La anciana mujer parecía confusa mientras se dejaba levantar por las fuertes y seguras, aunque delicadas, manos de las dos jóvenes.
- Pero... pero no entiendo... ¿Y Rowan? ¿Dejar mi casa? ¿La ciudad? ¿Sabe la Alcaldesa esto? ¿Alquien la ha avisado? ¿Y mi Rowan... mi nieto querido... sus padres murieron siendo él muy joven saben? Es tan buen chico... -
La anciana trastabilló con su propia silla y Saxa y Uri la sostuvieron, quedando la mujer muy cerca del rostro de Uri
- Uy perdonad... estos viejos huesos... hmmmm - se acercó aún más a Uri intentando escrudiñar su rostro - Pero si eres muy guapa! ¿Tienes novio? Mi Rowan necesita una buena mujer que mantenga su cabeza sobre sus hombros jejeje... -
Poco a poco fueron acompañando a la anciana hacia los muelles. A Saxa le pesaban los pies. Incluso si conseguían sacar a aquella anciana de la ciudad, puede que no sobreviviera al viaje... y si lo hacía, ¿Quién cuidaría de ella en Kalaman? Toda aquella situación era una terrible tragedia. Para una mujer que había dedicado su vida a lalucha, empezaba a comprender el terrible precio que una verdadera guerra tenía sobre los inocentes.
Mientras tanto en los muelles los trabajos iban avanzando y Remi dejó a varios marineros preparando sus barcos y comenzando a embarcar gente y se fue junto con el kender a ver cómo podían aprovechar las barcazas del ferry. Varios marineros estaban tirando con fuerza de las maromas para traer todos a la orilla y poder atarlos. Unos cuantos estaban en el agua, hundidos hasta la cintura, atando los que ya estaban alli entre si, para darles más consistencia.
De pronto, uno lanzó un grito alarmado. Algo en el agua, algo grande, salió a la superficie, agitado por tanta actividad, un enorme pez, casi tan grande como Fritz, saltó en el aire, golpeó con su cola al pescador en la cara y cayó de nuevo en el agua salpicando a todos. Mientras el pez se escabullía, con el sobresalto y la confusión, uno de los esquifes comenzó a deslizarse corriente abajo. Remi y Fritz tenían poco tiempo para reaccionar o perder aquella barcaza.
Remington boqueaba incapaz de creer lo que estaba viendo mientras señalaba lo evidente con gesto de alarma.
—¡Fritz! La barca ¡Que se va! —acertó a decir por fin el joven mago—. ¡Toma coge esto y salta con toda tu alma! No podemos permitirnos perderlo — dijo mientras trataba de alcanzarle el extremo de un largo cabo de driza de reserva al kender.
Sin esperar, el aprendiz corrió a coger el otro extremo de la cuerda. Con la ayuda de Geofrey y otros pescadores trataba de atar la driza a un amarre del muelle .
—¡Vamos, ánimo, puedes hacerlo! ¡Tienes que hacerlo!—le animó con las manos enrojecidas por manipular el áspero cáñamo.
Con un ágil salto con cabriola incluida, el hombercillo salta desde el muelle a la proa de un bote pequeño de pesca, que se hunde hasta casi empezar a llenarse de agua. Usando el impulso del bote cuando el agua vuelve a empujarlo hacia arriba, Fritz salta de nuevo, hace un mortal en el aire y cae sobre el improvisado esquife antes de que la corriente se lo lleve más lejos. Rápidamente utiliza su cabo para asegurarlo y, coordinados por Remi, los pescadores lo vuelven a remolcar hasta el muelle, donde ahora sí consiguen asegurarlo.
Poco a poco la gente de Vogler se va reuniendo en el ahora abarrotado muelle. Saxa y Uri llegan llevando a la anciana en volandas, sentada en su silla. Y pueden ver a Raven y Darret al lado de Remi y Fritz ultimando los detalles. Gracias al trabajo de Remington habrá suficientes balsas para todos.
De repente escuchan un cuerno proveniente del camino que lleva a la entrada de la ciudad. Se puede escuchar el apresurado galope de un caballo y una voz femenina que grita
"¡¡YA VIENEN!! ¡¡EVACUAD!! ¡¡EVACUAD YA!! EL EJERCITO DE LOS DRA.. UGGHHFF"
Se puede escuchar el pavoroso relinchar de un caballo y el estrépito de alguien con armadura cayéndo y rodando y el inconfundible sonido de una espada saliendo de su vaina.
Saxa se alegra de volver a encontrarse con Remi y Fritz, agradeciendo además las buenas noticias que portan de que habrá habrá embarcaciones para todos. Con ayuda de Uri ubican un lugar en una de las embarcaciones para la abuela de Rowan que quede lo más cubierto posible de los más que probables ataques que van a recibir en el camino a Kalaman, y también hablan con algún vecino para que se ocupen de quedarse a su lado para ayudarla.
Con eso resuelto, vuelven con Remi, Fritz, Raven y Darret para terminar los preparativos. Justo en ese momento llega el grito de alarma y Saxa tiene que hacer un gran esfuerzo para no enarbolar su hacha e ir corriendo en ayuda de la guerrera que lo ha dado. Sintiendo la rabia crecer en ella, se recuerda que eso no forma parte del plan, sino que lo que deben hacer es partir de inmediato y dejar que Cudgel y los suyos cubran su retirada.
- Ayudemos a la gente a subir a las barcas, vamos. Tenemos que evitar que estalle el caos y se empujen entre ellos, o más de uno acabará en el agua y eso nos retrasará.
