Ash fue saludando uno a uno a su grupo cuando llegaron hasta Hela, Morko y él.
—¡Estupendo! Ya lo tenemos todo. Andado a ese molino. Esta noche empieza parecerme ya demasiado larga y aun no hemos empezado con los asuntos mágicos. Aunque admito que tiene sus cosas —palmeó pícaramente el trasero de su marinera favorita.
Sin perder un segundo, arreboló su capa roja de líder tras de si y encaminó sus largos y poderosos pasos al viejo molino.
Al ver a sus compañeros salir apresuradamente de la tienda Zevatur sintió las prisas y rápidamente rebuscó y depositó las cinco monedas en el mostrador. - ¡Me la quedo! ¡Tenga un buen día!– Dijo mientras abandonaba la tienda siguiendo a los compañeros, la piedra en el bolsillo.
Una vez reunidos y viendo el vandalismo y el robo del tentáculo suspiró resignado. Parecía algo sin valor, y sin embargo para el gnomo si lo tenía. Tenía que ser algo especial ya que no podía ser que un simple apéndice hecho de papel fuese la llave de un asombroso tesoro. ¿Los medios justificaban el fin? No había tiempo para filosofar y apartando el dilema moral Zevatur se empezó a mover. - Por aquí, conozco el camino...
Tras un par de pasos se paró. -Vamos a ir al destino final de esta búsqueda, será bueno asegurarse de que nadie nos sigue, tened los ojos bien abiertos y si podéis usar algún conjuro para eludir o detectar espías... ahora es el momento.
Martin vio como la mayoría del grupo abandonaba la tienda con premura, menos el azorado Zevatur que pugnaba contra su propio bolsillo para extraer algunas monedas y completar su compra. Suspirando, decidió que no era el mejor momento para dedicarse al "Art Decó" de su habitación, aunque le pidió amablemente al llamativo gnomo si era posible que le reservara por unos días la fascinante maqueta de ese curioso templo.
Una vez fuera, se acercó a Ash manteniendo siempre su estado de alerta, que ahora tenía que forzar en vez de resultarle innato como cuando se dedicaba a tareas más expeditivas, como cercenar vidas ajenas en el nombre de la raza de los altos elfos... e intentó evitar mirarle directamente mientras Helayna robaba de manera poco sutil su objetivo. Había resultado sencillo y eficiente, quizás poco ético... pero esas moralidades le resultaban especialmente ajenas desde hacía bastante tiempo.
Camino del molino, por alguna extraña razón, el ánimo del semielfo pareció aligerarse, quizás por el efecto de sentirse un desconocido en las calles, o por el viento agitando su capa de camuflaje formando elegantes remolinos, o el silencio que sus compañeros fantasmales parecieron regalarle. Su mente pareció desplazarse a un lugar lejano por unos instantes, calmado y tranquilo, hasta que la aguda voz de su amado compañero y hermano tiefling reclamó su atención.
- Ah si por supuesto... vayamos a un lugar más discreto ...
Con una señal, el bastardo guió a todos los Fragmentos a una zona más tranquila y de poco gentío, y sacando de sus bolsillos una bolsita con cenizas, espolvoreó parte de éstas sobre un brote de algún tipo de arbusto... que agitó mientras señalaba a todos los presentes. La magia ancestral envolvió a todos difuminando sus figuras, y haciéndolos casi imperceptibles a los ojos curiosos...
Cubiertos por las sombras conjuradas por Martin y sus disfraces, los Fragmentos están bastante seguros de que no les sigue nadie, confiando en sus habilidades de mantenerse escondidos y discretos y los agudos ojos de los elfos del grupo para asegurarse de que llegan a su destino sin ser observados mientras cruzan el distrito de los muelles en dirección al viejo molino.
No pasa mucho tiempo hasta que llegan a las inmediaciones del mismo. Se yergue solitario en el muelle, conservado por su valor histórico, ahora ellos saben que no es la única razón.
Cobijados bajo las sombras del último callejón antes de salir al muelle, echan un último vistazo a sus espaldas y se arman de valor para recorrer los metros que les separan de la entrada.
Martin recuerda el día que vino con la pequeña y le enseñó su humilde, pero extrañamente acogedora morada.
Cruzan el muelle y entran en el interior del antiguo molino donde todos se sienten más seguros una vez han cruzado el umbral y están a salvo de miradas indiscretas.
El interior está algo desordenado y hay una viga que ha caído del techo en un lateral, quedando encajada en un ángulo con la circular pared. Es en esa parte donde la pequeña había hecho su pequeño hogar con una cortina y unas mantas a modo de cama. Aún se adivinan los dibujos que ha hecho la pequeña en la pared bajo la viga.
Martin aprecia que, desde que ellos llegaron, nadie ha entrado ni tocado nada en la, por otra parte, vacía estancia. Algunos cascotes aquí y allá salpican el suelo pero nada relevante. Las escaleras que otrora llevaran hacia los pisos superiores hace lustros que fueron derribadas, seguramente para aprovechar la piedra en alguna otra edificación. El techo del molino, que presenta algunos agujeros por los que se cuelan haces de luz, se eleva sobre sus cabezas.
