - dejó unos segundos las palabras en el aire, ocultando algo que finalmente no se atrevió a exteriorizar. Desvió la mirada nerviosa hasta posarla sobre el illithid, suspirando ante las palabras de su líder cuando se refirió al nuevo compañero - quizá tengas razón, pero solo quiero darle una oportunidad- su mirada se ensombreció con un halo de tristeza y susurró de manera que difícilmente pudiera escucharla alguien que no fuera él - conozco demasiado bien la sensación de soledad de la que habla, y el sentirse rechazado y repudiado por tus semejantes - Ash pudo detectar sinceridad y dolor en sus palabras - pero te prometo que me mantendré alerta y tendré cuidado - y le sonrió, mirándole de nuevo, haciéndole partícipe de la confianza que depositaba en él.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Morko no quiso apartar la mirada durante el interrogatorio,no fue agradable y no se compadecía del pobre desgraciado, nadie merece acabar siendo la cena de un azotamentes, pero él se lo había buscado y nosotros necesitamos respuestas.
El saber que lady Kima estaba viva era por fin una buena noticia, puede que bajar por el lago no fuese a ser del todo una perdida de tiempo.
Cogiendo sus cosas se dispuso a seguir el camino, pero se puso al lado de Guilber y le dijo:- No me fío de nuestra nueva compañía, trataré de mantenerlo vigilado, pero más vale que estemos atentos. No entiendo la "amigable bienvenida" que se le ha dado a ese monstruo.- Tras lo cual se pone el último en la fila sin perder de ojo al ilicido.
Cuando pararon a descansar una sonrisa se esbozo en su rostro al oír a Ash, por lo menos el líder tampoco se fiaba de él. Con cuidado Morko se quitó toda la armadura y con esmero empezó a secar las partes y aplicar un poco de aceite para proteger la armadura y sus armas del efecto corrosivo del agua. Durante todo el proceso Morko fue recordando lo acontecido desde que llegaron a la infraoscuridad y empezó a tararear para si mismo una canción enana:
Far over the misty mountains cold To dungeons deep and caverns old We must away ere break of day To find our long-forgotten gold
The pines were roaring on the height The winds were moaning in the night The fire was red, it flaming spread The trees like torches blazed with light
Las horas de descanso del grupo pasan lentas en la oscuridad de las cavernas y pasadizos bajo la superficie del mundo.
Todos los compañeros se acomodan como pueden en la dura y fría piedra de la pequeña cueva que han encontrado Martin y Kath un poco apartada, siguiendo una galería secundaria, del camino que su inquietante aliado les va indicando.
Todos mantienen conversaciones cortas y en voces quedas. Pese a que han salido victoriosos de un encuentro más que peligroso, la sensación de victoria es eclipsada por las noticias del futuro incierto de Lady Kima, y la amenaza que representa el ser conocido como K'Varn no sólo para la Suboscuridad si no, al parecer para Mithral Hall y posiblemente todo el Norte.
Una vez más recuperado Gowther es capaz de realizar sus rituales y conocer las habilidades de los objetos que Guilbert recuperó de los cadáveres que había en la guarida del aboleth. Del mismo modo vuelve a invocar al desdichado Luthien. Si algo han aprendido es que los duergar poseen unos sentidos muy agudos en su tierra natal.
Klarotah se mantiene lo más apartado del grupo que puede y sólo contesta lo justo si alguien se dirige a él.
Cuando el grupo comienza a desentumecerse y toman un frío y frugal desayuno, el illithd les propone utilizar pasadizos secundarios para llegar a Emberhold, pero les advierte.
- Antes o después tendremos que cruzar las cavernas del Espejo Negro. Allí estaremos expuestos a las patrullas duergar, debemos movernos con cautela. Siempre podemos arriesgarnos e ir por la ruta principal, pero nos arriesgamos a que patrullas duergar o movimiento de tropas nos detecten. -
Espera paciente, flotando a unos centímetros del suelo, la decisión de los compañeros.
En la suboscuridad todo es agresivo.. pero no contaba con aquella terrible alianza. El Aboleth volvía y, era de esperar, mas enfadado aún con Guilbert tras la terrible ofensa de haberse convertido en la única Vieira milenaria que recordaba el inicio de los tiempos. Menos mal que la dominación duró lo que la vida de la aberración, apenas un minuto. Escasos recuerdos se guardan en la mente del bardo. Enanos gigantes de tamaño menguante, chico-demonio contrarrestando un avieso hechizo que lanzaba contra sus compañeros y una ensalada de espadas que dieron cuenta uno tras otro de los infelices enanos que se ponían delante. Así hasta que el mundo se apagó en la cabeza del capitán del puesto de vanguardia Duergar. Ese solo era el primero de sus problemas.
Decir que el interrogatorio fue desagradable es quedarse corto, muy corto. Y Guilbert necesitaba analizar la forma de hablar y tono de aquel enano oscuro, así como conseguir importante información para posibles encuentros futuros. Todo apuntaba a una misión suicida a la capital Duergar. Si ya les daba miedo un puesto de avanzada, sorprendía que todos estaban dispuesto a penetrar con subterfugio una ciudad en las profundidades de la tierra. No pudo mantener la mirada cuando el Illithid sujeto la cabeza el prisionero. Un escalofrío recorrió su espina dorsal tras oír el sucio chasquido de un cráneo horadado. -vuestra hora del te debía ser todo un espectáculo.. dantesco- murmuró señalando también al aboleth con quien compartía.. grieta. Antes de continuar su camino por el pasadizo que se abría en la fría roca Guilbert se acercó a la aberración que le había dominado en dos ocasiones. La bestia inerte, había dejado una lacra en el bardo que sería difícil olvidar. Peor él tampoco quería. Sacó su daga y extrajo algunos de sus afilados dientes y colmillos.
El camino por la suboscuridad fue tedioso, y el extraño compañero de camino despertaba todo tipo de recelos. Las mismas reticencias hacia él parecía tener Morko. -Cuando todo se puso en nuestra contra fue el primero en desaparecer..- le dijo, con discreción..- esa sabandija es poderosa y tiene mas trucos que una madam de Baldours Gate.-Y tras eso, continuaron el avance por aquellos fríos túneles rocosos acompañados por el triste canto del canto. No comprendía el idioma pero aquella voz profunda transmitía dolor y tristeza.. y esa añoranza al pasado conmovió a Guilbert, mas acostumbrado a provocar esos sentimientos en los demás que a recibirlos.
Ya en el improvisado campamento pudo centrar su atención en aquel instrumento mágico, aprovechando también la distancia que el Illithid cogía. A simple vista no supo reconocerlo pero algo le resultaba familiar en aquel laúd y esperó atento a que Gowther terminara. -Como te agradezco tus revelaciones, Gowther,.- le dijo nada mas acabar y con el objeto ya en sus manos. -Ahora no tengo dudas. Es uno de los siete instrumentos de Falataer.. -hizo una pausa, aún entusiasmado por el descubrimiento..- uno de los bardos mas grandes de todos los tiempos, e impulsor de la primera academia musical de bardos. De esto hace muchos muchos años -continuó, observando el impecable estado del Laúd- Falather creo siete legendarios instrumentos de los que todo bardo a escuchado hablar y a cuya búsqueda muchos han dedicado su vida entera. Entregó estos instrumentos a los mejores de entre sus discípulos. Gracias a su innato talento y una depurada educación artística y ayuda de estos objetos, se convirtieron en grandiosos bardos.. fundadores de las siete grandes escuelas. - la melancolía tiñó sus palabras.- Hace mucho.. algunas se mantienen a duras penas, otros como la mía, Nueva Ollamh, que como indica su nombre, se reconstruye sobre sus cenizas intentando recuperar el esplendor de otrora. Y otras que han desaparecido para siempre, como la relacionada con este instrumento.. la academia Doss.. o eso dicen. Estaba en la ciudad de Berdusk a la sombra del castillo de la Dama.. con la que ahora he contraído, una mas,-añade llevándose la mano a la cara- deuda.
Aprovechó el descanso para familiarizarse con el Laúd, y siguiendo las pautas que el Eladrin había descubierto para desencadenar las propiedades mágicas que encerraba. Apenas pegó ojo esa noche, emocionado como un chiquillo por aquel descubrimiento. Y si el estaba así, ¿cómo se pondría su anciano mentor cuyos ojos, cansados de vivir, jamas habían contemplado uno?. Hasta que ya agotado, cayó dormido al calor de la hoguera.
-Duergar en un camino o duergar en el otro.. parece sencillo .- contestó al Illithid- solo hay que desaparecer cuando nos crucemos con ellos, ¿no?.- se sonrió.- No nos olvidemos de los seres ensamblados que acosaban a los mineros..-volvió a preguntar a Klarotah..- ¿Bajo el confort de tu morada has llegado a tener conocimiento de extraños seres? Podrían ser un riesgo añadido.
