Zevatur escuchó el intercambio de palabras entre los dos hombres con una mezcla de curiosidad y empatía. El tono preocupado del hijo no le pasó desapercibido. "En cada decisión que tomas, decides quién eres", murmuró para sí mismo, reafirmando su nuevo mantra personal.
Sin ni siquiera intercambiar una mirada con sus compañeros, dio un paso al frente y levantó una mano en un gesto amistoso. Su voz, aunque firme, transmitía una calma que buscaba tranquilizar a los recién llegados. - Disculpad, bienhallados - dijo con tono cordial y sereno. - No he podido evitar escuchar vuestras palabras. - Una advertencia mental de Canela, que permanecía oculto en la distancia, lo detuvo antes de que se presentase; cuantas menos pistas dejaran en su viaje, mejor. - Quizás, si necesitáis ayuda, tal vez mis compañeros y yo podamos asistiros con aquello que os preocupa.
Las palabras de Zevatur se encuentran con una mezcla de cuchicheos y manotazos entre los dos hombres, con el joven intentando contestar y el mayor intentando impedirselo.
- Bien... ay... bienhallados - contesta finalmente el más joven de los dos zafándose de su padre mientras este rezonga frustrado. - Es cierto que la aldea pasa por dificultades, serias dificultades mi señor... -
- Y ya tenemos bastantes, y no tenemos oro o magia u objetos brillantes... sentimos molestarles. Que tengan un buen viaje - interrumpe el padre intentado tirar de su hijo hacia el edificio tras ellos. - Discúlpenos pero... nos están esperando... si, eso, nos esperan y no queremos retrasarles a ustedes... -
Morko observó aquella situación y comentó a sus compañeros:- Si nos vamos a detener en casa aldea que veamos a solucionar sus problemas, no llegaremos nunca a nuestro destino, simplemente que lo tengáis en cuenta, más aún si parte de la gente no quiere nuestra ayuda. Voto por encontrar la posada pernoctar y seguir nuestro viaje- tras lo cual espero en silencio a que el grupo decidiera si perder un tiempo valioso en aquella aldeucha perdida en el culo del mundo o si pernoctaban y seguían su camino.
—Tienes razón socio pero aquí pasa algo raro y tengo curiosidad —susurró al enano—. Quién sabe si tiene algo que ver con los planes del Culto. Sabemos muy poco de ellos o del norte. Hay que investigar un poco antes de decidir.
Se adelantó hasta estar a la altura de Zeb y descerrajó a quemarropa una de sus sonrisas perladas a padre e hijo.
—No quieren nuestra ayuda Zeb. No pasa nada, seguramente pueden apañárselas —disculpó a la pareja con una sonrisa conciliadora mientras palmeaba el hombro de su compañero sacando a pasear sus biceps esculpidos en marmol—. Pero quizás podáis ayudarnos a nosotros, indicarnos una posada para pasar la noche ahí abajo y un capitán dispuesto a llevarnos por la mañana. Estamos hartos de caminar —sonrió de nuevo y señaló discretamente a Morko con el pulgar sin que él pudiera verlo.
La cara de los hombres, padre e hijo, no puede ser más distinta cuando Ash comenta que seguro que ellos pueden apañarse. El hijo casi parece suplicar ayuda mientas que el padre parece más bien resignado.
- No hay posadas en esta aldea - dice el hombre mayor - pero quizá Rose tenga sitio en el establo - dice señalando con el dedo pulgar el destartalado edificio al que se dirigían y que los compañeros vieron desde el camino. - Si nos disculpan... - dice el hombre llevándose a su hijo a empellones hacia la seca taberna.
Zevatur miró a Morko con preocupación en sus ojos.
- No puedo dejarlos así, abandonados a su suerte...
Tras las palabras de Ash, el joven asintió, mostrando su determinación. - Al menos debemos saber cuál es el problema que enfrentan. Si podemos resolverlo rápidamente en una noche, perfecto. Si nos retrasa, siempre podemos enviar ayuda desde Waterdeep.