Martin se sintió seguro en aquel lugar, aunque también ciertos sentimientos nostálgicos se agitaban tenebrosamente en su interior. Sabía que de algún modo aquel lugar era especial, y no sólo porque escondiera parte de la llave que todo el mundo buscaba por diversos e interesados fines, sino porque había sido el hogar de la pequeña muchacha de dorados reflejos con la que parecía haberse encariñado. Ajeno por un momento a la importante gesta que caía sobre sus hombros, se acercó a los dibujos que la chica había trazado allí, acompañada únicamente por su soledad.
Quizás la inocencia de sus lineas revelara alguna pista acerca de los secretos que se encontraban allí, que consciente o inconscientemente había podido plasmar, ... o simplemente era el arte infantil de una criatura más afín a los dragones que a los humanos, y que incluso sus esbozos, podían encender la magia, tanto real como imaginaria que albergaba en su interior.
Hela se sintió reconfortada caminando entre las sombras de la ciudad y el refuerzo del hechizo de Martin, hasta que llegaron a su destino. Recorrió aquel pequeño interior en busca de objetos o zonas que desprendieran magia, sin encontrar nada relevante. Indagó en su memoria, por si hubiera retenido en el pasado algún ritual que se le pareciera, pero tampoco halló ninguna pista a la que aferrarse.
Se acercó a la figura del semi-elfo, que permanecía pensativa en el rincón en el que la niña había creado su hogar y, tras rebuscar en sus bolsillos, sacó el ojo que había tomado prestado de la tienda. Lo mostró en la palma de su mano.
- Solo falta la canción - susurró mirando al bardo - No sé si los elementos necesitan alguna disposición especial, ¿funcionará tan solo con tu música, Guilbert?- esperó a que él o el resto opinaran sobre la cuestión, o a que Guilbert se dispusiera a tocar y salir de dudas.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras observaba los inocentes dibujos de la pequeña Martin comenzó a sentir un cosquilleo en su frente.
Hela sintió un cosquilleo en la mano donde portaba el trozo vandalizado de papel maché, que había sacado de su bolsillo para investigar.
Morko, que se había quedado el último, dio un pequeño respingo cuando se percató que algo pasaba en la hoja interior de la puerta que habían cerrado tras de si. Pequeñas líneas de luz dorada comenzaban a atravesar la madera. No se mantenían y era dificil de seguir pero parecía perfilar un marco.
Tanto Martin como Hela se aproximaron y sus llaves comenzaron a brillar, enviando pequeños haces de luz hacia la puerta de madera que comenzaba a desdibujarse mientras se perfilaba otra puerta merced de las cada vez más abundantes líneas de luz que enviaban las llaves.
Fue entonces cuando Guilbert comenzó a soplar su gaita y las notas de música hicieron brillas más y más las líneas doradas. Según avanzaba la canción el perfil de una gran puerta doble se hacía cada vez más y más claro. Cuando Guilbert terminó la canción una gran puerta de dos hojas de adamtium con runas enanas y en dracónico grabadas en ella se elevaba donde antes estaba la sencilla puerta de madera del molino.
Ash observó la creación de la puerta mágica con suspicacia. Sus músculos estaban tensos. Su mano derecha se encrespaba sobre la empuñadura de Úrsula y con la otra protegía inconscientemente a Helayna, interponiéndose entre el portal y la hechicera.
—Bien. Por fin —masculló—. Recordad que aun no sabemos que le ha pasado al Guardian así que vayamos con cuidado. Morko, Hela, Zeb, ¿qué pone en estas runas? —preguntó a sus compañeros acercándose las hojas dobles para examinarlas de cerca, pero sin tocarlas aún.
Runas de loa a Moradin y partes del conjuro de ocultación, corroboraron los Fragmentos. Todo parecía en orden. El guerrero tomo aire y ladeó la cabeza haciendo crujir su poderosos cuello. Extrajo a Úrsula de su vaina, sonrió a Helayna y le guiñó un ojo.
—Vamos allá Fragmentos, hagamos historia. Otra vez —dijo socarronamente mientras se disponía a empujar la hoja de la puerta doble.
Para su sorpresa, la puerta se abrió en silencio sobre sus goznes franqueando el paso, aun sin haber llegado a tocarla.
Las brillantes puertas de adamtium se abren a un lugar que nada tiene que ver con el muelle de waterdeep.
Una basta sala se abre ante los Fragmentos, con puertas dobles de hierro cerradas a cada lado custodiadas por grandes estatuas de enanos guerreros cubiertos por armaduras completas.
Tres columnas sostienen tres puentes sobre la sala a unos 60 pies de altura, y el techo aún eleva sus bóvedas a unos veinte pies más arriba.
Pese a la grandiosidad de la sala se ven claros signos de deterioro, quizá por el paso de los siglos, y los puentes que cruzan la sala por encima de sus cabezas de este a oeste muestran signos de deterioro, así como las grandes columnas que los soportan.