El combate dejó a Zevatur exhausto, sin apenas recursos y sin apenas energías para continuar. La súbita desaparición del Ilith justo antes del combate le mostró lo que podrían contar con aquel aliado en los problemas que se planteasen más adelante. Poco. Pero quizás la siguiente vez podría estar atento para interrumpir el efecto mágico con un contrahechizo...
A la hora del interrogatorio decidió apartarse, no por problemas éticos, pues aquel duergar seguro que había cometido crímenes que auguraban con creces la pena capital, y después de todo era imposible cargar con un prisionero en estas circunstancias. Pero aun así la escena le repugnaba y se aparto a un lado. Sus pensamientos daban vueltas a lo mismo una y otra vez... en esta misión se sentía algo perdido, algo descentrado, sin una motivación fuerte que le guiase. Y sus pensamientos volvían una y otra vez, como en un circulo vicioso a Bahamut, buscando guía y dirección.
Al fin, a la horade descansar el muchacho se envolvió en la manta para rendirse a un bien merecido descanso.
“¡¡Eh, chaval!! ¡¡Espabila!! ¡¡Convócame!!”
Zevatur se despertó dando un respingo que arrojó a un lado la manta con la que se arropaba para dormir. “¿Qué, quién…?” El pensamiento de Zevatur se reflejó en una mueca de extrañeza en su rostro.
La voz de su cabeza suspiró con exasperación.“¡Me cago en Tiamat!... Bahamut te ha asignado a mí para que me ayudes en el rescate de Lady Kima. Y lo primero que tienes que hacer es convocarme, ahora mismo estoy atrapado en… Mira, no tengo mucho tiempo, le recé a Bahamut y tú eres mi salvación, convócame y sácame de aquí, estoy comiendo mierda.” Zevatur comprendió de pronto la razón de tener las hiervas y el brasero en su saco de contención y sintiendo la urgencia en los pensamientos de la criatura se dispuso a conjurar la criatura y traerla. Tras varios minutos un pequeño pseudodragón apareció entre las volutas de humo que salían del brasero. La escamada piel del pseudodragon era canela con brillos dorados y sus frenéticos movimientos reflejaban el estrés que había estado sufriendo en las últimas horas.
“Ja!! Ahí te quedas, lame piedras!... jajaj… se tiene que haber quedado pasmado… jajaj… Gracias chaval” La pequeña criatura volaba alrededor de Zevatur con jovialidad, deteniendose de pronto al ver al Illith. “¡¡Huevos y cloacas!!” La imagen del Illith ardiendo y retorciéndose empalado en una estaca se apareció de pronto en la cabeza de todos. Tan solo tras la explicación de Zevatur sobre la alianza temporal hizo que la imagen cambiase. Durante uno o dos segundos se les apareció la tosca imagen de los compañeros yaciendo muertos alrededor de un pequeño campamento con el Illith sorbiendo sus sesos y riendo con placer culinario.
Después se forma otra idea y una imagen en la cabeza de los compañeros. La idea. “Mi nombre, Canela.” La imagen: una imagen del grupo posando, con una distorsionada imagen de Canela encabezándolo; majestuoso, poderoso, más grande de lo normal y con una especie de foco luminoso sobre él, dejando al resto de compañeros en la penumbra.
- Porque revive el nombre de Espejo Negro? -Pregunta zevatur curioso.
Aún quedaban unas pocas horas para reanudar la marcha y la elfa ya había consumido el tiempo necesario para reponerse, así que simplemente dejó que los minutos fluyera lánguidamente mientras observaba a sus compañeros. Kath y Martin habían caído en un sueño profundo pero intranquilo, podía sentirlo en los leves murmullos y los movimientos de sus cuerpos característicos de los sueños vívidos. Deseó que al menos su descanso resultara reparador.
Durante unos momentos se quedó absorta observando cómo Morko lustraba su armadura con cuidado y devoción, como si fuera su bien más preciado. Parecía una tarea laboriosa que el enano cumplía a la perfección. Se dejó llevar por la melodía nostálgica de su tarareo, cerrando los ojos y manteniendo la mente en blanco durante unos segundos, dejándose imbuir por todas esas emociones que de nuevo le provocaba la música, su mayor descubrimiento desde que abandonó su hogar. Automáticamente su mirada se dirigió a Guilbert, que mantenía una conversación en susurros con Gowther sobre su nuevo instrumento y se preguntó cuándo tendría oportunidad de seguir practicando aquel arte tan maravilloso.
Teniendo muy presente la advertencia de Ash, observó en la lejanía al illithid que se había mantenido distante y callado y que no parecía estar durmiendo en ese momento. Fijó su mirada en él, concentrándose en sus pensamientos, intentando de alguna manera proyectarlos hacia el ser que levitaba a unos palmos del suelo.
- Klarotah, soy Helayna, disculpa si te molesto en tu descanso - dijo en sus pensamientos de manera amable mientras arrugaba el entrecejo levemente, como si estuviera haciendo un esfuerzo mental - ¿funciona esto así? ¿puedes escuchar todo lo que pienso? - dijo curiosa, esperando alguna reacción de aquel ser.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El pícaro se había mantenido callado, mientras por primera vez en mucho tiempo, era guiado y no guiaba él, aún así su estado de alerta era alto, buscando cualquier señal o detalle que podría escaparse al levitante aliado, no quería ser víctima de una emboscada de esas criaturas con garfios.
Su puntería había mejorado últimamente, y se sentía algo extraño, como si se desarrollara un lazo un poco más cercano a Helayna o Gowther, salvando las distancias. Su lado humano parecía algo más dormido, menos dominante, y su sangre élfica empezaba a cobrar posiciones. Su vista se había agudizado y encontraba mucho más fácil aprovecharse de las brechas en las guardias de sus enemigos cuando sus ataques obraban con cierta ventaja. Eso le alegró en cierta manera, aunque su parte humana y visceral era la que le había traído tantas alegrías y problemas por igual.
Nuevo Feat: Elven Accuracy
Sus guantes nuevos se ajustaban perfectamente a sus manos, y cuando el frío asfixiante de sus ropas mojadas desapareció, se arropó en su pesada capa de viaje, en colores verdes y grises. Agradeció como el que más el descanso. No sin antes expresar su opnión al Illithid y su lider Ash, acerca del mejor camino a seguir.- Opto por evitar el camino principal, quizás sea un prejuicio que me viene de profesión, pero prefiero evitar el mayor número de Duergar posible, estoy seguro de que encontraremos menos si evitamos el camino directo a Emberhold - Aún así, le dejó esa decisión al musculado y valeroso guerrero, al que por cierto le había observado un comportamiento algo... extraño últimamente. Su preocupación tan repentinamente intensa por la hechicera de las sombras le resultaba curiosa, y la relación entre ellos le confundía. Le recordaba a la extraña relación que tenía Zevatur con Kath, pero quizás algo más bilateral.
Cuando encontraron el lugar de acampada, el agotamiento le golpeó de lleno, y recordando la hermosa canción enana de Morko, que le arrancó varias lágrimas que intentó disimular malamente, durmió profundamente cerca de su ex-pupila.
Fue el extraño olor a incienso y una caterva de imágenes del desollamentes empalado y ardiendo lo que le despertó, saltando como un resorte, se incorporó mirando a su alrededor cuando se percató de la diminuta criatura draconil de dorados colores que revoloteaba alrededor de Zevatur. Otras imágenes menos agradables sucedieron a la primera, mientras el pequeño ser se presentaba al grupo... Martin no pudo pensar otra cosa ... - Es... súper... adorable..."
La voz del Illithid se materializó siseante de nuevo en su mente - si te diriges a mí puedo oírte, pero a no ser que me lo permitas o... lo fuerce, no puedo leer tus pensamientos -
- ya veo... - susurró Helayna hablando consigo misma; el hecho de que aquel ser no pudiera rebuscar entre sus pensamientos con libertad le confería cierta tranquilidad; y, si lo intentaba, al menos podría darse cuenta - debe ser... interesante poder acceder a los pensamientos de los demás - dijo, dirigiéndose hacia él de nuevo - tienes una habilidad muy poderosa que inevitablemente origina mucho miedo. Apenas conozco a tu raza, solo nos hemos topado con alguno de los tuyos y las consecuencias han sido nefastas para muchos de los integrantes de este grupo- dijo observando a sus amigos - no nos culpes por desconfiar de ti, no es nada personal. Supongo que no se suelen ver alianzas como esta muy a menudo - la elfa sonrió, haciendo desaparecer la pequeña arruga de su frente, acostumbrándose poco a poco a hablar con sus pensamientos - como te dije, provengo del Plano de las Sombras, ¿conoces algo sobre los Shadar-kais? la vida allí es... tan diferente a esta...- dijo mientras suspiraba - aún queda mucho camino por recorrer y he de confesar que tu historia me genera curiosidad. ¿Cuánto tiempo llevabas metido en esa gruta? quizá te apetezca charlar con alguien, para variar - dijo la elfa alegremente, ofreciéndose con amabilidad para mantener una conversación.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Tras sopesar la información que podía aportar aquel illithil, Gowther quedó intranquilo de no poder interrogar de primera mano al maligno enano que dirigía a los suyos. Estaba claro que las intenciones del nuevo compañero podían ser tan aviesas como las de sus iguales. No obstante, parecía que no tenían otra opción por ahora...
