Saxa descarga su hacha sobre uno de los goblins, dejándolo tieso en el sitio. Al escuchar la respuesta de Averil no puede evitar volverse a mirarla con sorpresa y soltar una sonora carcajada acto seguido.

Otro goblin parece querer aprovechar ese momento de distracción para intentar acuchillar a la bárbara. Pero Saxa, que ya está muy acostumbrada a estas lides, le ve venir y desencaja rápidamente su arma del craneo donde había quedado alojada. Demasiado rápido para la desgraciada criatura, que pasa a acompañar a su caído compañero en un abrir y cerrar de ojos.

El supuesto líder, poco resistente la verdad, había caído ya. Así que Fritz podía devolver todo el cariño que uno de los goblin le había dedicado con su arco. Estiró su brazo buscando una buena piedra para lanzar con su vara hoopak pero solo encontró resrotes, ruedas dentadas y tuercas. Agarrando lo primero que pilló agitó su arma descargando toda su inquina sobre el desprevenido goblin. Primero pensó que quizá se había equivocado atizando al kender, lo siguiente y último que se le pasó por la mente fue una broca del 14, incrustada entre los ojos, que le hizo caer redondo patas arriba. -Tooooma.. a ver quién se atreve a dispararme ahora! Y ya vereis cuando Saxa empiece a convertiros en piedra!

Las fuerzas combinadas de los amigos fueron diezmando a los goblin, y la caída de su cabecilla hobgoblin les dio esperanzas de que la lucha terminara pronto. 

Sin embargo los goblin siguieron impidiendo el avance de las guerreras hacia la casa y Fritzz observó como al menos dos de ellos conseguían romper unas ventanas y meterse en la casa.   

Uri abandonó su escondite para hacerse una idea general de la situación, sobre todo cuando Remi desapareció de su lado y se internó hacia la casa. Los malditos goblins acortaban distancia y comenzaban a introducirse por las ventanas y el peligro para la gnoma cada vez era más acuciante. Se detuvo unos segundos para determinar si era capaz de vislumbrar a alguno de sus enemigos en el interior, pero le resultó imposible. Ante esto, decidió disparar al goblin que se encontraba justo en frente del mago, expuesto ahora a una gran amenaza. La flecha penetró causándole una fea herida, pero sin conseguir rematar su último aliento.

Averil atravesó al goblin que tenía delante con su espada. Viendo el peligro en que se encontraba el mago y cómo, viendo como su flecha no acababa con él los hombros de Uri se hundían un poco por la frustración la Caballero de Solamnia la animó. 

- ¡Uri! No desfallezcas... sigue atacando. ¡Ataca! - la conminó mientras se centraba en el enemigo que aún les cerraba el paso a ella y la bárbara. La elfa, animada por las palabras de Averil, casi sin pensar, lanzó otra flecha al goblin, con tanta potencia que al impactarle en el pecho lo lanzó hacia atrás y, trás dar una vuelta, ya no se movió más. 

Fritzz estaba sin enemigos cerca, pero quizá podría hacer algo con el que seguia impidiendo que las guerreras avanzaran, o correr hacia la casa para ayudar a la gnoma.

El alegre kender intenta ver a alguno de los goblin que ha entrado en la casa y dispararle una piedra, pero no tiene ángulo suficiente para hacerlo. 

Uno de los goblin que quedan fuera ataca a Saxa, pero la guerrera sureña se pregunta si ha llegado a alcanzarla o no ya que no siente el dolor del corte. Otro de los goblin se lanza a por el kender pero el hombrecillo es ágil y se agacha antes de que la criatura le pueda ensartar. 

Dentro de la casa, por encima del ruido del combate y de los aparatos mecánicos que ahora pululan alrededor de los goblin y los compañeros, se escucha cómo los goblin que han entrado están destrozando todo a su paso en busca de la inventora. 

Remi analiza la situación sin dejar de mirar por encima de su hombro por si aparecieran más enemigos... 

