Guilbert escuchó atento a sus compañeros.. no pudo evitar un sonrisa con picardía cuando escucho a la elfa hablar de la criatura del averno transformada en almeja..- Hela por favor, soy un gentleman que se ruboriza con facilidad.. -Recogió el petate que había dejado en aquel lado del lago subterráneo mientras entregaba los objetos presumiblemente mágicos que había encontrado a quien quisiera inspeccionarlos. Sumergía con frecuencia al bivalvo en las frías aguas, aunque recordaba de ver los puestos de marisco de Waterdeep que esos bichos aguantaban frescos incluso fuera del agua.

-Sin duda maese Morko ese sería el mejor desenlace posible.. nada mejor que un servicio de comida a domicilio- dijo guiñando un ojo al enano- pero contamos con una hora.. bueno, ya menos.. solo se me ocurre que alguno de vuestros familiares lo lleve y arroje desde cuanto mas alto mejor para no ser detectado. ¿Es posible?  -sonrió burlón al molusco que mantenía en sus manos.- En ese caso, debemos valorar que hay opciones de que el Aboleth escape y vuelva a su guarida. Deberíamos estar ya lejos y con su guarida bien saqueada.

Se adentró de nuevo en el agua dispuesto a cruzar el lago cuando los exploradores dieran el visto bueno. -Menos piedras esta vez..- rió,- Aún no he pagado mi deuda de vida, Ash, tendréis que aguantarme mas tiempo.. Ese hechizo ha sido un gran esfuerzo y no podré repetirlo sin descansar.. pero no me atribuyas todo el mérito, tengo la sensación que la fortuna nos ha acompañado mas de lo que me gustaría admitir.. jejeje..- Y nadó destino a la otra orilla.

Helayna dirigió una mirada de extrañeza a Guilbert sin entender sus palabras. Rebobinó en su cabeza dos y hasta tres veces la breve conversación que había mantenido con él, abriendo mucho los ojos cuando cayó en la cuenta de la doble intención que habían podido encerrar sus palabras; dirigiendo la mirada hacia el suelo, avergonzada, nerviosa y completamente ruborizada, buscó cualquier cosa que le sirviera para desviar la atención, y encontró la perfecta excusa en el botín que el bardo mostraba ante ellos - le echaré un vistazo a esos objetos - dijo, esperando que todos olvidaran aquel bochornoso momento. 

Mientras sus compañeros se ocupan de identificar los objetos y explorar, Morko decide atender a sus heridas, invocando los poderes de Moradhin restaura las que peor pinta tienen, el resto tendrán que esperar.-¿Alguien necesita que le ayude con sus heridas?, no será mucho sólo me quedan conjuros de primer nivel, pero es mejor que nada-.

Mientras el resto parece ocupado y esperan a la vuelta de los que han ido a explorar, el paladín saca un trapo y trata de secar algo la armadura, empezando por las botas, mientras masculla para si en enano sobre la genial idea de venir por el lago, maldice ante la posibilidad de que la armadura se empiece a oxidar y comenta algo sobre meter en el culo de alguien al aboleth antes de que se deshaga el conjuro. 

Tras el combate y los primeros auxilios de Morko, Gowther subió a la superficia. Le quedaban pocos segundos de aire y sus heridas eran de relativa gravedad. Ya en la superficie, se limitó a mirar a sus compañeros hablar sobre el destino del aboleth. Guilbert aprovechó para recoger unos objetos aparentemente mágicos. Los miró de cerca pero su mente no dio con una respuesta. Necesitaba un lugar más adecuado para poder identificarlos. Tras conjurar de nuevo su armadura mágica, dijo:

-Si nuestra intención es cruzar al otro lado, puedo conjurar una superficie de fuerza que soporte hasta 500 libras de peso. Este disco tiene la peculiaridad de que es capaz de seguirme a buen ritmo. Varios de vosotros podría ir encima cuando digamos de cruzar el lago en busca de una mejor lugar donde poder descansar un poco.