Durante el descanso, el eladrin pudo ser consciente de como las recientes experiencias en el combate habían lubricado toda la parte de entrenamiento marcial recibida en sus orígenes. La ausencia temporal de sus poderes místicos le habían servido para despertar cierto potencial latente poco despreciables en sus aptitudes físicas.
Antes de que todo el mundo despertara, Gowther pasó la mitad de su descanso haciendo rituales de todo tipo. Tuvo tiempo suficiente para analizar mágicamente los objetos encontrados y volver a convocar a su compañero Luthien.
Tras acabar esto, se puso a meditar junto a su espada en el silencio de aquellas majestuosas cavernas. Con las piernas cruzadas sobre el suelo y mientras reposaba la hoja de su espada sobre sus manos, Gowther se concentró en cada uno de los combates en los que había acompañado a Aegnor. "Había sido acompañado"... Era extraño, si bien era consciente de las propiedades sintientes de su compañera, de alguna manera empezaba a ahondar en ellas. ¿Era la espada un foco con el que combatir y moldear las energías mágicas a su alrededor para traer justicia a los desgraciados? o ¿era Gowther un conducto para la expresión de la voluntad de tan formidable reliquia?
Cuando todo el mundo despertó, el El'Tael aportó toda la información que disponía de los nuevos objetos al grupo. La decisión estaba clara, al menos con dos de los objetos. El "artista" se quedaría con el instrumento musical y el casi-humano con los guantes... Quedaba la varita. Zevatur parecía ya contar con una similar entre su repertorio de dispares objetos mágicos. Helayna poseía uno que superaba con creces la misma. Miró a Guilbert cuando se acercó a informarse acerca de las propiedades de su nuevo instrumento y le dijo: -Tal vez, la varita pueda interesarte. Con ella podrás mejorar tus aciertos con los hechizos de ataque. Además, cuando alguien esté parcialmente cubierto no te generará dificultades.-Después recordó los objetos que poseía y tal vez la tensión mental de estar empleando tantos objetos en un combate fueran superiores a sus capacidades.-Tantea si puedes emplearla en combate. Si no pudieras, no se si Morko o Martin estarían interesados. Aunque desde que les conozco ni Morko hizo exhibición de hechizos tan refinados y adecuados para este objeto, ni Martin, con sus nuevos e iniciáticos poderes mágicos, tampoco.- Acabó diciendo mientras la sujetaba cuidadosamente entre sus manos. Sin dar mucha más atención a esto, mostró su aprobación sobre seguir caminos alternativos. Ante el nuevo compañero de Zevatur, Gowther se sintió reconfortado de que Zevatur pudiera tener un compañero con el compartir su camino... Puede que incluso le ayudara cuando tuviera alguna duda...
- No estoy seguro de que la el espejo negro sea la opción más segura, si las patrullas duergar la evitan, quizás sea porque es una zona muy peligrosa. En combate somos formidables, pero el terreno traicionero siempre nos juega malas pasadas. ¿Qué puedes contarnos sobre el Espejo negro, Klarotah? - Pregunta Zevatur con impaciente curiosidad.
Despues Zevatur se acerca a Kath y Canela se acerca a Ash. - Es hora de la visión en la oscuridad... - Dice mientras le ofrece la mano con cariño. Una simple idea aparece en la cabeza de Ash, "Canela. Toque. Visión en la oscuridad" y se posa sobre su hombro. Zevatur conjura la visión en ambos a la vez y sonríe, comprendiendo que Canela no solo le sirve de guía en el mundo, sino de ventaja táctica en combate.
Después Canela se poso sobre el hombro de Martin. "Amigo de Zevatur, Amigo mio"
Ash no pudo evitar sonreír divertido ante la imagen mental de presentación del nuevo compañero de Zevatur. Se mantuvo al margen del reparto de objetos mágicos, cosas de magos, mientras Gowther departía con el resto de conjuradores.
—Bienvenido a la compañía de los Fragmentos Extraordinarios, sr Canela. Siempre da caché tener un dragón en el grupo. Es algo a todas luces extraordinario. Aunque cuidado con el ego, ya tenemos un rey por allí —sonrió jactanciosamente señalando al Morko en su inesperada faceta de intérprete— Guilbert, te ha salido competencia, ¿mmm?
Agradeció a Canela el conjuro de visión con un gesto. La pregunta de Zevatur era inteligente y tenía curiosidad para saber qué contaría el illithid sobre ese lago. Sin embargo transitar el camino principal con un ejército duergar pretendiendo marchar por él no parecía mejor idea.
Helanya pudo sentir la mirada del Illithid calvada en ella. Aunque intentó no hacerlo, no pudo reprimir un pequeño escalofrío cuando volvió a escuchar la voz del ser en su mente.
- He oído hablar de tu plano, pero no lo he visitado nunca. No es un lugar que nos interese especialmente.¿ Hay muchos Shadar-kai? Disculpa si no quiero hablar de mi exilio y prefiera olvidarlo, aunque sea temporalmente, mientras tú me cuentas cosas de tu extraño mundo. -
Cuando todos se despiertan y se preparan para continuar el camino Klarotah responde a las preguntas. Puede que ninguno se acostumbre nunca a la susurrante y extraña voz en sus cabezas.
- Estais en la Suboscuridad, moradores de la superficie. Hay una razón por la que las razas que moran en esta eterna penumbra son mucho más fuertes que las que se bañan bajo la cálida luz del sol. Todo es peligroso y no hay camino seguro. Donde no hay una presencia de... civilización las criaturas que moran cazan o son cazadas. No hay camino seguro. -
La elfa mantuvo la mirada fija en el Illithid, preguntándose si habría detectado el desasosiego que le producía sentir aquellos pensamientos en su cabeza. Ligeramente desilusionada por no haber conseguido más información, y con la mayor tranquilidad de la que fue capaz, le contestó observando a su alrededor.
- Podría decir que el Plano de las Sombras tiene cierta semejanza con este lugar. Es oscuro, húmedo e inquietante, más inquietante que el interior de esta roca. Transmite ese tipo de miedo de nada absoluta, que corrompe y consume cualquier rastro de vida - volvió a fijar su mirada en él con una media sonrisa - por eso los Shadar-kais se deben a las emociones fuertes, a llevar al límite de sus posibilidades tanto su cuerpo como su mente para no caer en la melancolía y la desolación a la que inevitablemente te arrastra la oscuridad; muchos abandonan el Plano de las Sombras durante periodos largos de tiempo para exprimir la vida al máximo y buscar emociones fuera de la apatía y la desolación de nuestras tierras - consciente de que aquella criatura solo la escuchaba por educación sin demasiado interés en su discurso, no pudo evitar recordar con añoranza las numerosas horas que pasó charlando con Laeral en la Torre de los Archimagos y cuán diferente se le presentaba ahora la misma situación - yo nací en una ciudad construida en su mayor parte por grandes estructuras de piedra obsidiana. El comercio es intenso allí, así que he tenido oportunidad de mezclarme con varias razas y seres de diferentes planos, pero nunca con ningún…
Su pensamiento se detuvo en seco cuando imágenes vívidas bombardearon su mente. Primero miró al Illithid con extrañeza, mientras intentaba darle un sentido a esa información, pensando que quizá el origen provenía de él. Nerviosa, desvió su mirada hacia cada uno de sus compañeros buscando alguna explicación, hasta que por fin observó a un pequeño dragón, semejante al que había surgido en sus pensamientos, que revoloteaba cerca de Zevatur. Entendiendo que el semi-demonio también contaba con la compañía de un familiar, sonrió aliviada, dando por terminado el monólogo con Klarotah y dirigiendo su atención al nuevo compañero alado. Un susurro provocó que Gloom despertara de su letargo y saliera de entre los ropajes de la hechicera - Parece que tienes un nuevo amiguito, Gloom - dijo divertida, mientras el cuervo se desperezaba y se acercaba excitado hacia Canela - ¡es precioso! - exclamó a Zevatur, alabando su belleza.