Remington saludó a sus compañeras apresuradamente, algo superado por la situación. En pie sobre unas cajas, repasaba en su diario los cupos de las embarcaciones y marcaba las que se iban llenado. Había repartido un tira de tela roja a cada capitán de barco para que las izara al completar su cupo. El grito de alarma le habría hecho tirar el volumen y la pluma de no ser porque flotaban a su lado sostenidos por su sirviente invisible. A sus pies, hechos un ovillo, descansaban los restos de la sábana habían requisado para teñirla de rojo por arte de magia y confeccionar así los penachos rojos. El aprendiz se recompuso como pudo y miró fugazmente en dirección a los sonidos de lucha.
—¡Los barcos con el penacho rojos están llenos! ¡Que zarpen ya! —dijo a Saxa tratando de mantener a raya su nerviosismo y el terror que le hacia temblar las rodillas— ¡Que suban todos a cubierta de los que quedan, rápido! A ti te harán más caso que a mí—dijo sin poder dejar de apreciar la estatura de la bárbara.
Tras tomar algo de aliento encaró al resto de sus compañeros.
—¿Qué ha pasado con el lanzador de redes? ¿Nada?—preguntó asumiendo que en realidad todo aquello con que contaban estaba ahora en el muelle —. Nuestro barco es aquel—señaló al viejo cascarón que había previsto para ellos en el grupo de cola—. Uri, quizás deberías subir al palo mayor para que tengas tiro —sugirió a la arquera—. A los combatientes, os toca proteged a los que embarcan. Ganad todo el tiempo que podáis. Os cubriremos como mejor sepamos. No os separéis del amarre, tendréis que soltarnos cuando estemos llenos—Asintió a Saxa y Fritz recuperando una tira de tela roja de uno de los bolsillos de su túnica.
Sir Arthur apareció bajo el mago y tanteó la tela que colgaba con su patita mientras maullaba.
Uri apareció en los muelles junto a Saxa, ayudando a la adorable anciana a subir a una de las barcazas. Admiró el trabajo de Remi y Fritz y, al escuchar las palabras del mago, le contestó con urgencia.
- Debo marchar a la torre para cumplir con la promesa de Becklin. Os alcanzaré tan pronto pueda. Si alguien quiere acompañarme… - apremió a sus compañeros, dispuesta a ponerse en marcha cuanto antes.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- ¡Ve tú, Fritz! - dice Saxa, elevando la voz para que se la oiga con claridad entre todos los murmullos alterados que ya suenan en el muelle.
La bárbara se ha metido directamente en un círculo de Voglerianos que estaban discutiendo entre ellos en un tono que ya empezaba a ser acalorado. Todos querían ser los primeros en subir a la embarcación que tenían justo al lado. La guerrera estaba convenciéndoles con voz amigable - pero no falta de autoridad - de que como siguieran así sólo conseguirían retrasarse y ninguno conseguiría subir rápidamente. Al final acabó señalando uno a uno con el dedo, estableciendo el orden que se le vino a la mente.
- Tú, el de la barba, subirás el primero, vamos. Siguiente: tú, el del pelo largo. Aaaarriba. A continuación tú ... anda, ¿tú no eres el que me preparó aquél primer café en el Cangrejo de Latón? Ya decía que me sonaba tu cara. Tardé en acostumbrarme al sabor de ese brebaje, pero ahora me encanta. Vamos, sube - así fue uno a uno, hasta que llegó al último - Tranquilo, ya llega tu turno. Has sido el último en subir, pero serás el primero en bajar cuando lleguemos a Kalaman. ¿Ves? Todo arreglado. Hala, sube.
Averil salió disparada hacia la puerta, para intentar ayudar a la mensajera de Cudgel.
Fritz y Uri corrieron tan rápido como pudieron hacia la torre, por suerte ambos eran ágiles y de pies ligeros y cubrieron la distancia en tiempo record.
Pese a los esfuerzos de Raven, Remi y Saxa, sólo uno de los barcos comenzó, lentamente a zarpar. Aún tenían que llenar el resto y Saxa era dolorosamente consciente de que en aquel lugar no tenían defensa alguna. Si querían tener alguna esperanza de acabar con la evacuación, y era cierto que ya estaban alli, algunos, los supervivientes miembros de la milicia y quizá ella, tendrían que subir hacia la puerta a defender la ciudad lo mejor que pudieran.
Mientras Saxa se afanaba en embarcar a la gente y Remi daba órdenes que ya pocos empezaban a escuchar y menos aún a seguir, Fritz y Uri llegaron a la puerta de los aposentos de la Caballero de Solmania. Uri no podía encontrar la llave pero, afortunadamente, Fritz la había recogido cuando se le había caído del bolsillo en su alocada carrera. Entraron y Uri se alegró de no estar sola pues allí había una caja con aspecto de ser pesada y el símbolo del Martín Pescador grabado en ella.
Fritz miró por la ventana y ahogó un grito. Desde allí se podía ver la puerta norte y la guerrera que Cudgel había enviado fue salvada del hacha que se levantaba sobre su cabeza por la oportuna aparición de Averil,, que atravesó el pecho del draconiano y, llevada por la inercia de su carrera, cayó rodando al suelo con este mientras se convertía en piedra y su espada quedaba presa en el pétreo cadaver.
Por encima de las guerreras, tal y como el hombrecillo había apuntado que era un error táctico tremendo, el tener la muralla casi a la altura y tan próxima del corte natural, varias figuras encapuchadas aparecieron en el borde y, despojándose de sus embozos, desplegaron sus coriáceas alas y se dejaron caer sobre la ciudad y sobre las dos guerreras.
Si tan sólo pudieran ayudarlos...
