Gowther asintió al escuchar las palabras de Martin, susurrando para sí mismo que quizás él tenía razón. No se podía confiar en lo que veían, todo podía ser una trampa o una ilusión. Pero lo que más le impactó fue la idea de que el tabaxi fuera el guardián anterior de la cámara real. -"Si es el guardián, entonces lo mejor que puede pasar es que siga siéndolo"-, dijo Gowther con firmeza. "-Tal vez pueda ayudarnos con los fragmentos y así combatir el mal mayor que se avecina. Pero debemos tener cuidado, no sabemos en lo que nos podemos estar metiendo".-
Gowther tomó aire y continuó: -"Pero, si el tabaxi es el guardián y la piedra guía puede devolverle la memoria, entonces podríamos contar con un compañero en esta lucha. No podemos enfrentarnos a esto solos y si la piedra puede ayudarnos a ganar un aliado, entonces valdría la pena intentarlo".-
El eladrin miró a Martin y luego a los demás, esperando sus respuestas y opiniones sobre la idea de ofrecer la piedra guía al tabaxi. Sabía que no era una decisión fácil, pero las circunstancias los obligaban a actuar con rapidez y determinación.
Quizá si hubiera usado su sombrero para parecer enano hubiera podido engañar a los Dioses y abrir por tanto las puertas. Pero menos mal que ya tenían un enano y no hacía falta ofender a ningún dios. Conjuró unas luces para que los humanos pudieran disfrutar de la magnitud de la construcción enana y observó la magnifica metalurgia que había tras aquellas bellas armaduras. Ojalá hubiera de su talla.. pero mejor así y no profanar nada.
-¿Cuánto lleva así esa pobre criatura? Es posible que desde ese estado su reacción sea agresiva..-añadió al debate abierto- deberíamos ir con el mayor tacto posible y ojalá esa piedra actúe a nuestro favor. -Hay dracónidos caminando a sus anchas por la ciudad sin que esta supuesta arma actúe.. debemos restituírla y proteger esa fortuna de las garras de tanto enemigo con los que nos hemos cruzado.
Zevatur asintió a sus compañeros. – Creo que restaurar la memoria al guardan es la mejor opción, veremos su reacción.– Después se dirigió hacia Gowther, sus palabras fueron más suaves que de costumbre, preocupado con el elfo no quería llevarle la contraria o frustrarle. - Me prepararía, pero tardaremos en llegar a bajo y mis conjuros no durarán tanto.
Dicho lo cual se dispuso a avanzar hacia la cámara. - Creo que esta vez es mejor que yo y canela vayamos delante, quizás nuestra naturaleza le reconforte. Es posible que gracias a ello podamos tener oportunidad a un dialogo.... Por otro lado... Martin, quizás sea bueno que tu te adelantes y vayas buscando trampas en las escaleras. – Dijo deteniéndose justo antes del primer escalón.
—Estoy muy de acuerdo con lo que planteas Zevatur —palmeó al muchacho en el hombro—. Te sigo de cerca, solo por si la cosa se tuerce. Correremos el riesgo, Guilbert —sonrió al bardo y a Gowther—. Hablar con el guardián, si es que lo es, es nuestra mejor opción. Te preocupas demasiado Martin. Por cierto ¿tienes algo de la niña que podamos darle? Quizá eso abra alguna puerta en su cabeza —preguntó mientras seguía a Zevatur.
- ¿La niña? quizás pueda hacer una imagen ilusoria de su cara... ¡Es una buena idea! - Dijo sonriendo a Ash. Su sonrisa era un tanto confusa ya que en ese momento estaba boca abajo y la curvatura era la opuesta a la natural.
Martin asintió ante las propuestas que se fueron sucediendo y no pudo evitar mostrar una sonrisa, esa mueca a la que su rostro no estaba acostumbrado pareció hasta dolerle, pero era un gesto sincero. Parecía que todo el grupo trabajaba en sintonía con todos navegando en la misma dirección, y eso en cierto modo le reconfortaba y le traía cierta paz, aunque la preocupación de que el Guardián, en su estado actual de enajenación mental pudiese ser agresivo, pesaba sobre sus hombros.
Sin demorar más la partida, se dirigió a las escaleras y se detuvo para analizar posibles trampas o alarmas... antes de deslizarse en las sombras descendiendo al interior de la cámara llena de riquezas.
Con cautela, siguiendo los medidos pasos de Martin, los Fragmentos fueron descendiendo las simétricas escaleras talladas por los hábiles enanos.
Mientras descendía Kath se acercó a Gowther y, en el idioma élfico pero con marcado acento, le dijo en voz queda.
- Gowther, creo que entiendo cómo te sientes. Cuando yo fui... asaltada, me sentía tremendamente culpable por no haber sido capaz de proteger a mi familia. Yo... vi cómo los asesinaban mientras me forzaban... casi no recuerdo lo que ocurría con mi cuerpo, sólo podía pensar en que les había fallado... que tenía que haberles protegido... - parpadea, alejando las lágrimas que comenzaban a asomar a sus ojos - Pero no debes dejar que la culpa te domine. Algo que he aprendido con vosotros es que nadie puede hacer todo solo. No es que tu deber sea protegernos, es que nuestro deber es, también, protegerte a ti. Debemos cuidarnos los unos a los otros. - duda un momento pero al final le pone una mano en el antebrazo - No estas sólo Gowther. Estamos contigo y no dejaremos que nos vuelvan a pillar así de desprevenidos - Apretó un poco la mano para infundirle ánimo al El'tael.