Sin más, se preparó para continuar la marcha cuando todos estuvieran listos, dejando en manos de Ash la decisión final sobre qué camino tomar.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El paladín observa al nuevo acompañante del grupo y encoge los hombros con resignación, dos cuervos, una lechuza, un oso celestial y ahora un dragón en miniatura. Sin darle más vueltas prepara su equipo mientras añade: -Estoy con Martin, creo que será mejor trata de evitar a los duegard mientras podamos y cuando lleguemos a las cavernas veremos como hacemos para pasar sin llamar demasiado la atención.
Martin se sintió suficientemente descansado a pesar del sobresalto con el incienso de invocación, y su repentino despertar. Con determinación cogió todo su equipo revisando que todo estuviera correcto y en su sitio, mientras se tomaba un frugal desayuno. Completó su comienzo de jornada ejecutando su ritual sobre la rama de muérdago, y repartiendo las bayas una vez más entre sus compañeros.
- Movámonos, vamos contra reloj, cada minuto que pasa pudiera ser el último de Lady Kima, si es que sigue viva aún.
Agitando a sus compañeros para que se movieran con cierta premura, y tras esperar la confirmación del líder, el semielfo hizo una señal al illitihid para que volviera a guiarlos a través de las cavernas, esta vez por caminos secundarios aunque extremadamente peligrosos. Su sentido de alerta se agudizó al máximo para poder detectar posibles emboscadas, aunque sabía que no era perfectamente infalible.
El illtihid asiente y se aparta para dejar pasar a Martin y Kath en primer lugar. Se mantiene tras ellos, dándoles distancia para no resultar un estorbo, pero lo suficientemente cerca como para poder guiarles. El resto se mantiene tras ellos, a cierta distancia.
Durante la mayor parte de la mañana el grupo se mueve por estrechos y serpenteantes pasadizos, guiados por su inquietante aliado. En una ocasión en la que se ven forzados a cruzar el que Klarota les dice, es el camino principal, deben esperar, mientras la mitad de ellos ya está al otro lado, pues una patrulla duergar recorre el pasadizo principal.
Uno de los enanos oscuros se detiene tras escuchar la armadura de Ash tintinear, pero Klarota, que está a su lado, pone unos largos dedos en el hombro del guerrero y ambos dos desaparecen de la vista. El duergar continua su camino con el resto de la patrulla y unos minutos después todos han cruzado al otro lado.
Tras una breve e incómoda parada para comer sus raciones de viaje, reanudan la marcha y finalmente llegan a una caverna que bien podría ser una planicie. El suelo de obsidiana parece reflejar la luz de algunas gemas que brillan con débil luz morada que proviene de algunas gemas repartidas por el techo, como lejanas estrellas.
Canela sonrío a sus nuevos compañeros, imágenes de fragantes y coloridas flores inundaron sus sentidos. Durante estas primeras horas Canela estaba feliz, la nueva conexión con Zevatur le satisfacía y sus compañeros parecían aceptarle, e incluso adular su aspecto. Un imaginario aroma a canela, dulce y sutil, acompañó a los compañeros.
Desde luego Bahamut había acertado otra vez y la misión para rescatar a Lady Kima volvía a ser factible. Su otra misión, la razón por la que Bahamut le había unido a este hechicero era para guiarle. Pronto vio el caos que el pobre muchacho tenía en la cabeza. Para empezar no era muy inteligente, pero ademas tenia una abundante mezcla de influencias en su sangre; humana, draconiana y demoniaca... y quizás también élfica. Afortunadamente su poder emanaba principalmente de su herencia draconiana y su moral era correcta, alienada con la sangre ancestral del dragón dorado.
Zevatur permaneció en silencio durante la marcha, absorto en la conversación con Canela.
Después de la breve negociación con aquel ser llamado Klarotah, el grupo aceptó a regañadientes - Morko más que ninguno - la condición que les impuso para ayudarles. El tiempo apremiaba y el príncipe de los enanos no tuvo más remedio que ceder, no sin antes dirigir una mirada de desaprobación y una maldición incomprensible a Ash, que como líder indiscutible incitaba al movimiento.
Por otro lado, era de vital importancia decidir qué hacer con el aboleth y, finalmente e ignorando el consejo del nuevo acompañante, los aguerridos e intrépidos aventureros se decantaron por enviar a Luthien invisible hasta el campamento duergar, llevando en su pico la chirla encantada con la orden de depositarla en un rincón. Todos miraron con una sensación de satisfacción plena cómo una pequeña concha surcaba el espacio hasta perderse en la negrura. El ser oscuro del lago y los duergar se enzarzarían en una batalla en la que ambos bandos saldrían malheridos y confusos, otorgando el tiempo suficiente al grupo para adentrarse más aún en las entrañas de las rocas. Se trataba de un plan perfecto, nada podía fallar y, gracias a la confianza que ofrecía esta seguridad indiscutible, decidieron descansar para reponer fuerzas y curar parte de las heridas más graves de la última batalla.
La hechicera, que milagrosamente no había recibido ningún daño en la refriega, aprovechó el descanso de sus compañeros para adentrarse en las heladas aguas de nuevo, esta vez en soledad, sin encontrar más que algunas monedas de oro que recogió sin dilación. Al estar alejada del resto, no fue testigo del temor que experimentó Gowther cuando, repentinamente, dejó de sentir a su familiar. El eladrín miró a sus compañeros sin saber realmente lo que le había sucedido a su lechuza pero, aunque no llegó a expresarlo en voz alta, un reprobatorio “os lo dije” retumbó en sus pensamientos. Inquieto, manifestó su temor y una sombra de duda se impuso en el ánimo del grupo.
Hela volvió a salir de las aguas abandonando de nuevo aquella sensación de paz y serenidad que tanto le recordaba a su hogar para reunirse con sus aliados y comenzar la marcha hacia el interior de las rocas, guiados por la nueva compañía tentaculoide. La elfa le observaba con una curiosidad creciente, esperando tener oportunidad de hablar con él y conocerle un poco más. Aunque muchos de sus compañeros se mostraban reticentes ante su presencia, a ella le resultaba increíblemente interesante.
Reanudaron la marcha en el mismo orden en el que solían moverse, como si fueran figuras de ajedrez en un tablero en el que todos sabían sin preguntar cuál era su posición, mientras que Klarotah cerraba la marcha.
Cuando habían recorrido pocos metros camino a la entrada de un pasadizo, Martin detuvo en seco la marcha y levantó el brazo, señal inequívoca de que algo sucedía. Sin que nadie lo hubiera podido imaginar, ante ellos apareció el aboleth, el mismo que había sido convertido en almeja y debía yacer muerto en el campamento. A su alrededor, comenzaron a surgir figuras de duergars, armados y dispuestos a atacar, y un Illithid amenazador que se mantenía en la distancia.
Los aventureros les miraron absolutamente desconcertados e incrédulos, sin ser capaces de entender qué había podido salir mal de su perfecto plan, mientras el ser marino, que había recuperado su forma y su vigor, se dirigió a ellos dándoles a elegir la rendición instantánea o una muerte segura. Un silencio sepulcral se impuso en aquella playa, tan denso como una niebla espesa que casi se podía tocar. Hasta que una risilla nerviosa, proveniente de Ash y que se extendió como la pólvora a todo el grupo, estalló diluyendo la tensión y convirtiendo ese momento en uno de los más absurdos de toda su existencia. Todos menos Kath, que no entendía nada y miraba a sus compañeros desconcertada, reían incontrolablemente, como si fuera la única reacción posible ante semejante panorama. Ash, levantó los brazos en señal de obediencia intentando, entre sonoras carcajadas, rendirse ante el incuestionable poder del aboleth. Y aunque su intención era completamente veraz, las risotadas solo consiguieron que sus enemigos pensaran que les estaban tomando el pelo.
- De perdidos… - consiguió balbucear el guerrero, encogiéndose de hombros y aferrando fuertemente a sus chicas, lanzándose hacia uno de los duergars, dando el pistoletazo de salida al inicio de la batalla. En este momento, Klarotah desapareció sin dejar rastro.
Recompuestos del ataque de risa, el grupo fue consciente de que era momento de desplegar los pocos recursos que les quedaban. Y todos eran conscientes igualmente de que el aboleth debía ser el objetivo prioritario a abatir, intentando minimizar el riesgo de volver a ser dominados por sus sortilegios, al igual que el mind flayer que se mantenía a su lado.