De repente algó sonó por encima de sus cabezas y una red salió volando dando vueltas y atrapó al draconiano que caía sobre las indefensas guerreras, lanzándolo contra la pared vertical.
Los dos escucharon el grito de triunfo de la gnoma mientras accionaba las palancas que le ayudaban a recargar su invento. Al final, su idea había sido puesta en práctica.
Saxa siguió a Averil con la mirada, para fijarse después en la realidad de la situación. No podían quedarse allí, necesitaban ayudar en la puerta como fuera y ganar tiempo para que los barcos pudiesen zarpar. ¡Maldita sea! Esperaba haber tenido más tiempo antes de que llegara el condenado Ejército Rojo.
- ¡Raven, Remi! ¡Iré con Averil a intentar frenarlos! - gritó. Y sin esperar sus respuestas corrió en pos de la escudera de Solamnia, preparando el hacha para usarla en el primer enemigo que se encontrara camno a la puerta.
Uri giró la cabeza de manera instintiva hacia los ruidos de la incipiente batalla que se colaban por la ventana. Sus sentidos se agudizaron y sus músculos se tensaron. ¿Debían abandonar aquella habitación y acudir a la lucha? ¿Perderían, si lo hacían, la oportunidad de cumplir la promesa a Becklin? Meditó unos segundos, alternando su mirada entre Fritz y el arcón. Intentaría ponerlo a salvo y acercarlo a los muelles todo lo posible.
- Debemos darnos prisa, Fritz- le dijo, acuciándole para que prestara atención a sus palabras - salgamos de aquí, lleguemos a los muelles y unámonos a la lucha en cuanto podamos - agarró uno de los extremos y confió en que su fuerza y la de su compañero fuera suficiente para mover aquel objeto.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La elfa y el Kender se afanan en portar la pesada caja. Seguramente Saxa la podría llevar debajo del brazo como quien porta una barra de pan recien hecho, pero ellos tenían problemas, no sólo por el peso, si no por la diferencia de altura entre ellos.
Al llegar a la base de la torre escucharon un grito desgarrador y un sonoro golpe a su derecha. Miraron horrorizados el cuerpo destrozado de Than, roto contra las piedras del muro que rodea la torre. Sola en lo alto de la torre la valiente pero pequeña gnoma no ha sido rival para el horrendo draconiano que ha planeado hasta lo alto de la torre para evitar que se lanzen mas redes contra sus hermanos, los cuales caen sobre la ciudad saltando desde el cercano risco.
Mientras el draconiano se dedica a destruir el invento de la mallograda gnoma, los compañeros corren como pueden portando el último deseo de Becklin entre ellos.
Saxa se reencuentra con Averil cuando esta consigue atravesar la puerta ayudando a la mensajera herida a caminar. Los gritos de pánico y dolor comienzan a sonar por la ciudad mientras más y más draconianos franquean la inútul muralla. El clamor de los gritos de guerra y el estruendo de los caballos les indica a las dos guerreras que la infantería y la caballería también se acercan por el camino.
Remington consigue dominar el pánico dejando que la parte lógica y pragmática de su cerebro se imponga. Como se temían no pueden hacer nada por la población. Pero por lo menos podrán ayudar a los rezagados, o, como intentan hacer los pocos defensores que le quedan a la ciudad, los ralentizarán. Un soldado a caballo entra al galope en la ciudad. Saxa se planta firmemente entre él y Averil y la herida guerrera, y de un poderso hachazo siega las patas del desddichado animal que lanza al soldado por los aires. Saxa se aparta y jinete y montura caen sobre el empedrado suelo partiéndose el cuello. Eso hace que los siguientes se lo piensen un poco más, y los defensores consiguen desanimar a algunos soldados con sus flechas.
Retroceden lo más rápido que pueden hacia los muelles pero entonces varias figuras portando antorchas aparecen por un callejon a su izquierda. Los rostros reptilianos se contraen en una mueca de odio y frenesí al verles y se lanzan gruñendo hacia ellas.
Uri dejó caer a plomo el arcón al presenciar aquella escena. Las manos y las piernas le temblaban y era incapaz de desviar su mirada horrorizada del pequeño cuerpo inerte de la gnoma. Su cerebro era una olla en ebullición a punto de estallar, intentando encajar lo que acababa de suceder. No podía creerlo.
Tras unos segundos de estupor, sus extremidades parecieron responder de nuevo y en un sprint, se acercó al cuerpo de Than, agachándose a su lado, ignorando los peligros que existieran alrededor.
- ¿Than?… ¿Than? - preguntó, mientras le acariciaba la cabeza, sabiendo que jamás respondería - Than, no… no te mueras, no…. no nos dejes… - sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sacudía su pequeño cuerpo, luchando contra la realidad y cayendo en la inevitable negación de lo evidente - lo siento Than, yo… yo no sabía que sucedería esto… no… no he podido ayudarte… perdóname, perdóname…- le susurró, acercando su cabeza a la de la gnoma, sollozando.
Con sumo cuidado, le cerró los párpados con la mano. Se levantó, con la cara surcada de lágrimas y mocos y se limpió con el dorso del brazo. Observó a su alrededor, evaluando las posibles amenazas cercanas y se dirigió hacia Fritz.
