Remington disparó su proyectil en el preciso momento en que el draconiano que quedaba en pie rugía de ira. La voluta de fuego anaranjado centelleó furiosa desde su varita de tejo hasta alojarse en la garganta de aquella bestia. El draconiano se derrumbó hacia atrás asiéndose el cuello con las garras mientras se convertía en piedra. El aprendiz enarcó una ceja sin creerse muy bien lo que acababa de pasar.
—¡Tenemos que retroceder! —señaló a los draconianos que planeaban desde las almenas en oleadas —. Es cuestión de tiempo que nos sobrepasen y quedaremos aislados. Busquemos a los nuestros y repleguémonos hasta algún cuello de botella cerca del muelle, lo más lejos que podamos de las murallas. Parece que esas cosas solo son capaces de planear —apuntó dispuesto a retroceder en cuanto las guerreras lo hicieran.
Alejándose con premura de las nubes paralizantes que exhalan los cuerpos de los draconianos al morir, Averil y Saxa echan a correr en pos del aprendiz de Mago en dirección a los muelles.
Al llegar a los mismos encuentran a sus amigos quienes, junto con el superviviente miembro de la milicia, Yooy'no Pencus, llegan portando un gran y apartoso cofre de madera con el simbolo del martin pescador grabado en la tapa. El valiente soldado les asegura que dejará el cofre en su emvbarcación y que ellos dos pueden ayudar al resto.
Comprueban con alivio que algunas embarcaciones ya están en la corriente del rio, pero aún quedan muchas por llenar y partir, y muchos voglerianos en los muelles y aún corriendo por las calles de la ciudad en dirección a la salvación.
Saxa comprueba que la zona de los muelles se mantiene, de momento, libre de enemigos gracias a los esfuerzos de los pocos milicianos que quedan y algunos osados habitantes. Averil le da un codazo y llama la atención de la bárbara no sin cierta sorpresa cuando ven a los dos nobles, padre e hijo, liderando un pequeño grupo de milicianos en la parte norte de los muelles. Sus filos están ensangrentados y Bakaris Junior tiene un vendaje manchado de sangre en un brazo.
Tras intercambiar unas miradas con Raven todos escuchan un tremendo ruido al derrumbarse una casa en la parte norte. El polvo y el humo les impide ver en esa dirección para encontrar el origen de tal estrépido. Varios voglerianos aparecen corriendo, sus últimas pertenencias abandonadas en su huida y gritan presas del pánico.
- ¡¡DRAGON!!! ¡¡UN DRAGON!!! -
Con un sondio chirriante y metálico, la nube de polvo y humo se abren cuando una gran figura se abre paso en su dirección. Un cuello largo culmina en un rostro reptiliano, con las fauces abiertas exhalando humo negro. Las metálicas escamas negras reflejan el color del fuego mientras la bestia avanza entre los escombros. A su alrededor, varias figuras reptilianas escoltan al dragón el cual gira todo su cuerpo hacia otro edificio y exhala una bocanda de fuego contra el mismo, a la vez que lanza su cuerpo metálco contra el mismo.
El Cangrejo de Latón no puede soportar el ataque del dragón y se derrumba entre humo, llamas y polvo.
Saxa mira hacia donde le señala Averil y resopla sonoramente. Está a punto de decir algo - seguramente alguna impertinencia que sacara a los Bakaris aún más de sus casillas - cuando los gritos de pánico cambian su foco de atención.
- ¿Pero qué? ¿¿Un dragón?? ¿¡Cómo es posible!? - pero a pesar de lo increible y terrorífico de aquel ser que acababa destruir el Cangrejo de Latón con bastante poco esfuerzo aún tuvo tiempo de musitar - ... por fortuna tenemos a los Bakaris justo ahí delante para defendernos con valentía.
Soltó una risilla que dejaba claro lo mucho que se creía lo que acababa de decir, y añadió mientras preparaba su hacha:
- ¡Vamos, tenemos que ganar tiempo para que la gente del pueblo pueda huir!
El joven kender se alegró al reencontrarse con los amigos perdidos entre callejones. Aquellos tres jinetes parecían importantes en los sucesos que se desarrollaban. Algo dentro de él le pedía escaquearse de la carrera con el cofre e ir a investigar.. pero el sentimiento de lealtad que Ispin le había.. digamos.. al menos explicado y la responsabilidad con los habitantes indefensos le hizo continuar.
-UAAALLAAAAAA!-dijo Fritz con los ojos como platos pero un tono apagado y cargado de seriedad.-Os lo dije!! Han vuelto!! Yo vi uno pero de otro color.. mas brillante!! Pero que vamos a hacer contra esa cosa??
Uri lanzaba sus flechas por inercia, automáticamente, porque en su cabeza solo existía la imagen del cuerpo de Than estampado contra el suelo y en su corazón el peso de la profunda tristeza y culpabilidad por su muerte.
¿Cómo había dejado que sucediera aquello? ¿Cómo le daría la noticia a sus compañeros y a la gente de Vogler? Su brazos y piernas reaccionaban como un resorte, deshaciéndose de sus enemigos a su paso, sin apenas ser consciente. Agarró el pesado arcón, recorriendo las calles de la ciudad, embargada de adrenalina.
Llegaron por fin a los muelles. A lo lejos divisó a Remi, Saxa y Averil, con la noticia de la muerte de la gnoma en la punta de la lengua, sin saber si era el momento para informar o debía esperar hasta que estuvieran a salvo. Pero alguien la echaría de menos, alguien preguntaría por ella, y la vergüenza y la culpa se apoderarían de su ser. Debía hablar antes de que eso sucediera.
Su semblante era más serio de lo habitual y aún le quedaban rastros de lágrimas y mocos por la cara. Pero quizá nadie se detendría a valorar estos detalles en la situación en la que se encontraban.
