El dia amaneció gris. El cielo estaba cubierto por una plomiza capa gris que parecía cubrirlo todo. La que era una población alegre y animada, ahora se enfrentaba al día con aire sombrío, ultimando los preparativos para los funerales de los caídos en el traicionero ataque del día anterior. Aunque la alcaldesa había intentado que las noticias de la amenaza no se extendieran, los voglerianos, conocedores de esta amenaza, se reunían en pequeños grupos, cuchicheando y compartiendo entre ellos sus inquietudes y las últimas noticias.
En el Cangrejo de Latón una agotada Yalme ni siquiera tiene fuerzas para gritar al descuidado kender por el pequeño incendio que había provocado la noche anterior. Remi, que fue el último en bajar a la sala común precedido por Sir Arthur, observó algo sorprendido cómo un preocupado Fritz daba golpecitos en el hombro de una sollozante Yalme, con el rostro hundido entre sus manos. No era de extrañar, la situación era terrible.
Los compañeros desayunaron casi en silencio, sintiéndose mal por la gente de Vogler que nada había hecho para merecer tanto dolor, miedo e incertidumbre que había caído sobre la pequeña ciudad como las nubes que ahora cubrían el cielo.
Acompañaron en silencio a la última despedida que se brindó a los caídos. Casi una veintena de pequeñas embarcaciones fueron dejadas a la deriva en el río. Al contrario que con el funeral de Ispin, no hubo discursos, tan sólo algún sollozo y el grito desgarrado de un padre cuando empujó al río la embarcación que portaba el cuerpo de su hijo, apenas un adolescente. Uri se mantuvo cerca de sus compañeros, que permanecían más o menos juntos, incluso el incorregible Fritz estaba compungido y permanecía contrito al lado de Saxa, aunque movía uno de sus pies, golpeando el final de un cabo en el muelle. La elfa se dio cuenta de que la gente de Vogler, de manera natural, se había colocado de tal forma que su pequeño grupo parecía una familia más de las que atendían el sepelio de los seres queridos. Aún en su dolor, la gente de Vogler se comportaba como si ellos, que habían llegado apenas hacía dos días pero habían luchado y sangrado por ellos, fueran uno más de su comunidad. Algunos incluso les dieron quedamente las gracias al pasar a su lado mientras todos abandonaban el muelle.
Sin saber muy bien qué hacer, volvieron a la sala común del Cangrejo de Latón, y Saxa paseó la mirada distraida por los dos enormes cangrejos de metal que presidian la pared sobre el hogar de la sala común.
Por fortuna, Fritz parecía ensimismado entre una pequeña montaña de pergaminos y mapas que había sacado de su saquillo especial y le mostraba a Averil lo que parecía ser texto antiguos, por lo que no tuvieron que preocuparse porque el kender causara ningún problema. No faltaba mucho para el mediodia cuando Darret entró para buscarles. Becklin y la alcaldesa les necesitaban.
Cruzaron la plaza en pos de la casa consistorial y Darret les llevó hasta una sala donde, sobre una mesa de madera oscura, había despleado un pequeño mapa de la ciudad y la zona circundante. Becklin y Raven estaban allí, acompañadas por un hombre de aspecto sombrío, rostro enjuto y nariz aguileña. Llevaba la librea del regimiento de Cudgel. Una puerta lateral se arbrió y en la sala entró la mismísima Cudgel, frotándose la cara con una toalla.
- Necesitaba refresarme un poco... ah! ya estáis aqui -dice al verles entrar. - Bien bien, tenemos noticias. Y por desgracia no son buenas.
Tantas victimas inocentes.. en un pueblo sin capacidad de defensa. Aquello entristecía al joven Kender. El resto del día fue consultas sobre historia, cosa que agradecía y antiguos enigmas pre cataclismo que tanto le fascinaban. Lo su ficiente como para que la gente a su alrededor descansara.
-No hemos podido llegar hasta su campamento.. centinelas dracónidos protegían todo acceso..-dijo interrumpiendo mientras se sujetaba en su Hoopak..- ¿qué noticias traes?
Saxa, que se siente fatal viendo a Yalme llorar acerca hasta ella y le pone una mano en el hombro, diciéndole que ayudará como buenamente pueda en la reconstrucción de la habitación que Fritz se ha cargado.
- ¿Verdad, Fritz? - dice lanzando una mirada mirada reprobatoria al kender. ¿Cómo ha podido causar tanta destrucción un ser tan pequeño? Saxa se imagina además que aquello había debido de suceder tras los golpazos de Remi, si no, no se explicaba que los dos gatos de antes no comentasen nada al respecto. Quizás habían salido corriendo tras el primer susto y ya no volvieron al lugar hasta la mañana. - No te preocupes, Yalme, de alguna manera conseguiremos evitar a ese maldito ejército y cuando eso suceda, dejaremos tu Cangrejo como si ningun kender hubiera pasado por aquí.
Sabe que en ese momento no tiene información que les permita establecer un plan para actuar respecto al Ejército de Takhisis. Pero no importa, seguro que tras hablar con Becklin, Cudgel y Raven algo se les ocurre. Ahora mismo lo único que quiere, su único objetivo durante ese desayuno, es arrancarle una sonrisa a la pobre de Yalme. Necesitan más gestos de ese tipo para enfrentar lo que se les viene encima.
Durante el funeral, permanece en silencio observando con tristeza a tantas familias voglerianas rotas por el dolor. No habrá forma de conseguir sonrisas en ese momento particular, pero la bárbara se promete a si misma que hará todo lo que esté en su mano para evitar que sufran más dolor. Algo tiene que haber que puedan hacer para evitar, o al menos minimizar, la invasión.
A toda persona que se acerca al grupo para agradecerles su actuación el día anterior, Saxa les devuelve un asentimiento de cabeza. A los más transidos por el dolor, como el padre que lloraba la muerte de su hijo adolescente, incluso les toma de la mano y les da un apretón con la otra en sus antebrazos, intentando de esta forma transmitirles un poco de fuerza y apoyo. Es poca cosa, lo sabe, pero es lo mínimo que puede hacer: acompañar ese dolor con un gesto que significa "estamos con vosotros, y haremos lo posible por ayudar".
Más tarde, reunidos en la sala con las líderes de Volger, Saxa saluda al desconocido y responde a Cudgel:
- Cuéntanos. Mejor tener toda la información, por mala que sea, antes de pensar en cómo actuar.
Se cruzó de brazos, esperando con gesto serio las malas noticias.
- Hicisteis bien en dar la vuelta - contesta el hombre que está en la sala - os habrían descubierto y capturado, o algo peor. -
- Este es Jeyev Veldrews - le presenta Cudgel y el aludido hace una pequeña inclinación de cabeza - el mejor de mis esploradores y uno de los que se han mantenido leales. -
Cudgel comienza a pasear alrededor de la mesa mientras cuenta sus peripecias la noche anterior.
- Gracias a vuestra acción pude llegar a mi campamento. Me acerqué con precaución pero Jeyev lo tenía todo bajo control, por suerte para nosotros. -
- Varios hombres habían sido comprados por Gargois para acabar con aquellos oficiales que aún eran leales a Cudgel, pero nos pudimos sobreponer a la emboscada y les derrotamos. -
- Cuando yo llegué Jeyev partió para intentar averiguar más sobre esa.. .Ala Roja del Ejército de Takhisis -
Becklin levanta una ceja ante ese nuevo apelativo.