Martin llegó al final de las escaleras. Un ente que sólo él podía ver le susurraba que no tenía sentido que los enanos hubieran puesto trampas en un lugar donde iban a rendir culto a sus dioses, que estaba perdiendo el tiempo, pero otro le recordaba que no debía descuidarse jamás.
Finalmente entraron en la cámara descrita por Gowther. Los altos techos se perdían en la oscuridad y no eran capaces de ver las paredes que la delimitaban. Las enormes columnas, talladas como poderosos enanos, parecían observarles con miradas torvas mientras avanzaban hacia el lugar donde, aún meciéndose y susurrando para si, se encontraba el desnutrido tabaxi. No parecía haberse percatado de la presencia del grupo.
El enorme tesoro refulgía a la luz de las luces sagradas de Moradin en una inmensa pila a su izquierda.
Una vez abajo, Martin volvió a mirar a su alrededor, de nuevo la avaricia le llamaba, toda una vida resuelta si acaparaba lo suficiente, no más sufrimiento, miserias o asesinatos. Pero en el fondo sabía, que de nada servía tener la vida resuelta y poseer todo el oro de los Reinos, si luego tenía que vivir en un mundo devastado bajo un manto de cenizas, que era lo que el Culto pretendía provocar como poco si conseguía su objetivo.
- No toquéis ni toméis nada por muy atractivo que parezca, puede ser como dijimos, una ilusión, o estar atado a trampas, ... o ambas cosas al mismo tiempo. Todo llegará cuando liberemos al Guardián de su enajenación... si es que eso es posible...
Apartándose a un lado, dejó dirigir la marcha a Zavatur y a Canela, mientras, con un silencioso gesto llamaba a Seeker, para que éste se quedara posado sobre su hombro y estuviera más a salvo, no sólo de los peligros de la cámara, sino de los impulsos que cualquier ave de rapiña podría tener sobre tantas cosas brillantes a su alcance.
Ash asintió a Martín y envainó a sus chicas para parecer lo menos amenazador posible. Compuso una sonrisa encandadora y se quedó tras Zevatur. Ahora todo dependía de la labia del chico. Sinceramente no creía que pudieran parar al guardián ellos solos si este les consideraba una amenaza.
El joven Zevatur siguió a Martin mientras avanzaba despacio por las escaleras, buscando metódicamente indicios de trampas Admiro una vez mas su diligencia y cuidado. Su soltura hacia que aquello pareciera fácil, pero sabia que requería de una disciplina que el no era capaz de ejercer.
Al llegar abajo cogió la piedra que posiblemente sería útil para interactuar con el guardián. En ese momento todos se apartaron y él tuvo que dar un paso adelante con dicha piedra en la mano. Canela se posó sobre su hombre izquierdo con una de las alas extendiéndose hacia el otro hombro, cubriéndole la nuca como si de estilosa bufanda se tratase. La presión de las circunstancias se asentó en su garganta y en vez de un amigable y cálido saludo tan solo acertó a soltar un estridente gallo. – Bueiinas... - Carraspeo aclarándose la garganta y repitió su saludo de nuevo. - Buenas guardián. – Dijo de nuevo adelantándose unos pasos. - Hemos venido buscándote, es una alegría encontrarte y ver que aún sigues aquí.
Ash se llevó la mano a la cara negando para sí. ¿Sería este el final de los Fragmentos Extraordinarios? Compartió una mirada cómplice con Hela y se preparó para lo que pudiera venir.
El tabaxi ni siquiera reaccionó ante la presencia de Zevatur. Si era consciente de esta, no daba señales de ello. Seguía meciéondose ligeramente en cuclillas, repitiendo lo mismo una y otra vez.
"No puedo recordarlo... No puedo recordarlo... "
Los sentidos de Ash, agudizados durante años de duras peleas en el las calles y muchos campos de batalla, hasta el punto de que pareciera que poseía un sexto sentido le alertaron. Se le erizó el vello de la nuca y un escalofrío le recorrió la espalda.
No estaban solos.
Su mirada se dirigió instintivamente hacia las escaleras, pero no distinguió sino las sombras que envolvian aquella zona ahora que ellos se habían aproximado hacia el tabaxi. Se le hizo un nudo en el estómago. No habían cerrado ni una sola de las puertas que les habían llevado hasta alli. Ni la trampilla, ni la de la sala del dios de los secretos... ni la del molino.
[Conversando con Kath] Gowther se volvió hacia Kath cuando ella se acercó y le habló en élfico. La mirada del El'tael era triste, y sus pensamientos a menudo se sentían confusos y enturbiados. Pero al oír las palabras de su compañera, un fugaz destello de agradecimiento pasó por sus ojos antes de desvanecerse.
A su alrededor, las columnas parecían moverse, casi como si estuvieran vivas. Y cuando Gowther miró más de cerca, parecía ver pequeñas figuras danzando entre las sombras. "Estoy tan cansado...", pensó, mientras la voz en su cabeza seguía susurrando. "Puedo sentir su aliento en mi nuca. No deberíamos haber muerto... No deberías haber regresado...¿Es esto lo que es el dolor?"-Volvió al decir inocentemente para si mismo cuando aquellos pensamientos oscuros aguijonearon la poca paz mental que le quedaba.