Hela siguió muy de cerca los pasos de Ash tras descubrir la puerta mágica, llegando a rozarle la mano para indicarle que estaba bien y se encontraba a su lado incondicionalmente.
Cuando las puertas se abrieron sin intervención, la maga esperó con impaciencia a que la cabeza de grupo se adentrara. Observó la magnificencia del espacio, buscando movimiento o alguna pista, atenta a las indicaciones de su líder.
Martin avanzó cauteloso al principio, dejándose empapar por la grandiosidad de aquel lugar secreto, ingente y marcial. Había oído de las habilidades enanas para la construcción de increíbles estructuras subterráneas, que para nada podrían envidiar a los salones donde viven los mismos Dioses, pero aquella belleza y deliniación, superaban con creces todas aquellas leyendas.
Siempre atento, cuando Morko le hablaba de su reino en las charlas de fogata a los largo de los últimos meses, se había prometido a sí mismo visitar alguna vez algún asentamiento de su raza, siempre contando con el beneplácito de sus habitantes y quizás con la salvaguarda firmada por un príncipe enano, que entendía sería suficiente para que le aceptaran como un invitado temporal, alejado de todo y de todos.
El sentimiento de melancolía volvió a agitar su alma, al ver como la terrible tenaza del paso de los siglos había hecho bastante mella en toda la construcción, especialmente en pilares y puentes, lo que hacía la travesía sumamente peligrosa. Afortunadamente contaban con el buen ojo del paladín enano, que sin duda ayudaría a conocer cuan seguro era su senda a partir de ahora.
Adelantándose al grupo, sus ojos se comenzaron a fijarse en el suelo, antiguamente máculo y perfecto, pero seguramente traicionero, puesto que en la mente del semielfo, un lugar así estaría lleno de trampas mortales, y de buena ingeniería sin duda. La combinación de habilidades enanas y sabiduría dracónica... era algo que podría vencerles fácilmente si no se andaban con mil ojos. Abandonando su regocijo inicial al visitar aquel lugar, el bastardo se dispuso a liderar el camino, siguiente su instinto, y por supuesto su experiencia con los posibles imprevistos que pudieran surgir, apoyado por el conocimiento de Morko.
Mientras avanzaba, los fantasmas de los héroes pasados de la Reina Cuervo, volvieron a parecerse a su alrededor, arrastrando etéreas volutas que solo él podía ver, compartiendo susurros de la historia de algunos de los parangones enanos que eran representados en tan regias estatuas.
Martin se aproxima con cuidado a la salida de la parte superior izquierda, la pegada a la pared opuesta a las puertas, y si no ve nada raro se dispone a abrirla.
Morko no paraba de pensar en su gente y el aquí, atrapado en Waterdeep y siguiendo quimeras sobre un tesoro. Mas taciturno de lo normal siguió a sus compañeros en sus deambuleos por la ciudad hasta que molino.
Al formarse el portal y llegar a lo que parecían salones enanos, con cuidado se acerco a observar las estatuas buscando alguna pista que le indicase donde podían estar.
Gowther animó a Helayna a que buscara presencia de magia en los alrededores. Por su parte, envió a Luthien a que diera cuenta de cualquier posible trampa... y también poder ver a través de sus sentidos.-"Mi querido Luthien... hoy necesito que estés a la altura"- Le transmitió con el pensamiento, al tiempo que emprendía el vuelo recorriendo la sala.
-"Podríamos dejar a algún familiar enmascarado para que pueda informarnos de cualquier tipo entrada. "-El rostro de Gowther mostraba una mirada triste, pero al mismo tiempo musitaba una extraña sonrisilla por una de las comisuras de su boca.-Zevatur, tu dispones de una comunicación de mayor alcance con tu familiar. ¿El estaría dispuesto a montar guardia?-Dijo valorando la posibilidad de una negativa. -¿Se os ocurre alguna otra opción? Yo no cuento con ningún medio mágico que me permita alguna utilidad en ese sentido. Tal vez Hela siga teniendo preparado el hechizo que le permitía invocar un ojo arcano-mirando al resto- "En cualquier caso, debemos decidirlo rápido... el tiempo nunca está de nuestro lado"-
Rollback Post to RevisionRollBack
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
La aparición y transformación del portal borraron la incredulidad de Zevatur. Papel mache, una tonadilla, un beso... eran llaves que nadie hubiese podido esperar y quizás por ello habían permanecido ocultas tanto tiempo a tantos ojos. Emocionado se abalanzó hacia el portal tras los pasos de Ash y Martin, atravesándolo y admirando lo que había en el otro lado.
- Si, quizás sea buena cosa que Canela permanezca de guardia. ¿Te parece bien? – Preguntó al pseudo dragón dorado.
- Mira... ¡No! – Fue la respuesta impulsiva, aunque después suspiró suavemente y argumentó algo más. - Creo que sería más útil con vosotros, además, ¿Saber que viene alguien de que serviría? Simplemente tratemos de estar preparados para lo peor.