- Por lo que hemos podido averiguar es así como se denominan así mismos, y me temo que las fuerzas que ahora marchan sobre Vogler no son si no una pequeña parte de ese Ala Roja. Son demasiados y demasiado bien organizados como para ser una simple banda de mercenarios - confirma el explorador - además, creemos que forman parte de un ejército mucho mayor pues escuché referencias a otras "Alas", al menos la negra, la verde y la azul que yo haya escuchado. Me temo que alguien ha organizado un ejército como no se veía en Ansalon desde antes del Cataclismo. Están acampados a varias millas al nor-este de la ciudad. Son varios cientos de efectivos por lo que pude contar de las tiendas y se componen sobre todo de humanos y de esas extrañas criaturas reptilianas.No sé que son esas criaturas pero jamás había visto u oído hablar de algo así en todos mis años. Hay también algunos goblin y hobglin entre ellos pero no me pude acercar a sus tiendas. -
Según el explorador ha ido hablando el rostro de Raven se ha ido tornando más y más pálido. Cudgel dice lo que todos temen oir.
- No hay forma de evitar que marchen contra la ciudad Raven. Lo siento -
La Alcaldesa mirá a su vieja amiga cuando menciona su nombre, como si eso la hubiera hecho volver a la realidad.
- Te... tenemos que negociar con ellos. - dice nerviosa - por mucho que me duela tenemos que rendirnos. No podemos enfrentarnos a ellos. -
- Hay... otra posibilidad - dice Becklin con gesto sombrío. - Evacuar la ciudad. -
Raven casi se cae de su silla.
- Mis tropas pueden interceptarlos y daros el tiempo necesario para evacuar la ciudad por el río. Quizá consigamos darles tan fuerte que se planteen seguir por este camino.- dice Cudgel.
- Pero los preparativos deberían empezar inmediatamente - dice Darret, más como una súplica que como algo evidente.
Raven niega con la cabeza.
- No no... no podemos hacer eso... seguro que si nos rendimos respetan el pueblo... la gente estará segura ¿No? -mira expectante a todos los miembros reunidos en aquel improvisado consejo. Cudgel niega levemente con la cabeza, Becklin aprieta los labios, no puede decidir por la autoridad civil que es Raven.
Uri permaneció en silencio gran parte de la mañana, acompañando con el rostro compungido el luto del pueblo, apretando manos y abrazando afectuosamente a todo aquel que lo necesitara en aquellos aciagos momentos, intentando digerir y asimilar lo que sucedía a su alrededor.
Cuando finalmente se reunieron, escuchó con atención las palabras de Jeyev y se terminó de convencer de que la decisión de no seguir avanzando en su incursión había sido la mejor opción. La duda de haber podido arriesgarse más y no haberlo hecho reconcomía silenciosamente la conciencia de la exploradora, y aquellas noticias eliminaban definitivamente la culpabilidad que podía sentir.
Uri no quiso dar su opinión, no al menos en una decisión tan importante como la que se les presentaba en ese momento, que implicaba la supervivencia de un pueblo. Solo podía asentir con la cabeza y dar todo de su parte por llevar a cabo con éxito aquello que le encomendara.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Aquello era aterrador, las palabras de Cudgel le habían caído encima como una losa. Remi miraba a unos y a otros mientras ponían sobre la mesa las distintas opciones de que disponían. Ninguna era buena, pero tenía la intuición que quedarse era la peor de todas. Había visto la crueldad en los ojos de los monstruos dracónidos y los soldados de Takhisis. No habían dudado en asesinar a aquellos soldados de Solamnia, sin cuartel. Y la treta de Gargois había segado vidas de aldeanos y guerreros por igual, sin importar edad o condición. Habían fletado demasiados botes fúnebres al Vingaard hacia demasiado poco como para obviarlo. No, la mente detrás de aquellos actos no tendría piedad de nadie.
—Con su permiso —añadió tímidamente—. Quien quiera que esté detrás de esto no conoce la piedad. Saquearán la ciudad, matarán a los que no les sirvan y esclavizarán al resto. Querrán dar ejemplo con nosotros. Según el Ordo Militaris de Ord Mantell de Palanthas, cuando el enemigo es tan superior, rendir la plaza, dejar algunas trampas y quemar cualquier tipo de provisiones que no podamos llevar es lo más apropiado, como en el asedio de Cornaille—no pudo evitar sonar algo repelente—. Política de tierra quemada. ¿Hay algún sitio al que podamos acudir? ¿Algún aliado?
Si Raven no llega a estar sentada, se habría caído al suelo ante las palabras de Remington. Cugel apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos, tratando de contener la rabia. Darret estaba pálido, pero mantenía la espalda recta y aguanataba el tipo. Becklin miraba con tristeza a Raven.
- Raven... - dijo finalmente la veterana Caballero de Solamnia con suavidad - Me temo que el chico tiene razón. No se trata de un acto aislado, y sé que lo que proponemos es espantoso. Pero la perspectiva.. -
Raven hace un gesto para detenerla y, por un momento, se tapa la cara con una mano. Deja escapar un profundo suspiro, casi un sollozo y levanta la vista, quitándose las lágrimas de los ojos.
- Tenéis razón -traga saliva mientras termina de hacerse a la idea - No es fácil admitirlo pero tenéis razón. No voy a permitir que eso ocurra ni que el miedo me paralize. -Uri se da cuenta que según va hablando su voz gana en firmeza y su cuerpo adquiere una postura eerguida y sus ojos comienzan a recobrar el brillo. Parece que, una vez tomada la decisión la fuerza de volunad de la alcaldesa se fortalece.
- Kalaman - dice respondiendo a la pregunta que se había quedado sin contestar del joven hechicero. - Huiremos a Kalaman... -
- Necesitaré vuestra ayuda -dice Raven incluyendo a todos - Hay que reunir a la gente en la plaza del pueblo para que podamos explicar la situación. Ayer mostrásteis valor más allá de lo esperado, os ruego nos prestéis un poco de ese valor para afrontar las próximas horas. Sin duda la gente tendrá miedo pero no podemos permitirnos que cunda el pánico. Veros traerá calma y esperanza a los corazones de la gente. Ayudadles en todo lo que podáis por favor... -
Saxa asiente cuando les presentan a Jeyev y comenta:
- Me alegra comprobar que los fieles pudisteis sobreponeros y mantener a raya a los traidores. Una buena noticia más que bienvenida con todo lo que está pasando - dice, asintiendo tanto a Jeyev como a Cudgel.
No añade mucho mas, sabiendo que tras eso llega la parte más aciaga de las noticias. Cuando Becklin y Cudgel presentan las opciones ante Raven, permanece callada unos instantes y justo cuando va a expresar lo que piensa con palabras Remi se le adelanta. La bárbara está completamente de acuerdo con el mago y así lo hace saber al grupo. Con todo lo que ha sucedido, con todo lo que han visto, basarse en la más que improbable magnanimidad del ejército invasor para que no hagan daño a los habitantes de Vogler era un riesgo que no debían correr en absoluto. Por fortuna, no hace falta insistir mucho más a Raven, que acaba aceptando con entereza la decisión. Cuando la alcaldesa les pide ayuda, Saxa responde:
- Contad con nosotros, por supuesto. No vamos a dejar de lado a quienes nos han acogido como si fueramos vecinos de toda la vida. Ayudaremos a la organización de la evacuación y a defender a los habitantes de este pueblo de cualquier peligro que pueda surgir en nuestra ruta hacia Kalaman.
Tener de vuelta a Cudgel era toda una alegría, y mas sabiendo que aún tenñia fieles entre las filas de su tropa. Ese muchacho parecía de fíar, pero un buen kender sabe que no todo es lo que parece y por tanto se acercó a verificarlo.. Sin embargo el poco colaborativo humano abrazó sus pertenencias justo cuando Fritz se acercaba silencioso -Uno no baja la guardia con sus posesiones si hay un Kender cerca-dijo Jeyev con algo de mal humor. Fritz estaba un poco sorprendido por aquellos comentarios, cuando en la sociedad kender es lo mas común conocer a los demás por los objetos que porta. Pero si Cudgel confiaba en él Fritz también lo haría y no le tendría en cuenta el feo de sus palabras. A veces los humanos son un poco mal educados.