Con un suspiro, Gowther apartó la mirada de las sombras y el tesoro. Sabía que debía centrarse en el trabajo que tenían que hacer, por mucho que sintiera que el mundo estaba torciéndose a su alrededor. Así que ofreció a Kath una ligera sonrisa y asintió a sus palabras, agradecido por la preocupación. Pero en su cabeza, las palabras se desvanecieron como sombras que se alejan en la noche. "No puedo hacerlo solo", pensó. "Pero... ¿Quién puede ayudarme?"
Gowther apretó la empuñadura de Aegnor envainada con fuerza, buscando cierta cordura y estabilidad en su fiel compañera. Se aferró a su presencia empática, sintiendo una conexión con algo que aún parecía tangible en este mundo caótico. "Sólo tengo que proteger a mis compañeros", murmuró otra vez para sí mismo, tratando de ordenar sus pensamientos.
Pero la voz en su cabeza no le dio tregua. "¿Cómo puedes protegerlos si no puedes protegerte a ti mismo? ¿No deberías hacer lo que sea necesario para garantizar su seguridad?" Las dudas y la paranoia seguían agitándose en su mente como una tormenta, y Gowther se preguntó si alguna vez podría encontrar la paz en este mundo que le parecía cada vez más ajeno y hostil. Pero a pesar de todo, también tenía una chispa de esperanza, alimentada por los lazos que estaba forjando con sus compañeros y su deseo de protegerlos.
Mirando a Kath con un asomo de gratitud, Gowther se adentró en la cámara, preparado para enfrentar lo que pudiera venir. Aegnor seguía a su lado, lista para reaccionar ante cualquier amenaza emergente. No sabía lo que le deparaba el futuro, pero sabía que debía seguir adelante, buscando una forma de superar las sombras que se cernían sobre su mente.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Martin, ajeno al momento de tensión de Ash, que estaba situado justo detrás de él, observaba con cierta ansiedad la reacción impasible del antiguo guardián. No parecía que estuviese funcionando una aproximación diplomática y quizás era hora de intervenir.
Recortó el poco espacio que le separaba de Zevatur y su catalépsico interlocutor mientras sacaba la piedra escondida de entre uno de sus bolsillos secretos en su capa de camuflaje, y con precaución y buena voluntad la depositó entre sus manos, con la esperanza de que eso avivara algún recuerdo positivo de su pasado y de su eterna misión... El bastardo semielfo sabía que esta jugada podría salir muy bien o muy mal... así que intentó ajustar las probabilidades a su favor...
- Ella está esperánte, te echa de menos... allí en la casa donde la cuidabas cerca del molino...
El ex-asesino se soprendió a sí mismo sacando también un dibujo doblado que le había pintado hace escasos día su nueva amiga, y que por alguna razón que nunca aceptaría como algo sentimental, aún conservaba. Desdoblándolo con ternura se lo mostró al tabaxi. Simples monigotes cogidos de la mano, parecían dibujados con diversos colores encerados... Parecía algo sencillo a simple vista, pero para los ojos de una niña, lo significaba todo.
El tabaxi mira con ojos perdidos la piedra que, como por arte de magia, aparece entre sus manos y levanta la vista hasta encontrarse con Martin. El semi-elfo no ve absolutamente ningún signo de reconocimiento.
Intercambiando una mirada con Zevatur, y siguiendo un repentino instinto, entrega el papel con el inocente dibujo.
Las manos del tabaxi tiemblan al ver los coloridos trazos y una lágrima se escapa rodando por su mejilla cuando levanta la vista y mira al semi-elfo.
- No... no puedo recordarlo... -esta vez, más que una letanía, parece una súplica, como si esperara que él conociera la respuesta.
Mientras tanto, Ash escucha el inconfundible tintineo de las piezas de una armadura entrechocando entre sí mientras alguien desciende las escaleras. No. Son dos. Su sexto sentido no le ha fallado y, efectivamente, alguien se acerca. Malditas sombras que no le dejan ver quién es. Sea quien sea está a punto de entrar en la sala.
—Alguien enfundado en armadura baja por la escalera —siseó Ash apresuradsmente—. Y hay alguien más entre las sombras a quien no puedo ver bien , allí —cabeceó en la dirección señalada mientras desenfundaba ambas espadas como un acto reflejo—. Fragmentos, en guardia!
Ash cerró filas junto a Hela y activó su broche de protección.
La reacción de Gowther ante las palabras de Ash no se hizo esperar. Desenfundó a Aegnor y sus pies comenzaron a moverse con elegancia. La ancestral hoja élfica comenzó a cantar y a dejar una estela de llamas plateadas cuando el El'tael la movía con firmeza y elegancia. Confiando en sus instintos Gowther movió a Aegnor en un arco ascendente y escuchó el tintineo del metal contra el metal cuando desvió un arma que habían arrojado contra él desde las oscuridad. Por el ángulo diría que estaba cerca de los pies de la estatua de Moradin, pero no podía estar seguro. No dejó de mover su arma y esta vez, con un movimiento horizontal de derecha a izquierda, consiguió desviar otra daga. Gowther estaba preparado esta vez, no como en el templo a Asmodeus, el aviso de Ash había llegado a tiempo. Había captado la cadencia de su invisible enemigo y podría desviar todos sus letales ataques. Se equivocó. El asesino trocó su ritmo y esta vez la daga cogió a Gowther con el brazo extendido hacia arriba, terminando el movimiento que debería haber desviado aquel ataque. Un lacerante dolor le atravesó el brazo, la daga había pinzado el nervio e inmediatamente sintió como la mano se le dormía y Aegnor caía con un sonido metálico al suelo.
