Con un suspiro de resignación dice:-Por que no me gusta estar aquí, y cuanto antes lo resolvamos antes nos iremos. Este pueblo y este puente me dan muy malas sensación. Queréis ir a saludar, genial, os esperaré en el porche de la Cabra de mimbre, no tardéis o volveré a irme. Tras lo cual emprende un rápido andar hasta el porche y se sienta.
-En 15 minutos me habre ido- dice cuando Leobald y Godric llegan a su altura.
Godric no contesta a Mablung. Cuando ha soltado la palabra "infernalista" parece que se desinfla y es casi tan efectivo como haberle dado un puñetazo en el estómago.
Godric asiente a Leobald y cuando encuentran la posada y el elfo se sienta le mira durante un segundo más, con los puños apretados y sin mediar palabra, se da media vuelta y corre hacia la posada donde están los demás bajo la lluvia.
-Y perderme el espectáculo..- respondió a Lankus Karrud, divertido viendo una elfa descolocada, dubitativo si cortar de raíz aquella actitud.- Aceptaría una jarra de leche.- sobre ofrecimiento anterior.- Los agentes de Ghostfinger.. cuántos antes que nosotros?
Inquiriendo información sin quitar ojo a la celebración minera ni a Pencus el desgraciado, recién sustituído por una elfa de mejor ver. Acarició con sus dedos el látigo que colgaba de su cinturón. Manera menos amenazante que las cimitarras para llamar la atención de ser necesario.
Adriana permaneció estupefacta ante el recibimiento de la enana, mientras el sonoro eructo retumbaba en su cabeza. No podía determinar si estaba intentando ligar con ella o solo la estaba tomando el pelo, puede que las dos cosas. Sonrojada ante las risotadas de los presentes y las palabras de aquella mujer de pequeña estatura pero de arrolladora personalidad, intentó hablar mientras uno de los mineros abandonaba su silla a patadas - gracias no... no es necesario - pero ante el caso omiso que recibieron sus palabras y con temor a parecer descortés y maleducada, la elfa se acercó hasta el sitio vacío y se sentó. Una fugaz mirada atravesó la estancia para aterrizar directamente en los ojos fantasmales de Khalion, más avergonzada que reprobatoria.
Sin apenas fijarse en los parroquianos, abochornada por sus miradas lascivas, se dirigió directamente a la enana.
- Mi nombre es Adriana Ilinan y él es Khalion – dijo presentando al aasimar que permanecía a una distancia prudencial – y como bien has señalado, estamos a las órdenes de Bastianes; te presentamos nuestros respetos y te transmitimos un saludo cordial del Gran Capitán– agachó ligeramente la cabeza cortésmente – encantada de conocerte, Manistrad – dijo intentando esbozar una sonrisa que escondiera su incomodidad - El resto de la comitiva llegará enseguida y …
La voz característica de Leobald en la puerta de la entrada interrumpió abruptamente su discurso. Girando la cabeza con rapidez, llegó a dilucidar el cuerpo de Toc-toc desapareciendo raudo de nuevo hacia el exterior. La elfa se removió nerviosa en la silla y su gesto se tornó ligeramente más serio. Reprimiendo su primer impulso de salir corriendo y huir de aquella situación, se disculpó.
- Perdonad la interrupción, estoy segura de que nuestros compañeros se las podrán arreglar solos durante unos minutos– y lanzó una mirada ahora de preocupación al aasamir, para volver a dirigirse a la enana – como os decía, nuestra intención es llevar a cabo la misión con la mayor celeridad posible; os agradecemos la hospitalidad que nos brindáis al abrirnos las puertas de vuestra casa.
Leobald buscó algo de refugio frente a la lluvia y se retiró el pelo entrecano del rostro, despejando su frente. El druida mataba los minutos de mala gana a su lado.
—Mientras esperamos al resto, quizá podáis contarme qué os ha pasado desde que llegasteis a Saltmarsh. ¿Como llegasteis hasta el tal Fillon?
Lankus enarcó una ceja como si no creyera que un tipo enmascarado le acabara de pedir una jarra de leche... se quedó pensativo unos segundos mientras contestaba.
- Creo que tengo algo de leche fresca sobrante del desayuno de esta mañana, con suerte aún no se ha agríado... - Mientras el posadero se adentraba por una puerta de madera que daba a la zona de cocinas y almacén seguía hablando, su voz se oía algo más apagada desde la otra estancia, pero aún se le entendía bien. - ¿Cuantos antes? ... perdí la cuenta... yo he conocido al menos cinco iteraciones, no suelen durar mucho, en algún momento, una misión les supera... y caen como moscas. o entran en conflicto con quien no deben... y simplemente desaparecen. He oído que los últimos tuvieron un final especialmente grotesco... en los pantanos al oeste de la ciudad... es una zona extremadamente peligrosa.
El humano se movía con destreza entre las salas y detrás de la barra, como un veterano guerrero en un campo de batalla que conoce demasiado bien y sabe usar en su ventaja, trajo una jarra llena de leche con bastante buena pinta y se la ofreció a Khalion mientras seguía observando de reojo a la mesa de los mineros.
[En la cabra de mimbre, mesa de Manistrad]
La mano de la enana se posó cariñosa pero firmemente en el muslo izquierdo de la elfa mientras la miraba directamente a sus pechos. La elfa no sabría muy dilucidar si era algo a propósito o por un problema de diferencia de altura, puesto que su nueva "amiga" se había vuelto a sentar en su silla y se había acercado a ella más de lo que el decoro de un espacio personal respetado permitiese.
- Adiana ... que hermoso nombre ... me evoca buenos recuerdos, el olor a las betas de plata recién tratadas con los ácidos... a las gemas más valiosas que surgen como ramilletes de coloridas flores en las profundidades más ocultas de la tierra... Adriana... bueno... me dio por saludada, Bastian ha cumplido, es un tipo muy suyo, con muchas manías... y tal, pero hace bien su trabajo, es eficiente, eso me gusta de él. Y es muy afín a cumplir protocolos...
Cuando Adriana mención lo de abrir sus puertas... su rostro se mostró confuso.
- ¿Hospitalidad? ¿Abrir puertas...? Yo te abriría otras cosas... ya sabes... pero sólo si tú quieres... pero ¿mi casa? ... no tenía notificación de que ibais a usar las minas de plata como centro de control de vuestras tareas... normalmente los agentes se quedan en esta posada a cargo del bueno de Lankus, es tan buen posadero como fue oficial de la corona, antes de retirarse ya sabes... Tendría que preparar muchas cosas para vuestros amigos... la verdad es que las minas son peligrosas y estamos teniendo muchos contratiempos allí, quizás sea buena idea que os mudéis de inmediato... todos seréis tratados bien allí, especialmente tú... mi Adriana...
Al entrar TocToc alarmando a sus compañeros, la enana parece estirar la cabeza para escuchar sus graznidos de voces prestadas y sonríe...
- ¡Hey! ¡yo tenía un loro como ese! pero era más pequeño y colorido, también volaba... le echo de menos ... en fin... quizás deberías ir a socorrer a tu amigo... no me estañaría que muriese nada más entrar en la ciudad... los extranjeros lo tienen difícil aquí , y más si van con una cinta dorada en el brazo... JAJAJA...
En ese momento, Godric entró en la posada mojado y algo embarrado.