Martin acariciaba distraídamente a Seeker, que estaba lánguidamente posado sobre su hombro, mientras éste observaba a las dos figuras con la curiosidad digna de un ave que portaba cierta inteligencia. Esperando a que padre e hijo desaparecieran de la vista, el bastardo murmuró a los demás algunas palabras, asintiendo con la cabeza ante la idea de pernoctar en aquel remoto lugar... o quizás no tan remoto puesto que el camino principal se encontraba a cierta distancia cercana.
- Bajemos al poblado, quizás allí abajo encontremos a alguien más... "sociable" y "abierto", que quiera compartir algo de información a cambio de un buen trago -El fantasma pálido en el que se había convertido Martin, miró los pequeños barriles de licor que siempre llevaba consigo Morko mientras exponía su idea, acompañándola de una sincera sonrisa - O quizás la misma Rose nos explique algo más. Estar alerta, es obvio que algo turbio se cuece en los alrededores.
Sin más preámbulos y no sin antes dirigirle una mirada de soslayo a Helayna y a Cegorach, intentando entender su reciente quietud, que respetaba profundamente, el semielfo comenzó a caminar en dirección a las escarpadas escaleras que descendían por el acantilado hasta el poblado.
Ash detuvo a Martin antes de que empezara a descender.
—Los establos de Rose son esos, socio —señaló a la destartalada torre por cuya puerta habían entrado padre e hijo—. Hela, a ver si puedes enterarte de la conversación de esos tres mientras esperamos a que nos atiendan —pidió a la elfa—. Andando, a ver si pescamos algo de lo que pasa —palmeó amistosamente a Marin y le sonrió mientras una ráfaga de brisa marina revolaba sus atavíos.
El guerrero se acomodó la capa sobre los hombros y se dirigió siguió los pasos de la extraña pareja dentro de la torre.
El grupo sigue a los hombres al interior de lo que parece ser la taberna de la aldea.
Tras subir los desiguales escalones que llevan a la puerta y cruzar el umbral Ash debe reconocer que ha estado en antros mejores, y muy pocos con peor aspecto.
Las escasas mesas están medio podridas y el centro de la sala está presidido por un gran tablero con taburetes a cada lado que los escasos parroquianos comparten. Apenas hay un par de mesas redondas algo más pequeñas en la sala, una cerca de la chimenea que está al otro lado de la sala común, justo frente a la puerta, y otra cerca de una ventana que tiene uno de los cristales rotos. El hogar está apenas con unos rescoldos bajo unos leños negros y húmedos que no van a prender jamás. Hay una puerta entornada a la izquierda, que se mueve chirriando por el viento y después una barra baja y que ha visto mejores dias. Tras ella una mujer entrada en años, oronda y vestida con un delantal lleno de grasa les mira disgustada. Los dos hombres que se han cruzado están cerca y al parecer el padre está dando su opinión sobre ellos a la mujer, que parece compartirla. Sin que los Fragmentos hayan llegado a entrar todos la mujer, dejando ver una dentadura descuidad por la mala alimentación y la falta de higiene les espeta.
- No tenemos habitaciones esto es sólo una taberna. ¿Qué queréis? ¿A qué habéis venido? -
A Ash le cuesta desviar su atención de una gran verruga de la que salen tres largos pelos negros que la mujer tiene al final de su ceja izquierda. Incluso a esa distancia le resulta llamativa.
Martin, entrenado en evaluar cualquier sala y buscar amenazas y posibles rutas de fuga alternativas, examina a los otros dos únicos ocupantes de la taberna, que están sentados en una esquina de la gran mesa central. Dos hombres que podrían ser jóvenes pero que el mar, el viento y las penurias les han hecho envejecer, les miran sosteniendo unas aguadas cervezas. Uno de ellos, el de la derecha, es pelirrojo y aunque su compañero peina bastantes canas y su pelo es más gris que negro, él mantiene una fogosa melena ondulada que le llega a los hombros.