Respondiendo a Guilbert:

-Pese a que lo tienen merecido, lanzar una criatura encantada con un complejo sortilegio encima de la fortaleza, no hará otra cosa que avisarles de nuestra presencia. Sería complicado para ellos buscar una explicación fortuita a que haya caído un aboleth convertido en una almeja. Por otro lado, si tenéis interés en saber lo que se esconde dentro de estos objetos necesitaría un lugar más adecuado, tal vez debamos aprovechar también para descansar. Si hay interés por recuperar el oro y algún posible objeto más, podrían ir a buscarlo aquellos que no han sufrido daño durante este combate.

El combate acabó relativamente rápido, aunque para Martin supuso una eternidad, el tiempo parecía fluir perezosamente a su alrededor, como si las tenebrosas aguas subterráneas ejercieran algún tipo de influencia en el devenir de las acciones del grupo, ralentizándolas caprichosamente a su gusto. Cuando todo terminó, el acogedor silencio le envolvió. Los juegos de luces y sombras aún danzaban en el escenario, y de reojo pudo ver a Helayna flotar lánguidamente al parecer dejándose llevar, quizás la situación le estuviese superando, quizás les estuviera superando a todos.. El semielfo se preguntó como sería el plano de las Sombras del que procedía la hechicera, y si en el fondo, su apariencia no distaba mucho del entorno actual en el que se veían literalmente sumergidos.

Le costó reaccionar, pero cuando lo hizo, fue rápido. Aprovechando aún la velocidad arcana producida por sus elegantes botas de plumas negras, Martin recorrió en tiempo récord la distancia hasta la orilla original hacia la cual se dirigían todos sus compañeros.  Saliendo completamente empapado, parte de su pelo se apelmazaba de una manera extraña sobre sus ojos, y no tardó en apartarlo torpemente para poder ver mejor.

Tras escuchar las órdenes de Ash, Martin como buen soldado, no necesitaba más, se dispuso a recoger la mágica cuerda que habían usado Morko y él antes de sumergirse, y tras escuchar las, como siempre, sabias palabras de Gowther, ahora en mejor estado que hace unos minutos, asintió y se dispuso a cruzar a nado de nuevo junto a Kath para hacer una exploración avanzada mientras el ritual del disco portador de personas era completado.

- Me parece una gran idea la aportación de Gowther para cruzar, usad el disco mientras Kath y yo echamos un ojo al otro lado del lago. No necesito saber que decidís hacer con ... el ser anteriormente conocido como Aboleth.

Sin dedicarle más protocolos a los temas que estaban siendo debatidos, el mestizo hizo una señal a Kath y se dispuso a cruzar una vez más el lago hacia las cavernas y grutas del lado opuesto. Afianzando todo su equipo una vez más, se metió en las oscuras aguas y se perdió en la penumbra dando extensas pero silenciosas brazadas.

Utilizando tanto el anillo de Ash como habían planeado originalmente, como con la ayuda del ritual del eladrin y su disco flotante, todos cruzan al otro lado sin más incidentes. Mientras se encuentra flotando en silencio sobre las negras aguas, Helanya cae en la cuenta de que quizá fue así cómo la tiefling de Waterdeep transportó al atado Floon por las alcantarillas y los pozos que ellos cruzaron tan rápidamente. Era algo que a lo que había estado dando vueltas de vez en cuando pero no fue hasta ahora que cayó en la cuenta. Quizá por volver a estar bajo tierra y empapados. 

Al otro lado, por fin, en una pequeña playa de fina arena negra, esperaron a Kath que volvió a informarles. 

- Martin y yo hemos encontrado una pequeña caverna tras esa cascada de allí- dice señalando hacia su derecha, a una zona que queda muy por debajo de la fortaleza duergar. - No hemos entrado pero él no ha visto huellas en la entrada, ni de humanoides ni de criaturas. Ha ido por el otro lado - mueve el brazo señalando a la izquierda de la posición de los compañeros - para ver si hay algún otro pasadizo que pueda seguir el camino. 