Por suegunda vez aquella noche Guilbert llenó el Fol de su gaita de aire hasta que los roncones con forma de criaturas fantásticas ribeteadas con filamentos de plata comenzaban a vibrar. El recuerdo del sacrificio de Orly era inseparable de aquella melodía y ahondó en el sentimiento de pérdida que ya tenía el bardo. Taciturno cruzó el portal que daba a aquel gran salón y que en otro momento hubiera entusiasmado sobremanera al último representante de la Orden de La Rosa de Ébano.. el último Rosa Negra. Desplegó el escudo flotante que le protegía en combate y avanzó con cautela tras el grupo. La curiosidad poco a poco se imponía al dolor y seguía con la mirada aquellas estatuas y runas enanas con los ojos del niño grande que seguía siendo.
-¿No podemos cerrar el portal?-dijo entre susurros- No queremos mas invitados en esta fiesta..
Mientras el semielfo se acercaba al vetusto portón que pretendía abrir al otro lado de la sala, algo llamó su atención. Mirando hacía los altos techos de la solemne e inmensa sala, vio los diferentes puentes que se elevaban sobre sus cabeza como deteriorados monumentos no tan ajenos al devastador efecto del tiempo.
- Quizás ...dijo en un tono suficientemente alto para que todos le pudieran escuchar a pesar del eco ... - Podríamos saltarnos casi todo el trayecto si conseguimos elevarnos hasta el puente más alto, probablemente sea el que conduzca hasta la última parte de este grandioso lugar ... No es la primera vez que nos desplazamos volando o levitando, quizás nuestros hechiceros puedan obrar su magia antigua y llevarnos hasta lo más alto... literalmente. Además nuestros familiares y mascotas pueden volar, lo que no es un problema para ellos. ¿Qué opináis?
Los agudos sentidos de Hela, que se quedó algo rezagada mientras el resto entraba en el antiguo templo para ir explorando, observaron varias cosas.
En efecto, el paso del tiempo había hecho mella en aquella construcción y la elfa de sombras, sin ser una experta en construcción, temía que aquellos puentes cedieran en cualquier momento, sobre todo si aplicaban mucho peso sobre ellos.
Morko reconoció las estatuas de piedra de los enanos como los Doce Padres. Los primeros Reyes de cada clan principal de los enanos. Instintivamente buscó a su antepasado, y lo encontró en la penúltima puerta a la izquierda.
Gowther envió a Luthien a explorar la parte superior, pero el búho no vio más que cascotes y piedras. Gowther, viendo a través de sus ojos, tuvo la sensación de que su familiar estaba más interesado en buscar pequeños roedores entre los recovecos de algunas rocas que habían caído que realmente en su misión. Pensó en reprenderlo pero luego cayó en la cuenta de que no sabía cuándo había sido la última vez que se había alimentado. Siempre había supuesto que, al ser una manifestación de un espíritu, no necesitaba alimentarse, pero quizá había llegado el momento de reevaluar aquel pensamiento.
Martin no encontró nada extraño en las puertas que había elegido. El polvo acumulado en el suelo le indicó que aquellas puertas no se habían abierto... posiblemente nunca, o al menos no desde hacia muchísimo tiempo, pero parecía que ningún mecanismo ni artilugio custodiaba aquellas hojas. Bajo la inquisitoria mirada de la gran estatua que hábilmente esculpida, se elevaba a la derecha de la puerta, el semi-elfo intentó abrir las grandes puertas, sin éxito.
Apretando el paso y llegando a la altura de sus compañeros tras observar la sala, Hela susurró, temerosa de romper el silencio milenario y sepulcral de aquellos muros.
- Debemos tener mucho cuidado con esos puentes, están a punto de derruirse, no creo que podamos siquiera caminar sobre ellos - luego, volviéndose a Martin, comentó - yo puedo hacer levitar a cualquiera de nosotros, pero no sé si nuestros hechizos permitirán que todos atravesemos la sala volando. Quizá uno pueda aventurarse a echar un vistazo desde las alturas -
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
-Yo puedo hacer levitar a alguno de nosotros y volar a otro con los hechizos del laúd -dijo mientras observaba los puentes a donde querían dirigirse.- Puedo subir y descolgar una cuerda.
Usando la magia de su laud, tocando apenas unas notas, Guilbert se elevó hacia la parte superior para poder observar los puentes. Vio que, efectivamente, no estaban en muy buen estado y quizá cruzarlos debía hacerse con cuidado y precaución para evitar derrumbes. Quizá el ojo más experto de Morko pudiera encontrar el camino más seguro, o quizá, pese al desgaste que eso podía conllevar, era más seguro transportar a todos volando hasta el otro lado de los puentes.
Guilbert constató que unas escaleras subían desde el piso inferior en la parte izquierda y que los tres puentes cruzaban hasta tres imponentes puertas de adamantium con runas enanas grabadas en ellas guardaban celosamente los secretos que tras ellas se escondían.
Rollback Post to RevisionRollBack
PbP Character: A few ;)
To post a comment, please login or register a new account.
Ash fue saludando uno a uno a su grupo cuando llegaron hasta Hela, Morko y él.