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Zevatur entró en la taberna y su primera impresión fue que aquella gente estaba sufriendo. Ocultó su mirada de compasión que duró una fracción de segundo y, con la seguridad que había adquirido recientemente, dijo:
- ¡Lo siento, lo siento! Ya sé que mi cara no es precisamente un adorno tranquilizador, pero no estoy aquí para arruinarles la noche. - Inclinando su cuerpo levemente para poder atisvar a los parroquianos en el interior y señalando a las cervezas, concluyó. - En nuestra última misión en una especie de alcantarillas, obtuvimos algunas monedas corroídas de cobre y un regusto a agua estancada. Quizás podríamos gastar las monedas para aclarar el regusto...
En ese momento Canela bufó indignado y transmitió mentalmente su queja a Zevatur "¿Alcantarillas? ¡Si fue una batalla épica!" Zevatur reacciono con un gesto algo condescendiente hacia Canela, quien volvió a bufar con resignación.
Por si es necesario tiro persuasion para mejorar su actitud con nosotros: persuasion: 11
Tras unos segundos de duda la mujer emite una mezcla entre bufido y gruñido y les señala una mesa mientras empieza a sacar unas cuantas jarras para servirles la cerveza.
No oculta su malestar, al tener que ir al interior de lo que debe ser la cocina a buscar algún vaso más debido el número de los componentes de los Fragmentos.
El taburete en el que se sienta Morko cruje de manera peligrosa bajo el peso del enano, amenazando con dar con sus regias posaderas en el suelo.
Tras un par de minutos de incómodo silencio entre los aventureros y los parroquianos al final les sirven una cerveza aguada y de color grisáceo en unas jarras de dudosa higiene.
- Son cinco cobres - dice entre dientes mientras les va dejando las bebidas encima de la mesa.
—Ah, muchas gracias, Rose ¿verdad? —dijo con desparpajo guiñándola un ojo pagando las cervezas—. No molestaremos. Solo somos viajeros cansados. Gracias —Levantó la jarra en su dirección y dio un trago.
Había bebido en sitios peores y la verdad es que de verdad le apetecía descansar un poco. Allí se cocía algo y su espíritu aventurero la impelía a averiguar qué.
—Dama Rose, ¿hay alguien en pueblo que nos pueda alojar esta noche? —preguntó de pasada haciendo incapié en lo de dama—. Y quizá mañana comprar un pasaje al norte.
El gesto de Rose, antes incluso de quer conteste, deja claro que no hay nadie que pueda alojarles, sin embargo su rostro pasa de la desconfianza y el desprecio a la lividez cuando Ash menciona lo del pasaje.
- No...- parece buscar las palabras - ...nadie navega ahora. Será mejor que sigáis vuestro camino al norte y acampeis en el bosque.. -
Ash se encogió de hombros. Estaba claro que no vivian de los viajeros o del comercio por tierra y que tenían miedo de hacerse a la mar. Por alguna razón, que no acababa de comprender, su magnetismo natural no hacia mella en la tabernera. Quizá fuera que aquella verruga pilosa horrible era parte de algún encantamiento. Dio otro trago a la cerveza y esperó a que Zeb preguntará porqué diablos en una aldea claramente pesquera no se atrevían a navegar.
Zevatur observó con atención la reacción de la tabernera ante la mención de la navegación. La repentina palidez en su rostro no le pasó desapercibida. Dio un trago a su cerveza aguada y, sin meditar mucho sus palabras, preguntó con candidez:
- No recuerdo haber oído de un puerto pesquero que se niegue a navegar. ¿Acaso hay algo en el agua que desconozcamos?- Sin dejar que sus palabras se asentaran, continuó, sin dar tiempo a que le respondiera. - Puede que necesitemos ese pasaje al norte, pero no somos ni héroes ni villanos, solo viajeros, y pagaremos por la información.
Dicho esto, se recostó un poco en su asiento, sacó una moneda de oro y miró a su alrededor, observando a su alrededor mientras esperaba alguna respuesta.