[En el porche exterior de La Cabra de Mimbre]
Las carcajadas de la enana se podía oír incluso fuera del recinto, allí en el porche esperando se encontraba Mablung sentado, cada vez con mejor color y recuperando fuerzas, TocToc, Leobald y un inquieto Godric que no sabía muy bien si entrar para volver a recordad a sus compañeros la urgencia que les apremiaba o quedarse donde estaba, finalmente optó por la primera opción. En frente de ellos, el imponente edificio que hacía de barracas y cárcel de la ciudad se elevaba ante sus ojos, en sus dobles portones principales, situados junto en frente de ellos cruzando la calle, dos guardias de Saltmarsh hacían guardia, mirándolos fijamente... no había nadie más en esa zona de la ciudad, así que el duelo de miradas parecía su única distracción vespertina.
En el momento en el que Adriana notó el contacto físico en su muslo, un resorte automático hizo tensar todo su cuerpo. Estirada contra el respaldo de la silla, intentando mantener un espacio personal totalmente invadido por la enana, sus mejillas ardieron en un tono rojizo intenso, semejante al color de su melena. A pesar de lo incómoda que le resultaba la situación, consiguió esbozar una sonrisa nerviosa. Ante la confusión producida por sus palabras, la elfa intentó aclarar la situación.
- Oh, lamento mucho el malentendido; Bastianes nos dijo que podríamos encontrarte aquí y di por hecho que serías la dueña de la posada. Desde luego sus instrucciones fueron muy claras y debemos pernoctar en este lugar, no querríamos ser una molestia, lo único que conseguiríamos en tu mina sería estorbar- dijo declinando amablemente su invitación, sin ninguna intención de sustituir una cómoda y confortable cama por la fría, húmeda y sucia oscuridad de una mina.
En el momento en el que Godric apareció por la puerta, Adriana aprovechó el momento para levantarse de la silla, quedando libre del contacto de la mano de la enana - Disculpa Manistrad, será mejor que vaya a ver qué ha sucedido - y abandonando la mesa se acercó hacia el sacerdote - Godric, ¿qué sucede? ¿estáis todos bien?
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mablung se percató de la mirada de los guardias y se la sostuvo el tiempo que tardó Leobald en preguntarle, así que apartó de la mirada y la dirigió al caballero para contestarle: -No mucho, cruce las puertas y fui directo a los muelles, allí hablé con el encargado del almacén y me llevo hasta donde deberían de estar las tinajas con el aceite, no había nada. Dijo que tenía apuntado la entrada de la mercancía pero no la salida, pregunto quién había tenido turno en esa zona y salió el nombre de Filion y que podría encontrarlo en la taberna de la Red Vacia. También dijeron algo de no pagar impuestos en el próximo cargamento como compensación.-
-Y luego está lo del puente, cada vez que cruzó es como si pusiese enfermo, es algo muy raro. No me gusta esta ciudad, espero que salgan pronto, encontremos a Filion y este nos lleve hasta el aceite y podamos salir de este apestoso lugar.-
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TocToc salió de nuevo al exterior con la ballesta a medio cargar apresurándose a apoyar a sus compañeros. Sin embargo, tan solo se encontró al druida y al humano hablando tranquilamente sentados en el portal. “Falsa alarma...” pensó para sí mismo guardando la ballesta.
Se acercó a ellos relajado y escucho sus palabras con cierta atención, al explicar la extraña circunstancia del puente y mientras el resto parecía hacer vida social con la gente en la posada y quizás reservar habitaciones para esta noche, TocToc se acercó al puente a investigarlo, lo cruzo, miró por debajo, buscó runas, restos de magia...
Un empapado Godric se acercó a Khalion e hizo un apremiante gesto a Adriana para que se acercara a ellos. Cuando se acercó la elfa el excomulgado clérigo intentó hablar en tono quedó para que solo sus compañeros le escucharan.
- Mablung esta... bien... afuera. Al parecer se marea y vomita cada vez que cruza un puente... - se encoge de hombros - Ya veremos que es eso, la cuestión es que parece haber encontrado el responsable o al menos una pista del problema del aceite. Un tal Fillon en una posada cercana. Mablung nos ha vuelto a dar un plazo de tiempo o irá el solo... otra vez. Está afuera con los demás. Será mejor que vayamos. Ah! - añade - dice que no sabe nada de ninguna muerte de nadie de la guardia. Todo parece muy raro pero se ve que la cinta dorada es suficiente para ser responsables de todo lo malo que pase- se aparta un mechón de pelo mojado de la cara. -Bueno vamonos antes de que ese druida loco vomite otra vez en la puerta de la otra posada y nos acusen de querer cambiar la peste a pescado por otra aún peor...-
sin dirigir la palabra a nadie más y procurando no hacer contacto visual ni con el posadero ni los mineros Godric vuelve a salir al exterior.
-Ya estamos todos. Dos minutos ahora que estamos todos juntos por fin que tal si nos cuentas porqué los de la guardia quieren culparte de la muerte de uno de ellos mientras vamos a la Red Vacía a por ese Fillon? - le dice al druida.
Las pocas personas que transitaban con prisa y tapándose la cabeza con capuchas o diversos aparejos como cestos de mimbre o capas, no parecían notar ninguna molestia al pasar por el puente, caminaban, o mejor dicho, corrían con toda normalidad. Intentando ver si veía algún rasgo diferenciador o determinante que desvelara parte del misterioso efecto, TocTocse asomó por los lados antes de cruzar, pero no observó nada peculiar, al menos no desde su posición. Cuando puso sus patas sobre la construcción que unía ambos lados de la bahía, no pasó nada, cruzó tranquilamente y cuando llegó al otro lado repitió la operación, .... se dio cuenta de que el puente era bastante ancho, podrían caber dos carros en paralelo y largo para cubrir justo donde el río se abría al mar y por tanto se ensanchaba.... para poder observar la parte inferior, tendría que alquilar algún bote y navegar por debajo de sus arcos con cierta destreza, la corriente parecía fuerte ahí abajo.
[Camino de la posada La Red Vacía]
Por fin el grupo pareció reunirse de nuevo, pudiendo dirigirse a buen paso siguiendo las indicaciones del druida, que meditaba si contar todos los detalles una vez más sobre el almacén y lo que allí investigó o su encuentro con la guardia en la puerta. La calle principal, bajaba entre casas que seguían el patrón de arquitectura característico de la ciudad. Los guardias que vigilaban la puerta de las barracas pronto se quedaron atrás, sin dejar de observarlos fijamente desde su posición. Cuando llegaron a la altura del puente, se volvieron a reunir con TocToc, que habría acabado con su infructuosa investigación de la estructura. Justo antes de cruzar, Mablung indicó a su izquierda, por una calle que discurría paralela a unos muelles más humildes que los principales de la ciudad, justo en el otro extremo de ésta. Multitud de pequeños barcos de pesca y botes estaban amarrados a las estructuras de madera y metal que combatían el ajetreado oleaje avivado por el viento y la lluvia.
Cuando llevaban unos diez minutos calle abajo, la densidad de gente volvió a ascender, pero el aspecto de los habitantes de Saltmarsh de esta parte de la ciudad era mucho más pobre, sus vestimentas estaban hechas casi completamente con telas remendadas aprovechadas de los propios sacos de harina. Su piel sucia y cenicienta parecía coincidir con la falta de voluntad y emociones que guiaban sus pasos. Curiosamente, en estas calles no se veían niños, sólo adultos esquivos que intentaban no buscar problemas.