Entre ataques, disparos y hechizos, algunos más certeros que otros, el grupo de duegars fue menguando en número, mientras que la vida del aboleth iba disminuyendo poco a poco. Sin embargo, el Illithid enemigo había hecho uso de su invisibilidad, lo que suponía un riesgo aún mayor para el grupo.
El bardo tampoco tuvo suerte esta vez y, como si de una relación de amor-odio se tratara, volvió a ser el objetivo del ser de las profundidades, cayendo de nuevo en su trampa mental. Zevatur, tratando de librarle de la dominación, erró igualmente en su ataque y el humano músico atacó a sus compañeros una vez más, afortunadamente sin provocar bajas.
Martin expuso el absoluto dominio de su arco arrebatándole la vida a varias criaturas con unos disparos limpios y certeros, casi sin pestañear. La danza hipnótica, exquisita y letal de un Gowther en plenitud cercenó la vida de varios enemigos, hasta llegar al aboleth. Por su parte, la fuerza bruta y el manejo experimentado de las armas de Ash, permitieron al guerrero abrirse paso hasta la criatura que mantenía hechizado a Guilbert. Kath, presa aún del desconcierto de la situación, intentó defender a su amiga elfa de varios enemigos que la rodeaban, pero la humana falló varios de sus ataques. Morko por su parte, repartía hachazos a sus enemigos como si de un paseo matinal se tratase, sin ni siquiera hacer uso de sus magias más poderosas.
Y así fue avanzando el combate, hasta que las profundas y sangrantes heridas propinadas por Martin, Gowther y Ash obligaron al aboleth a intentar curarse y Guilbert fue liberado de su encantamiento; poco después, el ser marino fue condenado al fin de su existencia. Los pocos duergars que quedaban aún en pie fueron derribados por el resto del grupo y por Klarothad, que había resurgido detrás de un infeliz al que sorbió el cerebro con deleite. Solo la peligrosa amenaza del Illithid continuaba presente, pero fue breve gracias a la pericia una vez más de Gowther y Ash. Y esta vez, el último golpe certero del guerrero le perdonó la vida; necesitaban ese cerebro para conseguir información.
La calma reinó de nuevo en aquella playa plagada de cadáveres y olor a sangre y putrefacción. Solo la siseante y perturbadora voz de Klarothad rompió el silencio: Impresssssionante...
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin acabó el combate sorprendiéndose a si mismo al no haber sido herido, sabía que la ventaja de permanecer invisible en la oscuridad para todas las criaturas, incluso para aquellas de que dependían de su infravisión, era una buena baza a jugar y le hacía especialmente letal. Se alegró de haber salvado de una horrible y descarnada muerta a Ash, cuando vio que los tentáculos del desollamentes enemigo intentaban abrirse paso hasta el cerebro de su líder. Empezaba a sentirse útil de nuevo y parte de la confianza perdida en las últimas semanas se iba recuperando poco a poco.
Sin embargo su nuevo "aliado", Klarotah, le generaba todo tipo de desconfianzas. Apenas había abierto la boca en las presentaciones previas, o mejor dicho, abierto su mente al toque viscoso de las palabras de aquel ser. Era malvado, y simplemente se mantenía dentro de los límites de la diplomacia porque nos necesitaba. Otro "ente" aún más malvado y al parecer influyente que él le había hecho caer como un paria entre los suyos. Eso no le hacía mejor persona, o mejor abominación, lo que fuera más apropiado... simplemente le hacía más abierto a la negociación, pero el mal seguía ahí dentro, y tampoco hacía mucho por disimularlo.
El comandante de los Duergar yacía medio inconsciente y retenido a los pies del grupo, mientras el Illitihid se acercaba lentamente para efectuar su "interrogatorio". - Esto no va a ser nada agradable - pensó el mestizo, esperando que al menos la criatura tuviera algo de respeto y no se metiera en sus mentes para leer cada pensamiento.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Ash tomó aire y observó la escena que dejaba el combate. Lo habían conseguido. Todos habían hecho su parte perfectamente. Observó a Helayna desenvolverse entre los caídos. Sin saber por qué, se sintió aliviado al verla sana y salva. Cruzó un saludo agradecido con Martin, ese disparo le había salvado el pellejo. Ash observó con una mueca de desagrado a su nuevo aliado illithid relamerse el pico tras haber vaciado la cabeza de uno de los duergars. Era una criatura vil, nadie perdía eso de vista, pero se necesitaban mutuamente. El destino hace extrañas compañías, esa era una de las primeras cosas que había aprendido de campañas. Registró a los caídos que tenía cerca con metódica indiferencia.
El crujido del cráneo del general duergar le alertó de que el interrogatorio al general de los duergar había comenzado. Klarotah ferraba con sus tentáculos la cabeza del duergar, cuyo cuerpo yacía desmadejado en la arena de guijarros negros de la cala.
—¿Qué queréisss saber? —siseó obscenamente en sus mentes mientras las babas se deslizaban repujnantemente sobre el rostro de su víctima.
Tras una serie de preguntas sacaron en claro que lady Kyma y su grupo había sido apresada en el puente de piedra por una patrulla duergar hacía dos semanas y que la habían llevado a Emberhold, para interrogarla antes de ajusticiarla. Quizá estaba muerta ya, pero sonsacaron al general la existencia de una entrada secreta oculta bajo una cascada de lava que llevaba a los calabozos. Tenían que intentarlo, habían llegado demasiado lejos para darse la vuelta ahora.
Dejando un rastro de muerte tras ellos, el grupo se internó en los túneles que habían de llevarles a la pérfida capital de los duergars. Nadie hablaba, ni siquiera Guilbert. Tras un rato avanzando a buen ritmo por los túneles, guiados por el siniestro illithid, por fin pudieron detenerse y descansar relajadamente, lejos del emplazamiento fronterizo duergar. Hicieron guardia y durmieron por turnos. Ash advirtió la curiosidad de Helanya por Klarotah y, sin saber exactamente por qué, le hirvió la sangre. En un momento dado se acercó a ella.
—Lo hiciste muy bien antes, todos lo hicieron, pero no había tenido la oportunidad de decírtelo —susurró a la elfa amablemente—. Fuiste muy valiente al tomar aquella posición. Una apuesta, un riesgo asumible, sabías que podías contar con el resto. Pero él —observó al illithid con seriedad— él es una certeza, nos traicionará, no te encariñes con algo así.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La hechicera se mantuvo atenta al interrogatorio del illithid, sin intervenir excepto para intentar asegurarse de que Lady Kima seguía con vida. La información no fue esperanzadora y, una vez más, el tiempo se convertía en el mayor enemigo del grupo y en el monstruo más difícil de combatir.
Se pusieron en marcha poco después, recorriendo aquellas grutas silenciosas y gélidas como el ánimo de la mayoría del grupo; aún cuando habían salido airosos de la batalla, todos estaban exhaustos y heridos, y los acontecimientos de las últimas horas comenzaban a pesar demasiado sobre sus hombros. Encontraron por fin un lugar en el que refugiarse y descansar y Hela buscó un rincón en el que recostarse lo más alejado posible de las corrientes de aire. Sus ropajes aún continuaban húmedos y, desde que había salido de las aguas de aquella laguna, no había sido capaz de entrar en calor.
Cuando el guerrero se acercó a ella, la elfa le sonrió con ternura. El humano ejercía ese extraño poder de hacerla sentir reconfortada y a salvo, una luz a la que aferrarse y continuar en medio del caos y la oscuridad. Era ya la segunda vez que se dirigía a ella alabando su valentía, pero la hechicera se veía aún muy alejada de sentirse valiente; no obstante, le producía un profundo bienestar que Ash le regalara esas palabras - sé que me desvié de mi posición - contestó, recordando las directrices generales del líder ante cualquier combate - pero creí que la situación bien valía el riesgo; no pintaba muy bien el escenario con nuestro aboleth renacido, aunque debemos reconocer que tuvo momentos divertidos - no pudo evitar una leve carcajada al recordar el ataque de risa grupal - pero siento que soy yo la que debe darte las gracias por... por todo - dejó unos segundos las palabras en el aire, ocultando algo que finalmente no se atrevió a exteriorizar. Desvió la mirada nerviosa hasta posarla sobre el illithid, suspirando ante las palabras de su líder cuando se refirió al nuevo compañero - quizá tengas razón, pero solo quiero darle una oportunidad - su mirada se ensombreció con un halo de tristeza y susurró de manera que difícilmente pudiera escucharla alguien que no fuera él - conozco demasiado bien la sensación de soledad de la que habla, y el sentirse rechazado y repudiado por tus semejantes - Ash pudo detectar sinceridad y dolor en sus palabras - pero te prometo que me mantendré alerta y tendré cuidado - y le sonrió, mirándole de nuevo, haciéndole partícipe de la confianza que depositaba en él.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Morko no quiso apartar la mirada durante el interrogatorio,no fue agradable y no se compadecía del pobre desgraciado, nadie merece acabar siendo la cena de un azotamentes, pero él se lo había buscado y nosotros necesitamos respuestas.
