Mientras Uri daba los primeros pasos para alejarse del árbol, una pequeña figura peluda saltó de las ramas hasta sus hombros. El gato del mago saltó de los hombros de la elfa y se acercó trotando a su dueño, como si toda aquella conmoción no existiera.
Averil uth Pathwarden, Escudera de Solamnia y, ahora, portadora de la magia curativa de los dioses, miró con una sincera sonrisa al kender cuando este descubrió sus poderes curativos.
- ¿Sabes Fritz? - le dice mientras se levanta - Tú fuiste el primero en recibir el regalo de Paladine de la curación.. -
Entonces Saxa interrumpe, con su extraño humor bárbaro. Averil la mira, intentado deducir si se está burlando de ella con ese tono que ha puesto al final del cariñoso nombre que le ha dado el kender. Ninguno puede saberlo, pero era como llamaba su abuela en su castillo natal. Recordando cómo se encontraron la muchacha decide amagar una sonrisa a Saxa y continua contando al kender cómo usó la magia curativa con él cuando se encontraron con los extraños seres reptilianos y aquel soldado le propinó un golpe tremendo en la cabeza.
Becklin, sin embargo mira con cierta extrañeza a la mercenaria.
- ¿No te estabas burlando de la que ostenta el poder de los dioses, verdad? -le dice en voz baja mientras caminan colina arriba y el kender, sin querer dudar de la historia que le cuentan sus amigos se frota la frente en busca de una inexistente cicatriz.
- O sea.. no quiero entrometerme con vuestras bromas pero... ¿sabes lo que significa que tu amiga sea capaz de sanar heridas asi? Quizá sea por los años dedicada al estudio del Código y la Medida, pero el regreso de los dioses no debería ser tomado a la ligera... supongo que cada uno reaccionamos de una manera distinta... - Saxa se da cuenta que la veterana Caballero está mirando a Averil más que a ella y posiblemente reflexionando en voz alta, intentando asimilar la grandeza de lo que acaba de presenciar. - Va a necesitar mucha ayuda... -termina susurrando Becklin, más para sí misma que para Saxa.
Unos minutos más tarde, Cudgel mira con los puños cerrados a Saxa, frustrada.
- No.. no podía saberlo, pero mi trabajo era saberlo... Ese Gargois no era el más listo del lugar, si me entiendes... nah.. esto no se le ha podido ocurrir a él solo... - dice, bajando un poco los hombros, evidentemente se siente culpable de lo ocurrido. - Debo volver a mi campamento y averiguar qué ha pasado... pero antes ayudaré en lo que pueda claro.. -
- Podéis ayudar a Darret y Becklin a agrupar a los supervivientes y ayudarnos a llevarlos de vuelta a Vogler. - pide Raven.
Los compañeros se ponen manos a la obra y en poco tiempo, todos han reagrupado a los supervivientes.
Uri y Remington encuentran a Lord Bakaris y su hijo con un par de cadáveres de mercenarios a sus pies, cerca del camino que lleva a Vogler.El joven noble parece algo herido en la pierna. Una carreta volcada y un caballo de tiro atravesado por una lanza parecen los culpables. Una familia de campesinos, compuesta por dos jóvenes granjeros y su bebe se parapetan tras el carromato. Tres miembros de la milicia yacen también allí. Dos al lado del carromato y uno gravemente herido, apoyado en el mismo. Por desgracia, cuando Averil llega es demasiado tarde para el valiente soldado.
Fritz encuentra, herido pero fuera de peligro, a un mercenario traidor. Saxa le ayuda a apresarlo y Becklin tiene que sujetar literalmente a Cudgel para que no lo estrangule allí mismo. Deciden llevarlo de vuelta a Volger para ser interrogado.
Raven deja a un pequeño grupo, los que están más enteros, para recoger los cadáveres de los voglerianos y, mientras Darret se adelanta, la triste comitiva se dirige de vuelta a la Villa cuando el sol comienza a ponerse. Gracias a la intervención del grupo muchos civiles se han salvado, pero pese a la magia curativa de Averil, la milicia de la ciudad ha sido diezmada, quedando apenas una veintena de sus miembros.
Tristes, apesadumbrados y escoltados por el cada vez mayor número de lamentos y gritos al propagarse las terribles noticias por la ciudad, la comitiva llega al Cangrejo de Latón, donde Yalme había preparado una fiesta pero ahora, gracias al aviso de Darret, se está preparando todo para dar cobijo a los heridos. La gente se arremolina en la puerta del Cangrejo de Latón y la posadera ha preparado una mesa algo apartada donde se sientan los compañeros, Darret, Becklin, Cudgel y Raven.
Saxa convierte su anterior cara relax y humor en una de seriedad cuando contesta a Becklin:
- Jamás- y hace hincapié en esta palabra - me tomaría a la ligera lo que Averil es capaz de hacer. Especialmente tras haber visto cómo salvó la vida de Fritz ayer. Simplemente he reaccionado como llevo haciendo tanto tiempo con mis compañeros de armas tras una batalla. Lo cierto es que a muchos un toque de humor y soltar unas risas nos ayudaba a liberar parte de la tensión acumulada durante la lucha. Disculpadme si os he causado ofensa - Saxa se lleva una mano al pecho y hace un perfecta inclinación dirigida tanto a Becklin como Averil. Podía ser una bárbara de las tierras heladas, pero eso no implicaba que no fuera capaz de ser perfectamente educada. - Si me disculpaís, iré a ayudar al resto.
Un poco disgustada por cómo ha resultado su broma, la bárbara se aleja para terminar de ayudar en todo lo que puede e investigar los cadáveres de los atacantes por si encontrar alguna pista acerca de quien les lideraba. Tras eso se dirige con los demás al Cangrejo de Latón y lanza esta pregunta principalmente a Cudgel, Becklin y la alcaldesa:
- ¿Se va a interrogar al mercenario que hemos capturado? ¿Podríamos participar?
FritzFoxStiltonson pemanecía un poco cabizbajo al haber provocado una reprimenda a Saxa. Esperaba la colleja como cuando era un niño demsiado curioso incluso para un kender. Sin embargo las dulces plabras de Averil soprendieron al kender, donde los recuerdos de aquella pequeña siesta contra los dracónidos quizá no fue como él recordaba.
-No me acuerdo de nada- reconoció sorprendido.- Es como cuando entré en la guarida de un dragón y se despertó y con malos humos de pronto estaba fuera y sin acordarme de como había llegado.. - dijo emocionado hablando a toda prisa. -Y me hiciste lo mismo que a Cudgel? Uaaalaaa..
Al dejar la cabaña Fritz quiso ayudar a todos los habitantes que pudo. Cierto era que su curiosidad excedía su altruismo y a veces un agradecido ciudadano a priorí se convertía en un enfurecido cliente con un vendaje nuevo y un bolsillo mas ligero. Entre saltitos volvía al cangrejo de latón repasando sus pesquisas, unos alicates oxidados, una lista de la compra, un garfio mellado, una figurita de madera de poca calidad con forma de sardina o de cualquier otra cosa.. Con el rebelde poco puede ayudar, nunca le toman en serio. Además cuando la gente está atada pierde capacidad de enfado, como ya tenía demostrado. Sobretodo si eran enanos. -Enciérralo con una Oca-es todo el consejo que pudo darle a Saxa..- pero avísame para irme bien lejos!