La calle pronto se abrió al Mercado Verde, una franja de campo abierto que es el lugar donde se vende todo lo que no sea pescado, sal o productos náuticos, este mercado se extendía entre una docena de puestos que poblaban una plaza, donde por un lado se abría al mar y los muelles, y el resto se encontraba rodeada de casas en estado paupérrimo, donde la mayoría amenazaba con desplomarse allí mismo, apuntaladas y desafiando la gravedad y los elementos. Usualmente allí se podía encontrar disponibles algunas cabras, huevos, telas, plantas de pantano y macetas, así como algunas mulas o bueyes ocasionales para transportar carros. Sin embargo ahora misma estaba cerrado, y telas de esparto roído por las ratas cubrían los diversos puestos.
Atravesando el mercado y a unas centenas más de metros calle abajo, la posada de la Red Vacía se elevaba sobre el suelo como uno de los edificios menos endebles de la zona, es más, parecía robusto y bastante bien construido, en maderas de cierta calidad y bien mantenidas. Sobre su puerta principal una red de pesca se entrelazaba con el cartel donde el nombre del establecimiento estaba escrito en letras rojizas con un tono a sangre seca. En la calle, en su zona frontal, varios parroquianos yacían en el suelo inconscientes y con la cara reventada a golpes... algunos con la cabeza incrustada boca abajo en el barro... sin que ha nadie le importase lo más mínimo. En los callejones laterales, varias parejas se entregaban a un fornicio frenético, donde lolitas de apenas la mayoría de edad, jineteaban agitadamente sobre marineros coleccionistas de enfermedades venéreas, con pieles abotargadas por bultos extraños y ojos saltones como los besugos que nadan entre las proliferas aguas de estas costas.
El interior parecía bastante animado por el ruido y la algarabía que se podía oír desde fuera, todo lo opuesto al espartano orden y soledad de la La Cabra de Mimbre. La posada no contaba con ventanas, al menos no en la planta baja...
Localizaciones desbloqueadas: 8.- Posada "La red vacía", 9.- El Mercado Verde,
Godric, viendo el tugurio donde habían acabado le susurró al antiguo caballero.
- No os separéis de Adriana... este lugar no tiene muy buena pinta... -
Luego, en voz alta le comentó a Mablung
- Espero que sepas cómo es ese Filon... voy a ver si puedo hacer algo por esos desgraciados - dijo, apartando el insistente mechón de pelo mojado de su cara y arrodillándose en el fango gris para, al menos, evitar que los que tenían la cara partida se quedaran inconscientes con la cara metida en algún charco y que no se ahogaran.
Adriana se despidió de Minestrad con un leve movimiento de cabeza antes de abandonar la posada. Le hubiera gustado visitar sus aposentos y adecentarse un poco antes de seguir investigando, pero una vez más, la amenaza temporal del druida les instaba a todos a actuar con celeridad.
Colocándose la capucha empapada sobre la cabeza, saludó a sus compañeros y recibió de nuevo el manto de lluvia que seguía cayendo incesante.
- Presenté nuestros respetos y el saludo de Bastianes a Minestrad– informó al grupo – es una enana con una curiosa personalidad. Quizá más tarde tengáis oportunidad de conocerla. Me comentó que en esta ciudad no seremos bien recibidos, más aún si venimos de parte de la Corona, y no dudarán en atentar contra nuestra vida sin ninguna excusa. Debemos tener mucho cuidado.
Mientras caminaban hacia su destino, Adriana se percató del cambio tanto de edificios como de aspecto de los habitantes; sin duda se encontraban en la zona más pobre de la ciudad y seguramente la más peligrosa. Con lástima observó el estado de los hombres sobre el barro y desvió la mirada ante la imagen de los lugareños fornicando sin pudor, intentando ignorar sus gemidos de placer.
Frente a la puerta de La Red Vacía, observó como Godric se acercaba a asistir a los pobres desgraciados que comían barro inconscientes. Aunque en su fuero interno deseaba ayudar a esa pobre gente, no fue capaz de moverse de su sitio.
- No deberíamos separarnos – comentó con cierta inquietud a sus compañeros, recordando las palabras de la enana.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Abruptos presagios en voz de joven devoto sobre abruptas obscenidades de enana no tan joven. Dejando la jarra apurada por cuenta de tiempos impuestos el mercenario se despidió audible poco mas allá de la máscara. -A lo mejor duramos hasta la cena.- Y salió, insensible a premuras y agobios del humano. -y juntos al final-añadió seco, pero divertido para ser un aasimar viéndose de nuevo agraciado con la élfica compañía.
Camino abajo, menos gente e intimidad. -Hay habitaciones para nosotros.- dijo descendiendo calle abajo hacia el mercado verde.- Bastianes debe mucho a esa enana lasciva, parece..- añadió tras escuchar al objeto del deseo minero, Adriana.- ..parece.. que saca adelante la mina pese a los tradicionalistas-dijo firme como si fuera conocedor de lo que hablaba.
Sexo y muerte en el peor antro olvidado de dioses y ley. El mercenario no pudo sentir nada distinto a morriña. Ayudar a quien nadie importa era la mejor manera para no pasar desapercibidos, junto a aquella banda dorada que provocaba escaso agrado en guardias y chusma. Buen momento para esconder la suya, pensó Khalion, según se acercaban. -Vuestro exceso de modales y franqueza quizá desconcierte a esta calaña..- dirigido a asiduos de corte y banquetes. - Me se manejar aquí.. pero antes de azuzar el avispero dejadme probar.. o si entramos todos, cubrir el callejón. Si la rata que busca el druida está en casa, en el caos o saldrá al choque o correrá..
El caballero negó con la cabeza con gesto torvo y mirada triste al ver el estado del barrio marginal de Saltmarsh. La miseria se cebaba con los más débiles, como siempre. Cuando llegaron frente a la Red Vacía Leobald asintió al comentario susurrado de Godric. Con resignación y tristeza miró de reojo los cuerpos en el suelo y los impúdicos amantes de ocasión.
—A tenor de vuestras palabras, Adriana y Khalion, si vamos a entrar todos deberíamos ocultar nuestra cinta dorada o seguramente incurramos en una provocación inútil de la que nada sacaremos —dijo guardándose la suya—. Pareces familiarizado con estos lugares, os damos algunos minutos—asintió a Khalion—. Tratad de que Fillon salga. Dama Adriana, si os place acompañarme, quizá podamos dar la vuelta a la construcción en busca de otra salida. Es de suponer que ese rufián trate de escapar como apunta Khalion. Joven Godric, avisadnos si hay problemas.
El caballero esperó la respuesta de la elfa antes de ir a a buscar esa posible salida.
TocToc golpeó un par de veces el puente con el pico. "Sólido" pensó mientras lo mirraba inquisitivo. Quizás el problema estaba debajo del agua. Lo investigaría más adelante.
[En la posada del bosco]
- Yo creo que sería mejor entrartodos, ocultandolas cintas. Dejando que Kahlion hable. - Dijo con una nerviosa mezcla de voces. Despues se quito la cinta del brazo y se dispuso a entrar. - Yo no estoy acostumbrado a estos entornos, no creo que sea de mucha utilidad, pero te dare apoyo, kahlion. - Finalizó algo más calmado, dispuesto a representar el papel de maleante hombre cuervo.