- Ha muerto - sentenció, avergonzada - la han matado Fritz, esos… malditos monstruos y yo… yo no he hecho nada para ayudarla. Ya no podemos hacer nada por ella - Fritz detectó en Uri algo más profundo que la tristeza por la pérdida de una compañera, en su mirada y en sus palabras. Parecía sentirse irremediablemente responsable por el desenlace de los acontecimientos.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Fritz iba de un lado a otro según le iban necesitando. Barcos, cofres.. de una manera automática y bastante ausente se movía allí donde le mandaban. Un acertijo rondaba su cabeza sin dejarle actuar.. y todo culpa de su primo y aquella frase que le dijo.. "Voy a invitar a comer al cuñado de mi padre, al suegro de mi hermano, al hermano de mi suegro y al padre de mi cuñada y no se cuantas sillas poner" y en esas se encontraba.. pues si ya era complicado en asuntos humanos, ni hablar de una familia kender.. hasta que el pequeño cuerpo de la gnoma rompió su absorto ensoñamiento.
-Nooooooooooooooo- gritó cuando reconoció a Than.- Maldito seas!!!- dejando caer el cofre y cargando una piedra en la honda de su Hoopak para atacar inutilmente al dracónido en la cima de la torre. -Baja con esas alas de mierda... baja si te atreves mala copia de un dragón.. vas a convertirte en ceniza de puro y solo eso te salvará de ser una alfombra en la sala del trono de mi montaña de enanos gully.. baja!!
El draconiano, que iba a destruir el lanzapersonas, recibe una certera pedrada en la cabeza. Con un gruñido amenazador desplegó sus alas para dejarse caer sobre la llorosa elfa y el iracundo kender.
Pero esta vez ambos amigos estaban más que preparados. Una flecha se clavó en el pecho del draconiano, otra piedra le abrió una gran brecha en la cabeza y otra certera flecha le atravesó el cuello. Una estatua de piedra se estrelló contra el suelo a los pies de la torre y se hizo mil pedazos.
Un poco más tarde, cuando ya estaban de nuevo entre las calle de Vogler, escucharon los ruidos de batalla cada vez más numerosos y el humo de los cada vez más numerosos incendios les escoció los ojos. Un poco más adelante vieron a do de los escasos defensores de Vogler luchando enconadamente contra tres draconianos. Uri y Fritz se miraron con determinación.
Los dracconianos avanzaron con sus armas desenvainadas sobre las dos guerreras. El intercambio fue rápido y salvaje, Averil consiguió utilizar su armadura en su ventaja, aunque tendría un buen moratón de uno de los impactos del draconiano, este no consiguió superar del todo las defensas de la Caballero de Solamnia.
Saxa apenas sintió los cortes de la curva espada del draconiano, sólo quería hacerles pagar por lo que estaban haciendo en la pacífica ciudad de Volger. Cuando el draconiano más alejado le lanzó un hacha de mano que se clavó en su hombro, la guerrera se la arrancó y con un grito de batalla se la arrojó de nuevo, haciendo que la criatura tuviera que agachar la cabeza para evitar que la bárbara del sur se la partiera en dos.
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, el guardia que aún quedaba en pie consiguió hacer una herida a uno de los draconianos que lo acosaban enarbolando su espada a la desesperada.
Uri sabía que no podría aguantar mucho más contra dos draconianos él solo.
Uno de los draconianos dejó de prestar atención a la sureña para atacar a Averil, cosa que Saxa no dejó de aprovechar. En un rápido movimiento clavó su hacha en el hombro de la criatura, al tiempo que le dijo con sorna:
- ¡Ay va! ¿Te he hecho daño? Vaaaya, lo siento mucho, amigo.
Tras esto lanzó una risotada para dejar aún más claro lo muchísimo que lo sentía. De verdad de la buena.
Una tímida llama anaranjada voló por encima del hombro del draconiano y de Saxa mientras Remi maldecía unos pasos por detrás la guerrea. El aprendiz trataba de dejar a un lado en su cabeza el caos y el horror que les rodeaba y se afanaba por preparar el siguiente conjuro varita en mano.
En otro callejón de la ciudad una elfa, un kender y un humano derrotaban al último draconiano en pie. -Tenemos que salir de aqui e intentar coger los últimos botes!-gritó al guardia.-Ayudanos a llevar esto, es importante!.-Buscó una piedra para tener preparada su vara Hoopak
Cuando Fritz levantó la vista tras coger una piedra lo bastante grande como para abirle la cabeza a uno de esos draconianos si le acertaba con fuerza.En lo alto del risco, algo alejados del grueso de draconianos que caían, ahora sin el impedimento del lanzapersonas y sus redes, sobre la condenada ciudad,, el kender vislumbró con su aguda vista a tres jinetes, no pudo distinguir sus rasgos, pues estaban cubiertos por sus capullas y capas pero observaban la batalla impasibles.
No tuvo mucho tiempo de pensar en aquellos extraños jinetes pues Uri y el soldado empezaban a alejarse camino de los muelles.
Mientras en otra parte de la ciudad Averil y Saxa luchaban encondamente con los draconianos intercambiando cortes y golpes mientras la ciudad era comsumida por las llamas a su alrededor.
Saxa vió por el rabillo del ojo cómo unos misiles arcanos pasaban entre ella y Averil, justo para darle el toque final al draconiano que la escudera de Solamnia tenía justo delante. Remi se cobraba así a su presa. Su compañero draconiano siseó enfurecido y lanzó varias estocadas contra ambas guerreras. Pero quizás porque ya comenzaba a verse demasiado rodeado, sus ataques resultaron ser meros rasguños. Averil no tardó en responder con un ataque certero que Saxa terminó de finalizar con su hacha.
Ya sólo quedaba un draconiano ante ellos, y la bárbara - energizada tras ver cómo los invasores continuaban cayendo a manos de los compañeros - descargó su hacha con aún más vehemencia, dejándolo en un estado crítico que seguramente Remi aprovecharía sabiamente.