La angustia crecía en su interior. Necesitaba desahogarse, soltar ese nudo que oprimía su pecho, sincerarse con sus compañeros. Se acercó al mago y a la guerrera, dispuesta a arrojar la nefasta noticia, cuando un rugido paralizó sus pensamientos y los gritos de los aldeanos llamaron su atención.
Se giró muy lentamente, con los músculos tensos y los sentidos agudizados, como cuando, en mitad del bosque, era sorprendida por un oso o una bestia amenazante.
Y entonces, lo vio. Sus ojos se abrieron como platos, incapaz de reaccionar ante aquella figura que se presentaba ante ellos, enrome, furiosa, poderosa, bella. ¿Sería posible… sería posible que fuera… un dragón? Recordó las historias susurradas en torno al fuego las noches de guardia, en su tierra natal. Leyendas oscuras y lejanas que apenas se atrevían a relatar, menos cuando un superior rondaba cerca. Porque eran historias del pasado que quedaron atrás, en una realidad casi inexistente, fantasías y cuentos de viejos que ya nadie quería escuchar, excepto los niños y los locos.
Uri tomo aire profundamente, abrió la boca y gritó - ¡¡¡¡¡¡AAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!!- Gritó desde la boca del estómago, con una fuerza inusitada. No era un alarido de miedo ni angustia, sino de rabia y furia y frustración. Vació sus pulmones y sus entrañas a modo de pequeña catársis y giró su cuerpo, encarándose hacia la bestia, dispuesta a defender a toda esa gente.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Remington vio llegar a Uri y Fritz con cierto alivio. El aprendiz aun jadeaba por la carrera hasta el puerto, pero se alegró de verles a todos de una pieza. Notó que la elfa parecía algo afectada, pero no dijo nada, la guerra era un bocado demasiado difícil de tragar para él también. Todo era caos repleto de horrores que amenazaban con tragarlos vivos. Ver aparecer nada menos que un dragón escupiendo fuego entre una nube de escombros y escoltado por más draconianos fue simplemente demasiado. El grito airado de Urianthalassa a su lado le sacó de su estupor y se dio cuenta de que había estado un tiempo, que era capaz de determinar, con la boca abierta, boqueando mientras señalaba a la bestia sin poder ejecutar palabra. El pánico que sentía eclipsaba la punzada de vergüenza que le habría asaltado en circunstancias normales.
Con las piernas temblado como un flan, casi incapaz de moverse, sostuvo la varita de tejo en alto. Se forzó a dar un paso adelante para situarse hombro con hombro junto a Uri. Rezó a Lunitari para que las palabras del siguiente conjuro encontraran por si solas el camino hacia fuera de su cuerpo. Se concentró en recordar las palabra de poder solo para tratar de olvidar que todo su ser le chillaba que saliera corriendo de allí sin mirar atrás. No podía dejar atrás a sus amigos. ¡Ojalá no fueran tan condenadamente valientes! ¡Un dragón! ¿Como era eso posible? ¡Maldita sea un dragón! ¿Pero, no volaban en las viejas historias? ¿Cómo es que no le habían visto volar? ¿Porqué permanecer escondido si eres el depredador absoluto? Las piezas no acababan de encajar, pero el velo del terror que le atenazaba no le dejaba pensar con claridad.
—¡Oh cielos! —acertó a murmurar con un terrible nudo en la garganta.
Uri tensó su arco y apuntó. La enormidad de aquella bestia cubría por completo su campo de visión. Evaluó la efectividad de su disparo. ¿Sus flechas eran capaces de atravesar esa capa de gruesas escamas que cubrían su piel creando una perfecta e indestructible armadura natural? Lo dudaba.
No quería volver a sentirse inútil, a no servir para nada. Cambió de objetivo, esta vez hacia uno de los draconianos bajando la vista. Si eran capaces de deshacerse del séquito, podrían después aunar fuerzas para ocuparse del dragón, o buscar alguna estrategia para deshacerse del él. ¿Cómo podrían ellos enfrentarse a un ser de esas características? Una sola bocanada de fuego y arderían todos en el infierno sin ninguna posibilidad. Pero ahora no podía dejarse llevar por la desesperanza y el desaliento, haría lo que pudiera dentro de sus posibilidades.
La flecha atravesó rauda el espacio e impactó en el objetivo, haciéndole sangrar profusamente.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Saxa no se hizo esperar y se lanzó en pos de la criatura y de sus alados secuaces. No creía que fuese a poder evitar el fuego del dragón, pero lo que tenía claro es que desde la distancia no iba a poder hacer nada útil. Eso, y que necesitaban aguantar lo máximo posible para dar tiempo a los barcos a salir.
Aunque no esperaba una gran respuesta, decidió que la seguridad del pueblo era más importante que su resentimiento contra los Bakaris. Por eso, al pasar por su lado, decidió darles una oportunidad. Quien sabía, quizás la sorprendieran y ayudaran en el combate.
- El pueblo nos necesita. ¿Venís? Vuestras armas serán bienvenidas. - dijo, mirando principalmente al padre. Pero no se quedó a esperar la respuesta, sino que siguió corriendo en pos del dragón.
No había tiempo que perder. Fritz fue lo mas práctico que se pudo.. si los dragones te dan cascotes pues tú se los devuelves con tu palo Hoopak. Sin embargo su vara, ajustada al tamaño kender, no parecía tener suficiente muerte mortífera fatal desde allí donde se encontraba. mientras agitaba la honda del palo se acercó hasta los escombros del edificio cercano, suficientemente cerca como para apuntar a toda la cabezota escamosa de aquellos dracónidos. Tan solo deseaba que aquella piedra llena de puntas y filos acertara en su objetivo antes de que la poderosa Saxa lo convirtiera con su mirada en piedra. Un sonoro -AUUU-le confirmó que había acertado su tiro mientras trataba de esconderse entre los escombros para sorprender a su próxima presa.