Adriana permaneció en silencio unos segundos, evaluando las diferentes alternativas presentadas. Entrar en aquel tugurio con tantos hombres provocaría seguramente miradas, recelos y curiosidad en los presentes, dificultando pasar desapercibidos. Aunque no le convencía dividir el grupo, retiró con cuidado la banda del brazo y la guardó.
- Vayamos pues, Leobald- le dijo al humano, aceptando su propuesta.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Justo antes de arrodillarse para ver si el primero de los inconscientes aún respiraba o no Godric se detuvo e hizo lo que sus compañeros aconsejaban. Se quitó la banda dorada y la guardó en su morral. Se sentía extrañamente desnudo sin ella. Desprotegido. Debería significar un símbolo de su condena, de su perdición, pero Godric había decidido que esto iba a ser una segunda oportunidad y la banda dorada se había convertido para él en el símbolo físico de ese camino que había decidido recorrer.
Pese a todo la guardó en el morral y asintió al caballero.
- Entraré a la posada tan pronto como me aseguro que estos respiran... - les dice.
- Filion no debería de ser difícil de encontrar, es algo seboso , lleva siempre un gorro de la marrón, sin barba, con patillas muy largas y gruesas y una cicatriz en la barbilla.-
- Mi idea era esperar aquí fuera a que apareciese, pero ahora que estamos todos me parece bien entrar y preguntar por el. Podemos decir que estamos interesados en contestarle para conseguir ciertas mercancías del almacén. Creo que el más indicado es Khalion, parece que sabe cómo moverse entre esta gente, el resto...damos demasiado el cante-
Godric giró con sumo cuidado al parroquiano semiinconsciente que tenía enterrada su cabeza en el barro, tras sacar un puñado de tierra húmeda de su garganta, su respiración aun era entrecortada y algunos temblores sacudieron su cuerpo, instantáneamente el olor a alcohol destilado casero, y dientes podridos le golpearon de frente aturdiéndolo unos segundos antes de siquiera intentar poder acostumbrarse... fue cuando se dio cuenta de que el sujeto al que estaba intentando salvar, había puesto una mano en su pectoral izquierdo y lo masajeaba con cierta lujuria...
- ¿Anabel....? ¿Eres tú? .... ¿Has vuelto con papi...? ... Te noto distinta... ¿No me vas a dar un besito? ... no seas zorra y déjate llevar...
La mirada del corpulento pero totalmente embriagado humano era turbia y realmente miraba más allá de donde Godric se encontraba, ... sin embargo su mano intentaba aferrarse a un seno que nunca encontraría, al menos no donde estaba palpando. El sacerdote se incorporó y se retiro unos pasos tras asegurarse de que su paciente se encontraba parcialmente a salvo intentando olvidar ese momento de su memoria.
- Porqué me abandonas... ANABEL... !!!¿PORQUÉ?!!!
Los lloros de desesperación etílica se vieron ahogados por el ruido y el tremendo jolgorio que se escapaban a través del umbral cuando Khalion, TocToc y Mablung abrieron las puertas de la posada para pasar a su interior. No era ni siquiera de noche, aunque si bien entrada la tarde cuando el sitio estaba lleno hasta las banderas. Las puertas se cerraron tras de ellos para dejarles contemplar el dantesco espectáculo que ocurría en los diversos rincones y mesas del local. Los parroquianos estaban compuestos en su mayor medida por hombres humanos, de aspecto totalmente desaseado, barbas descuidadas y faltos de alguna extremidad, que cubrían con toscas prótesis de madera, garfios o directamente cuchillas encalladas en muñones de grosor y cicatrización diversa. Todos parecían hablar en un tono similar al de leones enjaulados desgañitándose por ver quien puede quedar por encima del otro a gritos. Las mesas estaban ocupadas igualmente por todo tipo de bebidas o juegos de azar, dados, cartas malolientes y amarillentas de dibujos lascivos formaban extrañas figuras que sólo los marineros entendían... apuestas... y como no... más borrachos vomitando en alguna que otra esquina.
Varias cosas llamaron la atención al osado grupo que parecían destacar sobre la marea de blasfemias, puñetazos en las mesas y risotadas a carcajada limpia. La primera era que al parecer el local parecía mucho más grande desde dentro, y que al fondo parecía haber una zona más tranquila que los juerguistas evitaban descaradamente, allí, discretamente ubicadas, unas escaleras parecían bajar a un sótano habilitado como otra parte de la posada, más... privada...
Parte Tranquila de la "La Red Vacía"
Lo segundo que afortunadamente les resultó reconfortante es que a nadie parecía importarle lo más mínimo su presencia, algunas caras se habían vuelto hacia ellos al entrar, y a pesar de sus extrañas apariencias y razas, su reacción fue algo parecido a como si no existieran. Junto a la puerta de entrada, y por tanto al lado de ellos, un llamativo medio gigante de casi tres metros y corpulencia extrema descansaba en una especie de trono a medida vigilando el local, su tez era del color de la ceniza y un casco de corte marcial con un par de cuernos de jabalí como único adorno tapaba su rostro. Dos hachas descomunales descansaban una a cada lado del trono... Desde dentro se dieron cuenta, que parte de la segunda planta de la posada estaba desmantelada, la que estaba sobre el salón principal, para que el inhumano guardián de La Red Vacía pudiese desplazarse con soltura sin tener que agacharse o encorvarse.
Ben, La Bestia.
De alguna manera, y a través de un extraño lenguaje corporal de signos, éste mastodonte se comunicaba con el humano que regía el local, éste, mientras expedía bebidas, organizaba encuentros y recibía a sus feligreses de importancia especial, hacía señas al medio gigante para indicarle que parte de la posada podría ser problemática en cada momento. Una mirada a través de su enjuto casco bastaba para esa sección relajara los ánimos casi de inmediato.
Las pocas señoritas que se movían por el lugar esquivando las pulposas manos y, pateando algún que otro borracho que intentaba propasarse, estaban casi todas situadas en la parte más lejana donde las escaleras bajaban, toda ellas tenían un aspecto de guerreras ágiles, con capas largas y puñales de todos los tamaños y formas amarrados a sus cintos y perneras. Parecían que llevaban todas una especie de uniforme, de color carmesí, cada una a su estilo, pero con un patrón similar, embutidas en flexibles armaduras de cuero que parecían diseñadas y talladas con especial dedicación para su cuerpo.
En una de las esquinas, en una mesa solitaria, una figura que coincidía con la descripción del druida sobre Filion parecía recostada sobre la mesa con una jarra de cerveza de calidad dudosa casi vacía en la mano, la sombra de lo que una vez fuese un humano decente ahora portaba un gorro de lana de color marrón bastante roído, eso tapaba sus rastas canosas, el tipo rondaría los cuarenta, pero la vida le había tratado mal sin duda, así que parecía mucho mayor... no llevaba barba, pero si una patillas muy largas y gruesas, nariz rechoncha y una cicatriz en la barbilla
Con un suspiro de resignación dice:-Por que no me gusta estar aquí, y cuanto antes lo resolvamos antes nos iremos. Este pueblo y este puente me dan muy malas sensación. Queréis ir a saludar, genial, os esperaré en el porche de la Cabra de mimbre, no tardéis o volveré a irme. Tras lo cual emprende un rápido andar hasta el porche y se sienta.