Remi miró fijamente la puerta de la casa por un momento y frunció el ceño. Al instante siguiente sus manos ya se estaban moviendo, ejecutando los movimientos de un conjuro.

—¡Seesam Aukene! —gritó al fin apuntando la puerta con su varita de tejo rojo.

Un fuerte golpe, perfectamente audible por todos, provino de la puerta. Algunos de lo compañeros quizá reconocieron el sonido, idéntico al que pudieron oir de madrugada cierta noche en la posada del Cangrejo de Latón de Vogler.

—¡Vamos! Debería de estar abierta ya —dijo Remington a sus compañeros justo antes de dirigirse a la puerta tan rápido como pudo.

La puerta se abrió con sonoro chasquido y Remi se acercó con paso seguro hacia ella, intentando esquivar a los goblin más cercanos. Sin embargo cometió un error ignorando los diversos artefactos que pululaban por la entrada y que, al parecer, la gnoma había estado lanzando a sus atacantes. 

Una gallina mecánica se acercó corriendo y cacareando hacia Remi y uno de los goblin y, girando y agachándose en un rápido movimiento, lanzó un par de huevos hacia ellos. 
El que iba dirigido a Remi apenas recorrió un par de centímetros antes de caer al suelo, pero el que lanzó al goblin que había a su derecha fue mucho más certero. Al romperse en la cadera del goblin, se deshizo en una pasta oleosa que le impregnó por completo, haciendo muy difícil que pudiera agarrar si quiera su propia arma.

Sin poder evitar esbozar una sonrisa, el joven aprendiz de mago dio un paso más hacia delante y se congeló en el sitio al escuchar un chasquido bajo su pie. Sin darle tiempo a reaccionar una esfera mecánica saltó despedida hacia arriba, justo frente a él, y a la altura de su pecho, disparó un dardo, no, una especie de jeringa que, por suerte para Remy, con un siseo, el aire comprimido de su interior se escapó y el émbolo de la jeringa no se comprimió, sin llegar a liberar el líquido negruzco que había dentro. Con mano algo temblorosa, el joven de Palanthas se quitó la jeringa y la dejó caer al suelo. 

Saxa vio como el goblin contra el que ella luchaba pisaba un mecanismo similar al de Remi que estaba enterrado en el suelo y era envuelto casi inmediatamente por una maraña de finas cuerdas que le recordaron a Saxa a una telaraña, impidiendo sus movimientos. 

Uri estaba lejos de aquellos acontecimientos aunque pudo verlos con claridad. Podía correr y llegar a la puerta, o podía ayudar a sus amigos a acabar con los goblin que quedaban en el exterior.

Uri se hizo una composición de lugar antes de tomar una decisión y finalmente prefirió atacar al goblin que quedaba fuera para liberar todos los recursos del grupo e internarse en la casa.

La flecha alcanzó certera su objetivo, dejando un cadáver más en el suelo y, con rapidez pero con atención, se acercó a la entrada. Antes de dar un paso o tocar nada, debía explorar con su mirada para intentar detectar cualquier mecanismo que activara las trampas que la ingeniosa gnoma había dispersado por la casa y alrededores. 

Averil cargó contra el goblin que quedaba fuera, antes de darle la oportunidad de entretenerlos mas.

- Entrad! - les dijo al resto - Entrad y encontrar a la gnoma! - 

El aprendiz miró la jeringuilla en el suelo tratando de evitar el poner cara de espanto. Remi dejó pasa a una de sus compañeras y la siguió muy de cerca dejando un espacio de seguridad entre su él y cualquiera de los ingenios de la inventora.

—¡Tatina Rookledust! ¡Somos amigos de Kalaman! Nos envía la Mariscal Vendri —gritó en cuanto cruzó el umbral del hogar de la gnoma.

En el pasillo de entrada Remi contempló con horror como quien respondía a su llamada no era la gnoma, si no un goblin que salió de un pasillo lateral y con una mueca de odio se dispuso a atravesarlo con su lanza. 