Las palabras sabias de Remi eran duras y directas, como las diría un kender. Compartía con el mago la idea de que evacuar era la medida mas inteligente. Aquellas bestias no venían a una ciudad pequeña solo para sumarla a su causa. No dejarían piedra sobre piedra y todos aquellos incapaces para sostener un arma se convertirían en estorbos. Debían pensar en los mas vulnerables y ayudarles a escapar. SIn duda era una pena que la gnoma no tuviera suficientes artilugios como para catapultar a toda la población de Vogler lejos de la garra del Ala Roja del ejercito de Takhisis.
-Saxa, Cudgel, vosotras que tenéis mas experiencia en batalla.. ¿cuánto tardará ese ejercito en echar de menos a sus arqueros? Seguro que ya saben que acabamos con ellos y habrán levantado campamento..-su pequeña cabeza pelirroja como las llamas trabajaba a gran velocidad.- Nos dará tiempo a evacuar.. o.. Quizá necesitemos crear alguna distracción o caos que los pueda retrasar..
- Seguramente se hayan dado cuenta hace horas - dice Saxa, respondiendo a la pregunta del kender - Está claro que no podemos perder más tiempo, tenemos que empezar a movernos ya - mira entonces a Raven, Cudgel y Becklin y pregunta - ¿Qué opciones tenemos para evacuar? ¿Creéis que es mejor ir por mar que por tierra? Imagino que hacerlo por mar será lo más rápido, pero al mismo tiempo creo que será la manera menos sutil. Es bastante probable que hayan apostado vigías en la costa y nos vean, por lo que tendremos que contar con que ataquen las embarcaciones como mínimo con sus arqueros, quizás incluso con artilugios más ... potentes. No tengo experiencia con embarcaciones, pero me imagino que habrá que mover a los supervivientes a las embarcaciones más rápidas y aligerarlas todo lo posible. Cualquier peso extra que añadamos les dará más oportunidades de asaetearnos en lo que dure el trayecto a Kalaman.
Se para a pensar un momento y añade:
- ¿Merecería la pena bloquear la puerta de entrada a la ciudad? Algunos podríamos apilar carromatos para montar una barricada, mientras otros preparan la evacuación. Seguro que los invasores no tardan mucho tiempo en saltarse el bloqueo, pero cualquier minuto que les retrasemos irá en nuestro beneficio.
La bárbara mira entonces al resto, esperando más ideas que permiten terminar de dibujar el plan de huida.
Remington se sujetaba el mentón imberbe con la mano mientras miraba la punta de sus botas. Kalaman estaba muy lejos y, aun en caso de cruzar el Vingaard a tiempo, serían un blanco fácil desde el aire. Esos dracónidos podían volar. Recordaba sus alas coriáceas y como habían encontrado como sus huellas desaparecían abruptamente varias veces. Y eran terribles contrincantes, con todos esos poderes mágicos extraños.
—Cudgel se encargará de eso, Fritz. Hay que empezar a evacuar ya. Buena idea Saxa. Pero recordad, tienen tropas que vuelan. Si se huelen nuestro plan y llegan a nuestros botes los quemarán y quedaremos atrapados — advirtió el joven aprendiz mirando a Raven—. Que empiecen a cruzar el río cuanto antes. ¿Podemos usar el lanzapersonas para lanzar redes de pesca que anulen a alguno de sus efectivos voladores? Por si aparecen —buscó la complicidad en los ojos del kender— ¿Quizás Than pueda modificarlo y podamos llevarlo al puerto?—sugirió—. Los vecinos más fuertes pueden ayudar con eso también—miró a Saxa—, seguramente les puedas inspirar. Los demás ciudadanos, que carguen solo con lo que puedan llevar para sobrevivir hasta Kalaman y que vayan al puerto. Alcaldesa, ver allí una cara conocida les tranquilizaría. Los arqueros que nos queden podrían cubrir el éxodo—miró a Becklin y a Uri—. Si cada propietario de una embarcación llevase a sus vecinos al otro lado ahorraríamos un valioso tiempo en la organización. Tenemos que ser rápidos. El primer bote debería llevar un grupo armado para proteger a los que vayan cruzando. No debería quedar ningún bote navegable en este lado del Vingaard cuando acabemos—miró a los presentes con aplomo, con las palmas de las manos apoyadas en la mesa de reuniones.
Sir Arthur había saltado a la mesa y adoptaba un posición erguida y orgullosa, con los ojos centelleando. Entonces, el joven, algo avergonzado, se dio cuenta de con quien estaba hablando y retiró las manos detrás de la espalda.
—Es lo que yo haría —añadió entre susurros rebajando el tono épico.
Mantener a la gente ocupada ayudaría para mantener el control. Las siguientes horas iban a ser un caos.
- Lo mejor sería huir por el rio Vingaard hacia Kalaman si - concuerda Becklin con Remington y la sugerencia de Saxa.
- No os falta razón en lo de los arqueros apostados a lo largo del rio - dice Raven - Supongo que tendremos que arriesgarnos. No hay tiempo de enviar exploradores y que vuelvan con esa información, contaremos con que no piensen que vamos a evacuar la ciudad y abandonar nuestros hogares... -es evidente que Raven aún está intentando hacerse a la idea.
- Nosotros retrasaremos el avance del ejército. - dice con seguridad Cudgel - No podremos detenerlos, pero al menos sí retrasarlos lo suficiente como para que comencéis la evacuación. Es lo menos que podemos hacer después de lo de ayer. -ataja la enana cualquier réplica de Becklin o Raven.
La Caballero de Solamnia asiente con gravedad
- Yo iré contigo -afirma.
- En ese caso... quizá bloquear la puerta no sea buena opción. - apunta Darret - Efectivamente retrasaría el avance de las tropas enemigas pero también sería un impedimento para nuestra retirada cuando llegue el momento de evac... -
- Tú no vienes - ataja Becklin el hilo de pensamientos del joven muchacho - Raven te necesita para evacuar la ciudad. Y tú tampoco - se vuelve hacia Averil antes incluso de que Darret replique. La joven escudera no ha llegado a abrir la boca pero su cara refleja que Becklin ha acertado de lleno - Tu misión es otra joven Pathwarden. Antes de entrar a perder el tiempo en discusiones futiles os recuerdo a ambos que soy Caballero de la Espada y vos sois una escudera y tú un iniciado. El Código y la Medida es clara. Mi rango y órdenes deben ser respetadas. -
Los dos jóvenes cierran la boca inmediatamente a la mención del Código y la Medida de la caballería. Aunque sus rostros denotan su decepción.
- Ehem... -carraspea Raven para cortar la tensa situación - tendremos que utilizar todos y cada uno de los botes, chalupas y barcas que haya disponible. Necsitaremos ayuda para informar a la gente, no todo el mundo vendrá a la plaza, y para ir organizando los botes. -
- La idea de usar el lanzapersonas ese - dice Cudgel - parece una buena idea, pero si tienen tropas capaces de planear, quizá sea una buena idea dejarlo donde está y utilizarlo como arma defensiva en caso de que algunos intenten saltar a las murallas.
Uri asintió a todo lo dicho en la reunión y se levantó enérgicamente recogiendo su arco, dispuesta a apostarse allá donde le indicaran. Estaba entrenada para proteger a su Reino y ahora protegería a aquel pueblo, a aquella gente que se había comportado como una segunda familia con ella. Tampoco sabía hacer otra cosa, así que con órdenes claras y un buen plan la cazadora se sentía más segura.