—¡Estupendo! Ya lo tenemos todo. Andado a ese molino. Esta noche empieza parecerme ya demasiado larga y aun no hemos empezado con los asuntos mágicos. Aunque admito que tiene sus cosas —palmeó pícaramente el trasero de su marinera favorita.
Sin perder un segundo, arreboló su capa roja de líder tras de si y encaminó sus largos y poderosos pasos al viejo molino.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Al ver a sus compañeros salir apresuradamente de la tienda Zevatur sintió las prisas y rápidamente rebuscó y depositó las cinco monedas en el mostrador. - ¡Me la quedo! ¡Tenga un buen día! – Dijo mientras abandonaba la tienda siguiendo a los compañeros, la piedra en el bolsillo.
Una vez reunidos y viendo el vandalismo y el robo del tentáculo suspiró resignado. Parecía algo sin valor, y sin embargo para el gnomo si lo tenía. Tenía que ser algo especial ya que no podía ser que un simple apéndice hecho de papel fuese la llave de un asombroso tesoro. ¿Los medios justificaban el fin? No había tiempo para filosofar y apartando el dilema moral Zevatur se empezó a mover. - Por aquí, conozco el camino...
Tras un par de pasos se paró. - Vamos a ir al destino final de esta búsqueda, será bueno asegurarse de que nadie nos sigue, tened los ojos bien abiertos y si podéis usar algún conjuro para eludir o detectar espías... ahora es el momento.
Zevatur, Rolthos
Martin vio como la mayoría del grupo abandonaba la tienda con premura, menos el azorado Zevatur que pugnaba contra su propio bolsillo para extraer algunas monedas y completar su compra. Suspirando, decidió que no era el mejor momento para dedicarse al "Art Decó" de su habitación, aunque le pidió amablemente al llamativo gnomo si era posible que le reservara por unos días la fascinante maqueta de ese curioso templo.
Una vez fuera, se acercó a Ash manteniendo siempre su estado de alerta, que ahora tenía que forzar en vez de resultarle innato como cuando se dedicaba a tareas más expeditivas, como cercenar vidas ajenas en el nombre de la raza de los altos elfos... e intentó evitar mirarle directamente mientras Helayna robaba de manera poco sutil su objetivo. Había resultado sencillo y eficiente, quizás poco ético... pero esas moralidades le resultaban especialmente ajenas desde hacía bastante tiempo.
Camino del molino, por alguna extraña razón, el ánimo del semielfo pareció aligerarse, quizás por el efecto de sentirse un desconocido en las calles, o por el viento agitando su capa de camuflaje formando elegantes remolinos, o el silencio que sus compañeros fantasmales parecieron regalarle. Su mente pareció desplazarse a un lugar lejano por unos instantes, calmado y tranquilo, hasta que la aguda voz de su amado compañero y hermano tiefling reclamó su atención.
- Ah si por supuesto... vayamos a un lugar más discreto ...
Con una señal, el bastardo guió a todos los Fragmentos a una zona más tranquila y de poco gentío, y sacando de sus bolsillos una bolsita con cenizas, espolvoreó parte de éstas sobre un brote de algún tipo de arbusto... que agitó mientras señalaba a todos los presentes. La magia ancestral envolvió a todos difuminando sus figuras, y haciéndolos casi imperceptibles a los ojos curiosos...
- Listo, ya podemos movernos...
Uso el conjuro Pass Without Trace y me quito un slot de nivel 2.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Cubiertos por las sombras conjuradas por Martin y sus disfraces, los Fragmentos están bastante seguros de que no les sigue nadie, confiando en sus habilidades de mantenerse escondidos y discretos y los agudos ojos de los elfos del grupo para asegurarse de que llegan a su destino sin ser observados mientras cruzan el distrito de los muelles en dirección al viejo molino.
No pasa mucho tiempo hasta que llegan a las inmediaciones del mismo. Se yergue solitario en el muelle, conservado por su valor histórico, ahora ellos saben que no es la única razón.
Cobijados bajo las sombras del último callejón antes de salir al muelle, echan un último vistazo a sus espaldas y se arman de valor para recorrer los metros que les separan de la entrada.
Martin recuerda el día que vino con la pequeña y le enseñó su humilde, pero extrañamente acogedora morada.
Cruzan el muelle y entran en el interior del antiguo molino donde todos se sienten más seguros una vez han cruzado el umbral y están a salvo de miradas indiscretas.
El interior está algo desordenado y hay una viga que ha caído del techo en un lateral, quedando encajada en un ángulo con la circular pared. Es en esa parte donde la pequeña había hecho su pequeño hogar con una cortina y unas mantas a modo de cama. Aún se adivinan los dibujos que ha hecho la pequeña en la pared bajo la viga.
Martin aprecia que, desde que ellos llegaron, nadie ha entrado ni tocado nada en la, por otra parte, vacía estancia. Algunos cascotes aquí y allá salpican el suelo pero nada relevante. Las escaleras que otrora llevaran hacia los pisos superiores hace lustros que fueron derribadas, seguramente para aprovechar la piedra en alguna otra edificación. El techo del molino, que presenta algunos agujeros por los que se cuelan haces de luz, se eleva sobre sus cabezas.