El saber que lady Kima estaba viva era por fin una buena noticia, puede que bajar por el lago no fuese a ser del todo una perdida de tiempo.
Cogiendo sus cosas se dispuso a seguir el camino, pero se puso al lado de Guilber y le dijo:- No me fío de nuestra nueva compañía, trataré de mantenerlo vigilado, pero más vale que estemos atentos. No entiendo la "amigable bienvenida" que se le ha dado a ese monstruo.- Tras lo cual se pone el último en la fila sin perder de ojo al ilicido.
Cuando pararon a descansar una sonrisa se esbozo en su rostro al oír a Ash, por lo menos el líder tampoco se fiaba de él. Con cuidado Morko se quitó toda la armadura y con esmero empezó a secar las partes y aplicar un poco de aceite para proteger la armadura y sus armas del efecto corrosivo del agua. Durante todo el proceso Morko fue recordando lo acontecido desde que llegaron a la infraoscuridad y empezó a tararear para si mismo una canción enana:
To dungeons deep and caverns old
We must away ere break of day
To find our long-forgotten gold
The winds were moaning in the night
The fire was red, it flaming spread
The trees like torches blazed with light
Las horas de descanso del grupo pasan lentas en la oscuridad de las cavernas y pasadizos bajo la superficie del mundo.
Todos los compañeros se acomodan como pueden en la dura y fría piedra de la pequeña cueva que han encontrado Martin y Kath un poco apartada, siguiendo una galería secundaria, del camino que su inquietante aliado les va indicando.
Todos mantienen conversaciones cortas y en voces quedas. Pese a que han salido victoriosos de un encuentro más que peligroso, la sensación de victoria es eclipsada por las noticias del futuro incierto de Lady Kima, y la amenaza que representa el ser conocido como K'Varn no sólo para la Suboscuridad si no, al parecer para Mithral Hall y posiblemente todo el Norte.
Una vez más recuperado Gowther es capaz de realizar sus rituales y conocer las habilidades de los objetos que Guilbert recuperó de los cadáveres que había en la guarida del aboleth. Del mismo modo vuelve a invocar al desdichado Luthien. Si algo han aprendido es que los duergar poseen unos sentidos muy agudos en su tierra natal.
Klarotah se mantiene lo más apartado del grupo que puede y sólo contesta lo justo si alguien se dirige a él.
Cuando el grupo comienza a desentumecerse y toman un frío y frugal desayuno, el illithd les propone utilizar pasadizos secundarios para llegar a Emberhold, pero les advierte.
- Antes o después tendremos que cruzar las cavernas del Espejo Negro. Allí estaremos expuestos a las patrullas duergar, debemos movernos con cautela. Siempre podemos arriesgarnos e ir por la ruta principal, pero nos arriesgamos a que patrullas duergar o movimiento de tropas nos detecten. -
Espera paciente, flotando a unos centímetros del suelo, la decisión de los compañeros.
PbP Character: A few ;)
En la suboscuridad todo es agresivo.. pero no contaba con aquella terrible alianza. El Aboleth volvía y, era de esperar, mas enfadado aún con Guilbert tras la terrible ofensa de haberse convertido en la única Vieira milenaria que recordaba el inicio de los tiempos. Menos mal que la dominación duró lo que la vida de la aberración, apenas un minuto. Escasos recuerdos se guardan en la mente del bardo. Enanos gigantes de tamaño menguante, chico-demonio contrarrestando un avieso hechizo que lanzaba contra sus compañeros y una ensalada de espadas que dieron cuenta uno tras otro de los infelices enanos que se ponían delante. Así hasta que el mundo se apagó en la cabeza del capitán del puesto de vanguardia Duergar. Ese solo era el primero de sus problemas.
Decir que el interrogatorio fue desagradable es quedarse corto, muy corto. Y Guilbert necesitaba analizar la forma de hablar y tono de aquel enano oscuro, así como conseguir importante información para posibles encuentros futuros. Todo apuntaba a una misión suicida a la capital Duergar. Si ya les daba miedo un puesto de avanzada, sorprendía que todos estaban dispuesto a penetrar con subterfugio una ciudad en las profundidades de la tierra. No pudo mantener la mirada cuando el Illithid sujeto la cabeza el prisionero. Un escalofrío recorrió su espina dorsal tras oír el sucio chasquido de un cráneo horadado. -vuestra hora del te debía ser todo un espectáculo.. dantesco- murmuró señalando también al aboleth con quien compartía.. grieta. Antes de continuar su camino por el pasadizo que se abría en la fría roca Guilbert se acercó a la aberración que le había dominado en dos ocasiones. La bestia inerte, había dejado una lacra en el bardo que sería difícil olvidar. Peor él tampoco quería. Sacó su daga y extrajo algunos de sus afilados dientes y colmillos.
El camino por la suboscuridad fue tedioso, y el extraño compañero de camino despertaba todo tipo de recelos. Las mismas reticencias hacia él parecía tener Morko. -Cuando todo se puso en nuestra contra fue el primero en desaparecer..- le dijo, con discreción..- esa sabandija es poderosa y tiene mas trucos que una madam de Baldours Gate.- Y tras eso, continuaron el avance por aquellos fríos túneles rocosos acompañados por el triste canto del canto. No comprendía el idioma pero aquella voz profunda transmitía dolor y tristeza.. y esa añoranza al pasado conmovió a Guilbert, mas acostumbrado a provocar esos sentimientos en los demás que a recibirlos.
Ya en el improvisado campamento pudo centrar su atención en aquel instrumento mágico, aprovechando también la distancia que el Illithid cogía. A simple vista no supo reconocerlo pero algo le resultaba familiar en aquel laúd y esperó atento a que Gowther terminara. -Como te agradezco tus revelaciones, Gowther,.- le dijo nada mas acabar y con el objeto ya en sus manos. -Ahora no tengo dudas. Es uno de los siete instrumentos de Falataer.. -hizo una pausa, aún entusiasmado por el descubrimiento..- uno de los bardos mas grandes de todos los tiempos, e impulsor de la primera academia musical de bardos. De esto hace muchos muchos años - continuó, observando el impecable estado del Laúd- Falather creo siete legendarios instrumentos de los que todo bardo a escuchado hablar y a cuya búsqueda muchos han dedicado su vida entera. Entregó estos instrumentos a los mejores de entre sus discípulos. Gracias a su innato talento y una depurada educación artística y ayuda de estos objetos, se convirtieron en grandiosos bardos.. fundadores de las siete grandes escuelas. - la melancolía tiñó sus palabras.- Hace mucho.. algunas se mantienen a duras penas, otros como la mía, Nueva Ollamh, que como indica su nombre, se reconstruye sobre sus cenizas intentando recuperar el esplendor de otrora. Y otras que han desaparecido para siempre, como la relacionada con este instrumento.. la academia Doss.. o eso dicen. Estaba en la ciudad de Berdusk a la sombra del castillo de la Dama.. con la que ahora he contraído, una mas,-añade llevándose la mano a la cara- deuda.
Aprovechó el descanso para familiarizarse con el Laúd, y siguiendo las pautas que el Eladrin había descubierto para desencadenar las propiedades mágicas que encerraba. Apenas pegó ojo esa noche, emocionado como un chiquillo por aquel descubrimiento. Y si el estaba así, ¿cómo se pondría su anciano mentor cuyos ojos, cansados de vivir, jamas habían contemplado uno?. Hasta que ya agotado, cayó dormido al calor de la hoguera.
-Duergar en un camino o duergar en el otro.. parece sencillo .- contestó al Illithid- solo hay que desaparecer cuando nos crucemos con ellos, ¿no?.- se sonrió.- No nos olvidemos de los seres ensamblados que acosaban a los mineros.. -volvió a preguntar a Klarotah..- ¿Bajo el confort de tu morada has llegado a tener conocimiento de extraños seres? Podrían ser un riesgo añadido.
Zevatur, Rolthos
Aún quedaban unas pocas horas para reanudar la marcha y la elfa ya había consumido el tiempo necesario para reponerse, así que simplemente dejó que los minutos fluyera lánguidamente mientras observaba a sus compañeros. Kath y Martin habían caído en un sueño profundo pero intranquilo, podía sentirlo en los leves murmullos y los movimientos de sus cuerpos característicos de los sueños vívidos. Deseó que al menos su descanso resultara reparador.