Remington disparó su misil mágico, que impacto en uno de los draconianos certeramente. Sin detenerse a ver si caía buscó la cobertura y la escasa posición elevada que le ofrecía la casa que había a sus espaldas. Acachado entre unas cajas valoraba su siguiente movimiento.
Saxa obtuvo una mirada decidida por respuesta y no pudo evitar sorprenderse cuando padre e hijo corrieron a su lado para enfrentarse al dragón y sus secuaces. Saxa no dejó de obervar la palidez de la tez de joven de los Bakaris que más parecia seguirla por la fuerza de voluntad de su padre que la suya propia.
Sin perder de vista a su objetivo, sin modificar su posición de ataque, Uri tensó de nuevo el arco y lanzó la flecha que impactó certera, poniendo fin a la vida del agonizante draconiano.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Si algo bueno tienen los escombros es la cantidad de munición que un espabilado kender puede usar como munición en su palo hoopak. Y como para mala leche la de un kender ocioso, eligió una piedra llena de picos y filos. El lanzamiento acertó en plena cabezota escamosa, derribándolo con el cráneo facturado. -Uaaalaaaa.. otro menos!!-Y mientras elegía su siguiente víctima dedicó unos segundos al extraño dragón. Era raro.. . -Ese dragón necesita de dracónidos para moverse.. y no brilla a metal.. sino que parece color a hierro forjado.
Saxa llegó hasta el dragón y la fila de dracónidos que le acompañaban justo en el momento en que el kender le abría la cabeza a uno de ellos. La criatura se deshizo en un polvillo que casi cubrió por completo a la bárbara, pero logró apartarse en el ultimísimo momento.
La sureña levantó entonces su hacha para descargarla con todas sus fuerzas sobre uno de los dos dracónidos que quedaban vivos, pero por desgracia erró en su ataque y tan solo dio al aire. Quizás fue por una mala postura, quizás porque su oponente se moviera con agilidad en el instante preciso. ¿O quizás fue por ver por el rabillo del ojo que tanto Lord Bakaris como su hijo habían, contra todo pronóstico, acudido a luchar?
Anonadada como estaba, tardó unos instantes en procesar lo que había dicho Fritz. Pero entonces se fijó y vio algo que la descolocó aún más:
- Pero si eso son ... ¿¿¡ RUEDAS !?? ¡¡Esta cosa se mueve sobre ruedas!!
El atónito joven Bakaris se fija en las ruedas que señala Saxa. En efecto, aquella figura que tan sólo emulaba a uno de los grandes dragones de antaño parecía más una elaborada y bizarra máquina de guerra. Pero pese a su extraña forma, era efectiva. como las ruinas del Cangrejo de Latón atestiguaban. Ahora que estaba mucho más cerca, Saxa podía escuchar los siseos, crujidos y ruidos del engranaje. Pudo observar que había algunas criaturas en el interior, draconianos seguramente, manejando la maquinaria interna de aquella cosa.
Tan absorto estaba el joven Bakaris en contemplar semejante constructo, que no vio llegar al draconiano que guardaba el dracónido juggernaut y clavo su curva espada en las tripas del joven noble. Su aullido de dolor se vió eclipsado por el grito de rabia de su padre, que con un certero tajo cortó limpiamente el brazo del draconiano a la altura del codo. La bestia siseo de rábia y dolor pero antes de que pudiera contraatacar contra Lord Bakaris, Saxa le cortó desde el hombro a la cadera con su hacha, prácticamente partiéndolo por la mitad.
- No!! - gritó Lord Bakaris al ver las intenciones de la bárbara pero fue tarde - ¿No ves que así nos pones en pelig.. - no pudo terminar la frase pues el draconiano estalló en una nube gris como habían hecho todos sus compañeros al morir. Mientras se convertía en piedra y caía el polvillo grisáceo envolvía a Saxa y los Bakaris.
Tosiendo Lord Bakaris sacó a su herido hijo de la misma.
- ¿Es que no sabes pensar?!! Debes alejarlos cuando los mates!! O matarlos a distancia!!! - le gritó mientrás cargaba con un sollozante y cada vez más pálido joven. - Lo llevo a lugar seguro... ¡Acaba con ellos! - le espeta enfadado, aunque Saxa no sabe decir si es con ella con los que realmente han acuchillado a su hijo.
Mientras, Uri seguía concentrada en acabar con sus enemigos, el rostro adornado por los blancos surcos que habían dejado las lágrimas entre todo el hollín que manchaba su cara. Su puntería era certera, y otro draconiano, el último que quedaba en pie alrededor del falso dragón, recibia la flecha élfica.
Averil corre al lado de Saxa y decapita limpiamente al último de los draconianos. Por desgracia, mientras el cadaver comienza a convertirse en piedra, cae sobre Saxa que queda envuelta en una pequeña nube de polvo grisáceo que siempre parece emanar de estos seres al perecer. Saxa tose y, alarmada, siente como el polvillo se pega a su piel, haciendo más dificil el moverse. Siente como ese polvo comienza a solidificarse y volverse más y más duro, haciendo que sus movimientos sean cada vez más difíciles y contempla cada vez más horrorizada como su piel adquiere un tono grisáceo, alli donde el polvo se adhiere a ella, y este se va extendiendo.
Mientras, en el interior del "dragón" se pueden escuchar órdenes apresuradas en un idioma que ninguna de las dos guerreras entiende y comienzan a escuchar algo parecido a un fuelle. Un humo negro y pesado empieza a salir de las fauces metálicas del dragón que está ligeramente girado hacia ellas.