-En 15 minutos me habre ido- dice cuando Leobald y Godric llegan a su altura.
Godric no contesta a Mablung. Cuando ha soltado la palabra "infernalista" parece que se desinfla y es casi tan efectivo como haberle dado un puñetazo en el estómago.
Godric asiente a Leobald y cuando encuentran la posada y el elfo se sienta le mira durante un segundo más, con los puños apretados y sin mediar palabra, se da media vuelta y corre hacia la posada donde están los demás bajo la lluvia.
PbP Character: A few ;)
[Secos, en la cabra de mimbre, cuenta atrás 15`]
- Tenías que haber ido tú...
-Y perderme el espectáculo..- respondió a Lankus Karrud, divertido viendo una elfa descolocada, dubitativo si cortar de raíz aquella actitud.- Aceptaría una jarra de leche.- sobre ofrecimiento anterior.- Los agentes de Ghostfinger.. cuántos antes que nosotros?
Inquiriendo información sin quitar ojo a la celebración minera ni a Pencus el desgraciado, recién sustituído por una elfa de mejor ver. Acarició con sus dedos el látigo que colgaba de su cinturón. Manera menos amenazante que las cimitarras para llamar la atención de ser necesario.
Adriana permaneció estupefacta ante el recibimiento de la enana, mientras el sonoro eructo retumbaba en su cabeza. No podía determinar si estaba intentando ligar con ella o solo la estaba tomando el pelo, puede que las dos cosas. Sonrojada ante las risotadas de los presentes y las palabras de aquella mujer de pequeña estatura pero de arrolladora personalidad, intentó hablar mientras uno de los mineros abandonaba su silla a patadas - gracias no... no es necesario - pero ante el caso omiso que recibieron sus palabras y con temor a parecer descortés y maleducada, la elfa se acercó hasta el sitio vacío y se sentó. Una fugaz mirada atravesó la estancia para aterrizar directamente en los ojos fantasmales de Khalion, más avergonzada que reprobatoria.
Sin apenas fijarse en los parroquianos, abochornada por sus miradas lascivas, se dirigió directamente a la enana.
- Mi nombre es Adriana Ilinan y él es Khalion – dijo presentando al aasimar que permanecía a una distancia prudencial – y como bien has señalado, estamos a las órdenes de Bastianes; te presentamos nuestros respetos y te transmitimos un saludo cordial del Gran Capitán – agachó ligeramente la cabeza cortésmente – encantada de conocerte, Manistrad – dijo intentando esbozar una sonrisa que escondiera su incomodidad - El resto de la comitiva llegará enseguida y …
La voz característica de Leobald en la puerta de la entrada interrumpió abruptamente su discurso. Girando la cabeza con rapidez, llegó a dilucidar el cuerpo de Toc-toc desapareciendo raudo de nuevo hacia el exterior. La elfa se removió nerviosa en la silla y su gesto se tornó ligeramente más serio. Reprimiendo su primer impulso de salir corriendo y huir de aquella situación, se disculpó.
- Perdonad la interrupción, estoy segura de que nuestros compañeros se las podrán arreglar solos durante unos minutos – y lanzó una mirada ahora de preocupación al aasamir, para volver a dirigirse a la enana – como os decía, nuestra intención es llevar a cabo la misión con la mayor celeridad posible; os agradecemos la hospitalidad que nos brindáis al abrirnos las puertas de vuestra casa.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald buscó algo de refugio frente a la lluvia y se retiró el pelo entrecano del rostro, despejando su frente. El druida mataba los minutos de mala gana a su lado.
—Mientras esperamos al resto, quizá podáis contarme qué os ha pasado desde que llegasteis a Saltmarsh. ¿Como llegasteis hasta el tal Fillon?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
[En la cabra de mimbre, zona de Barra]
Lankus enarcó una ceja como si no creyera que un tipo enmascarado le acabara de pedir una jarra de leche... se quedó pensativo unos segundos mientras contestaba.
- Creo que tengo algo de leche fresca sobrante del desayuno de esta mañana, con suerte aún no se ha agríado... - Mientras el posadero se adentraba por una puerta de madera que daba a la zona de cocinas y almacén seguía hablando, su voz se oía algo más apagada desde la otra estancia, pero aún se le entendía bien. - ¿Cuantos antes? ... perdí la cuenta... yo he conocido al menos cinco iteraciones, no suelen durar mucho, en algún momento, una misión les supera... y caen como moscas. o entran en conflicto con quien no deben... y simplemente desaparecen. He oído que los últimos tuvieron un final especialmente grotesco... en los pantanos al oeste de la ciudad... es una zona extremadamente peligrosa.
El humano se movía con destreza entre las salas y detrás de la barra, como un veterano guerrero en un campo de batalla que conoce demasiado bien y sabe usar en su ventaja, trajo una jarra llena de leche con bastante buena pinta y se la ofreció a Khalion mientras seguía observando de reojo a la mesa de los mineros.
[En la cabra de mimbre, mesa de Manistrad]
La mano de la enana se posó cariñosa pero firmemente en el muslo izquierdo de la elfa mientras la miraba directamente a sus pechos. La elfa no sabría muy dilucidar si era algo a propósito o por un problema de diferencia de altura, puesto que su nueva "amiga" se había vuelto a sentar en su silla y se había acercado a ella más de lo que el decoro de un espacio personal respetado permitiese.
- Adiana ... que hermoso nombre ... me evoca buenos recuerdos, el olor a las betas de plata recién tratadas con los ácidos... a las gemas más valiosas que surgen como ramilletes de coloridas flores en las profundidades más ocultas de la tierra... Adriana... bueno... me dio por saludada, Bastian ha cumplido, es un tipo muy suyo, con muchas manías... y tal, pero hace bien su trabajo, es eficiente, eso me gusta de él. Y es muy afín a cumplir protocolos...
Cuando Adriana mención lo de abrir sus puertas... su rostro se mostró confuso.
- ¿Hospitalidad? ¿Abrir puertas...? Yo te abriría otras cosas... ya sabes... pero sólo si tú quieres... pero ¿mi casa? ... no tenía notificación de que ibais a usar las minas de plata como centro de control de vuestras tareas... normalmente los agentes se quedan en esta posada a cargo del bueno de Lankus, es tan buen posadero como fue oficial de la corona, antes de retirarse ya sabes... Tendría que preparar muchas cosas para vuestros amigos... la verdad es que las minas son peligrosas y estamos teniendo muchos contratiempos allí, quizás sea buena idea que os mudéis de inmediato... todos seréis tratados bien allí, especialmente tú... mi Adriana...
Al entrar TocToc alarmando a sus compañeros, la enana parece estirar la cabeza para escuchar sus graznidos de voces prestadas y sonríe...
- ¡Hey! ¡yo tenía un loro como ese! pero era más pequeño y colorido, también volaba... le echo de menos ... en fin... quizás deberías ir a socorrer a tu amigo... no me estañaría que muriese nada más entrar en la ciudad... los extranjeros lo tienen difícil aquí , y más si van con una cinta dorada en el brazo... JAJAJA...
En ese momento, Godric entró en la posada mojado y algo embarrado.