Guilbert parecía un poco ausente, demasiado preocupado por el potencial asesino que se concentraba en aquel inocente bivalvo. Daba vueltas a los posibles soluciones pero una idea dominaba su mente.. y era justo ahí, en su psique, perdida nada mas poner un pie en el lago lo que le atormentaba. Ante todo quería evitar sucumbir de nuevo bajo le dominio del Aboleth y dañar a sus compañeros. Escuchó los temores de Gowther, pero ante la falta de nuevas ideas replanteó su plan inicial intentando disipar las reticencias, por otro lado normales, de los aventureros.

-Minimicemos las evidencias de nuestra presencia pues- dijo contestando a Gowther pero dirigiéndose a todos.-  mejor que tirar a nuestro amigo o que lo asocien a un conjuro será que provoque tanto caos y desconcierto que cuando aten cabos estemos suficientemente lejos. Pero sobretodo -hizo una pausa contemplando el molusco- esto casi os mata.. o peor, casi hace que nos matemos. No soy capaz de mantener dos conjuros a la vez, así que no podré hacer a vuestros familiares invisibles -se lamentó- pero si lo tiran de suficiente altura a esos duergar les aparecerá un Aboleth de la nada. Quizá Zevatur pueda dotar de visión como hizo con mi cuervo de plata. Plan arriesgado pero menos que exponeros a la muerte una vez mas.

 - Tengo! puedo dotarles de infravisión, pero me estoy quedando sin recursos... una infravisión para el familiar y una infravisión doble para Ash y Kath, además de unas escasas curaciones me dejarán exhausto! Pero creo que depositar la almeja en algún pozo o reserva de agua de la fortaleza... o incluso dejarla caer en mitad del patio es mejor opción que atacarla aquí... podríamos acabar matándonos entre nosotros o infectados... incluso aunque la derrotásemos sería una pírrica victoria. - Dice Zevatur mientras se dispone a conjurar una infravisión en uno de los familiares.

Hela se había mantenido en silencio escuchando las opiniones de sus compañeros. Sus labios se movieron silenciosamente y Gloom apareció bajo su túnica, con las plumas mojadas debido a la humedad de los ropajes. Se situó en su hombro, estirando las alas de manera que la hechicera tuvo que retirar su cabeza todo lo que pudo; el animal se revolvió, aleteó sin ascender y movió con rapidez la cabeza, intentando desapelmazar sus plumas.

- Aunque corremos riesgos enviando al aboleth al campamento, estoy de acuerdo con Zevatur - dijo mirando al semi-demonio - Gloom puede ir invisible si le dotáis de infravisión. Además, yo ya he visto el campamento, puedo guiarle hasta el punto que me digáis. Quizá el pozo o la reserva de agua sea el lugar donde menos puedan sospechar los duegar de una intervención externa - observó a sus compañeros y finalmente a Ash, esperando la confirmación del plan. 

Ash escuchó a su compañeros con la mano en el mentón.

—Si echamos esa cosa a los duergars nos buscarán, como dice Gowther —asintió al elfo—. Sin embargo puede ser una distracción para mover ficha mientras los enanos combaten. No podemos saber si lady Kyma ha cruzado al reino de los duergars, pero Hela no la vio en los calabozos —apuntó a la maga con el índice— así que yo me la jugaría a seguir bajando. Aparentemente ese es un viaje solo de ida —dijo con gravedad mirando a todos— y no sé si podemos descansar antes de hacerlo sin que se acabe el conjuro de Guilbert. Con todo, es la mejor oportunidad que tenemos para tratar de cruzar todos y jugársela a esos duergars —sonrió pícaramente— cuando sepan lo que está pasando deberíamos estar lejos. ¿Quién más cree que deberíamos cruzar?

Observó al grupo levantando la mano.

El semi-elfo vuelve de su exploración e informa que ha descubierto un pasadizo en una parte de la playa que parece internarse más en las profundidades de la tierra. 