Remington, Fritz y Uri no tienen tiempo de relajarse en la retaguardia, pues, caminando entre los escombros ven llegar a una figura alta, más alta que Saxa. Embutido en una armadura pesada roja y negra, con el símbolo que ya conocen grabado en el pectoral, aparece otro draconiano, pero esta criatura no la habían visto aún. Mucho más grande y corpulento que los que han visto hasta ahora, con las escamas que recuerdan a la plata envejecida o sucia, este draconiano porta dos grandes espadas, curvas y aserradas, manchadas de sangre de los defensores de Vogler que han tenido la mala fortuna de cruzarse en su camino. Pasea sus ojos amarillos por el muelle, con evidente malicia y desdén. Un ahogado grito recorre a la multitud que está en los muelles aún embarcando y en los que, aunque ya han comenzado a navegar rio abajo, aún pueden ver el muelle.
- Reemplazad a los que han caido - ordena con voz profunda apuntando con una espada hacia la máquina de guerra con forma de dragón. - Quiero que eso se mueva ya! -
Varias figuras que le siguen, corren en dirección a donde están Saxa y Averil para reemplazar a los draconianos caídos.
Mira hacia los defensores de Vogler y muestra una hilera de colmillos en una amenazadora sonrisa
- A esos dejádmelos a mi... voy a divertirme un rato... -
Y con el coro de las risas de algunos draconianos, el inmenso lider extiende sus alas y se abalanza a por Uri, Remington y Fritz
Fritz observaba con curiosidad extrema aquel artilugio metálico. Estaba dispuesto a partir hacia el norte y tratar de introducirse en aquella maquinación y cotillear lo que pudiera cuando apareció el terrible dracónido, mas grande y mortífero que los visto hasta el momento. También pensó en ayudar a Saxa, cuya poder de convertir en piedra rivales parecía que se le iba de las manos y le estaba afectando a si misma.
-Vamos perrito.. a divertirse.. coge la pelotita!!-le grito mientras agitaba su vara hoopak dispuesto a arrearle en toda la cabeza una buena y guiada pedrada.
La piedra de Fritz es certera, pero no impide que el enorme draconiano salte sobre ellos.
Mientras tanto, Averil se prepara para cubrir a Saxa.
"Muevete Saxa!! tú eres más fuerte!! Paladine está con nosotras. Mueve maldita sea!! "
Saxa siente algo. Algo que se sobrepone a la extrema rigidez de sus músculos y al pánico que empieza a dominarla al sentir cómo sus músculo y piel se resecan y endurecen. Al escuchar el nombre de la antigua deidad, siente un calor en su interior, se siente... casi como cuando su padre la miraba orgulloso cuando conseguía lanzar su arpón con precisión y acertaba a cazar un salmón en el río. Ese calor en su pecho le proporcionó una seguridad y confianza renovadas pese a su apurada situación.
Fritz que había escuchado las palabras de la Escudera de Solamnia se sintió también reconfortado. Con ella y sus extraños poderes de su lado seguro que podían salir de aquella.
Frente a ella, en el interior del ingenio mecánico con forma de dragón, podía escuchar el ruido de los draconianos gritándose órdenes y el de lo fuelles, casi parecía que la criatura respirara con fuerza.
Saxa veía aterrada cómo el cuerpo dejaba de responderle y se agitaba frenéticamente para intentar salir de aquel estado, pero todo era inútil. ¿¡Acaso era así como iba a terminar!? Esto no era lo que se había imaginado. Si tenía que morir quería hacerlo por todo lo grande, tras una buena refriega y con su hacha manchada de la sangre del mayor número de enemigos posible. Pero no así, con su cuerpo sin responder y sin capacidad de hacer nada contra aquél amasijo de fuego y metal que se cernía sobre ella y Averil.
La bárbara se estaba dejando llevar por el miedo, y esto era algo nuevo en ella. Tan sólo las palabras de su compañera lograron sacarla de su estupor. Con los ojos muy abiertos miró a Averil fijamente y se aferró a sus palabras como si de un clavo ardiendo se trataba. Tenía razón, la escudera de Solamnia tenía razón. ¿Acaso iba a dejar que los restos de un maldito draconiano terminaran su historia de forma abrupta?
- ¡¡NO!!- se respondió, en voz alta - ¡Ni de coña! ¡Si creéis que habéis acabado conmigo, estáis muy equivocados!
Reuniendo todas las energías que le quedaban - e incluso alguna más que no sabía que tenía, seguramente por obra y gracia de Paladine y Averil, que hablaba por él - apretó el hacha con fuerza hasta que le dolieron los músculos y lanzó un grito de guerra con intención de darse ánimo y también de hacer ver a sus enemigos que la sureña aún tenía mucha, muchísima guerra que dar...
- VAIS ... A MORIR ... ¡¡TODOS!! - gritó, notando como recuperaba la movilidad y preparándose para recibir a la siguiente tanda de enemigos.
Uri había permanecido tan concentrada en los draconianos cercanos al dragón que fue la última en darse cuenta de la engañifa que suponía aquella gran bestia alada. Arrugando la frente, en un gesto de frustración y enfado, más con ella misma que con los enemigos, profirió un leve bufido y se regañó a sí misma por ser tan inocente y crédula.
Pronto sus pensamientos se dirigieron hacia la figura que acababa de aparecer, a todas luces el jefe draconiano. Modificando por completo su objetivo, determinó que la mayor amenaza era esta nueva bestia y hacia él dirigiría su ataque. Lamentablemente, desde donde estaba no podía apuntar bien, debía moverse unos pasos para centrar su punto de visión.
Sin perder tiempo y dando más un pequeño y gracioso saltito hacia adelante que un paso, apuntó rápidamente y lanzó la flecha hacia aquella piel azulada y gruesa. El disparo fue certero, pero no pareció afectar demasiado al draconiano jefe que la ignoró por completo. Sin dilación, Uri repitió su movimiento hacia atrás, buscando de nuevo la cobertura de la piedra tras su ataque.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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Remington disparó su proyectil en el preciso momento en que el draconiano que quedaba en pie rugía de ira. La voluta de fuego anaranjado centelleó furiosa desde su varita de tejo hasta alojarse en la garganta de aquella bestia. El draconiano se derrumbó hacia atrás asiéndose el cuello con las garras mientras se convertía en piedra. El aprendiz enarcó una ceja sin creerse muy bien lo que acababa de pasar.