La anciana mujer parecía confusa mientras se dejaba levantar por las fuertes y seguras, aunque delicadas, manos de las dos jóvenes.
- Pero... pero no entiendo... ¿Y Rowan? ¿Dejar mi casa? ¿La ciudad? ¿Sabe la Alcaldesa esto? ¿Alquien la ha avisado? ¿Y mi Rowan... mi nieto querido... sus padres murieron siendo él muy joven saben? Es tan buen chico... -
La anciana trastabilló con su propia silla y Saxa y Uri la sostuvieron, quedando la mujer muy cerca del rostro de Uri
- Uy perdonad... estos viejos huesos... hmmmm - se acercó aún más a Uri intentando escrudiñar su rostro - Pero si eres muy guapa! ¿Tienes novio? Mi Rowan necesita una buena mujer que mantenga su cabeza sobre sus hombros jejeje... -
Poco a poco fueron acompañando a la anciana hacia los muelles. A Saxa le pesaban los pies. Incluso si conseguían sacar a aquella anciana de la ciudad, puede que no sobreviviera al viaje... y si lo hacía, ¿Quién cuidaría de ella en Kalaman? Toda aquella situación era una terrible tragedia. Para una mujer que había dedicado su vida a lalucha, empezaba a comprender el terrible precio que una verdadera guerra tenía sobre los inocentes.
Mientras tanto en los muelles los trabajos iban avanzando y Remi dejó a varios marineros preparando sus barcos y comenzando a embarcar gente y se fue junto con el kender a ver cómo podían aprovechar las barcazas del ferry. Varios marineros estaban tirando con fuerza de las maromas para traer todos a la orilla y poder atarlos. Unos cuantos estaban en el agua, hundidos hasta la cintura, atando los que ya estaban alli entre si, para darles más consistencia.
De pronto, uno lanzó un grito alarmado. Algo en el agua, algo grande, salió a la superficie, agitado por tanta actividad, un enorme pez, casi tan grande como Fritz, saltó en el aire, golpeó con su cola al pescador en la cara y cayó de nuevo en el agua salpicando a todos.
Mientras el pez se escabullía, con el sobresalto y la confusión, uno de los esquifes comenzó a deslizarse corriente abajo. Remi y Fritz tenían poco tiempo para reaccionar o perder aquella barcaza.
PbP Character: A few ;)
[En el muelle]
Remington boqueaba incapaz de creer lo que estaba viendo mientras señalaba lo evidente con gesto de alarma.
—¡Fritz! La barca ¡Que se va! —acertó a decir por fin el joven mago—. ¡Toma coge esto y salta con toda tu alma! No podemos permitirnos perderlo — dijo mientras trataba de alcanzarle el extremo de un largo cabo de driza de reserva al kender.
Sin esperar, el aprendiz corrió a coger el otro extremo de la cuerda. Con la ayuda de Geofrey y otros pescadores trataba de atar la driza a un amarre del muelle .
—¡Vamos, ánimo, puedes hacerlo! ¡Tienes que hacerlo! —le animó con las manos enrojecidas por manipular el áspero cáñamo.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Con un ágil salto con cabriola incluida, el hombercillo salta desde el muelle a la proa de un bote pequeño de pesca, que se hunde hasta casi empezar a llenarse de agua. Usando el impulso del bote cuando el agua vuelve a empujarlo hacia arriba, Fritz salta de nuevo, hace un mortal en el aire y cae sobre el improvisado esquife antes de que la corriente se lo lleve más lejos. Rápidamente utiliza su cabo para asegurarlo y, coordinados por Remi, los pescadores lo vuelven a remolcar hasta el muelle, donde ahora sí consiguen asegurarlo.
Poco a poco la gente de Vogler se va reuniendo en el ahora abarrotado muelle. Saxa y Uri llegan llevando a la anciana en volandas, sentada en su silla. Y pueden ver a Raven y Darret al lado de Remi y Fritz ultimando los detalles. Gracias al trabajo de Remington habrá suficientes balsas para todos.
De repente escuchan un cuerno proveniente del camino que lleva a la entrada de la ciudad. Se puede escuchar el apresurado galope de un caballo y una voz femenina que grita
"¡¡YA VIENEN!! ¡¡EVACUAD!! ¡¡EVACUAD YA!! EL EJERCITO DE LOS DRA.. UGGHHFF"
Se puede escuchar el pavoroso relinchar de un caballo y el estrépito de alguien con armadura cayéndo y rodando y el inconfundible sonido de una espada saliendo de su vaina.
PbP Character: A few ;)
Saxa se alegra de volver a encontrarse con Remi y Fritz, agradeciendo además las buenas noticias que portan de que habrá habrá embarcaciones para todos. Con ayuda de Uri ubican un lugar en una de las embarcaciones para la abuela de Rowan que quede lo más cubierto posible de los más que probables ataques que van a recibir en el camino a Kalaman, y también hablan con algún vecino para que se ocupen de quedarse a su lado para ayudarla.
Con eso resuelto, vuelven con Remi, Fritz, Raven y Darret para terminar los preparativos. Justo en ese momento llega el grito de alarma y Saxa tiene que hacer un gran esfuerzo para no enarbolar su hacha e ir corriendo en ayuda de la guerrera que lo ha dado. Sintiendo la rabia crecer en ella, se recuerda que eso no forma parte del plan, sino que lo que deben hacer es partir de inmediato y dejar que Cudgel y los suyos cubran su retirada.