Remington se encaminó al Cangrejo de Latón algo abatido. Habían sobrevivido, pero aquello había sido una carnicería vil y despiadada. ¿Quién y por qué haría algo así? Estaba seguro de que esto era el principio de algo oscuro y peligroso. No podía compartir el entusiasmo de Saxa por la batalla, ni el ánimo de Fritz. Solo Urianthalassa se le antojaba alguien afín, a pesar de ser una elfa del distante Qualinost, no dejaba de ser irónico. Acompasó sus pasos a los de Uri y caminó en silencio a su lado hasta la posada. Tenía el rostro pálido, el pelo alborotado y estaba perdido de sangre, barro y su propio vómito, pero ya no le importaba demasiado.
Nunca hacía visto la miseria de la guerra tan de cerca y los rumores del Este le aterrorizaban. Alguien trataba de desestabilizar la región y los dioses parecían volver a Krynn. El tiempo para la paz había acabado y está certeza pesaba demasiado. No podrían quedarse al margen.
Había mucha preguntas en el aire y esperaba que el prisionero pudiera arrojar algún indicio útil. No estaba dispuesto a perderse ese interrogatorio. Necesitaba juzgar por si mismo. Justo antes de entrar en la posada susurró la palabras del cantrip y una brisa salida de ninguna parte se llevó la suciedad y arregló sus cabellos. Sir Arthur maulló a su lado, satisfecho.
Compartió una mirada determinada con Uri y entró en la posada dispuesto a participar de las pesquisas.
- No me has ofendido, tan sólo me ha sorprendido que, ante un momento tan... trascendental, te hiciera tanta... gracia, la forma en que el kender ha abreviado el nombre de la escudera. Quiero decir... incluso siendo así, no parecía el momento... oportuno y si algo me han enseñado los años ha sido algo de mesura en mis reacciones. Del joven kender... una se lo espera, pero de alguien tan veterano como tú... - se encoge de hombros - Pero como te decía - le contesta Becklin a Saxa - Era más sorpresa que ofensa... y no puedo pretender entender las costumbres de tu gente... -
Saxa se queda dudando de si por "tu gente" se refiere a su cultura o a su profesión, pero lo que sí tiene claro es que la Caballero no lo ha dicho con tono despectivo, si no simplemente para señalar lo distintas que son sus experiencias vitales. Si lo quiere averiguar tendrá que ser más tarde pues Becklin es requerida en otra parte de la comitiva y se aleja de ella.
En el Cangrego de Latón
- Sí... lo mejor será interrogarlo - dice Raven a la pregunta de Saxa - pero procurar no hacerle más daño. No somos bestias que torturamos -
- Oh ya te digo que lo vamos a interrogar... -dice Cudgel levantándose arrastrando el taburete y dirigiéndose al cautivo que está atado con los brazos pegados al pecho por una red de pesca. - Lo de no hacerle daño, ya no puedo asEGURARLO! - según se acerca Cudgel deja salir toda la rabia y frustración. Por suerte Darrel y Beklin están a su lado para retenarla, pero ambos tienen problemas para sujetar a la enana que parece dispuesta a partir el cráneo del traidor allí mismo.
- ¡¡ VEN AQUI SVILNT!! ¡¡ VOY A PARTIRTE EL CRÁNEO MALDITA RATA TRAIDORA!! -
No sin esfuerzo, entre la Caballero y su escudero consiguen apartar a la enana, que finalmente les asegura encontrarse mejor y que ya ha pasado su acceso de ira, para conseguir que la suelten e intentar saltar por encima de ellos de nuevo. Los insultos que arroja, harían enrojecer a un rudo estibador de muelle de Kalaman. Frizt asiente reconociendo la inventiva de algunos de ellos. Una vez más entre los dos la controlan y separan y Becklin les dice
- Será mejor que comencéis vosotros... -
El hombre, que ha dado un par de saltos hacia atrás para evitar la ira de la que fue su Capitana, mira desafiante a Saxa y Remi cuando se acercan.
Saxa se acerca junto con Remi hasta el tal Svilnt. En una mano lleva su hacha y en la otra un trapo y una piedra de afilar. Cuando mago y bárbara se ponen a su altura, Saxa asiente a Remi - dándole a entender que puede empezar - mientras que ella simplemente coge una banqueta, se sienta y empieza a limpiar la sangre de su hacha. En un momento dado, murmura:
- Ese Gargois me ha dejado el hacha perdida ...
Sigue limpiando, suelta una risita para sí misma, y añade:
- ... pero la verdad es que su cabeza rodó la mar de bien...
Sigue limpiando y dejando su arma reluciente. Mientras va prestando atención a Remi y echándole miradas al mercenario que dan a entender que no le importaría manchar su hacha de nuevo y volver a limpiarla.
Remington lucía inmaculadamente vestido y su mirada era fría e indolente. Se plantó delante del desafiante guerrero y se concedió unos momentos de tenso silencio. Momentos antes, a espaldas del reo, su magia había conjurado un aparatoso anillo de oro alrededor de su dedo meñique.
—Bien, mercenario. Yo soy Remington Wrrynn—mintió sin ruborizarse dejando caer uno de los apellidos más ilustres de la nobleza de Palanthas—, Magistrado Adjunto de Asuntos Comerciales del burgo de Palanthas y amigo personal de Greenshield—añadió con naturalidad dejando que una verdad arropara el resto de mentiras—. Tal como yo lo veo estás en una encrucijada. Vamos a hacerte unas preguntas. No voy a engañarte, si las respondes te tocará después responder ante la justicia de Solamnia. No podemos evitar eso, pero ya conoces a los Caballeros de Solamnia, son piadosos hombres de orden y lo tendrán en cuenta. Por mi parte me aseguraré de ejercer mi ascendencia en tu favor—mintió de nuevo, metido en su papel—. Por el contrario, si no lo haces, no se si podrás volver a contestar ninguna otra jamás—susurró para evitar que le oyeran los caballeros—. Hoy te has ganando más enemigos de los que puedes manejar, me temo.
Se permitió desviar la mirada al hacha de Saxa y a Cudgel, al otro lado de la sala. Cuando el reo hubo asimilado sus opciones, formuló sus preguntas.
—Bien, ¿Quien es vuestro pagador y dónde te reclutaron? —dijo dando vueltas a su falso anillo nobiliario sobre el dedo con cierto hastío.
Se aseguró de que el reo pudiera apreciar su opulencia.
Uri caminó junto a Remington en silencio hacia el Cangrejo de Latón, meditando sobre los recientes y preocupantes acontecimientos. Extrañamente, se sentía arropada por la presencia de cualquiera de ellos, quizá más por el mago al haber compartido el viaje hasta Vloger. La elfa sentía que, el haberse enfrentado a una situación tan inverosímil e inesperada, había propiciado crear entre ellos un vínculo especial.
Aunque no era experta ni tampoco le interesaba el arte de la interrogación, quiso permanecer al lado de sus compañeros cuando les llevaron ante el prisionero. Se colocó algo distante, cerca de la puerta, con las piernas ligeramente separadas pero firmes en el suelo y los brazos cruzados, controlando todo el espacio con su mirada.
Gratamente sorprendida, con una media sonrisa en los labios, asintió con la cabeza a cada una de las palabras del mago. Después de verle tan asustado y frágil, lo último que esperaba era ser testigo de ese despliegue de ingenio, tan metido en su papel. Se alegró por él; si el interrogatorio le salía bien, estaba segura de que ayudaría a elevar su autoestima, probablemente algo malherida después de la batalla.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El hombre observa a Saxa con cierta mirada de inquietud mientras la bárbara limpia su hacha. Desafortunadamente, cuando lanza su pequeña risita y deja caer su peso hacia atrás, lo hace con demasiada energía, la silla se levanta sobre sus patas traseras, Saxa se ve sorprendida por el repentino cambio en las fuerzas de la gravedad y no puede evitar caer de espaldas cual grande es sobre el suelo.