—¡Tenemos que retroceder! —señaló a los draconianos que planeaban desde las almenas en oleadas —. Es cuestión de tiempo que nos sobrepasen y quedaremos aislados. Busquemos a los nuestros y repleguémonos hasta algún cuello de botella cerca del muelle, lo más lejos que podamos de las murallas. Parece que esas cosas solo son capaces de planear —apuntó dispuesto a retroceder en cuanto las guerreras lo hicieran.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Alejándose con premura de las nubes paralizantes que exhalan los cuerpos de los draconianos al morir, Averil y Saxa echan a correr en pos del aprendiz de Mago en dirección a los muelles.
Al llegar a los mismos encuentran a sus amigos quienes, junto con el superviviente miembro de la milicia, Yooy'no Pencus, llegan portando un gran y apartoso cofre de madera con el simbolo del martin pescador grabado en la tapa. El valiente soldado les asegura que dejará el cofre en su emvbarcación y que ellos dos pueden ayudar al resto.
Comprueban con alivio que algunas embarcaciones ya están en la corriente del rio, pero aún quedan muchas por llenar y partir, y muchos voglerianos en los muelles y aún corriendo por las calles de la ciudad en dirección a la salvación.
Saxa comprueba que la zona de los muelles se mantiene, de momento, libre de enemigos gracias a los esfuerzos de los pocos milicianos que quedan y algunos osados habitantes. Averil le da un codazo y llama la atención de la bárbara no sin cierta sorpresa cuando ven a los dos nobles, padre e hijo, liderando un pequeño grupo de milicianos en la parte norte de los muelles. Sus filos están ensangrentados y Bakaris Junior tiene un vendaje manchado de sangre en un brazo.
Tras intercambiar unas miradas con Raven todos escuchan un tremendo ruido al derrumbarse una casa en la parte norte. El polvo y el humo les impide ver en esa dirección para encontrar el origen de tal estrépido. Varios voglerianos aparecen corriendo, sus últimas pertenencias abandonadas en su huida y gritan presas del pánico.
- ¡¡DRAGON!!! ¡¡UN DRAGON!!! -
Con un sondio chirriante y metálico, la nube de polvo y humo se abren cuando una gran figura se abre paso en su dirección. Un cuello largo culmina en un rostro reptiliano, con las fauces abiertas exhalando humo negro. Las metálicas escamas negras reflejan el color del fuego mientras la bestia avanza entre los escombros. A su alrededor, varias figuras reptilianas escoltan al dragón el cual gira todo su cuerpo hacia otro edificio y exhala una bocanda de fuego contra el mismo, a la vez que lanza su cuerpo metálco contra el mismo.
El Cangrejo de Latón no puede soportar el ataque del dragón y se derrumba entre humo, llamas y polvo.
PbP Character: A few ;)
Saxa mira hacia donde le señala Averil y resopla sonoramente. Está a punto de decir algo - seguramente alguna impertinencia que sacara a los Bakaris aún más de sus casillas - cuando los gritos de pánico cambian su foco de atención.
- ¿Pero qué? ¿¿Un dragón?? ¿¡Cómo es posible!? - pero a pesar de lo increible y terrorífico de aquel ser que acababa destruir el Cangrejo de Latón con bastante poco esfuerzo aún tuvo tiempo de musitar - ... por fortuna tenemos a los Bakaris justo ahí delante para defendernos con valentía.
Soltó una risilla que dejaba claro lo mucho que se creía lo que acababa de decir, y añadió mientras preparaba su hacha:
- ¡Vamos, tenemos que ganar tiempo para que la gente del pueblo pueda huir!
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
El joven kender se alegró al reencontrarse con los amigos perdidos entre callejones. Aquellos tres jinetes parecían importantes en los sucesos que se desarrollaban. Algo dentro de él le pedía escaquearse de la carrera con el cofre e ir a investigar.. pero el sentimiento de lealtad que Ispin le había.. digamos.. al menos explicado y la responsabilidad con los habitantes indefensos le hizo continuar.
-UAAALLAAAAAA!- dijo Fritz con los ojos como platos pero un tono apagado y cargado de seriedad.-Os lo dije!! Han vuelto!! Yo vi uno pero de otro color.. mas brillante!! Pero que vamos a hacer contra esa cosa??
Uri lanzaba sus flechas por inercia, automáticamente, porque en su cabeza solo existía la imagen del cuerpo de Than estampado contra el suelo y en su corazón el peso de la profunda tristeza y culpabilidad por su muerte.
¿Cómo había dejado que sucediera aquello? ¿Cómo le daría la noticia a sus compañeros y a la gente de Vogler? Su brazos y piernas reaccionaban como un resorte, deshaciéndose de sus enemigos a su paso, sin apenas ser consciente. Agarró el pesado arcón, recorriendo las calles de la ciudad, embargada de adrenalina.
Llegaron por fin a los muelles. A lo lejos divisó a Remi, Saxa y Averil, con la noticia de la muerte de la gnoma en la punta de la lengua, sin saber si era el momento para informar o debía esperar hasta que estuvieran a salvo. Pero alguien la echaría de menos, alguien preguntaría por ella, y la vergüenza y la culpa se apoderarían de su ser. Debía hablar antes de que eso sucediera.
Su semblante era más serio de lo habitual y aún le quedaban rastros de lágrimas y mocos por la cara. Pero quizá nadie se detendría a valorar estos detalles en la situación en la que se encontraban.