Pero Fritzz apareció entre las piernas del aprendiz de mago como por arte de magia, con su vara hoopak desvió la lanza del goblin y con la espada corta que en su día le regaló Crispin cortó el cuello del goblin de manera certera y mortal. El goblin, al caer al suelo, disparó una trampa que hizo que una sustancia pegajosa se extendiera entre las dos paredes y el techo, cubriendo la entrada con una telaraña que atrapó el cuerpo del goblin que aún se movía en sus últimos estertores y bloqueó la entrada al resto de la vivienda. 

- Waaala ¿ has visto eso? muy útil desde luego para evitar que entren goblins en tu casa... claro que ese ya estaba dentro y ahora los que estamos fuera somos nosotros... qué fastidio - rezongó el hombrecillo mientras los ruidos de los otros goblin que habían conseguido entrar podían escucharse dentro, rompiendo y buscando a la propietaria de la casa. 

Saxa, encontrándose ya sin enemigos a su alrededor, sigue los pasos de Remi y Fritz y echa a correr hacia la casa. Una vez en la puerta aparta a Remi sin mucha ceremonia para hacerse hueco, y al tiempo que Fritz diserta sobre la utilidad de la telaraña como medida de protección, eleva el hacha por encima de su cabeza. En el momento en que el kender dice "... qué fastidio", la bárbara descarga el arma con un simple pero tajante corte vertical que solventa el atasco rápidamente.

- ¡Todos dentro, vamos! - grita, apartándose para dejar pasar a los demás.

Remington esperó a que pasara Uri. Dos veces seguidas al borde de un golpe fatal era demasiado. No sabía en qué momento se había puesto en vanguardia por segunda vez, pero no volvería a pasar. Su mano se crispaba alrededor de su retorcida varita de madera anaranjada mientras repasaba mentalmente sus opciones mágicas. Sir Arthur se escapó de entre sus piernas y se coló por el hueco que había abierto Saxa.

—¡No! ¡Sir Arthur vuelve aquí! —gritó el aprendiz inútilmente.

Los agudos sentidos de Uri la sirven bien, no sólo para orientarse por donde se escuchan los ruidos de pelea, si no para evitar un par de trampas que están colocadas por los pasillos. 

La elfa gira a la izquierda, encuentra unas escaleras y, saltando el tercer escalón y esperando que el resto haga lo mismo para evitar la trampa que puede ver se ha colocado apresuradamente, llega a la planta superior y abre la primera puerta. Dentro hay dos goblin y la gnoma a sus pies. Está apoyada en un baúl, intentando defenderse de los goblin. 

Remi que corre detrás de la ágil elfa, intentando no perderla se queda sin aliento.  Uri deja escapar un gemido de sorpresa. 

Apartando el cabello de su rostro pueden ver a Than luchando por no ser atrapada por los goblin. 

Las criaturas sorprendidas por su aparición se giran hacia ellos con sus largos y curvos cuchillos en la mano. 

Apenas recuperando el aliento, entendió la gravedad de la situación y apuntó su varita de tejo. Sir Arthur bufó desde alguna parte de la habitación.

—¡Polttava säde! —gritó al tiempo que unos rayos abrasadores surgieron de la punta de varita y zigzaguearon alrededor Uri sin tocarla para alcanzar a los goblins.

La sala se caldeó unos grados. El calor les rizó las pestañas y les arreboló las mejillas mientras poco a pco eran conscientes del pegajoso olor a carne quemada.

De la varita del mago salen volando dos lenguas de fuego que impactan en los goblin y estos caen fulminados. Si el hedor de los goblin es nauseabundo en vida, y casi insoportable en la muerte, el olor de carne de goblin quemada amenaza con hacerlos vomitar. 

La gnoma se volvió hacia ellos, con el brillo de la esperanza de haber recibido ayuda en el último momento pero con algo de desconfianza por si eran otros enemigos. 