[En el porche exterior de La Cabra de Mimbre]
Las carcajadas de la enana se podía oír incluso fuera del recinto, allí en el porche esperando se encontraba Mablung sentado, cada vez con mejor color y recuperando fuerzas, TocToc, Leobald y un inquieto Godric que no sabía muy bien si entrar para volver a recordad a sus compañeros la urgencia que les apremiaba o quedarse donde estaba, finalmente optó por la primera opción. En frente de ellos, el imponente edificio que hacía de barracas y cárcel de la ciudad se elevaba ante sus ojos, en sus dobles portones principales, situados junto en frente de ellos cruzando la calle, dos guardias de Saltmarsh hacían guardia, mirándolos fijamente... no había nadie más en esa zona de la ciudad, así que el duelo de miradas parecía su única distracción vespertina.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
En el momento en el que Adriana notó el contacto físico en su muslo, un resorte automático hizo tensar todo su cuerpo. Estirada contra el respaldo de la silla, intentando mantener un espacio personal totalmente invadido por la enana, sus mejillas ardieron en un tono rojizo intenso, semejante al color de su melena. A pesar de lo incómoda que le resultaba la situación, consiguió esbozar una sonrisa nerviosa. Ante la confusión producida por sus palabras, la elfa intentó aclarar la situación.
- Oh, lamento mucho el malentendido; Bastianes nos dijo que podríamos encontrarte aquí y di por hecho que serías la dueña de la posada. Desde luego sus instrucciones fueron muy claras y debemos pernoctar en este lugar, no querríamos ser una molestia, lo único que conseguiríamos en tu mina sería estorbar - dijo declinando amablemente su invitación, sin ninguna intención de sustituir una cómoda y confortable cama por la fría, húmeda y sucia oscuridad de una mina.
En el momento en el que Godric apareció por la puerta, Adriana aprovechó el momento para levantarse de la silla, quedando libre del contacto de la mano de la enana - Disculpa Manistrad, será mejor que vaya a ver qué ha sucedido - y abandonando la mesa se acercó hacia el sacerdote - Godric, ¿qué sucede? ¿estáis todos bien?
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mablung se percató de la mirada de los guardias y se la sostuvo el tiempo que tardó Leobald en preguntarle, así que apartó de la mirada y la dirigió al caballero para contestarle: -No mucho, cruce las puertas y fui directo a los muelles, allí hablé con el encargado del almacén y me llevo hasta donde deberían de estar las tinajas con el aceite, no había nada. Dijo que tenía apuntado la entrada de la mercancía pero no la salida, pregunto quién había tenido turno en esa zona y salió el nombre de Filion y que podría encontrarlo en la taberna de la Red Vacia. También dijeron algo de no pagar impuestos en el próximo cargamento como compensación.-
-Y luego está lo del puente, cada vez que cruzó es como si pusiese enfermo, es algo muy raro. No me gusta esta ciudad, espero que salgan pronto, encontremos a Filion y este nos lleve hasta el aceite y podamos salir de este apestoso lugar.-
TocToc salió de nuevo al exterior con la ballesta a medio cargar apresurándose a apoyar a sus compañeros. Sin embargo, tan solo se encontró al druida y al humano hablando tranquilamente sentados en el portal. “Falsa alarma...” pensó para sí mismo guardando la ballesta.
Se acercó a ellos relajado y escucho sus palabras con cierta atención, al explicar la extraña circunstancia del puente y mientras el resto parecía hacer vida social con la gente en la posada y quizás reservar habitaciones para esta noche, TocToc se acercó al puente a investigarlo, lo cruzo, miró por debajo, buscó runas, restos de magia...
Perception: 11
Pero sus ojos y mente acusaron el cansancio producido por la noche a la intemperie que hizo que sus investigaciones fuesen casi un paripé.
Zevatur, Rolthos
Un empapado Godric se acercó a Khalion e hizo un apremiante gesto a Adriana para que se acercara a ellos.
Cuando se acercó la elfa el excomulgado clérigo intentó hablar en tono quedó para que solo sus compañeros le escucharan.
- Mablung esta... bien... afuera. Al parecer se marea y vomita cada vez que cruza un puente... - se encoge de hombros - Ya veremos que es eso, la cuestión es que parece haber encontrado el responsable o al menos una pista del problema del aceite. Un tal Fillon en una posada cercana. Mablung nos ha vuelto a dar un plazo de tiempo o irá el solo... otra vez. Está afuera con los demás. Será mejor que vayamos. Ah! - añade - dice que no sabe nada de ninguna muerte de nadie de la guardia. Todo parece muy raro pero se ve que la cinta dorada es suficiente para ser responsables de todo lo malo que pase- se aparta un mechón de pelo mojado de la cara. -Bueno vamonos antes de que ese druida loco vomite otra vez en la puerta de la otra posada y nos acusen de querer cambiar la peste a pescado por otra aún peor...-
sin dirigir la palabra a nadie más y procurando no hacer contacto visual ni con el posadero ni los mineros Godric vuelve a salir al exterior.
-Ya estamos todos. Dos minutos ahora que estamos todos juntos por fin que tal si nos cuentas porqué los de la guardia quieren culparte de la muerte de uno de ellos mientras vamos a la Red Vacía a por ese Fillon? - le dice al druida.
PbP Character: A few ;)
[Toc Toc en el puente Aleta de Tiburón]
Las pocas personas que transitaban con prisa y tapándose la cabeza con capuchas o diversos aparejos como cestos de mimbre o capas, no parecían notar ninguna molestia al pasar por el puente, caminaban, o mejor dicho, corrían con toda normalidad. Intentando ver si veía algún rasgo diferenciador o determinante que desvelara parte del misterioso efecto, TocTocse asomó por los lados antes de cruzar, pero no observó nada peculiar, al menos no desde su posición. Cuando puso sus patas sobre la construcción que unía ambos lados de la bahía, no pasó nada, cruzó tranquilamente y cuando llegó al otro lado repitió la operación, .... se dio cuenta de que el puente era bastante ancho, podrían caber dos carros en paralelo y largo para cubrir justo donde el río se abría al mar y por tanto se ensanchaba.... para poder observar la parte inferior, tendría que alquilar algún bote y navegar por debajo de sus arcos con cierta destreza, la corriente parecía fuerte ahí abajo.
[Camino de la posada La Red Vacía]
Por fin el grupo pareció reunirse de nuevo, pudiendo dirigirse a buen paso siguiendo las indicaciones del druida, que meditaba si contar todos los detalles una vez más sobre el almacén y lo que allí investigó o su encuentro con la guardia en la puerta. La calle principal, bajaba entre casas que seguían el patrón de arquitectura característico de la ciudad. Los guardias que vigilaban la puerta de las barracas pronto se quedaron atrás, sin dejar de observarlos fijamente desde su posición. Cuando llegaron a la altura del puente, se volvieron a reunir con TocToc, que habría acabado con su infructuosa investigación de la estructura. Justo antes de cruzar, Mablung indicó a su izquierda, por una calle que discurría paralela a unos muelles más humildes que los principales de la ciudad, justo en el otro extremo de ésta. Multitud de pequeños barcos de pesca y botes estaban amarrados a las estructuras de madera y metal que combatían el ajetreado oleaje avivado por el viento y la lluvia.
Cuando llevaban unos diez minutos calle abajo, la densidad de gente volvió a ascender, pero el aspecto de los habitantes de Saltmarsh de esta parte de la ciudad era mucho más pobre, sus vestimentas estaban hechas casi completamente con telas remendadas aprovechadas de los propios sacos de harina. Su piel sucia y cenicienta parecía coincidir con la falta de voluntad y emociones que guiaban sus pasos. Curiosamente, en estas calles no se veían niños, sólo adultos esquivos que intentaban no buscar problemas.