La angustia crecía en su interior. Necesitaba desahogarse, soltar ese nudo que oprimía su pecho, sincerarse con sus compañeros. Se acercó al mago y a la guerrera, dispuesta a arrojar la nefasta noticia, cuando un rugido paralizó sus pensamientos y los gritos de los aldeanos llamaron su atención.
Se giró muy lentamente, con los músculos tensos y los sentidos agudizados, como cuando, en mitad del bosque, era sorprendida por un oso o una bestia amenazante.
Y entonces, lo vio. Sus ojos se abrieron como platos, incapaz de reaccionar ante aquella figura que se presentaba ante ellos, enrome, furiosa, poderosa, bella. ¿Sería posible… sería posible que fuera… un dragón? Recordó las historias susurradas en torno al fuego las noches de guardia, en su tierra natal. Leyendas oscuras y lejanas que apenas se atrevían a relatar, menos cuando un superior rondaba cerca. Porque eran historias del pasado que quedaron atrás, en una realidad casi inexistente, fantasías y cuentos de viejos que ya nadie quería escuchar, excepto los niños y los locos.
Uri tomo aire profundamente, abrió la boca y gritó - ¡¡¡¡¡¡AAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!! - Gritó desde la boca del estómago, con una fuerza inusitada. No era un alarido de miedo ni angustia, sino de rabia y furia y frustración. Vació sus pulmones y sus entrañas a modo de pequeña catársis y giró su cuerpo, encarándose hacia la bestia, dispuesta a defender a toda esa gente.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Remington vio llegar a Uri y Fritz con cierto alivio. El aprendiz aun jadeaba por la carrera hasta el puerto, pero se alegró de verles a todos de una pieza. Notó que la elfa parecía algo afectada, pero no dijo nada, la guerra era un bocado demasiado difícil de tragar para él también. Todo era caos repleto de horrores que amenazaban con tragarlos vivos. Ver aparecer nada menos que un dragón escupiendo fuego entre una nube de escombros y escoltado por más draconianos fue simplemente demasiado. El grito airado de Urianthalassa a su lado le sacó de su estupor y se dio cuenta de que había estado un tiempo, que era capaz de determinar, con la boca abierta, boqueando mientras señalaba a la bestia sin poder ejecutar palabra. El pánico que sentía eclipsaba la punzada de vergüenza que le habría asaltado en circunstancias normales.
Con las piernas temblado como un flan, casi incapaz de moverse, sostuvo la varita de tejo en alto. Se forzó a dar un paso adelante para situarse hombro con hombro junto a Uri. Rezó a Lunitari para que las palabras del siguiente conjuro encontraran por si solas el camino hacia fuera de su cuerpo. Se concentró en recordar las palabra de poder solo para tratar de olvidar que todo su ser le chillaba que saliera corriendo de allí sin mirar atrás. No podía dejar atrás a sus amigos. ¡Ojalá no fueran tan condenadamente valientes! ¡Un dragón! ¿Como era eso posible? ¡Maldita sea un dragón! ¿Pero, no volaban en las viejas historias? ¿Cómo es que no le habían visto volar? ¿Porqué permanecer escondido si eres el depredador absoluto? Las piezas no acababan de encajar, pero el velo del terror que le atenazaba no le dejaba pensar con claridad.
—¡Oh cielos! —acertó a murmurar con un terrible nudo en la garganta.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Uri tensó su arco y apuntó. La enormidad de aquella bestia cubría por completo su campo de visión. Evaluó la efectividad de su disparo. ¿Sus flechas eran capaces de atravesar esa capa de gruesas escamas que cubrían su piel creando una perfecta e indestructible armadura natural? Lo dudaba.
No quería volver a sentirse inútil, a no servir para nada. Cambió de objetivo, esta vez hacia uno de los draconianos bajando la vista. Si eran capaces de deshacerse del séquito, podrían después aunar fuerzas para ocuparse del dragón, o buscar alguna estrategia para deshacerse del él. ¿Cómo podrían ellos enfrentarse a un ser de esas características? Una sola bocanada de fuego y arderían todos en el infierno sin ninguna posibilidad. Pero ahora no podía dejarse llevar por la desesperanza y el desaliento, haría lo que pudiera dentro de sus posibilidades.
La flecha atravesó rauda el espacio e impactó en el objetivo, haciéndole sangrar profusamente.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Saxa no se hizo esperar y se lanzó en pos de la criatura y de sus alados secuaces. No creía que fuese a poder evitar el fuego del dragón, pero lo que tenía claro es que desde la distancia no iba a poder hacer nada útil. Eso, y que necesitaban aguantar lo máximo posible para dar tiempo a los barcos a salir.
Aunque no esperaba una gran respuesta, decidió que la seguridad del pueblo era más importante que su resentimiento contra los Bakaris. Por eso, al pasar por su lado, decidió darles una oportunidad. Quien sabía, quizás la sorprendieran y ayudaran en el combate.
- El pueblo nos necesita. ¿Venís? Vuestras armas serán bienvenidas. - dijo, mirando principalmente al padre. Pero no se quedó a esperar la respuesta, sino que siguió corriendo en pos del dragón.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
No había tiempo que perder. Fritz fue lo mas práctico que se pudo.. si los dragones te dan cascotes pues tú se los devuelves con tu palo Hoopak. Sin embargo su vara, ajustada al tamaño kender, no parecía tener suficiente muerte mortífera fatal desde allí donde se encontraba. mientras agitaba la honda del palo se acercó hasta los escombros del edificio cercano, suficientemente cerca como para apuntar a toda la cabezota escamosa de aquellos dracónidos. Tan solo deseaba que aquella piedra llena de puntas y filos acertara en su objetivo antes de que la poderosa Saxa lo convirtiera con su mirada en piedra. Un sonoro -AUUU- le confirmó que había acertado su tiro mientras trataba de esconderse entre los escombros para sorprender a su próxima presa.