- Ayudemos a la gente a subir a las barcas, vamos. Tenemos que evitar que estalle el caos y se empujen entre ellos, o más de uno acabará en el agua y eso nos retrasará.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Remington saludó a sus compañeras apresuradamente, algo superado por la situación. En pie sobre unas cajas, repasaba en su diario los cupos de las embarcaciones y marcaba las que se iban llenado. Había repartido un tira de tela roja a cada capitán de barco para que las izara al completar su cupo. El grito de alarma le habría hecho tirar el volumen y la pluma de no ser porque flotaban a su lado sostenidos por su sirviente invisible. A sus pies, hechos un ovillo, descansaban los restos de la sábana habían requisado para teñirla de rojo por arte de magia y confeccionar así los penachos rojos. El aprendiz se recompuso como pudo y miró fugazmente en dirección a los sonidos de lucha.
—¡Los barcos con el penacho rojos están llenos! ¡Que zarpen ya! —dijo a Saxa tratando de mantener a raya su nerviosismo y el terror que le hacia temblar las rodillas— ¡Que suban todos a cubierta de los que quedan, rápido! A ti te harán más caso que a mí —dijo sin poder dejar de apreciar la estatura de la bárbara.
Tras tomar algo de aliento encaró al resto de sus compañeros.
—¿Qué ha pasado con el lanzador de redes? ¿Nada? —preguntó asumiendo que en realidad todo aquello con que contaban estaba ahora en el muelle —. Nuestro barco es aquel —señaló al viejo cascarón que había previsto para ellos en el grupo de cola—. Uri, quizás deberías subir al palo mayor para que tengas tiro —sugirió a la arquera—. A los combatientes, os toca proteged a los que embarcan. Ganad todo el tiempo que podáis. Os cubriremos como mejor sepamos. No os separéis del amarre, tendréis que soltarnos cuando estemos llenos —Asintió a Saxa y Fritz recuperando una tira de tela roja de uno de los bolsillos de su túnica.
Sir Arthur apareció bajo el mago y tanteó la tela que colgaba con su patita mientras maullaba.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Uri apareció en los muelles junto a Saxa, ayudando a la adorable anciana a subir a una de las barcazas. Admiró el trabajo de Remi y Fritz y, al escuchar las palabras del mago, le contestó con urgencia.
- Debo marchar a la torre para cumplir con la promesa de Becklin. Os alcanzaré tan pronto pueda. Si alguien quiere acompañarme… - apremió a sus compañeros, dispuesta a ponerse en marcha cuanto antes.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- ¡Ve tú, Fritz! - dice Saxa, elevando la voz para que se la oiga con claridad entre todos los murmullos alterados que ya suenan en el muelle.
La bárbara se ha metido directamente en un círculo de Voglerianos que estaban discutiendo entre ellos en un tono que ya empezaba a ser acalorado. Todos querían ser los primeros en subir a la embarcación que tenían justo al lado. La guerrera estaba convenciéndoles con voz amigable - pero no falta de autoridad - de que como siguieran así sólo conseguirían retrasarse y ninguno conseguiría subir rápidamente. Al final acabó señalando uno a uno con el dedo, estableciendo el orden que se le vino a la mente.
- Tú, el de la barba, subirás el primero, vamos. Siguiente: tú, el del pelo largo. Aaaarriba. A continuación tú ... anda, ¿tú no eres el que me preparó aquél primer café en el Cangrejo de Latón? Ya decía que me sonaba tu cara. Tardé en acostumbrarme al sabor de ese brebaje, pero ahora me encanta. Vamos, sube - así fue uno a uno, hasta que llegó al último - Tranquilo, ya llega tu turno. Has sido el último en subir, pero serás el primero en bajar cuando lleguemos a Kalaman. ¿Ves? Todo arreglado. Hala, sube.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Averil salió disparada hacia la puerta, para intentar ayudar a la mensajera de Cudgel.
Fritz y Uri corrieron tan rápido como pudieron hacia la torre, por suerte ambos eran ágiles y de pies ligeros y cubrieron la distancia en tiempo record.
Pese a los esfuerzos de Raven, Remi y Saxa, sólo uno de los barcos comenzó, lentamente a zarpar. Aún tenían que llenar el resto y Saxa era dolorosamente consciente de que en aquel lugar no tenían defensa alguna. Si querían tener alguna esperanza de acabar con la evacuación, y era cierto que ya estaban alli, algunos, los supervivientes miembros de la milicia y quizá ella, tendrían que subir hacia la puerta a defender la ciudad lo mejor que pudieran.
Mientras Saxa se afanaba en embarcar a la gente y Remi daba órdenes que ya pocos empezaban a escuchar y menos aún a seguir, Fritz y Uri llegaron a la puerta de los aposentos de la Caballero de Solmania. Uri no podía encontrar la llave pero, afortunadamente, Fritz la había recogido cuando se le había caído del bolsillo en su alocada carrera. Entraron y Uri se alegró de no estar sola pues allí había una caja con aspecto de ser pesada y el símbolo del Martín Pescador grabado en ella.
Fritz miró por la ventana y ahogó un grito. Desde allí se podía ver la puerta norte y la guerrera que Cudgel había enviado fue salvada del hacha que se levantaba sobre su cabeza por la oportuna aparición de Averil,, que atravesó el pecho del draconiano y, llevada por la inercia de su carrera, cayó rodando al suelo con este mientras se convertía en piedra y su espada quedaba presa en el pétreo cadaver.
Por encima de las guerreras, tal y como el hombrecillo había apuntado que era un error táctico tremendo, el tener la muralla casi a la altura y tan próxima del corte natural, varias figuras encapuchadas aparecieron en el borde y, despojándose de sus embozos, desplegaron sus coriáceas alas y se dejaron caer sobre la ciudad y sobre las dos guerreras.
Si tan sólo pudieran ayudarlos...