El prisionero no puede evitar sonreír un poco mientras la bárbara se levanta intentado mantener la compostura. No se ríe abiertamente, pues es consciente de su precaria situación y de lo afilado del arma de la mujer, pero Saxa sabe que su representación ha quedado empañada por eso. Cudgel menea la cabeza, frustrada. En el fondo sabe que su antiguo mercenario les conoce y que la bárbara se estaba tirando un farol. Sabe que no le harán daño.
Sin embargo las palabras de Remington sí parecen preocupar al reo. Cuando el joven mago hace referencia a la justica Solámnica Svilnt palidece un poco.
- Gargois fue el que nos pagó y convenció de traicionar a Cudgel - dice mirando nervioso el anillo del mago - Nos aseguró que habría mucho más dinero después de esto. Sólo sé que se internó en el bosque hace unos días y volvió con una bolsa llena de dinero y nos propuso a unos cuantos este plan. -
- ¿ A unos cuantos? - Cudgel vuelve a acercarse y planta las dos manos en la mesa - Como sospechaba, muchos de mis hombres aún me serán fieles. No como tú rata asquerosa... - escupe a Svilnt y se dirige a Becklin.
- Debo volver a mi campamento. Asegurarme de cuantos de mis hombres aún me son fieles. - baja la voz - pese a todo la milicia ha sido diezmada, presiento que esto es sólo el principio.. -
Becklin asiente y comienza a decirle a su amiga.
- Permite que te acompañe... no es prudente que vayas sola... -
En ese momento una mujer entra en la posada, llamando a gritos a la Alcaldesa Raven.
- Alcaldesa!! Un.. un mensajero... - dice bastante azorada - En la puerta de la ciudad... Exige hablar con vos...-
Raven intercambia una mirada preocupada con Becklin y traga saliva antes de decir.
- Muy bien. Mantengamos la calma. Vayamos a ver quién es y qué quiere... -
Fuera de la posada Fritz ayudaba a restablecer el orden en la ciudad manteniendo a distancia prudente a los gatos cotillas y perros revoltosos. Vio entrar a la alterada señora y en seguida sintió que algo se cocía y que no podía perdérselo. -Vamos a ver quén es! Os espero allíiii....-la voz se iba apagando con la misma velocidad con la que se iba alejando..
El tal Svilnt parece interesado en las palabras de la mujer y la marcha de la Alcaldesa, Becklin y Cudgel, quien, tras asegurarse que Remington lo tenía todo controlado tras ponerle la mano en el hombro e intercambiar unas palabras en voz baja con él, salió tras su amiga y Raven.
Remington continuó su interrogatorio, todo le parecía demasiado vago.
- ¿Qué bosque? -
- Estamos rodeados de bosque chico. Gargois sólo dijo, el bosque, pero sé que fue hacia el este desde nuestro campamento. -
El hombre no tenía una actitud especialmente amenazadora y la red de pesca que habían utilizado para atarle los brazos alrededor del cuerpo y las muñecas parecía bastante fuerte. Pero Remington se sentía más seguro por la presencia de dos miembros de la milica tras el reo.
- ¿Cuánto hace de eso? -
- No estoy seguro... ¿cuatro o cinco días? no lo sé, sé que a mi me reclutó hace un par de días y que no era el primero asi que... - se encoge de hombros. Remi interpreta que está especulando pero parece lógico. Más tiempo y a lo mejor Cudgel habría podido averiguar algo si alguien comentaba algo en el momento inadecuado. Continuó con sus preguntas.
- ¿Mencionó Gargois algún nombre o descripción de su pagador? -
- No, nada de nombres, creo que ni siquiera Gargois lo sabía. Dijo que era un tipo encapuchado y lleno de vendajes. Que hablaba raro... arrastrando mucho las s, o algo asi..con tal cantidad de oro no hice muchas preguntas la verdad. -
Remi se dio cuenta de que posiblemente estaba obteniendo la máxima información que podía de aquel mercenario. Al fin y al cabo le estaba preguntando por eventos que el interrogado no había presenciado directamente y que incluso puede que ni siquiera se lo preguntara él mismo a Gargois, si no que fueran los comentarios y suposiciones de los mercenarios traidores. Aún así se negaba a creer que no dispusiera de algo tangible.
- Venga ya. - le espetó- ¿ Me estás diciendo que tracionaste a Cudgel por un puñado de monedas? Algo más tendría que haberos dicho Gargois -
El hombre miró a Remi con una mezcla de incredulidad y sorpresa.
- ¿Un puñado de monedas? Muchacho eso es la paga de un año entero. Mira no tengo ni idea de quién contrató a Gargois, pero sí te diré que aseguraba que de donde había salido ese dinero había mucho más y que pronto muchas cosas cambiarían y que recibiríamos esa paga, semanalmente. Eso, y que decidí que era mejor no ponerme en contra de aquellos que estaban dispuestos a pasar a cuchillo a sus compañeros que sabían nunca traicionarían a Cudgel... me hizo decidirme si. No soy ningún Caballero de Solamnia. - Se encoge de hombros- He colaborado. Eso contará en mi juicio ¿ no? -
En la puerta de la ciudad:
Al llegar a la puerta unos preocupados guardias esperan la orden de Raven para abrir la misma. Armándose de valor, sobretodo por la presencia de las guerreras y los aventureros amigos de Ispin que tanto les han ayudado, indica que se abran las puertas de la ciudad.
Poco a poco las hojas de gruesa madera se abren para revelar a un solitario jinete. El negro caballo mueve una de sus patas, inquieto, pero la figura cubierta por una capa negra retiene las riendas y una mano enguantada acaricia el cuello del animal. Despacio, la figura se quita la capucha para revelar a una mujer joven de ensortijado pelo negro. En el pecho de su negra armadura todos pueden reconocer el símbolo circular y multicolor que han visto antes. Con acerados ojos grises observa a la pequeña comitiva que hay frente a ella.
- ¿Quién de entre vosotros habla por este pueblo? - dice con fría.
Raven traga saliva y da un paso al frente. La jinete simplemente le tiende una carta. Raven se acerca y coge la misma, dando un par de pasos hacia atrás para leerla.
A la alcaldesa le cuesta mantener la compostura pero vuelve al interior de la puerta y le tiende la carta a Becklin quien la lee con voz ronca.
Gente de Vogler.
Por orden de Belapharion, Voz de Takishis, alojareis a las tropas del Invencible Ejército Rojo mañana por la noche. Rehusad y moriréis. Esta es la voluntad de la Reina de los Dragones
La mensajero no dice nada simplemente se queda impasible, esperando la respuesta de la ciudad y sus representantes.
Tras unos segundos de tenso silencio Raven contesta a la mensajera.
- Decid a vuestro comandante que Vogler no está preparada para recibir a una fuerza armada y hospedarla. Somos una simple comunidad de pescadores. Quizá deberíais pedir cobijo en Kalaman... -
La mujer deja entrever una fría sonrisa.
- Haré llegar vuestras dudas a mi señor - asegura con tono irónico - Sin embargo, la voluntad de la Reina debe cumplirse. Por vuestro bien os aconsejo que a nuestra llegada las puertas estén abiertas. Si estáis pensando en salir a buscar ayuda.... - La mujer hace un gesto y en la colina del este aparecen varios arqueros vestidos con la misma armadura que la mujer. - Nadie abandonará Vogler hasta nuestra llegada. Ahora sois siervos de la Reina de los Dragones. Aceptarlo o perecer. No pongáis a prueba la resolución de Takishis. -
Con este último aviso, la mujer vuelve grupa a su caballo de manera calmada y se aleja galopando hacia el bosque.
A un gesto de Becklin las puertas se cierran.