- Mi arco y yo estamos preparados para lo que nos encomendéis. Solo indicadnos el lugar adecuado y cubriremos el éxodo lo mejor posible -
No pudo evitar mirar a Remi con cara de asombro ante su inusitada intervención. Con lo asustadizo que parecía en combate, le alegraba comprobar que la planificación se le daba bien. Era un cerebrito, estaba claro, aunque aún le faltara… un poco más de confianza en sí mismo. Le sonrió afablemente y esperó las órdenes para ponerse en marcha.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Saxa asiente enérgicamente a todo lo propuesto por Remi, gratamente sorprendida por lo práctico y directo de su discurso. Al ver que el joven mago pareció cortarse tras exponer su plan quiso apoyarle, así que le dio un golpecito en la espalda y dijo:
- Muy buenas ideas, sí señor. Así se habla, Remington.
La bárbara añade alguna pregunta más cuando el resto termina de intervenir:
- ¿Qué cifras estamos manejado aproximadamente? Me refiero no solo a personas a evacuar, si no a embarcaciones.
- Unas cuatrocientas almas viven en Vogler actualmente -responde Raven a Saxa - Respecto a cuantas personas podemos transportar en la flota de Vogler... no estoy segura, pero temo que no tantas. -
Cudgel dice.
- Volveremos con nuestro regimiento y lo moveremos al camino del norte. Quizá si ven una fuerza armada dispuesta a luchar se lo piensen dos veces. Estableceremos un pequeño puesto de mando cerca de la Puerta del Rio con mensajeros por si necesitamos comunicarnos, o vosotros con nosotros -
- Espero que ver a una Caballero de Solamnia les haga replantearse el provocar a toda la Orden. Pero... lo dudo -dice la veterana recordando que ya habían atacado a miembros de la Orden según el relato de los amigos
- Por favor, ayudadme a reunir a la gente en la plaza - pide Raven al grupo y Darret - Algunos de vosotros podríais ir al muelle y ver cuanta gente podemos transportar. Luego habrá que ayudar a la gente a organizarse y que no cunda el pánico... no se me ocurre nada más yo... espero que sea suficiente. -
Todos asienten pero Uri se da cuenta de que Becklin parece callarse algo.
Dispuesta a dirigirse a la plaza para comenzar a reclutar a los habitantes de Vogler, Uri detiene su marcha al detectar la duda en Becklin. Se dirige a ella mostrándole cercanía.
- Becklin, ¿sucede algo? Cualquier cuestión que te preocupe puedes compartirla con nosotros… es mejor disponer ahora de toda la información y valorar si podemos hacer algo al respecto - intenta transmitirle un mensaje de apoyo y comprensión.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
-Yo.. me gustaría pediros un pequeño favor. -Becklin busca en su cinturón algo. No lo encuentra. Se palpa el lugar donde debería estar lo que busca y acaba haciéndolo en toda su cintura. Luego mira hacia el lugar donde ha estado sentada y entonces, cuando Fritz pasa delante de su campo de visión para ir a hablar con Raven, que ha sacado un pesado libro donde están registradas las familias de Vogler, deja escapar un suspiro y se acerca al pequeño hombrecillo. Tras un pequeño intercambio de palabras, donde Fritz rebusca en sus saquillos y acaba dando un llavero con tres llaves a Backlin mientras le aconseja que no sea tan descuidada y que menos mal que él lo encontró para poder devolvérselo más tarde, la Caballero de Solamnia vuelve con Uri.
- Como decia, me gustaría pediros un pequeño favor. Estas son las llaves de la torre. No sólo las necesitaréis para cargar la catapulta con redes y orientarla hacia los acantilados por si Remington tiene razón, si no para atender mi petición. Esta llave es la de mi cuarto, en la tercera planta, y esta última la de un arcón que hay en la pared de la izquierda. Por favor. Coged el arcón, llevadlo con vosotros y entregarselo a Darret cuando estéis a salvo. -
Uri se da cuenta de que Becklin está pidiéndole eso porque no piensa que vaya a regresar.
Uri recogió entre sus manos las llaves que le entregaba Becklin, guardándolas en uno de sus bolsillos. Se dirigió a ella, agarrándola por los hombros y mirándola directamente a los ojos.
- ¡Ey! - afirmó dándole un pequeño apretón - ¡arriba ese ánimo! - le susurró, mientras la abrazaba cariñosamente - La esperanza es lo último que debemos perder, así que te prometo que recogeremos ese arcón y se lo entregaremos a Darret hasta que volvamos a encontrarnos. Descuida, lo mantendremos alejado de Fritz- dijo soltando una pequeña risa, para intentar animar a la Caballero. Aunque la elfa era muy consciente del peligro que corrían, sentía la necesidad de insuflar algo de optimismo a la dramática situación. Ahora, con un tono más serio, se volvió a dirigir a la mujer - Nadie sabe cómo terminará esto, pero debemos sentirnos muy orgullosos al saber que lo daremos todo por intentarlo. Ánimo y fuerza, Becklin - se separó de ella dispuesta a ponerse en marcha.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Un kender hace un servicio público que la gente alta no aprecia en absoluto. Innumerables serían las llaves, lentes, monedas, ojos de cristal, dagas, herramientas, hebillas, patas de palo, sombreros, botones, mapas, llaveros, cuentas de metal, ábacos, plumas, clavos, peniques, coronas, anillos, bolas de cera de vela, pedernales, medallas, pañuelos, fotos de la familia, monóculos, garfios, aparejos de pesca, mecanismos gnomos, etiquetas, letreritos de precio, sonajeros, fichas y dados de juego, chupetes, dentaduras postizas, trompetillas de sordos, peluquines, libros viejos, libros no tan viejos, libros mas nuevos.. que se habrían perdido para siempre de no ser porque un kender estaba en el momento preciso, en el lugar apropiado para evitar su caída en el olvido.
-Avisad a los artesanos de los gremios.. quizá puedan usar las puertas de las casas, mesas de la taberna y de las casas para contruir catamaranes con las barcas disponibles y aumentar así la superficie y poder llevar mas gente..-su pequeña cabeza trataba de maquinar.- No sería un remedio para grandes desplazamientos pero si para llegar llegar a alguna orilla lejana y continuar a pie mientras ese ejercito se centra en el pueblo..
Ya jugueteaba con las llaves de la torre que misteriosamente habían volado de manos de Becklin a las suyas cuando comprendió el mensaje que les estaba dando.. A veces sacrificarse por un bien común es fácil.. A veces dejar que otro se sacrifique por tí es lo realmente difícil. Fritz se puso triste y nada hay mas triste que ver un kender triste.
Mientras Remi se dirige hacia los muelles para intentar encontrar la mejor forma de sacar a todo el mundo del pueblo, el resto se aproxima a la campana de la plaza mayor y comienza a tocarla.
Saxa golpea tan fuerte la misma que Uri y Fritz tienen que taparse los oídos pero el pequeño kender pronto se emociona y comienza a golpear la campana al ritmo en que lo hace Saxa creando un curioso eco más pequeño con cada golpe de la bárbara.
Raven se une a ellos y pronto una pequeña multitud se reune en plaza, preocupados por el sonido de la misma.
La alcaldesa comienza a explicar la situación y los murmullos comienzan a crecer en intensidad. La gente está asustada pero también los hay que niegan con la cabeza, reacios a abandonar sus casa. La situación se puede complicar en cualquier momento.