- Tiene razón - explota el hombre joven que ya les habló antes poniéndose en pie - nadie de este pueblo se atreve ya a faenar y es por culpa de las sirenas!! -
Su padre, que ha vuelto a intentar callarlo tirando de la manga pero al ver el oro de Zevatur encima de la mesa ceja en sus intentos. Gowther no ve codicia en sus ancianos ojos, si no resignación mezclada con algo de sorpresa. El hombre ha llegado a la conclusión de que si estos viajeros tienen oro quizá no vayan detrás de sus parcas posesiones.
El silencio que ha seguido a las palabras del hombre sólo se ve interrumpido por el lento gotear del agua por una gotera en el techo cayendo en un cuenco en alguna parte de la sala común de la taberna.
- Todo empezó hace unos meses - decide continuar el hombre tragando saliva ya que nadie parece haberle tomado por loco ni degollado para hacerlo callar - Al principio fue un pescador, luego otro... de vez en cuando se escuchaban voces al cambiar la marea, cerca del alba... pero después fue a más.. al llegar la madrugada podías escuchar sus cánticos más allá de los acantilados y siempre había una o dos barcas que volvían vacías con la marea. Ahora ya nadie sale a faenar y poco a poco nos morimos de hambre. La pesca es nuestra fuente de comida y de ingresos principal... se lo ruego nobles señores... ayúdennos -
Ash enarcó una ceja y sonrió encantadoramente. Maldita sea, qué guapo estaba cuando hacía eso.
—No se hable más. ¿Trato hecho? Os libramos de esas damas gritonas y a cambio nos lleváis la norte. Estoy harto de caminar —dijo el guerrero con el aplomo que Tymora concede a los inconscientes y a aquellos incapaces de besarse el interior del codo por el volumen de sus bíceps—. ¿Alguno de vosotros sabe algo de sirenas? —preguntó a sus compañeros.
El semblante de Zevatur, que hasta entonces había sido conciliador, se transformó en una expresión de genuina preocupación. Segun entendia los cantos de sirena no eran algo que tomara a la ligera, y el simple pensamiento de enfrentarse a ellos lo llenaba de inquietud. Sabía muy bien que la manipulación mental era una de sus debilidades más fuertes.
Se reclinó ligeramente hacia adelante, sus dedos jugueteando distraídamente con el borde de la copa mientras meditaba. Entonces, Ash, con su habitual despreocupación, se ofreció a ayudar a los aldeanos.
- Esto es más grave de lo que parece, Ash - Dijo Zevatur, su voz cargada de seriedad. - Según las leyendas, sus cantos son trampas mortales, diseñadas para seducir, confundir y destruir a cualquiera que los escuche. - Y yo... No soy especialmente fuerte ante tales amenazas.
El hombre que les ha contado los problemas de la aldea está a punto de contestar a Ash y aceptar su ayuda, ante el estoico silencio de su anciano padre y de Rose, pero se detiene ante las palabras de Zevatur. Su preocupación es evidente en su cara. Si estos fuertes y poderosos aventureros no les ayudan están condenados.
El Culto siempre se les había adelantado una y otra vez desde que dejaron las ciudades volantes de los gigantes. Quizá fueran más difíciles de seguir en un barco pesquero solitario
—Bueno, ya se nos ocurrirá algo, ¿eh? Como siempre —palmeó despreocupadamente a Zevatur en el hombro—. Buscaremos unos buenos tapones para los oídos, por ejemplo. ¿Quizá algo de cera o sebo de ballena? —preguntó a Rose mientras enarcaba las cejas—. ¿Hay alguien que nos pueda llevar al amanecer hasta las rocas desde donde provienen esos cánticos hechizados?
Zevatur escuchó el intercambio de palabras entre los dos hombres con una mezcla de curiosidad y empatía. El tono preocupado del hijo no le pasó desapercibido. "En cada decisión que tomas, decides quién eres", murmuró para sí mismo, reafirmando su nuevo mantra personal.