- Volvamos al Cangrejo de Latón -dice una descompuesta Raven.
Poco después, con el reo custodiado en un cobertizo cerca del muelle y todos reunidos de nuevo bajo la mirada de los cangrejos gigantes de latón que presiden la pared de la posada, Remington y Uri leen la escueta pero amenazante misiva dirigida a la ciudad.
- Debo volver con mi compañía y averiguar quienes me son aún fieles. Podremos buscar a las fuerzas de ese Ejército Rojo y, si me quedan fuerzas suficientes, disponerlas para defender Vogler - dice Cudgel, que se mueve de un lado a otro como un animal enjaulado.
- Con esos arqueros custodiando la puerta no podrás salir de la ciudad sin que te vean y, aunque consigas eludir sus flechas, sin duda sus compañeros te atraparían en el bosque. Antes de poder hacer cualquier movimiento debemos eliminar esa amenaza. - dice Becklin.
- ¿Qué.. qué vamos a hacer? Dejar entrar un ejército en la ciudad es... es... no podemos... la gente... - dice Raven obviamente agobiada.
- De momento -la calma Becklin - debemos averiguar las fuerzas con las que cuentan nuestros enemigos y con las que contamos nosotros. -
- Debo salir y encontrarme con mis hombres -repite, obstinada Cudgel.
El entusiasmo del kender se había tornado en preocupación cuando vio aquellos arqueros apostados en la parte alta del cortado. Pese a sus discretos conocimientos sobre arquitectura y construcción militar, le parecía que aquella loca distribución daba muy pocas oportunidades a los defensores. Además limitaba una posible incursión desde el interior.
-He visto por lo menos 5 arqueros pero puede haber mas.. si escalamos o salimos por la puerta nos verán y dispararán..- dijo apesadumbrado- Becklin.. hay alguna desde tu fortaleza.. o cueva en la pared norte? Podría salir a investigar cuantos hay.. o todos para poder abrir camino a Cudgel..
Becklin niega con la cabeza a la pregunta de Fritz, pero Darret carraspea.
- Bueno... está el artilugio de Than... -
Becklin le mira con sorpresa
- No puedes hablar en serio,, jamás lo hemos probado, deje que lo instalara allí por que decía que era parte de su proyecto de vida el compartir la tecnología gnoma con el resto de Ansalon... -
Con los ojos abiertos como una lechuza en plena noche -Uaaaalaaaaaa-dijo sin saber de lo que hablaban pero nunca había esuchado tantas palabras tan molonas en una misma frase..- Artilugio.. tecnología.. gnomos!!- repitió casi tartamudeando
-Bueno... -dice Darret - Than es una gnomo que vive en Vogler y que regaló a Backlin un lanzapersonas. Decía que así podría acudir a cualquier parte de Vogler en un abrir y cerrar de ojos si había problemas... Podríamos preguntarle si se puede colocar de tal forma que apunte al otro lado del camino... eso nos dejaría a la espalda de los arqueros y podríamos tomarlos por sorpresa... -
Becklin niega con la cabeza
- Pero nunca lo hemos usado. Y ese plan supone que, a quien lancemos, sobreviva al impacto con el suelo... -La Caballero de Solamnia no parece nada convencida.
Al contrario que Fritz que se pone a mirar por la ventana intentado ver la Fortaleza y el artilugio, pese a que las ventanas dan en dirección contraria.
Saxa, que había estado muy callada y preocupada desde la aparición de las fuerzas de Takhisis, mira de hito en hito a Darren y a Fritz, y luego al resto de la gente con ojos desorbitados como diciendo "¿¿pero lo están diciendo en serio??"
- A ver, entiendo que la situación es desesperada, ¿pero en serio estamos proponiendo catapultarnos fuera de la ciudad? ¿A alguien más le parece esto un poco loco? No sé cómo lo veréis los demás, quizás es que tengo mucho aprecio a sentir el suelo bajo mis pies, pero esto no me suena muy bien. ¿Tenemos algún medio para evitar matarnos al caer, al menos....?
La pelirroja bárbara deja estas preguntas en el aire antes de continuar.
- ¿No suena mas sencillo coger una barca en la noche y salir nosotros cinco - dice, refiriéndose a Uri, Fritz, Remi, Averil y ella misma - por vía marítima hasta un punto suficientemente alejado de la ciudad como para que ese ejército no nos vea y entonces ya si, actuar como lo consideremos necesario? Desde luego, es más lento que ser catapultados. Pero también suena menos .... ¿mortal?
Darret parece un poco azorado ante las palabras de Saxa, que parecen confirmar las lógicas reservas que Becklin ha tenido siempre sobre la idea de la voluntariosa gnoma.
- Bueno... Than dijo que iba a trabajar sobre ello. Al parecer en el Monte No Importa, donde se inventaron estos lanzapersonas, apuntan hacia redes que se despliegan cuando la correspondiente catapulta es accionada... así es como los gnomos se mueven de manera rápida entre los diferentes niveles del interior de su morada subterránea, pero aqui ese sistema no podía ser implementado. Asi que Than dijo que haría algo que podría funcionar para que Becklin estuviera en cualquier punto de la ciudad rápidamente... pero.. -Darret, pasado el entusiasmo inicial parece un poco más desinflado ahora que la voz de la cordura parece haber hablado - ... bueno no sé cómo llevará ese proyecto ni qué habrá pensado... -
Raven y Becklin escuchan a Saxa y su idea.
- Os agradezco tremendamente vuestra ayuda y el ofrecimiento. Vogler os necesista desde luego pero... ¿Sabéis manejar un bote? Tendréis que navegar contracorriente y en la oscuridad de la noche - medita Raven - Eso no es taréa sencilla, pocos pueden hacerlo... -
- Tampoco sabemos si en las orillas del río han apostado más centinelas para evitar que salgamos del pueblo. Parece que nos quieren a todos aqui. Supongo que...- mira a Raven y baja aún más la voz para evitar que nadie que no sean ellos les oiga - Tomarán lo que quieran del pueblo, incluidos soldados y esclavos... necesitamos saber su número y localización cuanto antes.. -
- Y para eso tengo que salir lo antes posible de este lugar y reunirme con mis tropas. - interviene Cudgel, impaciente - cuanto antes llegue a ellos antes sabremos si podemos o no defender la ciudad y la información que dice Becklin de ese.. ejército. Necesitamos algo rápido.-dice Cudgel mirando hacia Darret, apoyando tácitamente su loca idea.
Efectivamente, al menos ella nunca había tenido que manejar una barca. Quizás no fuese muy difícil, pero cierto es que si además tenían que investigar si también hay centinelas en las orillas, la reacción no iba a poder ser todo lo rápida que necesitaban.
- Demonios, no me puedo creer que vaya a decir esto, pero ... está bien... vayamos a ver a la tal Than y que nos diga en qué estado está su proyecto para que los lanzapersonas no sean realmente "estrujapersonascontraelsuelo".
Con un suspiro se pone en pie y mira a los demás interrogativamente.
- ¿Vamos, pues?
Nos vamos a marcar un Robin Hood! "Wiiiiiiiiiiiii!"
Fritzfoxstiltonson escuchaba a unos y otros mientras se impacientaba por el plan relatado. Hizo pequeñas muecas de negación ante el plan de la barca. No es que la barca no le gustara sino el medio por el que iba. Vamos, me vas a comparar ir en barca por un rio con lanzar una barca con una catapulta!
-¿A qué estamos esperando?-apremió a todos.- Tenemos plan de salida aunque aún no de llegada. ¿Dónde esta Than? Seguro que tiene otros inventos apasionantes..