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El dia amaneció gris. El cielo estaba cubierto por una plomiza capa gris que parecía cubrirlo todo. La que era una población alegre y animada, ahora se enfrentaba al día con aire sombrío, ultimando los preparativos para los funerales de los caídos en el traicionero ataque del día anterior. Aunque la alcaldesa había intentado que las noticias de la amenaza no se extendieran, los voglerianos, conocedores de esta amenaza, se reunían en pequeños grupos, cuchicheando y compartiendo entre ellos sus inquietudes y las últimas noticias.
En el Cangrejo de Latón una agotada Yalme ni siquiera tiene fuerzas para gritar al descuidado kender por el pequeño incendio que había provocado la noche anterior. Remi, que fue el último en bajar a la sala común precedido por Sir Arthur, observó algo sorprendido cómo un preocupado Fritz daba golpecitos en el hombro de una sollozante Yalme, con el rostro hundido entre sus manos. No era de extrañar, la situación era terrible.
Los compañeros desayunaron casi en silencio, sintiéndose mal por la gente de Vogler que nada había hecho para merecer tanto dolor, miedo e incertidumbre que había caído sobre la pequeña ciudad como las nubes que ahora cubrían el cielo.
Acompañaron en silencio a la última despedida que se brindó a los caídos. Casi una veintena de pequeñas embarcaciones fueron dejadas a la deriva en el río. Al contrario que con el funeral de Ispin, no hubo discursos, tan sólo algún sollozo y el grito desgarrado de un padre cuando empujó al río la embarcación que portaba el cuerpo de su hijo, apenas un adolescente. Uri se mantuvo cerca de sus compañeros, que permanecían más o menos juntos, incluso el incorregible Fritz estaba compungido y permanecía contrito al lado de Saxa, aunque movía uno de sus pies, golpeando el final de un cabo en el muelle. La elfa se dio cuenta de que la gente de Vogler, de manera natural, se había colocado de tal forma que su pequeño grupo parecía una familia más de las que atendían el sepelio de los seres queridos. Aún en su dolor, la gente de Vogler se comportaba como si ellos, que habían llegado apenas hacía dos días pero habían luchado y sangrado por ellos, fueran uno más de su comunidad. Algunos incluso les dieron quedamente las gracias al pasar a su lado mientras todos abandonaban el muelle.
Sin saber muy bien qué hacer, volvieron a la sala común del Cangrejo de Latón, y Saxa paseó la mirada distraida por los dos enormes cangrejos de metal que presidian la pared sobre el hogar de la sala común.
Por fortuna, Fritz parecía ensimismado entre una pequeña montaña de pergaminos y mapas que había sacado de su saquillo especial y le mostraba a Averil lo que parecía ser texto antiguos, por lo que no tuvieron que preocuparse porque el kender causara ningún problema. No faltaba mucho para el mediodia cuando Darret entró para buscarles. Becklin y la alcaldesa les necesitaban.
Cruzaron la plaza en pos de la casa consistorial y Darret les llevó hasta una sala donde, sobre una mesa de madera oscura, había despleado un pequeño mapa de la ciudad y la zona circundante. Becklin y Raven estaban allí, acompañadas por un hombre de aspecto sombrío, rostro enjuto y nariz aguileña. Llevaba la librea del regimiento de Cudgel. Una puerta lateral se arbrió y en la sala entró la mismísima Cudgel, frotándose la cara con una toalla.
- Necesitaba refresarme un poco... ah! ya estáis aqui - dice al verles entrar. - Bien bien, tenemos noticias. Y por desgracia no son buenas.
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Tantas victimas inocentes.. en un pueblo sin capacidad de defensa. Aquello entristecía al joven Kender. El resto del día fue consultas sobre historia, cosa que agradecía y antiguos enigmas pre cataclismo que tanto le fascinaban. Lo su ficiente como para que la gente a su alrededor descansara.
-No hemos podido llegar hasta su campamento.. centinelas dracónidos protegían todo acceso..- dijo interrumpiendo mientras se sujetaba en su Hoopak..- ¿qué noticias traes?
Saxa, que se siente fatal viendo a Yalme llorar acerca hasta ella y le pone una mano en el hombro, diciéndole que ayudará como buenamente pueda en la reconstrucción de la habitación que Fritz se ha cargado.
- ¿Verdad, Fritz? - dice lanzando una mirada mirada reprobatoria al kender. ¿Cómo ha podido causar tanta destrucción un ser tan pequeño? Saxa se imagina además que aquello había debido de suceder tras los golpazos de Remi, si no, no se explicaba que los dos gatos de antes no comentasen nada al respecto. Quizás habían salido corriendo tras el primer susto y ya no volvieron al lugar hasta la mañana. - No te preocupes, Yalme, de alguna manera conseguiremos evitar a ese maldito ejército y cuando eso suceda, dejaremos tu Cangrejo como si ningun kender hubiera pasado por aquí.
Sabe que en ese momento no tiene información que les permita establecer un plan para actuar respecto al Ejército de Takhisis. Pero no importa, seguro que tras hablar con Becklin, Cudgel y Raven algo se les ocurre. Ahora mismo lo único que quiere, su único objetivo durante ese desayuno, es arrancarle una sonrisa a la pobre de Yalme. Necesitan más gestos de ese tipo para enfrentar lo que se les viene encima.
Durante el funeral, permanece en silencio observando con tristeza a tantas familias voglerianas rotas por el dolor. No habrá forma de conseguir sonrisas en ese momento particular, pero la bárbara se promete a si misma que hará todo lo que esté en su mano para evitar que sufran más dolor. Algo tiene que haber que puedan hacer para evitar, o al menos minimizar, la invasión.
A toda persona que se acerca al grupo para agradecerles su actuación el día anterior, Saxa les devuelve un asentimiento de cabeza. A los más transidos por el dolor, como el padre que lloraba la muerte de su hijo adolescente, incluso les toma de la mano y les da un apretón con la otra en sus antebrazos, intentando de esta forma transmitirles un poco de fuerza y apoyo. Es poca cosa, lo sabe, pero es lo mínimo que puede hacer: acompañar ese dolor con un gesto que significa "estamos con vosotros, y haremos lo posible por ayudar".
Más tarde, reunidos en la sala con las líderes de Volger, Saxa saluda al desconocido y responde a Cudgel:
- Cuéntanos. Mejor tener toda la información, por mala que sea, antes de pensar en cómo actuar.
Se cruzó de brazos, esperando con gesto serio las malas noticias.
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- Hicisteis bien en dar la vuelta - contesta el hombre que está en la sala - os habrían descubierto y capturado, o algo peor. -
- Este es Jeyev Veldrews - le presenta Cudgel y el aludido hace una pequeña inclinación de cabeza - el mejor de mis esploradores y uno de los que se han mantenido leales. -
Cudgel comienza a pasear alrededor de la mesa mientras cuenta sus peripecias la noche anterior.
- Gracias a vuestra acción pude llegar a mi campamento. Me acerqué con precaución pero Jeyev lo tenía todo bajo control, por suerte para nosotros. -
- Varios hombres habían sido comprados por Gargois para acabar con aquellos oficiales que aún eran leales a Cudgel, pero nos pudimos sobreponer a la emboscada y les derrotamos. -
- Cuando yo llegué Jeyev partió para intentar averiguar más sobre esa.. .Ala Roja del Ejército de Takhisis -
Becklin levanta una ceja ante ese nuevo apelativo.