De repente algó sonó por encima de sus cabezas y una red salió volando dando vueltas y atrapó al draconiano que caía sobre las indefensas guerreras, lanzándolo contra la pared vertical.
Los dos escucharon el grito de triunfo de la gnoma mientras accionaba las palancas que le ayudaban a recargar su invento. Al final, su idea había sido puesta en práctica.
PbP Character: A few ;)
Saxa siguió a Averil con la mirada, para fijarse después en la realidad de la situación. No podían quedarse allí, necesitaban ayudar en la puerta como fuera y ganar tiempo para que los barcos pudiesen zarpar. ¡Maldita sea! Esperaba haber tenido más tiempo antes de que llegara el condenado Ejército Rojo.
- ¡Raven, Remi! ¡Iré con Averil a intentar frenarlos! - gritó. Y sin esperar sus respuestas corrió en pos de la escudera de Solamnia, preparando el hacha para usarla en el primer enemigo que se encontrara camno a la puerta.
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Uri giró la cabeza de manera instintiva hacia los ruidos de la incipiente batalla que se colaban por la ventana. Sus sentidos se agudizaron y sus músculos se tensaron. ¿Debían abandonar aquella habitación y acudir a la lucha? ¿Perderían, si lo hacían, la oportunidad de cumplir la promesa a Becklin? Meditó unos segundos, alternando su mirada entre Fritz y el arcón. Intentaría ponerlo a salvo y acercarlo a los muelles todo lo posible.
- Debemos darnos prisa, Fritz - le dijo, acuciándole para que prestara atención a sus palabras - salgamos de aquí, lleguemos a los muelles y unámonos a la lucha en cuanto podamos - agarró uno de los extremos y confió en que su fuerza y la de su compañero fuera suficiente para mover aquel objeto.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La elfa y el Kender se afanan en portar la pesada caja. Seguramente Saxa la podría llevar debajo del brazo como quien porta una barra de pan recien hecho, pero ellos tenían problemas, no sólo por el peso, si no por la diferencia de altura entre ellos.
Al llegar a la base de la torre escucharon un grito desgarrador y un sonoro golpe a su derecha. Miraron horrorizados el cuerpo destrozado de Than, roto contra las piedras del muro que rodea la torre. Sola en lo alto de la torre la valiente pero pequeña gnoma no ha sido rival para el horrendo draconiano que ha planeado hasta lo alto de la torre para evitar que se lanzen mas redes contra sus hermanos, los cuales caen sobre la ciudad saltando desde el cercano risco.
Mientras el draconiano se dedica a destruir el invento de la mallograda gnoma, los compañeros corren como pueden portando el último deseo de Becklin entre ellos.
Saxa se reencuentra con Averil cuando esta consigue atravesar la puerta ayudando a la mensajera herida a caminar. Los gritos de pánico y dolor comienzan a sonar por la ciudad mientras más y más draconianos franquean la inútul muralla. El clamor de los gritos de guerra y el estruendo de los caballos les indica a las dos guerreras que la infantería y la caballería también se acercan por el camino.
Remington consigue dominar el pánico dejando que la parte lógica y pragmática de su cerebro se imponga. Como se temían no pueden hacer nada por la población. Pero por lo menos podrán ayudar a los rezagados, o, como intentan hacer los pocos defensores que le quedan a la ciudad, los ralentizarán. Un soldado a caballo entra al galope en la ciudad. Saxa se planta firmemente entre él y Averil y la herida guerrera, y de un poderso hachazo siega las patas del desddichado animal que lanza al soldado por los aires. Saxa se aparta y jinete y montura caen sobre el empedrado suelo partiéndose el cuello. Eso hace que los siguientes se lo piensen un poco más, y los defensores consiguen desanimar a algunos soldados con sus flechas.
Retroceden lo más rápido que pueden hacia los muelles pero entonces varias figuras portando antorchas aparecen por un callejon a su izquierda. Los rostros reptilianos se contraen en una mueca de odio y frenesí al verles y se lanzan gruñendo hacia ellas.
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Uri dejó caer a plomo el arcón al presenciar aquella escena. Las manos y las piernas le temblaban y era incapaz de desviar su mirada horrorizada del pequeño cuerpo inerte de la gnoma. Su cerebro era una olla en ebullición a punto de estallar, intentando encajar lo que acababa de suceder. No podía creerlo.
Tras unos segundos de estupor, sus extremidades parecieron responder de nuevo y en un sprint, se acercó al cuerpo de Than, agachándose a su lado, ignorando los peligros que existieran alrededor.
- ¿Than?… ¿Than? - preguntó, mientras le acariciaba la cabeza, sabiendo que jamás respondería - Than, no… no te mueras, no…. no nos dejes… - sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sacudía su pequeño cuerpo, luchando contra la realidad y cayendo en la inevitable negación de lo evidente - lo siento Than, yo… yo no sabía que sucedería esto… no… no he podido ayudarte… perdóname, perdóname… - le susurró, acercando su cabeza a la de la gnoma, sollozando.
Con sumo cuidado, le cerró los párpados con la mano. Se levantó, con la cara surcada de lágrimas y mocos y se limpió con el dorso del brazo. Observó a su alrededor, evaluando las posibles amenazas cercanas y se dirigió hacia Fritz.
- Ha muerto - sentenció, avergonzada - la han matado Fritz, esos… malditos monstruos y yo… yo no he hecho nada para ayudarla. Ya no podemos hacer nada por ella - Fritz detectó en Uri algo más profundo que la tristeza por la pérdida de una compañera, en su mirada y en sus palabras. Parecía sentirse irremediablemente responsable por el desenlace de los acontecimientos.