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Mientras Uri daba los primeros pasos para alejarse del árbol, una pequeña figura peluda saltó de las ramas hasta sus hombros. El gato del mago saltó de los hombros de la elfa y se acercó trotando a su dueño, como si toda aquella conmoción no existiera.
Averil uth Pathwarden, Escudera de Solamnia y, ahora, portadora de la magia curativa de los dioses, miró con una sincera sonrisa al kender cuando este descubrió sus poderes curativos.
- ¿Sabes Fritz? - le dice mientras se levanta - Tú fuiste el primero en recibir el regalo de Paladine de la curación.. -
Entonces Saxa interrumpe, con su extraño humor bárbaro. Averil la mira, intentado deducir si se está burlando de ella con ese tono que ha puesto al final del cariñoso nombre que le ha dado el kender. Ninguno puede saberlo, pero era como llamaba su abuela en su castillo natal. Recordando cómo se encontraron la muchacha decide amagar una sonrisa a Saxa y continua contando al kender cómo usó la magia curativa con él cuando se encontraron con los extraños seres reptilianos y aquel soldado le propinó un golpe tremendo en la cabeza.
Becklin, sin embargo mira con cierta extrañeza a la mercenaria.
- ¿No te estabas burlando de la que ostenta el poder de los dioses, verdad? - le dice en voz baja mientras caminan colina arriba y el kender, sin querer dudar de la historia que le cuentan sus amigos se frota la frente en busca de una inexistente cicatriz.
- O sea.. no quiero entrometerme con vuestras bromas pero... ¿sabes lo que significa que tu amiga sea capaz de sanar heridas asi? Quizá sea por los años dedicada al estudio del Código y la Medida, pero el regreso de los dioses no debería ser tomado a la ligera... supongo que cada uno reaccionamos de una manera distinta... - Saxa se da cuenta que la veterana Caballero está mirando a Averil más que a ella y posiblemente reflexionando en voz alta, intentando asimilar la grandeza de lo que acaba de presenciar. - Va a necesitar mucha ayuda... - termina susurrando Becklin, más para sí misma que para Saxa.
Unos minutos más tarde, Cudgel mira con los puños cerrados a Saxa, frustrada.
- No.. no podía saberlo, pero mi trabajo era saberlo... Ese Gargois no era el más listo del lugar, si me entiendes... nah.. esto no se le ha podido ocurrir a él solo... - dice, bajando un poco los hombros, evidentemente se siente culpable de lo ocurrido. - Debo volver a mi campamento y averiguar qué ha pasado... pero antes ayudaré en lo que pueda claro.. -
- Podéis ayudar a Darret y Becklin a agrupar a los supervivientes y ayudarnos a llevarlos de vuelta a Vogler. - pide Raven.
Los compañeros se ponen manos a la obra y en poco tiempo, todos han reagrupado a los supervivientes.
Uri y Remington encuentran a Lord Bakaris y su hijo con un par de cadáveres de mercenarios a sus pies, cerca del camino que lleva a Vogler.El joven noble parece algo herido en la pierna. Una carreta volcada y un caballo de tiro atravesado por una lanza parecen los culpables. Una familia de campesinos, compuesta por dos jóvenes granjeros y su bebe se parapetan tras el carromato. Tres miembros de la milicia yacen también allí. Dos al lado del carromato y uno gravemente herido, apoyado en el mismo. Por desgracia, cuando Averil llega es demasiado tarde para el valiente soldado.
Fritz encuentra, herido pero fuera de peligro, a un mercenario traidor. Saxa le ayuda a apresarlo y Becklin tiene que sujetar literalmente a Cudgel para que no lo estrangule allí mismo. Deciden llevarlo de vuelta a Volger para ser interrogado.
Raven deja a un pequeño grupo, los que están más enteros, para recoger los cadáveres de los voglerianos y, mientras Darret se adelanta, la triste comitiva se dirige de vuelta a la Villa cuando el sol comienza a ponerse. Gracias a la intervención del grupo muchos civiles se han salvado, pero pese a la magia curativa de Averil, la milicia de la ciudad ha sido diezmada, quedando apenas una veintena de sus miembros.
Tristes, apesadumbrados y escoltados por el cada vez mayor número de lamentos y gritos al propagarse las terribles noticias por la ciudad, la comitiva llega al Cangrejo de Latón, donde Yalme había preparado una fiesta pero ahora, gracias al aviso de Darret, se está preparando todo para dar cobijo a los heridos. La gente se arremolina en la puerta del Cangrejo de Latón y la posadera ha preparado una mesa algo apartada donde se sientan los compañeros, Darret, Becklin, Cudgel y Raven.
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Saxa convierte su anterior cara relax y humor en una de seriedad cuando contesta a Becklin:
- Jamás - y hace hincapié en esta palabra - me tomaría a la ligera lo que Averil es capaz de hacer. Especialmente tras haber visto cómo salvó la vida de Fritz ayer. Simplemente he reaccionado como llevo haciendo tanto tiempo con mis compañeros de armas tras una batalla. Lo cierto es que a muchos un toque de humor y soltar unas risas nos ayudaba a liberar parte de la tensión acumulada durante la lucha. Disculpadme si os he causado ofensa - Saxa se lleva una mano al pecho y hace un perfecta inclinación dirigida tanto a Becklin como Averil. Podía ser una bárbara de las tierras heladas, pero eso no implicaba que no fuera capaz de ser perfectamente educada. - Si me disculpaís, iré a ayudar al resto.
Un poco disgustada por cómo ha resultado su broma, la bárbara se aleja para terminar de ayudar en todo lo que puede e investigar los cadáveres de los atacantes por si encontrar alguna pista acerca de quien les lideraba. Tras eso se dirige con los demás al Cangrejo de Latón y lanza esta pregunta principalmente a Cudgel, Becklin y la alcaldesa:
- ¿Se va a interrogar al mercenario que hemos capturado? ¿Podríamos participar?
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FritzFoxStiltonson pemanecía un poco cabizbajo al haber provocado una reprimenda a Saxa. Esperaba la colleja como cuando era un niño demsiado curioso incluso para un kender. Sin embargo las dulces plabras de Averil soprendieron al kender, donde los recuerdos de aquella pequeña siesta contra los dracónidos quizá no fue como él recordaba.
-No me acuerdo de nada- reconoció sorprendido.- Es como cuando entré en la guarida de un dragón y se despertó y con malos humos de pronto estaba fuera y sin acordarme de como había llegado.. - dijo emocionado hablando a toda prisa. -Y me hiciste lo mismo que a Cudgel? Uaaalaaa..
Al dejar la cabaña Fritz quiso ayudar a todos los habitantes que pudo. Cierto era que su curiosidad excedía su altruismo y a veces un agradecido ciudadano a priorí se convertía en un enfurecido cliente con un vendaje nuevo y un bolsillo mas ligero. Entre saltitos volvía al cangrejo de latón repasando sus pesquisas, unos alicates oxidados, una lista de la compra, un garfio mellado, una figurita de madera de poca calidad con forma de sardina o de cualquier otra cosa.. Con el rebelde poco puede ayudar, nunca le toman en serio. Además cuando la gente está atada pierde capacidad de enfado, como ya tenía demostrado. Sobretodo si eran enanos. -Enciérralo con una Oca- es todo el consejo que pudo darle a Saxa..- pero avísame para irme bien lejos!
Remington se encaminó al Cangrejo de Latón algo abatido. Habían sobrevivido, pero aquello había sido una carnicería vil y despiadada. ¿Quién y por qué haría algo así? Estaba seguro de que esto era el principio de algo oscuro y peligroso. No podía compartir el entusiasmo de Saxa por la batalla, ni el ánimo de Fritz. Solo Urianthalassa se le antojaba alguien afín, a pesar de ser una elfa del distante Qualinost, no dejaba de ser irónico. Acompasó sus pasos a los de Uri y caminó en silencio a su lado hasta la posada. Tenía el rostro pálido, el pelo alborotado y estaba perdido de sangre, barro y su propio vómito, pero ya no le importaba demasiado.