PbP Character: A few ;)
Martin se sintió seguro en aquel lugar, aunque también ciertos sentimientos nostálgicos se agitaban tenebrosamente en su interior. Sabía que de algún modo aquel lugar era especial, y no sólo porque escondiera parte de la llave que todo el mundo buscaba por diversos e interesados fines, sino porque había sido el hogar de la pequeña muchacha de dorados reflejos con la que parecía haberse encariñado. Ajeno por un momento a la importante gesta que caía sobre sus hombros, se acercó a los dibujos que la chica había trazado allí, acompañada únicamente por su soledad.
Quizás la inocencia de sus lineas revelara alguna pista acerca de los secretos que se encontraban allí, que consciente o inconscientemente había podido plasmar, ... o simplemente era el arte infantil de una criatura más afín a los dragones que a los humanos, y que incluso sus esbozos, podían encender la magia, tanto real como imaginaria que albergaba en su interior.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Hela se sintió reconfortada caminando entre las sombras de la ciudad y el refuerzo del hechizo de Martin, hasta que llegaron a su destino. Recorrió aquel pequeño interior en busca de objetos o zonas que desprendieran magia, sin encontrar nada relevante. Indagó en su memoria, por si hubiera retenido en el pasado algún ritual que se le pareciera, pero tampoco halló ninguna pista a la que aferrarse.
Se acercó a la figura del semi-elfo, que permanecía pensativa en el rincón en el que la niña había creado su hogar y, tras rebuscar en sus bolsillos, sacó el ojo que había tomado prestado de la tienda. Lo mostró en la palma de su mano.
- Solo falta la canción - susurró mirando al bardo - No sé si los elementos necesitan alguna disposición especial, ¿funcionará tan solo con tu música, Guilbert? - esperó a que él o el resto opinaran sobre la cuestión, o a que Guilbert se dispusiera a tocar y salir de dudas.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras observaba los inocentes dibujos de la pequeña Martin comenzó a sentir un cosquilleo en su frente.
Hela sintió un cosquilleo en la mano donde portaba el trozo vandalizado de papel maché, que había sacado de su bolsillo para investigar.
Morko, que se había quedado el último, dio un pequeño respingo cuando se percató que algo pasaba en la hoja interior de la puerta que habían cerrado tras de si. Pequeñas líneas de luz dorada comenzaban a atravesar la madera. No se mantenían y era dificil de seguir pero parecía perfilar un marco.
Tanto Martin como Hela se aproximaron y sus llaves comenzaron a brillar, enviando pequeños haces de luz hacia la puerta de madera que comenzaba a desdibujarse mientras se perfilaba otra puerta merced de las cada vez más abundantes líneas de luz que enviaban las llaves.
Fue entonces cuando Guilbert comenzó a soplar su gaita y las notas de música hicieron brillas más y más las líneas doradas. Según avanzaba la canción el perfil de una gran puerta doble se hacía cada vez más y más claro.
Cuando Guilbert terminó la canción una gran puerta de dos hojas de adamtium con runas enanas y en dracónico grabadas en ella se elevaba donde antes estaba la sencilla puerta de madera del molino.
PbP Character: A few ;)
Ash observó la creación de la puerta mágica con suspicacia. Sus músculos estaban tensos. Su mano derecha se encrespaba sobre la empuñadura de Úrsula y con la otra protegía inconscientemente a Helayna, interponiéndose entre el portal y la hechicera.
—Bien. Por fin —masculló—. Recordad que aun no sabemos que le ha pasado al Guardian así que vayamos con cuidado. Morko, Hela, Zeb, ¿qué pone en estas runas? —preguntó a sus compañeros acercándose las hojas dobles para examinarlas de cerca, pero sin tocarlas aún.
Runas de loa a Moradin y partes del conjuro de ocultación, corroboraron los Fragmentos. Todo parecía en orden. El guerrero tomo aire y ladeó la cabeza haciendo crujir su poderosos cuello. Extrajo a Úrsula de su vaina, sonrió a Helayna y le guiñó un ojo.
—Vamos allá Fragmentos, hagamos historia. Otra vez —dijo socarronamente mientras se disponía a empujar la hoja de la puerta doble.
Para su sorpresa, la puerta se abrió en silencio sobre sus goznes franqueando el paso, aun sin haber llegado a tocarla.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Las brillantes puertas de adamtium se abren a un lugar que nada tiene que ver con el muelle de waterdeep.
Una basta sala se abre ante los Fragmentos, con puertas dobles de hierro cerradas a cada lado custodiadas por grandes estatuas de enanos guerreros cubiertos por armaduras completas.
Tres columnas sostienen tres puentes sobre la sala a unos 60 pies de altura, y el techo aún eleva sus bóvedas a unos veinte pies más arriba.
Pese a la grandiosidad de la sala se ven claros signos de deterioro, quizá por el paso de los siglos, y los puentes que cruzan la sala por encima de sus cabezas de este a oeste muestran signos de deterioro, así como las grandes columnas que los soportan.