Gowther miró hacia el lugar donde habían venido los ataques, pero no logró ver nada.
La maldita daga desapareció, y la herida de Gowther comenzó a sangrar profusamente. Por suerte, al no tener el nervio pinzado, volvió a recuperar el movimiento en la mano, aunque debido a la herida la sentía un poco entumecida.
Kath corrió a su lado y le tendió una poción para para la hemorragia. Pero aunque el guerrero élfico sentía el cálido líquido rojo en su estómago, la herida seguía sangrando.
La conmoción no pasó desapercibida al semi-catatónico Tabaxi, que miró hacia atrás y su rostro comenzó a enfurecerse. Martin sabía que tenía poco tiempo si quería recuperar la mente del guardián de la Cámara.
Gowther sintió un dolor agudo cuando el enemigo lo atacó de nuevo, las dagas que se clavaron en su carne casi lo mataron. Cayó al suelo, con un gemido de dolor, mientras el enemigo hacía que Aegnor saliera volando de sus manos. No pudo evitar establecer similitudes con el pasado...
Las voces de su mente revivieron con un nuevo sentido de desesperación y desesperanza. "¿Cómo puedes ser tan ingenuo?" Pensó. "¿Cómo vas a proteger a tus amigos si ni siquiera puedo protegerme a mí mismo?" Las dudas y subestimación de sí mismo se abrieron camino en su mente, derribando la barrera de la valentía y el coraje. ¿Cómo vas a ser digno de Aegnor?
Aegnor cayó al suelo con un fuerte golpe, aquel sonido seco de la espada generaba una sensación de derrota y angustia que se apoderó de el. La espada legendaria estaba apagada, sin el resplandor mágico que la hacía tan especial. Ahora parecía un objeto común, tirado y abandonado en el suelo. La sangre comenzó a brotar por sus ropajes y agudo pitido ensordeció sus sentidos.
Paralizado por el miedo y el dolor, Gowther no pudo moverse. Sus pensamientos oscuros volvieron a merodear en su mente, haciéndole preguntarse si alguna vez podría superar sus limitaciones y proteger a sus compañeros como se esperaba de él.
Luthien, su compañero, revoloteó afectado y sorprendido, parecía igualmente traumatizado por el ataque, y su cuerpo comenzó a descomponerse de una manera espeluznante. La magia parecía consumirlo, distorsionándolo y deformándolo. Su cuerpo se retorcía mostrando sus vísceras y emitiendo sonidos crepitantes, mientras el aura decadente dejaba el aire espeso y pesado.
El el'tael no podía hacer nada más que mirar su propia impotencia y sentir una carga paralizante. Aegnor seguía en el suelo, con su luz casi extinguida. Y Gowther, incapaz de moverse, se preguntaba si alguna vez podría ser lo suficientemente fuerte para proteger a sus amigos de verdad. Kath a su lado era percibida como algo lejano y hueco, como una ensoñación, ignorada completamente a los ojos del eladrin. En su rostro una mirada inerte, perpleja y desenfocada, una expresión vacía y desconectada de todos y de todo.
Mientras Kath intentaba por todos los medios parar la hemorragia de Gowther, Helayna sintió que la advertencia de Ash llegaba medio segundo tarde.
La pareja de enamorados tan sólo sintió una débil ráfaga de aire donde no debía haber nada. Lo siguiente que sintió Helayna fue un corte en el abdomen. Podía sentir la energía mágica contenida en aquella herida, los oídos le pitaban. Había oído hablar de aquel conjuro, si se movía inmediatamente intentando huir de su atacante la energía mágica estallaría en una onda sónica que haría más grande su herida, pudiendo llegar a matarla. Sin embargo, se sobrepuso al dolor y utilizó su bastón para detener otro golpe, más por puro instinto que porque pudiera ver a su enemigo. Era como si la mismisima oscuridad la estuviera agrediendo.
Ash, ajeno a que los demonios internos que dominaban a Gowther a su espalda eran muy similares a los suyos, sintió un corte en el gemelo derecho. No podía ver a su enemigo, no podía defender a Hela. La iba a perder, les iba a perder a todos. Sintió como su boca se secaba y las palmas de las manos le sudaban. Su momentáneo estupor dió a su invisible atacante la oportunidad de golpearle con fuerza en la cabeza. Pero el veterano guerrero se sacudió como un perro mojado y apretó los dientes. Si a esto era a lo que quería jugar... jugaría.
Morko aún no daba crédito a lo que veían sus ojos, un elfo abriendo las cámaras de los dioses enanos como si fuese lo más habitual, el mayor tesoro que sus ojos habían visto y la pobre criatura que suponían que guardaba la piedra, ensimismado en sus pensamientos tardo en reaccionar cuando Ash dio la alerta y para su asombro sus compañeros volvían a caer:- Como os atrevéis a mancillar estos sagrados salones con vuestras acciones, si pensáis que la invisibilidad os salvará estáis equivocados- grito en voz alta, mientras las runas de Kheluzburk se iluminaba mientras buscaban a su próxima presa.
Sabiendo que estando quieto sería presa fácil y que su conjuro tenia un alcance limitado, Morko se movió hacia la columna mas cercana al acceso de la cámara.