Sin ni siquiera intercambiar una mirada con sus compañeros, dio un paso al frente y levantó una mano en un gesto amistoso. Su voz, aunque firme, transmitía una calma que buscaba tranquilizar a los recién llegados. - Disculpad, bienhallados - dijo con tono cordial y sereno. - No he podido evitar escuchar vuestras palabras. - Una advertencia mental de Canela, que permanecía oculto en la distancia, lo detuvo antes de que se presentase; cuantas menos pistas dejaran en su viaje, mejor. - Quizás, si necesitáis ayuda, tal vez mis compañeros y yo podamos asistiros con aquello que os preocupa.
Zevatur, Rolthos
Las palabras de Zevatur se encuentran con una mezcla de cuchicheos y manotazos entre los dos hombres, con el joven intentando contestar y el mayor intentando impedirselo.
- Bien... ay... bienhallados - contesta finalmente el más joven de los dos zafándose de su padre mientras este rezonga frustrado. - Es cierto que la aldea pasa por dificultades, serias dificultades mi señor... -
- Y ya tenemos bastantes, y no tenemos oro o magia u objetos brillantes... sentimos molestarles. Que tengan un buen viaje - interrumpe el padre intentado tirar de su hijo hacia el edificio tras ellos. - Discúlpenos pero... nos están esperando... si, eso, nos esperan y no queremos retrasarles a ustedes... -
PbP Character: A few ;)
Morko observó aquella situación y comentó a sus compañeros:- Si nos vamos a detener en casa aldea que veamos a solucionar sus problemas, no llegaremos nunca a nuestro destino, simplemente que lo tengáis en cuenta, más aún si parte de la gente no quiere nuestra ayuda. Voto por encontrar la posada pernoctar y seguir nuestro viaje- tras lo cual espero en silencio a que el grupo decidiera si perder un tiempo valioso en aquella aldeucha perdida en el culo del mundo o si pernoctaban y seguían su camino.
Ash sonrió con picardía al comentario de Morko.
—Tienes razón socio pero aquí pasa algo raro y tengo curiosidad —susurró al enano—. Quién sabe si tiene algo que ver con los planes del Culto. Sabemos muy poco de ellos o del norte. Hay que investigar un poco antes de decidir.
Se adelantó hasta estar a la altura de Zeb y descerrajó a quemarropa una de sus sonrisas perladas a padre e hijo.
—No quieren nuestra ayuda Zeb. No pasa nada, seguramente pueden apañárselas —disculpó a la pareja con una sonrisa conciliadora mientras palmeaba el hombro de su compañero sacando a pasear sus biceps esculpidos en marmol—. Pero quizás podáis ayudarnos a nosotros, indicarnos una posada para pasar la noche ahí abajo y un capitán dispuesto a llevarnos por la mañana. Estamos hartos de caminar —sonrió de nuevo y señaló discretamente a Morko con el pulgar sin que él pudiera verlo.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La cara de los hombres, padre e hijo, no puede ser más distinta cuando Ash comenta que seguro que ellos pueden apañarse. El hijo casi parece suplicar ayuda mientas que el padre parece más bien resignado.
- No hay posadas en esta aldea - dice el hombre mayor - pero quizá Rose tenga sitio en el establo - dice señalando con el dedo pulgar el destartalado edificio al que se dirigían y que los compañeros vieron desde el camino. - Si nos disculpan... - dice el hombre llevándose a su hijo a empellones hacia la seca taberna.
PbP Character: A few ;)
Zevatur miró a Morko con preocupación en sus ojos.
- No puedo dejarlos así, abandonados a su suerte...
Tras las palabras de Ash, el joven asintió, mostrando su determinación. - Al menos debemos saber cuál es el problema que enfrentan. Si podemos resolverlo rápidamente en una noche, perfecto. Si nos retrasa, siempre podemos enviar ayuda desde Waterdeep.