No se puede oir ni un solo ruido en el interior.
PbP Character: A few ;)
Hela siguió muy de cerca los pasos de Ash tras descubrir la puerta mágica, llegando a rozarle la mano para indicarle que estaba bien y se encontraba a su lado incondicionalmente.
Cuando las puertas se abrieron sin intervención, la maga esperó con impaciencia a que la cabeza de grupo se adentrara. Observó la magnificencia del espacio, buscando movimiento o alguna pista, atenta a las indicaciones de su líder.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin avanzó cauteloso al principio, dejándose empapar por la grandiosidad de aquel lugar secreto, ingente y marcial. Había oído de las habilidades enanas para la construcción de increíbles estructuras subterráneas, que para nada podrían envidiar a los salones donde viven los mismos Dioses, pero aquella belleza y deliniación, superaban con creces todas aquellas leyendas.
Siempre atento, cuando Morko le hablaba de su reino en las charlas de fogata a los largo de los últimos meses, se había prometido a sí mismo visitar alguna vez algún asentamiento de su raza, siempre contando con el beneplácito de sus habitantes y quizás con la salvaguarda firmada por un príncipe enano, que entendía sería suficiente para que le aceptaran como un invitado temporal, alejado de todo y de todos.
El sentimiento de melancolía volvió a agitar su alma, al ver como la terrible tenaza del paso de los siglos había hecho bastante mella en toda la construcción, especialmente en pilares y puentes, lo que hacía la travesía sumamente peligrosa. Afortunadamente contaban con el buen ojo del paladín enano, que sin duda ayudaría a conocer cuan seguro era su senda a partir de ahora.
Adelantándose al grupo, sus ojos se comenzaron a fijarse en el suelo, antiguamente máculo y perfecto, pero seguramente traicionero, puesto que en la mente del semielfo, un lugar así estaría lleno de trampas mortales, y de buena ingeniería sin duda. La combinación de habilidades enanas y sabiduría dracónica... era algo que podría vencerles fácilmente si no se andaban con mil ojos. Abandonando su regocijo inicial al visitar aquel lugar, el bastardo se dispuso a liderar el camino, siguiente su instinto, y por supuesto su experiencia con los posibles imprevistos que pudieran surgir, apoyado por el conocimiento de Morko.
Mientras avanzaba, los fantasmas de los héroes pasados de la Reina Cuervo, volvieron a parecerse a su alrededor, arrastrando etéreas volutas que solo él podía ver, compartiendo susurros de la historia de algunos de los parangones enanos que eran representados en tan regias estatuas.
Martin se aproxima con cuidado a la salida de la parte superior izquierda, la pegada a la pared opuesta a las puertas, y si no ve nada raro se dispone a abrirla.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Morko no paraba de pensar en su gente y el aquí, atrapado en Waterdeep y siguiendo quimeras sobre un tesoro. Mas taciturno de lo normal siguió a sus compañeros en sus deambuleos por la ciudad hasta que molino.
Al formarse el portal y llegar a lo que parecían salones enanos, con cuidado se acerco a observar las estatuas buscando alguna pista que le indicase donde podían estar.
Gowther animó a Helayna a que buscara presencia de magia en los alrededores. Por su parte, envió a Luthien a que diera cuenta de cualquier posible trampa... y también poder ver a través de sus sentidos.-"Mi querido Luthien... hoy necesito que estés a la altura"- Le transmitió con el pensamiento, al tiempo que emprendía el vuelo recorriendo la sala.
-"Podríamos dejar a algún familiar enmascarado para que pueda informarnos de cualquier tipo entrada. "-El rostro de Gowther mostraba una mirada triste, pero al mismo tiempo musitaba una extraña sonrisilla por una de las comisuras de su boca.-Zevatur, tu dispones de una comunicación de mayor alcance con tu familiar. ¿El estaría dispuesto a montar guardia?-Dijo valorando la posibilidad de una negativa. -¿Se os ocurre alguna otra opción? Yo no cuento con ningún medio mágico que me permita alguna utilidad en ese sentido. Tal vez Hela siga teniendo preparado el hechizo que le permitía invocar un ojo arcano-mirando al resto- "En cualquier caso, debemos decidirlo rápido... el tiempo nunca está de nuestro lado"-
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
La aparición y transformación del portal borraron la incredulidad de Zevatur. Papel mache, una tonadilla, un beso... eran llaves que nadie hubiese podido esperar y quizás por ello habían permanecido ocultas tanto tiempo a tantos ojos. Emocionado se abalanzó hacia el portal tras los pasos de Ash y Martin, atravesándolo y admirando lo que había en el otro lado.
- Si, quizás sea buena cosa que Canela permanezca de guardia. ¿Te parece bien? – Preguntó al pseudo dragón dorado.
- Mira... ¡No! – Fue la respuesta impulsiva, aunque después suspiró suavemente y argumentó algo más. - Creo que sería más útil con vosotros, además, ¿Saber que viene alguien de que serviría? Simplemente tratemos de estar preparados para lo peor.