—¡Otro camino! perfecto Tymora nos sonríe de nuevo. Era una plan suicida —sonríe con sarcasmo— Pues vamos Martin guíanos. El tiempo corre. Respecto al monstruo, lo más sensato, quizá sea devolverla al fondo del lago. Es lo único que garantiza nuestra discreción. Por mucho que me hubiera gustado ver las caras de esos duergars con tu truco, Guilbert. En fin. Movámonos.

-No tengo intención de dejar esta aberración viva- respondió a Ash- Ha estado en nuestras mentes, conoce nuestros planes y nuestros miedos mas profundos. Sin cabos sueltos. Descansad, coser vuestras heridas, pues aún tenéis tiempo.- les dijo señalando al cueva que parecía segura o por lo menos nada transitada.- Incluso saquear la guarida. Os avisaré cuando se acerque el momento de la transformación.. y si descartáis el campamento duergar sólo se me ocurre lanzarla desde cuanto mas alto mejor y una vez mermada, acabar con esta ancestral maldad de las profundidades.

Tras decir esto se sentó cerca de la entrada de la cueva en posición de loto murmurando alguna antigua melodía que le ayudaba en su concentración, dando el tiempo necesario para que los aventureros estuvieran en mejor condición para un segundo asalto contra el Aboleth.

Mientras trata de seguir secando su equipo, Morko escucha a sus compañeros y dice:

- No creo que enfrentarse de nuevo a esa criatura sea buena idea, voto por tirársela a los duergar, dudo mucho que colaboren y los más probable es que se maten entre ellos. Y dudo mucho que vengan a buscarnos porque un aboleth aparezca en su guarida, consideraran que se ha teleportado o que algún conjuro salio mal. No saben nada de nuestra presencia y no creo que piensen "seguro que un grupo de aventureros a polimofizado al bicho y nos lo ha lanzado, vamos a buscarles"; de echo esa idea es tan ridícula que por eso creo que va a funcionar.Así que mi voto es por dársela a un familiar y que la deje en la fortaleza o el puente-

-Y me parece bien que los que mejor estáis reviséis la cueva, pero id con cuidado.

Tras lo cual sigue secando

Hela miraba a unos y otros dar sus opiniones, mientras el frío le calaba hasta los huesos. Recordando las palabras del eladrín sobre el tesoro abandonado y, siendo consciente de que era una de las menos damnificadas tras la batalla, se acercó de nuevo a la orilla, observando las aguas en calma.

- Necesito moverme. Mientras decidís qué hacemos finalmente con el aboleth, voy a aprovechar para buscar cualquier otro tesoro que se haya quedado olvidado en las profundidades - dijo mirando uno a uno a sus compañeros - si alguno se siente lo suficientemente recuperado para acompañarme... pero debemos darnos la mayor prisa posible. 

Helanya empieza a volver a meterse en las frías aguas, seguida por Zevatur, mientras Guilbert y el resto cruzan la fina cortina de agua para entrar en la caverna que ha encontrado Martin. 

Todo pasa muy rápido. La caverna es pequeña, apenas pueden ponerse dos hombro con hombro y la cueva se extiende hacia el interior de la pared y hace un pequeño giro hacia la izquierda. 

Es ahí, en el recoveco, en el que Guilbert ve que algo se mueve. 

Una figura delgada, cubierta por una túnica harapienta se levanta del suelo y se refugia más allá, al fondo de la sala. Un pequeño destello arcano indica al bardo que hay activo algún  tipo de efecto mágico entre el fondo de la cueva y ellos. 

Todos escuchan en su mente una voz sibilante sisear. 

- Sshhh Fuera... - 

Helanya y Zevatur, que también lo oyen y conscientes de la conmoción que hay a su espalda se quedan vuelven, con el agua a la altura de sus caderas.

La situación apremiaba, pero el grupo parecía más indeciso que nunca, Martin era de esos tipos con poca paciencia, que cuando hacía un trabajo, lo ejecutaba en el menor tiempo posible y de la manera más eficiente. No estaba siendo el caso, y eso exasperaba al semielfo más de lo que podía disimular. Su impaciencia le había metido en más de un problema, pero sabía que era mejor dejar las decisiones inmediatas a las cabezas pensantes del grupo, y al líder indiscutible Ash.