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Fritz iba de un lado a otro según le iban necesitando. Barcos, cofres.. de una manera automática y bastante ausente se movía allí donde le mandaban. Un acertijo rondaba su cabeza sin dejarle actuar.. y todo culpa de su primo y aquella frase que le dijo.. "Voy a invitar a comer al cuñado de mi padre, al suegro de mi hermano, al hermano de mi suegro y al padre de mi cuñada y no se cuantas sillas poner" y en esas se encontraba.. pues si ya era complicado en asuntos humanos, ni hablar de una familia kender.. hasta que el pequeño cuerpo de la gnoma rompió su absorto ensoñamiento.
-Nooooooooooooooo- gritó cuando reconoció a Than.- Maldito seas!!!- dejando caer el cofre y cargando una piedra en la honda de su Hoopak para atacar inutilmente al dracónido en la cima de la torre. -Baja con esas alas de mierda... baja si te atreves mala copia de un dragón.. vas a convertirte en ceniza de puro y solo eso te salvará de ser una alfombra en la sala del trono de mi montaña de enanos gully.. baja!!
El draconiano, que iba a destruir el lanzapersonas, recibe una certera pedrada en la cabeza. Con un gruñido amenazador desplegó sus alas para dejarse caer sobre la llorosa elfa y el iracundo kender.
Pero esta vez ambos amigos estaban más que preparados. Una flecha se clavó en el pecho del draconiano, otra piedra le abrió una gran brecha en la cabeza y otra certera flecha le atravesó el cuello. Una estatua de piedra se estrelló contra el suelo a los pies de la torre y se hizo mil pedazos.
Un poco más tarde, cuando ya estaban de nuevo entre las calle de Vogler, escucharon los ruidos de batalla cada vez más numerosos y el humo de los cada vez más numerosos incendios les escoció los ojos. Un poco más adelante vieron a do de los escasos defensores de Vogler luchando enconadamente contra tres draconianos. Uri y Fritz se miraron con determinación.
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Los dracconianos avanzaron con sus armas desenvainadas sobre las dos guerreras. El intercambio fue rápido y salvaje, Averil consiguió utilizar su armadura en su ventaja, aunque tendría un buen moratón de uno de los impactos del draconiano, este no consiguió superar del todo las defensas de la Caballero de Solamnia.
Saxa apenas sintió los cortes de la curva espada del draconiano, sólo quería hacerles pagar por lo que estaban haciendo en la pacífica ciudad de Volger. Cuando el draconiano más alejado le lanzó un hacha de mano que se clavó en su hombro, la guerrera se la arrancó y con un grito de batalla se la arrojó de nuevo, haciendo que la criatura tuviera que agachar la cabeza para evitar que la bárbara del sur se la partiera en dos.
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, el guardia que aún quedaba en pie consiguió hacer una herida a uno de los draconianos que lo acosaban enarbolando su espada a la desesperada.
Uri sabía que no podría aguantar mucho más contra dos draconianos él solo.
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Uno de los draconianos dejó de prestar atención a la sureña para atacar a Averil, cosa que Saxa no dejó de aprovechar. En un rápido movimiento clavó su hacha en el hombro de la criatura, al tiempo que le dijo con sorna:
- ¡Ay va! ¿Te he hecho daño? Vaaaya, lo siento mucho, amigo.
Tras esto lanzó una risotada para dejar aún más claro lo muchísimo que lo sentía. De verdad de la buena.
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Una tímida llama anaranjada voló por encima del hombro del draconiano y de Saxa mientras Remi maldecía unos pasos por detrás la guerrea. El aprendiz trataba de dejar a un lado en su cabeza el caos y el horror que les rodeaba y se afanaba por preparar el siguiente conjuro varita en mano.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
En otro callejón de la ciudad una elfa, un kender y un humano derrotaban al último draconiano en pie. -Tenemos que salir de aqui e intentar coger los últimos botes!- gritó al guardia.-Ayudanos a llevar esto, es importante!.- Buscó una piedra para tener preparada su vara Hoopak
Cuando Fritz levantó la vista tras coger una piedra lo bastante grande como para abirle la cabeza a uno de esos draconianos si le acertaba con fuerza.En lo alto del risco, algo alejados del grueso de draconianos que caían, ahora sin el impedimento del lanzapersonas y sus redes, sobre la condenada ciudad,, el kender vislumbró con su aguda vista a tres jinetes, no pudo distinguir sus rasgos, pues estaban cubiertos por sus capullas y capas pero observaban la batalla impasibles.
No tuvo mucho tiempo de pensar en aquellos extraños jinetes pues Uri y el soldado empezaban a alejarse camino de los muelles.
Mientras en otra parte de la ciudad Averil y Saxa luchaban encondamente con los draconianos intercambiando cortes y golpes mientras la ciudad era comsumida por las llamas a su alrededor.
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Saxa vió por el rabillo del ojo cómo unos misiles arcanos pasaban entre ella y Averil, justo para darle el toque final al draconiano que la escudera de Solamnia tenía justo delante. Remi se cobraba así a su presa. Su compañero draconiano siseó enfurecido y lanzó varias estocadas contra ambas guerreras. Pero quizás porque ya comenzaba a verse demasiado rodeado, sus ataques resultaron ser meros rasguños. Averil no tardó en responder con un ataque certero que Saxa terminó de finalizar con su hacha.
Ya sólo quedaba un draconiano ante ellos, y la bárbara - energizada tras ver cómo los invasores continuaban cayendo a manos de los compañeros - descargó su hacha con aún más vehemencia, dejándolo en un estado crítico que seguramente Remi aprovecharía sabiamente.
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