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Gowther asintió al escuchar las palabras de Martin, susurrando para sí mismo que quizás él tenía razón. No se podía confiar en lo que veían, todo podía ser una trampa o una ilusión. Pero lo que más le impactó fue la idea de que el tabaxi fuera el guardián anterior de la cámara real.
-"Si es el guardián, entonces lo mejor que puede pasar es que siga siéndolo"-, dijo Gowther con firmeza. "-Tal vez pueda ayudarnos con los fragmentos y así combatir el mal mayor que se avecina. Pero debemos tener cuidado, no sabemos en lo que nos podemos estar metiendo".-
Gowther tomó aire y continuó: -"Pero, si el tabaxi es el guardián y la piedra guía puede devolverle la memoria, entonces podríamos contar con un compañero en esta lucha. No podemos enfrentarnos a esto solos y si la piedra puede ayudarnos a ganar un aliado, entonces valdría la pena intentarlo".-
El eladrin miró a Martin y luego a los demás, esperando sus respuestas y opiniones sobre la idea de ofrecer la piedra guía al tabaxi. Sabía que no era una decisión fácil, pero las circunstancias los obligaban a actuar con rapidez y determinación.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Quizá si hubiera usado su sombrero para parecer enano hubiera podido engañar a los Dioses y abrir por tanto las puertas. Pero menos mal que ya tenían un enano y no hacía falta ofender a ningún dios. Conjuró unas luces para que los humanos pudieran disfrutar de la magnitud de la construcción enana y observó la magnifica metalurgia que había tras aquellas bellas armaduras. Ojalá hubiera de su talla.. pero mejor así y no profanar nada.
-¿Cuánto lleva así esa pobre criatura? Es posible que desde ese estado su reacción sea agresiva.. -añadió al debate abierto- deberíamos ir con el mayor tacto posible y ojalá esa piedra actúe a nuestro favor. -Hay dracónidos caminando a sus anchas por la ciudad sin que esta supuesta arma actúe.. debemos restituírla y proteger esa fortuna de las garras de tanto enemigo con los que nos hemos cruzado.
Zevatur asintió a sus compañeros. – Creo que restaurar la memoria al guardan es la mejor opción, veremos su reacción. – Después se dirigió hacia Gowther, sus palabras fueron más suaves que de costumbre, preocupado con el elfo no quería llevarle la contraria o frustrarle. - Me prepararía, pero tardaremos en llegar a bajo y mis conjuros no durarán tanto.
Dicho lo cual se dispuso a avanzar hacia la cámara. - Creo que esta vez es mejor que yo y canela vayamos delante, quizás nuestra naturaleza le reconforte. Es posible que gracias a ello podamos tener oportunidad a un dialogo.... Por otro lado... Martin, quizás sea bueno que tu te adelantes y vayas buscando trampas en las escaleras. – Dijo deteniéndose justo antes del primer escalón.
Zevatur, Rolthos
—Estoy muy de acuerdo con lo que planteas Zevatur —palmeó al muchacho en el hombro—. Te sigo de cerca, solo por si la cosa se tuerce. Correremos el riesgo, Guilbert —sonrió al bardo y a Gowther—. Hablar con el guardián, si es que lo es, es nuestra mejor opción. Te preocupas demasiado Martin. Por cierto ¿tienes algo de la niña que podamos darle? Quizá eso abra alguna puerta en su cabeza —preguntó mientras seguía a Zevatur.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
- ¿La niña? quizás pueda hacer una imagen ilusoria de su cara... ¡Es una buena idea! - Dijo sonriendo a Ash. Su sonrisa era un tanto confusa ya que en ese momento estaba boca abajo y la curvatura era la opuesta a la natural.
Zevatur, Rolthos
Martin asintió ante las propuestas que se fueron sucediendo y no pudo evitar mostrar una sonrisa, esa mueca a la que su rostro no estaba acostumbrado pareció hasta dolerle, pero era un gesto sincero. Parecía que todo el grupo trabajaba en sintonía con todos navegando en la misma dirección, y eso en cierto modo le reconfortaba y le traía cierta paz, aunque la preocupación de que el Guardián, en su estado actual de enajenación mental pudiese ser agresivo, pesaba sobre sus hombros.
Sin demorar más la partida, se dirigió a las escaleras y se detuvo para analizar posibles trampas o alarmas... antes de deslizarse en las sombras descendiendo al interior de la cámara llena de riquezas.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Con cautela, siguiendo los medidos pasos de Martin, los Fragmentos fueron descendiendo las simétricas escaleras talladas por los hábiles enanos.
Mientras descendía Kath se acercó a Gowther y, en el idioma élfico pero con marcado acento, le dijo en voz queda.
- Gowther, creo que entiendo cómo te sientes. Cuando yo fui... asaltada, me sentía tremendamente culpable por no haber sido capaz de proteger a mi familia. Yo... vi cómo los asesinaban mientras me forzaban... casi no recuerdo lo que ocurría con mi cuerpo, sólo podía pensar en que les había fallado... que tenía que haberles protegido... - parpadea, alejando las lágrimas que comenzaban a asomar a sus ojos - Pero no debes dejar que la culpa te domine. Algo que he aprendido con vosotros es que nadie puede hacer todo solo. No es que tu deber sea protegernos, es que nuestro deber es, también, protegerte a ti. Debemos cuidarnos los unos a los otros. - duda un momento pero al final le pone una mano en el antebrazo - No estas sólo Gowther. Estamos contigo y no dejaremos que nos vuelvan a pillar así de desprevenidos - Apretó un poco la mano para infundirle ánimo al El'tael.