Durante unos momentos se quedó absorta observando cómo Morko lustraba su armadura con cuidado y devoción, como si fuera su bien más preciado. Parecía una tarea laboriosa que el enano cumplía a la perfección. Se dejó llevar por la melodía nostálgica de su tarareo, cerrando los ojos y manteniendo la mente en blanco durante unos segundos, dejándose imbuir por todas esas emociones que de nuevo le provocaba la música, su mayor descubrimiento desde que abandonó su hogar. Automáticamente su mirada se dirigió a Guilbert, que mantenía una conversación en susurros con Gowther sobre su nuevo instrumento y se preguntó cuándo tendría oportunidad de seguir practicando aquel arte tan maravilloso.
Teniendo muy presente la advertencia de Ash, observó en la lejanía al illithid que se había mantenido distante y callado y que no parecía estar durmiendo en ese momento. Fijó su mirada en él, concentrándose en sus pensamientos, intentando de alguna manera proyectarlos hacia el ser que levitaba a unos palmos del suelo.
- Klarotah, soy Helayna, disculpa si te molesto en tu descanso - dijo en sus pensamientos de manera amable mientras arrugaba el entrecejo levemente, como si estuviera haciendo un esfuerzo mental - ¿funciona esto así? ¿puedes escuchar todo lo que pienso? - dijo curiosa, esperando alguna reacción de aquel ser.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El pícaro se había mantenido callado, mientras por primera vez en mucho tiempo, era guiado y no guiaba él, aún así su estado de alerta era alto, buscando cualquier señal o detalle que podría escaparse al levitante aliado, no quería ser víctima de una emboscada de esas criaturas con garfios.
Su puntería había mejorado últimamente, y se sentía algo extraño, como si se desarrollara un lazo un poco más cercano a Helayna o Gowther, salvando las distancias. Su lado humano parecía algo más dormido, menos dominante, y su sangre élfica empezaba a cobrar posiciones. Su vista se había agudizado y encontraba mucho más fácil aprovecharse de las brechas en las guardias de sus enemigos cuando sus ataques obraban con cierta ventaja. Eso le alegró en cierta manera, aunque su parte humana y visceral era la que le había traído tantas alegrías y problemas por igual.
Nuevo Feat: Elven Accuracy
Sus guantes nuevos se ajustaban perfectamente a sus manos, y cuando el frío asfixiante de sus ropas mojadas desapareció, se arropó en su pesada capa de viaje, en colores verdes y grises. Agradeció como el que más el descanso. No sin antes expresar su opnión al Illithid y su lider Ash, acerca del mejor camino a seguir. - Opto por evitar el camino principal, quizás sea un prejuicio que me viene de profesión, pero prefiero evitar el mayor número de Duergar posible, estoy seguro de que encontraremos menos si evitamos el camino directo a Emberhold - Aún así, le dejó esa decisión al musculado y valeroso guerrero, al que por cierto le había observado un comportamiento algo... extraño últimamente. Su preocupación tan repentinamente intensa por la hechicera de las sombras le resultaba curiosa, y la relación entre ellos le confundía. Le recordaba a la extraña relación que tenía Zevatur con Kath, pero quizás algo más bilateral.
Cuando encontraron el lugar de acampada, el agotamiento le golpeó de lleno, y recordando la hermosa canción enana de Morko, que le arrancó varias lágrimas que intentó disimular malamente, durmió profundamente cerca de su ex-pupila.
Fue el extraño olor a incienso y una caterva de imágenes del desollamentes empalado y ardiendo lo que le despertó, saltando como un resorte, se incorporó mirando a su alrededor cuando se percató de la diminuta criatura draconil de dorados colores que revoloteaba alrededor de Zevatur. Otras imágenes menos agradables sucedieron a la primera, mientras el pequeño ser se presentaba al grupo... Martin no pudo pensar otra cosa ... - Es... súper... adorable..."
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La voz del Illithid se materializó siseante de nuevo en su mente - si te diriges a mí puedo oírte, pero a no ser que me lo permitas o... lo fuerce, no puedo leer tus pensamientos -
- ya veo... - susurró Helayna hablando consigo misma; el hecho de que aquel ser no pudiera rebuscar entre sus pensamientos con libertad le confería cierta tranquilidad; y, si lo intentaba, al menos podría darse cuenta - debe ser... interesante poder acceder a los pensamientos de los demás - dijo, dirigiéndose hacia él de nuevo - tienes una habilidad muy poderosa que inevitablemente origina mucho miedo. Apenas conozco a tu raza, solo nos hemos topado con alguno de los tuyos y las consecuencias han sido nefastas para muchos de los integrantes de este grupo - dijo observando a sus amigos - no nos culpes por desconfiar de ti, no es nada personal. Supongo que no se suelen ver alianzas como esta muy a menudo - la elfa sonrió, haciendo desaparecer la pequeña arruga de su frente, acostumbrándose poco a poco a hablar con sus pensamientos - como te dije, provengo del Plano de las Sombras, ¿conoces algo sobre los Shadar-kais? la vida allí es... tan diferente a esta... - dijo mientras suspiraba - aún queda mucho camino por recorrer y he de confesar que tu historia me genera curiosidad. ¿Cuánto tiempo llevabas metido en esa gruta? quizá te apetezca charlar con alguien, para variar - dijo la elfa alegremente, ofreciéndose con amabilidad para mantener una conversación.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Tras sopesar la información que podía aportar aquel illithil, Gowther quedó intranquilo de no poder interrogar de primera mano al maligno enano que dirigía a los suyos. Estaba claro que las intenciones del nuevo compañero podían ser tan aviesas como las de sus iguales. No obstante, parecía que no tenían otra opción por ahora...
Durante el descanso, el eladrin pudo ser consciente de como las recientes experiencias en el combate habían lubricado toda la parte de entrenamiento marcial recibida en sus orígenes. La ausencia temporal de sus poderes místicos le habían servido para despertar cierto potencial latente poco despreciables en sus aptitudes físicas.
Antes de que todo el mundo despertara, Gowther pasó la mitad de su descanso haciendo rituales de todo tipo. Tuvo tiempo suficiente para analizar mágicamente los objetos encontrados y volver a convocar a su compañero Luthien.
Tras acabar esto, se puso a meditar junto a su espada en el silencio de aquellas majestuosas cavernas. Con las piernas cruzadas sobre el suelo y mientras reposaba la hoja de su espada sobre sus manos, Gowther se concentró en cada uno de los combates en los que había acompañado a Aegnor. "Había sido acompañado"... Era extraño, si bien era consciente de las propiedades sintientes de su compañera, de alguna manera empezaba a ahondar en ellas. ¿Era la espada un foco con el que combatir y moldear las energías mágicas a su alrededor para traer justicia a los desgraciados? o ¿era Gowther un conducto para la expresión de la voluntad de tan formidable reliquia?
Cuando todo el mundo despertó, el El'Tael aportó toda la información que disponía de los nuevos objetos al grupo. La decisión estaba clara, al menos con dos de los objetos. El "artista" se quedaría con el instrumento musical y el casi-humano con los guantes... Quedaba la varita. Zevatur parecía ya contar con una similar entre su repertorio de dispares objetos mágicos. Helayna poseía uno que superaba con creces la misma. Miró a Guilbert cuando se acercó a informarse acerca de las propiedades de su nuevo instrumento y le dijo: -Tal vez, la varita pueda interesarte. Con ella podrás mejorar tus aciertos con los hechizos de ataque. Además, cuando alguien esté parcialmente cubierto no te generará dificultades.-Después recordó los objetos que poseía y tal vez la tensión mental de estar empleando tantos objetos en un combate fueran superiores a sus capacidades.-Tantea si puedes emplearla en combate. Si no pudieras, no se si Morko o Martin estarían interesados. Aunque desde que les conozco ni Morko hizo exhibición de hechizos tan refinados y adecuados para este objeto, ni Martin, con sus nuevos e iniciáticos poderes mágicos, tampoco.- Acabó diciendo mientras la sujetaba cuidadosamente entre sus manos. Sin dar mucha más atención a esto, mostró su aprobación sobre seguir caminos alternativos. Ante el nuevo compañero de Zevatur, Gowther se sintió reconfortado de que Zevatur pudiera tener un compañero con el compartir su camino... Puede que incluso le ayudara cuando tuviera alguna duda...
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
- No estoy seguro de que la el espejo negro sea la opción más segura, si las patrullas duergar la evitan, quizás sea porque es una zona muy peligrosa. En combate somos formidables, pero el terreno traicionero siempre nos juega malas pasadas. ¿Qué puedes contarnos sobre el Espejo negro, Klarotah? - Pregunta Zevatur con impaciente curiosidad.