- ¿Quienes sois? - preguntó Than con inquietud. 

Remi se dirigió a las ventanas con intención de abrirlas y dejar pasar algo de aire limpio que alejará de su garganta las ganas de vomitar. 

—Somos amigos de Kalaman —dijo al ver que Uri no contestaba, seguramente en sock por la visión de una gnoma idéntica a la difunta Than de Vogler—. Nos envía la Mariscal Vendri para acompañarte a la ciudad. Esto ya no es seguro. Solamnia está en guerra y la Mariscal necesita de tu consejo. ¿Eres Tatina Rookledust, verdad?

Realmente era igual que Than, pero para su mente analítica no podía ser sino su gemela. Aunque no sería él quien abriera ese melón. Tenían que largarse de allí, los goblins podrían volver 

La gnoma se relajó un poco ante las palabras del hechicero pero le detuvo cuando vio que se dirigía a abrir una de las ventanas.

- ¡¡Nono!!...esatieneunatrampa... - le advirtió - Yo... LaMariscal?vayaesoesinesperadoperosisidesdeluegoestonoesnadaseguroyasisoyTatinagraciasporayudarmeconesosbrutosasaberquéhabríanhechoconmigoperoserámejorquenosvayamosloantesposiblesidejadmequecojaalgunascosascasiloteníalistoporquehacedosnochesvinieronunostiposbastantesiniestrosconunasarmadurasnegrasconuncírculodevarioscolorespintadoymedijeronquesuSeñorarequeríademisserviciosatravésdeSuGeneralyresultaqueunodemisdiseñosparacosecharquehabíavendidoaungranjerohaceunosmeseslohabíanutilizadoparaalgúnpropósitoquenoterminarondedecirmeperoqueamimeparecióalgooscuroysiniestrosimeentiendescuidadonopisesahiquehayotratrampaelcasoesquemeneguéairmeconellosysemarcharonnosinantesamenazarmedequevolveríanasiquemeestuvepreparandoporesolastrampasnosoytanparanoicanormalemteymenosmalquelohiceperosinvuestraintervenciónnohabríapodidoimpedirquemellevarandondequisieransemeerizanlospelossólodepensarlomira!buenoestoylistavayámonosaKalamanentoncesecharédemenosestesitioperoloimportantemisplanosymisherramientaslosllevoaquiasiquepodemosirnos -

Mientras la gnoma era capaz de decir todas aquellas palabras de manera continua y sin parar a coger aíre, fue moviéndose por la casa y termina de recoger sus pertenencias que se componen de una abultada mochila llena de pergaminos enrollados y libros y una caja de herramientas. Sin dejar de hablar en ningún momento y con sus cosas listas se dirige a la puerta de salida y se gira al grupo que la ha seguido casi hipnotizado esperando una respuesta por su parte. 

Saxa entra corriendo acto seguido con intención de acabar con cualquier goblin superviviente, pero encuentra decepcionada que ya no queda ninguno vivo. Es entonces cuando se fija en la gnoma y pasa de estar decepcionada a ojiplática.

- ¿¡ Pero qué ..!? ¿¡Cómo!? - exclama mientras se gira para mirar a sus compañeros. Uri parece demudada. Fritz parece enfrascado en escuchar la retahíla de la gnoma. Remi sin embargo sigue como si nada. Esto hace que la bárbara se calme bastante rápidamente. "Hmmm, ¿será la gemela de Than? Pues menuda mala noticia se va a llevar en breve."

Mientras medita sobre todo esto, Saxa se apoya contra una pared y sigue con la mirada al pequeño tapón llamado Tatina, que no para de ir de un lado a otro como si fuera una exhalación. ¿Como podían tener tanta energía estos renacuajillos?

- Casi mejor darle la noticia durante el camino, ¿no? - susurra a sus compañeros - La pobre ha estado bajo asedio hasta hace un minuto. Démosle un respiro.