Remington disparó su misil mágico, que impacto en uno de los draconianos certeramente. Sin detenerse a ver si caía buscó la cobertura y la escasa posición elevada que le ofrecía la casa que había a sus espaldas. Acachado entre unas cajas valoraba su siguiente movimiento.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Saxa obtuvo una mirada decidida por respuesta y no pudo evitar sorprenderse cuando padre e hijo corrieron a su lado para enfrentarse al dragón y sus secuaces. Saxa no dejó de obervar la palidez de la tez de joven de los Bakaris que más parecia seguirla por la fuerza de voluntad de su padre que la suya propia.
PbP Character: A few ;)
Sin perder de vista a su objetivo, sin modificar su posición de ataque, Uri tensó de nuevo el arco y lanzó la flecha que impactó certera, poniendo fin a la vida del agonizante draconiano.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Si algo bueno tienen los escombros es la cantidad de munición que un espabilado kender puede usar como munición en su palo hoopak. Y como para mala leche la de un kender ocioso, eligió una piedra llena de picos y filos. El lanzamiento acertó en plena cabezota escamosa, derribándolo con el cráneo facturado. -Uaaalaaaa.. otro menos!!- Y mientras elegía su siguiente víctima dedicó unos segundos al extraño dragón. Era raro.. . -Ese dragón necesita de dracónidos para moverse.. y no brilla a metal.. sino que parece color a hierro forjado.
Saxa llegó hasta el dragón y la fila de dracónidos que le acompañaban justo en el momento en que el kender le abría la cabeza a uno de ellos. La criatura se deshizo en un polvillo que casi cubrió por completo a la bárbara, pero logró apartarse en el ultimísimo momento.
La sureña levantó entonces su hacha para descargarla con todas sus fuerzas sobre uno de los dos dracónidos que quedaban vivos, pero por desgracia erró en su ataque y tan solo dio al aire. Quizás fue por una mala postura, quizás porque su oponente se moviera con agilidad en el instante preciso. ¿O quizás fue por ver por el rabillo del ojo que tanto Lord Bakaris como su hijo habían, contra todo pronóstico, acudido a luchar?
Anonadada como estaba, tardó unos instantes en procesar lo que había dicho Fritz. Pero entonces se fijó y vio algo que la descolocó aún más:
- Pero si eso son ... ¿¿¡ RUEDAS !?? ¡¡Esta cosa se mueve sobre ruedas!!
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Auriel | Shenua | Arren | Lyra
El atónito joven Bakaris se fija en las ruedas que señala Saxa. En efecto, aquella figura que tan sólo emulaba a uno de los grandes dragones de antaño parecía más una elaborada y bizarra máquina de guerra. Pero pese a su extraña forma, era efectiva. como las ruinas del Cangrejo de Latón atestiguaban. Ahora que estaba mucho más cerca, Saxa podía escuchar los siseos, crujidos y ruidos del engranaje. Pudo observar que había algunas criaturas en el interior, draconianos seguramente, manejando la maquinaria interna de aquella cosa.
Tan absorto estaba el joven Bakaris en contemplar semejante constructo, que no vio llegar al draconiano que guardaba el dracónido juggernaut y clavo su curva espada en las tripas del joven noble.
Su aullido de dolor se vió eclipsado por el grito de rabia de su padre, que con un certero tajo cortó limpiamente el brazo del draconiano a la altura del codo. La bestia siseo de rábia y dolor pero antes de que pudiera contraatacar contra Lord Bakaris, Saxa le cortó desde el hombro a la cadera con su hacha, prácticamente partiéndolo por la mitad.
- No!! - gritó Lord Bakaris al ver las intenciones de la bárbara pero fue tarde - ¿No ves que así nos pones en pelig.. - no pudo terminar la frase pues el draconiano estalló en una nube gris como habían hecho todos sus compañeros al morir. Mientras se convertía en piedra y caía el polvillo grisáceo envolvía a Saxa y los Bakaris.
Tosiendo Lord Bakaris sacó a su herido hijo de la misma.
- ¿Es que no sabes pensar?!! Debes alejarlos cuando los mates!! O matarlos a distancia!!! - le gritó mientrás cargaba con un sollozante y cada vez más pálido joven. - Lo llevo a lugar seguro... ¡Acaba con ellos! - le espeta enfadado, aunque Saxa no sabe decir si es con ella con los que realmente han acuchillado a su hijo.
Mientras, Uri seguía concentrada en acabar con sus enemigos, el rostro adornado por los blancos surcos que habían dejado las lágrimas entre todo el hollín que manchaba su cara. Su puntería era certera, y otro draconiano, el último que quedaba en pie alrededor del falso dragón, recibia la flecha élfica.
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Averil corre al lado de Saxa y decapita limpiamente al último de los draconianos. Por desgracia, mientras el cadaver comienza a convertirse en piedra, cae sobre Saxa que queda envuelta en una pequeña nube de polvo grisáceo que siempre parece emanar de estos seres al perecer. Saxa tose y, alarmada, siente como el polvillo se pega a su piel, haciendo más dificil el moverse. Siente como ese polvo comienza a solidificarse y volverse más y más duro, haciendo que sus movimientos sean cada vez más difíciles y contempla cada vez más horrorizada como su piel adquiere un tono grisáceo, alli donde el polvo se adhiere a ella, y este se va extendiendo.
Mientras, en el interior del "dragón" se pueden escuchar órdenes apresuradas en un idioma que ninguna de las dos guerreras entiende y comienzan a escuchar algo parecido a un fuelle. Un humo negro y pesado empieza a salir de las fauces metálicas del dragón que está ligeramente girado hacia ellas.