Zevatur, Rolthos
Martin acariciaba distraídamente a Seeker, que estaba lánguidamente posado sobre su hombro, mientras éste observaba a las dos figuras con la curiosidad digna de un ave que portaba cierta inteligencia. Esperando a que padre e hijo desaparecieran de la vista, el bastardo murmuró a los demás algunas palabras, asintiendo con la cabeza ante la idea de pernoctar en aquel remoto lugar... o quizás no tan remoto puesto que el camino principal se encontraba a cierta distancia cercana.
- Bajemos al poblado, quizás allí abajo encontremos a alguien más... "sociable" y "abierto", que quiera compartir algo de información a cambio de un buen trago - El fantasma pálido en el que se había convertido Martin, miró los pequeños barriles de licor que siempre llevaba consigo Morko mientras exponía su idea, acompañándola de una sincera sonrisa - O quizás la misma Rose nos explique algo más. Estar alerta, es obvio que algo turbio se cuece en los alrededores.
Sin más preámbulos y no sin antes dirigirle una mirada de soslayo a Helayna y a Cegorach, intentando entender su reciente quietud, que respetaba profundamente, el semielfo comenzó a caminar en dirección a las escarpadas escaleras que descendían por el acantilado hasta el poblado.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Ash detuvo a Martin antes de que empezara a descender.
—Los establos de Rose son esos, socio —señaló a la destartalada torre por cuya puerta habían entrado padre e hijo—. Hela, a ver si puedes enterarte de la conversación de esos tres mientras esperamos a que nos atiendan —pidió a la elfa—. Andando, a ver si pescamos algo de lo que pasa —palmeó amistosamente a Marin y le sonrió mientras una ráfaga de brisa marina revolaba sus atavíos.
El guerrero se acomodó la capa sobre los hombros y se dirigió siguió los pasos de la extraña pareja dentro de la torre.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El grupo sigue a los hombres al interior de lo que parece ser la taberna de la aldea.
Tras subir los desiguales escalones que llevan a la puerta y cruzar el umbral Ash debe reconocer que ha estado en antros mejores, y muy pocos con peor aspecto.
Las escasas mesas están medio podridas y el centro de la sala está presidido por un gran tablero con taburetes a cada lado que los escasos parroquianos comparten. Apenas hay un par de mesas redondas algo más pequeñas en la sala, una cerca de la chimenea que está al otro lado de la sala común, justo frente a la puerta, y otra cerca de una ventana que tiene uno de los cristales rotos.
El hogar está apenas con unos rescoldos bajo unos leños negros y húmedos que no van a prender jamás.
Hay una puerta entornada a la izquierda, que se mueve chirriando por el viento y después una barra baja y que ha visto mejores dias. Tras ella una mujer entrada en años, oronda y vestida con un delantal lleno de grasa les mira disgustada. Los dos hombres que se han cruzado están cerca y al parecer el padre está dando su opinión sobre ellos a la mujer, que parece compartirla.
Sin que los Fragmentos hayan llegado a entrar todos la mujer, dejando ver una dentadura descuidad por la mala alimentación y la falta de higiene les espeta.
- No tenemos habitaciones esto es sólo una taberna. ¿Qué queréis? ¿A qué habéis venido? -
A Ash le cuesta desviar su atención de una gran verruga de la que salen tres largos pelos negros que la mujer tiene al final de su ceja izquierda. Incluso a esa distancia le resulta llamativa.
Martin, entrenado en evaluar cualquier sala y buscar amenazas y posibles rutas de fuga alternativas, examina a los otros dos únicos ocupantes de la taberna, que están sentados en una esquina de la gran mesa central. Dos hombres que podrían ser jóvenes pero que el mar, el viento y las penurias les han hecho envejecer, les miran sosteniendo unas aguadas cervezas. Uno de ellos, el de la derecha, es pelirrojo y aunque su compañero peina bastantes canas y su pelo es más gris que negro, él mantiene una fogosa melena ondulada que le llega a los hombros.