Nunca hacía visto la miseria de la guerra tan de cerca y los rumores del Este le aterrorizaban. Alguien trataba de desestabilizar la región y los dioses parecían volver a Krynn. El tiempo para la paz había acabado y está certeza pesaba demasiado. No podrían quedarse al margen.
Había mucha preguntas en el aire y esperaba que el prisionero pudiera arrojar algún indicio útil. No estaba dispuesto a perderse ese interrogatorio. Necesitaba juzgar por si mismo. Justo antes de entrar en la posada susurró la palabras del cantrip y una brisa salida de ninguna parte se llevó la suciedad y arregló sus cabellos. Sir Arthur maulló a su lado, satisfecho.
Compartió una mirada determinada con Uri y entró en la posada dispuesto a participar de las pesquisas.
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Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
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Tras la batalla
- No me has ofendido, tan sólo me ha sorprendido que, ante un momento tan... trascendental, te hiciera tanta... gracia, la forma en que el kender ha abreviado el nombre de la escudera. Quiero decir... incluso siendo así, no parecía el momento... oportuno y si algo me han enseñado los años ha sido algo de mesura en mis reacciones. Del joven kender... una se lo espera, pero de alguien tan veterano como tú... - se encoge de hombros - Pero como te decía - le contesta Becklin a Saxa - Era más sorpresa que ofensa... y no puedo pretender entender las costumbres de tu gente... -
Saxa se queda dudando de si por "tu gente" se refiere a su cultura o a su profesión, pero lo que sí tiene claro es que la Caballero no lo ha dicho con tono despectivo, si no simplemente para señalar lo distintas que son sus experiencias vitales. Si lo quiere averiguar tendrá que ser más tarde pues Becklin es requerida en otra parte de la comitiva y se aleja de ella.
En el Cangrego de Latón
- Sí... lo mejor será interrogarlo - dice Raven a la pregunta de Saxa - pero procurar no hacerle más daño. No somos bestias que torturamos -
- Oh ya te digo que lo vamos a interrogar... - dice Cudgel levantándose arrastrando el taburete y dirigiéndose al cautivo que está atado con los brazos pegados al pecho por una red de pesca. - Lo de no hacerle daño, ya no puedo asEGURARLO! - según se acerca Cudgel deja salir toda la rabia y frustración. Por suerte Darrel y Beklin están a su lado para retenarla, pero ambos tienen problemas para sujetar a la enana que parece dispuesta a partir el cráneo del traidor allí mismo.
- ¡¡ VEN AQUI SVILNT!! ¡¡ VOY A PARTIRTE EL CRÁNEO MALDITA RATA TRAIDORA!! -
No sin esfuerzo, entre la Caballero y su escudero consiguen apartar a la enana, que finalmente les asegura encontrarse mejor y que ya ha pasado su acceso de ira, para conseguir que la suelten e intentar saltar por encima de ellos de nuevo. Los insultos que arroja, harían enrojecer a un rudo estibador de muelle de Kalaman. Frizt asiente reconociendo la inventiva de algunos de ellos. Una vez más entre los dos la controlan y separan y Becklin les dice
- Será mejor que comencéis vosotros... -
El hombre, que ha dado un par de saltos hacia atrás para evitar la ira de la que fue su Capitana, mira desafiante a Saxa y Remi cuando se acercan.
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Saxa se acerca junto con Remi hasta el tal Svilnt. En una mano lleva su hacha y en la otra un trapo y una piedra de afilar. Cuando mago y bárbara se ponen a su altura, Saxa asiente a Remi - dándole a entender que puede empezar - mientras que ella simplemente coge una banqueta, se sienta y empieza a limpiar la sangre de su hacha. En un momento dado, murmura:
- Ese Gargois me ha dejado el hacha perdida ...
Sigue limpiando, suelta una risita para sí misma, y añade:
- ... pero la verdad es que su cabeza rodó la mar de bien...
Sigue limpiando y dejando su arma reluciente. Mientras va prestando atención a Remi y echándole miradas al mercenario que dan a entender que no le importaría manchar su hacha de nuevo y volver a limpiarla.
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Remington lucía inmaculadamente vestido y su mirada era fría e indolente. Se plantó delante del desafiante guerrero y se concedió unos momentos de tenso silencio. Momentos antes, a espaldas del reo, su magia había conjurado un aparatoso anillo de oro alrededor de su dedo meñique.
—Bien, mercenario. Yo soy Remington Wrrynn —mintió sin ruborizarse dejando caer uno de los apellidos más ilustres de la nobleza de Palanthas—, Magistrado Adjunto de Asuntos Comerciales del burgo de Palanthas y amigo personal de Greenshield —añadió con naturalidad dejando que una verdad arropara el resto de mentiras—. Tal como yo lo veo estás en una encrucijada. Vamos a hacerte unas preguntas. No voy a engañarte, si las respondes te tocará después responder ante la justicia de Solamnia. No podemos evitar eso, pero ya conoces a los Caballeros de Solamnia, son piadosos hombres de orden y lo tendrán en cuenta. Por mi parte me aseguraré de ejercer mi ascendencia en tu favor —mintió de nuevo, metido en su papel—. Por el contrario, si no lo haces, no se si podrás volver a contestar ninguna otra jamás —susurró para evitar que le oyeran los caballeros—. Hoy te has ganando más enemigos de los que puedes manejar, me temo.
Se permitió desviar la mirada al hacha de Saxa y a Cudgel, al otro lado de la sala. Cuando el reo hubo asimilado sus opciones, formuló sus preguntas.
—Bien, ¿Quien es vuestro pagador y dónde te reclutaron? —dijo dando vueltas a su falso anillo nobiliario sobre el dedo con cierto hastío.
Se aseguró de que el reo pudiera apreciar su opulencia.
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Uri caminó junto a Remington en silencio hacia el Cangrejo de Latón, meditando sobre los recientes y preocupantes acontecimientos. Extrañamente, se sentía arropada por la presencia de cualquiera de ellos, quizá más por el mago al haber compartido el viaje hasta Vloger. La elfa sentía que, el haberse enfrentado a una situación tan inverosímil e inesperada, había propiciado crear entre ellos un vínculo especial.
Aunque no era experta ni tampoco le interesaba el arte de la interrogación, quiso permanecer al lado de sus compañeros cuando les llevaron ante el prisionero. Se colocó algo distante, cerca de la puerta, con las piernas ligeramente separadas pero firmes en el suelo y los brazos cruzados, controlando todo el espacio con su mirada.
Gratamente sorprendida, con una media sonrisa en los labios, asintió con la cabeza a cada una de las palabras del mago. Después de verle tan asustado y frágil, lo último que esperaba era ser testigo de ese despliegue de ingenio, tan metido en su papel. Se alegró por él; si el interrogatorio le salía bien, estaba segura de que ayudaría a elevar su autoestima, probablemente algo malherida después de la batalla.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El hombre observa a Saxa con cierta mirada de inquietud mientras la bárbara limpia su hacha. Desafortunadamente, cuando lanza su pequeña risita y deja caer su peso hacia atrás, lo hace con demasiada energía, la silla se levanta sobre sus patas traseras, Saxa se ve sorprendida por el repentino cambio en las fuerzas de la gravedad y no puede evitar caer de espaldas cual grande es sobre el suelo.