Despues Zevatur se acerca a Kath y Canela se acerca a Ash. - Es hora de la visión en la oscuridad... - Dice mientras le ofrece la mano con cariño. Una simple idea aparece en la cabeza de Ash, "Canela. Toque. Visión en la oscuridad" y se posa sobre su hombro. Zevatur conjura la visión en ambos a la vez y sonríe, comprendiendo que Canela no solo le sirve de guía en el mundo, sino de ventaja táctica en combate.
Después Canela se poso sobre el hombro de Martin. "Amigo de Zevatur, Amigo mio"
Zevatur, Rolthos
Ash no pudo evitar sonreír divertido ante la imagen mental de presentación del nuevo compañero de Zevatur. Se mantuvo al margen del reparto de objetos mágicos, cosas de magos, mientras Gowther departía con el resto de conjuradores.
—Bienvenido a la compañía de los Fragmentos Extraordinarios, sr Canela. Siempre da caché tener un dragón en el grupo. Es algo a todas luces extraordinario. Aunque cuidado con el ego, ya tenemos un rey por allí —sonrió jactanciosamente señalando al Morko en su inesperada faceta de intérprete— Guilbert, te ha salido competencia, ¿mmm?
Agradeció a Canela el conjuro de visión con un gesto. La pregunta de Zevatur era inteligente y tenía curiosidad para saber qué contaría el illithid sobre ese lago. Sin embargo transitar el camino principal con un ejército duergar pretendiendo marchar por él no parecía mejor idea.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Mientras todos descansan.
Helanya pudo sentir la mirada del Illithid calvada en ella. Aunque intentó no hacerlo, no pudo reprimir un pequeño escalofrío cuando volvió a escuchar la voz del ser en su mente.
- He oído hablar de tu plano, pero no lo he visitado nunca. No es un lugar que nos interese especialmente.¿ Hay muchos Shadar-kai? Disculpa si no quiero hablar de mi exilio y prefiera olvidarlo, aunque sea temporalmente, mientras tú me cuentas cosas de tu extraño mundo. -
Cuando todos se despiertan y se preparan para continuar el camino Klarotah responde a las preguntas. Puede que ninguno se acostumbre nunca a la susurrante y extraña voz en sus cabezas.
- Estais en la Suboscuridad, moradores de la superficie. Hay una razón por la que las razas que moran en esta eterna penumbra son mucho más fuertes que las que se bañan bajo la cálida luz del sol. Todo es peligroso y no hay camino seguro. Donde no hay una presencia de... civilización las criaturas que moran cazan o son cazadas. No hay camino seguro. -
PbP Character: A few ;)
La elfa mantuvo la mirada fija en el Illithid, preguntándose si habría detectado el desasosiego que le producía sentir aquellos pensamientos en su cabeza. Ligeramente desilusionada por no haber conseguido más información, y con la mayor tranquilidad de la que fue capaz, le contestó observando a su alrededor.
- Podría decir que el Plano de las Sombras tiene cierta semejanza con este lugar. Es oscuro, húmedo e inquietante, más inquietante que el interior de esta roca. Transmite ese tipo de miedo de nada absoluta, que corrompe y consume cualquier rastro de vida - volvió a fijar su mirada en él con una media sonrisa - por eso los Shadar-kais se deben a las emociones fuertes, a llevar al límite de sus posibilidades tanto su cuerpo como su mente para no caer en la melancolía y la desolación a la que inevitablemente te arrastra la oscuridad; muchos abandonan el Plano de las Sombras durante periodos largos de tiempo para exprimir la vida al máximo y buscar emociones fuera de la apatía y la desolación de nuestras tierras - consciente de que aquella criatura solo la escuchaba por educación sin demasiado interés en su discurso, no pudo evitar recordar con añoranza las numerosas horas que pasó charlando con Laeral en la Torre de los Archimagos y cuán diferente se le presentaba ahora la misma situación - yo nací en una ciudad construida en su mayor parte por grandes estructuras de piedra obsidiana. El comercio es intenso allí, así que he tenido oportunidad de mezclarme con varias razas y seres de diferentes planos, pero nunca con ningún…
Su pensamiento se detuvo en seco cuando imágenes vívidas bombardearon su mente. Primero miró al Illithid con extrañeza, mientras intentaba darle un sentido a esa información, pensando que quizá el origen provenía de él. Nerviosa, desvió su mirada hacia cada uno de sus compañeros buscando alguna explicación, hasta que por fin observó a un pequeño dragón, semejante al que había surgido en sus pensamientos, que revoloteaba cerca de Zevatur. Entendiendo que el semi-demonio también contaba con la compañía de un familiar, sonrió aliviada, dando por terminado el monólogo con Klarotah y dirigiendo su atención al nuevo compañero alado. Un susurro provocó que Gloom despertara de su letargo y saliera de entre los ropajes de la hechicera - Parece que tienes un nuevo amiguito, Gloom - dijo divertida, mientras el cuervo se desperezaba y se acercaba excitado hacia Canela - ¡es precioso! - exclamó a Zevatur, alabando su belleza.
Sin más, se preparó para continuar la marcha cuando todos estuvieran listos, dejando en manos de Ash la decisión final sobre qué camino tomar.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El paladín observa al nuevo acompañante del grupo y encoge los hombros con resignación, dos cuervos, una lechuza, un oso celestial y ahora un dragón en miniatura. Sin darle más vueltas prepara su equipo mientras añade: -Estoy con Martin, creo que será mejor trata de evitar a los duegard mientras podamos y cuando lleguemos a las cavernas veremos como hacemos para pasar sin llamar demasiado la atención.
Martin se sintió suficientemente descansado a pesar del sobresalto con el incienso de invocación, y su repentino despertar. Con determinación cogió todo su equipo revisando que todo estuviera correcto y en su sitio, mientras se tomaba un frugal desayuno. Completó su comienzo de jornada ejecutando su ritual sobre la rama de muérdago, y repartiendo las bayas una vez más entre sus compañeros.
- Movámonos, vamos contra reloj, cada minuto que pasa pudiera ser el último de Lady Kima, si es que sigue viva aún.
Agitando a sus compañeros para que se movieran con cierta premura, y tras esperar la confirmación del líder, el semielfo hizo una señal al illitihid para que volviera a guiarlos a través de las cavernas, esta vez por caminos secundarios aunque extremadamente peligrosos. Su sentido de alerta se agudizó al máximo para poder detectar posibles emboscadas, aunque sabía que no era perfectamente infalible.
- En marcha...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
El illtihid asiente y se aparta para dejar pasar a Martin y Kath en primer lugar. Se mantiene tras ellos, dándoles distancia para no resultar un estorbo, pero lo suficientemente cerca como para poder guiarles. El resto se mantiene tras ellos, a cierta distancia.
Durante la mayor parte de la mañana el grupo se mueve por estrechos y serpenteantes pasadizos, guiados por su inquietante aliado. En una ocasión en la que se ven forzados a cruzar el que Klarota les dice, es el camino principal, deben esperar, mientras la mitad de ellos ya está al otro lado, pues una patrulla duergar recorre el pasadizo principal.
Uno de los enanos oscuros se detiene tras escuchar la armadura de Ash tintinear, pero Klarota, que está a su lado, pone unos largos dedos en el hombro del guerrero y ambos dos desaparecen de la vista. El duergar continua su camino con el resto de la patrulla y unos minutos después todos han cruzado al otro lado.
Tras una breve e incómoda parada para comer sus raciones de viaje, reanudan la marcha y finalmente llegan a una caverna que bien podría ser una planicie. El suelo de obsidiana parece reflejar la luz de algunas gemas que brillan con débil luz morada que proviene de algunas gemas repartidas por el techo, como lejanas estrellas.
PbP Character: A few ;)
Canela sonrío a sus nuevos compañeros, imágenes de fragantes y coloridas flores inundaron sus sentidos. Durante estas primeras horas Canela estaba feliz, la nueva conexión con Zevatur le satisfacía y sus compañeros parecían aceptarle, e incluso adular su aspecto. Un imaginario aroma a canela, dulce y sutil, acompañó a los compañeros.
Desde luego Bahamut había acertado otra vez y la misión para rescatar a Lady Kima volvía a ser factible. Su otra misión, la razón por la que Bahamut le había unido a este hechicero era para guiarle. Pronto vio el caos que el pobre muchacho tenía en la cabeza. Para empezar no era muy inteligente, pero ademas tenia una abundante mezcla de influencias en su sangre; humana, draconiana y demoniaca... y quizás también élfica. Afortunadamente su poder emanaba principalmente de su herencia draconiana y su moral era correcta, alienada con la sangre ancestral del dragón dorado.
Zevatur permaneció en silencio durante la marcha, absorto en la conversación con Canela.
Zevatur, Rolthos