Martin llegó al final de las escaleras. Un ente que sólo él podía ver le susurraba que no tenía sentido que los enanos hubieran puesto trampas en un lugar donde iban a rendir culto a sus dioses, que estaba perdiendo el tiempo, pero otro le recordaba que no debía descuidarse jamás.
Finalmente entraron en la cámara descrita por Gowther. Los altos techos se perdían en la oscuridad y no eran capaces de ver las paredes que la delimitaban. Las enormes columnas, talladas como poderosos enanos, parecían observarles con miradas torvas mientras avanzaban hacia el lugar donde, aún meciéndose y susurrando para si, se encontraba el desnutrido tabaxi. No parecía haberse percatado de la presencia del grupo.
El enorme tesoro refulgía a la luz de las luces sagradas de Moradin en una inmensa pila a su izquierda.
PbP Character: A few ;)
Una vez abajo, Martin volvió a mirar a su alrededor, de nuevo la avaricia le llamaba, toda una vida resuelta si acaparaba lo suficiente, no más sufrimiento, miserias o asesinatos. Pero en el fondo sabía, que de nada servía tener la vida resuelta y poseer todo el oro de los Reinos, si luego tenía que vivir en un mundo devastado bajo un manto de cenizas, que era lo que el Culto pretendía provocar como poco si conseguía su objetivo.
- No toquéis ni toméis nada por muy atractivo que parezca, puede ser como dijimos, una ilusión, o estar atado a trampas, ... o ambas cosas al mismo tiempo. Todo llegará cuando liberemos al Guardián de su enajenación... si es que eso es posible...
Apartándose a un lado, dejó dirigir la marcha a Zavatur y a Canela, mientras, con un silencioso gesto llamaba a Seeker, para que éste se quedara posado sobre su hombro y estuviera más a salvo, no sólo de los peligros de la cámara, sino de los impulsos que cualquier ave de rapiña podría tener sobre tantas cosas brillantes a su alcance.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Ash asintió a Martín y envainó a sus chicas para parecer lo menos amenazador posible. Compuso una sonrisa encandadora y se quedó tras Zevatur. Ahora todo dependía de la labia del chico. Sinceramente no creía que pudieran parar al guardián ellos solos si este les consideraba una amenaza.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El joven Zevatur siguió a Martin mientras avanzaba despacio por las escaleras, buscando metódicamente indicios de trampas Admiro una vez mas su diligencia y cuidado. Su soltura hacia que aquello pareciera fácil, pero sabia que requería de una disciplina que el no era capaz de ejercer.
Al llegar abajo cogió la piedra que posiblemente sería útil para interactuar con el guardián. En ese momento todos se apartaron y él tuvo que dar un paso adelante con dicha piedra en la mano. Canela se posó sobre su hombre izquierdo con una de las alas extendiéndose hacia el otro hombro, cubriéndole la nuca como si de estilosa bufanda se tratase. La presión de las circunstancias se asentó en su garganta y en vez de un amigable y cálido saludo tan solo acertó a soltar un estridente gallo. – Bueiinas... - Carraspeo aclarándose la garganta y repitió su saludo de nuevo. - Buenas guardián. – Dijo de nuevo adelantándose unos pasos. - Hemos venido buscándote, es una alegría encontrarte y ver que aún sigues aquí.
Zevatur, Rolthos
Ash se llevó la mano a la cara negando para sí. ¿Sería este el final de los Fragmentos Extraordinarios? Compartió una mirada cómplice con Hela y se preparó para lo que pudiera venir.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El tabaxi ni siquiera reaccionó ante la presencia de Zevatur. Si era consciente de esta, no daba señales de ello. Seguía meciéondose ligeramente en cuclillas, repitiendo lo mismo una y otra vez.
"No puedo recordarlo... No puedo recordarlo... "
Los sentidos de Ash, agudizados durante años de duras peleas en el las calles y muchos campos de batalla, hasta el punto de que pareciera que poseía un sexto sentido le alertaron. Se le erizó el vello de la nuca y un escalofrío le recorrió la espalda.
No estaban solos.
Su mirada se dirigió instintivamente hacia las escaleras, pero no distinguió sino las sombras que envolvian aquella zona ahora que ellos se habían aproximado hacia el tabaxi. Se le hizo un nudo en el estómago. No habían cerrado ni una sola de las puertas que les habían llevado hasta alli. Ni la trampilla, ni la de la sala del dios de los secretos... ni la del molino.
PbP Character: A few ;)
[Conversando con Kath]
Gowther se volvió hacia Kath cuando ella se acercó y le habló en élfico. La mirada del El'tael era triste, y sus pensamientos a menudo se sentían confusos y enturbiados. Pero al oír las palabras de su compañera, un fugaz destello de agradecimiento pasó por sus ojos antes de desvanecerse.
A su alrededor, las columnas parecían moverse, casi como si estuvieran vivas. Y cuando Gowther miró más de cerca, parecía ver pequeñas figuras danzando entre las sombras. "Estoy tan cansado...", pensó, mientras la voz en su cabeza seguía susurrando. "Puedo sentir su aliento en mi nuca. No deberíamos haber muerto... No deberías haber regresado... ¿Es esto lo que es el dolor?"-Volvió al decir inocentemente para si mismo cuando aquellos pensamientos oscuros aguijonearon la poca paz mental que le quedaba.