Cuando Hela propuso una nueva zambullida en busca del resto del botín que la ancestral y abominable criatura de las profundidades guardaba en su cubil, se le abrió el cielo al pícaro.

- Voy contigo... apenas he sufrido daño en combate y estoy bastante en forma, para variar... 

Martin se sintió raro diciendo esto último, normalmente el primero en morder el polvo, y sufrir el mayor castigo en los combates era él. Quizás algo estuviera cambiando... o quizás es que llegó tarde al combate... tampoco le dio más vueltas mientras volvía a ejecutar su ritual de afianzar su equipo y flechas para que nada se perdiera mientras buceaban y se introdujo de nuevo en el lago junto a la sombría hechicera y el inocente Tiefling.

Fue cuando la siseante voz llamó la atención del grupo, cuando éste se disponía a entrar en la caverna de detrás de la cascada, ... pasando a estado de alarma, el mestizo se dio la vuelta y preparó el arco casi inconscientemente intentando discernir al que había emitido esa serpentina voz.

Helayna sonrió al semi-elfo cuando decidió internarse en la laguna con ella y el Tielfing, alegrándose por su decisión; aunque esos días le había observado de cerca, lo cierto era que habían tenido muy pocas oportunidades para acercarse y hablar tranquilamente; aún tenía pendiente indagar algo más sobre la conversación que escuchó entre él y eladrín, pero la personalidad más bien retraída y tímida de Martin provocaba que la elfa esperara el momento perfecto y aún no se había dado el caso. Este tampoco sería el escenario ideal, pero al menos compartirían una actividad y eso podía favorecer algo más la cercanía y confianza. 

De pronto, un escalofrío recorrió la espina dorsal de la elfa, sin saber discernir si era producto del agua congelada o de la voz siseante que retumbó en su cabeza. Se quedó unos segundos petrificada y se giró despacio, lanzando una mirada a Zevatur y otra a Martin para corroborar que no había sido producto de su imaginación - deberíamos volver - susurró casi de manera imperceptible, intentando evitar que aquello que les hablaba les escuchara, si es que eso era posible. Despacio, fue caminando hacia la orilla de nuevo, ayudándose de su bastón que fulguraba débilmente al sentir la tensión de su dueña. 

Notando que sus compañeros parecían no bajar la guardia, Gowther buscó apoyarse en la sinceridad. Tal vez, no todos los seres del subsuelo tuvieran intenciones malvadas.-No queremos problemas, buscamos refugio ¿hay algún problema en que permanezcamos aquí mientras descansamos?-Haciendo una pausa y comprendiendo por su apariencia que tal vez precisara ayuda o alimento se acercó con tranquilidad al límite donde parecía estar la barrera y mostrando una sincera y cercana sonrisa, continuó.-Aquí abajo puede que haya poco alimento ¿tienes hambre? Podemos compartir nuestra comida y bebida. Nosotros estamos famélicos- Acabó diciendo buscando transmitir toda la cordialidad que sus heridas le permitían. No obstante, tampoco descuidó la guardia. Convocó de nuevo a Luthien.- Mi familiar puede acercarte algo de comida y bebida, si no te fías de nuestras intenciones. -Ya habían tenido bastantes problemas y lo último que necesitaban era otro enfrentamiento. Además, aquel extraño individuo parecía necesitar ayuda.

Al acercarse al fondo de la cueva con sus mejores intenciones las siguientes palabras que el El’Tael iba a pronunciar murieron en su garganta. 
Frente a él, y tras un muro de energía arcana, flotaba a escasos centímetros del suelo un Illithid.

Su raída túnica apenas rozaba el suelo y sus tentáculos se agitaron nerviosos ante la presencia del hojacantante. 

- Hssss - la siseante voz se coló en la mente de todos, incluso de los que volvían a la entrada de la cueva. 

- ¿Quienes sois? ¿Qué queréis? No tengo nada. -