- Por lo que hemos podido averiguar es así como se denominan así mismos, y me temo que las fuerzas que ahora marchan sobre Vogler no son si no una pequeña parte de ese Ala Roja. Son demasiados y demasiado bien organizados como para ser una simple banda de mercenarios - confirma el explorador - además, creemos que forman parte de un ejército mucho mayor pues escuché referencias a otras "Alas", al menos la negra, la verde y la azul que yo haya escuchado. Me temo que alguien ha organizado un ejército como no se veía en Ansalon desde antes del Cataclismo. Están acampados a varias millas al nor-este de la ciudad. Son varios cientos de efectivos por lo que pude contar de las tiendas y se componen sobre todo de humanos y de esas extrañas criaturas reptilianas.No sé que son esas criaturas pero jamás había visto u oído hablar de algo así en todos mis años. Hay también algunos goblin y hobglin entre ellos pero no me pude acercar a sus tiendas. -
Según el explorador ha ido hablando el rostro de Raven se ha ido tornando más y más pálido. Cudgel dice lo que todos temen oir.
- No hay forma de evitar que marchen contra la ciudad Raven. Lo siento -
La Alcaldesa mirá a su vieja amiga cuando menciona su nombre, como si eso la hubiera hecho volver a la realidad.
- Te... tenemos que negociar con ellos. - dice nerviosa - por mucho que me duela tenemos que rendirnos. No podemos enfrentarnos a ellos. -
- Hay... otra posibilidad - dice Becklin con gesto sombrío. - Evacuar la ciudad. -
Raven casi se cae de su silla.
- Mis tropas pueden interceptarlos y daros el tiempo necesario para evacuar la ciudad por el río. Quizá consigamos darles tan fuerte que se planteen seguir por este camino.- dice Cudgel.
- Pero los preparativos deberían empezar inmediatamente - dice Darret, más como una súplica que como algo evidente.
Raven niega con la cabeza.
- No no... no podemos hacer eso... seguro que si nos rendimos respetan el pueblo... la gente estará segura ¿No? - mira expectante a todos los miembros reunidos en aquel improvisado consejo. Cudgel niega levemente con la cabeza, Becklin aprieta los labios, no puede decidir por la autoridad civil que es Raven.
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Uri permaneció en silencio gran parte de la mañana, acompañando con el rostro compungido el luto del pueblo, apretando manos y abrazando afectuosamente a todo aquel que lo necesitara en aquellos aciagos momentos, intentando digerir y asimilar lo que sucedía a su alrededor.
Cuando finalmente se reunieron, escuchó con atención las palabras de Jeyev y se terminó de convencer de que la decisión de no seguir avanzando en su incursión había sido la mejor opción. La duda de haber podido arriesgarse más y no haberlo hecho reconcomía silenciosamente la conciencia de la exploradora, y aquellas noticias eliminaban definitivamente la culpabilidad que podía sentir.
Uri no quiso dar su opinión, no al menos en una decisión tan importante como la que se les presentaba en ese momento, que implicaba la supervivencia de un pueblo. Solo podía asentir con la cabeza y dar todo de su parte por llevar a cabo con éxito aquello que le encomendara.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Aquello era aterrador, las palabras de Cudgel le habían caído encima como una losa. Remi miraba a unos y a otros mientras ponían sobre la mesa las distintas opciones de que disponían. Ninguna era buena, pero tenía la intuición que quedarse era la peor de todas. Había visto la crueldad en los ojos de los monstruos dracónidos y los soldados de Takhisis. No habían dudado en asesinar a aquellos soldados de Solamnia, sin cuartel. Y la treta de Gargois había segado vidas de aldeanos y guerreros por igual, sin importar edad o condición. Habían fletado demasiados botes fúnebres al Vingaard hacia demasiado poco como para obviarlo. No, la mente detrás de aquellos actos no tendría piedad de nadie.
—Con su permiso —añadió tímidamente—. Quien quiera que esté detrás de esto no conoce la piedad. Saquearán la ciudad, matarán a los que no les sirvan y esclavizarán al resto. Querrán dar ejemplo con nosotros. Según el Ordo Militaris de Ord Mantell de Palanthas, cuando el enemigo es tan superior, rendir la plaza, dejar algunas trampas y quemar cualquier tipo de provisiones que no podamos llevar es lo más apropiado, como en el asedio de Cornaille —no pudo evitar sonar algo repelente—. Política de tierra quemada. ¿Hay algún sitio al que podamos acudir? ¿Algún aliado?
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Si Raven no llega a estar sentada, se habría caído al suelo ante las palabras de Remington. Cugel apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos, tratando de contener la rabia. Darret estaba pálido, pero mantenía la espalda recta y aguanataba el tipo. Becklin miraba con tristeza a Raven.
- Raven... - dijo finalmente la veterana Caballero de Solamnia con suavidad - Me temo que el chico tiene razón. No se trata de un acto aislado, y sé que lo que proponemos es espantoso. Pero la perspectiva.. -
Raven hace un gesto para detenerla y, por un momento, se tapa la cara con una mano. Deja escapar un profundo suspiro, casi un sollozo y levanta la vista, quitándose las lágrimas de los ojos.
- Tenéis razón - traga saliva mientras termina de hacerse a la idea - No es fácil admitirlo pero tenéis razón. No voy a permitir que eso ocurra ni que el miedo me paralize. - Uri se da cuenta que según va hablando su voz gana en firmeza y su cuerpo adquiere una postura eerguida y sus ojos comienzan a recobrar el brillo. Parece que, una vez tomada la decisión la fuerza de volunad de la alcaldesa se fortalece.
- Kalaman - dice respondiendo a la pregunta que se había quedado sin contestar del joven hechicero. - Huiremos a Kalaman... -
- Necesitaré vuestra ayuda - dice Raven incluyendo a todos - Hay que reunir a la gente en la plaza del pueblo para que podamos explicar la situación. Ayer mostrásteis valor más allá de lo esperado, os ruego nos prestéis un poco de ese valor para afrontar las próximas horas. Sin duda la gente tendrá miedo pero no podemos permitirnos que cunda el pánico. Veros traerá calma y esperanza a los corazones de la gente. Ayudadles en todo lo que podáis por favor... -
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Saxa asiente cuando les presentan a Jeyev y comenta:
- Me alegra comprobar que los fieles pudisteis sobreponeros y mantener a raya a los traidores. Una buena noticia más que bienvenida con todo lo que está pasando - dice, asintiendo tanto a Jeyev como a Cudgel.
No añade mucho mas, sabiendo que tras eso llega la parte más aciaga de las noticias. Cuando Becklin y Cudgel presentan las opciones ante Raven, permanece callada unos instantes y justo cuando va a expresar lo que piensa con palabras Remi se le adelanta. La bárbara está completamente de acuerdo con el mago y así lo hace saber al grupo. Con todo lo que ha sucedido, con todo lo que han visto, basarse en la más que improbable magnanimidad del ejército invasor para que no hagan daño a los habitantes de Vogler era un riesgo que no debían correr en absoluto. Por fortuna, no hace falta insistir mucho más a Raven, que acaba aceptando con entereza la decisión. Cuando la alcaldesa les pide ayuda, Saxa responde:
- Contad con nosotros, por supuesto. No vamos a dejar de lado a quienes nos han acogido como si fueramos vecinos de toda la vida. Ayudaremos a la organización de la evacuación y a defender a los habitantes de este pueblo de cualquier peligro que pueda surgir en nuestra ruta hacia Kalaman.
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Tener de vuelta a Cudgel era toda una alegría, y mas sabiendo que aún tenñia fieles entre las filas de su tropa. Ese muchacho parecía de fíar, pero un buen kender sabe que no todo es lo que parece y por tanto se acercó a verificarlo.. Sin embargo el poco colaborativo humano abrazó sus pertenencias justo cuando Fritz se acercaba silencioso -Uno no baja la guardia con sus posesiones si hay un Kender cerca- dijo Jeyev con algo de mal humor. Fritz estaba un poco sorprendido por aquellos comentarios, cuando en la sociedad kender es lo mas común conocer a los demás por los objetos que porta. Pero si Cudgel confiaba en él Fritz también lo haría y no le tendría en cuenta el feo de sus palabras. A veces los humanos son un poco mal educados.