PbP Character: A few ;)
Zevatur entró en la taberna y su primera impresión fue que aquella gente estaba sufriendo. Ocultó su mirada de compasión que duró una fracción de segundo y, con la seguridad que había adquirido recientemente, dijo:
- ¡Lo siento, lo siento! Ya sé que mi cara no es precisamente un adorno tranquilizador, pero no estoy aquí para arruinarles la noche. - Inclinando su cuerpo levemente para poder atisvar a los parroquianos en el interior y señalando a las cervezas, concluyó. - En nuestra última misión en una especie de alcantarillas, obtuvimos algunas monedas corroídas de cobre y un regusto a agua estancada. Quizás podríamos gastar las monedas para aclarar el regusto...
En ese momento Canela bufó indignado y transmitió mentalmente su queja a Zevatur "¿Alcantarillas? ¡Si fue una batalla épica!" Zevatur reacciono con un gesto algo condescendiente hacia Canela, quien volvió a bufar con resignación.
Por si es necesario tiro persuasion para mejorar su actitud con nosotros: persuasion: 11
Zevatur, Rolthos
Tras unos segundos de duda la mujer emite una mezcla entre bufido y gruñido y les señala una mesa mientras empieza a sacar unas cuantas jarras para servirles la cerveza.
No oculta su malestar, al tener que ir al interior de lo que debe ser la cocina a buscar algún vaso más debido el número de los componentes de los Fragmentos.
El taburete en el que se sienta Morko cruje de manera peligrosa bajo el peso del enano, amenazando con dar con sus regias posaderas en el suelo.
Tras un par de minutos de incómodo silencio entre los aventureros y los parroquianos al final les sirven una cerveza aguada y de color grisáceo en unas jarras de dudosa higiene.
- Son cinco cobres - dice entre dientes mientras les va dejando las bebidas encima de la mesa.
PbP Character: A few ;)
—Ah, muchas gracias, Rose ¿verdad? —dijo con desparpajo guiñándola un ojo pagando las cervezas—. No molestaremos. Solo somos viajeros cansados. Gracias —Levantó la jarra en su dirección y dio un trago.
Había bebido en sitios peores y la verdad es que de verdad le apetecía descansar un poco. Allí se cocía algo y su espíritu aventurero la impelía a averiguar qué.
—Dama Rose, ¿hay alguien en pueblo que nos pueda alojar esta noche? —preguntó de pasada haciendo incapié en lo de dama—. Y quizá mañana comprar un pasaje al norte.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El gesto de Rose, antes incluso de quer conteste, deja claro que no hay nadie que pueda alojarles, sin embargo su rostro pasa de la desconfianza y el desprecio a la lividez cuando Ash menciona lo del pasaje.
- No...- parece buscar las palabras - ...nadie navega ahora. Será mejor que sigáis vuestro camino al norte y acampeis en el bosque.. -
PbP Character: A few ;)
Ash se encogió de hombros. Estaba claro que no vivian de los viajeros o del comercio por tierra y que tenían miedo de hacerse a la mar. Por alguna razón, que no acababa de comprender, su magnetismo natural no hacia mella en la tabernera. Quizá fuera que aquella verruga pilosa horrible era parte de algún encantamiento. Dio otro trago a la cerveza y esperó a que Zeb preguntará porqué diablos en una aldea claramente pesquera no se atrevían a navegar.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Zevatur observó con atención la reacción de la tabernera ante la mención de la navegación. La repentina palidez en su rostro no le pasó desapercibida. Dio un trago a su cerveza aguada y, sin meditar mucho sus palabras, preguntó con candidez:
- No recuerdo haber oído de un puerto pesquero que se niegue a navegar. ¿Acaso hay algo en el agua que desconozcamos? - Sin dejar que sus palabras se asentaran, continuó, sin dar tiempo a que le respondiera. - Puede que necesitemos ese pasaje al norte, pero no somos ni héroes ni villanos, solo viajeros, y pagaremos por la información.