El prisionero no puede evitar sonreír un poco mientras la bárbara se levanta intentado mantener la compostura. No se ríe abiertamente, pues es consciente de su precaria situación y de lo afilado del arma de la mujer, pero Saxa sabe que su representación ha quedado empañada por eso. Cudgel menea la cabeza, frustrada. En el fondo sabe que su antiguo mercenario les conoce y que la bárbara se estaba tirando un farol. Sabe que no le harán daño.
Sin embargo las palabras de Remington sí parecen preocupar al reo. Cuando el joven mago hace referencia a la justica Solámnica Svilnt palidece un poco.
- Gargois fue el que nos pagó y convenció de traicionar a Cudgel - dice mirando nervioso el anillo del mago - Nos aseguró que habría mucho más dinero después de esto. Sólo sé que se internó en el bosque hace unos días y volvió con una bolsa llena de dinero y nos propuso a unos cuantos este plan. -
- ¿ A unos cuantos? - Cudgel vuelve a acercarse y planta las dos manos en la mesa - Como sospechaba, muchos de mis hombres aún me serán fieles. No como tú rata asquerosa... - escupe a Svilnt y se dirige a Becklin.
- Debo volver a mi campamento. Asegurarme de cuantos de mis hombres aún me son fieles. - baja la voz - pese a todo la milicia ha sido diezmada, presiento que esto es sólo el principio.. -
Becklin asiente y comienza a decirle a su amiga.
- Permite que te acompañe... no es prudente que vayas sola... -
En ese momento una mujer entra en la posada, llamando a gritos a la Alcaldesa Raven.
- Alcaldesa!! Un.. un mensajero... - dice bastante azorada - En la puerta de la ciudad... Exige hablar con vos...-
Raven intercambia una mirada preocupada con Becklin y traga saliva antes de decir.
- Muy bien. Mantengamos la calma. Vayamos a ver quién es y qué quiere... -
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Fuera de la posada Fritz ayudaba a restablecer el orden en la ciudad manteniendo a distancia prudente a los gatos cotillas y perros revoltosos. Vio entrar a la alterada señora y en seguida sintió que algo se cocía y que no podía perdérselo. -Vamos a ver quén es! Os espero allíiii....- la voz se iba apagando con la misma velocidad con la que se iba alejando..
En el Cangrejo de Latón:
El tal Svilnt parece interesado en las palabras de la mujer y la marcha de la Alcaldesa, Becklin y Cudgel, quien, tras asegurarse que Remington lo tenía todo controlado tras ponerle la mano en el hombro e intercambiar unas palabras en voz baja con él, salió tras su amiga y Raven.
Remington continuó su interrogatorio, todo le parecía demasiado vago.
- ¿Qué bosque? -
- Estamos rodeados de bosque chico. Gargois sólo dijo, el bosque, pero sé que fue hacia el este desde nuestro campamento. -
El hombre no tenía una actitud especialmente amenazadora y la red de pesca que habían utilizado para atarle los brazos alrededor del cuerpo y las muñecas parecía bastante fuerte. Pero Remington se sentía más seguro por la presencia de dos miembros de la milica tras el reo.
- ¿Cuánto hace de eso? -
- No estoy seguro... ¿cuatro o cinco días? no lo sé, sé que a mi me reclutó hace un par de días y que no era el primero asi que... - se encoge de hombros. Remi interpreta que está especulando pero parece lógico. Más tiempo y a lo mejor Cudgel habría podido averiguar algo si alguien comentaba algo en el momento inadecuado. Continuó con sus preguntas.
- ¿Mencionó Gargois algún nombre o descripción de su pagador? -
- No, nada de nombres, creo que ni siquiera Gargois lo sabía. Dijo que era un tipo encapuchado y lleno de vendajes. Que hablaba raro... arrastrando mucho las s, o algo asi..con tal cantidad de oro no hice muchas preguntas la verdad. -
Remi se dio cuenta de que posiblemente estaba obteniendo la máxima información que podía de aquel mercenario. Al fin y al cabo le estaba preguntando por eventos que el interrogado no había presenciado directamente y que incluso puede que ni siquiera se lo preguntara él mismo a Gargois, si no que fueran los comentarios y suposiciones de los mercenarios traidores. Aún así se negaba a creer que no dispusiera de algo tangible.
- Venga ya. - le espetó - ¿ Me estás diciendo que tracionaste a Cudgel por un puñado de monedas? Algo más tendría que haberos dicho Gargois -
El hombre miró a Remi con una mezcla de incredulidad y sorpresa.
- ¿Un puñado de monedas? Muchacho eso es la paga de un año entero. Mira no tengo ni idea de quién contrató a Gargois, pero sí te diré que aseguraba que de donde había salido ese dinero había mucho más y que pronto muchas cosas cambiarían y que recibiríamos esa paga, semanalmente. Eso, y que decidí que era mejor no ponerme en contra de aquellos que estaban dispuestos a pasar a cuchillo a sus compañeros que sabían nunca traicionarían a Cudgel... me hizo decidirme si. No soy ningún Caballero de Solamnia. - Se encoge de hombros - He colaborado. Eso contará en mi juicio ¿ no? -
En la puerta de la ciudad:
Al llegar a la puerta unos preocupados guardias esperan la orden de Raven para abrir la misma. Armándose de valor, sobretodo por la presencia de las guerreras y los aventureros amigos de Ispin que tanto les han ayudado, indica que se abran las puertas de la ciudad.
Poco a poco las hojas de gruesa madera se abren para revelar a un solitario jinete. El negro caballo mueve una de sus patas, inquieto, pero la figura cubierta por una capa negra retiene las riendas y una mano enguantada acaricia el cuello del animal. Despacio, la figura se quita la capucha para revelar a una mujer joven de ensortijado pelo negro. En el pecho de su negra armadura todos pueden reconocer el símbolo circular y multicolor que han visto antes. Con acerados ojos grises observa a la pequeña comitiva que hay frente a ella.
- ¿Quién de entre vosotros habla por este pueblo? - dice con fría.
Raven traga saliva y da un paso al frente. La jinete simplemente le tiende una carta. Raven se acerca y coge la misma, dando un par de pasos hacia atrás para leerla.
A la alcaldesa le cuesta mantener la compostura pero vuelve al interior de la puerta y le tiende la carta a Becklin quien la lee con voz ronca.
Gente de Vogler.
Por orden de Belapharion, Voz de Takishis, alojareis a las tropas del Invencible Ejército Rojo mañana por la noche.
Rehusad y moriréis.
Esta es la voluntad de la Reina de los Dragones
La mensajero no dice nada simplemente se queda impasible, esperando la respuesta de la ciudad y sus representantes.
Tras unos segundos de tenso silencio Raven contesta a la mensajera.
- Decid a vuestro comandante que Vogler no está preparada para recibir a una fuerza armada y hospedarla. Somos una simple comunidad de pescadores. Quizá deberíais pedir cobijo en Kalaman... -
La mujer deja entrever una fría sonrisa.
- Haré llegar vuestras dudas a mi señor - asegura con tono irónico - Sin embargo, la voluntad de la Reina debe cumplirse. Por vuestro bien os aconsejo que a nuestra llegada las puertas estén abiertas. Si estáis pensando en salir a buscar ayuda.... - La mujer hace un gesto y en la colina del este aparecen varios arqueros vestidos con la misma armadura que la mujer. - Nadie abandonará Vogler hasta nuestra llegada. Ahora sois siervos de la Reina de los Dragones. Aceptarlo o perecer. No pongáis a prueba la resolución de Takishis. -
Con este último aviso, la mujer vuelve grupa a su caballo de manera calmada y se aleja galopando hacia el bosque.
A un gesto de Becklin las puertas se cierran.