La calle pronto se abrió al Mercado Verde, una franja de campo abierto que es el lugar donde se vende todo lo que no sea pescado, sal o productos náuticos, este mercado se extendía entre una docena de puestos que poblaban una plaza, donde por un lado se abría al mar y los muelles, y el resto se encontraba rodeada de casas en estado paupérrimo, donde la mayoría amenazaba con desplomarse allí mismo, apuntaladas y desafiando la gravedad y los elementos. Usualmente allí se podía encontrar disponibles algunas cabras, huevos, telas, plantas de pantano y macetas, así como algunas mulas o bueyes ocasionales para transportar carros. Sin embargo ahora misma estaba cerrado, y telas de esparto roído por las ratas cubrían los diversos puestos.
Atravesando el mercado y a unas centenas más de metros calle abajo, la posada de la Red Vacía se elevaba sobre el suelo como uno de los edificios menos endebles de la zona, es más, parecía robusto y bastante bien construido, en maderas de cierta calidad y bien mantenidas. Sobre su puerta principal una red de pesca se entrelazaba con el cartel donde el nombre del establecimiento estaba escrito en letras rojizas con un tono a sangre seca. En la calle, en su zona frontal, varios parroquianos yacían en el suelo inconscientes y con la cara reventada a golpes... algunos con la cabeza incrustada boca abajo en el barro... sin que ha nadie le importase lo más mínimo. En los callejones laterales, varias parejas se entregaban a un fornicio frenético, donde lolitas de apenas la mayoría de edad, jineteaban agitadamente sobre marineros coleccionistas de enfermedades venéreas, con pieles abotargadas por bultos extraños y ojos saltones como los besugos que nadan entre las proliferas aguas de estas costas.
El interior parecía bastante animado por el ruido y la algarabía que se podía oír desde fuera, todo lo opuesto al espartano orden y soledad de la La Cabra de Mimbre. La posada no contaba con ventanas, al menos no en la planta baja...
Localizaciones desbloqueadas: 8.- Posada "La red vacía", 9.- El Mercado Verde,
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric, viendo el tugurio donde habían acabado le susurró al antiguo caballero.
- No os separéis de Adriana... este lugar no tiene muy buena pinta... -
Luego, en voz alta le comentó a Mablung
- Espero que sepas cómo es ese Filon... voy a ver si puedo hacer algo por esos desgraciados - dijo, apartando el insistente mechón de pelo mojado de su cara y arrodillándose en el fango gris para, al menos, evitar que los que tenían la cara partida se quedaran inconscientes con la cara metida en algún charco y que no se ahogaran.
PbP Character: A few ;)
Adriana se despidió de Minestrad con un leve movimiento de cabeza antes de abandonar la posada. Le hubiera gustado visitar sus aposentos y adecentarse un poco antes de seguir investigando, pero una vez más, la amenaza temporal del druida les instaba a todos a actuar con celeridad.
Colocándose la capucha empapada sobre la cabeza, saludó a sus compañeros y recibió de nuevo el manto de lluvia que seguía cayendo incesante.
- Presenté nuestros respetos y el saludo de Bastianes a Minestrad – informó al grupo – es una enana con una curiosa personalidad. Quizá más tarde tengáis oportunidad de conocerla. Me comentó que en esta ciudad no seremos bien recibidos, más aún si venimos de parte de la Corona, y no dudarán en atentar contra nuestra vida sin ninguna excusa. Debemos tener mucho cuidado.
Mientras caminaban hacia su destino, Adriana se percató del cambio tanto de edificios como de aspecto de los habitantes; sin duda se encontraban en la zona más pobre de la ciudad y seguramente la más peligrosa. Con lástima observó el estado de los hombres sobre el barro y desvió la mirada ante la imagen de los lugareños fornicando sin pudor, intentando ignorar sus gemidos de placer.
Frente a la puerta de La Red Vacía, observó como Godric se acercaba a asistir a los pobres desgraciados que comían barro inconscientes. Aunque en su fuero interno deseaba ayudar a esa pobre gente, no fue capaz de moverse de su sitio.
- No deberíamos separarnos – comentó con cierta inquietud a sus compañeros, recordando las palabras de la enana.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Abruptos presagios en voz de joven devoto sobre abruptas obscenidades de enana no tan joven. Dejando la jarra apurada por cuenta de tiempos impuestos el mercenario se despidió audible poco mas allá de la máscara. -A lo mejor duramos hasta la cena.- Y salió, insensible a premuras y agobios del humano. -y juntos al final- añadió seco, pero divertido para ser un aasimar viéndose de nuevo agraciado con la élfica compañía.
Camino abajo, menos gente e intimidad. -Hay habitaciones para nosotros.- dijo descendiendo calle abajo hacia el mercado verde.- Bastianes debe mucho a esa enana lasciva, parece..- añadió tras escuchar al objeto del deseo minero, Adriana.- ..parece.. que saca adelante la mina pese a los tradicionalistas- dijo firme como si fuera conocedor de lo que hablaba.
Sexo y muerte en el peor antro olvidado de dioses y ley. El mercenario no pudo sentir nada distinto a morriña. Ayudar a quien nadie importa era la mejor manera para no pasar desapercibidos, junto a aquella banda dorada que provocaba escaso agrado en guardias y chusma. Buen momento para esconder la suya, pensó Khalion, según se acercaban. -Vuestro exceso de modales y franqueza quizá desconcierte a esta calaña..- dirigido a asiduos de corte y banquetes. - Me se manejar aquí.. pero antes de azuzar el avispero dejadme probar.. o si entramos todos, cubrir el callejón. Si la rata que busca el druida está en casa, en el caos o saldrá al choque o correrá..
El caballero negó con la cabeza con gesto torvo y mirada triste al ver el estado del barrio marginal de Saltmarsh. La miseria se cebaba con los más débiles, como siempre. Cuando llegaron frente a la Red Vacía Leobald asintió al comentario susurrado de Godric. Con resignación y tristeza miró de reojo los cuerpos en el suelo y los impúdicos amantes de ocasión.
—A tenor de vuestras palabras, Adriana y Khalion, si vamos a entrar todos deberíamos ocultar nuestra cinta dorada o seguramente incurramos en una provocación inútil de la que nada sacaremos —dijo guardándose la suya—. Pareces familiarizado con estos lugares, os damos algunos minutos—asintió a Khalion—. Tratad de que Fillon salga. Dama Adriana, si os place acompañarme, quizá podamos dar la vuelta a la construcción en busca de otra salida. Es de suponer que ese rufián trate de escapar como apunta Khalion. Joven Godric, avisadnos si hay problemas.
El caballero esperó la respuesta de la elfa antes de ir a a buscar esa posible salida.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
[En el puente]
TocToc golpeó un par de veces el puente con el pico. "Sólido" pensó mientras lo mirraba inquisitivo. Quizás el problema estaba debajo del agua. Lo investigaría más adelante.