Dicho esto, se recostó un poco en su asiento, sacó una moneda de oro y miró a su alrededor, observando a su alrededor mientras esperaba alguna respuesta.
Zevatur, Rolthos
- Tiene razón - explota el hombre joven que ya les habló antes poniéndose en pie - nadie de este pueblo se atreve ya a faenar y es por culpa de las sirenas!! -
Su padre, que ha vuelto a intentar callarlo tirando de la manga pero al ver el oro de Zevatur encima de la mesa ceja en sus intentos. Gowther no ve codicia en sus ancianos ojos, si no resignación mezclada con algo de sorpresa. El hombre ha llegado a la conclusión de que si estos viajeros tienen oro quizá no vayan detrás de sus parcas posesiones.
El silencio que ha seguido a las palabras del hombre sólo se ve interrumpido por el lento gotear del agua por una gotera en el techo cayendo en un cuenco en alguna parte de la sala común de la taberna.
- Todo empezó hace unos meses - decide continuar el hombre tragando saliva ya que nadie parece haberle tomado por loco ni degollado para hacerlo callar - Al principio fue un pescador, luego otro... de vez en cuando se escuchaban voces al cambiar la marea, cerca del alba... pero después fue a más.. al llegar la madrugada podías escuchar sus cánticos más allá de los acantilados y siempre había una o dos barcas que volvían vacías con la marea. Ahora ya nadie sale a faenar y poco a poco nos morimos de hambre. La pesca es nuestra fuente de comida y de ingresos principal... se lo ruego nobles señores... ayúdennos -
PbP Character: A few ;)
Ash enarcó una ceja y sonrió encantadoramente. Maldita sea, qué guapo estaba cuando hacía eso.
—No se hable más. ¿Trato hecho? Os libramos de esas damas gritonas y a cambio nos lleváis la norte. Estoy harto de caminar —dijo el guerrero con el aplomo que Tymora concede a los inconscientes y a aquellos incapaces de besarse el interior del codo por el volumen de sus bíceps—. ¿Alguno de vosotros sabe algo de sirenas? —preguntó a sus compañeros.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El semblante de Zevatur, que hasta entonces había sido conciliador, se transformó en una expresión de genuina preocupación. Segun entendia los cantos de sirena no eran algo que tomara a la ligera, y el simple pensamiento de enfrentarse a ellos lo llenaba de inquietud. Sabía muy bien que la manipulación mental era una de sus debilidades más fuertes.
Se reclinó ligeramente hacia adelante, sus dedos jugueteando distraídamente con el borde de la copa mientras meditaba. Entonces, Ash, con su habitual despreocupación, se ofreció a ayudar a los aldeanos.
- Esto es más grave de lo que parece, Ash - Dijo Zevatur, su voz cargada de seriedad. - Según las leyendas, sus cantos son trampas mortales, diseñadas para seducir, confundir y destruir a cualquiera que los escuche. - Y yo... No soy especialmente fuerte ante tales amenazas.
Zevatur, Rolthos
El hombre que les ha contado los problemas de la aldea está a punto de contestar a Ash y aceptar su ayuda, ante el estoico silencio de su anciano padre y de Rose, pero se detiene ante las palabras de Zevatur. Su preocupación es evidente en su cara. Si estos fuertes y poderosos aventureros no les ayudan están condenados.
PbP Character: A few ;)
El Culto siempre se les había adelantado una y otra vez desde que dejaron las ciudades volantes de los gigantes. Quizá fueran más difíciles de seguir en un barco pesquero solitario
—Bueno, ya se nos ocurrirá algo, ¿eh? Como siempre —palmeó despreocupadamente a Zevatur en el hombro—. Buscaremos unos buenos tapones para los oídos, por ejemplo. ¿Quizá algo de cera o sebo de ballena? —preguntó a Rose mientras enarcaba las cejas—. ¿Hay alguien que nos pueda llevar al amanecer hasta las rocas desde donde provienen esos cánticos hechizados?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)