Remington, Fritz y Uri no tienen tiempo de relajarse en la retaguardia, pues, caminando entre los escombros ven llegar a una figura alta, más alta que Saxa. Embutido en una armadura pesada roja y negra, con el símbolo que ya conocen grabado en el pectoral, aparece otro draconiano, pero esta criatura no la habían visto aún. Mucho más grande y corpulento que los que han visto hasta ahora, con las escamas que recuerdan a la plata envejecida o sucia, este draconiano porta dos grandes espadas, curvas y aserradas, manchadas de sangre de los defensores de Vogler que han tenido la mala fortuna de cruzarse en su camino. Pasea sus ojos amarillos por el muelle, con evidente malicia y desdén. Un ahogado grito recorre a la multitud que está en los muelles aún embarcando y en los que, aunque ya han comenzado a navegar rio abajo, aún pueden ver el muelle.
- Reemplazad a los que han caido - ordena con voz profunda apuntando con una espada hacia la máquina de guerra con forma de dragón. - Quiero que eso se mueva ya! -
Varias figuras que le siguen, corren en dirección a donde están Saxa y Averil para reemplazar a los draconianos caídos.
Mira hacia los defensores de Vogler y muestra una hilera de colmillos en una amenazadora sonrisa
- A esos dejádmelos a mi... voy a divertirme un rato... -
Y con el coro de las risas de algunos draconianos, el inmenso lider extiende sus alas y se abalanza a por Uri, Remington y Fritz
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Fritz observaba con curiosidad extrema aquel artilugio metálico. Estaba dispuesto a partir hacia el norte y tratar de introducirse en aquella maquinación y cotillear lo que pudiera cuando apareció el terrible dracónido, mas grande y mortífero que los visto hasta el momento. También pensó en ayudar a Saxa, cuya poder de convertir en piedra rivales parecía que se le iba de las manos y le estaba afectando a si misma.
-Vamos perrito.. a divertirse.. coge la pelotita!!- le grito mientras agitaba su vara hoopak dispuesto a arrearle en toda la cabeza una buena y guiada pedrada.
La piedra de Fritz es certera, pero no impide que el enorme draconiano salte sobre ellos.
Mientras tanto, Averil se prepara para cubrir a Saxa.
"Muevete Saxa!! tú eres más fuerte!! Paladine está con nosotras. Mueve maldita sea!! "
Saxa siente algo. Algo que se sobrepone a la extrema rigidez de sus músculos y al pánico que empieza a dominarla al sentir cómo sus músculo y piel se resecan y endurecen. Al escuchar el nombre de la antigua deidad, siente un calor en su interior, se siente... casi como cuando su padre la miraba orgulloso cuando conseguía lanzar su arpón con precisión y acertaba a cazar un salmón en el río. Ese calor en su pecho le proporcionó una seguridad y confianza renovadas pese a su apurada situación.
Fritz que había escuchado las palabras de la Escudera de Solamnia se sintió también reconfortado. Con ella y sus extraños poderes de su lado seguro que podían salir de aquella.
Frente a ella, en el interior del ingenio mecánico con forma de dragón, podía escuchar el ruido de los draconianos gritándose órdenes y el de lo fuelles, casi parecía que la criatura respirara con fuerza.
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Saxa veía aterrada cómo el cuerpo dejaba de responderle y se agitaba frenéticamente para intentar salir de aquel estado, pero todo era inútil. ¿¡Acaso era así como iba a terminar!? Esto no era lo que se había imaginado. Si tenía que morir quería hacerlo por todo lo grande, tras una buena refriega y con su hacha manchada de la sangre del mayor número de enemigos posible. Pero no así, con su cuerpo sin responder y sin capacidad de hacer nada contra aquél amasijo de fuego y metal que se cernía sobre ella y Averil.
La bárbara se estaba dejando llevar por el miedo, y esto era algo nuevo en ella. Tan sólo las palabras de su compañera lograron sacarla de su estupor. Con los ojos muy abiertos miró a Averil fijamente y se aferró a sus palabras como si de un clavo ardiendo se trataba. Tenía razón, la escudera de Solamnia tenía razón. ¿Acaso iba a dejar que los restos de un maldito draconiano terminaran su historia de forma abrupta?
- ¡¡NO!! - se respondió, en voz alta - ¡Ni de coña! ¡Si creéis que habéis acabado conmigo, estáis muy equivocados!
Reuniendo todas las energías que le quedaban - e incluso alguna más que no sabía que tenía, seguramente por obra y gracia de Paladine y Averil, que hablaba por él - apretó el hacha con fuerza hasta que le dolieron los músculos y lanzó un grito de guerra con intención de darse ánimo y también de hacer ver a sus enemigos que la sureña aún tenía mucha, muchísima guerra que dar...
- VAIS ... A MORIR ... ¡¡TODOS!! - gritó, notando como recuperaba la movilidad y preparándose para recibir a la siguiente tanda de enemigos.
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Uri había permanecido tan concentrada en los draconianos cercanos al dragón que fue la última en darse cuenta de la engañifa que suponía aquella gran bestia alada. Arrugando la frente, en un gesto de frustración y enfado, más con ella misma que con los enemigos, profirió un leve bufido y se regañó a sí misma por ser tan inocente y crédula.
Pronto sus pensamientos se dirigieron hacia la figura que acababa de aparecer, a todas luces el jefe draconiano. Modificando por completo su objetivo, determinó que la mayor amenaza era esta nueva bestia y hacia él dirigiría su ataque. Lamentablemente, desde donde estaba no podía apuntar bien, debía moverse unos pasos para centrar su punto de visión.
Sin perder tiempo y dando más un pequeño y gracioso saltito hacia adelante que un paso, apuntó rápidamente y lanzó la flecha hacia aquella piel azulada y gruesa. El disparo fue certero, pero no pareció afectar demasiado al draconiano jefe que la ignoró por completo. Sin dilación, Uri repitió su movimiento hacia atrás, buscando de nuevo la cobertura de la piedra tras su ataque.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"