[En la posada del bosco]
- Yo creo que sería mejor entrar todos, ocultando las cintas. Dejando que Kahlion hable. - Dijo con una nerviosa mezcla de voces. Despues se quito la cinta del brazo y se dispuso a entrar. - Yo no estoy acostumbrado a estos entornos, no creo que sea de mucha utilidad, pero te dare apoyo, kahlion. - Finalizó algo más calmado, dispuesto a representar el papel de maleante hombre cuervo.
Zevatur, Rolthos
Adriana permaneció en silencio unos segundos, evaluando las diferentes alternativas presentadas. Entrar en aquel tugurio con tantos hombres provocaría seguramente miradas, recelos y curiosidad en los presentes, dificultando pasar desapercibidos. Aunque no le convencía dividir el grupo, retiró con cuidado la banda del brazo y la guardó.
- Vayamos pues, Leobald - le dijo al humano, aceptando su propuesta.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Justo antes de arrodillarse para ver si el primero de los inconscientes aún respiraba o no Godric se detuvo e hizo lo que sus compañeros aconsejaban. Se quitó la banda dorada y la guardó en su morral. Se sentía extrañamente desnudo sin ella. Desprotegido. Debería significar un símbolo de su condena, de su perdición, pero Godric había decidido que esto iba a ser una segunda oportunidad y la banda dorada se había convertido para él en el símbolo físico de ese camino que había decidido recorrer.
Pese a todo la guardó en el morral y asintió al caballero.
- Entraré a la posada tan pronto como me aseguro que estos respiran... - les dice.
PbP Character: A few ;)
- Filion no debería de ser difícil de encontrar, es algo seboso , lleva siempre un gorro de la marrón, sin barba, con patillas muy largas y gruesas y una cicatriz en la barbilla.-
- Mi idea era esperar aquí fuera a que apareciese, pero ahora que estamos todos me parece bien entrar y preguntar por el. Podemos decir que estamos interesados en contestarle para conseguir ciertas mercancías del almacén. Creo que el más indicado es Khalion, parece que sabe cómo moverse entre esta gente, el resto...damos demasiado el cante-
Añade Mablung
[En las puertas y dentro de La Red Vacía]
Godric giró con sumo cuidado al parroquiano semiinconsciente que tenía enterrada su cabeza en el barro, tras sacar un puñado de tierra húmeda de su garganta, su respiración aun era entrecortada y algunos temblores sacudieron su cuerpo, instantáneamente el olor a alcohol destilado casero, y dientes podridos le golpearon de frente aturdiéndolo unos segundos antes de siquiera intentar poder acostumbrarse... fue cuando se dio cuenta de que el sujeto al que estaba intentando salvar, había puesto una mano en su pectoral izquierdo y lo masajeaba con cierta lujuria...
- ¿Anabel....? ¿Eres tú? .... ¿Has vuelto con papi...? ... Te noto distinta... ¿No me vas a dar un besito? ... no seas zorra y déjate llevar...
La mirada del corpulento pero totalmente embriagado humano era turbia y realmente miraba más allá de donde Godric se encontraba, ... sin embargo su mano intentaba aferrarse a un seno que nunca encontraría, al menos no donde estaba palpando. El sacerdote se incorporó y se retiro unos pasos tras asegurarse de que su paciente se encontraba parcialmente a salvo intentando olvidar ese momento de su memoria.
- Porqué me abandonas... ANABEL... !!!¿PORQUÉ?!!!
Los lloros de desesperación etílica se vieron ahogados por el ruido y el tremendo jolgorio que se escapaban a través del umbral cuando Khalion, TocToc y Mablung abrieron las puertas de la posada para pasar a su interior. No era ni siquiera de noche, aunque si bien entrada la tarde cuando el sitio estaba lleno hasta las banderas. Las puertas se cerraron tras de ellos para dejarles contemplar el dantesco espectáculo que ocurría en los diversos rincones y mesas del local. Los parroquianos estaban compuestos en su mayor medida por hombres humanos, de aspecto totalmente desaseado, barbas descuidadas y faltos de alguna extremidad, que cubrían con toscas prótesis de madera, garfios o directamente cuchillas encalladas en muñones de grosor y cicatrización diversa. Todos parecían hablar en un tono similar al de leones enjaulados desgañitándose por ver quien puede quedar por encima del otro a gritos. Las mesas estaban ocupadas igualmente por todo tipo de bebidas o juegos de azar, dados, cartas malolientes y amarillentas de dibujos lascivos formaban extrañas figuras que sólo los marineros entendían... apuestas... y como no... más borrachos vomitando en alguna que otra esquina.
Varias cosas llamaron la atención al osado grupo que parecían destacar sobre la marea de blasfemias, puñetazos en las mesas y risotadas a carcajada limpia. La primera era que al parecer el local parecía mucho más grande desde dentro, y que al fondo parecía haber una zona más tranquila que los juerguistas evitaban descaradamente, allí, discretamente ubicadas, unas escaleras parecían bajar a un sótano habilitado como otra parte de la posada, más... privada...
Parte Tranquila de la "La Red Vacía"
Lo segundo que afortunadamente les resultó reconfortante es que a nadie parecía importarle lo más mínimo su presencia, algunas caras se habían vuelto hacia ellos al entrar, y a pesar de sus extrañas apariencias y razas, su reacción fue algo parecido a como si no existieran. Junto a la puerta de entrada, y por tanto al lado de ellos, un llamativo medio gigante de casi tres metros y corpulencia extrema descansaba en una especie de trono a medida vigilando el local, su tez era del color de la ceniza y un casco de corte marcial con un par de cuernos de jabalí como único adorno tapaba su rostro. Dos hachas descomunales descansaban una a cada lado del trono... Desde dentro se dieron cuenta, que parte de la segunda planta de la posada estaba desmantelada, la que estaba sobre el salón principal, para que el inhumano guardián de La Red Vacía pudiese desplazarse con soltura sin tener que agacharse o encorvarse.
Ben, La Bestia.
De alguna manera, y a través de un extraño lenguaje corporal de signos, éste mastodonte se comunicaba con el humano que regía el local, éste, mientras expedía bebidas, organizaba encuentros y recibía a sus feligreses de importancia especial, hacía señas al medio gigante para indicarle que parte de la posada podría ser problemática en cada momento. Una mirada a través de su enjuto casco bastaba para esa sección relajara los ánimos casi de inmediato.
Las pocas señoritas que se movían por el lugar esquivando las pulposas manos y, pateando algún que otro borracho que intentaba propasarse, estaban casi todas situadas en la parte más lejana donde las escaleras bajaban, toda ellas tenían un aspecto de guerreras ágiles, con capas largas y puñales de todos los tamaños y formas amarrados a sus cintos y perneras. Parecían que llevaban todas una especie de uniforme, de color carmesí, cada una a su estilo, pero con un patrón similar, embutidas en flexibles armaduras de cuero que parecían diseñadas y talladas con especial dedicación para su cuerpo.
En una de las esquinas, en una mesa solitaria, una figura que coincidía con la descripción del druida sobre Filion parecía recostada sobre la mesa con una jarra de cerveza de calidad dudosa casi vacía en la mano, la sombra de lo que una vez fuese un humano decente ahora portaba un gorro de lana de color marrón bastante roído, eso tapaba sus rastas canosas, el tipo rondaría los cuarenta, pero la vida le había tratado mal sin duda, así que parecía mucho mayor... no llevaba barba, pero si una patillas muy largas y gruesas, nariz rechoncha y una cicatriz en la barbilla
" ¡Oh la Oscuridad...! "