Las palabras sabias de Remi eran duras y directas, como las diría un kender. Compartía con el mago la idea de que evacuar era la medida mas inteligente. Aquellas bestias no venían a una ciudad pequeña solo para sumarla a su causa. No dejarían piedra sobre piedra y todos aquellos incapaces para sostener un arma se convertirían en estorbos. Debían pensar en los mas vulnerables y ayudarles a escapar. SIn duda era una pena que la gnoma no tuviera suficientes artilugios como para catapultar a toda la población de Vogler lejos de la garra del Ala Roja del ejercito de Takhisis.
-Saxa, Cudgel, vosotras que tenéis mas experiencia en batalla.. ¿cuánto tardará ese ejercito en echar de menos a sus arqueros? Seguro que ya saben que acabamos con ellos y habrán levantado campamento.. -su pequeña cabeza pelirroja como las llamas trabajaba a gran velocidad.- Nos dará tiempo a evacuar.. o.. Quizá necesitemos crear alguna distracción o caos que los pueda retrasar..
- Seguramente se hayan dado cuenta hace horas - dice Saxa, respondiendo a la pregunta del kender - Está claro que no podemos perder más tiempo, tenemos que empezar a movernos ya - mira entonces a Raven, Cudgel y Becklin y pregunta - ¿Qué opciones tenemos para evacuar? ¿Creéis que es mejor ir por mar que por tierra? Imagino que hacerlo por mar será lo más rápido, pero al mismo tiempo creo que será la manera menos sutil. Es bastante probable que hayan apostado vigías en la costa y nos vean, por lo que tendremos que contar con que ataquen las embarcaciones como mínimo con sus arqueros, quizás incluso con artilugios más ... potentes. No tengo experiencia con embarcaciones, pero me imagino que habrá que mover a los supervivientes a las embarcaciones más rápidas y aligerarlas todo lo posible. Cualquier peso extra que añadamos les dará más oportunidades de asaetearnos en lo que dure el trayecto a Kalaman.
Se para a pensar un momento y añade:
- ¿Merecería la pena bloquear la puerta de entrada a la ciudad? Algunos podríamos apilar carromatos para montar una barricada, mientras otros preparan la evacuación. Seguro que los invasores no tardan mucho tiempo en saltarse el bloqueo, pero cualquier minuto que les retrasemos irá en nuestro beneficio.
La bárbara mira entonces al resto, esperando más ideas que permiten terminar de dibujar el plan de huida.
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Remington se sujetaba el mentón imberbe con la mano mientras miraba la punta de sus botas. Kalaman estaba muy lejos y, aun en caso de cruzar el Vingaard a tiempo, serían un blanco fácil desde el aire. Esos dracónidos podían volar. Recordaba sus alas coriáceas y como habían encontrado como sus huellas desaparecían abruptamente varias veces. Y eran terribles contrincantes, con todos esos poderes mágicos extraños.
—Cudgel se encargará de eso, Fritz. Hay que empezar a evacuar ya. Buena idea Saxa. Pero recordad, tienen tropas que vuelan. Si se huelen nuestro plan y llegan a nuestros botes los quemarán y quedaremos atrapados — advirtió el joven aprendiz mirando a Raven—. Que empiecen a cruzar el río cuanto antes. ¿Podemos usar el lanzapersonas para lanzar redes de pesca que anulen a alguno de sus efectivos voladores? Por si aparecen —buscó la complicidad en los ojos del kender— ¿Quizás Than pueda modificarlo y podamos llevarlo al puerto? —sugirió—. Los vecinos más fuertes pueden ayudar con eso también —miró a Saxa—, seguramente les puedas inspirar. Los demás ciudadanos, que carguen solo con lo que puedan llevar para sobrevivir hasta Kalaman y que vayan al puerto. Alcaldesa, ver allí una cara conocida les tranquilizaría. Los arqueros que nos queden podrían cubrir el éxodo —miró a Becklin y a Uri—. Si cada propietario de una embarcación llevase a sus vecinos al otro lado ahorraríamos un valioso tiempo en la organización. Tenemos que ser rápidos. El primer bote debería llevar un grupo armado para proteger a los que vayan cruzando. No debería quedar ningún bote navegable en este lado del Vingaard cuando acabemos —miró a los presentes con aplomo, con las palmas de las manos apoyadas en la mesa de reuniones.
Sir Arthur había saltado a la mesa y adoptaba un posición erguida y orgullosa, con los ojos centelleando. Entonces, el joven, algo avergonzado, se dio cuenta de con quien estaba hablando y retiró las manos detrás de la espalda.
—Es lo que yo haría —añadió entre susurros rebajando el tono épico.
Mantener a la gente ocupada ayudaría para mantener el control. Las siguientes horas iban a ser un caos.
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- Lo mejor sería huir por el rio Vingaard hacia Kalaman si - concuerda Becklin con Remington y la sugerencia de Saxa.
- No os falta razón en lo de los arqueros apostados a lo largo del rio - dice Raven - Supongo que tendremos que arriesgarnos. No hay tiempo de enviar exploradores y que vuelvan con esa información, contaremos con que no piensen que vamos a evacuar la ciudad y abandonar nuestros hogares... - es evidente que Raven aún está intentando hacerse a la idea.
- Nosotros retrasaremos el avance del ejército. - dice con seguridad Cudgel - No podremos detenerlos, pero al menos sí retrasarlos lo suficiente como para que comencéis la evacuación. Es lo menos que podemos hacer después de lo de ayer. - ataja la enana cualquier réplica de Becklin o Raven.
La Caballero de Solamnia asiente con gravedad
- Yo iré contigo - afirma.
- En ese caso... quizá bloquear la puerta no sea buena opción. - apunta Darret - Efectivamente retrasaría el avance de las tropas enemigas pero también sería un impedimento para nuestra retirada cuando llegue el momento de evac... -
- Tú no vienes - ataja Becklin el hilo de pensamientos del joven muchacho - Raven te necesita para evacuar la ciudad. Y tú tampoco - se vuelve hacia Averil antes incluso de que Darret replique. La joven escudera no ha llegado a abrir la boca pero su cara refleja que Becklin ha acertado de lleno - Tu misión es otra joven Pathwarden. Antes de entrar a perder el tiempo en discusiones futiles os recuerdo a ambos que soy Caballero de la Espada y vos sois una escudera y tú un iniciado. El Código y la Medida es clara. Mi rango y órdenes deben ser respetadas. -
Los dos jóvenes cierran la boca inmediatamente a la mención del Código y la Medida de la caballería. Aunque sus rostros denotan su decepción.
- Ehem... - carraspea Raven para cortar la tensa situación - tendremos que utilizar todos y cada uno de los botes, chalupas y barcas que haya disponible. Necsitaremos ayuda para informar a la gente, no todo el mundo vendrá a la plaza, y para ir organizando los botes. -
- La idea de usar el lanzapersonas ese - dice Cudgel - parece una buena idea, pero si tienen tropas capaces de planear, quizá sea una buena idea dejarlo donde está y utilizarlo como arma defensiva en caso de que algunos intenten saltar a las murallas.
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Uri asintió a todo lo dicho en la reunión y se levantó enérgicamente recogiendo su arco, dispuesta a apostarse allá donde le indicaran. Estaba entrenada para proteger a su Reino y ahora protegería a aquel pueblo, a aquella gente que se había comportado como una segunda familia con ella. Tampoco sabía hacer otra cosa, así que con órdenes claras y un buen plan la cazadora se sentía más segura.