- Volvamos al Cangrejo de Latón - dice una descompuesta Raven.
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Poco después, con el reo custodiado en un cobertizo cerca del muelle y todos reunidos de nuevo bajo la mirada de los cangrejos gigantes de latón que presiden la pared de la posada, Remington y Uri leen la escueta pero amenazante misiva dirigida a la ciudad.
- Debo volver con mi compañía y averiguar quienes me son aún fieles. Podremos buscar a las fuerzas de ese Ejército Rojo y, si me quedan fuerzas suficientes, disponerlas para defender Vogler - dice Cudgel, que se mueve de un lado a otro como un animal enjaulado.
- Con esos arqueros custodiando la puerta no podrás salir de la ciudad sin que te vean y, aunque consigas eludir sus flechas, sin duda sus compañeros te atraparían en el bosque. Antes de poder hacer cualquier movimiento debemos eliminar esa amenaza. - dice Becklin.
- ¿Qué.. qué vamos a hacer? Dejar entrar un ejército en la ciudad es... es... no podemos... la gente... - dice Raven obviamente agobiada.
- De momento - la calma Becklin - debemos averiguar las fuerzas con las que cuentan nuestros enemigos y con las que contamos nosotros. -
- Debo salir y encontrarme con mis hombres - repite, obstinada Cudgel.
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El entusiasmo del kender se había tornado en preocupación cuando vio aquellos arqueros apostados en la parte alta del cortado. Pese a sus discretos conocimientos sobre arquitectura y construcción militar, le parecía que aquella loca distribución daba muy pocas oportunidades a los defensores. Además limitaba una posible incursión desde el interior.
-He visto por lo menos 5 arqueros pero puede haber mas.. si escalamos o salimos por la puerta nos verán y dispararán..- dijo apesadumbrado- Becklin.. hay alguna desde tu fortaleza.. o cueva en la pared norte? Podría salir a investigar cuantos hay.. o todos para poder abrir camino a Cudgel..
Becklin niega con la cabeza a la pregunta de Fritz, pero Darret carraspea.
- Bueno... está el artilugio de Than... -
Becklin le mira con sorpresa
- No puedes hablar en serio,, jamás lo hemos probado, deje que lo instalara allí por que decía que era parte de su proyecto de vida el compartir la tecnología gnoma con el resto de Ansalon... -
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Con los ojos abiertos como una lechuza en plena noche -Uaaaalaaaaaa- dijo sin saber de lo que hablaban pero nunca había esuchado tantas palabras tan molonas en una misma frase..- Artilugio.. tecnología.. gnomos!!- repitió casi tartamudeando
-Bueno... - dice Darret - Than es una gnomo que vive en Vogler y que regaló a Backlin un lanzapersonas. Decía que así podría acudir a cualquier parte de Vogler en un abrir y cerrar de ojos si había problemas... Podríamos preguntarle si se puede colocar de tal forma que apunte al otro lado del camino... eso nos dejaría a la espalda de los arqueros y podríamos tomarlos por sorpresa... -
Becklin niega con la cabeza
- Pero nunca lo hemos usado. Y ese plan supone que, a quien lancemos, sobreviva al impacto con el suelo... - La Caballero de Solamnia no parece nada convencida.
Al contrario que Fritz que se pone a mirar por la ventana intentado ver la Fortaleza y el artilugio, pese a que las ventanas dan en dirección contraria.
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Saxa, que había estado muy callada y preocupada desde la aparición de las fuerzas de Takhisis, mira de hito en hito a Darren y a Fritz, y luego al resto de la gente con ojos desorbitados como diciendo "¿¿pero lo están diciendo en serio??"
- A ver, entiendo que la situación es desesperada, ¿pero en serio estamos proponiendo catapultarnos fuera de la ciudad? ¿A alguien más le parece esto un poco loco? No sé cómo lo veréis los demás, quizás es que tengo mucho aprecio a sentir el suelo bajo mis pies, pero esto no me suena muy bien. ¿Tenemos algún medio para evitar matarnos al caer, al menos....?
La pelirroja bárbara deja estas preguntas en el aire antes de continuar.
- ¿No suena mas sencillo coger una barca en la noche y salir nosotros cinco - dice, refiriéndose a Uri, Fritz, Remi, Averil y ella misma - por vía marítima hasta un punto suficientemente alejado de la ciudad como para que ese ejército no nos vea y entonces ya si, actuar como lo consideremos necesario? Desde luego, es más lento que ser catapultados. Pero también suena menos .... ¿mortal?
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Darret parece un poco azorado ante las palabras de Saxa, que parecen confirmar las lógicas reservas que Becklin ha tenido siempre sobre la idea de la voluntariosa gnoma.
- Bueno... Than dijo que iba a trabajar sobre ello. Al parecer en el Monte No Importa, donde se inventaron estos lanzapersonas, apuntan hacia redes que se despliegan cuando la correspondiente catapulta es accionada... así es como los gnomos se mueven de manera rápida entre los diferentes niveles del interior de su morada subterránea, pero aqui ese sistema no podía ser implementado. Asi que Than dijo que haría algo que podría funcionar para que Becklin estuviera en cualquier punto de la ciudad rápidamente... pero.. - Darret, pasado el entusiasmo inicial parece un poco más desinflado ahora que la voz de la cordura parece haber hablado - ... bueno no sé cómo llevará ese proyecto ni qué habrá pensado... -
Raven y Becklin escuchan a Saxa y su idea.
- Os agradezco tremendamente vuestra ayuda y el ofrecimiento. Vogler os necesista desde luego pero... ¿Sabéis manejar un bote? Tendréis que navegar contracorriente y en la oscuridad de la noche - medita Raven - Eso no es taréa sencilla, pocos pueden hacerlo... -
- Tampoco sabemos si en las orillas del río han apostado más centinelas para evitar que salgamos del pueblo. Parece que nos quieren a todos aqui. Supongo que...- mira a Raven y baja aún más la voz para evitar que nadie que no sean ellos les oiga - Tomarán lo que quieran del pueblo, incluidos soldados y esclavos... necesitamos saber su número y localización cuanto antes.. -
- Y para eso tengo que salir lo antes posible de este lugar y reunirme con mis tropas. - interviene Cudgel, impaciente - cuanto antes llegue a ellos antes sabremos si podemos o no defender la ciudad y la información que dice Becklin de ese.. ejército. Necesitamos algo rápido.- dice Cudgel mirando hacia Darret, apoyando tácitamente su loca idea.
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Saxa se palmea la frente, frustrada.
Efectivamente, al menos ella nunca había tenido que manejar una barca. Quizás no fuese muy difícil, pero cierto es que si además tenían que investigar si también hay centinelas en las orillas, la reacción no iba a poder ser todo lo rápida que necesitaban.
- Demonios, no me puedo creer que vaya a decir esto, pero ... está bien... vayamos a ver a la tal Than y que nos diga en qué estado está su proyecto para que los lanzapersonas no sean realmente "estrujapersonascontraelsuelo".
Con un suspiro se pone en pie y mira a los demás interrogativamente.
- ¿Vamos, pues?
Nos vamos a marcar un Robin Hood! "Wiiiiiiiiiiiii!"
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Fritzfoxstiltonson escuchaba a unos y otros mientras se impacientaba por el plan relatado. Hizo pequeñas muecas de negación ante el plan de la barca. No es que la barca no le gustara sino el medio por el que iba. Vamos, me vas a comparar ir en barca por un rio con lanzar una barca con una catapulta!
-¿A qué estamos esperando?-apremió a todos.- Tenemos plan de salida aunque aún no de llegada. ¿Dónde esta Than? Seguro que tiene otros inventos apasionantes..