Con un suspiro, Gowther apartó la mirada de las sombras y el tesoro. Sabía que debía centrarse en el trabajo que tenían que hacer, por mucho que sintiera que el mundo estaba torciéndose a su alrededor. Así que ofreció a Kath una ligera sonrisa y asintió a sus palabras, agradecido por la preocupación. Pero en su cabeza, las palabras se desvanecieron como sombras que se alejan en la noche. "No puedo hacerlo solo", pensó. "Pero... ¿Quién puede ayudarme?"
Gowther apretó la empuñadura de Aegnor envainada con fuerza, buscando cierta cordura y estabilidad en su fiel compañera. Se aferró a su presencia empática, sintiendo una conexión con algo que aún parecía tangible en este mundo caótico. "Sólo tengo que proteger a mis compañeros", murmuró otra vez para sí mismo, tratando de ordenar sus pensamientos.
Pero la voz en su cabeza no le dio tregua. "¿Cómo puedes protegerlos si no puedes protegerte a ti mismo? ¿No deberías hacer lo que sea necesario para garantizar su seguridad?" Las dudas y la paranoia seguían agitándose en su mente como una tormenta, y Gowther se preguntó si alguna vez podría encontrar la paz en este mundo que le parecía cada vez más ajeno y hostil. Pero a pesar de todo, también tenía una chispa de esperanza, alimentada por los lazos que estaba forjando con sus compañeros y su deseo de protegerlos.
Mirando a Kath con un asomo de gratitud, Gowther se adentró en la cámara, preparado para enfrentar lo que pudiera venir. Aegnor seguía a su lado, lista para reaccionar ante cualquier amenaza emergente. No sabía lo que le deparaba el futuro, pero sabía que debía seguir adelante, buscando una forma de superar las sombras que se cernían sobre su mente.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Martin, ajeno al momento de tensión de Ash, que estaba situado justo detrás de él, observaba con cierta ansiedad la reacción impasible del antiguo guardián. No parecía que estuviese funcionando una aproximación diplomática y quizás era hora de intervenir.
Recortó el poco espacio que le separaba de Zevatur y su catalépsico interlocutor mientras sacaba la piedra escondida de entre uno de sus bolsillos secretos en su capa de camuflaje, y con precaución y buena voluntad la depositó entre sus manos, con la esperanza de que eso avivara algún recuerdo positivo de su pasado y de su eterna misión... El bastardo semielfo sabía que esta jugada podría salir muy bien o muy mal... así que intentó ajustar las probabilidades a su favor...
- Ella está esperánte, te echa de menos... allí en la casa donde la cuidabas cerca del molino...
El ex-asesino se soprendió a sí mismo sacando también un dibujo doblado que le había pintado hace escasos día su nueva amiga, y que por alguna razón que nunca aceptaría como algo sentimental, aún conservaba. Desdoblándolo con ternura se lo mostró al tabaxi. Simples monigotes cogidos de la mano, parecían dibujados con diversos colores encerados... Parecía algo sencillo a simple vista, pero para los ojos de una niña, lo significaba todo.
- Debes recordarla...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
El tabaxi mira con ojos perdidos la piedra que, como por arte de magia, aparece entre sus manos y levanta la vista hasta encontrarse con Martin. El semi-elfo no ve absolutamente ningún signo de reconocimiento.
Intercambiando una mirada con Zevatur, y siguiendo un repentino instinto, entrega el papel con el inocente dibujo.
Las manos del tabaxi tiemblan al ver los coloridos trazos y una lágrima se escapa rodando por su mejilla cuando levanta la vista y mira al semi-elfo.
- No... no puedo recordarlo... - esta vez, más que una letanía, parece una súplica, como si esperara que él conociera la respuesta.
Mientras tanto, Ash escucha el inconfundible tintineo de las piezas de una armadura entrechocando entre sí mientras alguien desciende las escaleras. No. Son dos. Su sexto sentido no le ha fallado y, efectivamente, alguien se acerca. Malditas sombras que no le dejan ver quién es. Sea quien sea está a punto de entrar en la sala.
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—Alguien enfundado en armadura baja por la escalera —siseó Ash apresuradsmente—. Y hay alguien más entre las sombras a quien no puedo ver bien , allí —cabeceó en la dirección señalada mientras desenfundaba ambas espadas como un acto reflejo—. Fragmentos, en guardia!
Ash cerró filas junto a Hela y activó su broche de protección.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La reacción de Gowther ante las palabras de Ash no se hizo esperar. Desenfundó a Aegnor y sus pies comenzaron a moverse con elegancia. La ancestral hoja élfica comenzó a cantar y a dejar una estela de llamas plateadas cuando el El'tael la movía con firmeza y elegancia. Confiando en sus instintos Gowther movió a Aegnor en un arco ascendente y escuchó el tintineo del metal contra el metal cuando desvió un arma que habían arrojado contra él desde las oscuridad. Por el ángulo diría que estaba cerca de los pies de la estatua de Moradin, pero no podía estar seguro. No dejó de mover su arma y esta vez, con un movimiento horizontal de derecha a izquierda, consiguió desviar otra daga. Gowther estaba preparado esta vez, no como en el templo a Asmodeus, el aviso de Ash había llegado a tiempo. Había captado la cadencia de su invisible enemigo y podría desviar todos sus letales ataques. Se equivocó. El asesino trocó su ritmo y esta vez la daga cogió a Gowther con el brazo extendido hacia arriba, terminando el movimiento que debería haber desviado aquel ataque. Un lacerante dolor le atravesó el brazo, la daga había pinzado el nervio e inmediatamente sintió como la mano se le dormía y Aegnor caía con un sonido metálico al suelo.