- Mi arco y yo estamos preparados para lo que nos encomendéis. Solo indicadnos el lugar adecuado y cubriremos el éxodo lo mejor posible -
No pudo evitar mirar a Remi con cara de asombro ante su inusitada intervención. Con lo asustadizo que parecía en combate, le alegraba comprobar que la planificación se le daba bien. Era un cerebrito, estaba claro, aunque aún le faltara… un poco más de confianza en sí mismo. Le sonrió afablemente y esperó las órdenes para ponerse en marcha.
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Saxa asiente enérgicamente a todo lo propuesto por Remi, gratamente sorprendida por lo práctico y directo de su discurso. Al ver que el joven mago pareció cortarse tras exponer su plan quiso apoyarle, así que le dio un golpecito en la espalda y dijo:
- Muy buenas ideas, sí señor. Así se habla, Remington.
La bárbara añade alguna pregunta más cuando el resto termina de intervenir:
- ¿Qué cifras estamos manejado aproximadamente? Me refiero no solo a personas a evacuar, si no a embarcaciones.
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- Unas cuatrocientas almas viven en Vogler actualmente - responde Raven a Saxa - Respecto a cuantas personas podemos transportar en la flota de Vogler... no estoy segura, pero temo que no tantas. -
Cudgel dice.
- Volveremos con nuestro regimiento y lo moveremos al camino del norte. Quizá si ven una fuerza armada dispuesta a luchar se lo piensen dos veces. Estableceremos un pequeño puesto de mando cerca de la Puerta del Rio con mensajeros por si necesitamos comunicarnos, o vosotros con nosotros -
- Espero que ver a una Caballero de Solamnia les haga replantearse el provocar a toda la Orden. Pero... lo dudo - dice la veterana recordando que ya habían atacado a miembros de la Orden según el relato de los amigos
- Por favor, ayudadme a reunir a la gente en la plaza - pide Raven al grupo y Darret - Algunos de vosotros podríais ir al muelle y ver cuanta gente podemos transportar. Luego habrá que ayudar a la gente a organizarse y que no cunda el pánico... no se me ocurre nada más yo... espero que sea suficiente. -
Todos asienten pero Uri se da cuenta de que Becklin parece callarse algo.
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Dispuesta a dirigirse a la plaza para comenzar a reclutar a los habitantes de Vogler, Uri detiene su marcha al detectar la duda en Becklin. Se dirige a ella mostrándole cercanía.
- Becklin, ¿sucede algo? Cualquier cuestión que te preocupe puedes compartirla con nosotros… es mejor disponer ahora de toda la información y valorar si podemos hacer algo al respecto - intenta transmitirle un mensaje de apoyo y comprensión.
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Becklin asiente y se lleva a Uri un poco aparte.
-Yo.. me gustaría pediros un pequeño favor. - Becklin busca en su cinturón algo. No lo encuentra. Se palpa el lugar donde debería estar lo que busca y acaba haciéndolo en toda su cintura. Luego mira hacia el lugar donde ha estado sentada y entonces, cuando Fritz pasa delante de su campo de visión para ir a hablar con Raven, que ha sacado un pesado libro donde están registradas las familias de Vogler, deja escapar un suspiro y se acerca al pequeño hombrecillo.
Tras un pequeño intercambio de palabras, donde Fritz rebusca en sus saquillos y acaba dando un llavero con tres llaves a Backlin mientras le aconseja que no sea tan descuidada y que menos mal que él lo encontró para poder devolvérselo más tarde, la Caballero de Solamnia vuelve con Uri.
- Como decia, me gustaría pediros un pequeño favor. Estas son las llaves de la torre. No sólo las necesitaréis para cargar la catapulta con redes y orientarla hacia los acantilados por si Remington tiene razón, si no para atender mi petición. Esta llave es la de mi cuarto, en la tercera planta, y esta última la de un arcón que hay en la pared de la izquierda. Por favor. Coged el arcón, llevadlo con vosotros y entregarselo a Darret cuando estéis a salvo. -
Uri se da cuenta de que Becklin está pidiéndole eso porque no piensa que vaya a regresar.
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Uri recogió entre sus manos las llaves que le entregaba Becklin, guardándolas en uno de sus bolsillos. Se dirigió a ella, agarrándola por los hombros y mirándola directamente a los ojos.
- ¡Ey! - afirmó dándole un pequeño apretón - ¡arriba ese ánimo! - le susurró, mientras la abrazaba cariñosamente - La esperanza es lo último que debemos perder, así que te prometo que recogeremos ese arcón y se lo entregaremos a Darret hasta que volvamos a encontrarnos. Descuida, lo mantendremos alejado de Fritz - dijo soltando una pequeña risa, para intentar animar a la Caballero. Aunque la elfa era muy consciente del peligro que corrían, sentía la necesidad de insuflar algo de optimismo a la dramática situación. Ahora, con un tono más serio, se volvió a dirigir a la mujer - Nadie sabe cómo terminará esto, pero debemos sentirnos muy orgullosos al saber que lo daremos todo por intentarlo. Ánimo y fuerza, Becklin - se separó de ella dispuesta a ponerse en marcha.
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Un kender hace un servicio público que la gente alta no aprecia en absoluto. Innumerables serían las llaves, lentes, monedas, ojos de cristal, dagas, herramientas, hebillas, patas de palo, sombreros, botones, mapas, llaveros, cuentas de metal, ábacos, plumas, clavos, peniques, coronas, anillos, bolas de cera de vela, pedernales, medallas, pañuelos, fotos de la familia, monóculos, garfios, aparejos de pesca, mecanismos gnomos, etiquetas, letreritos de precio, sonajeros, fichas y dados de juego, chupetes, dentaduras postizas, trompetillas de sordos, peluquines, libros viejos, libros no tan viejos, libros mas nuevos.. que se habrían perdido para siempre de no ser porque un kender estaba en el momento preciso, en el lugar apropiado para evitar su caída en el olvido.
-Avisad a los artesanos de los gremios.. quizá puedan usar las puertas de las casas, mesas de la taberna y de las casas para contruir catamaranes con las barcas disponibles y aumentar así la superficie y poder llevar mas gente..-su pequeña cabeza trataba de maquinar.- No sería un remedio para grandes desplazamientos pero si para llegar llegar a alguna orilla lejana y continuar a pie mientras ese ejercito se centra en el pueblo..
Ya jugueteaba con las llaves de la torre que misteriosamente habían volado de manos de Becklin a las suyas cuando comprendió el mensaje que les estaba dando.. A veces sacrificarse por un bien común es fácil.. A veces dejar que otro se sacrifique por tí es lo realmente difícil. Fritz se puso triste y nada hay mas triste que ver un kender triste.
Mientras Remi se dirige hacia los muelles para intentar encontrar la mejor forma de sacar a todo el mundo del pueblo, el resto se aproxima a la campana de la plaza mayor y comienza a tocarla.
Saxa golpea tan fuerte la misma que Uri y Fritz tienen que taparse los oídos pero el pequeño kender pronto se emociona y comienza a golpear la campana al ritmo en que lo hace Saxa creando un curioso eco más pequeño con cada golpe de la bárbara.
Raven se une a ellos y pronto una pequeña multitud se reune en plaza, preocupados por el sonido de la misma.
La alcaldesa comienza a explicar la situación y los murmullos comienzan a crecer en intensidad. La gente está asustada pero también los hay que niegan con la cabeza, reacios a abandonar sus casa. La situación se puede complicar en cualquier momento.
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