Zevatur, Rolthos
Por suegunda vez aquella noche Guilbert llenó el Fol de su gaita de aire hasta que los roncones con forma de criaturas fantásticas ribeteadas con filamentos de plata comenzaban a vibrar. El recuerdo del sacrificio de Orly era inseparable de aquella melodía y ahondó en el sentimiento de pérdida que ya tenía el bardo. Taciturno cruzó el portal que daba a aquel gran salón y que en otro momento hubiera entusiasmado sobremanera al último representante de la Orden de La Rosa de Ébano.. el último Rosa Negra. Desplegó el escudo flotante que le protegía en combate y avanzó con cautela tras el grupo. La curiosidad poco a poco se imponía al dolor y seguía con la mirada aquellas estatuas y runas enanas con los ojos del niño grande que seguía siendo.
-¿No podemos cerrar el portal?-dijo entre susurros- No queremos mas invitados en esta fiesta..
Mientras el semielfo se acercaba al vetusto portón que pretendía abrir al otro lado de la sala, algo llamó su atención. Mirando hacía los altos techos de la solemne e inmensa sala, vio los diferentes puentes que se elevaban sobre sus cabeza como deteriorados monumentos no tan ajenos al devastador efecto del tiempo.
- Quizás ... dijo en un tono suficientemente alto para que todos le pudieran escuchar a pesar del eco ... - Podríamos saltarnos casi todo el trayecto si conseguimos elevarnos hasta el puente más alto, probablemente sea el que conduzca hasta la última parte de este grandioso lugar ... No es la primera vez que nos desplazamos volando o levitando, quizás nuestros hechiceros puedan obrar su magia antigua y llevarnos hasta lo más alto... literalmente. Además nuestros familiares y mascotas pueden volar, lo que no es un problema para ellos. ¿Qué opináis?
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Los agudos sentidos de Hela, que se quedó algo rezagada mientras el resto entraba en el antiguo templo para ir explorando, observaron varias cosas.
En efecto, el paso del tiempo había hecho mella en aquella construcción y la elfa de sombras, sin ser una experta en construcción, temía que aquellos puentes cedieran en cualquier momento, sobre todo si aplicaban mucho peso sobre ellos.
Morko reconoció las estatuas de piedra de los enanos como los Doce Padres. Los primeros Reyes de cada clan principal de los enanos. Instintivamente buscó a su antepasado, y lo encontró en la penúltima puerta a la izquierda.
Gowther envió a Luthien a explorar la parte superior, pero el búho no vio más que cascotes y piedras. Gowther, viendo a través de sus ojos, tuvo la sensación de que su familiar estaba más interesado en buscar pequeños roedores entre los recovecos de algunas rocas que habían caído que realmente en su misión. Pensó en reprenderlo pero luego cayó en la cuenta de que no sabía cuándo había sido la última vez que se había alimentado. Siempre había supuesto que, al ser una manifestación de un espíritu, no necesitaba alimentarse, pero quizá había llegado el momento de reevaluar aquel pensamiento.
Martin no encontró nada extraño en las puertas que había elegido. El polvo acumulado en el suelo le indicó que aquellas puertas no se habían abierto... posiblemente nunca, o al menos no desde hacia muchísimo tiempo, pero parecía que ningún mecanismo ni artilugio custodiaba aquellas hojas. Bajo la inquisitoria mirada de la gran estatua que hábilmente esculpida, se elevaba a la derecha de la puerta, el semi-elfo intentó abrir las grandes puertas, sin éxito.
PbP Character: A few ;)
Apretando el paso y llegando a la altura de sus compañeros tras observar la sala, Hela susurró, temerosa de romper el silencio milenario y sepulcral de aquellos muros.
- Debemos tener mucho cuidado con esos puentes, están a punto de derruirse, no creo que podamos siquiera caminar sobre ellos - luego, volviéndose a Martin, comentó - yo puedo hacer levitar a cualquiera de nosotros, pero no sé si nuestros hechizos permitirán que todos atravesemos la sala volando. Quizá uno pueda aventurarse a echar un vistazo desde las alturas -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
-Yo puedo hacer levitar a alguno de nosotros y volar a otro con los hechizos del laúd - dijo mientras observaba los puentes a donde querían dirigirse.- Puedo subir y descolgar una cuerda.
Usando la magia de su laud, tocando apenas unas notas, Guilbert se elevó hacia la parte superior para poder observar los puentes. Vio que, efectivamente, no estaban en muy buen estado y quizá cruzarlos debía hacerse con cuidado y precaución para evitar derrumbes. Quizá el ojo más experto de Morko pudiera encontrar el camino más seguro, o quizá, pese al desgaste que eso podía conllevar, era más seguro transportar a todos volando hasta el otro lado de los puentes.
Guilbert constató que unas escaleras subían desde el piso inferior en la parte izquierda y que los tres puentes cruzaban hasta tres imponentes puertas de adamantium con runas enanas grabadas en ellas guardaban celosamente los secretos que tras ellas se escondían.
PbP Character: A few ;)