Gowther miró hacia el lugar donde habían venido los ataques, pero no logró ver nada.
La maldita daga desapareció, y la herida de Gowther comenzó a sangrar profusamente. Por suerte, al no tener el nervio pinzado, volvió a recuperar el movimiento en la mano, aunque debido a la herida la sentía un poco entumecida.
Kath corrió a su lado y le tendió una poción para para la hemorragia. Pero aunque el guerrero élfico sentía el cálido líquido rojo en su estómago, la herida seguía sangrando.
La conmoción no pasó desapercibida al semi-catatónico Tabaxi, que miró hacia atrás y su rostro comenzó a enfurecerse. Martin sabía que tenía poco tiempo si quería recuperar la mente del guardián de la Cámara.
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Gowther sintió un dolor agudo cuando el enemigo lo atacó de nuevo, las dagas que se clavaron en su carne casi lo mataron. Cayó al suelo, con un gemido de dolor, mientras el enemigo hacía que Aegnor saliera volando de sus manos. No pudo evitar establecer similitudes con el pasado...
Las voces de su mente revivieron con un nuevo sentido de desesperación y desesperanza. "¿Cómo puedes ser tan ingenuo?" Pensó. "¿Cómo vas a proteger a tus amigos si ni siquiera puedo protegerme a mí mismo?" Las dudas y subestimación de sí mismo se abrieron camino en su mente, derribando la barrera de la valentía y el coraje. ¿Cómo vas a ser digno de Aegnor?
Aegnor cayó al suelo con un fuerte golpe, aquel sonido seco de la espada generaba una sensación de derrota y angustia que se apoderó de el. La espada legendaria estaba apagada, sin el resplandor mágico que la hacía tan especial. Ahora parecía un objeto común, tirado y abandonado en el suelo. La sangre comenzó a brotar por sus ropajes y agudo pitido ensordeció sus sentidos.
Paralizado por el miedo y el dolor, Gowther no pudo moverse. Sus pensamientos oscuros volvieron a merodear en su mente, haciéndole preguntarse si alguna vez podría superar sus limitaciones y proteger a sus compañeros como se esperaba de él.
Luthien, su compañero, revoloteó afectado y sorprendido, parecía igualmente traumatizado por el ataque, y su cuerpo comenzó a descomponerse de una manera espeluznante. La magia parecía consumirlo, distorsionándolo y deformándolo. Su cuerpo se retorcía mostrando sus vísceras y emitiendo sonidos crepitantes, mientras el aura decadente dejaba el aire espeso y pesado.
El el'tael no podía hacer nada más que mirar su propia impotencia y sentir una carga paralizante. Aegnor seguía en el suelo, con su luz casi extinguida. Y Gowther, incapaz de moverse, se preguntaba si alguna vez podría ser lo suficientemente fuerte para proteger a sus amigos de verdad. Kath a su lado era percibida como algo lejano y hueco, como una ensoñación, ignorada completamente a los ojos del eladrin. En su rostro una mirada inerte, perpleja y desenfocada, una expresión vacía y desconectada de todos y de todo.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Mientras Kath intentaba por todos los medios parar la hemorragia de Gowther, Helayna sintió que la advertencia de Ash llegaba medio segundo tarde.
La pareja de enamorados tan sólo sintió una débil ráfaga de aire donde no debía haber nada. Lo siguiente que sintió Helayna fue un corte en el abdomen. Podía sentir la energía mágica contenida en aquella herida, los oídos le pitaban. Había oído hablar de aquel conjuro, si se movía inmediatamente intentando huir de su atacante la energía mágica estallaría en una onda sónica que haría más grande su herida, pudiendo llegar a matarla. Sin embargo, se sobrepuso al dolor y utilizó su bastón para detener otro golpe, más por puro instinto que porque pudiera ver a su enemigo. Era como si la mismisima oscuridad la estuviera agrediendo.
Ash, ajeno a que los demonios internos que dominaban a Gowther a su espalda eran muy similares a los suyos, sintió un corte en el gemelo derecho. No podía ver a su enemigo, no podía defender a Hela. La iba a perder, les iba a perder a todos. Sintió como su boca se secaba y las palmas de las manos le sudaban. Su momentáneo estupor dió a su invisible atacante la oportunidad de golpearle con fuerza en la cabeza. Pero el veterano guerrero se sacudió como un perro mojado y apretó los dientes. Si a esto era a lo que quería jugar... jugaría.
Sólo tenía que encontrarlo.
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Morko aún no daba crédito a lo que veían sus ojos, un elfo abriendo las cámaras de los dioses enanos como si fuese lo más habitual, el mayor tesoro que sus ojos habían visto y la pobre criatura que suponían que guardaba la piedra, ensimismado en sus pensamientos tardo en reaccionar cuando Ash dio la alerta y para su asombro sus compañeros volvían a caer:- Como os atrevéis a mancillar estos sagrados salones con vuestras acciones, si pensáis que la invisibilidad os salvará estáis equivocados- grito en voz alta, mientras las runas de Kheluzburk se iluminaba mientras buscaban a su próxima presa.
Sabiendo que estando quieto sería presa fácil y que su conjuro tenia un alcance limitado, Morko se movió hacia la columna mas cercana al acceso de la cámara.